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Así como pasa con frecuencia con otros materiales de la buena literatura, Casa
Tomada, de Julio Cortázar, un pequeño cuento fantástico, puede ser reducido en un
argumento banal: un par de hermanos, de edad avanzada, que conviven en una misma
casa. El autor se refiere a su relación como un “simple y silencioso matrimonio de
hermanos”, que llevan una vida rutinaria, tranquila y cotidiana . El cuento toma un giro
extraordinario cuando se irrumpe esa tranquilidad con la aparición de algunos ruidos:
alguien ha tomado la casa y los hermanos deciden abandonarla .
Es del dominio público que la aportación cuentística de Cortázar está invadida por la
fantasía, pero por una que se ostenta con distintos matices, pues los límites
establecidos entre ésta y la realidad son de una muy sutil naturaleza . En Casa tomada
y, en general, en este tipo de literatura, lo fantástico es presentado en medio de una
situación común y corriente, cotidiana, en donde las circunstancias de los personajes
parecen de lo más naturales . En este sentido, cabe citar al autor cuando menciona que
“lo fantástico en el cuento se crea con la alteración momentánea de lo normal, no con
el uso excesivo de lo fantástico.”
Al finalizar el texto, es evidente que quedan algunas preguntas sin responder, tales
como: ¿Quiénes han tomado la casa y con qué objeto? ¿Y por qué los protagonistas no
mostraron ninguna oposición o resistencia?
Sería impreciso tratar siquiera de dar respuesta a las mencionadas incógnitas, sin
embargo, si nos compete abordar las posibles interpretaciones que podemos atribuir al
texto, las cuales pueden ser tan diversas como nuestra imaginación nos lo permita .
Para no divagar al respecto, batará con mencionar que los estudiosos las dividen en
tres grandes grupos: por un lado, las teorías socio-políticas, mismas que aluden al
conflicto social relacionado con las clases proletarias de Argentina; por otro lado, los
supuestos psicológicos, que se centran en la posible relación de incesto implícita entre
ambos hermanos; y por último, la visión teológica, en la que se hace una comparación
de la vida tranquila de los hermanos con el paraíso bíblico de Adán y Eva .
La casa está ubicada sobre la calle Rodríguez Peña, en Buenos Aires . Con esta
referencia espacial, el autor nos brinda veracidad en la historia, dándole sutileza al
aspecto ficticio del texto, de manera que éste nos coloca en un mundo conocido y
ordinario, para después arrojarnos al mundo de la fantasía .
Irene es otro de los personajes . Todo lo que se sabe de ella nos llega mediante el filtro
del narrador, que es su hermano . Así es como sabe que “Irene rechazó dos
pretendientes sin mayor motivo” y que “era una chica nacida para no molestar a nadie
(…) se pasaba el resto del día tejiendo”. Sin una participación en el proceso narrativo,
Irene podría describirse como un símbolo de la pasividad femenina, visto desde una
perspectiva masculina. Con ella, el tejer es una actividad rutinaria y recurrente . Dicha
inmutabilidad también se refleja en la vida de su hermano, con quien comparte,
además de todo, las tareas domésticas.
Desconocemos el nombre del narrador, sin embargo, se presenta ante nosotros de una
manera humilde, ya que sus palabras denotan una gran importancia sobre la casa e
Irene, no sobre él mismo. De lo poco que conocemos sobre él es que disfruta la
literatura francesa; y que es el único que sale de casa, pues los sábados compra lana
para Irene y provecha la salida para buscar novedades en literatura francesa .
Asimismo, conocemos acerca de su novia, la cual falleció antes de que se
comprometieran. En su papel de narrador, él es omnisciente .
adaptarse a una nueva forma de vida, sino que la adoptan sin cuestionamiento alguno .
Es así como la narrativa adquiere un aspecto circular, pues la vida cotidiana de los
hermanos se vuelve a describir, hasta que, nuevamente de forma sorpresiva, aparecen
ruidos extraños y con ello alguien termina por apoderarse de forma definitiva de la
casa. Los hermanos abandonan su hogar, y el cuento culmina con el narrador
arrojando las llaves por la alcantarilla, pues no fuera que “a algún pobre diablo se le
ocurriera robar y se metiera en la casa, a esa hora y con la casa tomada .”
El presente cuento tiene una fuerte conexión con lo fantástico, pues nació gracias a
una pesadilla de su escritor.
Alguno otros elementos fantásticos utilizados en el cuento son, por un lado, la obsesión
por parte de los hermanos, misma que se manifiesta en la maniática limpieza de la
casa. También la vida inmutable que llevan, sus rutinas tan definidas, contribuyen a
De igual forma, nos encontramos con una referencia a los sueños de Irene . La voz
narrativa afirma: “Nunca pude habituarme a esa voz de estatua o papagayo, voz que
viene de los sueños y no de la garganta” . Se puede deducir que se trata de una
Al mismo tiempo, existe un notorio contraste entre ruido y silencio, como si se tratara
de un paralelismo con el orden y el caos . Estos ruidos nos colocan en la parte medular
del texto: la aparición de ese “algo” sin nombre y como consecuencia directa, la
expulsión de los hermanos.
No nos queda más que tomar la reflexión, a la cual nos invita Cortázar. Lo acontecido
en Casa Tomada podría ocurrirle a cualquier persona, en cualquier lugar; desde su
visión, lo fantástico es tan factible como lo real, la línea entre ambos es tan delgada
como una simple puerta. De esta manera, nadie está exento… ¿Hasta qué punto hay
en nuestras vidas factores ajenos que nos rehusamos a mirar de frente?