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ADAM SMITH

La riqueza de las Naciones.

CAPITULO I

La División del Trabajo.

El aumento considerable en la cantidad de productos que un mismo numero de personas


puede confeccionar, como consecuencia de la división del trabajo, procede de tres
circunstancias distintas:

1) De la mayor destreza de cada obrero en particular. Los trabajadores a medida que


repiten un trabajo van adquiriendo nuevas habilidades y por ende haciendo el trabajo
mucho más rápido, dedicándose una sola labor, que a varias distintas.

2) Del ahorro de tiempo que comúnmente se pierde de pasar de una ocupación a


otra. Si los trabajadores deben cambiar constantemente de actividad, hay un tiempo que
se pierde mientras termina una y comienza otra, lo que se conoce hoy como el “set up” o
puesta a punto de actividad o una maquina. Además cuando un trabajador comienza una
nueva actividad nunca esta preocupado al 100% de esa labor, por ende tiene un tiempo
perdido hasta que logra trabajar eficientemente.

3) De la invención de una gran numero de maquinas. Un factor no menor que ha


mejorado la productividad es el uso de la maquinaria correcta, para un determinado
trabajo. Como el trabajador se encuentra especializado en una máquina el puede realizar
mejoras a ellas, para aumentar su productividad.

CAPITULO II

Del Principio que motiva la División del Trabajo.

Lo que motiva principalmente a la división del trabajo es la necesidad del hombre de


permutar, cambiar y negociar una cosa por otra.

Por ejemplo uno nunca ha visto a dos perros intercambiar justamente un hueso, ni los
seres humanos, ni ninguna otra clase de persona hace eso. Cuando uno necesita algo va
donde la persona lo tiene y lo persuade para obtenerlo. Dame lo que necesito y tendrás lo
que deseas, es el principio de cualquier oferta. Como necesitas permutar o comprar cosas
es que lo que origino la división del trabajo.

Hay un ejemplo de una tribu una persona es mas hábil en hacer flechas y arcos,
generalmente los va a cambiar a otro de la tribu que sea mejor cazador, por carne o caza y
el se dedicara a la confección de arcos y flechas. Así como esta persona es buena en
hacer arcos y flechas, hay otra que es buena en hacer la cubierta para las carpas, este es
el carpintero.

Los hombres son iguales, la especialización en determinadas actividades no es la causa


de la división sino talvez el efecto de ella. Por ejemplo lo hombres nacen iguales, si uno ve
dos niños hasta la edad de los 8 o 10 años no hay diferencias, después de esta edad
comenzaran a diferenciarse según el grado de educación y sus gustos personales.

CAPITULO IV

Del origen y uso de la moneda.


Una vez implantada la división del trabajo, el hombre vive en régimen de intercambio. Las
dificultades del trueque inducen a adoptar un bien económico como dinero.

Tan pronto como se estableció la división del trabajo solo una pequeña parte de las
necesidades de cada hombre se pudo satisfacer con el producto de su propio trabajo. El
hombre cubre sus necesidades cambiando el remanente del producto de su esfuerzo, por
otras porciones del producto ajeno. El hombre vive así, gracias al cambio, convirtiéndose
en mercader.

Cuando comenzó a practicarse la división del trabajo, la capacidad de cambio se vio con
frecuencia entorpecida en sus operaciones. Es de suponer que el hombre tuviera de una
mercancía mas de lo que necesitaba, en tanto otro disponía de menos. El primero en
consecuencia, estaría dispuesto a desprenderse del sobrante, y el segundo, a adquirir una
parte de ese exceso. Si este ultimo no contaba con nada de lo que el primero podía
necesitar, no era posible un cambio entre ellos.

A fin de evitar inconvenientes, todo hombre, procuro manejar sus negocios de tal forma
que en todo momento pudiera disponer, además de los productos de su actividad peculiar,
de una cierta cantidad de cualquier otra mercancía, que a su juicio pocas personas podrían
rechazar a cambio de los productos de su propio esfuerzo.

Es muy probable que para este fin se eligieran muchas cosas diferentes. En las edades
primitivas de la sociedad se dice que el ganado fue instrumento común del comercio.

Sin embargo, en todos los países resolvieron dar preferencia para este uso a los metales,
sobre todas las demás mercaderías. Estos eran menos perecederos y además se podían
dividir en las partes que quisiera.

El uso de metales tenia dos inconvenientes muy grandes; primero, la incomodidad de


pesarlos, y segundo, la de contrastarlos. Para evitar esto, facilitar los cambios y fomentar
el comercio y la industria, se considero necesario, colocar un sello público sobre aquellos
metales que acostumbraban a usar naciones para comprar todo tipo de mercaderías. Tal
es el origen de la moneda acuñada y de aquellos establecimientos públicos llamados
“Casas de Moneda”.Los primeros sellos públicos de esta clase tuvieron como finalidad
asegurar la finura y buena calidad del metal.

Es así como la moneda se convirtió en instrumento universal de comercio en todas las


naciones civilizadas, y por su mediación se compran, venden y permutan toda clase de
bienes.

CAPITULO V

Del precio real y nominal de las mercancías, o de su precio de trabajo y de su precio


de moneda.

El valor de cualquier bien, para la persona que lo posee y quiera cambiarlo por otros, es
igual a la cantidad de trabajo que pueda adquirir por mediación de ese bien. El trabajo, por
consiguiente, es la medida real del valor en cambio de toda clase de bienes. El dinero
contiene el valor de una cierta cantidad de trabajo, que nosotros cambiamos por las cosas
que encierran la misma cantidad de trabajo. El trabajo fue el precio primitivo, la moneda
originaria que sirvió para pagar y comprar todas las cosas.

La riqueza le da a una persona los medios para adquirir poder. Su riqueza es mayor o
menor en proporción a la amplitud de esa facultad, o la cantidad de trabajo o producto
ajeno, que aquella riqueza le coloca en condiciones de adquirir.
Pero aunque el trabajo es la medida real del valor en cambio de todos los bienes,
generalmente no es la medida por la cual se estima ese valor. Es mas frecuente que se
cambie un artículo con otros y no con trabajo. Por consiguiente, parece más natural
estimar su valor por la cantidad de cualquier otra suerte de mercancía, y no por la cantidad
de trabajo que con él se puede adquirir.

Desde que el dinero se convirtió en el instrumento común de comercio, es mas frecuente


cambiar cualquier mercancía por dinero, y no por otra cosa.

El oro y la plata, como cualquier otro bien, cambian de valor; unas veces son más caros y
otras más baratos, por esto no puede ser una medida exacta. En cambio iguales
cantidades de trabajo, en todos los tiempos, tiene el mismo valor para el trabajador.

El precio que paga deberá ser siempre el mismo, cualquiera que sea la cantidad de bienes
que reciba a cambio. De estos bienes unas veces podrá comprar más y otras menos
cantidad; pero lo que varia es el valor de los mismos, y no el trabajo que los adquiere. Por
consiguiente el trabajo, al no cambiar nunca el valor, es el único y definitivo patrón
efectivo, por el cual se comparan y estiman los valores de todos los bienes. El trabajo es
su precio real y la moneda es, únicamente, el recio nominal.

De acuerdo con esto puede decirse que el trabajo, como los otros bienes, tiene un precio
real y otro nominal. El precio real diríamos que consiste en la cantidad de cosas
necesarias y convenientes que mediante él se consiguen, y el nominal, la cantidad de
dinero. El trabajador es rico o pobre en proporción al precio real del trabajo que ejecuta.

CAPITULO VI

Sobre lo elementos componentes del precio de las mercancías.

Originariamente la cantidad de trabajo es la única norma de valor, pero se ha de tener en


cuenta el mayor esfuerzo requerido y el nivel desusado (poco usual) de destreza o ingenio.
En consecuencia el producto entero corresponde al trabajador, pero cuando se utilizan
bienes acumulados, algo debe abonarse como ganancia del empresario, y el valor de la
obra se resuelve en salarios y beneficios. Los beneficios no son simplemente salarios de
inspección y dirección.

Los beneficios se regulan enteramente por el valor del capital empleado y son mayores o
menores en proporción a su cuantía. El beneficio de capital forma parte del precio de las
mercancías y es completamente diferente a los salarios del trabajo.

En estas condiciones el producto integro del trabajo nos siempre pertenece al trabajador,
si no que tiene que compartirlo con el propietario del capital que lo emplea.

Desde el momento en que las tierras se convierten en propiedad privada de los


terratenientes, estos, desean cosechar donde nunca sembraron y exigen una renta hasta
por el producto natural de su suelo. El trabajador ha de pagar al terrateniente una parte de
lo que su trabajo produce. Esta porción constituye la renta de la tierra, y se halla en el
precio de la mayor parte de los artículos como un tercer componente.

CAPITULO VII

Del precio natural y del precio de mercado de los bienes.

En toda sociedad existe una tasa corriente de salarios y de beneficios en cada uno de los
empleos distintos del trabajo y del capital. Dicha tasa corriente se regula por el trabajo.
Existe también una tasa de renta, que se regula por las circunstancias generales de la
sociedad donde se encuentre la tierra, y en parte por la fertilidad del terreno.

Estos niveles corrientes se pueden llamar tasas naturales de los salarios, del beneficio y
de la renta.

Cuando el precio de una cosa es ni mas ni menos que el suficiente para pagar la renta de
la tierra, los salarios del trabajo y los beneficios del capital empleado en obtenerla, de
acuerdo con sus precios corrientes, aquella se vende por lo que se llama precio natural.
Por lo que realmente cuesta.

El precio efectivo a que corrientemente se venden las mercancías es el que se llama


precio de mercado, y puede coincidir con el precio natural o ser superior o inferior a éste.

El precio del mercado se regula por la cantidad de una mercancía llevada al mercado y la
demanda de quienes están dispuestos a pagar el precio natural del artículo. Estas
personas se denominan compradores efectivos, y su demanda, demanda efectiva, ya que
tiene que ser suficientemente atractiva para que el artículo sea llevado al mercado.

Cuando la cantidad transportada al mercado queda por bajo la demanda efectiva, el precio
se eleva sobre el precio natural; cuando excede la demanda efectiva, el precio de mercado
cae por bajo del precio natural; cuando, es exactamente igual a la demanda efectiva,
coinciden el precio de mercado y el natural. La cantidad se ajusta naturalmente a la
demanda efectiva cuando excede dicha demanda, algunos de los componentes del precio
están por bajo de su tasa natural; cuando la cantidad es insuficiente, algunos de los
componentes del precio están por encima de su tasa natural.

El precio natural es el centro en torno al cual gravitan los precios reales. La actividad
económicas se adapta por si misma a la demanda efectiva, pero, en cambio, fluctúa la
cantidad producida por determinado volumen de actividad. Las fluctuaciones afectan mas
a los salarios y utilidades que a las rentas, afectándolos en proporciones distintas, según la
oferta de artículos y de la mano de obra. Sin embargo, el precio del mercado puede
mantenerse durante largo tiempo por encima del precio natural, a causa del deficiente
conocimiento general de la obtención de elevados beneficios o como consecuencia del
empleo de técnicas secretas en las manufacturas, que pueden operar durante largo
tiempo, o por que la disponibilidad de tierras de especial calidad, es escasa, circunstancia
que luego puede operar eternamente.

Los monopolistas no satisfacen la demanda efectiva, para vender sus géneros a un precio
mucho más alto que el natural, y elevan por encima de la tasa natural sus ganancias, ya
sean salarios o beneficios.

Los privilegios de las corporaciones, estatutos de aprendizaje y todas aquellas leyes que
restringen la competencia, representan una especie de monopolio y son capaces de
mantener durante siglos el precio de algunos artículos sobre la tasa natural, sosteniendo
los salarios y beneficios por encima de su nivel natural.

El precio del mercado raras veces se sitúa durante largo tiempo por bajo del precio natural.
Cualquiera de los componentes que se pague por bajo de su tasa natural hará que las
personas interesadas, retiren una proporción de artículos aportados al mercado, hasta no
satisfacer la demanda efectiva. En consecuencia el precio del mercado se elevara hasta
alcanzar el precio natural.

Los mismos estatutos de aprendizaje y otras leyes sobre las corporaciones, obligan,
cuando la industria se debilita, a bajar los salarios.
CAPITULO VIII

De los Salarios del Trabajo.

A medida que la tierra se convierte en propiedad privada, el propietario exige una parte de
casi todo el producto que el trabajador pueda levantar, o recoge de ella a cambio de este
pago.

Cuáles son los salarios, depende del contrato hecho generalmente entre empleador y
trabajador, intereses que no son de ninguna manera iguales: los trabajadores desean
conseguir mucho, los empleadores dar lo menos posible.

Un hombre debe vivir siempre de su trabajo, y sus salarios deben por lo menos ser
suficientes mantenerlo. Deben ser iguales o mayores que sus costos.

Cuando en un país la demanda de trabajadores, oficiales, criados de cada clase, está


aumentando continuamente; cuando cada año se emplea un mayor número de
trabajadores que el año anterior, los trabajadores tienen todas las opciones de aumentar
sus salarios. Así, la escasez de mano de obra ocasiona una competencia entre los
empleadores, que hacen ofertas superiores para conseguir a los escasos trabajadores, y
se rompe así voluntariamente con la combinación natural de empleadores de pagar lo
menos posible.

Cuando un trabajador independiente, tal como un tejedor o un zapatero, obtiene, a través


de su trabajo, suficiente comprar los materiales y mantenerse, él emplea naturalmente a
unos o más oficiales con el exceso.

Estas dos acciones de aumento de bienestar individual, lleva al crecimiento a nivel


nacional. Este crecimiento continuo genera a su vez aumento de salarios. Así, este
aumento no se da en los países más ricos, sino en aquellos que crecen continuamente.

La recompensa liberal del trabajo, por lo tanto, es el efecto necesario, y natural para
aumentar la abundancia nacional.

Cada especie de animales se multiplica naturalmente en proporción con los medios de su


subsistencia, y ninguna especie puede multiplicarse siempre más allá de ella. La
recompensa liberal del trabajo, permite proveer mejor a los niños, y por lo tanto tener un
mayor número de ellos, así, se tiende naturalmente a ensanchar y ampliar los límites de
las familias.

La demanda por hombres, como para cualquier otra materia, regula necesariamente la
producción de hombres. La recompensa liberal del trabajo, por lo tanto, al aumentar, hace
que también aumente la población.

Los salarios del trabajo son también el estímulo de la industria, que, como cada otra
calidad humana, mejora en proporción con el estímulo que recibe. Donde están los más
altos salarios, por consiguiente, siempre encontraremos a trabajadores más activos,
diligentes, y expeditivos que en donde están bajos.

En años de abundancia, los trabajadores dejan con frecuencia sus empleadores, y confían
en su subsistencia propia. El precio del trabajo, por lo tanto, se aumenta con frecuencia en
años de bonanza.

En años de la escasez, por el contrario, la dificultad y la incertidumbre de la subsistencia,


hacen que toda la gente quiera volver al servicio. Hay más gente deseando el empleo que
la cantidad de gente que puede conseguirlo fácilmente; muchos están dispuestos a
tomarlo por salarios más bajos que el normal, y por esto, éstos se hunden con frecuencia
en estos años.

CAPITULO IX

De los beneficios del capital.

Los beneficios dependen del aumento y de la disminución de la riqueza. El aumento del


capital, que hace subir los salarios, propende a disminuir el beneficio.

El beneficio varia de tal modo, que es difícil averiguar cual es el beneficio promedio de
todos los negocios. Sin embargo formamos alguna idea de ello por el interés del dinero. Se
sabe que, en cualquier parte donde se hagan grandes utilidades recurriendo al uso del
dinero, se pagara también una buena suma por utilizarlo. Por lo tanto, cuando el interés en
el mercado varía en un país, podemos asegurar que también varían en él los beneficios
ordinarios del capital, bajando si aquél baja y subiendo si aquél sube.

Los salarios del trabajo no han cesado de subir en el mismo periodo, y en la mayor parte
de las numerosas ramas del comercio y de las manufacturas, los beneficios del capital han
ido disminuyendo.

En una ciudad emprendedora las personas que disponen de grandes capitales para invertir
no pueden conseguir todos los obreros que necesitan, y compiten entre si para contratar
los mas posibles; esto hace que aumenten los salarios y disminuyan los beneficios. En
caso contrario, en las regiones donde no existe capital suficiente para dar empleo a todo el
mundo, los obreros en demanda de una ocupación compiten entre ellos. Esto trae como
resultado que bajen los salarios y suban los beneficios del capital.

En el caso peculiar de las nuevas colonias, se dan a la vez altos salarios y elevados
beneficios, pero probablemente estos últimos tienden a disminuir.

La disminución del capital de la sociedad o de los fondos destinados al mantenimiento de


la industria, rebaja los salarios del trabajo e incrementa los beneficios del capital y, por
consiguiente, el interés del dinero. Al bajar los salarios, los propietarios de los capitales
que van quedando en la sociedad, pueden poner sus productos en el mercado con menos
gastos que antes, y como también se utiliza menos capital en el abastecimiento del
mercado, resulta que pueden vender más caros los productos. Sus mercaderías cuestan
menos y las venden por más: con lo cual, y al aumentar los beneficios por ambos
conceptos, pueden ofrecer un interés más alto.

La tasa más baja de beneficio debe ser más que suficiente para compensar las pérdidas.
Lo mismo debe ocurrir con el tipo de interés.

CAPITULO XI

De la Renta de la Tierra.

La renta a pagar por el uso de la tierra, por un inquilino al dueño, es naturalmente la más
alta que éste pueda pagar. El dueño exige una renta equivalente a toda la producción,
salvo lo mínimo necesario para que el inquilino viva, trabaje la tierra y obtenga una
pequeña ganancia.
Por lo tanto la renta por el uso de la tierra es esencialmente un precio de monopolio. El
inquilino no tiene alternativa que pagar lo que el dueño exija. No tiene que ver con cuánto
le corresponde sacar al dueño, sino con cuánto puede pagar el inquilino.

Parte de la producción requiere que siempre exista una demanda tal que el precio sea
superior al costo de llevar el producto al mercado más una pequeña ganancia. Esta es
capaz de pagar una renta al dueño. Otra parte de la producción puede o no tener una
demanda que permita este precio. Esta puede o no pagar una renta al dueño. El concepto
es la demanda.

Parte 1: Productos de la tierra que proporciona siempre una reta al dueño.

La tierra casi en cualquier circunstancia es capaz de producir lo suficiente para pagar (con
el mismo producto) lo usual por el trabajo de producirlo y los costos de llevar el resto al
mercado y una pequeña ganancia para el trabajador. Se basa en que la comida siempre
tiene demanda, particularmente por quién trabaja la tierra. Siempre queda por tanto renta
para el dueño. Mientras mejor es la tierra más eficientemente produce y el dueño gana por
dos motivos: mayor producción y menores costos de producción.

La renta por la tierra no sólo varía con su fertilidad (mayor producción posible), sino
también por su situación (cercanía a un pueblo o mercado, etc.) pues requiere cubrir más
labor para llevar los productos a mercado. Cualquier mayor eficiencia en transporte
(mejores caminos, o canales) hace posible trabajar la tierra más remota. Esto rompe el
monopolio de los productores cercanos a los pueblos y favorece a los nuevos productores,
que al ser remotos, usan mano de obra más barata.

La tierra puede producir productos de distinto precio relativo (para pagar por el trabajo) por
lo que es mejor producir uno más que otro. Maíz o animales.

Los precios relativos de los distintos productos de la tierra varían según la demanda que
tengan en una determinada zona o la oferta en esa zona, los costos de oportunidad de
dejar de producir un producto rentable a cambio de otro, o incluso del periodo temporal.

Los precios de un producto pueden regular los precios de otros productos en ese mismo
mercado o en otros mercados relacionados.

Se reitera que si se les abre la posibilidad, la entrada de nuevos productores a un mercado


atractivo hace bajar el precio, particularmente en mercados de alto precio. Estos antiguos
oligopolios buscaban el favor de los reyes para proteger sus mercados y sus ganancias
evitando la entrada de otros. Los oligopolios justificaban la petición debido a la
superabundancia del producto que querían proteger. Sin embargo, el mercado
automáticamente hubiese impedido la entrada de nuevos productores si de verdad hubiese
superabundancia. El mensaje es que el mercado es capaz de regularlo de forma óptima.

Los precios de los productos de la tierra que exigen mayores gastos periódicos o mayores
inversiones iniciales para permitir la producción son regulados por los productos más
comunes. La razón es que los nuevos productos sólo pueden costar lo suficiente para
compensar los costos más elevados respecto de los otros productos. Si costasen más que
eso, los productos más comunes serían desplazados. Si costasen menos, los productos
comunes desplazarían a los nuevos. En cualquier forma, los productos comunes regulan el
precio de los más exclusivos.

Cuando la demanda por un vino de calidad supera la oferta, ésta se vende a quienes están
dispuestos a pagar más. Por consiguiente el precio sube por sobre el del vino común. El
riesgo de perder esta producción más costosa, parece también justificar este precio más
alto.
En estas circunstancias de productos con más demanda que oferta y con mercados
protegidos por leyes que favorecen el monopolio, se observan también actitudes como
quemar el exceso de producción para mantener los precios altos, como con el tabaco.
Estas situaciones no pueden perduran. Eventualmente el mercado las regulará.

El precio de los productos para los que siempre habrá demanda (productos básicos para
alimentación humana), que está asociado a la renta que paga el inquilino al dueño para
producir dicha tierra, es capaz de regular todos los otros productos que se les relacionen
en los mercados. En Europa la renta por tierra productora de maíz, y por ende su precio,
regula la renta por todo otro terreno usado en cultivo. Esta capacidad de regular precios o
rentas exige que el terreno sea convertible entre un producto y otro. Si no es así, el
“mercado” no puede regular el precio.

Resumen del libro "Principios de


Economía Política y Tributación", David
Ricardo (1817)
Aviso importante: el resumen es incompleto, actualmente me he centrado en los
capítulos 1, 2 y 7, que son los prioritarios. Sólo está disponible el resumen que aparece
aquí. Animo a los más interesados a leer por sí mismos esta obra cumbre de la
Economía. Los capítulos más importantes son los siete primeros y el 23, el de la
maquinaria, que aún hoy en día es mencionado en conferencias.

En el 2017 se cumplirán los 200 años de la publicación de la primera edición en inglés


del libro.

Ficha técnica:

Título: "Principios de Economía Política y Tributación"


Título original: "On the Principles of Political Economy and Taxation"

Autor: David Ricardo


Fecha de publicación: 1817

En español: Fondo de Cultura Económica, 1959, 1973 y Ediciones Pirámide (Grupo


Anaya), 2003.
Para continuar el resumen, he cambiado a la edición del 2003 porque, según dicen, está
mejor traducida

Texto de la contraportada (edición de 1959):

"Principios de economía politica y tributación constituyen el núcleo central de la obra


de David Ricardo (1772-1823), pues en sus páginas estudia sistemática y
ordenadamente los diversos temas que integran la Economía Política. Su importancia
fue reconocida desde el primer momento; reeditada dos veces en vida del autor, en 1819
y 1821, desde su aparición suscitó numerosos comentarios en su país y en el extranjero.
Sus análisis de valor, de la renta, de la oferta y la demanda, de la mano de obra, del
comercio exterior, en suma, de los capítulos que integran la Economía Política clásica,
han sido considerados desde entonces no sólo como un tamiz de todo conocimiento
previo sino como culminación teórica de una época entera de la historia económica. El
brillante grupo de economistas que integraba su círculo - Malthus, Mill, McCulloch,
Torrens, Tooke y Trower figuran entre los sobresalientes- a veces discrepa de sus
opiniones pero siempre lo reconoce como su portavoz y lo alienta a poner por escrito su
pensamiento; así nacen, partiendo de un Ensayo inicial que tiene por objeto estudiar la
influencia del bajo precio de los cereales sobre las utilidades del capital (1815); los
Principios de economía política y tributación (1817), después de dos años de esfuerzo,
meditación y dedicación constantes."

Texto de la contraportada (edición de 2003):

"El inglés David Ricardo (1772-1823) fue el economista más importante después de
Adam Smith. Descendiente de la diáspora sefardí que huyó de la Península Ibérica -de
ahí su apellido-, los Ricardo pasaron a Italia, Holanda y finalmente se instalaron en
Londres, dedicándose a las finanzas, actividad en la que Ricardo alcanzó gran éxito
acumulando una apreciable fortuna. Más tarde se dedicó a la política, y sobre todo al
estudio de la economía, llegando a ser una de las figuras más importantes de toda la
historia de esta ciencia. Esta es una nueva traducción de su obra clave en la economía
clásica, Principios de Economía Política y Tributación, de 1817, fue el primer tratado
completo sobre la disciplina después de La Riqueza de Las Naciones, editada más de
cuarenta años antes. Ricardo planteó importantes innovaciones analíticas en cuanto a la
teoría del valor y la distribución, la ley de los rendimientos decrecientes y la teoría de la
renta, la célebre teoría de las ventajas o costes comparativos en el comercio exterior, los
impuestos y el paro tecnológico. Su profundidad intelectual y la forma notablemente
moderna en la que abordaba los problemas económicos, con un elevado y riguroso nivel
de abstracción - aun teniendo en cuenta que carecía de una educación universitaria
formal-, hizo que la influencia de los Principios de Ricardo fuera perdurable, siendo
admirado por economistas tan destacados como John Stuart Mill y Karl Marx en el siglo
XIX, y después Alfred Marshall, Piero Staffa y muchos otros hasta nuestros días."

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ÍNDICE

Capítulo 1. Sobre el valor.


Capítulo 2. Sobre la renta.
Capítulo 3. Sobre la renta de las minas.

Comentarios previos del lector.


El interés de David Ricardo es que, además de ser un importante teórico del mercado
del siglo XIX, es un autor que sigue vivo o lo han resucitado por el fuerte impacto que
la globalización tiene en nuestros días. En libros tan recientes como "La Tierra es
plana", de Thomas L. Friedman, (2005) sobre cómo competir en un mundo globalizado,
las recetas de Ricardo vuelven a la palestra. Por ejemplo, Friedman resalta su teoría de
la ventaja comparativa para exportar lo que mejor sabe hacer un país e importar lo que
mejor saben hacer otros países, algo que se puede aplicar en un mercado libre y global.

Parte de la polémica surgida entre Ricardo y su contemporáneo Malthus fueron las


Leyes de Granos de Inglaterra, en la que se discutía si unos precios más altos del cereal
significaban salarios reales más altos. De trasfondo estaba el tema del librecambio.

Sus ideas clave:

- Teoría del valor del trabajo

- Teoría de las ventajas comparativas en el comercio internacional

- Reformulación de la ley malthusiana de los rendimientos decrecientes

- Límites del crecimiento económico

-Redefinición de la teoría de la renta de la tierra y la distribución de los ingresos, renta


y beneficios

RESUMEN

Nota del lector: los capítulos son breves pero muy densos. Algunos párrafos son
auténticas lecciones de economía que han prevalecido durante dos siglos.

¿Qué es un bushel?: El autor cita reiteradamente la medida "bushel", que equivale a


"fanega" (en Castilla equivale a 55 litros de capacidad y en La Rioja a 2.000 metros
cuadrados de superficie, pero varía. Para hacerse una idea, puede equipararse a un
campo de fútbol arable).
CAPÍTULO 1 - EL VALOR
En este capítulo, Ricardo estudia el concepto de "valor".
Sus proposiciones son las siguientes:
1) El valor de una mercancía, o la cantidad de cualquier otra mercancía por la que pueda
intercambiarse, depende de la cantidad relativa de trabajo necesaria para su producción,
y no de la compensación mayor o menor que se paga por dicho trabajo.
2) Diferente remuneración para las diferentes calidades de trabajo. No puede ser causa
de variación en el valor relativo de los bienes.
3) El valor de los bienes resulta afectado no sólo por el trabajo aplicado inmediatamente
sobre ellos, sino por el empleado en los utensilios, herramientas y edificios con que
aquel trabajo es asistido.
4) El principio de que la cantidad de trabajo empleada en la producción de bienes regula
su valor relativo es modificado considerablemente por el uso de la maquinaria y de otras
formas de capital fijo.
5) El principio de que el valor no varía con el alza o la baja de los salarios se modifica
también con la duración diferente del capital y con la desigual rapidez con que se
restituye a quien lo emplea.
6) Estudia una medida invariable del valor, por ejemplo, el oro.
7) Estudia los diferentes efectos derivados de la alteración en el valor del dinero, el
medio en el que siempre se expresa el precio, o de la alteración en el valor de las
mercancías que el dinero adquiere.
David Ricardo resume en unas líneas el trabajo de sus dos antecesores, Adam Smith y
Malthus. La economía que estudiaron se basaba en la agricultura y sus frutos. Había un
propietario de la tierra (que percibe la renta), un capitalista ( que genera la utilidad) y un
trabajador ( que cobra un salario ). Sin embargo, Ricardo cree que sus antecesores no
entendieron la materia de la renta, que sería la palanca de la riqueza de los otros factores
( utilidad y salarios).
También estudia el valor y la utilidad de un objeto, y concluye que la utilidad en sí
(como el agua) no genera valor pero sí su escasez o las horas de trabajo que requiere
conseguir tal producto.
Una de las preguntas clave que formula es por qué si un invento duplica la producción,
los salarios no deben subir el doble y, en cambio, se mantienen iguales. La razón es que
opina que el valor de la producción y el de los salarios se valora de distinta manera, en
función de la hora-trabajo. [nota del lector: es un jarro de agua fría a la idea de que si
produzco el doble, cobro el doble, pues defiende la estabilidad de los salarios
independientemente de la producción].
En este capítulo, en mi opinión, se intuye el concepto de inflación cuando David
Ricardo se refiere a las fluctuaciones del valor del oro del Rey de España que trae de sus
colonias americanas, como una forma de explicar los continuos cambios del valor del
oro y la plata en función de las nuevas minas descubiertas. En ningún momento emplea
la palabra inflación pero a lo largo del capítulo parece estar refiriéndose a ella
continuamente para explicar las variaciones en el valor de las cosas y porqué alguien
que cobre menor salario en realidad podría tener un poder adquisitivo mayor si
desciende los precios de los cereales o los zapatos.
Posteriormente, Ricardo habla de que el valor tiene relación con las horas de trabajo y la
técnica más moderna o habilidad para hacer una tarea. El autor explica que en algunos
países requiere menos horas de trabajo la elaboración de una misma tarea por lo que a
unos países les interesa exportar productos fáciles de hacer e importar los difíciles
[ Nota del lector: vemos que ya en las primeras páginas del libro Ricardo introduce el
concepto de ventaja comparativa que todavía es usada por autores del siglo XXI para
explicar la globalización].
El autor estudia también el valor de los salarios en dos épocas distintas para ver si un
trabajador que cobraba bushel y medio de cereal cobrará más si luego le pagan un
bushel solo pero en un momento que se cotiza a mayor precio o con el que se pueden
compra más cosas.
Ricardo también estudia los efectos en el capital entre un agricultor y un fabricante de
paños y del algodón, que emplean al doble de trabajadores. Pero el valor del paño debe
ser mayor del doble que el del maíz porque necesitan varios años para amortizar las
maquinarias (lo que aumenta los precios de un año a otro).
Uno de ellos puede reinvertir sus beneficios y obtener renta de su capital mientras que el
otro debe destinarlo a gastos, incluidos el pago de intereses y amortización de la
maquinaria. La conclusión a la que llega es que la subida de los salarios no puede
superar el 7% porque eso rebajaría un 10% las utilidades correspondientes al capital fijo
y reduciría el precio. Lo que quiere decir que aquellas actividades que requieren
maquinaria costosa y largos periodos de producción antes de llevarlos al mercado
disminuirán en su valor relativo mientras que los bienes que fueron obtenidos mediante
el trabajo y rápidamente colocados en el mercado verán aumentado su valor relativo.
También recalca que no puede haber subida de los salarios sin una disminución
de los beneficios aunque sus efectos dice que son insignificantes, de un 1% en la
bajada de la producción.
Argumenta que cuando los salarios suben, a medida que prepondera el capital
fijo en una manufactura, el valor de las mercancías producidas en ella es
relativamente más bajo que el de las producidas en manufacturas donde
predomina el capital circulante.
Señala que las máquinas no elevarán su precio como consecuencia de un alza de
los salarios porque el fabricante que tenga dicha máquina gozará de una ventaja
especial si la vende al mismo precio mientras los sueldos suben. Es el público
quien se beneficia de la máquina, porque abarata todas las cosas hechas con ellas
y la duración de estas.
Sostiene que nunca varía el valor de las mercancías, a menos que una mayor o
menor cantidad de trabajo sea empleada en su producción, habiéndose
demostrado en esta IV sección que, sin variación alguna en la cantidad de
trabajo, la mera alza de los salarios ocasionará un descenso en el valor de cambio
de aquellos bienes en cuya producción se emplee capital fijo y cuanto mayor sea
el valor de este, mayor será el descenso.
Sostiene que en dos industrias que empleaban capitales iguales, las proporciones
de capital fijo y circulante eran desiguales. Pero añade que si la duración del
capital fijo es diferente y menor, se aproximará al capital circulante.
Sobre el patrón oro:
Dice que ni el oro ni otra mercancía puede ser nunca una medida perfecta del
valor para todas las cosas. Pero el efecto de una variación en los beneficios sobre
los precios relativos de las cosas es de poca importancia relativa y los efectos
más importantes son ocasionados por la variación de las cantidades de trabajo
requerido para su producción. Si suprimen esa causa de variación en el oro,
estaríamos cerca de poseer una medida normal fija del valor y habría posible ver
las variaciones de las otras.
Crítica a Adam Smith
Importante: crítica a Adam Smith: "Adam Smith y otros dijeron que un alza en
los salarios sería constantemente seguida por un alza en los precios de todas las
mercancías. Tal opinión carece de fundamento pues solamente se elevarían las
mercancías que tienen invertido menos capital fijo que aquella con la cual se
estima el precio, y las que tienen invertido más bajarían efectivamente de precio
cuando los salarios subieron. Si los salarios bajan, solo bajarían las mercancías
que tienen empleado capital fijo en proporción menor que aquella con la cual se
estima el precio: todas las que tienen más subirán efectivamente de precio".
Sobre el dinero, los salarios y los beneficios
Considera que el dinero es una mercancía invariable y que un aumento en los
salarios monetarios será a menudo ocasionado por una caída en el valor del
dinero. El alza salarial subirá los precios de los bienes pero el trabajo y las
mercancías no variarán, solo el dinero cambiará de valor.
Dice que la producción puede ser doblada por los adelantos de la maquinaria y la
agricultura, pero si también se duplican los salarios, la renta y los beneficios,
nada varía. Por eso, hace los cálculos a ver qué pasa cuando los salarios suben la
mitad, la renta un 60% y los beneficios suben el resto.
Hace el siguiente ejemplo:
Por cada 100 sombreros, chaquetas y quarters de cereal producidos los
trabajadores antes percibían 25, los terratenientes 25 y los capitalistas 50. Pero si
se doblan las mercancías y los trabajadores solo perciben 22, los terratenientes 22
y los capitalistas 56, se deduce que los salarios y la renta han bajado y los
beneficios han subido. Dado que las mercancías se han abaratado a la mitad, los
salarios han disminuido pero no constituye un descenso real porque dichos
sueldos le proporcionarán al trabajador una cantidad mayor de mercancías
abaratadas que sus salarios anteriores. Pero en todo caso, por mucho se
modifique el valor del dinero, no influye sobre la tasa de beneficios. Es decir,
cuando un producto se duplica, el truco está en cambiar las proporciones o
porcentajes de los salarios, renta y beneficio.
CAPÍTULO 2 - LA RENTA
Lo interesante de este capítulo es el análisis de los rendimientos decrecientes.
David Ricardo define el concepto de renta.
Renta: aquella parte del producto de la tierra que se paga al propietario por el
uso de las fuerzas originales e indestructibles del suelo.
Advierte que la gente (y hasta el propio Adam Smith) confunde la renta con el
interés y el beneficio del capital y en lenguaje corriente dicho término se aplica a
todo lo que un arrendatario paga al propietario de la tierra que cultiva.
Ricardo separa lo que es estrictamente la renta que se paga por el suelo de un
terreno del capital empleado en mejorar la finca con desecado, abonado, deslinde
por setos o construcción de cobertizos. Rebate a Adam Smith, que dice que ahora
se pagan muy bien los bosques noruegos por la madera que producen y que antes
no generaban renta alguna pero, aclara Ricardo, lo que se paga ahora no es el
suelo sino el permiso de quitar y vender la madera y no el de cultivarla.
El autor explica que cuando una provisión es ilimitada, como el aire o el agua
para hacer cerveza, no se paga renta alguna. Si la tierra fuese ilimitada, tampoco
se pagaría renta por su uso pero no lo es y además hay tierras de peor calidad,
que solo se pagan por ellas cuando aumenta la población y hay que cultivarlas y
también las de tercera calidad para aumentar la provisión de alimentos, lo que
hace elevar también la renta de todas las tierras más fértiles. Sobre cada tipo de
tierra hay que invertir capital para aumentar su rendimiento.
Pone un ejemplo de inversión mil libras en cada uno de 3 terrenos: de primera,
segunda y tercera calidad (que requiere mayor trabajo para obtener un producto).
Concluye que en la última no se pagaría renta porque esta procedería
invariablemente del empleo de una cantidad adicional de trabajo con un menor
rendimiento proporcional. Sí se pagaría renta en la tierra de primera calidad
cuando la segunda entrase a producir cereal y en la segunda cuando la tercera se
pusiese a labrar.
Por tanto, el valor de cambio de todas las mercancías no se regula por la menor
cantidad de trabajo que sea suficiente para su producción en circunstancias
favorables sino por la cantidad mayor de trabajo empleada para su producción en
circunstancias desfavorables. El nuevo producto sube de valor relativo porque se
emplea más trabajo para su producción. ("El cereal no es caro porque se pague
renta sino que se paga renta porque el cereal es caro"). Aunque el empresario
renunciase a toda su renta, el precio del cereal no se reduciría.
Aquí hay un párrafo para ecologistas:
"Si el aire, el agua o la presión atmosférica fuesen de varias calidades, si
estuviesen apropiados y en cada calidad existiese en cantidad moderada, también
producirían una renta cuando fueran entrando en uso sus calidades sucesivas".
Sostiene que la renta aumenta rápidamente cuando se reduce el poder productivo
de la tierra disponible. La riqueza aumenta más rápidamente en aquellos países
donde la tierra disponible es más fértil, donde las importaciones están menos
restringidas, y donde los productos pueden ser multiplicados por mejoras
agrícolas, sin ningún aumento en la cantidad proporcional de trabajo, y donde el
progreso de la renta es lento.
Crítica a Adam Smith
"Adam Smith no está en lo cierto al suponer que la ley fundamental que regula el
valor de cambio de las mercancías, es decir, la cantidad relativa de trabajo con
que son producidas, puede ser alterada por la apropiación de la tierra y el pago de
la renta. En la composición de la mayor parte de las mercancías entra materia
prima, pero el valor de esta y del cereal, se regula por la productividad de la
última porción de capital empleado en la tierra y que no paga renta. La renta,
por tanto, no es un componente del precio de las mercancías".
Añade que cuando la riqueza y la población de un país aumentan, si el aumento
es acompañado por progresos tan notables en la agricultura tendrá el efecto de
reducir la necesidad de cultivar las tierras más pobres o de emplear la misma
cantidad de capital en el cultivo de las más fértiles.
Las mejoras de la agricultura son de dos clases: 1) las que mejoran la rotación de
cultivos o 2) la elección más conveniente de los abonos.
Dice que para que la renta se reduzca basta con que las proporciones sucesivas de
capital se empleen sobre la misma tierra con rendimientos diferentes y que sea
retirada la porción que rinde menos.
Por ejemplo, yo tengo 3 terrenos, pago 60 de renta y produzco 100 bushels de
cereal. Si los cultivo intensamente, obtengo 100 con 2 terrenos y me ahorro la
renta del más caro y solo pago 30 de renta.
Concluye: Todo lo que hace disminuir las diferencias entre el producto obtenido
por las dosis sucesivas de capital empleado en el mismo terreno o en uno nuevo
tiende a bajar la renta y todo lo que hace aumentar aquellas diferencias produce
lo opuesto.
El terrateniente sería beneficiado por doble motivo: porque la misma mercancía
que recibe vale más y además la recibe en mayor cantidad.
LEY DE RENDIMIENTOS DECRECIENTES
El siguiente párrafo contiene la visión de Ricardo sobre la ley de rendimientos
decrecientes de la tierra.
"Ocurre a menudo, y aún, pudiéramos decir, con carácter general, que antes de
que se cultiven las números 2,3,4, o 5, o tierras de inferior calidad, el capital
puede emplearse de manera más productiva en las tierras que ya se encuentran
bajo cultivo. Acaso resulte que duplicando el capital originario empleado en la
número 1, a pesar de que el producto no se duplique, es decir, no aumentará en
100 cuartales, pueda incrementarse en 85 cuartales, y que dicha cantidad excede
la que podría obtenerse en la tierra número 3 empleando el mismo capital. En ese
caso, el capital se empleará de preferencia en la tierra vieja y creará igualmente
una renta, ya que ésta es siempre la diferencia existente entre el producto
obtenido mediante el empleo de dos cantidades iguales de capital y trabajo".
Según R.B.Ekelund (2005), lo que Ricardo demostró es que existían
rendimientos decrecientes tanto en el margen intensivo (mayor cantidad de
factores aplicada a la misma tierra) como en el margen extensivo (la misma
cantidad de factores aplicada a diferentes clases de tierra).
El producto marginal del capital y el trabajo se define como la variación del
producto total resultante de la adición de una nueva unidad del factor capital-
trabajo a la producción. De acuerdo con la ley de los rendimientos decrecientes,
el producto marginal disminuye a medida que se van añadiendo más unidades de
los factores en cada clase de tierra. Tal y como se han definido
convencionalmente y en este contexto, los rendimientos decrecientes del trabajo
se producen solo en el margen intensivo. Pero el producto total también
disminuye a medida que la producción se desplaza a tierras más pobres. En el
margen extensivo, la disminución del producto total se debe a las diferencias de
fertilidad.
[Nota del lector: En mi opinión, una de las enseñanzas que se extrae del libro de
Ricardo, y que sorprende e incluso abre los ojos a los estudiantes de economía,
es que ese dinero ahorrado en costes o ganado por la rentabilidad se puede
reinvertir para obtener intereses y aumentar la renta. Así lo explicará al tratar
las ventajas comparativas de producir vino en Portugal y no en Inglaterra, pues
el cambio al extranjero tiene como fin último generar ahorro o ingresos
excedentes que habrán de reinvertirse para obtener cuantiosos intereses].

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