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Nombre del alumno: Rogelio Alberto Hernandez Barrera

Nombre del maestro: Uribe Nares Irving César


Ensayo de la caida de la casa usher

En “La caída de la casa Usher”, uno de los relatos mejor valorados de Edgar Allan
Poe, vuelve a repetirse un tema ya presente en varios de los cuentos analizados de
nuestra selección: el doble. Ahora bien, este no es un tema específico de Poe sino que
constituye uno de los más recurrentes en la tradición del género fantástico y tiene su
origen, además, en los antiguos relatos populares y maravillosos europeos, al igual
que en muchas leyendas medievales del viejo continente.
En primera instancia, la estructura del doble se presenta con los mellizos, entre los
que “siempre habían existido simpatías de naturaleza apenas comprensible” (374). Sin
embargo, no por eso la equivalencia entre ellos es solo psicológica y espiritual. De
hecho, es tal la semejanza de sus semblantes que el narrador se impresiona cuando
observa por primera vez a la hermana de su amigo en el momento en que dejan su
cadáver en la bóveda familiar.
Por otro lado, "Usher" es tanto el nombre de la casa como el apellido de la familia, y
los habitantes del pueblo usan el término para referirse a ambas cosas. La mansión,
por su parte, se encuentra dividida al medio por una grieta, y un lago frente a ella la
refleja como un espejo, duplicándola. En el final del cuento, por último, los
acontecimientos pueden interpretarse como una duplicación de la historia que el
narrador le está leyendo a Usher.
Ahora bien, la centralidad del tema del doble en este relato se vincula también con el
tópico de la locura, ya que tanto Lady Madeline como Roderick sufren varios
problemas nerviosos (de hecho, esto presenta otro de sus puntos en común). La
importancia de los desórdenes psicológicos de los hermanos Usher es tal que el
narrador termina por referirse a ellos a partir de sus patologías: a ella la llama “la
cataléptica” y a él, “el hiponcondríaco” (373). Además, Roderick es un personaje
histérico e inestable, a quien la agudeza exagerada de sus sentidos lo lleva a
espantarse de solo pensar que, en el futuro, puede llegar a oír ciertos sonidos u oler
ciertas flores aromáticas.
Frente a este escenario, el relato en primera persona del narrador es nuestra única
entrada a los hechos desde una perspectiva, al menos en principio, fiable. Sin
embargo -y en línea con la inclinación de Poe a utilizar narradores no fiables- poco nos
dura esta certeza, ya que la influencia de la casa y sus inestables anfitriones parece
enloquecer al narrador al final del relato: “No resulta sorprendente que su estado me
aterrorizara y me infectara. Yo sentía que me iba invadiendo, de un modo lento pero
indudable, la alocada influencia de sus propias supersticiones” (375).
En este sentido, vale la pena mencionar la significativa caracterización que tiene la
casa en este cuento. La mansión de los Usher, cuya podredumbre y abandono
funciona como una alegoría de la propia degradación de la mente humana, comienza
a dar indicios de ser una mala influencia desde el momento en que el narrador llega de
visita: “No sé cómo fue, pero con la primera visión fugaz del edificio, una sensación de
insufrible abatimiento se apoderó de mi espíritu” (356). De este modo, es tal el
paralelismo entre la antigua mansión -muchas veces personificada: “Las ventanas
como ojos vacíos” (357)- y la descendencia de los Usher -enfermos y degenerados por
la locura-, que el narrador especula “sobre la posible influencia que la primera, a lo
largo de los siglos, podría haber ejercido sobre la segunda” (359).
Esta relación alegórica termina por consumarse con la muerte de los mellizos, últimos
del linaje familiar, momentos antes de que la casa destruida se hunda en el lago, con
los cadáveres dentro. Este funesto desenlace ya había sido anticipado por el narrador
al principio del cuento, momento en que, al llegar a la casa, detecta una fisura “apenas
perceptible” (360) que la atraviesa lado a lado.
Como muchos de los cuentos de Poe, “La caída de la casa de Usher” presenta un
desenlace ambiguo en el que podemos optar por dos interpretaciones: una realista y
otra sobrenatural. Si elegimos la interpretación realista, todos los acontecimientos
extraños se deben a los padecimientos mentales de los personajes de la historia y a la
influencia opresiva y angustiante de la casa en el modo de percibir las cosas del
narrador. Si optamos, por el contrario, por la explicación sobrenatural, tenemos varios
elementos que pueden ser analizados debido a su carácter misterioso e inexplicable.
Además, el hecho de que Poe elija una antigua mansión abandonada con un
cementerio y viejas mazmorras, rodeada de vegetación en descomposición y una “luz
antinatural de una exhalación gaseosa” (377), colabora con la producción de una
atmósfera apropiada para el desarrollo de acontecimientos inexplicables.
Por último, y en sintonía con la interpretación sobrenatural, la caracterización de Lady
Madeline podría vincularse con la que presentan otras heroínas mujeres de Poe, tales
como Ligeia y Morella. Quienes se inclinan a aceptar la interpretación sobrenatural
apoyan su postura, en parte, en la recurrencia del tópico del vampirismo en estos
cuentos. Esta recurrencia está muchas veces asociada al tópico de la muerte de una
mujer hermosa, uno de los más poéticos del mundo para nuestro autor. En este
sentido, no podemos descartar la posibilidad de que Lady Madeline no sea realmente
cataléptica sino, en cambio, un vampiro. Otra opción sería que haya sido víctima de
alguno de estos seres monstruosos luego de ser sepultada. En cualquier caso, su
aspecto misterioso, insustancial y pálido -al igual que el de su hermano-, permite
apoyar dicha hipótesis.

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