Está en la página 1de 1

Steiner: La ciencia espiritual y la cuestión social

¿Puede la ciencia espiritual (CE) aportar algo a la cuestión social (CS)? Hay 2 opiniones: una que la CE es
pura fantasía; la otra, que sus ideas están bien pero no pueden explicar cómo vencer la miseria material.
El verdadero fruto de la CE no radica en la satisfacción sentida por las enseñanzas recibidas, sino cuando
esas enseñanzas pueden volcarse a la vida práctica.
¿Qué enseña la CE? Crea la comprensión para la correcta conducta de la vida cotidiana. Agudiza la vista
para comprender las exigencias sociales a través de la elevación del espíritu al mundo suprasensible.
Hay dos criterios en relación a la CS: algunos creen que lo bueno y lo malo que se producen en la vida social
deben buscarse en el hombre, otros, en sus condiciones de vida. Los primeros creen que hay que elevar las
capacidades espirituales, físicas y morales de los hombres, los segundos que elevando el nivel de vida se
elevará de por si la moralidad del hombre. Si una persona debe luchar contra la extrema necesidad no puede
desarrollar su espiritualidad. Ven al antropósofo como un ser aislado del mundo que cultiva las facultades de
su alma y no desarrolla las virtudes de amor al prójimo y bienestar general. Y esto lo puede hacer porque
goza de tiempo libre y una vida cómoda.
Sin embargo, la vida bien comprendida desde la CE conducirá al individuo al trabajo abnegado y al obrar
por el bien general. Si bien se puede lograr mucho por medio de la vida partidaria, la CE permite ahondar
mas en la cuestión porque de la otra forma no es posible alcanzar un progreso verdadero. Las causas de las
condiciones de vida de la humanidad se hallan en la humanidad misma. El sufrimiento que impone la
naturaleza al hombre no tiene que ver con la situación social. El hombre es forjador de su propio destino y
únicamente podrá crear condiciones mejores si se parte de un modo de pensar y de sentimientos distintos de
los que poseían cuando crearon aquellas condiciones de vida.
Las condiciones de vida cambiaran cuando el interés por si mismo sea suplantado por el interés por los
demás.
La CE nos enseña que la miseria humana es consecuencia del egoísmo y que necesariamente han de
producirse miseria y pobreza si la comunidad se basa en el egoísmo. Para comprender esto hacen falta
conocimientos mas profundos que los que ofrece la sociología, que solo toma en cuenta el aspecto exterior
de la vida humana y no sus fuerzas más profundas.
La CE revela una ley social fundamental: el bienestar de la comunidad será mayor cuanto menos requiera
cada uno para si el producto de su trabajo, cuanto mas ceda a sus semejantes y cuanto mas de sus propias
necesidades se satisfagan con el trabajo de los demás. Esta ley no debe convertirse en una ley moral o en el
sentimiento de que cada uno debe servir a sus semejantes. La comunidad debe crear una estructura social en
la que jamás nadie pueda disponer para si el fruto de su propio trabajo, sino que este redunde en el beneficio
de la comunidad como un todo.
Pero hay una condición previa: la comunidad debe ser un valor por el que es necesario trabajar. Debe haber
un espíritu que la compenetre y con el cual el individuo se sienta identificado. La comunidad debe tener una
misión espiritual y cada cual debe tener la voluntad de contribuir a que esa misión se cumpla. Es necesario
que el espíritu que rige la comunidad viva en cada individuo.
Nadie puede obligar a las personas a obedecer una teoría que de afuera resuelva el problema social. Quien
impregna tal teoría al pensar de la gente sin darle valores realmente espirituales actúa en contra del
verdadero sentido de la evolución humana. No hay que darle al individuo lo que necesita para vivir sino una
concepción del mundo.
Una persona no nace en un determinado lugar por casualidad, sino por karma. El hombre comenzara a sentir
que cumple con su designio superior si trabaja de acuerdo a su posición en el mundo y en el sentido de sus
facultades. Comprenderá el porqué de la existencia de la comunidad a la que pertenece

También podría gustarte