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1. INTRODUCCIÓN
Para conseguir erradicar de una manera efectiva la violencia de género de nuestra
sociedad es necesario abordar esta problemática desde una perspectiva integral, y ello
implica, necesariamente trabajar a su vez con el agresor, es decir, con los hombres que
ejercen la violencia contra las mujeres. Antes de comenzar la lectura de este tema,
creemos pertinente recalcar que intervenir o realizar un tratamiento con el maltratador
no implica exonerarle de sus actos, sino que implica trabajar por el fin de la violencia, y
en concreto, de la violencia de género. A ello hacen referencia los autores de “Violencia
de género. Prevención, detección y atención”, de los que Jesús M. Pérez y Ana Montalvo
son coordinadores, señalando que:
“Tratar a un agresor no significa considerarle «no responsable». Los hombres violentos
son responsables de sus comportamientos, por lo que se pretende con el tratamiento es
controlar la conducta actual para que no se repita en el futuro. De esa forma lo que se
busca es proteger a la víctima o a las víctimas potenciales” 81.
En este tema nos centraremos inicialmente en exponer el modelo piramidal de Bosch
y Ferrer que a nuestro modo de ver se impone como uno de los mejores marcos explicativos
de la violencia de género. Posteriormente nos acercaremos a la figura del agresor y a sus
características para terminar aproximándonos al tratamiento e intervención de estos sujetos.
81. PÉREZ VIEJO, JESÚS M.; MONTALVO HERNÁNDEZ, ANA (Coords.), (2011). “Violencia de género. Prevención, detección
y atención”. Madrid: Grupo 5. Pág. 66.
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Tema 5. El maltratador
2. UN MARCO EXPLICATIVO DE LA VIOLENCIA EJERCIDA POR EL
AGRESOR EN LA VIOLENCIA DE GÉNERO: EL MODELO PIRAMIDAL
DE BOSCH Y FERRER
La violencia de género está cada vez más visualizada e identificada como un problema
social y de salud por el conjunto de la sociedad, y esto es en parte gracias a la reivindicación
de numerosos agentes de la sociedad como los son los movimientos feministas, y también
gracias a la cada vez mayor implicación de los organismos internacionales, supranacionales
y nacionales en la batalla por la erradicación de su violencia en todas sus formas. Por ello
y para afrontar esta problemática de tal manera que su erradicación sea posible y también
una efectiva realidad es necesario abordarla integralmente, y ello implica, necesariamente,
aproximarse al agresor, es decir, al marco explicativo de la violencia que ejerce este.
Para realizar un acercamiento a los mecanismos que explican la violencia de género,
pondremos aquí especial atención a los trabajos realizados por Esperanza Bosch y Victoria
A. Ferrer82 entorno a lo que han venido a denominar como “modelo piramidal”, que supone
una propuesta alternativa a la sucesión de modelos explicativos concebidos por otros
autores. Los motivos que nos llevan a centrarnos especialmente en el modelo piramidal
y no en otros marcos explicativos83 son los siguientes: pretende ser un marco explicativo
universal, es decir, aplicable a todas las formas de violencia contra las mujeres; además,
pretende ser integral y en cierta manera holística, pues pretende aunar de una manera
ordenada y jerarquizada todos los aspectos que a priori se pudieran o se han tratado como
factores separados en este sentido; y por último, y en palabras de las autoras “pretende
aportar claves explicativas para entender el proceso de filtraje, esto es, por qué muchos
varones, socializados igualmente en las normas del patriarcado, rechazan los privilegios
de género, y no utilizan la violencia, en ninguna de sus manifestaciones, en sus relaciones
afectivas.”84
El modelo propuesto por Bosch y Ferrer tienen una estructura piramidal y consta
de cinco etapas o escalones, de las cuales, las cuatro primeras supondrían el propio marco
explicativo de la violencia:
1. El sustrato patriarcal, que supone el primer escalón, se relaciona
directamente con el término “patriarcado” de Kate Millett (expuesto en
temas anteriores) y que engloba el concepto sobre la estructura social
82. Entre los artículos académicos en los que ambas autoras han expuesto su “modelo piramidal” como marco explicativo
de la violencia ejercida contra las mujeres destacamos y recomendamos especialmente: “Nuevo modelo explicativo
para la violencia contra las mujeres en la pareja: el modelo piramidal y el proceso de filtraje” y “Las masculinidades y
los Programas de intervención para maltratadores en casos de Violencia de Género en España”, cuyas referencias se
pueden encontrar en la bibliografía de este tema.
83. Modelos de tipo unicausal, multicausales, sociológicos, psicológicos...
84. BOSCH, ESPERANZA; FERRER, VICTORIA, A., (2013). “Nuevo modelo explicativo para la violencia contra las mujeres
en la pareja: el modelo piramidal y el proceso de filtraje” en Revista Asparkia: Investigació feminista, núm. 24. Castelló
de la Plana: Universitat Jaume I. Pág. 56.
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Tema 5. El maltratador
e ideología que crea y mantiene la dominación de los varones sobre las
mujeres reproduciendo a su vez un sistema de creencias y actitudes (que a
su vez, generan modelos de masculinidad y feminidad) que sostienen dicha
situación de dominación y sumisión. Siendo así, dichas creencias y actitudes
constituyen la primera clave explicativa del modelo piramidal.
2. Los procesos de socialización diferencial, suponen el segundo escalón. A
través de estos se difunden las creencias y actitudes generadas por el sistema
y la cultura patriarcal, de tal modo, que el aprendizaje se fundamenta en
los modelos masculinos y femeninos generados en la etapa anterior. Esto
condiciona el desarrollo de la persona que reproduce el rol para cada género
otorgado y fundamentad en los mandatos de género tradicionales, a su vez
que se interiorizan una serie de significados y “conocimientos” en torno a
su visión y funcionamiento de la sociedad (como por ejemplo en relación
al significado del amor o de cómo desarrollar una relación de pareja),
generando así, en palabras de las autoras, “un caldo de cultivo propicio
para la violencia de género”.
3. Las expectativas de control, que se corresponde con el tercer escalón. Esto
se relacionan con la expectativas de una persona de conseguir algo o que
algo suceda, es decir, se trata de “la estimación que hace una persona de
que una determinada acción producirá un determinado resultado”85. En
este sentido, en el marco explicativo del modelo piramidal se retoma, de
nuevo, el enfoque del sustrato patriarcal y consecuentemente los arquetipos
masculinos y femeninos generados a través de los procesos de socialización,
los cuales presentan la identidad masculina como autónoma, independiente
y controladora. Una identidad masculina que por contra para construirse
como tal necesita de quién asuma una identidad dependiente, relacionada
con el cuidado y el servicio, la cual se corresponde con el arquetipo femenino
dentro de los mandatos de género tradicionales. Lo resultante, entonces, es
que “Los varones que asumen el mandato de género masculino tradicional
(...) esperan mantener el control sobre las mujeres, sobre sus vidas, sus
cuerpos, su sexualidad, sus amistades, su economía,..., y consideran como
legítimas estas pretensiones”86.
4. Eventos o factores desencadenantes, el cuarto escalón. En palabras de
Bosch y Ferrer, “un evento desencadenante sería todo aquel fenómeno o
acontecimiento personal, social o político–religioso que activa el miedo
del maltratador a perder el control sobre la(s) mujer(es), que funciona,
85. BOSCH, ESPERANZA; FERRER, VICTORIA, A., (2013). “Nuevo modelo explicativo para la violencia contra las mujeres
en la pareja: el modelo piramidal y el proceso de filtraje” en Revista Asparkia: Investigació feminista, núm. 24. Castelló
de la Plana: Universitat Jaume I. Pág. 59.
86. BOSCH, ESPERANZA; FERRER, VICTORIA, A., (2013). “Nuevo modelo explicativo para la violencia contra las mujeres
en la pareja: el modelo piramidal y el proceso de filtraje” en Revista Asparkia: Investigació feminista, núm. 24. Castelló
de la Plana: Universitat Jaume I. Pág. 60.
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Tema 5. El maltratador
en definitiva, como excusa para que el maltratador ponga en marcha
las estrategias de control (y la violencia) que se considera legitimado a
ejercer”87. Por tanto, pueden ser desde eventos personales (como abuso de
alcohol, drogas; enfermedad mental, estrés, una situación laboral, etc…),
sociales (crisis económicas, modificaciones legislativas, etc…), político-
religiosos (integrismos, fanatismos, etc…), en definitiva, factores que por sí
solos no son causales de violencia de género, pero si pueden ser facilitadores
o desinhibidores.
5. Estallido de la violencia contra las mujeres, ya sea física, psicológica,
económica, sexual o en cualquiera de sus formas. El agresor, sintiéndose
legitimado de sus actos ejerce alguna o varias de estas violencias con el fin
mantener su “autoridad”, es decir, pretende no ceder ese espacio de poder
que entiende como suyo y legítimo.
Por último, tendremos que atender a lo que Bosch y Ferrer, denominan como “proceso
de filtraje”, que pretende explicar “por qué muchos varones abandonan el camino trazado
a través de los diferentes escalones de la pirámide, rechazan el uso de la violencia y, en
último término, renuncian a los privilegios de género”88. Añaden además, que esta salida
de la pirámide o fuga de la misma es una elección voluntaria y, por tanto, dejan claro que
aquel que no rechaza ejercer finalmente la violencia es plenamente responsable de sus actos.
Para exponer este mecanismo de fuga de la pirámide, recurren a tres modalidades
de identidad como patrón:
“La identidad legitimadora, que supone asumir a título individual la identidad
colectiva, diseñada por las instituciones sociales en una cultura; la identidad de resistencia,
que supone apoyar la individualidad como rechazo a la lógica dominante; y la identidad
de proyecto, que conlleva una redefinición por parte de la persona de su posición en la
cultura dominante a partir de la elaboración de nuevas propuestas que supongan una
transformación del contexto.”89
Siguiendo las tres modalidades, expuestas anteriormente, Bosch y Ferrer generalizan
a grandes rasgos sobre quienes mantendrían una posición dominante y violenta, aquellos
que a pesar de mantener una posición dominante rechazarían realizar un acto violento
y aquellos que rechazarían ambas tanto la ideología patriarcal en la que se visualizan
87. BOSCH, ESPERANZA; FERRER, VICTORIA, A., (2013). “Nuevo modelo explicativo para la violencia contra las mujeres
en la pareja: el modelo piramidal y el proceso de filtraje” en Revista Asparkia: Investigació feminista, núm. 24. Castelló
de la Plana: Universitat Jaume I. Pág. 60.
88 y 89. BOSCH, ESPERANZA; FERRER, VICTORIA, A., (2013). “Nuevo modelo explicativo para la violencia contra las
mujeres en la pareja: el modelo piramidal y el proceso de filtraje” en Revista Asparkia: Investigació feminista, núm.
24. Castelló de la Plana: Universitat Jaume I. Pág. 61.
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Tema 5. El maltratador
como personas legítimamente dominadoras y además, rechazarían completamente un vía
violenta. Siendo así, Bosch y Ferrer, exponen que dichos “perfiles” se correspondían con
las anteriores modalidades de identidad de la siguiente manera:
a) La identidad legitimadora, que mantiene una actitud de aceptación de los
mandatos del patriarcado, y por tanto, aceptan “Los privilegios que se derivan de la
masculinidad hegemónica tradicional y el mandato de género masculino como la
legitimidad para ejercer violencia y castigar a aquellas mujeres que quiebran el mandato
de género femenino”90. Como podemos ver, estos se mantendrían en la pirámide.
b) La identidad de resistencia, que incluiría a aquellos que rechazan el uso de la fuerza
y la violencia contra la mujer, pero que sin embargo no llega a cuestionarse las bases del
patriarcado o entorno a los privilegios que ostenta por medio de la estructura patriarcal.
En este sentido, estas personas no ejercerían una violencia directa, pero si pudieran ser
proclives a ejercer violencias tales como los micromachismos.
c) La identidad de proyecto, que incluiría a los que sostienen que sea de cambiar la
cultura dominante y patriarcal, y que entienden que se ha de modificar las actitudes y los
privilegios de género y por tanto, tienden a promover y modificar sus propias acciones y
renuncian a las posiciones sociales que les otorga en este sentido. Estos no solo saldrían de
la pirámide sino que además promoverían su extinción en favor de una sociedad igualitaria.
90. BOSCH, ESPERANZA; FERRER, VICTORIA, A., (2013). “Nuevo modelo explicativo para la violencia contra las mujeres
en la pareja: el modelo piramidal y el proceso de filtraje” en Revista Asparkia: Investigació feminista, núm. 24. Castelló
de la Plana: Universitat Jaume I. Pág. 61.
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Tema 5. El maltratador
género: la idea que subyace de inferioridad de las mujeres, y por ello el abuso de poder
y la relación desigualitaria que establecen con ellas.”91
Siendo conscientes de ello, si es necesario, al menos, referirnos a una serie de
circunstancias y factores que por si solos no son determinantes para que el hombre agresor y
dominante ejerza violencia contra la mujer, y que, en consonancia con el marco piramidal de
Bosch y Ferrer expuesto anteriormente, se corresponden con factores que pudieran resultar
desencadenantes y/o agravantes de dicha violencia, y que deben, tenerse en observancia
como factores de riesgo. Incidimos, antes de exponer los mismos, que estos factores no
son determinantes, es decir, no son factores que causen la violencia de género sino que
estos factores asociados al carácter dominante del hombre pueden agravar, desinhibir o
en última instancia facilitar el florecimiento de la violencia.
En cuanto a los factores de riesgo y/o características de la personalidad del agresor,
que pueden desencadenar o agravar situaciones de violencia relacionadas con los eventos
personales de este, destacamos las siguientes:
a) Abuso de sustancias como el alcohol u otras sustancias tóxicas: recordemos
en primera instancia que no suponen un factor causante del maltrato, pero
si pueden ser facilitadoras y desinhibidoras de la violencia.
b) Enfermedad mental, que asociada al sustrato patriarcal puede facilitar el
estallido de la violencia.
c) Circunstancias que puedan aumentar el estrés o la frustración: matrimonio,
separación, la espera de un nuevo hijo/a, frustración laboral, problemas
económicos, demandas de mayor independencia por parte de la mujer; en
definitiva, cualquier situación inesperada o indeseada que genere sobre el
agresor una mayor sensación de inestabilidad.
d) Situaciones impredecibles: cambios vitales, enfermedades, etc...
91. PÉREZ VIEJO, JESÚS M.; MONTALVO HERNÁNDEZ, ANA (Coords.), (2011). “Violencia de género. Prevención, detección
y atención”. Madrid: Grupo 5. Pág. 101.
92. PÉREZ VIEJO, JESÚS M.; MONTALVO HERNÁNDEZ, ANA (Coords.), (2011). “Violencia de género. Prevención, detección
y atención”. Madrid: Grupo 5. Págs. 101-103.
93. QUINTEROS, ANDRÉS, (2010). “Tratamiento psicológico a hombres que ejercen violencia de género: criterios básicos
para elaborar un protocolo de intervención” en Revista Clínica Contemporánea, vol. 1, núm. 2. Madrid: Colegio Oficial
de Psicólogos de Madrid. Pág. 136.
- ASPECTOS COGNITIVOS:
a) Distorsiones cognitivas sobre la mujer y la relación de pareja: como hemos
visto anteriormente, estos sesgos cognitivos se relacionan con las creencias
otorgadas por el sistema patriarcal, produciendo que el maltratador
erróneamente otorgue roles de género.
b) Estrategias de afrontamiento: de cara a eludir su responsabilidad tales como
la negación de la conducta violenta, minimización de la misma, racionalizar
y fundamentar su actitud, la amnesia.
c) Rumiación del pensamiento y/o distorsión de la realidad: persistencia obsesiva
en su posición de poder, persistencia de ideas irreales (como “ella me engaña”)
que tienden a repetirse en su pensamiento.
d) Definiciones rígidas de lo masculino y lo femenino.
e) Pensamiento egocéntrico y autorreferencial.
f) Rigidez cognitiva: pensamiento tipo “todo o nada”.
g) Rigidez cognitiva: pensamiento competitivo, ganar o perder.
- ASPECTOS EMOCIONALES:
a) Inseguridad ante el conflicto, es decir, ante la posibilidad de que la mujer
resquebraje su “autoridad”/“superioridad” atentando así contra su “dignidad”.
b) Celos patológicos: es habitual en casos de violencia de género, el maltratador
mantiene la sospecha y la creencia de que su pareja está siendo infiel, por
lo que cualquier acontecimiento sin importancia genera una respuesta
desmedida de celos.
- ASPECTOS INTERACCIONALES:
a) Dificultad para establecer relaciones sociales profundas (amistad, pareja,
etc..), a pesar de que mantengan un círculo social en sus relaciones puesto
que este puede ser superficial.
b) Conductas controladoras y actitud posesiva.
c) Déficit de habilidades de comunicación, asertividad y de solución de
problemas: todos los conflictos cotidianos resultan fuentes de estrés.
d) Aislamiento.
94. El propio Andrés Quinteros expone estos principios en su artículo académico: QUINTEROS, ANDRÉS, (2010).
“Tratamiento psicológico a hombres que ejercen violencia de género: criterios básicos para elaborar un protocolo
de intervención” en Revista Clínica Contemporánea, vol. 1, núm. 2. Madrid: Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid.
Págs. 130-131.
95. QUINTEROS, ANDRÉS, (2010). “Tratamiento psicológico a hombres que ejercen violencia de género: criterios básicos
para elaborar un protocolo de intervención” en Revista Clínica Contemporánea, vol. 1, núm. 2. Madrid: Colegio Oficial
de Psicólogos de Madrid. Págs. 131-137.
96. QUINTEROS, ANDRÉS, (2010). “Tratamiento psicológico a hombres que ejercen violencia de género: criterios básicos
para elaborar un protocolo de intervención” en Revista Clínica Contemporánea, vol. 1, núm. 2. Madrid: Colegio Oficial
de Psicólogos de Madrid. Pág. 131.
97. PÉREZ VIEJO, JESÚS M.; MONTALVO HERNÁNDEZ, ANA (Coords.), (2011). “Violencia de género. Prevención, detección
y atención”. Madrid: Grupo 5. Pág. 106.
98. PÉREZ VIEJO, JESÚS M.; MONTALVO HERNÁNDEZ, ANA (Coords.), (2011). “Violencia de género. Prevención, detección
y atención”. Madrid: Grupo 5. Pág. 107
BIBLIOGRAFÍA
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