La masculinidad incomodada:

backlash antifeminista y posmachismo

en tiempos de varones enojados
El Posmachismo, trampas y resistencias
contra la igualdad

Miguel Lorente Acosta

l. El espejo de la masculinidad

Cada hombre que cuestiona el machismo y su masculinidad

hegemónica es una amenaza para la cultura patriarcal, no sólo
por su renuncia y porque puede convencer a otros para que lo
acompañen, sino porque con su determinación demuestra que
la construcción androcéntrica es mentira, que no hay una sola
forma de ser hombre, y que su modelo de masculinidad es la
trampa que atrapa a los hombres en una especie de burbuja des-
de el nacimiento, como si fueran "bebés burbuja", para que no
tomen contacto con la realidad esencial de la sociedad, no la que
ellos han impuesto, y así evitar contagiarse de Igualdad61 • Por
eso resultan tan gráficas las actitudes y mensajes que dirigen a
los niños para reforzar su identidad por contraste bajo la idea de

61. Con la "Igualdad" recojo la posición que aglutina las políticas de género, las reivin-
dicaciones feministas, los planteamientos críticos con la desigualdad, las propues-
tas proactivas e impulsoras de la Igualdad, porque no se trata sólo de corregir las
consecuencias de la desigualdad, sino de reivindicar la Igualdad como valor, como
Derecho Humano, como sentimiento y como Ideal. Es lo mismo que sucede con
la Libertad, la Justicia o la Dignidad, que cuando nos referimos a ellas no sólo lo
hacemos como políticas o medidas para garantizarlas, sino como ese valor, ideal y
sentimiento que nos mueve y en el que nos identificamos.

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 que no sean niñas: "los niños no lloran", "los niños no juegan con
muñecas", "los niños no se visten de rosa".
El machismo es una trampa, la trampa de todas las trampas, y los
hombres sus artilugios para hacer caer a cada hombre en lo que cada
hombre ya ha caído. Y si no caen, ya se encargará alguien de empu-
jarlo dentro o fuera de su construcción tramposa.
Pero el machismo necesita algo más, no puede presentar-
se como una especie de imposición ni de amenaza, necesita de la
"normalidad" social como cómplice. Por eso el machismo no se ha
limitado a organizar las relaciones distribuyendo funciones, roles,
tiempos y espacios, sino que ha hecho la cultura a imagen y seme-
janza de los hombres para que sea la identidad y la condición la que
aparezca "de manera natural" asociada a cada uno de esos espacios
y funciones. El machismo es cultura, no conducta, y por eso en
momentos de crisis juega con esa construcción cultural y su nor-
malidad para influir en la sociedad y mantener su modelo. Y ahora
lo hace con el posmachismo.
2. El posmachismo y su estrategia
El posmachismo es una de las últimas trampas que la cultura pa-
triarcal ha puesto en práctica. Su objetivo es claro, busca jugar con la
normalidad como argumento y hacerlo, paradójicamente, en nom-
bre de la igualdad. Para los posmachistas todo lo que sea corregir la
desigualdad, que en gran medida se dirige a atender a las mujeres que
sufren sus consecuencias, es presentado como un ejemplo manifies-
to de desigualdad por no contemplar dentro de esas medidas a los
hombres. Incluso llegan a presentarlas como un ataque contra ellos,
puesto que muchas de estas iniciativas buscan modificar privilegios
que la cultura les ha concedido, es decir, los privilegios que los hom-
bres se han dado a sí mismos y que, por tanto, consideran normales.
El posmachismo lo tiene fácil porque juega en campo pro-
pio. Pretende que continúen las mismas referencias tradicionales, no
otras, y para ello su estrategia es generar cierta confusión y desorien-
tación, porque esa desorientación se traduce en duda, la duda en una
180
distancia que lleva a que la gente no se posicione respecto al tema en
cuestión, esta distancia se convierte en pasividad, y la pasividad hace
que todo continúe como estaba, es decir, bajo las referencias de la
desigualdad.
Ni la cultura, con toda su capacidad para determinar y definir la
realidad es tan poderosa, ni la violencia de género, con todo su daño
y amenaza resulta tan eficaz para mantener por sí sola la injusticia de
la desigualdad.
A pesar de la normalidad del machismo y de su omnipresen-
cia histórica, en todo momento y en cualquier lugar ha habido un
rechazo a su imposición, a esa rigidez de situar la identidad en la
condición, y la convivencia en espacios, tiempos, roles y funciones
diferentes para hombres y mujeres.
La propia conciencia de injusticia que el machismo tiene al es-
tructurar la cultura y sociedad de manera interesada, y el conoci-
miento del abuso que se ejerce desde el poder para lograr sus objeti-
vos, lo llevan a establecer mecanismos de control para mantener su
orden, entre ellos la violencia. Pero también lo obligan a adaptarse
a las nuevas circunstancias, hecho que conduce a modificar las refe-
rencias de su construcción a partir de las críticas que han existido en
todo momento. Este proceso dinámico lo ha obligado a variar de es-
trategia, de nivel de permisividad ante las expresiones del machismo,
y de mecanismos de control para mantener su orden. Nada tiene que
ver en la forma de presentarse el machismo ni los machistas de hoy
con el machismo y los machistas de hace 1O, 50 o 100 años, sin em-
bargo, en todo este tiempo los hombres han mantenido su posición
de poder dentro de una cultura y una sociedad que les da la razón.
Es parte de la estrategia machista de "cambiar para seguir igual",
es decir, asumir cambios para evitar la crítica frontal, y, sobre todo,
impedir que el cuestionamiento y el rechazo a las consecuencias del
machismo se puedan presentar como una misma realidad, y que di-
cha realidad sea asociada a la construcción cultural que crea las con-
diciones y da las razones para que la realidad sea esa, y no otra.
Esa estrategia machista de "cambiar para seguir igual" se basa en
cambios adaptativos, no transformadores. O lo que es lo mismo, en
modificaciones que no buscan romper con la construcción injusta de
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 poder levantada sobre los hombres y lo masculino, y que sólo preten-
den adaptarla a las nuevas realidades con un triple objetivo: ocultar la
verdadera dimensión y significado del machismo, impedir la crítica
generalizada a todas sus consecuencias, y evitar que dichas manifes-
~aciones se relacionen con la cultura machista de la que surgen, y de-
Jarlas como producto de las circunstancias particulares de cada caso
y contexto.
La estrategia para conseguirlo también es doble, por un lado está
la negación de esas consecuencias o de parte de ellas, presentándo-
las como problemas ajenos al machismo; y por otro, la confusión,
es decir, la introducción de elementos que potencian la ya existente
pasividad de la sociedad frente a todo aquello que surge de su propia
estructura como reflejo de las ideas, valores, costumbres ... que la
definen. O sea, de todo lo que nace de la cultura para mantener el
orden dado dentro de los límites establecidos.
Y en esa estrategia, el encargado de la confusión es el posmachis-
mo. Una confusión que ahora ha encontrado un ambiente idóneo
gracias a la posverdad y toda su mentira, y a los instrumentos de
difusión masiva que suponen las redes sociales.
La distribución de tareas en la actualidad es evidente y resulta
muy eficaz para sus objetivos. Existen tres niveles desde los que actúa
el machismo:
l. El machismo invisible que representa la cultura y su
normalidad cómplice levantada sobre la desigualdad, la cual se
entie~de como neutral y ajena a todos los problemas y conse-
cuencias, aunque no lo sea.
. 2. ~1 machismo explícito con toda su fuerza, imposición y
v10lencta, pero también con sus ideas, valores, instituciones ...
que permite alcanzar tres objetivos: castigar a quien se sale de
los límites, amenazar al resto para que no lo intenten, y pre-
sentar a los hombres "descubiertos" en estas conductas "exce-
sivas" como precio para que todo siga igual. Se actúa con ellos
con la estrategia del "chivo expiatorio", la cual permite que
unos pocos paguen por todos, y que la mayoría sigan actuando
desde la invisibilidad y la impunidad.
182
3. El posmachismo, el cual se mueve con los argumentos
de la cultura entre el terreno del machismo explícito para dar-
le un significado diferente a la realidad, de manera que esta
no parezca consecuencia del machismo, y sea entendida como
producto de los elementos del contexto cercano y de las cir-
cunstancias particulares. Y todo ello lo consigue, tal y como
hemos apuntado, a través de la confusión.
Y para lograr la confusión el posmachismo recurre a la mani-
pulación, a la desinformación, a la mentira, al ataque directo y el
descrédito de las posiciones contrarias ... todo basado en el uso de la
posición de superioridad y fuerza que otorga el machismo a quienes
hablan en su nombre, y jugando con la ventaja añadida de contar de
su lado con las referencias de una cultura que entiende toda esa ar-
gumentación como una forma de defender su modelo, y que percibe
la igualdad como un ataque a las referencias tradicionales y causante
de un desorden insoportable.
Por eso, quien se sabe con el poder que da tener una posición
por encima de la polvareda, lo que le interesa es levantar la mayor
cantidad de polvo posible, puesto que sabe que el resto de posicio-
nes se perderán intentando avanzar a través de él, mientras que el
machismo dirigirá la realidad hacia donde él quiera, incluso en ese
ambiente. Hoy la polvareda es la confusión y los vientos que la levan-
tan, las palabras.
Un ejemplo cercano de esta estrategia posmachista lo tenemos
en la violencia de género. Los datos de la Organización Mundial de
la Salud (OMS, 2013) muestran que el30,1% de las mujeres del pla-
neta han sufrido o sufrirán en algún momento de su vida violencia
por parte de su pareja o expareja, y los informes de Naciones Unidas
revelan que cada año entre 40.000 y 45.000 mujeres son asesinadas en
el contexto de las relaciones de pareja y familiares (UNDOC, 2013).
Ante esta situación objetiva que se refleja en cada país, en lugar de
entender que estamos ante un problema grave que necesita ser abor-
dado de manera específica para incidir en los elementos y factores
que la originan, desde el posmachismo lanzan mensajes para confun-
dir y evitar que la sociedad se posicione de manera firme y rotunda
183
 contra ella. Entre sus argumentos, por ejemplo, está la referencia a
que la mayoría de las denuncias por esta violencia son falsas bajo el
argumento de que todo lo que no termina en sentencia condenatoria
es "denuncia falsa". La confusión aumenta cuando dicen también
que ?o hay que distinguir entre violencias, y que no hay que dirigir
medtdas específicas frente a la violencia que sufren las mujeres, 0
cuando intentan desviar la atención al argumentar que las mujeres
también maltratan a los hombres o a otras mujeres. Todo busca el
objetivo de ocultar la realidad de la violencia de género, y de justificar
sus casos sobre las circunstancias del contexto en que se producen,
pero, sobre todo, lo que pretenden es evitar que se relacione la vio-
lencia contra las mujeres con la construcción de género de la cultura
machista, que considera esta violencia como un instrumento a dis-
posición de los hombres que lo decidan para corregir o castigar a sus
mujeres y, en consecuencia, poder controlarlas también por esta vía.
3. Los hombres posmachistas
Los hombres asumen los roles auto-asignados con todas las modifi-
caciones y adaptaciones que sean necesarias para lograr que perdure
la fratría como conjunto de referencias representadas por cada uno
de los miembros, y cuya supervivencia se basa más en el recambio
de las piezas que en el cambio en sí de las pautas, las cuales sólo se
modifican como consecuencia de la consolidación de los cambios
individuales surgidas dentro del grupo.
De esta forma las referencias o valores nunca están en cuestión,
pues no se produce un debate sobre ellos ni sobre la necesidad de
cambiar, y sólo aquellos cambios que tras una especie de darwinismo
social permanecen son los que influyen en la adaptación de los hom-
bres al nuevo contexto 62 , como si se tratase de una asunción pasiva de
62. Por ejemplo, cuando los cambios sociales han conllevado que las mujeres se in-
corporen al mercado laboral, tengan menos hijos e hijas, y los tengan más tarde,
los hombres se han adaptado a esas circunstancias y muchos han asumido tareas
Y funciones domésticas que permiten integrarse en la nueva realidad de manera
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nuevas formas de conducta y relación sin que en ningún momento
entren en cuestión los elementos que definen la posición de poder de
los hombres como referencia.
Los hombres han abandonado sus posiciones rígidas y distantes
y se han aproximado al hogar para salir de él con una nueva indu-
mentaria adaptada a los tiempos de hoy en día, pero sin que en nin-
gún momento hayan dejado de ser quienes pueden hacer uso de la
última palabra y quienes pueden imponer sus criterios como dicta-
dos de un bien superior coherente con el orden que los mantiene en
una posición más elevada.
Ellos han controlado el progreso y ellos han sido quienes han
definido lo que era progresar, y, de hecho, cuando se mira con pers-
pectiva el recorrido social en la historia se observan muchas trans-
formaciones en los hombres, pero dentro de un mismo escenario de
decorado cambiante.
Ese contexto adaptativo y la asunción de nuevas posiciones y es-
trategias, está definido por el "posmachismo".
Uno de los principales objetivos de la reivindicación es contra-
rrestar y neutralizar los avances de la igualdad y de las mujeres por
medio de una estrategia que actúa sobre las diferentes iniciativas
que puedan cuestionar la posición de los hombres y las referencias
del patriarcado, de manera que la "crítica a la crítica del androcen-
trismo" se convierta en un respaldo y permita su continuidad. Para
evitar el rechazo el posmachismo se reviste de feminidad y busca
alianzas con muchas mujeres identificadas con los roles tradicio-
nales asignados por la cultura y así evitar que la credibilidad de las
propuestas pueda ser puesta en duda por partir exclusivamente de
los hombres.
Los elementos que predominan en la estrategia posmachista
son la neutralidad, el cientificismo, el interés común, el argumento
del beneficio económico para quien defiende la igualdad, la idea
más fácil que quienes no aceptan que sus parejas mujeres trabajen. Estos cambios
adaptativos modifican la expresión de la masculinidad, pero no hay tran_sforma-
ción puesto que no lo hacen desde la reflexión ni la crítica, y porque mantienen su
posición de poder y referencia sobre su condición masculina.
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de imposición y adoctrinamiento como parte de una ideología ex-
cluyente, y el ataque personal y descrédito de quienes se posicionan
en contra del posmachismo.
La teórica NEUTRALIDAD en sus planteamientos pretende
marcar distancias con las iniciativas que se proponen desde los mo-
vimientos a favor de la igualdad y el feminismo. El posmachismo
dice que ellos no quieren beneficiar a hombres ni a mujeres, que ellos
buscan lo mejor para todos, y de este modo hacen una crítica directa
a las medidas de igualdad dirigidas a las mujeres, como si éstas fueran
parte de un privilegio por ser mujeres, cuando en realidad son actua-
ciones dirigidas a abordar las consecuencias sufridas por la desigual-
dad, bien sean en forma de violencia, discriminación, o de cualquier
otro tipo. Es como si un programa de salud basado en la vacunación
de las personas en riesgo ante una enfermedad infecto-contagiosa
fuese criticado por no vacunar a toda la población. No tiene sentido y
resulta ridículo, pero estos mismos planteamientos cuando se hacen
en temas de igualdad suelen tener mucha receptividad al jugar con
los valores y los prejuicios existentes.
El CIENTIFICISMO también busca romper con la posición del
feminismo y de la igualdad. El posmachismo parte de la base que
la igualdad es un planteamiento ideológico, no una realidad, puesto
que para ellos la realidad está en la desigualdad y en la distribución
desigual de funciones entre hombres y mujeres. Para reforzar sus
propuestas y marcar distancia de un teórico planteamiento ideoló-
gico, recurren al dato, y para ello manipulan estudios y resultados de
manera que sean sintónicos con los que plantean desde su posición
ideológica. Por ejemplo, los estudios del Consejo General del Poder
Judicial indican que aproximadamente el 20% de las sentencias por
violencia de género no son condenatorias, y el posmachismo con-
cluye sobre este dato que el 80% de las denuncias son falsas al no
traducirse en condenas. Con ello generan la confusión en la sociedad
e indican que las denuncias falsas están presentes en un porcentaje
elevado del total, cuando en realidad una sentencia no condenato-
ria no indica que la denuncia haya sido falsa, simplemente que los
elementos de prueba existentes no son suficientes para romper la
presunción de inocencia que ampara al acusado. Pero da igual, lo
186
importante es generar confusión y hacer que se dude de la realidad
de la violencia de género.
El INTERÉS COMÚN parte del juego anterior y pretende re-
forzar la idea de que el posmachismo es quién en verdad defiende
la igualdad buscando lo mejor para toda la sociedad, para hombres
mujeres, niños y niñas, no como las medidas de igualdad que "sólo se
centran en las mujeres y que, incluso, se dirigen contra los hombres".
Pero, además, por si todo esto fuera poco, al margen del cuestio-
namiento implícito a sus propuestas, el planteamiento posmachista
incluye dos elementos críticos directos hacia la igualdad que cuentan
con mucha receptividad en el momento actual.
Uno de ellos es la referencia al BENEFICIO ECONOMICO DE
QUIEN DEFIENDE LA IGUALDAD. Todo se presenta bajo la re-
ferencia actual de los "chiringuitos feministas" como una forma de
"ganar dinero", de "beneficiar a las organizaciones afines o a gente
cercana", o de poner en marcha servicios que no sirven para nada
salvo para "colocar a los amigos y a las amigas". Y por supuesto, todo
ello en detrimento de otros recursos, programas, ayudas ... que sí son
necesarias. El argumento económico siempre es eficaz, pero en tiem-
pos de dificultades económicas ha encontrado una receptividad aña-
dida que al unirse a los otros argumentos facilitan la pa~ividad, cuan-
do no el rechazo directo de las iniciativas a favor de la Igualdad.
El otro argumento "de moda" es hablar de ADOCTRINAMIEN-
TO. Para esas posiciones, abordar la igualdad sólo es un instrumento
"atractivo" para conseguir imponer una ideología y unos valores al
resto de la sociedad, por eso hablan de "ideología de género" y han
tomado la palabra "género" como sinónimo de todo lo malo, dog-
mático y radical, con el objeto de plantear la amenaza sobre esos tér-
minos y hablar de adoctrinamiento. Esta posición refleja de forma
muy gráfica cuál es su imagen de la realidad.
La extensión de su planteamiento se ve como transmisión de los
valores aceptados, lo cual se entiende como "educación", mient~as
que transmitir la igualdad como valor y corregir las consecuencias
de la desigualdad se ve como "adoctrinamiento". De este modo .se
llega a la paradoja de que hablar de los valores y ~e l~s ~efer~~nas
que luego dan lugar a la violencia de género, a la discnmmanon, al
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aislamiento y alejamiento de las mujeres de la vida pública ... es edu-
car. Mientras que lo contrario, y permitir una sociedad más justa y
pacífica, es adoctrinamiento.
El otro elemento característico es el DESCRÉDITO Y ATAQUE
DE LAS PERSONAS QUE SE POSICIONAN A FAVOR DE LA
IGUALDAD. La idea es sencilla: si se desacredita a esa persona, lo
que diga o proponga no tendrá valor. Por eso nunca faltan los insul-
tos personales, la invención de historias profesionales y vitales pa-
ralelas o las referencias a la actuación por interés económico, con lo
cual cierran el círculo y potencian el descrédito.
Con todas estas acciones y con la actitud adoptada por los
hombres posmachistas, consiguen una gran eficacia a partir del
"camuflaje femenino", la neutralidad de sus propuestas, el obje-
tivo del interés común, la aparente ausencia de carga ideológica y
los mensajes aislados e inconexos que buscan un efecto sumatorio.
Con estos elementos llegan a neutralizar en la práctica gran parte
de las reivindicaciones de las mujeres que son presentadas como
sectarias, interesadas, antinaturales y contrarias a los hombres, y,
por tanto, a la propia igualdad.
4. "Hombres víctimas,
Quien está acostumbrado a recurrir a la violencia interpreta con
facilidad las referencias populares basadas en argumentos bélicos.
Por dicha razón, cuando gran parte del debate gira alrededor de la
violencia de género y de las mujeres como víctimas de la misma, el
posmachismo y su estrategia de confusión reacciona en este sentido
y lanza su "ataque" para presentar a los "hombres como víctimas" de
toda la transformación social que conlleva la igualdad.
El posmachismo está construido sobre una falacia tan grande
que, como hemos indicado, hace normal la desigualdad y la violen-
cia dentro de ella hasta el punto de invisibilizarlas y negarlas. De ese
modo, tal y como hemos apuntado, presenta la normalidad como
algo neutral y adecuado para hombres y mujeres, y habla de todo
lo que propone corregirla como un ataque, de ahí que considere la
188
Igualdad como una amenaza y las medidas desarrolladas en su nom-
bre como una agresión.
Esa falacia sólo puede construirse sobre el valor y la credibilidad
de la palabra y la voz de los hombres, capaces de ocultar la propia
realidad tras su sonido y su monólogo, pues de lo contrario habría
bastado una contra-argumentación crítica hacia ese modelo, o la
simple descripción de una realidad caracterizada por la discrimina-
ción, el abuso y la violencia contra las mujeres para desmontar esa
mentira irreal.
Pero a pesar de la solidez de esa estructura, el machismo ha teni-
do que cambiar de planes conforme la Igualdad ha avanzado y la so-
ciedad se ha hecho más crítica con él. Y para ello, con independencia
de contar con todo el arsenal de la cultura en forma de ideas, valores,
creencias, mitos, estereotipos ha introducido nuevas estrategias con
las que contrarrestar las situaciones más delicadas, siempre contando
con el peso y la gravedad de su palabra.
Una de esas estrategias es tomar una parte por el todo para es-
conder la realidad bajo el eco del relato que la acompaña, y trans-
mitirla por el aire con la velocidad de la urgencia y la necesidad.
Así, por ejemplo, para contrarrestar la violencia de género y sus
homicidios, desde el machismo se dice que la mayoría de los casos
conocidos son denuncias falsas o que las mujeres también maltra-
tan; ante las mayores tasas de desempleo femenino, afirma que se
deben a que las mujeres prefieren quedarse en casa al cuidado de la
familia; frente el bajo porcentaje de mujeres en puestos de decisión,
indican que su biología las hace menos competitivas y que son ellas
las que renuncian a asumir responsabilidades. De ese modo, toman
aquellos casos existentes bajo esas u otras razones para, a partir de
ese pequeño margen de "verdad", construir toda la falacia que su-
pone generalizarlos.
Pero esa estrategia no es suficiente. Al menos, ya no es suficiente.
Antes podría serlo cuando su posición era incuestionada y todos
los mecanismos de poder, desde la capacidad de influir al control
social, reducían al mínimo su cuestionamiento. Pero ahora no sólo
existe una conciencia crítica sobre las manifestaciones del machismo
en todas sus formas, sino que también se conoce toda la estrategia
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 desarrollada y el entramado social que hace de esa construcción
cultura y normalidad. Por eso el machismo necesita algo más, y
ese plus pasa por presentar a los hombres como víctimas de la si-
tuación que ellos mismos han creado y defienden. Y lo hacen, no
para cuestionarla, sino todo lo contrario, para responsabilizar a
las mujeres y generar cierta confusión al presentar a los hombres
como "víctimas" de las circunstancias que caracterizan la reali-
dad social, y así hacer creer que ésta no sólo es negativa para las
mujeres. De ese modo niegan el resultado y, sobre todo, niegan
la desigualdad y el machismo como origen de estos resultados,
al tiempo que sitúan las causas en las circunstancias aisladas de
cada uno de los problemas en lugar de incidir en los factores co-
munes que afectan a todos ellos.
Como ejemplo de la situación que los convierte en víctimas ha-
blan de que los hombres, en general, sufren más violencia que las
mujeres, que las custodias de los hijos e hijas se las dan a las ma-
dres, que son ellos los que realizan los trabajos de más riesgo, que
sufren más accidentes de tráfico y laborales, que tienen una menor
esperanza de vida media, que la tasa de suicidios es más alta en los
hombres ... Pero esa lectura, basada en la situación histórica, no es
suficiente, ya no les basta con presentarse como víctimas de la des-
igualdad, ahora lo amplían para mostrarse también como víctimas
de la Igualdad, y aparecer como "dobler~ente víctimas".
Y la explicación que dan para justificar que son víctimas de la
Igualdad la estructuran sobre una doble referencia: por un lado, afir-
man que el feminismo y la Igualdad niegan la realidad, y por otro que
en esa negación se esconde la victimización de los hombres. Entre los
argumentos que utilizan para presentar a los hombres como víctimas
están todas las afirmaciones que repiten incansablemente en las redes
sociales y allí por donde vayan. Algunos ejemplos son:
• Afirman que desde el feminismo se niega la existencia
de denuncias falsas, cuando en realidad lo que se niega es que
sean el 80%, como ellos afirman en España, y se reconoce que
representan alrededor del 0,017%, dependiendo del año, tal y
como recoge la Fiscalía General del Estado.
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• Dicen que se niega la violencia contra los hombres, aun-
que tampoco se niega, sólo se insiste en que, al margen de su
menor incidencia en las relaciones de pareja, no existe una
construcción cultural alrededor de ella que lleve a responsa-
bilizar a la víctima, a justificar al agresor, y a entenderla como
algo "normal", como sí ocurre con la violencia de género.
• También afirman que la Igualdad está en contra de la
custodia compartida, cuando de lo que está en contra es de
la "custodia compartida impuesta" al margen de las circuns-
tancias que han caracterizado la relación y la responsabilidad
ejercida antes de la separación.
• Por lo tanto, la Igualdad y el feminismo no están a favor
de que la custodia sea para las madres por ser mujeres, sino
que sea para las mujeres cuando han ejercido de madres sin
que los hombres hayan asumido su responsabilidad de padres.
• Tampoco está a favor de que los padres se queden sin
hijos e hijas, ni de que los niños y niñas se queden sin padre,
todo lo contrario, lo que se quiere desde la Igualdad es que esa
paternidad sea ejercida desde el primer momento, no a partir
del último instante de la convivencia.
• Del mismo modo, desde la Igualdad no se pide que se
ponga a mujeres en puestos de responsabilidad por ser muje-
res, sino que no se las excluya de esas posiciones por serlo, y
que no se dé la duda por cierta cuando se trata de mujeres y la
capacidad por segura cuando se trate de hombres. Por tanto,
lo que se cuestiona es que el trabajo y sus responsabilidades
se presenten como un derecho para los hombres y como una
opción para las mujeres.
Y así podríamos continuar "hasta el infinito y más allá" con los
argumentos falaces utilizados desde el machismo con el doble ob-
jetivo de generalizar situaciones puntuales para camuflar todas las
manifestaciones de la desigualdad y el machismo, y para presentar a
los hombres como víctimas de la desigualdad y de la Igualdad.
Esta estrategia no es gratuita ni inocente, es otra trampa de su
resistencia, pues en el fondo viene a reforzar toda la construcción de
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la desigualdad bajo la idea de la necesidad de protegerse ante los ata-
ques que se hacen en nombre de la Igualdad, y a legitimar la violencia
contra las mujeres como una conducta proporcionada y ajustada a la
situación existente.
No es nada nuevo, sucede en todos los regímenes dictatoriales y
en las estructuras de poder, las cuales aprovechan su posición para
presentarse como víctimas de una amenaza concretada en sus "ene-
migos", bien se trate de otras posiciones políticas, movimientos so-
ciales, ideas ... para de ese modo conseguir apoyo y cohesión entre
los suyos, y justificar el uso de la violencia bajo el argumento de la
amenaza y de la provocación de quien la sufre. Y hoy el machismo,
que es poder, está utilizando la estrategia de presentar a los hombres
como víctimas. Víctimas históricas de la desigualdad y víctimas pre-
sentes de la Igualdad.
Los hombres no son víctimas del machismo, sino su producto;
y el machismo, como tal modelo jerárquico de poder, hace que
muchos hombres sufran las consecuencias negativas del mismo,
pero siempre junto a los beneficios y privilegios que el sistema les
aporta como hombres. Por eso la solución a los problemas que
existen en la sociedad se solucionan con un nuevo modelo de con-
vivencia basado en la Igualdad y con una nueva forma de entender
la masculinidad, no reivindicando más machismo ni considerando
a los hombres como víctimas de una Igualdad que perciben como
un ataque.
Los hombres tienen que cambiar. Es cierto que necesitamos una
nueva masculinidad si la entendemos como un "ser hombre" distin-
to, pero no una nueva construcción masculina; no podemos pensar
que el problema es solo de los hombres -como el desempleo de las
personas desempleadas, el de una determinada enfermedad de los
enfermos que la padecen o el generado por un desastre natural sólo
de los afectados-. Los hombres debemos hacer una reflexión sobre
nuestro rol en la sociedad, pero el camino está perfectamente tra-
zado y el destino de la igualdad claramente indicado, así se ha he-
cho históricamente desde el feminismo y por eso debemos unirnos a
ese debate y hacerlo con las mujeres. Es la única forma de conseguir
el verdadero objetivo si es lo que realmente se pretende. Hablar de
192
masculinidad como algo diferente, o por lo menos sin considerar la
feminidad, puede llevarnos a una desigualdad práctica que de una u
otra forma se asemeje a la actual. No podemos abandonar una so-
ciedad androcéntrica y patriarcal para llegar a una sociedad "mas-
culiniforme" en la que un nuevo tipo de masculinidad ocupe la po-
sición central por una doble vía: la genético-histórica, por proceder
de los hombres-autoridad del androcentrismo; y la social-afectiva,
por haber hecho el esfuerzo de cambiar y de abandonar posiciones
de poder. Desde esta perspectiva, no podemos descontextualizar la
reflexión de la nueva masculinidad del resto de las situaciones so-
ciales en las que las mujeres son presentadas como maltratadoras,
o como malas madres que abandonan el cuidado de los hijos para
atenderse más a ellas mismas, o como malas hijas que dejan de pre-
ocuparse de los padres para desarrollar un trabajo. Porque mientras
que todo eso ocurre, son los propios hombres quienes se presentan a
sí mismos como "los b uenos " , tanto por hb a er d"d
eJa o d e ser " malos"
cuando las mujeres "empiezan a ser malas", como por la nobleza de
sus sentimientos basados en el reconocimiento de una injusticia y en
la búsqueda de la paz.
Una nueva masculinidad no tiene sentido si no se construye so-
bre la igualdad, sólo será otro satélite del universo androcéntrico. Por
eso el papel de los hombres debe ser un elemento más en busca de la
revolución social que suponga la igualdad entre mujeres y hombres,
no un objetivo en sí. Estamos hablando de una situación de poder,
y nadie se organiza para rendirse, sino para seguir con ciertos privi-
legios. Debemos conseguir una nueva "generación" que agrupe a lo
masculino y a lo femenino, puede ser un nuevo género o no, pero la
igualdad debe ser la base y el fundamento de esa construcción social,
no sólo un objetivo que alcanzar, pues entonces cada uno dirá haber-
lo logrado según su visión particular.
El posmachismo dice que ya se ha alcanzado la igualdad y que
todas las políticas, iniciativas, medidas, acciones que se realizan en su
nombre en verdad suponen una discriminación, cuando no un ata-
que, contra los hombres. Es una trampa de sus resistencias, los retos
para la igualdad siguen presentes, pero cada vez estamos más cerca
de alcanzarla y cada día lo logrado es más sólido. Y en ello, el papel
193
 de los hombres y de una nueva forma de entender la masculinidad
sobre las referencias de la Igualdad y las aportaciones del feminismo,
es uno de los elementos esenciales.
Referencias bibliográficas
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diferenciales de la agresión del hombre a la mujer". I Jornadas Es-
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UNDOC (2013). Global study on homici~e. Geneva.
194
La Andrósfera
Samir Petrocelli
El presente trabajo se basa en aproximadamente tres años de in-
vestigación on line sobre determinado tipo de contenidos en In-
ternet, elaborados y dirigidos específicamente hacia varones. Estos
contenidos tocan directamente temáticas actuales sobre masculini-
dad, feminismo y transformaciones sociales contemporáneas, pero
haciéndolo desde un posicionamiento que puede definirse como
reactivo y, esencialmente, antifeminista.
A lo largo de los últimos años, se puede percibir la proliferación y
expansión -en distintos lugares del mundo, culturas y lenguas- de
estos contenidos que se han ido haciendo de una narrativa propia,
más o menos unificada y articulada, y que dan cuenta de todo un
posicionamiento ético e ideológico que se les ofrece a los varones,
especialmente jóvenes, que acceden a los mismos.
Este trabajo ha tropezado con dificultades tanto metodológi-
cas como conceptuales, ya que, por el tipo de material y la lógica
de su circulación, asimilación y transformación en la nube, no se
ha podido hacer una delimitación de autores, ni de "escuelas",
como tampoco de fuentes puntuales, salvo raras excepciones.
La labor ha consistido más bien en la recopilación, lectura, vi-
sualización, registro, comparación, sistematización y síntesis de
múltiples materiales tanto textuales como audiovisuales, princi-
palmente en idioma inglés y también en castellano. El propósito
195
 que se busca aquí es presentar un panorama, una descripción de
los contenidos a los que los varones jóvenes están teniendo cada
vez más fácil acceso.
Para comenzar, conviene situar algunos antecedentes. Durante
la década de 1970, y en el marco de las importantes transformaciones
sociales de esos años protagonizadas por los movimientos de muje-
res, surgió, principalmente en EE.UU., Gran Bretaña y Canadá, el
interés de algunos autores del campo de las ciencias sociales por la
crítica a los roles de género tradicionales de los varones. En aquel
contexto, los trabajos de autores como Jack Sawyer o Warren Farrell,
con una fuerte apoyatura en las teorías de género, apuntaban, en un
primer momento, a dar cuenta de la manera en que dichos roles tra-
dicionales involucraban fuertes costos y cargas para los varones, en
detrimento de su salud física y mental, su vida afectiva y social, y
planteando importantes correlaciones entre masculinidad patriarcal
y problemáticas como la delincuencia y la violencia en general. No
obstante, no transcurrió mucho tiempo hasta que el debate en torno
al concepto de privilegios masculinos ("male privilege") operó como
un divisor de aguas al interior de este incipiente Movimiento por la
Liberación del Hombre.
La gravitación de este concepto fue y sigue siendo clave, espe-
cialmente por las consecuencias a nivel de la agenda política que se
desprende de su reconocimiento o rechazo. Por tal motivo, hacia
fines de esa década se produjo la fractura del movimiento en dos
facciones; por un lado, una que continuó más o menos integrada al
feminismo, compartiendo el interés por el logro de la equidad entre
varones y mujeres y la erradicación de la violencia machista, desde el
reconocimiento de las desigualdades basadas en género y la acepta-
ción de la base patriarcal de las mismas. Por otro lado, una de ins-
piración conservadora, haciendo hincapié en lo que denominaron
los "Derechos de los Hombres" (Men's Rights). Así, los adeptos a la
Militancia por los Derechos de los Hombres (Men' s Rights Activism,
o MRA), comenzaron, inexorablemente, a posicionarse desde un ex-
preso antifeminismo, con una narrativa que denunciaba lo que ellos
fueron planteando como las "injusticias del sistema legal occidental y
ginocéntrico". Sus reclamos se fueron centrando principalmente en
196
las vicisitudes de hombres heterosexuales divorciados o en proceso
de divorcio, en torno a los temas de tenencia, regímenes de visitas,
cuotas alimentarias, falsas denuncias por violencia doméstica o por
abuso, entre otros, pero también planteando críticas a los sistemas
de adopción, de servicio militar o la práctica de la circuncisión, por
ejemplo. La idea central que articula las posturas del MRA es que no
sólo no existirían los privilegios masculinos en las democracias oc-
cidentales actuales (definen estos privilegios como "ilusorios"), sino
que, por el contrario, serían las mujeres las que se han hecho con un
sinnúmero de desproporcionadas ventajas respecto a los varones (es-
pecialmente en los temas de familia dentro del ámbito judicial, pero
no solamente), sobre la base de las leyes logradas por la presión de los
movimientos feministas.
Es por este tipo de lecturas que es posible definir al MRA como
una reacción o "Backlash" contra el feminismo. Estas ideas han en-
contrado eco también en América Latina, como lo atestigua, por
ejemplo, la existencia de organizaciones como APADESHI (Asocia-
ción de Padres Alejados de sus Hijos) que, desde los años '90 en Ar-
gentina se manifiestan en idéntico sentido.
Este brevísimo repaso no pretende dar exhaustiva cuenta de las
discusiones y procesos de los movimientos masculinistas surgidos
durante el siglo pasado, sino situar los antecedentes de una narrativa
sobre los varones y su lugar en la sociedad actual, que ha venido ga-
nando fuerza y difusión, con el auge de la era de la información y la
comunicación. Y es que, efectivamente, el surgimiento de Internet ha
sido aprovechado para dar continuidad, circulación y llegada masiva
a contenidos que continúan y engrosan el Backlash mencionado más
arriba, con su antecedente en los postulados del MRA.
Entrando en la red
El término Manosphere (traducido al castellano como "Andrósfe-
ra", algo así como "Esfera del Varón") se usa habitualmente para
definir y agrupar al conglomerado de blogs, sitios, páginas de Fa-
cebook, canales de YouTube, etc., cuyo contenido está dirigido
197
 casi exclusivamente a varones, en particular varones jóvenes, tocan-
do una amplísima variedad de temas, pero compartiendo una visión
declaradamente antifeminista, como se verá en detalle más abajo.
Quizá, algunas características de Internet la han vuelto espe-
cialmente proclive para estos fines, ya que la misma provee de una
audiencia prácticamente mundial, a la vez que brinda cierto anoni-
mato, tanto para los que producen como para quienes consumen
y comparten los contenidos. De esta manera, funciona como un
medio para evadir una posible sanción social sobre individuos par-
ticulares63, debido a la misoginia explícita de los contenidos. Indu-
dablemente, el centro de producción de contenidos de la Andrósfera
se encuentra en EE.UU., motivo por el cual en este artículo se han
tomado sobre todo materiales en idioma inglés. Pero, tanto su ter-
minología como sus comunidades, ganan rápidamente adeptos en
Iberoamérica, existiendo seguidores y espacios análogos en prácti-
camente todos los países de habla hispana.
Efectivamente, es complicado hacer el intento de resumir y sis-
tematizar los contenidos de esta vasta red informal que es la An-
drósfera, no sólo porque su variedad de temas es amplia (van desde
mejoramiento personal hasta técnicas de seducción, pasando por
alegatos filosóficos, religiosos, económicos, educativos y políticos
contra la sociedad occidental actual, y funcionando como foros de
intercambio o comunidades), sino porqÜe es posible encontrar dis-
crepancias entre las distintas "corrientes" respecto a cómo atacar
los problemas actuales que se pretenden establecer y que afectan
a los varones de diferentes formas. No obstante, como ya se dijo,
todo el material de la Andrósfera se encolumna en una postura de
reacción antifeminista que se presenta, y esto es quizá lo interesan-
te, de una manera cada vez más articulada, aggiornada e incluso
63. Una excepción en este sentido es el caso de Julien Blanc, fundador de RSD, Real So-
cial Dynamics, que es un grupo dedicado actividades de tipo coaching, tanto vir-
tual como presencial. Este grupo ofrece "estrategias de seducción para hombres".
En muchas de sus lecciones, Blanc instaba a los participantes a tomar actitudes
rayanas con la violencia sexual, lo que le significó quedar inhibido para ingresar a
distintos países con sus conferencias.
198
"coherente", con un glosario propio que intenta ser novedoso, pre-
ciso y original. Se propone un relato racional, organizado, acerca
de los lugares y roles de varones y mujeres en la actualidad, sus
desventuras, e incluso una ética y valores tradicionales, cuyo resur-
gimiento se alienta y fundamenta.
Píldora azul y píldora roja
Para aproximarse a este relato de la Andrósfera y sus términos, una
vía práctica puede ser comenzar con la referencia a la película es-
tadounidense de ciencia ficción The Matrix (1999), ya que la mis-
ma ocupa un lugar central en dicha narrativa. En esta película, la
humanidad ha sido esclavizada por las máquinas, que obligan a los
seres humanos a transcurrir su existencia conectados a un programa
informático que crea para ellos un mundo ilusorio en el que creen
vivir (ésta es "La Matriz"), mientras que, en la realidad fáctica, están
siendo vampirizados y mantenidos en estado vegetativo, sin ninguna
conciencia de esta esclavitud. Este filme, sumamente famoso y un
éxito de taquilla internacional, presenta a su héroe en una coyuntura
dramática: Neo (interpretado por Keanu Reeves), deberá elegir, en
un momento dado de la película, entre permanecer conectado a la
Matriz, en un estado artificial de conciencia y habitando el mundo
ficticio provisto por el programa, o bien despertar a la realidad ver-
dadera, para cumplir su destino de derrotar a las máquinas y liberar a
la humanidad. Esta difícil decisión aparece representada por una op-
ción entre una de dos píldoras, que le es planteada a Neo por Morfeo,
un personaje que funciona como guía y que ya ha despertado de la
Matriz: Neo debe elegir entre ingerir una píldora azul (Blue Pill) que
representa el retorno al sueño de la Matriz, o una píldora roja (Red
Pill) mediante la cual se produce el despertar. Neo elegirá la píldora
roja para convertirse en el héroe, por supuesto.
Esta escisión entre mundo ficticio, artificial, de dominación in-
advertida y mundo real de liberación, tal como aparece metaforizada
en la película por la dicotomía entre las dos píldoras, es fundamental
en la terminología y en todas las narrativas de la Andrósfera. Según
199
las mismas, el escenario planteado a los varones actuales replicaría
esa disyuntiva, y todos los varones, lo sepamos o no, haríamos en
alguna medida esa elección entre una de ambas pastillas. Ahora bien,
¿qué mundos se abren al tragar una u otra píldora, según el relato de
la Andrósfera?
En términos generales, los blue pillers (los de la píldora azul), se-
rían quienes aceptan vivir en el mundo "oficial". Este mundo aparece
retratado como el del discurso políticamente correcto dominante; el
de las izquierdas, de la tolerancia y el reconocimiento de los derechos
de las minorías, cuyos gobiernos y medios de comunicación, de tipo
progresista, han sido influenciados por el lobby feminista, introdu-
ciendo cambios en sus sistemas políticos, educativos, sanitarios y ju-
diciales, que favorecen a las mujeres en detrimento de los hombres.
Los varones de este mundo azul, cuyo proyecto de vida está dirigido
principalmente a casarse con una mujer y a constituir una familia es-
table, han sido educados en la creencia de que la mujer es depositaria
de todas las virtudes y ha sufrido, y sufre aún, todas las discrimina-
ciones y desigualdades por el hecho de ser mujeres en un sistema pa-
triarcal. Se trata de un mundo que es presentado por el Estado y los
medios como patriarcal, cuando sería, en realidad, ginocéntrico, en
el que las mujeres son colocadas en un altar e idealizadas como com-
pañeras leales, capaces de retribuir con amor genuino a los "hombres
buenos" (Nice Guys) que se ocupen de elias.
Mientras tanto, los hombres cabalmente masculinos son de-
nostados como misóginos, agresores, violadores, discriminadores
y portadores de una "masculinidad tóxica". Es interesante notar
que, al referirse al mundo de la Blue Pill, frecuentemente se hace
alusión a la influencia de, por ejemplo, la industria cinematográ-
fica de Hollywood o Disney en la conformación de la subjetividad
masculina. Sus historias románticas habrían instalado también en la
mente de los niños varones la idea de la mujer como frágil prince-
sa, colocada en un pedestal de adoración, que sería merecedora de
los sacrificios y hazañas de los "blancos caballeros". Los varones que
ingieren la Blue Pill están a un paso de convertirse en "Manginas".
Este término, fuertemente peyorativo, resulta de la contracción en-
tre Man (hombre) y "vagina", cuya escritura en inglés es idéntica a
200
la del castellano. Los "Manginas" serían varones preocupados por la
realidad de las mujeres, dispuestos a defenderlas y a tomar partido
por ellas en diferentes situaciones, que les reconocen sentido, validez e
incluso autoridad a su palabra. No está demás decir que, de los "Man-
ginas", los más despreciados son los varones abiertamente feministas;
ellos pertenecen a la más baja laya, la de los traidores.
Como contrapartida a este mundo de engaños, basado en un
condicionamiento social destinado a la destrucción de los varones y
de la sociedad occidental en su conjunto, por corrupción de sus bases
sociales este escenario apocalíptico es el que se plantea como hori-
zonte del paradigma ginocentrista- se ofrece la alternativa de la Red
Pill, la píldora del despertar y del conocimiento. La Red Pill supone
la ruptura y el rechazo de todo lo que se ha aprendido de la sociedad
actual respecto a los lugares de varones y mujeres.
El pantallazo sobre la mujer y la sociedad feminista y ginocéntri-
ca actuales que la píldora roja provee es presentado como fáctico,
descarnado y verídico, al no estar atravesado por el filtro de la co-
rrección política que impondría el feminismo. La mujer occidental
actual, de esta manera, será presentada en términos generales como
un ser esencialmente engañoso, desleal, materialista y ventajista. Sus
palabras no apuntarían a la razón o a la verdad, sino a la resolución
de toda situación y conflicto de manera favorable a sus intereses,
siempre vinculados a su seguridad, a la mayor comodidad alcanza-
ble, así como a su validación personal, a sentirse amadas, deseadas,
admiradas como perfectas, sin límite ni medida a ese narcisismo gi-
nocéntrico. En consonancia, el objetivo del feminismo actual, y de su
influencia a nivel político, no sería en realidad lograr la equidad en-
tre varones y mujeres, sino la destrucción de la masculinidad, de la
familia tradicional y el control global de la sociedad. Estarían detrás,
las manos de sus financistas plutócratas, como George Soros64 , que
64. George Soros es un inversionista y magnate estadounidense de origen húngaro a
quien, desde sectores de derecha, se le ha atribuido apoyo, tanto político como
económico, a causas sociales como Black Lives Matter, movimientos feministas y
LGTBIQ+, imputándole intenciones espurias de desestabilización de los gobier-
nos occidentales.
201
se verían directa o indirectamente beneficiados económicamen-
te en el proceso. En efecto, este apartado económico y geopolítico
de la Andrósfera es harto intrincado para comentar y excedería el
marco de este breve trabajo; la síntesis es que la emancipación de
la mujer, el aumento de los divorcios y separaciones, el colapso de
los valores tradicionales y otros fenómenos sociales asociados al
feminismo, han sido en realidad planes de los grandes capitalis-
tas para ampliar y diversificar sus mercados y crear subjetividades
fuertemente individualistas, acordes a la meta de maximizar sus
ganancias monetarias.
En el relato de la Red Pill se plantea que el principio fundamen-
tal que rige, y ha regido desde siempre, el comportamiento de la
mujer es el de la denominada hipergamia. Este concepto, tomado
de algunas observaciones de la etología en el reino animal, es defi-
nido como la tendencia femenina a buscar una pareja de status ma-
yor al propio, ya sea en términos económicos, de atractivo físico,
posición o reconocimiento social, etc. La hipergamia de las hem-
bras humanas habría servido, desde el inicio de la humanidad, como
un mecanismo evolutivo que aseguró la supervivencia y expansión de
la especie, por cuanto favorecía la elección de un compañero ''fuerte",
"apto", etc., que podía pasar sus genes exitosos a su prole, a la vez que
asegurar la supervivencia de la misma y de la madre. En principio,
no es planteado como un mecanismo pernicioso. Los problemas
comenzarían cuando se produce la combinación entre la hiper-
gamia natural de las mujeres y los desajustes sociales y vinculares
ocasionados por el feminismo, en particular por sus dos últimas
olas. El efecto fundamental de esa combinatoria es lo que aparece
denominado como la Desregulación del Mercado Sexual (Desregu-
lation of the Sexual Marketplace). Este mercado aparece organizado
alrededor de los valores que varones y mujeres pueden ofrecerse
mutuamente. De más está decir que la narrativa es decididamen-
te heteronormativa. Los varones ofrecen dos valores principales, a
saber, atractivo físico y capacidad de proveer económicamente; las
mujeres, por su parte, sólo atractivo físico, acompañado como mu-
cho, de su capacidad reproductiva. En este mercado, tanto varones
como mujeres son caracterizados según una escala numérica del 1
202
al10 según la medida en que posean dichos valores. Ahora bien, el
planteo es que en una etapa pre-feminista, las mujeres elegían va-
rones con un "puntaje" más o menos acorde al propio, igual o un
poco mayor, lo cual aseguraba que una mayoría de los varones, con
un mínimo de capacidad de provisión, pudieran acceder a al me-
nos una pareja para consolidar una familia. Además, las sanciones
sociales que le cabían a las mujeres que se comportasen de manera
"promiscua", hacían que ellas no pudieran cambiar de compañero,
pasar fácilmente de una pareja a otra, ni nada que se pareciese a
una búsqueda por el mejor "candidato". Menos aún si ya se había
elegido uno, que debía durar para toda la vida.
Con la llegada del feminismo, este equilibrio se desfasó. Al li-
berarse las mujeres de sus límites morales, y al ser idealizadas por
un relato que las coloca como seres maravillosos, subidas al pe-
destal de todas las virtudes, las mujeres de puntajes bajos o inter-
medios comenzarán a buscar pareja apuntando exclusivamente a
los varones de puntaje alto. Así, por ejemplo, mujeres de puntajes
entre 3 y 7, buscarán pareja entre hombres de puntaje de 8 a 10,
quedando de este modo la inmensa mayoría de los varones, con
puntajes de 1 a 7, excluidos del mercado sexual. Como corolario,
las mujeres acumularían un poder mediante el cual podrían, en
cualquier momento y sin justificación, encarar una separación o
divorcio en un contexto legal que las favorecería a priori, logran-
do quedarse con todos los bienes, estableciendo un régimen de
tenencia que borra a los padres varones y una cuota alimentaria
que los condena a la miseria. Los varones se preguntan "¿Cómo
pudo dejarme después de tantos años de trabajo y de sacrificio?
¿Qué pasó con el amor que me juró que sentía?" Las respuestas son
fuertes y pesadas: "Nunca te amó, y no es tu culpa. Las mujeres, en
realidad, no aman nunca de verdad a un hombre, solamente aman
lo que ese hombre les puede dar en un momento dado, sea status,
confort, seguridad. Solamente dijo que te amaba porque eso era lo
que le servía para lograr sus metas".
Ahora bien, ¿cuáles serían las alternativas para los varones frente
a este ominoso estado de cosas estatuido por el feminismo, y que la
Red Pill permite develar?
203
PUAs, MGTOWs e InCels
Nuevamente, resulta complejo organizar la plétora de opiniones y
escenarios que se encuentran en la Andrósfera, a pesar de que todas
ellas parten de esta narrativa común. Optamos por hacerlo a través
de tres líneas generales en un continuum diferenciado según su ni-
vel de radicalización. Que, a su vez, seguramente sea concomitante
con el grado de resentimiento contra el feminismo, implícito en
cada reacción.
Habría un nivel primer nivel más moderado, en el que se par-
te de la propuesta de "superar" o "digerir" la posición más visceral
de condena o despecho respecto de la mujer hipergámica del Oc-
cidente contemporáneo, abrazar las lógicas imperantes en el nuevo
mercado sexual, y encarar un programa de mejoramiento personal
que aumente las posibilidades de éxito dentro del mismo. En este ca-
pítulo se podrían incluir los contenidos elaborados por los llamados
"PUAs" o Pick Up Artists (algo así como "Artistas del Levante" o de
la seducción). Es importante aclarar que ese mejoramiento personal
no se limita simplemente a mejorar la propia situación económica
o apariencia física. Más aún, esos aspectos ni siquiera son presenta-
dos como indispensables hic et nunc. De lo que se trata esencialmen-
te es de lograr la condición de Macho ~fa (Alpha Male). Aparecen
aquí nuevamente las extrapolaciones al campo social de conceptos
propios de los estudios etológicos sobre comportamiento animal.
Los varones estaríamos divididos en tres grupos: los Alfa, los Beta y
los Omega. Los varones Omega son aquellos que no tienen ningu-
na oportunidad de conquista, ya sea por una falta total de atributos
masculinos, de habilidades sociales, de atractivo físico o de recursos
económicos; permanecen marginados del mercado sexual.
En tanto, los Beta son varones capaces de proveer económica-
mente y que pretenden ofrecer su amor, sus buenas atenciones e in-
tenciones, y su capacidad de trabajo y estabilidad económica para
agradar a las mujeres y lograr que ellas los amen por ello. Los Beta
son, entonces y por definición Blue Pillers. Son los varones expuestos
a las manipulaciones, engaños y traiciones de las mujeres, pues las
consideran dignas e iguales, las oyen y respetan intrínsecamente. Los
204
Betas son recurridos por las mujeres, en determinadas coyunturas de
su vida, a fin de obtener provisión y seguridad, pero no por genuino
deseo sexual y, menos aún, por amor.
Los varones Alfa, finalmente, encarnarían un ideal de masculi-
nidad en el que radica la configuración de características realmente
deseadas por las mujeres y, en definitiva, importantes para el éxito de
un hombre en todas las esferas de la vida. Son hombres independien-
tes económica y afectivamente, desapegados, dominantes en las rela-
ciones tanto de pareja como en las relaciones sociales en general, con
una fuerte autoconfianza, asertivos, agresivos cuando es necesario,
sexualmente hiperactivos, conquistadores y competitivos. Pero, ade-
más, son varones que conocen la mendaz naturaleza femenina, no
caen en la trampa de sus manipulaciones y saben imponerse a cada
momento, mostrando la firmeza de su carácter, controlando adecua-
damente sus emociones. El objetivo a lograr para tener éxito en este
mundo ginocéntrico, entonces, sería alcanzar la condición de Alfa,
que es esencialmente un estado mental, una actitud, para burlar las
encerronas del mercado sexual actual y obtener la mayor cantidad de
mujeres posible, admitiendo incluso la posibilidad de aventurarse en
relaciones duraderas. Y el enfoque exitoso para esas relaciones sería
partir de la premisa de que el relato feminista es engañoso aún para
las propias mujeres: ellas, a pesar de que el feminismo abogue por lo
contrario, interiormente no desean la disolución de la asimetría de
poder respecto de los varones, pues solamente respetan a hombres
que no las respetan, que las subordinan de una u otra manera, que no
ceden a sus caprichos y demandas, y que, a todos los fines prácticos,
conducen la relación y toman las decisiones.
Las mujeres, cuando están con varones beta que no saben desen-
volverse e imponer límites claros, se vuelven quejosas, inician peleas
y se tornan desdichadas e insatisfechas, motivo por el cual terminan
siendo infieles con un varón alfa que sí las sabe encarrilar y susci-
tar su deseo con una actitud realmente masculina. Las feministas, al
acusar y combatir la verdadera masculinidad, la masculinidad Alfa,
acusándola de tóxica y misógina, están produciendo un ambiente en
el que sólo pueden desarrollarse varones beta; varones fallidos, deva-
luados, femeninos, dóciles. Esto se les habría vuelto irónicamente en
205
 contra, puesto que serían las mismas mujeres las damnificadas, y da-
rían cuenta de esta fatal situación mediante la conocida máxima: "Ya
no hay hombres". En este contexto de una mayoría de varones Betas,
convertirse en Alfa sería la manera de aprovechar la hipergamia fe-
menina dentro del mercado sexual occidental posfeminista. Las des-
cripciones de los atributos del Alfa, como se ha visto, se correspon-
den prácticamente punto por punto con las caracterizaciones de la
masculinidad patriarcal que encontramos en muchos trabajos sobre
masculinidades desde la perspectiva de género, y la versión sobre la
mujer contiene todos los estereotipos y representaciones peyorativas
y míticas clásicas.
En segundo lugar, un escalón más alto en el grado de radicali-
zación, se podría ubicar al que quizás sea el más importante de los
grupos de la Andrósfera, a saber, los Hombres que siguen su propio
Camino (MGTOW: Men Going Their Own Way). Así se presentan su
sitio oficial:
"Hombres que siguen su propio camino", es una declaración de
autopropiedad, en la que el hombre moderno preserva y protege su
propia soberanía por sobre todas las cosas. Es la manifestación de
una palabra: "NO". Rechazando tontos preconceptos y definiciones
culturales sobre lo que es un hombre, sin mirar a nadie para tener un
guiño social. Rehusándose a reverenciar, arrodillarse y servir, sólo
para ser tratado como un objeto desechable. Y viviendo de acuerdo
a sus propios intereses, en un mundo que preferiría que no lo haga.
En otras palabras, sentido común para hombres (En www.mgtow.
com, 24-03-2020).
Tal vez, lo primero que llama la atención sea la clara asimi-
lación de cierta retórica del feminismo: soberanía sobre sí mismos,
capacidad de decir "No", rechazo de las preconcepciones de género
impuestas socialmente, rehusarse a ser "objetos", tomando de esta
forma aquello que juega en el feminismo, como movimiento de
transformación social, a nivel de una cierta potencialidad proseli-
tista. Se puede proponer que, de un modo general y especialmente
las personas jóvenes, son más proclives a abrazar las causas que
suponen el enfrentamiento con un orden dominante establecido,
que las que dicho orden dominante defiende. En otras palabras,
206
la estratagema, muy artera para sumar adeptos de este sector de la
Andrósfera, consiste en adoptar y a la vez revertir los postulados
del feminismo, describiendo un estado de cosas en el que serían
los varones y no las mujeres, quienes realmente sufren opresión en
base a preconcepciones de género, en el marco de una sociedad gi-
nocéntrica. De hecho, es frecuente encontrar argumentos negando
la existencia del Patriarcado (como lo hace el psicólogo canadiense
Jordan Peterson) y planteando que en realidad la sociedad de las
democracias occidentales se ha tornado lisa y llanamente matriar-
cal y misándrica. La propuesta básica MGTOW para los varones es
la de evitar sistemática y voluntariamente cualquier relación con las
mujeres. Se admiten como máximo, y en un nivel más superficial
de adhesión a esta "filosofía" (los niveles de adhesión a la misma
también se estratifican y explican en los contenidos de la Andrós-
fera) las relaciones ocasionales con fines sexuales. Cabe mencionar
que la prostitución aparece admitida e incluso alentada, y no faltan
las fantasías con un mundo ideal del futuro en el que las mujeres
serían reemplazadas por dóciles robots femeninos, pero se rechaza
toda idea de relación estable y más aún de matrimonio. Tales vín-
culos sólo pueden conducir a los desenlaces aciagos mencionados
más arriba. Un matrimonio en la actualidad llevará a vivir traba-
jando para mantener a mujeres que no respetan, ni aman ni re-
tribuyen a sus hombres, para luego ser abandonados en cualquier
momento sin mayores explicaciones, seguramente con falsas de-
nuncias de violencia o violación de por medio, y finalmente quedar
desvalijados en procesos judiciales de divorcio en los que el Estado
no tiene imparcialidad, pues está totalmente dominado por el lo-
bby feminista. Y, además, siendo frecuentemente obligados a duras
cuotas alimentarias, a la vez que separados de sus hijos y privados
de todo contacto con ellos, so pena de perder su libertad. El casa-
miento con estas nuevas mujeres empoderadas, que el feminismo
ha creado, sólo puede resultar en una condena para los varones.
Más aún, la radicalización de este camino propio de los MGTOW
supone un alejamiento, no sólo de las mujeres, sino de la sociedad
ginocéntrica dominante en general, evitando por todos los medios
producir riqueza que pueda ser expropiada a través de impuestos
207
 que se destinen a la manutención del Estado feminista. Éste último
sería el nivel más profundo de adhesión a la "filosofía" MGTOW.
En tercer lugar, y en un extremo total de radicalización, llega-
ron a proliferar los autodenominados InCels (contracción de In-
voluntary Celibates o "Célibes Involuntarios"). Se trata de varones
heterosexuales que se encuentran, según su definición, marginados
del mercado sexual, enfrentando una situación que es percibida por
ellos como de persistente frustración sexo-afectiva, rechazo y sole-
dad, por no poder relacionarse con ninguna mujer. Esta situación
se traduce en una actitud de resentimiento total, principalmente
hacia las mujeres, pero también hacia los varones sexualmente ac-
tivos. Muchos de los foros y páginas InCel enfrentaron bloqueos,
reportes y denuncias, pues allí se realiza una diatriba misógina sin
ningún filtro, incluyendo apología explícita de la violencia de gé-
nero. Más aún, casos como los de Elliot Rodger y Alek Minassian,
jóvenes que llevaron a cabo masacres en EE.UU65 , han sido referi-
dos a su relación con estas comunidades. Vale decir, criminales de
odio que se gestaron en la Andrósfera y también, indudablemente,
emergentes de un paradigma mortífero más amplio a nivel políti-
co, económico y filosófico. La Black Pill ("Píldora Negra"), aparece
como la denominación de esta postura de máxima toxicidad, carac-
terizada por el rechazo y el rencor irrec<?nciliable hacia las mujeres
en el contexto del feminismo, y hacia un mundo, en teoría, organi-
zado alrededor del respeto por los derechos.
65. Los crímenes conocidos como "La masacre de Isla Vista de 2014" ocurrieron el23
de mayo perpetrados por Elliot Rodger, de 22 años de edad, cerca del campus de la
Universidad de California en Santa Bárbara. Siete personas murieron, incluyendo
al asesino, y trece personas fueron heridas. Previamente al hecho, Rodger subió a
YouTube un vídeo, titulado "Elliot Rodger's Retribution", en el que expone las
motivaciones detrás de su matanza, que describió como un deseo de castigar a las
mujeres por rechazarlo y también el deseo de castigar a los hombres sexualmente
activos por vivir una vida mejor que él. Por su parte, Alek Minassian llevó a cabo
el "Ataque de la furgoneta de Toronto", que ocurrió el23 de abril de 2018 cuando
una furgoneta alquilada de gran tamaño fue conducida a los peatones a veloci-
dades de 60 a 70 kilómetros por hora a lo largo del Yonge Street en el distrito co-
mercial de Toronto, matando a 10 personas e hiriendo a otras 15. La investigación
determinó antecedentes similares al caso de Rodger.
208
Conclusiones
La Andrósfera, en conclusión, abre la vía a la expresión de una áspera
perspectiva de la masculinidad actual, donde se despliegan todos los
matices de la reacción, teniendo como hilo conductor una clausura:
la de repensar lo medular de esa masculinidad, la de hacer visible
cualquier desigualdad, violencia o privilegio, la negación de toda so-
lidaridad o empatía, o propuesta de superación.
Podría pensarse que estas expresiones, MGTOW y Red Pillers,
son acordes a la época actual, a sus lógicas, tecnologías y medios de
comunicación. Sin embargo, expresan los mismos conceptos del
sexismo más "tradicional". Ya el Viejo Vizcacha, en sus consejos a
Martín Fierro, le advierte que, si quiere vivir tranquilo, se dedique a
"solteriar". Una mirada MGTOW descrita por José Hernández, que
también declama a través de sus personajes que la mujer tiene el cora-
zón como barriga de sapo, es decir, frío. Es el concepto de hipergamia,
la mujer como calculadora de las ventajas que puede extraer de un
hombre, pero sin amar nunca genuinamente más que a sí misma. Lo
esencial no ha cambiado.
Sería una subestimación y un error estratégico reducir estos
blogs y páginas a meras expresiones misóginas caricaturescas. Tam-
poco basta con la pertinente indignación frente a ellos. Lo cierto es
que estos contenidos son deliberadamente elaborados por actores
que perciben que existe un mercado apresto a consumirlos; un mer-
cado ideológico que ha surgido en reacción a las transformaciones en
proceso y logradas por los movimientos de mujeres y de la diversi-
dad, y del clima de polarización que se afianza cada vez más, tocando
múltiples áreas críticas de conflicto social.
Este mercado de varones ha sido claramente identificado. Si allí
apuntan estos mensajes, si son seguidos y consumidos, es porque
ofrecen una suerte de guía de respuestas a sus problemas, de justifi-
caciones a la rabia que engendra la amenaza a los privilegios y a las
columnas vertebrales de sus sistemas de valores.
Se les brinda un espacio de recepción y resonancia de sus frus-
traciones y resentimientos frente a lo complejo de las relaciones
humanas como tales, más aún en esta era de la puesta en cuestión
209
del amor monógamo y perdurable, y de un patriarcado conmo-
cionado en tanto garante del sentido, la identidad y el proyecto de
vida masculinos.
Se oferta una visión cínica y misógina, de rechazo a las relaciones
afectivamente responsables, que no hace más que denunciar la vi-
gencia implícita de los modelos del amor romántico masculino que,
quizá, no se han deconstruído con la misma profundidad que los
de las mujeres, pues tal vez aún falte visibilizarlos y tomarlos como
campo de trabajo, crítica y prevención. Modelos de amor romántico
basados en las ideas de propiedad sobre los cuerpos, del valor de las
mujeres en función de su virtud y moral sexual, y de la expectativa
de respeto reverencial y retributivo que los varones merecerían por
entregar su libertad y su fuerza de trabajo en una relación duradera.
El mensaje androsférico parece ser el siguiente: "No es que tus para-
digmas patriarcales estén mal, sino que a causa del feminismo ya no
quedan mujeres que valgan la pena."
Y en la medida en que, asimismo, continúa el auge incólume
de los valores del éxito en lógica capitalista para los varones como
referencia de su autoestima, la Andrósfera se vale de ello también
para urdir mensajes eficaces que produzcan seguidores. La oferta de
modelos tipo Macho Alfa, con sus correspondientes "guías de com-
portamiento", capaces de enfrentarse a otros, competir y triunfar por
tener los pantalones en su lugar, brinda m! engañoso norte frente a
la precariedad económica creciente a nivel global, responsabilizando
a los sujetos por su falta de carácter y "hombría", y no a los sistemas
económicos por su crueldad intrínseca.
Mientras las mujeres se encaminan hacia el logro de un empode-
ramiento cada vez más afianzado, muchos varones se encuentran aún
tomados por una visión en la que son ellos quienes desde su poder
deben seducir, conquistar, proteger, proveer y conducir; se identifi-
can con esta visión, actúan desde ella y con cada vez mayor frecuencia
se encuentran sin eco en ese juego que proponen, resultando esto en
confusión, frustración y desconfianza hacia las mujeres.
En suma, las narrativas de la Andrósfera permiten a los varo-
nes jugar a colocarse en el lugar, siempre moralmente superior, de
las víctimas injustas de un sistema, con toda la carga y exaltación
210
anímica que eso implica. Les permite tomar el lugar de los excluidos,
de los perseguidos, como en los aireados reclamos que suelen surgir
frente a consignas como "Muerte al Macho". Les pone a disposición
un reconocimiento y un reaseguro a sus propios prejuicios ancla-
dos fuertemente en lo emotivo, en lo que de ellos existe de visceral-
mente reactivo, de patriarcal, más aún frente a la consolidación del
feminismo como ética de lo político y lo público a nivel, al menos
declarativo, de los Estados. Satisfacen su nostalgia, que retoman de
sus padres, nostalgia por un mundo "normal", con familias sólidas,
y la seguridad de un hogar y una mujer a la medida de sus deseos,
para toda la vida, incondicional. Estos mensajes, además, se elaboran
hábilmente con una apoyatura en la cultura de masas, y en la épica
de los héroes que derrocan a la Matriz esclavizadora hecha de espe-
jismos. Recurren también, a la vez, a una validación esencialista del
dominio masculino, pero condimentada con un poco de deconstruc-
cionismo, pues la crítica MGTOW es, e1i un punto, también una crí-
tica a la masculinidad clásica de varón proveedor. Pero es una crítica
que no los hace sentir demonizados ni indignos, sino lo contrario: la
promesa es convertirse en luchadores en contra de un orden impues-
to, autoritario e insensato.
Este mercado ideológico de varones existe, se ve en los números
de vistas, suscripciones, posteos, comentarios, memes, en aumento
constante en la Andrósfera. Varones, muchísimos de ellos muy jóve-
nes, ávidos de sentido y argumentos para enfrentar el antagonismo
del cual muchos se sienten objeto por parte de lo que se les presenta
como discurso "feminazi".
Ahora bien, el problema que surge es claro: se deben pensar es-
trategias concretas para contrarrestar la llegada a las subjetividades
masculinas de estas influencias, y se debe hacerlo a sabiendas de lo
que estas influencias implican. Dicho más claramente, es importante
que el Estado y la sociedad civil a través de sus organizaciones dispu-
ten abiertamente estos modelos, mediante políticas públicas y cam-
pañas específicas sobre masculinidades, programas de sensibilización
y capacitación en ámbitos educativos, deportivos, redes sociales, etc.
Es clave que se brinden respuestas alternativas a las de estos con-
tenidos, esencialistas, reactivos y conservadores, a los interrogantes
211
de los varones actuales, respuestas alternativas que sean inclusivas y
apoyadas en una perspectiva de género.
La perspectiva de género es la que permite excluir todo desti-
no prefijado como una maldición y abrir la posibilidad a la decisión
desde una ética de derechos humanos, redimensionando las dificul-
tades en juego en la deconstrucción, que no se reducen a una mera Backlash: los movimientos de varones enojados 66
resistencia en la pérdida de privilegios, sino que incluyen la crítica y
superación de aspectos identitarios y afectivos que son constitutivos
de las subjetividades, y que no han sido aun suficientemente asumi- Por Michael Flood, Ph. D.
dos y abordados desde la política pública.
Ningún pibe nace misógino.
Traducción: Martín Vainstein.
Revisión y edición: Daniel Jones 67 •

Comentario del traductor

En este trabajo, Michael Flood realiza un breve repaso y ofrece un

panorama sobre los movimientos de varones enojados en Australia.
Si bien con características específicas del país, muchas de las espe-
cificaciones de estos movimientos -como sus explicaciones esen-
cialistas y biologicistas del género, sus veneración por un modelo
de familia patriarcal que comprenden como única y natural, y sus
posturas explícitamente antifeministas-, pueden hallarse en otras
partes del mundo. Ahora bien, en medio del Ni Una Menos, la lucha
por el Aborto Legal y la cuarta ola del feminismo, cabe preguntarnos
¿está todo esto generando un movimiento opuesto en Argentina? Si
la respuesta es afirmativa, ¿cuáles son sus características?
En Argentina, la primera mitad del 2018 no sólo vió crecer al
movimiento feminista, sino también a su contracara, su backlash

66. Del original: Flood, M. (2004) "Backlash: Angry Men's Movements". In Rossi, S. E.
(Ed.). The Battle and Backlash Rage On: Why Feminism Cannot Be Obsolete. Xlibris
Press: Philidelphia: PA, pp. 261-278.
67. Traducción realizada en el marco de la Materia Aportes de la Teoría del Género al
Análisis de lo Social (Cátedra Jones ), Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de
Buenos Aires. Correo electrónico: razagensocio@gmail.com

212 213
("reacción", en un sentido literal del término): el popularmen-
te llamado "a favor de la vida" por unes, "movimiento antidere-
chos" por otres y autodenominado "contra la ideología de género".
Consideramos pertinente reflexionar sobre la constitución de este
backlash, cuáles son sus propuestas, cuáles sus referentes. Esta re-
acción negativa a la búsqueda de ampliación de derechos vió en un
grupo específico de personas a sus exponentes más controversiales:
hombres, de clase media y generalmente en posiciones de poder,
que disputaban y siguen disputando la narrativa de la Argentina
actual. De hecho, en los últimos meses han logrado movilizar un
no marginal número de personas en contra de la Educación Sexual
Integral. Es en este marco que el texto de Michael Flood se hace
particularmente relevante: ¿qué los moviliza?, ¿por qué su férrea
oposición a la ampliación de derechos?
En el último punto (que bien valdría al principio para matizar
algunos posibles prejuicios), Flood plantea que los varones femi-
nistas suelen apresurarse al momento de encasillar a quienes ha-
blan acerca de los derechos de varones como "dinosaurios sexistas"
o que odian a las mujeres. Bajo la influencia del modelo de política
oposicional, se considera a todos los varones como enemigos, otor-
gando motivos a las acciones de estos varones que muchas veces
no son los adecuados. Esto, dice Flood, produce una pérdida de
eficacia política. • tos en marcha por los movimientos de mujeres y que implican tanto
Compartimos con el autor su preocupación por el movi-
miento organizado de varones antifeministas. En el marco de
un corrimiento regional y global hacia la derecha política, estos
movimientos han ido ganando en popularidad y capacidad de
movilización. Comprendemos al texto de Michael Flood como
una invitación a reflexionar y entender a quiénes se enfrentan
los feminismos, especialmente a nivel local, al momento de hacer
reales sus demandas.
Martín Vainstein
Noviembre de 2018
214
Nota del traductor
Antes de comenzar, creemos apropiado detallar el contexto social
al que se refiere el artículo, ya que permitirá comprenderlo de me-
jor manera y en mayor profundidad. El texto es una investigación
sobre los movimientos de varones enojados, retomando como caso
de estudio el desarrollo de estos movimientos en Australia y sus ca-
racterísticas, ademas de una serie de reflexiones finales referidas a
la resistencia a dichos movimientos. Más allá de las características
propias del país, consideramos que muchas de las conclusiones a
las que llega el autor podrían ser generalizadas por fuera de este.
Para facilitar y aumentar la comprensión del lector, hemos utiliza-
do las notas al pie para agregar algunas aclaraciones -cuando sea
considerado necesario a fin de una mayor comprensión- sobre los
grupos, asociaciones, figuras y leyes que el autor menciona, que son
propias del contexto australiano.
Backlash68 : los movimientos de varones 69 enojados
Los varones han respondido de manera compleja y contradictoria a
los profundos cambios de las últimas tres décadas. Cambios pues-
modificaciones en la estructura familiar como en materia social y
económica, entre otros. Asimismo, un pequeño número de varones
han respondido a estos cambios movilizándose en apoyo a objeti-
vos feministas, adaptando su comportamiento y trabajando junto a
mujeres para construir relaciones de género progresistas 1• Sin em-
bargo, otros varones se han movilizado en oposición al feminismo y
68. N. del T. Backlash, por definición, es una fuerte reacción negativa por parte de un
gran número de personas, especialmente respecto a cuestiones sociales o políticas.
También puede comprenderse como una reacción no violenta.
69. N. del T. Suele utilizarse varones u hombres de manera indistinta al referirse a estos
movimientos y, si bien en la literatura consultada sobre masculinidades se utiliza
hombres, consideramos que en la Argentina -debido a las expresiones propias del
feminismo argentino- corresponde la utilización de varones.
215
los cambios en las relaciones de género con los cuales éste es asocia-
do, estableciendo grupos por los "derechos de varones" y "derechos
de padres" 70 • Hoy en día, puede observarse un backlash organizado
entre varones, tanto en Australia como en la mayoría de los países
capitalistas de Occidente.
La resistencia organizada en oposición al feminismo existe
desde hace más de un siglo, pero grupos antifeministas de varones
formados específicamente sobre la base de su condición de varo-
nes (o padres) son de reciente constitución, emergiendo única-
mente durante los últimos 30 años. En Australi-a, tales grupos in-
cluyen la Lone Fathers Association [Asociación de Padres Solteros],
Men's Rights Agency [Agencia por los Derechos de Varones], Men's
Confraternity [Hermandad de Varones], Fathers Without Rights
[Padres Sin Derechos], Shared Parenting Council [Consejo de Cus-
todia Compartida], Dads Against Discrimination [Padres Contra
la Discriminación], entre otros. 71 Los "grupos por los derechos de
varones" coinciden con grupos por los "derechos de padres" y de
padres sin custodia. En ciertas oportunidades, algunas mujeres
participan de estos grupos, incluyendo segundas esposas y otros
miembros del grupo familiar de varones con experiencias judicia-
les en lo que respecta al derecho de familia. Incluso, pueden en-
contrarse mujeres que han co-fundado algunos de estos gruposn.
70. N. del T. "Derechos de varones" y "derechos de padres" fue traducido del inglés
"men's rights" y "father's rights" respectivamente.
71. N. del T. De todas las organizaciones mencionadas, es la Lone Fathers Association
[Asociación de Padres Solteros ]la que mayor cantidad de veces aparece en el texto,
es por eso que la explicaremos. Sus características pueden ser aplicadas a las demás
organizaciones mencionadas. La organización tiene como objetivo la promoción
de la custodia compartida y, en casos de no ser posible, que se mantenga una rela-
ción positiva entre padre e hijo. Dentro de las organizaciones por los "derechos de
varones" y "derechos de padres", la Lone Fathers Association es la de más alto perfil
público y de las más moderadas, incluso condenando episodios de violencia por
parte de otros grupos de varones y padres.
216
Varones como "víctimas"
Los varones que reclaman por los derechos de varones suelen hacer
hincapié en los costos y prejuicios que los roles de masculinidad tie-
nen sobre ellos. Buscan disputar la idea feminista de que los varones
(o algunos de ellos) se benefician del poder y privilegio por su posi-
ción en la sociedad, proponiendo que tanto varones como mujeres
se encuentran igualmente oprimidos o limitados, o incluso que ellos
son oprimidos por mujeres. Los varones son "modelos de éxito"III
(así como las mujeres son "objetos sexuales") y cargan con la res-
ponsabilidad de proveer a sus familias. La violencia contra varones
(mediante guerras, trabajo y ejercida por mujeres) es endémica y so-
cialmente tolerada. Asimismo, los varones son discriminados en ca-
sos de divorcio y custodia. Consideran que los derechos de varones,
entre los cuales mencionan el derecho a juicio y negociación justas
en casos de custodia, de igual tratamiento en casos de violencia do-
méstica y la imagen que los medios hacen de ellos en estos casos, es-
tán perdidos. La culpa y la responsabilidad por estos problemas son
atribuidas a las mujeres, los movimientos de mujeres y el feminismo.
Los activistas por los derechos de varones y de padres, identi-
fican un amplio rango de injusticias sufridas por varones. Según
este grupo, los varones han sido desplazados del mercado laboral,
escuelas y universidades, privados de su rol como padres y son vis-
tos como meras "reservas genéticas y máquinas de hacer dinero" 1v.
Los varones son discriminados por políticas de salud y gobierno,
los niños 72 son marginados en un sistema escolar feminizado y re-
presentaciones "misándricas" (de odio a los varones) abundan en la
cultura popular. Para algunos de estos activistas, el feminismo ha lo-
grado de manera exitosa sus objetivos y las mujeres poseen -hoy en
día- un mayor número de libertades, mientras que los varones se
encuentran estancados en modelos tradicionales de masculinidad.
Así como el feminismo supo ser un movimiento "por la liberación
72. N. del T. De aquí en adelante, nos referiremos a niños varones bajo el término
"niños,.
217
humana", actualmente sólo se enfoca en las mujeres. Por otro lado,
otros grupos activistas consideran que el feminismo nunca tuvo
como objetivo la liberación de los varones, sino que incluso ha inten-
tado mantenerlos en sus roles tradicionales, por ejemplo como pro-
veedores. Aún más, consideran que las "feminazis" 73 forman parte de
una conspiración que discrimina a los varones y esconde la violencias
contra ellosv. Estos grupos, tienen como objetivo común eliminar
las injusticias sociales y legales afrontadas por varones. Sin embargo,
alegan que la principal barrera en torno a lograr sus objetivos es el tra-
tamiento injusto que reciben por parte de las mujeres y feministasv 1.
A modo de ejemplo, en respuesta a una investigación del gobierno, el
Institute ofMen Studies [Instituto de Estudios de Varones]vn propone
que las mujeres "se han convertido en la élite dominante" y que la
educación "debe ser liberada de las cadenas feministas".
En los discursos de los grupos de derechos de varones y dere-
chos de padres, pueden encontrarse tanto explicaciones culturales
como biológicas. Tal es el caso del argumento que explica que
la baja performance académica de los niños/chicos y comporta-
mientos problemáticos en varones adultos, se deben a la ausencia
de roles masculinos, particularmente de los padres. Pero los argu-
mentos biologicistas también son utilizados para dar explicación
a las diferencias de géneros, violencia doméstica y agresividad, así
como también a las dificultades en aprendizaje en niños. Ni las
diferencias biológicas explican el comportamiento masculino ni
el fracaso en reconocer y ofrecer respuestas a las necesidades de
varones ofrece una respuesta a los pobres resultados o desenvolvi-
miento general, por ejemplo, en niñosvm. Por otro lado, algunos
activistas por los derechos de varones también argumentan que el
poder masculino es natural, pero que ha sido usurpado por las mu-
jeres1x. Como Alan Barron expone en Men's Manifesto (2011) [Ma-
nifiesto de Varones] "Nosotros debemos defender categóricamente
73. N. del T. La expresión "feminazi" es original del texto y se emplea para referirse
de forma despectiva y desacreditar a los feminismos. Es notorio que la palabra se
utilice de igual manera y mantenga su significado en distintas coordenadas geo-
gráficas y temporales.
218
el concepto de dominación masculina/patriarcado como parte del
orden natural de las cosas" 74 •
Los miembros varones de los grupos de derechos de varones y
derechos de padres suelen encontrarse entre los cuarenta y cincuenta
años, con frecuencia están divorciados o separados y casi siempre
son heterosexuales. Quienes participan se encuentran generalmente
enojados, resentidos y emocionalmente heridos (con buenas razones
dirían ellos), y a menudo han tenido una separación matrimonial
y casos de custodia profundamente dolorosos. Investigaciones entre
varones divorciados han encontrado que la adopción de un discurso
masculinista, a veces, es producto del stress y caos causados por el
divorcio. Estos varones se enfocan en sus "derechos" y su victimiza-
ción, intentando mantener el control sobre sus ex esposas y respon-
diendo a la subversión de su autoridad parental mediante la retirada,
tanto de su rol de padres como financierax (por otro lado, algunos
padres divorciados priorizan la relación con sus hijos y dejan de lado
las diferencias con sus ex esposas en pos de asegurar una buena co-
paternidad). Los grupos por los derechos de los padres reclaman
su estatus como víctimas restando importancia a cualquier tipo de
agencia posible de los varones y padres sin custodia 75 , proponiendo
analogías de éstos con grupos oprimidos como los pueblos origina-
rios e identificando a sus oponentes como poseedores de un enorme
poderx1. Investigaciones entre grupos por los derechos de varones en
Australia, han encontrado que quienes participan de estos grupos
han adoptado una identidad colectiva "en oposición a un feminis-
mo agresivo y a la pérdida de [su ]lugar en el mundo, añorando una
'verdadera' masculinidad en donde [ellos] están tanto en contacto
con sus sentimientos como en control de los mismos"xn 76 • Las ideas
74. T. del T. Cita original en inglés: "We must vigorously defend the concept that maJe
domination/patriarchy is part of the natural order of things".
75. N. del T. El término "padres sin custodia" refiere non-custodia/ parents. Así mismo,
el concepto "padres con custodia" refiere a custodia/ parents.
76. T. del T. Cita original en inglés: "wounded by an aggressive feminism and the loss
of [their] place in the world, yearning for a 'true' masculinity in which [they are]
both in touch with [their] feelings and in control".
219
de "una masculinidad dañada y una paternidad desapreciada" son
centrales en la construcción de sus identidades.
Algunos grupos por los derechos de varones y derechos de pa-
dres se encuentran relacionados con organizaciones cristianas con-
servadoras y apoyan un modelo tradicional de familia patriarcal
como la única forma real y natural de familiaxm. A modo de ejemplo,
uno de los grupos claves en Australia -y que actualmente hace lobby
por una presunción refutable 77 en casos de custodia compartida-,
es el S ha red Parenting Council [Consejo de Paternidad Compartida],
una nueva coalición de grupos por los derechos de padres y ligado
a grupos cristianos conservadores como el Festival of Light [Festival
de Luz]. Otro grupo, el National Fatherhood Forum [Foro Nacional
de Paternidad], se encuentra vinculado a la Australian Family Asso-
ciation [Asociación Australiana de la Familia] una organización cris-
tiana conservadora y "pro-familia". A pesar de esto, un puñado de
grupos por derechos de varones y padres opinan de manera diferente
y tienen una cosmovisión distinta sobre la familia y las relaciones
de género. Sin embargo, la mayoría tiene como enemigo común al
feminismo, al igual que a políticas de gays y lesbianas y otros ideales
y movimientos progresistas.
No obstante, activistas por los derechos de varones y derechos de
padres no representan las perspectivas de la mayoría de varones di-
vorciados y separados. Mientras que muchos varones (y mujeres) en-
cuentran dolorosos a los procesos de divorcio y separación, sólo una
minoría suscribe a la agenda agresiva y conservadora de los grupos de
varones antifeministas. De igual forma, hay otras organizaciones de
padres que promueven propuestas positivas y colaborativas respecto
a la relación con las mujeres e hijos, tales como Dads and Daughters
77. N. del T. Presunción refutable viene del término legal "rebuttable presump-
tion". Es la presunción realizada por la Corte y que es tomada como verdadera
a menos que alguien demuestre lo contrario. En el 2003, el Primer Ministro de
Australia lanzó una investigación para comprender si era necesario introducir
una "presunción refutable de custodia compartida", es decir, que los hijos de-
ben estar igual tiempo con ambos padres a menos que hubiera una buena razón
para no hacerlo.
220
[Padres e Hijas] en Estados U nidos y Fathers Direct [Padres Directo]
en el Reino Unido.
Cuatro son los temas más importantes que pueden hallarse en
los debates populares y que han acompañado la desestabilización de
las construcciones dominantes de masculinidad: salud masculina;
educación de niños; violencia interpersonal; y paternidad, derecho
de familia y custodia de niños. Más allá de que los grupos por los de-
rechos de varones y derechos de padres se encuentren políticamen-
te activos en todas las áreas antes mencionadas, las últimas dos son
particularmente relevantes. Aún más, podría decirse que las áreas de
derecho de familia y custodia son el foco primario de atención por
encima de cualquier otra cosa: es aquí donde los asuntos referidos a
padres, familias y la regulación legal del divorcio, separación y custo-
dia generan focos de violencia en grupos por los derechos de padres.
Estrategias y éxitos
Miembros de grupos por los derechos de varones y derechos de pa-
dres utilizan estrategias de provisión de servicios, lobby y activismo.
Ofrecen reuniones de autoayuda, proveen apoyo a varones en pro-
cesos de separación, sobre procedimientos de divorcio y derecho fa-
miliar. Llevan a cabo lobby de gobiernos locales y nacionales con el
objetivo de modificar leyes y políticas, y promueven sus opiniones a
través de newsletters, sitios web y campañas mediáticas. Los grupos
por los derechos de padres han utilizado de manera particularmente
efectiva la presentación pública de propuestas en períodos de refor-
ma del derecho de familiaxrv. Por caso, de las seis mil presentaciones
al Comité de Selección Conjunta sobre Ciertos Aspectos de la Ope-
ración e Interpretación del Derecho de Familia y Manutención [loint
Select Committee on Certain Aspects of the Operation and Interpreta-
tion ofFamily Law on Child Support] (1994), el65 por ciento perte-
necían a padres no residentes/sin acceso (non-resident/access parents)
o a sus esposasxv. Un patrón similar parece probable en la actual In-
vestigación Sobre los Arreglos de Custodia en Casos de Separación
Familiar [Inquiry Into Child Custody Arrangements in the Event of
221
Family Separation] llevada a cabo por el gobierno australiano. Los
grupos por los derechos de padres también poseen importantes acti-
vistas en los medios como Bettina Arndf 8 y sus columnas regulares
en la prensa nacional.
Algunos grupos de varones antifeministas adoptan estrategias
determinadas, hostiles y hasta criminales en la persecución de sus
agendas políticas. Ciertas tácticas, incluyen el ataque a servicios
para mujeres mediante acciones legales y hostigamiento mediático.
Entre otros y a modo individual, ciertos varones en grupos por los
derechos de padres en Australia han intentado utilizar legislación
de discriminación basada en el sexo, para alegar que fueron discri-
minados por los servicios de violencia doméstica. Estos esfuerzos
se encuentran motivados por la venganza y la hostilidad política
más que por un deseo genuino de establecer servicios para aquellos
varones víctimas de violencia doméstica. El año pasado [2003] en
Melbourne, un grupo de varones militantes llamado Black shirts
[Camisas Negras], actuando en representación de varones "trata-
dos severamente" por la Corte Familiar, acosaron y aterrorizaron
a mujeres recientemente separadas (y niños) en sus hogares. Usan-
do uniformes de estilo paramilitar, máscaras negras y haciéndose de
un megáfono, estos varones gritaron acusaciones de abuso sexual y
corrupción moral, como también entregaron cartas a los vecinosxv1•
En respuesta a lo acontecido, la Lone Fa"thers Association [Asocia-
ción de Padres Solteros] y la Parents Without Partners [Padres Sin
Parejas] realizaron un comunicado de prensa conjunto en el cual
condenaron ese comportamiento, pero algunos grupos van incluso
78. N. del T. Bettina Arndt es una escritora y comentarista australiana cuyo trabajo
gira en torno a temas como el sexo y la masculinidad. Considerada polémica por
los medios, suele tener opiniones controversiales como el describir al movimiento
#MeToo [Yo También] como una cruzada para destruir la sexualidad masculina.
Su último libro se títula #MenToo [Los varones también] donde, según la des-
cripción en su página web, cubre temas tales como "#MeToo y la cruzada por la
castidad masculina, el auge del feminismo, las universidades como espacios peli-
grosos para los estudiantes varones, las políticas del deseo, trabajo y vida familiar,
el complicado mundo de las citas y mucho más". Más información sobre ella aquí:
http:/ /www .bettinaarndt.com .a u/
222
más allá. En 1996, un periódico en Brisbane denunció a organizacio-
nes por los derechos de varones de haber contratado investigadores
privados para localizar a las esposas e hijos de sus miembros que se
encontraban en refugios producto de violencia doméstica. Asimis-
mo, estos grupos encontraron información restringida acerca de tra-
bajadores sociales de violencia doméstica y revelaron información
financiera de carácter confidencial referida a un centro de atención
a víctimas de la violencia domésticaxv 11 • A pesar de lo publicado por
el periódico, una investigación policial de tres meses recomendó no
realizar ninguna acción contra la organizaciónxvm.
En todo el mundo, redes por los derechos de varones y de pa-
dres han hecho un amplio uso de internet y su presencia es con-
siderablemente mayor a la de redes y grupos que se les oponen.
Mientras que esto no se traduce necesariamente en influencia, ya
sea a nivel de percepción comunitaria o de política pública, sí quie-
re decir que varones antifeministas tienen la capacidad de construir
comunidades de apoyo a escala internacional, que tienen fácil acce-
so a una amplia gama de publicaciones que aparentemente admiten
sus argumentos y que pueden compartir consejos de estrategia y
tácticas utilizadas. Sitios web masculinistas replican los discursos
hechos en la prensa por grupos por los derechos de varones y de
padres, así como también despliegan un "discurso desenfrenado de
odio, usualmente violento y sin restricciones, dirigido a mujeres y
feministas"xix.
Es en el campo del derecho de familia donde los grupos antife-
ministas por los derechos de varones y de padres han obtenido sus
mayores victorias en lo que respecta a política pública. Mientras que
las evaluaciones generales sobre la influencia de los grupos por los
derechos de padres varían, incluso entre activistasxx, no hay duda de
que estos grupos han conseguido modificaciones importantes en las
prácticas y percepciones populares del derecho de familia. Cambios
en esta área del derecho introducidos en 1995, particularmente el
"derecho del niño al contacto" con ambos padres, fueron obteni-
dos tras un persistente lobby por parte de grupos por los derechos de
padres. Al mismo tiempo, en parte debido a los esfuerzos de grupos
como la National Women's Justice Coalition [Coalición Nacional de
223
Justicia por las MujeresFY, algunos aspectos de la versión final de la
Ley de Reforma del Derecho de Familia [Family Law Reform Act] de
1995 no les gustaban a los grupos por los derechos de padresxx 1• Du-
rante los últimos años, ha habido cambios en las políticas referentes
a la distribución de beneficios impositivos en casos de cuidado com-
partido, beneficiando a padres no residentes/sin acceso (usualmente
los padres) a costa de los padres residentes (usualmente las madres)
xxn. De modo similar, las mayores modificaciones al sistema de ma-
nutención infantil han dejado en desventaja a los padres residentes e
. "d o por pa d res no res1"d entes XXIII .
incrementado el contro1 eJerCI
Desde los cambios introducidos en 1995, no se ha registrado
-en Australia- un incremento en la custodia compartida en ca-
sos de padres separados. Por otro lado, las "reformas" han otorgado
mayores libertades a padres abusivos no residentes para hostigar al
principal cuidador del niño y generado un incremento en el nú-
mero de disputas. Un discurso acrítico "pro-contacto" prevalece y
se extiende en los juzgados (y los medios de comunicación). Esto
ha significado que, en la práctica, se han visto comprometidos los
intereses y bienestar del niño a través del aumento en la exposición
a la violencia doméstica por parte de padres, y mayores fallos a favor
de custodia compartida en contextos de desconfianza y hostilidad
entre ex parejas. Los cambios legales han intensificado la presión por
acuerdos de residencia compartida, motivados por el deseo de padres
sin custodia de reducir sus obligaciones de manutenciónxx1v.
De igual forma, los grupos por los derechos de padres han tenido
éxito relativo en lo que respecta a la obtención de apoyo informal y
financiamiento directo por parte del gobierno. En 1999, el gobierno
federal otorgó financiamiento operacional continuo a la Lone Fathers
Association [Asociación de Padres Solteros], mientras que quitaron
financiamiento a la National Council for Single Mothers and their
Children [Consejo Nacional de Madres Solteras y sus Hijos]. Esto
79. N. del T. La National Women's fustice Coalition [Coalición Nacional de Justicia por
las Mujeres] es una coalición de organizaciones e individuos cuyo objetivo es la
promoción de la igualdad de género a través de las leyes en Australia.
224
último fue revertido luego de significativas protestasxxv. Durante los
últimos cinco años [1999-2004], el Presidente nacional de la Lone
Fathers Association [Asociación de Padres Solteros], ha mantenido
contacto con prominentes figuras políticas a las que los grupos de
mujeres solo pueden soñar reunirse, como el Primer Ministro, el
Vice Primer Ministro, el Ministro de Servicios Familiares y Comuni-
tarios y una variedad de Senadores. De manera similar, importantes
políticos han participado de eventos en la Casa del Parlamento orga-
nizados por la National Fatherhood Forum [Foro Nacional de Pater-
nidad] (dedicado a "Invertir la tendencia a la Ausencia de Padres en
Australia" 80 ).
Ahora bien, grupos por los derechos de varones y padres han
sido menos exitosos en sus intentos de participar directamente en
política parlamentaria. Un bloque de partidos políticos representan-
do los ideales de "varones blancos enojados" estuvieron presentes en
las elecciones federales (nacionales) de 1998 en Australia, incluyendo
partidos por los derechos de padres, partidos de derecha opuestos a
control de armas, y partidos racistas opuestos a la inmigración y el
multiculturalismo. Todos estos partidos tendieron a apoyarse mu-
tuamente en sus boletas electorales grupalesxxv1• Mientras los parti-
dos por los derechos de varones y de padres obtuvieron muy pocos
votos, sus plataformas recibieron apoyo por parte de las propuestas
del ultra partido conservador One Nation party [partido por Una
Nación] (que obtuvo el4.3 por ciento del voto nacional en 2001)xxv11 •
Revueltas contra la justicia
La fuerza e influencia política de los grupos por los derechos de pa-
dres han aumentado por su confluencia con una agenda guberna-
mental socialmente conservadora. En Australia, el gobierno federal
liberal ha incluído impuestos, manutención y otras políticas que pro-
veen incentivos para que las mujeres permanezcan en sus hogares
80. T. del T. Cita original en inglés "Turning the Tide ofFatherlessness in Australia".
225
a tiempo completo y críen a sus hijos, mientras que ha hecho más
difícil que las mujeres encuentren y conserven un trabajo remune-
radoxxvm. Ha aumentado la complejidad para obtener licencias por
maternidad y paternidad, así como también para flexibilizar los arre-
glos laborales e incluir protecciones contra la discriminación sexual
e incentivos laborales. También ha removido subsidios a guarderías
en centros comunitarios y congelado la asistencia en servicios infan-
tiles. Aún más, ha intentado modificar la Ley de Discriminación Se-
xual [Sex Discrimination Act] para permitir la discriminación sobre
la base de estatus matrimonial en casos de acceso a tratamientos de
fertilización in vitro. El Primer Ministro John Howard ha generado
divisiones entre mujeres en la fuerza laboral remunerada y amas de
casa, aprovechándose de "políticas de división" [wedge politics] y lla-
mamientos a una Australia "mainstream"xx1x.
Los discursos de quienes piden por los derechos de padres, de-
penden -en parte- del capital simbólico generado por las imáge-
nes de la "nueva paternidad" [new fatherhood]=. Activistas por los
derechos de padres utilizan la imagen del padre amoroso o "nue-
vo padre" [new dad], así como también consiguen sustento social,
científico y legal, en pos del involucramiento paterno en las familias
(de todas maneras, la relación entre ausencia paterna y el bienestar
del niño es exponencialmente más compleja que como la dibujan los
grupos por los derechos de padres=1). Sin embargo, mientras que la
cultura de la paternidad ha cambiado radicalmente, la conducta no
tanto, y las divisiones del trabajo tradicionales persisten tanto en la
crianza como en el trabajo doméstico=n.
Los grupos de varones antifeministas han surfeado la ola de reac-
ciones [backlashes] de derecha contra la "corrección política" y cual-
quier esfuerzo por la justicia social. En Australia, así como también
en otras países occidentales, los 80 y 90 vieron un decrecimiento de
-o un desarrollo de obstáculos contra- el progreso en la igualdad
y justicia de género. De igual forma, Australia sufrió una serie de
reestructuraciones económicas y sociales que involucró el desman-
telamiento del estado de bienestar y el incremento del dominio de la
economía de mercado y el racionalismo económico. Han habido al
menos tres formas de ataque contra la justicia de género como parte
226
de la "revuelta contra el comportarse de manera justa": justificacio-
nes de desigualdades sociales mediante el determinismo biológico,
el darwinismo social y la Sociobiología; ataques contra políticas o
principios que han sido centrales en las agendas feministas, como
la igualdad de oportunidades o legislación de acción afirmativa81 ;
y reclamos contra un régimen ideológico represivo de "corrección
política". Podría considerarse a los grupos de varones antifeminis-
tas como un cuarto ataque, habiendo retomado los discursos antes
mencionados y afirmando una agenda "pro-sexista"xxxtn.
Los grupos por los derechos de varones y de padres han capi-
talizado la creciente atención comunitaria y gubernamental a los
"asuntos de varones", y el aumento en la voluntad de los gobiernos
local y federal de financiar servicios dirigidos a varones. En 1997, el
gobierno federal asignó seis millones de dólares a servicios asociados
con varones y relaciones familiares, intentando "asistir a los varones
en el manejo de una variedad de relaciones difíciles con parejas y ex
parejas, hijos e hijastros, y a colaborar con organizaciones para el de-
sarrollo de enfoques más sensibles y responsables respecto al trabajo
junto con clientes varones" 82 • Hoy en día, este financiamiento con-
tinua a niveles similares, junto con el establecimiento de una línea
telefónica nacional para varones denominada Men's Lines Australia
[Líneas para Varones Australia]. De todas maneras, si bien algunos
fondos apuntan a ciertos grupos de interés a los que las organiza-
ciones por los derechos de padres dicen representar, como varones
separados y padres solteros, pocos o casi ninguno de estos fondos
ha ido a organizaciones que propugnan abiertamente agendas de
81. N. del T. La acción positiva o acción afirmativa, también conocida como discrimi-
nación positiva, es la aplicación de políticas o acciones encaminadas a favorecer
ciertos grupos minoritarios o que históricamente han sufrido discriminación, con
el principal objetivo de buscar el equilibrio de sus condiciones de vida al general
de la población, por ejemplo, creando cuotas de género o identidad sexual en esta-
blecimientos educativos o puestos laborales.
82. T. del T. Cita original en inglés "assist men manage a range of relationship diffi-
culties with partners and ex-partners, children and step-children and to help
organisations develop more sensitive and responsive approaches to working
with male clients".
227
varones antifeministas. A pesar de ello, los grupos por los derechos
de padres han recibido financiamiento directo y logrado importantes
victorias políticas.
Pro-sexista
He estado denominando a estos grupos como de "derechos de va-
rones" y "derechos de padres", debido a que éstas son descripciones
comunes y a que algunos de estos grupos se autodenominan de esa
forma. "Antifeminista" es también una descripción acertada para la
mayoría de estos grupos. Otro término es el de "masculinista" [mas-
culinist], popular entre los miembros varones de estos grupos en Es-
tados Unidos, pero poco frecuente en Australia. Estos grupos han
sido descritos de manera directa como "pro-sexistas" o "movimiento
de varones enojados" [angry men's movement].
Los derechos de varones y derechos de padres representan una for-
ma de "políticas de masculinidad" -"aquellas movilizaciones y luchas
donde el significado,del género masculino es un problema, un asun-
to y, con él, la posición de los varones en las relaciones de género" 83
XXXN_. Otras tres formas de políticas de masculinidad actualmente
visibles incluyen a los y redes de varones enfocados en la "liberación
masculina" o "terapia de masculinidad"," otros en asuntos espirituales
o mito-poéticos, y el activismo pro-feminista y antipatriarcal. En oca-
siones pasadas, he descrito a todas estas formas de manera colectiva
bajo el nombre de "movimiento de varones" [the men's movement]
xxxv, sin embargo considero que el término resulta problemático al in-
cluir grupos y agendas que involucran tanto la defensa de los privile-
gios de los varones como los esfuerzos por deconstruirlos.
La defensa de la masculinidad patriarcal y la revalidación de la
identidad masculina son centrales en las propuestas de los grupos
83. T. del T. Cita original en inglés "those mobilizations and struggles where the
meaning of masculine gender is at issue, and, with it, men's position in gender
relations".
228
por los derechos de varones y padres. No obstante, estos proyectos
también pueden observarse en los discursos empleados por grupos
orientados a la liberación masculina y la mitopoética masculina.
Incluso, son compartidos con otras fuerzas políticas reaccionarias,
como grupos de supremacistas blancos y el lobby a favor de las ar-
masxxxv1. Estas formas de políticas de masculinidad comparten otros
elementos comunes. Ellos ofrecen explicaciones esencialistas y bioló-
gicamente deterministas en cuanto al género, describen a los varones
(blancos) bajo amenaza y como las víctimas "reales", reclaman que
los varones están siendo desmasculinizados y feminizados (conver-
tidos en "cobardes" [wimps] y "varones débiles" [soft m en]) por las
mujeres y el feminismo, veneran un pasado mítico, y argumentan
que los varones deben reclamar su masculinidad y usurpar el poder
de las mujeresxxxvn.
Además, hay un potencial general para que los varones involu-
crados en proyectos de crecimiento personal y sanación enfocado
en varones, adopten posiciones antifeministas a medida de que su
involucramiento gira hacia plataformas públicas y politizadas. Este
cambio es ejemplificado con el caso de la trayectoria de Warren Fa-
rrel, prominente portavoz por los derechos de padres. Farrel apo-
yaba el feminismo liberal cuando se involucró por primera vez en
el movimiento de varones en Estados Unidos, publicando The Li-
berated Man [El Varón Liberado] en 1974. Pero al momento de la
publicación de The Mith of Male Power [El Mito del Poder Masculi-
no] (1993), y más recientemente Father and Child Reunion [Padre e
Hijo] (2001), su perspectiva conservadora se había agudizado. Dado
que el movimiento de varones representa a una movilización colec-
tiva de miembros de un grupo privilegiado, siempre existe el peligro
de que esta actividad sirva de invitación a varones para que defien-
dan y establezcan sus intereses compartidos y afirmen su privilegio
patriarcal. Al mismo tiempo, los varones pueden estar motivados
por otras razones ajenas al privilegio de género, como lo demuestran
campañas contra la violencia machista y otras formas de activismo
progresista y pro-feministaxxxvm.
229
 ¿Qué hay de malo con los derechos de varones?
En general, el reclamo por los "derechos de varones" es una reacción
[backlash] antifeminista y a veces de tinte misógino (odio a la mujer).
Su análisis es falso, sus estrategias se encuentran dirigidas hacia ob-
jetivos incorrectos y pueden ser dañinos, y realmente no dejan bien
parados a los varones. Hay aspectos legítimos en sus demandas, pero
nunca van a ser abordadas mientras se encuentren enmarcadas en
plataformas hostiles y sexistas.
Los reclamos por los derechos de varones se encuentran basa-
dos en la negación sistemática del poder y el privilegio que muchos
varones reciben y ejercen. Se ignora la dominación masculina en po-
derosas instituciones (poder institucional), en las relaciones (poder
interpersonal), el apoyo cultural a ideales y modos de actuar tradi-
cionales, y de esta misma dominación sobre la producción cultural
(poder cultural). El hecho es que, como Messner escribe, "Los varo-
nes, como grupo, disfrutan de privilegios institucionalizados a costa
de las mujeres, también como grupo 84 XXXIx. Esto no quiere decir que
todos los varones son poderosos ni que ninguna mujer lo sea: es claro
que ninguna de las dos cosas son correctas, y algunas mujeres son
relativamente poderosas y algunos varones no lo son (los varones
indígenas son un buen ejemplo).
Una típica inversión en el discurso de aquellos que abogan por
los derechos de varones, es el reconocimiento de ciertos aspectos del
privilegio maséulino, pero proponen que tal poder social conlleva
una carga que quita más de lo que otorga. Sin embargo, "no es co-
mún el proponer que los varones no posean poder y privilegio por-
que sufren producto de los efectos de tal poder y privilegio" 85 xL. Sin
duda alguna existe un "costo" impuesto a los varones producto del
estatus público y privilegio masculinoXL1• Pero tal dolor masculino
84. T. del T. Cita original en ingles: "Men, as a group, enjoy institutional privileges at
the expense of women, as a group".
85. T. del T. Cita original en inglés: "it is a strange twist to argue that men do not
really have,privilege and power because they suffer from the effects of privilege
and power .
230
debe ser puesto en el contexto del poder institucional que ejercen los
varones. De hecho, aspectos del sufrimiento masculino tales como la
brutalidad emocional masculina, las vidas repletas de competencia
desconfianza, confrontación y humillación de los varones, son requi-
sitos necesarios para el ejercicio de este poderxw.
Algunos de los ejemplos que los activistas por los derechos de va-
rones esgrimen acerca de la falta de poder y opresión de los varones
(ser enviados a la guerra o morir en fábricas), son -en realidad-
casos de quita de poder entre varones. La ideología de los derechos
de los varones falla en reconocer las diferencias y las relaciones de
poder entre varones en base a raza, clase y sexualidad, y el rol crucial
de estas en las injusticias que ellos atribuyen a los varones en general.
Asimismo, casos de injusticias o discriminación experimentada por
varones (incluyendo las que ocurren a manos de mujeres) son ejem-
plos legítimos y que deben ser tratados. Por caso, algunos de ellos son
tratados injustamente en cuestiones de custodia o en divorcios. Sin
embargo, quienes demandan por los derechos de varones utilizan los
ejemplos anteriores para reclamar cosas mucho mayores, como que
los varones son oprimidos por mujeres o que existe una conspiración
feminista para ocultar el abuso a varones.
Los activistas por los derechos de padres han cooptado el dis-
curso liberal feminista de la "igualdad" y "derechos" de género, pero
muestran una mayor preocupación por la igualdad de su esta tus legal
que la relativa a la crianza compartida. Sus demandas de discrimi-
nación en decisiones en casos de custodia exageran la disparidad en
que éstas favorecen a las mujeres en lugar de los varones, ignoran
los modos en que estas decisiones son hechas en base a la división
del trabajo previo al divorcio y la separación, e ignoran el hecho de
que -en la gran mayoría de los casos- las madres mantienen la
responsabilidad por los niños luego de un arreglo privado con el pa-
drexLm. Suelen ignorar la manera en que las relaciones institucionales
del trabajo y la familia los benefician, tanto antes como después del
divorcio. En lugar de ello, hacen foco en los costos económicos e ins-
titucionales vinculados a estos privilegios masculinosxuv
Un estudio acerca de los grupos por los derechos de padres lle-
vado a cabo en Canadá encontró que, mientras que los miembros
231
de estos grupos se percibían como padres cuidadosos y cariñosos a
los cuales se les han denegado sus derechos a una custodia compar-
tida y acceso a sus hijos, estos no buscaban ocupar un rol mayor en
el cuidado del día a día, sino más bien un rol mayor en la toma de
decisiones respecto a las vidas de sus hijos y ex esposasxLv. Estos acti-
vistas parecen menos interesados en brindar soporte a sus hijos que
a mantener o asumir el control sobre sus ex esposas e hijosXLvi. Estos
grupos utilizan el lenguaje de la "crianza compartida", ofreciendo un
ideal que pocos podrían disputar, pero tal idea se ve rebatida por su
desprecio hacia quien posee la custodia y su apoyo a una estructura
de familia patriarcalxLvn. A su vez, las soluciones que proponen res-
pecto a la manutención de sus hijos y contacto con ellos suelen ser
insensibles al bienestar de los mismos e involucra restricciones a un
solo lado del vínculo parentalxLvm. El discurso de estos grupos com-
bina los intereses de hijos y padres e ignora la posibilidad de conflicto
entre los mismos. Incluso, compromete los intereses del niño, prio-
rizando la prevención de falsas acusaciones de abuso infantil sobre el
resguardo de víctimas genuinas y expresando simpatía por aquellos
varones "que se encuentran tan angustiados por la pérdida de acceso
a aquellos hijos que supuestamente aman, que matan a los objetos de
su afecto" 86 xux.
Con frecuencia, el discurso de los grupos por los derechos de
varones y padres se caracteriza por una t'lagrante indiferencia a la
investigación académica y la evidencia empíricaL. A modo de ejem-
plo, las discusiones acerca de la falta del padre en la crianza, reali-
zada en textos populares como Lije Without Father [La Vida Sin un
Padre] de Popenoe, se caracterizan por la confusión entre correla-
ción y causalidad, la reducción de múltiples variables sociales a una
asociación bivariada, el gran recorte en la selección de investigación
como evidencia, la ceguera frente a evidencia que compita con sus
posturas, y el tratamiento de diferencias mínimas tal como si fue-
ran inaceptables y absolutasu. De manera similar, The War Against
86. T. del T. Cita original en inglés "who are so distresses by their loss of access to the
children they purportedly !ove that they murder the objects of their affection".
232
Boys [La Guerra Contra los Niños] de HoffSommers -un reconoci-
do trabajo antifeminista acerca de niños y la educación-, ignora la
existencia de importante cantidad de trabajos sobre niños y género,
y basa enteramente su argumento en especulaciones sobre los daños
producidos a los niños por el feminismoLn. Los activistas por los de-
rechos de padres están a la orden del día en sus intentos por obtener
ventajas estratégicas relativas a procesos en derecho de familia. Sin
tapujos, despliegan un sinnúmero de desórdenes ficcionales como
el "síndrome de alienación parental" [parental alienation syndrome],
un "síndrome" sin base empírica, que no se encuentra en el Manual
Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales [Diagnostic and
Statistical Manual of Mental Disorders], y que nunca fue reconoci-
do por la Asociación Americana de Psiquiatría [American Psychiatric
Association] un.
Algunos activistas por los derechos de padres utilizan estadísticas
fraudulentas, sin base en hechos, al afirmar sus agendas políticas. Por
ejemplo, la idea de que "Los niños que provienen de un hogar sin
padre son 14 veces más propensos a cometer una violación de ca-
rácter sexual" 87 , es sólo una en una colección de supuestos acerca de
las consecuencias de la ausencia paterna, y que puede observarse en
los sitios webs de grupos por los derechos de varones y padres. Esta
"estadística" fue construída en base a los hallazgos publicados en un
artículouv de 1987, que hacía una tipología de la violación sexual y
que establecía que el 87 por ciento de los violadores -con ira des-
plazada- provenían de hogares que no contaban con la presencia
de un padre. Pueden hallarse cinco inconvenientes con la extrapo-
lación estadística realizada aquí. En primer lugar, "el 80 por ciento
de los violadores" no se traduce en que los niños sean "14 veces más
propensos"Lv. En segundo lugar, las estadísticas hablan de correla-
ción, no de causalidad. Tanto la ausencia de una figura paterna en
el hogar y los índices de niños que cometen violación sexual pueden
verse afectados por otros factores, como la pobreza, violencia y el
87. T. del T. Cita original en inglés "Boys from fatherless homes are 14 times more
likely to commit rape".
233
uso de drogas. Tercero, el estudio en cuestión, realizado entre 108
prisioneros condenados en Massachusetts no puede ser extrapola-
do a la población en general. Cuarto, incluso si tal extrapolación
fuera plausible, el reclamo no tiene en cuenta los cambios a través
del tiempo en la falta de una figura paterna, violación sexual y un
sinnúmero de otros factores sociales. Finalmente, en quinto lugar,
el texto no refiere al 90 por ciento de todos los violadores, sino al 80
por ciento de todos los violadores con una motivación particular.
Es por ello que este ensayo -circulado infinitas veces en el 2003 y
usado como base para una supuesta estadística- resulta una extra-
polación errónea y engañosa de los resultados de un artículo con
una década y media de antigüedad.
El feminismo es un movimiento y un conjunto de ideas a los
que los muchos grupos por los derechos de varones se enfrentan
con una hostilidad semi-histérica. Ellos se hacen eco, aunque de
manera errónea, de las propuestas anti-sexistas o anti-patriarcales
del feminismo y las interpretan como anti-varón o "misandricas"
(de odio al varón). Increíblemente, no oyen el futuro repleto de
esperanza que el feminismo encarna y que resulta válido tanto para
mujeres como para varones. Quienes promueven los derechos de
varones, ofrecen una bizarra caricatura del feminismo, sumamente
ignorante y selectivamente tergiversad12ra. Se basa en burdos es-
tereotipos y antiguas imágenes sexistas de mujeres como rompe-
bolas88 y malintencionadas. Gran parte de la bibliografía del mo-
vimiento por los derechos de varones no guarda ningún tipo de
relación con la gran y diversa literatura feminista disponible ni con
mujeres u organizaciones feministas existentes. Estereotipos se-
xistas también aparecen en los retratos de mujeres realizados por
quienes abogan por los derecho de padres, mostrando a la mujer
como meramente interesada en quitarle el dinero al varón y como
madres mentirosas y rencorosasLv1•
Asimismo, los varones en estos grupos responden con gran
hostilidad a varones que apoyan al feminismo, acusándolos de
88. T. del T. El término utilizado es "ball-breaking".
234
homosexuales y castrados, en una clara ilustración de los supues-
tos de masculinidad sobre los cuales descansa la construcción dis-
cursiva de estos grupos. A modo de ejemplo, en respuesta a uno
de mis artículos en el sitio web pro-feminista XYonline un acti-
vista me escribió en un email que era un "puto marica,' feminazi
chupa conchas" 89 .
¡Todo listo!, ¡hora de actuar!
¿Cómo podemos responder a los grupos por los derechos de varones?
Mientras que las estrategias políticas estándar resultan relevantes,
aquí me enfocaré en el rol particular que los varones pro-feministas
pueden jugar.
1) Afirmar una perspectiva de aliado con el feminismo.
Los varones con un interés por asuntos de varones y simpatizan-
tes del feminismo deberían intentar lo más posible ocupar espacios
en la arena pública e influir en las relaciones sociales y políticas.
Deberí~mos estar escribiendo cartas a los editores de periódicos,
devolviendo llamadas, teniendo reuniones, formando alianzas, ob-
teniendo financiamientos y cerrando acuerdos. El punto de todo
esto es crear una voz alternativa en asuntos de género que parte
específicamente desde el punto de vista de los varones. Debemos
demostrar que los varones antifeministas no hablan por todos. Por
supuesto, es esencial que las mujeres ocupen tanto espacio como
sea posible. Incluso, los esfuerzos de los varones deben ser conduci-
dos en colaboración con mujeres, en parte como una demostración
podero~a _Y p~á~tica del interés común de varones y mujeres por
constrmr JUSticia de géneroLvu.
89. T. del T. Cita original en inglés "fucking faggot, feminazi pussy licker".
235
Hablando al dolor
2) Discutir los derechos de varones, pero desde una
perspectiva alternativa.
Los varones en los grupos por los derechos de varones han sido más
exitosos captando la atención de otros varones con sus discursos que
los profeministas. Logran identificar el dolor, confusión y falta de
poder que muchos varones experimentan, aunque la mal-diagnos-
tican y, por lo tanto, prescriben la cura incorrecta. Permitámosnos
reconocer y trabajar los modos en que los varones son perjudicados
y desfavorecidos, pero no lo hagamos -tal y como ocurre con los
grupos por los derechos de varones- a expensas de las mujeres o la
justicia de género.
Debemos discutir y reconfigurar aquellos asuntos debatidos por
parte de los grupos por los derechos de varones, ofreciendo un análi-
sis alternativo sobre el carácter y las causas de los mismos. Debemos
intentar alcanzar y captar la atención de aquellos varones que, de otra
manera, se unirían a las organizaciones por los derechos de varones y
que, en algunos casos, podrían ver su dolor convertido en una reac-
ción [backlash] anti- mujeres. Hacer esto será difícil y podría incluir
el preguntarse sobre ciertos aspectos de los análisis feministas que
hemos sostenido hasta el momento. Hasta ahora, el reconocimiento
de áreas referidas al dolor e incluso desventajas sobre los varones, es
compatible con los planteas feministas (esto es, argumentos basados
en el compromiso con la equidad y justicia de género), pero puede
que tome un poco más de trabajo para que esta compatibilidad sea
puesta en práctica.
A modo de ejemplo, la violencia doméstica es un área crucial
para aquellos varones miembros de los grupos por los derechos de
varones. Debemos identificar que sí hay varones víctimas de vio-
lencia. Las mujeres también pueden ser y son violentas, y los es-
tudios académicos feministas que estudian la violencia perpetrada
por mujeres es cada vez mayor. Sin embargo, niños y varones son
más propensos a sufrir violencia por parte de otros niños y varones.
Los varones activistas por los derechos de varones suelen esgrimir
236
el argumento de que tanto varones como mujeres acosan el uno al
otro en iguales proporciones y con mismos efectos, así como tam-
bién mantienen que una epidemia de palizas a esposos está siendo
ignorada e incluso silenciada. La información necesaria para refu-
tar estos dichos ya se encuentra disponible y deberíamos tenerla a
nuestro alcancévm.
Las propuestas por los derechos de varones deben de ser contex-
tualizadas. En el caso de la violencia ejercida por mujeres, la agen-
da de los derechos de varones proviene tanto de motivos políticos
como por una preocupación genuina por aquellos varones víctimas
de violencia. Estos varones utilizan la supuesta violencia ejercida por
mujeres sobre varones como un medio para desacreditar los intentos
de tratar la violencia de varones sobre mujeres, particularmente en
relación a asuntos de derechos de familiaux.
El "si ustedes lo tienen, nosotros también lo queremos"
no va a funcionar
3} Mostrar que las estrategias de los grupos por los derechos
de varones son perjudiciales para los varones mismos.
Atacar los servicios que principalmente son utilizados por mujeres
no es, de ninguna manera, una forma de ganar servicios para varo-
nes. Los activistas por los derechos de varones han atacado refugios
y centros de salud para mujeres, al mismo tiempo que pedían o por
servicios similares para varones (refugios, centros de salud, incluso
una Oficina sobre el Estado de los Varones y sus FamiliasLx) o servi-
cios tanto para varones como mujeres.
Pueden encontrarse, al menos, cuatro problemas respecto a esas
estrategias. Se enfocan en el objetivo incorrecto, antagonizan con po-
tenciales adeptos, identifican como backlash la necesidad de debatir
sobre las necesidades de varones, y se basan en la lógica básica de "Si
ustedes lo tienen, nosotros también lo queremos" [You've got it, we
want it too] que puede no corresponderse con la obtención de servi-
cios adecuados para varones.
237
 Por caso, cuando se trata del estado deficiente en que se encuentra
Más allá de las generalizaciones, ¿qué podemos hacer
la salud masculina, el problema no son las mujeres o el movimiento
al respecto?
por feminista por la salud y las organizaciones que buscó establecer.
En su lugar, deberíamos reflexionar sobre las nociones destructivas de
Creo que los varones pro-feministas (incluyéndome), han sido de-
masculinidad, sobre un sistema económico que privilegia la ganancia
masiado rápidos al generar estereotipos de quienes defienden los
y la productividad sobre la salud de los trabajadores, y sobre la igno-
"derechos de varones" como personas que odian a las mujeres o
rancia de quienes brindan servicios. Las mujeres han sido centrales
como dinosaurios sexistas. Hemos sido un poco influenciados por
en el activismo en pos y en la difusión de la salud masculina61. In-
el modelo dominante de la política de oposición, en donde consi-
tentar construir una salud masculina quitándole a la salud femenina
deramos a todos los varones como "enemigos", a los que debemos
es como pegarse un tiro en la próstata, además de que traiciona los
aproximarnos (si acaso) con desprecio, hostilmente y con un entu-
principios básicos sobre los cuales deberían basarse nuestras preocu-
siasmo hipócrita. Algunas veces, nos hemos enfocado en lo negativo
paciones sanitarias en primer lugar.
y hemos atribuido motivos a las acciones realizadas por varones que
Resulta sorprendente cuán frecuente los reclamos de aquellos
no son necesariamente acertadas. Tales abordajes limitan nuestra
que piden por los derechos de varones son un espejo de cosas que
efectividad política, haciendo realmente difícil para nosotros lograr
los movimientos de mujeres han logrado establecer gracias a tres
conectar con alguien que no esté ya casi convencido.
décadas de lucha. Ustedes tienen un refugio para mujeres, nosotros
Estaremos mejor equipados para responder a las plataformas
queremos uno para varones, y así sigue. Este enfoque de "nosotros
de los grupos de derechos de varones si tenemos una mejor idea
también" no va a resultar en la obtención de servicios que mejor se
de las experiencias, necesidades y miedos de los miembros que los
adaptan a las necesidades masculinas, ya que se encuentra más mo-
componen. Pude darme cuenta de esto al momento de confrontar
tivado por una lógica precipitada de la igualdad que por una evalua-
con un varón muy enojado y hostil, un activista por los derechos de
ción informada de los tipos de servicios que los varones usarían y
varones nacido en Melbourne. Luego de dos horas de charla, él me
gustarían de utilizar.
contó del efecto de haber sido abusado sexualmente por su madre
y otra mujer cuando era pequeño. También pude escuchar otras
historias de otros varones, de sus ex esposas actuando de manera
4) Ofrecer servicios.
maliciosa y deshonesta y de un sistema legal que no ofrece ayuda.
No acepto las conclusiones generales a las que arribaron estos varo-
Ya sea el divorcio o la salud masculina, debemos proveer servicios y
nes a partir de sus experiencias, y comprendo que para un incidente
recursos profesionales y adaptados a las necesidades masculinas. Si
(como una batalla por custodia) puede haber múltiples versiones
aquellos varones que han pasado por dolorosos y complejos proce-
de lo ocurrido. Pero si quiero alcanzar y conectar con estos varo-
sos de divorcio y custodia, que se encuentran dolidos y confundidos,
nes, debo aceptar que lo que describen fue su realidad durante un
pudieran acceder a tales servicios, entonces estarían en condiciones
momento. Debo demostrar que los he escuchado mientras conti-
de resolver sus problemas de manera sana y segura. Hablemos de las
núo afirmando una agenda anti sexista y pro feminista, procedien-
experiencias de niños y varones en tales situaciones, pero hagámoslo
do con transparencia e integridad.
bajo una interpretación alternativa, promoviendo una solución dife-
Me encuentro profundamente preocupado por los grupos de
rente a las ofrecidas por aquellos varones que promulgan la ideología
varones antifeministas organizados, especialmente en tanto se están
del movimiento por los derechos de varones.
haciendo oír en un clima político cada vez más conservador. Será

238
239
un continuo desafío el afirmar una perspectiva de justicia de género
en la presencia de tales grupos, ante la ignorancia y complicidad de
muchos varones. Este es el desafío con el que nos encontramos al
comienzo del [siglo) veintiuno. Espero que pueda sea tomado con
pasión, orgullo y coraje.

Notas

l. Flood, M. (2002). "Frequently Asked Questions About Pro-Femi-

nist Men and Pro-Feminist Men's Politics". URL: http://www.
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Colorado & Oxford: Westview Press.
VI. Ibid. 73-74.
VII. Más allá del título, esta organización no tiene ningún tipo de re-
lación con estudios académicos sobre varones y masculinidades.
VIII. Bouchard et.al., op.cit. 35-36.
IX. Clatterbaugh, op.cit. 81-82.
X. Arendell, T. (1995). Fathers and Divorce. Thousand Oaks, CA: Sage.
XI. Kaye, M., y Tolmie J. (1998b) "Discoursing Dads: The Rethori-
cal Devices ofFathers' Rights Groups". Melbourne University law
Review, 22. 172-174.

240 241
 XXXI. Sigle-Rushton, W. y McLanahan S. (2002). Father Absence and
XII. Madison, S. (1999). "Private Men, Public Anger: The Men's
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243
242
XLVI. Kaye y Tolmie (1998b). op. cit. 188-189. Resource Centre, pp. 3-8. URL: http:/ /www.xyonline.net/hus-
XLVII. KayeyTolmie (1998a). op. cit. 33-34 bandbattering.shtml.; Kimmel, Michael S. (2002) '"Gender Si-
XLVIII. ibid. 36-42. metry' en Domestic Violence: A Substantive and Methodological
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L. Messner, op.cit. 42; Kaye y Tolmie (1998b ). op. cit. 177-178. LIX. KayeyTolmie (1998a). op. cit. 53-58.
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LV. Según Sigle- Rushton y McLanaha~ (2002. 54), en 1985 apro-
ximadamente el 20 por ciento de los niños entre 0-17 años en
los Estados Unidos vivían con una madre soltera. Si los hijos
de hogares sin padres fuera proporcionalmente representados
entre el porcentaje de violadores, serían un 20 por ciento de la
población de violadores. Por lo tanto, si el 80 por ciento de los
violadores cuyos motivos de enojo mal enfocado provienen de
hogares sin padres, entonces los hijos de casas sin padres serían
cuatro, no 14, veces más propensos a llevar a cabo (este tipo de)
violación.
LVI. Kaye y Tolmie (1998b). op. cit. 184-188.
LVII. Flood (200 1), op.cit
LVIII. Flood, M. (1999) "Claims About Husband Battering". DVIRC
Newsletter, Summer, Melobourne: Domestic Violence and Incest

244 245
Posfacio

José Olavarría A.
Cuarentena 2020

Este libro nos deja una constelación muy rica de preguntas, re-
flexiones y propuestas en torno a las masculinidades. Los textos
que lo conforman expresan una amplia gama de abordajes acerca
de las masculinidades en Argentina y, en alguna medida, en la
región.
Se debate desde una diversidad de masculinidades; cis hetero,
maricas, lésbicas, trans, por señalar algunas que, por un lado, se con-
frontan con los mandatos de la masculinidad dominante y, por otro,
buscan dialogar, no sin tensiones, con los feminismos.
Los artículos se dirigen, fundamentalmente, a tres colectivos que
son interpelados en sus epistemes, subjetividades y prácticas. Unos,
los grupos y militantes que están en la búsqueda activa y deliberada
de masculinidades inclusivas, en diálogo entre ellas y con los feminis-
mos, con una postura antipatriarcal que les distingue.
Otros, los feminismos que, en sus distintas versiones, interro-
gan, provocan e invitan, en algunos casos, a unirse a su causa a los
hombres y las masculinidades; que les llaman a cuestionarse la pro-
pia masculinidad, impregnada de mandatos autoritarios y violentos.
Que dialogan con los requerimientos e interrogantes que algunas
feministas han hecho directamente a los hombres, en particular, cis
heterosexuales.

247
 Finalmente, los movimientos y expresiones antifeministas mili-
tantes, que buscan reinventar, restaurar, las expresiones de la mascu-
linidad dominante. Es el caso de los "varones enojados" y los movi-
mientos por los "derechos de los hombres" y "derechos de los padres";
del posmachismo y del conglomerado de sitios de internet caracteri-
zado como la andrósfera, dirigido en particular a hombres jóvenes,
nutriendo una visión antifeminista, esencialista y conservadora.
La rica reflexión de los trece artículos que hacen parte de este
libro recuerda en alguna medida, teniendo en cuenta la distancia en
el tiempo, el debate colectivo que se generó a fines de los 90 del siglo
pasado sobre los hombres y la masculinidad. Fue el inicio del estudio
y la reflexión colectiva de las masculinidades en la región: los hom-
bres dejaron de ser el universal que comprendía a todos los humanos
y pasaron a ser objeto de estudio.
El soporte que permitió el debate colectivo fue un conjunto de
investigaciones, especialmente tesis de doctorado, estudios y escritos
que se produjeron a partir de la década del 90 en el ámbito acadé-
mico-científico, sobre todo de la región, España, Australia y Estados
Unidos de Norteamérica. El inicio de esta reflexión colectiva fue un
evento internacional que reunió a investigadores/as, dirigentes yac-
tivistas de movimientos sociales y organizaciones de la sociedad civil
existentes en ese momento, cis-hetero (en lenguaje actual), gay-lés-
bicas, y autoridades y funcionarios/as de organismos internacionales
que trabajaban con hombres, violencia, adolescentes, y salud sexual
y reproductiva.
En el año 1998 se efectuó la primera Conferencia Regional sobre
Masculinidades y equidad de género en América Latina (Valdés y
Olavarría, 1998). El diálogo que se abrió en ese entonces tuvo presen-
te en sus orígenes la construcción social de la masculinidad; las mas-
culinidades hegemónicas, subordinadas y alternativas; el machismo,
los cuerpos y la sexualidad, y la violencia y el poder. Las pregun-
tas que orientaron el debate fueron ¿Qué pasa con los hombres? ¿Es
posible el cambio? ¿Se mantendrá la subordinación de las mujeres?
(Valdés y Olavarría eds., 1997).
Al igual que en los artículos de este libro, en aquel entonces
las agendas políticas y académicas feministas latinoamericanas y su
248
reflexión teórica-epistemológica estaban en el centro de los funda-
mentos de los estudios y debates.
En los escritos y reflexiones de finales de los 90 primaron tres
aspectos sobre los que hubo consensos tácitos y visibles: 1) Existe
un amplio acuerdo de que la masculinidad no se puede definir fuera
del contexto socioeconómico, cultural e histórico y que ésta es una
construcción cultural que se reproduce socialmente. Los procesos
asociados a las subjetividades, a las identidades, así como el significa-
do de las interacciones, representaciones, el poder y la subordinación
cambian en distintas comunidades y en el tiempo.
2) La perspectiva de género es compartida por los equipos de
investigación y desde allí abordan las respectivas investigaciones y
los debates sobre las masculinidades. La vida cotidiana está organi-
zada en torno al escenario productivo y reproductivo, definido por
las estructuras corporales y los procesos de reproducción humana,
estableciendo jerarquías, relaciones de dominación-subordinación y
condicionando el acceso a los recursos de poder (Connell, 1997). La
masculinidad y femineidad son comprendidas como configuracio-
nes de prácticas de género contradictorias y que presentan continui-
dades y rupturas históricas.
3) Los conceptos y teorizaciones en torno a la masculinidad, la
hegemonía, la subordinación y el poder estaban en el núcleo de los
fundamentos teórico-conceptuales del que se nutrieron estos estu-
dios. Especial interés despierta la interpretación de R. Connell ( 1995,
1997) sobre hegemonía, patriarcado y masculinidad hegemónica a
partir de la lectura que hace de Cuadernos de la cárcel de A. Gramsci.
Interpretación que influye, en mayor o menor medida, en quienes
investigan a partir de los 90 en la región. Se pueden destacar tres as-
pectos que están presentes en las interpretaciones que se hacen sobre
hombres y masculinidades: a) la hegemonía, concebida como la do-
minación cultural en la sociedad como un todo. La dinámica cultural
por la cual un grupo exige y sostiene una posición de liderazgo en la
vida social; b) la masculinidad hegemónica, como una configuración
de práctica corrientemente aceptada al problema de la legitimación
del patriarcado, que garantiza (o se toma para garantizar) la posición
dominante de los hombres y la subordinación de las mujeres; y e) el
249
beneficio que trae consigo la hegemonía masculina con el dividendo
patriarcal expresado en la ventaja que obtienen los hombres de la
subordinación de las mujeres
En los escritos de los 90 se constatan hallazgos y evidencias
que persisten a lo largo de estos treinta años, especialmente los
relativos a las expresiones de las masculinidades y de la tensión
entre subjetividad y mandatos sociales y culturales, tanto en el
ámbito privado como en el público. En este libro siguen presente
estas cuestiones. Es la tensión que se observa, por ejemplo, entre
la configuración de masculinidad dominante y las diversas mas-
culinidades encarnadas.
En todos los escritos de los años 90 se observa una situación de
cambio en la concepción de "masculinidad". Esta tensión genera
preguntas y cuestionamientos tanto a la masculinidad "tradicional"
(configuración de práctica dentro del sistema de relaciones de gé-
nero) como a la que los propios varones dicen encarnar y vivir. Hay
un abierto y expreso cuestionamiento a los significados y prácticas
de lo "masculino". Se observa la existencia de "masculinidades" y se
comienza desde fines de los 90 a hablar de masculinidades más que
de "masculinidad" en singular.
Se observa en esos estudios, más que una crisis de la configura-
ción masculina "tradicional", la tensión y reparo a esa masculini-
dad en la vida cotidiana, en la encarnación de una configuración de
masculinidad que no responde a sus requerimientos, aspiraciones y
al buen vivir y convivir. Es necesario tener presente que la masculi-
nidad no es un sistema coherente que se destruye o se restaura como
resultado de una crisis. "No podemos hablar lógicamente de la crisis
de una configuración; más bien podemos hablar de su ruptura o de
su transformación. Podemos, sin embargo, hablar de la crisis de un
orden de género como un todo, y de su tendencia hacia una crisis"
(Connell, 1997:45).
Durante estas tres décadas de estudios sobre masculinida-
des se avanza por diversas líneas de investigación, intervención
y constitución de organizaciones y colectivos que van planteán-
dose preguntas y desafíos, según sea la acumulación de cono-
cimientos y sistematización de las prácticas. Crecientemente se
250
van abriendo debates y reflexiones sobre este orden de género y
masculinidades, muchas veces implícitos.
Para tener una mejor comprensión de por qué emergen ciertas
preguntas y desafíos en el tiempo acerca de las masculinidades y
cómo ellas van variando, es conveniente tener presente que en es-
tas cuatro décadas ha habido cambios significativos en las socieda-
des y culturas regionales. Los estudios sobre masculinidades de las
primeras décadas están situados en torno al orden de género de la
sociedad moderna y del capitalismo industrial. Orden heteronor-
mativo jerárquico, sexista y homofóbico; conservador, esencialis-
ta; con separación entre lo privado y lo público, división sexual del
trabajo, roles sexuales, familia nuclear patriarcal, proveer y criar,
por señalar algunas características, muchas de las cuales siguen
presentes.
Pero durante este tiempo, al menos tres procesos, imbricados y
potenciados entre sí, ponen en cuestión este orden de la sociedad
industrial, heredado desde la invasión y la colonia, cuyo eje fue la
sociedad patriarcal romana y el Pater Familia que dominan hasta la
sociedad agraria, tradicional del siglo XIX. El primero es el" comienzo
de la desintegración del Estado de Bienestar y del papel del Estado en
la conciliación entre trabajo y familia. Con él, se debilita uno de los
pilares del orden de género vigente y del sexismo: el hombre como
proveedor único o principal, autoridad indiscutida del espacio priva-
do, "dueño de su" mujer e hijo/a/s, dominador del espacio público.
Los hallazgos de las investigaciones sobre hombres y masculinidades
referidas reafirman constantemente este proceso.
El segundo proceso tiene relación con la construcción de una
poderosa agenda de los movimientos de mujeres y feministas que
viene de los 70. Este logra articular la defensa de los derechos hu-
manos y la democracia con las demandas históricas de las mujeres
bajo el slogan "democracia en el país y en el hogar", en un contexto
de su incorporación masiva al mercado de trabajo. Confronta al
orden autoritario, jerárquico y violento de la sociedad moderna,
y tiene fuerte impacto en el sexismo y el heterosexismo, afectando
su hegemonía, especialmente en la caracterización de los espacios
privado y público.
251
 El tercer proceso se genera en los cuerpos, la corporeidad y su Olavarría, J. A. (20 13) "La crisis del contrato de género y las masculi-
visibilidad, tanto de mujeres -con la revolución sexual y los anti- nidades". En Mora, Claudia (ed.). Desigualdad en Chile: la conti-
conceptivos masivos- como de los activismos de las diversidades se- nua relevancia del género. Santiago, Chile: Ediciones Universidad
xuales que irrumpen en la escena pública con la epidemia del SIDA. Alberto Hurtado pp. 301-323.
Este proceso empodera a las mujeres y personas LGBT +,poniendo en - - - - - (20 17). Sobre hombres y masculinidades: ponerse los pan-
jaque y cuestionado el tinglado de la hegemonía de la heteronormati- talones. Santiago, Chile: Fundación Crea Equidad, Universidad
vidad y del heterosexismo, así como de sus recursos represivos sobre Academia de Humanismo Cristiano.
las identidades y orientaciones sexuales (Olavarría 2013, 20 17). Valdés, T. y Olavarría, J. A. (eds.) (1997). Masculinidad/es. Poder
La crisis del orden de género de la modernidad y el capitalismo y crisis. Ediciones de las Mujeres No 24. Santiago, Chile: ISIS -
industrial no se puede disociar del orden que se ha construido desde FLACSO Chile.
la década del 70, del neoliberalismo y el capitalismo globalizado. Tie- - - - - - (1998). Masculinidades y equidad de género en América
nen consecuencias en las configuraciones de prácticas de la masculi- Latina. Santiago, Chile: FLACSO Chile - UNFPA.
nidad y la feminidad y en los procesos subjetivos que hacen parte de
ellas, sea para modificarlas o restaurarlas.
Los hallazgos y evidencias de estos treinta años llevan a nuevas
preguntas que, desde diversos abordajes, buscan responder los capí-
tulos de este libro ¿Cómo se expresan las masculinidades en distintos
ámbitos de la vida social y cultural, en la subjetividad y las identi-
dades de género, en la interpretación del cuerpo y la sexualidad? ¿Y
cómo lo hacen en lo privado, la intimidad, la familia y la paternidad?
¿Y en lo público, el trabajo, la ciudadanía y la política, y la agenda y
los recursos públicos? ¿Qué se espera y dep1anda a los hombres y a las
masculinidades en el inicio de la tercera década del siglo XXI?

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252 253