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Historia de España

TEXTOS II REPÚBLICA

TEXTO 1

"Las elecciones celebradas el domingo me revelan claramente que no tengo hoy el amor de mi pueblo. Mi
conciencia me dice que ese desvío no será definitivo, porque procuré siempre servir a España, puesto el
único afán en el interés público hasta en las más críticas coyunturas. Un rey puede equivocarse, y sin
duda erré yo alguna vez; pero sé bien que nuestra patria se mostró en todo tiempo generosa ante las culpas
sin malicia.
Soy el rey de todos los españoles, y también un español. Hallaría medios sobrados para mantener mis
regias prerrogativas, en eficaz forcejeo con quienes las combaten. Pero, resueltamente, quiero apartarme
de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro en fratricida guerra civil. No renuncio a ninguno de mis
derechos, porque más que míos son depósito acumulado por la Historia, de cuya custodia ha de pedirme
un día cuenta rigurosa.
Espero a conocer la auténtica y adecuada expresión de la conciencia colectiva, y mientras habla la nación
suspendo deliberadamente el ejercicio del Poder Real y me aparto de España, reconociéndola así como
única señora de sus destinos.
También ahora creo cumplir el deber que me dicta mi amor a la Patria. Pido a Dios que tan hondo como
yo lo sientan y lo cumplan los demás españoles."
Alfonso XIII, ABC, 16 de abril de 1931 [Redactado por el Duque de Maura].

TEXTO 2

Unas cuantas ciudades de la República han sido vandalizadas por pequeñas turbas de incendiarios. En
Madrid, Málaga, Alicante y Granada humean los edificios donde vivían gentes que [...] han causado
durante centurias daños enormes a la nación española, pero que hoy, [...] cuando ya no tienen el Poder
público en la mano, son por completo inocuas. Porque [...] la detentación y manejo del Poder público,
eran la única fuerza nociva de que gozaban. Extirpados sus privilegios [...], las Órdenes religiosas
significan [...] poco más que nada. Su influencia era grande, pero prestada: procedía del Estado. [...]
Quemar [...] conventos e iglesias no demuestra ni verdadero celo republicano ni espíritu de avanzada, sino
más bien un fetichismo primitivo o criminal [...]. El hecho repugnante avisa del único peligro grande y
efectivo que para la República existe: que no acierte a desprenderse de las formas y las retóricas de una
arcaica democracia en vez de asentarse [...] en un estilo de nueva democracia. Inspirados por esta, no
hubieran quemado los edificios, sino que más bien se habrían propuesto utilizarlos para fines sociales. [...]
[...] es cosa de evidencia que nadie puede presumir de haber hecho más por la República que ese grupo de
hombres exaltado hoy a los cargos de ministros y demás oficios gubernativos. Nadie ha trabajado más por
el cambio de régimen; nadie se ha expuesto más [...]. Es, pues, intolerable que grupo alguno particular,
atribuyéndose con grotesca arbitrariedad la representación de los deseos nacionales, reclame
tumultuariamente del Gobierno medidas y actuaciones que el capricho haya inspirado. Son demasiado los
millones de españoles que han votado a la República para que el montón de unos cientos o unos miles
aspire a ser más España toda que el resto gigantesco. Con toda esta teatralería de vetusta democracia
mediterránea hay que acabar [...]. No hay otro "pueblo" que el organizado. La multitud caótica e informe
no es democracia, sino carne consignada a tiranías.

Por La Agrupación al Servicio de la República (Gregorio Marañón, José Ortega y Gasset y Ramón
Pérez de Ayala), El Sol, 11 de mayo de 1931.

TEXTO 3

"El Estado español tradicional llega ahora al grado postrero de su descomposición. No procede esta de
que encontrase frente a sí la hostilidad de fuerzas poderosas, sino que sucumbe corrompido por sus
propios vicios sustantivos. La monarquía [...] no ha sabido convertirse en una institución nacionalizada, es
decir, en un sistema de poder público que se supeditase a las exigencias profundas de la nación y viviese
solidarizado con ellas, sino que ha sido una asociación de grupos particulares, que vivió parasitariamente
sobre el organismo español, usando el poder público para la defensa de los intereses parciales que
representa [...].
Es ilusorio imaginar que la monarquía va a ceder galantemente el paso a un sistema de poder público tan
opuesto a sus malos usos, a sus privilegios y egoísmos. Sólo se rendirá ante una formidable presión de la
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opinión pública. Es, pues, urgentísimo organizar esta presión, haciendo que sobre el capricho monárquico
pese con suma energía la voluntad republicana de nuestro pueblo. Esta es la labor ingente que el momento
reclama. Nosotros nos ponemos a su servicio. No se trata de formar un partido político. No es razón de
partir, sino de unificar. Nos proponemos suscitar una amplísima agrupación al servicio de la República
[...]."
Ramón Pérez de Ayala, Gregorio Marañón, José Ortega y Gasset, Al servicio de la República. En El
Sol, 10 de febrero de 1931.

Citado en Fernando Díaz-Plaja, España, los años decisivos, 1931, Plaza & Janés, Barcelona, 1970, págs.
13 y 14.

TEXTO 4
La revolución política, es decir, la expulsión de la dinastía y la restauración de las libertades públicas, ha
resuelto un problema específico de importancia capital, ¡quién lo duda!, pero no ha hecho más que
plantear y enunciar aquellos otros problemas que han de transformar el Estado y la sociedad españoles
hasta la raíz. Estos problemas, a mi corto entender, son principalmente tres: el problema de las
autonomías locales, el problema social en su forma más urgente y aguda, que es la reforma de la
propiedad, y este que llaman problema religioso, y que es en rigor la implantación del laicismo del Estado
con todas sus inevitables y rigurosas consecuencias. Ninguno de estos problemas los ha inventado la
República [...].
Me refiero a eso que llaman problema religioso. La premisa de este problema, hoy político, la formulo yo
de esta manera: España ha dejado de ser católica.

Manuel Azaña, 13 de octubre de 1931.

TEXTO 5

Los principios y preceptos constitucionales en materia confesional no solo no responden al mínimun de


respeto a la libertad religiosa y de reconocimiento de los derechos esenciales de la Iglesia que hacían
esperar el propio interés y dignidad del Estado, sino que, inspirado por un criterio sectario, representan
una verdadera oposición agresiva, aun a aquellas mínimas exigencias. [...]
Más radicalmente todavía se ha cometido el grande y funesto error de excluir a la Iglesia de la vida
pública y activa de la nación, de las leyes, de la educación de la juventud, de la misma sociedad
doméstica, con grave menosprecio de sus derechos sagrados y de la conciencia cristiana del país, así
como en daño manifiesto de la elevación espiritual de las costumbres y de las instituciones públicas. De
semejante separación violenta e injusta, de tan absoluto laicismo del Estado, la Iglesia no puede dejar de
lamentarse y protestar, convencida como está de que las sociedades humanas no pueden conducirse sin
lesión de deberes fundamentales, como si Dios no existiera, o desatender a la Religión, como si esta fuere
un cuerpo extraño a ellas o cosa inútil y nociva. [...]

Boletín Eclesiástico de Tarragona, 31 de diciembre de 1931.


TEXTO 6

Artículo 1. España es una República democrática de trabajadores de toda clase, que se organiza en
régimen de Libertad y de Justicia.
Los poderes de todos sus órganos emanan del pueblo.
La República constituye un Estado integral, compatible con la autonomía de los Municipios y las
Regiones.
La bandera de la República española es roja, amarilla y morada.
Artículo 2. Todos los españoles son iguales ante la ley.
Artículo 3. El Estado español no tiene religión oficial.
Artículo 4. El castellano es el idioma oficial de la República.
Todo español tiene obligación de saberlo y derecho de usarlo, sin perjuicio de los derechos que las leyes
del Estado reconozcan a las lenguas de las provincias o regiones. (...)
Artículo 6. España renuncia a la guerra como instrumento de política nacional.
Artículo 11. Si una o varias provincias limítrofes, con características históricas, culturales y económicas,
comunes, acordaran organizarse en región autónoma para formar un núcleo político administrativo,
dentro del Estado español, presentarán su Estatuto con arreglo a lo establecido en el Artículo 12. (...)
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Artículo 21. El derecho del Estado español prevalece sobre el de las regiones autónomas en todo lo que
no esté atribuido a la exclusiva competencia de éstas en sus respectivos Estatutos.
Artículo 26. Todas las confesiones religiosas serán consideradas como Asociaciones sometidas a una ley
especial. (...)
Una ley especial regulará la total extinción, en un plazo máximo de dos años, del presupuesto del Clero.
Quedan disueltas aquellas Órdenes religiosas que estatutariamente impongan, además de los tres votos
canónicos, otro especial de obediencia a autoridad distinta de la legítima del Estado.
Artículo 34. Toda persona tiene derecho a emitir libremente sus ideas y opiniones, valiéndose de
cualquier medio de difusión, sin sujetarse a la previa censura.
En ningún caso podrá recogerse la edición de libros y periódicos sino en virtud de mandamiento de juez
competente.
No podrá decretarse la suspensión de ningún periódico sino por sentencia firme.

Constitución de la República Española, 1931

TEXTO 7

[...]
Base 5ª. Serán susceptibles de expropiación las tierras incluidas en los siguientes apartados:
1º. Las ofrecidas voluntariamente por sus dueños [...].
4º. Las fincas rústicas de corporaciones, fundaciones y establecimientos públicos que las exploten en
régimen de arrendamiento, aparcería o cualquier otra forma que no sea explotación directa [...].
5º. Las que por circunstancias de su adquisición, por no ser explotadas directamente por los adquirientes
[...] deba presumirse que fueron compradas con fines de especulación o con el único objeto de percibir su
renta.
6º. Las que constituyen señoríos jurisdiccionales [...].
7º. Las incultas o manifiestamente mal cultivadas [...].

Ley de Bases de Reforma Agraria, 1932.

TEXTO 8

Electores de Madrid:
Los candidatos designados por las organizaciones políticas y fuerzas sociales representantes de la
coalición antimarxista utilizan un derecho y, a la vez, cumplen un deber al dirigirse al cuerpo electoral
para solicitar de él su voto y apoyo. [...]
No caprichosamente, sino por obediencia debida a imperativos de la realidad, se denomina 'antimarxista'
esta candidatura y la coalición de fuerzas políticas y sociales que la [sic] sirve de soporte. [...] Los
candidatos de la coalición antimarxista defenderán resueltamente y a todo trance la necesidad de una
inmediata derogación, por la vía que en cada caso proceda, de los preceptos, tanto constitucionales como
legales inspirados en designios laicos y socializantes, en realidad encaminados a destruir así el inmenso
patrimonio moral como la ya exhausta riqueza material de la sociedad española; trabajarán sin descanso
para lograr la cancelación de todas las disposiciones confiscadoras de la propiedad y persecutorias de las
personas, de las asociaciones y de las creencias religiosas. Y finalmente solicitarán, como prenda de paz,
la concesión de una amplia y generosa amnistía.

Manifiesto de la coalición antimarxista por Madrid (CEDA, Renovación Española, carlistas, etc.).
Publicado en ABC, octubre de 1933.

TEXTO 9

1. Aumento de los salarios.


2. Jornada de siete horas [...].
3. Salario igual para igual trabajo.
4. Dos meses al año de vacaciones pagadas.
5. Pago del 75% del salario por parte del Estado a los obreros en paro.
6. Dos meses de vacaciones pagadas antes y después del parto a las obreras y media hora cada tres horas
durante la lactancia.
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7. Pago íntegro del salario en caso de accidente. [...]
9. Desarme de las fuerzas reaccionarias y armamento del proletariado.
10. Destrucción del régimen capitalista y edificación del socialismo.

Peticiones de los obreros, 28 de octubre de 1934

TEXTO 10

Los partidos republicanos Izquierda Republicana, y el Partido Socialista en representación del mismo y de
la Unión General de Trabajadores, Federación General de Juventudes Socialistas, el Partido Obrero de
Unificación Marxista, el Partido Comunista, el Partido Sindicalista, sin perjuicio de dejar a salvo los
postulados de sus doctrinas, han llegado a comprometer un plan político común que sirva de fundamento
y cartel a la coalición de sus respectivas fuerzas en la inmediata contienda electoral y de norma de
gobierno que habrán de desarrollar los partidos republicanos de izquierda con el apoyo de las fuerzas
obreras en caso de victoria. Declaran ante la opinión pública sus bases y los límites de coincidencia
política, y además la ofrecen a la consideración de las restantes organizaciones republicanas y obreras por
si estiman conveniente a los intereses nacionales de la república venir a integrar el bloque de izquierdas
que debe luchar frente a la reacción en las elecciones generales a diputados a Cortes.

Publicado en El Socialista, 16 de enero de 1936.

TEXTO 11

El alzamiento de 1934 es imperdonable. La decisión presidencial de llamar al poder a la CEDA era


inatacable, inevitable y hasta debida hacía ya tiempo. El argumento de que Gil Robles intentaba destruir
la Constitución para instaurar el fascismo era a la vez hipócrita y falso. Hipócrita porque todo el mundo
sabía que los socialistas de Largo Caballero estaban arrastrando a los demás a una rebelión contra la
Constitución de 1931 [...]; el presidente Companys y la Generalitat entera violaron también la
Constitución. ¿Con qué fe vamos a aceptar como heroicos defensores de la República de 1931 contra sus
enemigos más o menos ilusorios de la derecha a aquellos mismos que para defenderla la destruían? Pero
el argumento era, además, falso, porque si Gil Robles hubiera tenido la menor intención de destruir al
Constitución del 31 por la violencia, ¿qué ocasión mejor que la que le proporcionaron sus adversarios
alzándose contra la misma Constitución en octubre de 1934, precisamente cuando él, desde el poder, pudo
como reacción haberse declarado en dictadura? Lejos de haber demostrado en los hechos apegos al
fascismo y desapego al parlamentarismo, Gil Robles salió de esta crisis convicto y confeso parlamentario.

Salvador de Madariaga: España, 1978.

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