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1 Competencias. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 182
2 Recursos digitales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 182
3 Programación de aula y orientaciones didácticas . . . . 184
4 Evaluación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 189
5 Solucionario
Solucionario del libro del alumno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 191
Solucionario de la evaluación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 192
Solucionario de los recursos digitales . . . . . . . . . . . . . . . 193
1 Competencias
Conciencia y Conocer cómo la religión cristiana está abierta a la verdad y ha promovido el interés del hombre por la verdad a través de
expresiones culturales los diferentes derroteros de la historia.
Competencia
matemática y Advertir el sentido de la investigación científica como esfuerzo por conocer la verdad, que debe hacerse compatible con
competencias básicas una ética al servicio de la dignidad de la persona.
en ciencia y tecnología
Comunicación
Desarrollar el aprendizaje crítico y reflexivo de contenidos a través de la herramienta de comentario de textos.
lingüística
2 Recursos digitales
Libro
del
alumno
Galileo 132
Descripción: discurso de Juan Pablo II a la Pontificia Academia de las Ciencias con motivo de la conmemoración
del nacimiento de Albert Einstein.
Finalidad: profundizar en las causas y consecuencias del proceso contra Galileo del tribunal de la Inquisición.
© Libreria Editrice Vaticana, 2005
182
Libro
del
alumno
183
184
(*) Evaluación / Banco de actividades: Comentarios de texto (T). Casos y dilemas (C). Noticias periodísticas (N).
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Orientaciones didácticas
Finalidad de la unidad
Temporalización
La primera sesión se centrará en los dos primeros epígrafes de la unidad: el primero, la relación entre la religión y
la ciencia, afirmando dos notas: la diferencia y la compatibilidad; el segundo, nos muestra el origen de la cien-
cia como saber admirativo y, por tanto, incluido en el mismo anhelo de saber que abarca a todo el ser humano
(págs. 126-129).
La segunda sesión, la más amplia, debe recorrer el epígrafe tercero de la unidad: las relaciones entre ciencia y
cristianismo en cuatro momentos: la aparición de la teología cristiana en la Antigüedad; la recuperación del
saber en la Edad Media gracias al esfuerzo de la Iglesia; los conflictos con algunos autores de la naciente
ciencia moderna; y los intentos de equilibrio y diálogo en la Edad Contemporánea. Es importante la lectura,
reflexión y comentario del último epígrafe de la unidad, donde se ponen ejemplos de grandes científicos que han
sido creyentes (págs. 130-134).
La tercera sesión profundiza sobre el vínculo indisoluble entre ciencia y ética. Los alumnos han de entender
que la ciencia, producto de la creatividad humana, se limita a sí misma si pretende convertirse en un saber autó-
nomo (págs. 135-138).
Propuesta de desarrollo
Sesión 1
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Sesión 2
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las personas implicadas y los intereses políticos e ideológicos espurios) y los límites que imponen el contexto y
la mentalidad de la época. Cabe destacar, en definitiva, que tampoco en este caso se trató, como se expone en
el texto del epígrafe, de una auténtica contraposición entre el conocimiento que proviene de la fe y el de la razón.
Con el epígrafe 3.4. Edad Contemporánea se termina este análisis de las relaciones históricas entre ciencia y
fe, insistiendo en varios aspectos:
La fe nos estimula a comprender la grandeza de Dios en sus obras, a trabajar para los demás y a confiar en
las posibilidades del conocimiento humano.
Son pocos los científicos que han sido ateos: en los años noventa del siglo XX, la revista Physics World pre-
guntó a los 250 físicos más prestigiosos quiénes consideraban las figuras más importantes de la historia de la
ciencia. De los diez que obtuvieron más votos, solo uno era ateo (Paul Dirac); Ernest Rutherford era indiferente
aunque no contrario a la religión, y los ocho restantes (Einstein, Newton, Maxwell, Bohr, Heisemberg, Galileo,
Feynman y Schrödinger) habían manifestado su aceptación, en grados diferentes, de la creencia en Dios.
La fe cristiana cumple con su deber de recordar el límite de la ciencia y con la defensa incondicional de la
dignidad humana para evitar la utilización del ser humano como un medio.
Puede destacarse el hecho de cómo la Iglesia católica ha mantenido una relación de diálogo con la ciencia en
nuestro tiempo: por un lado, pese a su novedad y a sus posibles interpretaciones, la Iglesia nunca condenó la
doctrina de Darwin, sino que intentó —a través de los estudiosos creyentes— mostrar su compatibilidad con la fe.
Se termina esta sesión planteando los tres dilemas actuales de la relación ciencia-fe: el lugar del hombre en el
universo y entre los vivientes; el origen del universo, su desarrollo y su final; así como el mantenimiento de la
libertad en el entorno de las tesis deterministas. Esto no supone un enfrentamiento entre fe y ciencia, sino la de-
terminación de los límites de cada una y el uso de una filosofía realmente adecuada con la realidad.
Sesión 3
Página 137
5. ¿Científicos y creyentes?
Para acabar esta unidad, es interesante leer y reflexionar sobre la vida y la obra de los cuatro científicos mencio-
nados en este último epígrafe.
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Página 138
Un hombre de ciencia, un hombre de Dios
El testimonio de la vida de Takashi Nagai, médico japonés, superviviente de la bomba atómica de Nagasaki, con-
verso desde 1934, quien investiga —movido por su vocación profesional y cristiana— en el campo de la radia-
ción. Se convertirá en un gran especialista, pero morirá de leucemia en 1951, debido a la exposición a los rayos X.
Su vida se cuenta en un libro muy recomendable: Réquiem por Nagasaki, de Paul Glynn (Editorial Palabra, 2011).
Página 139
La síntesis y el vocabulario facilitarán que los alumnos consoliden los contenidos estudiados en la unidad.
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4 Evaluación
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12. ¿Qué cristiano creó las primeras vacunas? b) Una visión pesimista del ser humano y del
a) Maria Agnesi. mundo.
b) Louis Pasteur. c) La confrontación entre la tradición y el pro-
greso.
c) Gregor Mendel.
d) Un saber mitológico sobre el origen del hom-
d) Georges Lemaître.
bre y del mundo.
13. ¿Quiénes de los siguientes santos hicieron flore-
17. ¿Quién funda la teología occidental?
cer la teología en el Medievo?
a) San Justino.
a) San Alberto Magno y san Buenaventura.
b) San Agustín.
b) San Juan Bosco y el Cura de Ars.
c) San Anselmo.
c) San Justino y san Dionisio.
d) Averroes.
d) Santo Toribio de Mogrovejo.
18. Pertenecían a la Escuela de Alejandría:
14. ¿Cuál es la gran contribución del Imperio roma-
no a la cultura? a) Clemente y Justino.
a) El derecho germánico. b) Atanasio y Basilio.
b) La filosofía. c) Clemente y Orígenes.
c) La ciencia. d) Agustín y Alejandro.
d) Ninguna de las opciones anteriores.
19. El sabio en Grecia es:
15. ¿Qué impide la apertura a la razón? a) El hombre esforzado.
a) La defensa de la verdadera fe. b) El hombre prudente.
b) El avance en un saber verdaderamente hu- c) El hombre delicado.
mano. d) El hombre reflexivo.
c) La transformación de la religión en supersti-
ción o fanatismo. 20. Ciencia y religión deben tener:
d) La complementariedad del saber científico y a) Campos opuestos de acción.
el saber religioso.
b) Una natural oposición.
16. ¿Qué introduce el cristianismo en la historia? c) Campos de encuentro y diálogo.
a) Una visión optimista del ser humano y del d) Ninguna de las opciones anteriores es co-
mundo. rrecta.
Editorial Casals, S. A. • Material fotocopiable
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5 Solucionario
PREGUNTAS-GUÍA
1. Si se tratase de una verdad del ámbito científico, sí; pero el método científico se limita a aquello que puede
ser observado empíricamente y cuantificado. Todo lo que excede a esos dos caracteres (y una parte de
la realidad lo hace), puede ser verdad, incluso una verdad esencial y no demostrable científicamente.
2. La ciencia no puede dar respuesta al sentido porque —justamente— el sentido de la existencia, algo
crucial para la vida humana, no es un objeto de estudio propio de la ciencia: no es algo directamente ob-
servable por los sentidos y desde luego no es cuantificable.
3. Deben ir de la mano. No se contradicen si la ciencia ocupa su lugar y la fe el suyo. La ciencia no tiene
capacidad operativa en el ámbito de las grandes cuestiones. Cuando lo hace, deja de ser ciencia y se
convierte en una mala filosofía.
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Página 128 1. Puede ser mal visto por los dos extremos. Por un lado, por parte de una religiosidad mal
entendida que creyese que la investigación científica (y más la de los astros) es algo vano
e inútil y aleja al hombre de lo trascendente. Kepler es protestante y entre el protestantismo
se difundió una mentalidad antirracionalista. Por otro lado, desde un ámbito racionalista
—que niega todo lo que razón humana no puede comprender o lo que no puede observar-
se— se ha llegado a defender la inutilidad de la fe. Sin embargo, esta postura no es propia
de los grandes científicos de esa época (Kepler, Galileo, Copérnico, Descartes, Newton,
son personas que creen en Dios).
2. La ciencia, además de para sus cometidos propios, sirve al científico —en cuanto hombre,
no en cuanto científico— para admirarse de la perfección de la naturaleza y preguntarse
por su Creador. El mundo de la ciencia del siglo XVII considera el universo como una prueba
manifiesta del poder y la perfección divinos. Como dice Kepler, los cielos «loan a Dios por
cuanto inspiran a los hombres pensamientos en su alabanza».
Página 129 1. Los mitos muestran una primera respuesta al anhelo de verdad de todo ser humano y de
su capacidad de alcanzarla, aunque muchas veces de manera fragmentaria («reflejan un
astillado fragmento de la luz verdadera»). Son esfuerzos humanos por dar razón —aunque
sea a tientas— a las preguntas últimas. Por eso, aunque contengan errores, apuntan a la
verdad. Fomentan el interés de saber más. Un mundo sin mitos es un mundo sin misterios.
2. De un modo u otro recogen aspectos de la verdad de Dios que, o bien han perdido buena
parte de su veracidad al separarse de otros, o bien se han absolutizado, con lo que dejan
de ser plenamente verdaderos. Contienen, sin embargo, fragmentos de la verdad.
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Página 131 1. No tiene nada que temer de su verdad (porque procede de Dios) y no tiene nada que te-
mer de su mentira (porque es falsa y se descubre más tarde o temprano). Para alcanzar
la verdadera sabiduría debe proveerse de todas las armas posibles para conocer mejor la
verdad que se le propone.
2. Estando bien instruido se puede aprovechar de los auxilios de la razón («de los griegos»,
como dice Clemente). Su cultivo, fruto de la capacidad humana de abrirse a la verdad,
facilitará el acceso a la verdad más plena.
Página 134 1. La del que cree que no necesita a Dios para comprender el mundo. No se trata de que Dios
sea necesario para hacer ciencia. La ciencia tiene una capacidad autónoma en su propio
nivel (el de lo creado, empírico y cuantitativo). Fuera de ese nivel, si el científico quiere se-
guir actuando como tal, actúa falazmente. En ese momento, debe abrirse a la filosofía y a la
teología para responder esas preguntas.
2. En que ya no actúa como ciencia. Ha abandonado el ámbito de capacidad del método
científico, pero sigue creyendo que puede usarlo en realidades que no son su objeto de
estudio. Las ciencias objetivas (física y matemática), que operan en el ámbito de la expe-
riencia, no pueden ir más allá de la experiencia.
Página 136 1. Aunque en apariencia el doctor Frankenstein se mueve por ese deseo puro de traer más
luz al mundo, esconde otro inconfesable, su voluntad de dominación: «una especie me
bendecirá como su creador». Quiere ocupar el lugar de Dios, quiere ser señor absoluto de
un conjunto de siervos que le bendecirán y le obedecerán.
2. Porque sin ese sentimiento y sentido del todo, pierde su dimensión real: un saber válido y
valioso, pero limitado a unas dimensiones concretas y que solo tiene operatividad en ellas;
un saber que muchas veces es más de los medios que de los fines; un saber que apoyado
en la ética se convierte en un saber humano y humanizador.
Solucionario de la evaluación
1. b). 2. a). 3. d). 4. a). 5. b). 6. c). 7. d). 8. b). 9. a). 10. d). 11. b). 12. b). 13. a). 14. d). 15. c). 16. a). 17. b).
18. c). 19. b). 20. c).
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