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La Historia detrás de KFC, el Éxito No Contempla

Edades

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La marca de comida rápida, Kentucky Fried Chicken (KFC), nació en


1939 en las manos de Harland D. Sanders, un hombre de 62 años.
Sanders encontró en la gastronomía, que no era su carrera, el éxito.

Después de casi una vida de fallidos intentos, Harland Sanders, un vendedor,


aspirante ha abogado y político frustrado, creó una receta que marcó el inicio
de la franquicia. Aunque durante su vida no se había dedicado al negocio de la
gastronomía, su profundo amor por la comida casera hacían parte de su
esencia, pues desde niño, a la edad de seis años, tuvo que encargarse de sus
hermanos y las labores domésticas, mientras su mamá, viuda, trabajaba.
Desde niño había desarrollado habilidades culinarias, ya a los 10 años lo
consideraban un experto a la hora de elaborar los platos típicos de su región.
Sin embargo, fue hasta los 40 años que decidió dejar sus ocupaciones, para
dedicarse por completo al arte culinario. Mientras operaba una estación de gas,
cocinaba para los viajeros cansados que buscaban el concepto de comida
hecha en casa, aunque sin tener aún un restaurante plenamente establecido.
Llegó a tener tanta popularidad que el gobernador Rubby Laffon decidió
nombrarlo ‘Coronel’ en 1935 por sus “contribuciones a la cocina del estado”. A
partir de ese momento, aún más personas acudieron al lugar –llamado Sanders
Court & Café–, obligando a Sanders a reubicar el restaurante en la acera del
frente y con una disponibilidad de 142 puestos.
Al cabo de un tiempo, este pequeño restaurante llegó a la quiebra, porque el
gobierno del estado de Kentucky decidió cambiar el trazado de una carretera
principal, el lugar donde se encontraba su negocio, ya no iba a tener tránsito
alguno.
Quebrado, se veía obligado a cobrar cheques de la Seguridad Social. Fue ahí
donde se le ocurrió vender la receta de su pollo frito y ofrecer la receta a
diferentes restaurantes, aunque este no parecía ser el inicio ideal para un
negocio. Recorrió todos los Estados Unidos, durmiendo en un tráiler y tratando
de hallar un patrocinador.
Iba a los diferentes restaurantes, indicándole a los dueños que podía preparar
un pollo mejor que el que ellos ofrecían (así garantizaba su comida). 1009
veces le dijeron que no, hasta que el dueño de un bar, en el que no vendían
comida, decidió que ofrecer un poco de comida salada en su negocio, elevaría
el consumo de cerveza, e hizo el trato con el coronel Sanders.
Este fue el inicio del éxito de Harland Sanders, que al cabo de 10 años alcanzó
las 600 franquicias en todo el país y unos beneficios anuales de 300.000
dólares brutos. Tiempo después, al no poder manejar todo el volumen del
negocio, ni mantener el control sobre todos sus restaurantes, el Coronel
Sanders vendió Kentucky Fried Chicken a un grupo inversor local por 2
millones de dólares, más un salario vitalicio de 40.000 dólares al año para
hacer apariciones públicas como embajador de la marca.
La historia del coronel Sanders, una vida dedicada a tratar de resurgir, deja una
profunda enseñanza, el éxito no contempla edades.

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