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Universidad Nacional Autonoma de Nicaragua

Facultad de Ciencias Medicas


MEDICINA 3ER AÑO
Semiologia Medica III
Guia de seminario 4: Auscultacion

INTRODUCCIÓN

La auscultación es el procedimiento médico que utiliza el sentido del oído para el descubrimiento de algunos signos muy
valiosos, la apreciación de los fenómenos acústicos originados en el organismo como por ejemplo los originados por el
tránsito en el tubo digestivo. Permite reconocer estos sonidos y analizarlo basándose en las características generales de estos
(tono, timbre .intensidad, duración). El reconocimiento de los ruidos patológicos o los cambios de características de los
ruidos normales tienen inigualable valor para el diagnóstico.

OBJETIVOS

Describir la técnica de auscultación del abdomen.


Identificar los ruidos normales y hallazgos que deban reconocerse en la auscultación del abdomen.
Conocer los ruidos anormales y hallazgos patológicos que puedan identificar en la auscultación del abdomen.
Realizar correctamente la auscultación del abdomen.

CONTENIDO A DESARROLLAR

AUSCULTACIÓN DEL ABDOMEN


La auscultación es un método exploratorio de notable interés. En ocasiones, permite hacer diagnósticos de presunción tan
finos como el de una fístula gastrocólica (basta dar un poco de agua al paciente y auscultarle), de una estenosis de la arteria
renal (soplo sistólico en región lumbar) con tensión diastólica muy elevada, de una fístula vesicointestinal (ruido de gorgoteo
durante la micción), de una parálisis intestinal incipiente en el postoperatorio de la cirugía abdominal, o de la reanudación
peristáltica tras la reducción manual de una hernia, etc. (1)
Mediante a auscultación el examinador aprecia el peristaltismo intestinal (traudcido por los ruidos o borborigmos
intestinales), y escucha sopos de origen vacular. La información que se obtiene con este procedimiento es muy limitada y
por la auscultación no es un método rtinario de exploración del abdomen. (2)
Cuando se cree estar en presencia de entidades que se manifiestan por signos auscultatorios se debe proceder a auscultar
antes de percutir o de palpar porque estos últimos procedimientos pueden modificar los fenómenos de auscultación. Es
indispensable auscultar todo abdomen distendido cuando se sospecha que esta distensión es ocasionada por un íleo o por
una peritonitis. Si se trata de un íleo mecánico el peristaltimso y, por tanto, los ruidos intestinales se encontrará aunmentados
de frecuencia e intensidad (no olvidar que al pasar el tiempo y progresar el íleo mecánico, el intestino entra en atonía y el
peristaltismo desaparece). Si se está en presencia de un íleo paralítico el peristaltismo estará ausente. La peritonitis es una
de las causas de íleo paralítico. La presencia de borborborigmos intestinales normales habla en contra del diagnóstico de
peritonitis ya que uno de los primeros efectos de una peritonitis generalizada es la diminución o abolición del peristaltismo
intestinal. Para que el estudiante pueda formarse una idea de los ruidos «normales» del abdomen debe auscultar un buen
número de personas sin enfermedad abdominal y, siempre que se proponga definir el el peristaltismo está ausente, debe
proceder sin apresuramientos pues el consejo que dan los clínicos es que nunca se concluya que el peristaltismo está ausente
antes de haber auscultado el abdomen por un tiempo mínimo de dos minutos. (2)
Diversas lesiones vasculares intra-abdominales (entre ellas la estenosis de la arteria renal que es una caussa de hipertensión
arterial curable mediante cirugía) se traducen por soplos que hay que buscarlos auscultando cuidadosamente los flancos. (2)

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Se realiza con el sujeto en decúbito dorsal con respiración superficial o en apnea. En ocasiones, para estimular la motórica
gastrointestinal o movilizar las cámaras hidroaéreas, nos valemos de una suave percusión del abdomen, de la ingestión de
un poco de agua, de un cambio de posición o de verter un chorro de agua fría sobre la piel del abdomen. (1)
Se coloca el diafragma del estetoscopio con delicadeza sobre el abdomen. Se presta atención a los ruidos intestinales, así
como a su frecuencia y características. Los ruidos normales consisten en chasquidos y borboteos, que suceden con una
frecuencia estimada de 5-34 por minuto. De vez en cuando se puede escuchar un borboteo prolongado por hiperperistaltismo
como “rugidos del estómago” llamado borborigmo. Como los ruidos intestinales se transmiten ampliamente por el
abdomen, en general basta con auscultar un solo punto, por ejemplo en el CID. (3)
Auscultando el abdomen de un sujeto sano, se oyen ruidos abundantes, continuos y suaves con pausas bastantes regulares.
Resultan de la contracción de la musculatura intestinal y de la remoción de su contenido hidroaéreo. El ruido muscular es
tanto más intenso cuanto más fuerte es la contracción, y se oye puro cuando el intestino se contrae vacío o poco lleno, como
en la gastroenteritis aguda. Si el intestino contiene líquido, o éste y gas, su remoción con los movimientos peristálticos
ocasiona ruidos de tonos altos (intestino delgado) o más graves (borborigmos [«ruido de triapas»]) del colon. (1)
La auscultación puede ser directa, apoyando el oído sobre el abdomen previa la colocación de una sabanilla sobre la pared,
o indirecta mediante estetoscopio.
Normalmente, se auscultan ruidos peristálticos (ruidos hidroaéreos) en mayor o menor cantidad, dependiendo de los
individuos. La cantidad, intensidad y caracteres de los ruidos es variable, algunos más agudos, otros más graves. Debe
auscultarse repetidamente el abdomen para acostumbrarse a oír los ruidos normales.
La auscultación de los ruidos hidroaéreos tiene valor diagnóstico en dos condiciones opuestas:

 Cuando aumenta la cantidad de ruidos y hay cambios en su tonalidad, debido a una exageración de la actividad
peristáltica intestinal. Se traduce por borborigmos: ondas de ruidos gorgoteantes y tintineantes intensos, de tonalidad
alta y metálica. Se aprecian en algunos casos de diarrea aguda y, especialmente, en la obstrucción mecánica del
intestino. Vómitos, distensión abdominal, cólicos intestinales y borborigmos, son característicos de la obstrucción del
intestino delgado. Lo que es característicos de la obstrucción del intestino delgado. Lo que es característico de los
borborigmos audibles en la obstrucción mecánica del intestino es su acentuación durante las oleadas de dolor que
experimenta el paciente; los paroxismo de dolor y las oleadas de ruidos ocurren simultaneamente.
 La ausencia total de ruidos (silencio abdominal) se presenta en la parálisis intestinal (íleo del postoperatorio,
peritonitis generalizada). La existencia de borborigmos es un elemento en contra de una peritonitis generalizada, ya
que en ella hay íleo paralítico.
La actividadd peristáltica emite diversos ruidos de gorgoteo y burbujeo a causa de las interfases de gas y líquido que se
mueven con las ondas peristálticas. La intensidad, frecuencia y agudeza de estos sonidos varía. La intensidad depende del
vigor del peristaltismo, la frecuencia de la rapidez de las ondas y el tono o agudeza de la tensión a que está la pared de la
víscera contráctil. El peristaltismo del intestino delgado tiende a dar un ruido más frecuente y más agudo que los sonidos
graves y prolongados del colon.
La obtrucción parcial del intestino (subobstrucción) obliga al segmento proximal a generar una enérgica contracción, con
la respectiva presión alta para hacer pasar el material a través de la luz estrecha. En este caso los ruidos intestinales son
agudos y prolongados y se auscultan intensas corrientes peristálticas. Estos ruidos aparecen en cualquier estado de
hipermovilidad, como en la obstrucción parcial, la diarrea, la gastroenteritis y la presencia de sangre en el intestino delgado.
La corrientes que se auscultan en las obstrucciones parciales suelen suscitar dolor, motivo por el cual conviene observar la
cara del paciente mientras se ausculta.
Si la obstrucción se hace total el intestino proximal se dilata y se debilita cada vez más, de modo que el ruido adopta un
carácter tintineante, que consiste en sonidos agudos y breves. En la obstrucción avanzada o en el íleo paralítico por
peritonitis, postlaparotomía, en el infarto intestinal, el desequilibrio electrolítico y a veces en la neumonía, los ruidos

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intestinales desaparecen por completo. Se debe auscultar por lo menos tres minutos para dictaminar que ha cesado el
peristaltismo.
Se ausculta el abdomen antes de la percusión o la palpación porque estas maniobras pueden alterar las características de los
ruidos intestinales. (3)
Es necesario aprender a identificar las variaciones de los ruidos intestinales normales, el cambio de los ruidos que indican
inflamación peritoneal u obstrucción, y los soplos, los cuales son ruidos vasculares que semejan soplos cardíacos sobre la
aorta u otras arterias en el abdomen (3).
Los ruidos del abdomen pueden ser exageración de los normales o patológicos, con origen en el estómago, intestino,
peritoneo o vascular: (1)
Ruisdos peristálticos
Los ruidos peristálticos normales se presentan aproximadamente cada 5-10 segundos y tienen un tono agudo. Si no se
escuchan transcurridos 2 minutos, puede anotarse «ausencia de ruidos peristálticos». Esto es indicativo de un íleo paralítico
secundario a irritación peritoneal difusa, peritonitis. Si se palpa antes de auscultar, puede estimularse el intestino y podría
perderse el signo importante de «ausencia de ruidos peristálticos». (4)
Puede haber andanadas de ruidos graves retumbantes, denominados borborigmos, los cuales acompañan al
hiperperistaltismo. Estos ruidos son similares al sonido de la propia palabra «borborigmo». Son frecuentes en las primeras
etapas de la obstrucción intestinal aguda. (4)

 Estomago
En algunos sujetos normales, en el período postingesta inmediato, la palpación del epigastrio y su golpeteo suave con el
pulpejo de los cuatro dedos de una mano reunidos (chapoteo o clapoteo) dejan oír unos ruidos hidroaéreos de nota baja
sólo valorables para el clínico cuando el enfermo lleva más de seis horas de ayuno; significan hipotonía muscular con
retraso en la evacuación pilórica y probable hipersecreción gástrica. (1)
En los casos de aerofagia o eventración diafragmática, se perciben borborigmos en la base del hemitórax izquierdo hasta la
mamila; en la hernia de hiatus; y en niños, ruidos gastrointestinales timpánicos subdiafragmáticos, en ocasiones tan intensos
que llaman la atención de los padres. (1)
En la úlcera gastroduodenal perforada con abundante líquido y gas en el peritoneo, destaca un completo silencio sólo
interrumpido por la ocasional ocurrencia de un claro y agudo chasquido (clic) o de un sonido como un manotazo (slap-
ping), sincrónicos con la respiración y audibles en un punto preciso del epigastrio. Se relaciona con el paso de burbujas de
aire a través de la fístula gástrica (signo de Jakoucheff). (1)
La presencia de líquidos y gases en el estómago normal determina que se puedan producir ruidos hidroaéreos cuando se
palpa la región epigástrica o se practica la maniobra de sacudir de manera horizontal el abdomen del paciente; este fenómeno
se acentúa y adquiere valor diagnóstico cuando el volumen de líquidos se encuentra incrementado como consecuencia de
obstrucción pilórica y dilatación gástrica. (5)

 Intestino
Los borborigmos intestinales se enceuntran aumentados de modo difuso en algunos sujetos psiconeurodistónicos o
normales, tras la ingesta excesiva de alimentos flatulentos o del abuso de bebidas carbónicas o tabletas efervecentes, y en
los procesos que cursa con diarrea fermentativa o meteorismo. En el cólico intestinal sólo se perciben en el momento del
máximo dolor. Esta coincidencia tiene el mayor valor, pues basta por sí solo para descartar una serie de procesos dolorosos
que se producen fuera del intestino (cólico uretral, vesicular, apendicitis aguda, embarazo extrauterino, torsión de quiste de
ovario, etc.). (1)

 Hallazgos normales y patológicos

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La auscultación del abdomen es un método sencillo y
se realiza apoyando la membrana del estetoscopio sobre
la pared abdominal con el paciente respirando
lentamente o en apnea. En condiciones normales se
escuchan ruidos hidroaéreos (RHA), también llamados
borborigmos, que son suaves, continuos, con una
intermitencia de 5 a 30 por minutos, no acompañados
por dolor y que a veces se oyen a distancia, producidos
por la movilización del contenido líquido gaseoso del
intestino.
Cuando aumenta el contenido gaseoso por la ingesta de
gas o alimentos fermentativos, los RHA son más
intensos y frecuentes. En las gastroenteritis agudas,
alcanzan su máxima intensidad en los momentos de
dolor (cólico intestinal). La auscultación es valiosa en
los casos de distensión abdominal en los cuales se
sospecha de íleo. La presencia de borborigmo de lucha
(intenso, prolongados y acompañados por dolor) afirma
el diagnóstico de ileo mecánico, en tanto que la
ausencia de ruidos (silencio abdominal) indica íleo
paralítico.
En el abdomen normal se escuchan siempre los ruidos
intestinales causados por conflictos hidroaéreos. Estos
ruidos son muy variables en frecuencia, intensidad y tono. Aparecen aquí y allá, de forma intermitente, porque en contraste
con los sonidos de la percusión por el golpe del examinador, los sonidos auscultatorios se deben a la actividad fisiológica
espontánea y, por tanto, son menos uniformes, más móviles y más dependientes de las condiciones fisiológicas cambiantes;
por ejemplo, su intensidad y frecuencia depende de la fase de la digestión. A menudo, son más intensos cuando han
transcurrido muchas horas sin alimentos, y pueden volverse continuos sobre la región ileocecal cuando el contenido
intestinal pasa por ahí entre las 4 a 7 horas después de la comida. Son de mayor intensidad en individuos con ptosis visceral
y pared abdominal delgada. El clínico debe auscultar grandes cantidades de individuos sanos para familiarizarse con la
gran variedad de sonidos «normales». (5)
a) Ruidos intestinales. La anormalidad de los ruidos intestinales consiste en los dos extremos: su ausencia cuando la
movilidad intestinal está inhibida debido a procesos inflamatorios, isquémicos o íleos reflejos; o su importante
aumento, dando origen a ondas de borborigmos y ruidos metálicos como si la peristalsis exagerada estuviese
intentando hacer pasar los fluidos a través de un obstáculo. (5)
b) La ausencia total de sonidos peristálticos es un dato de gran valor diagnóstico. A menudo es concomitante de la
peritonitis de cualquier origen y también puede ocurrir como una respuesta refleja a la manipulación quirúrgica del
intestino; se observa asociada a alteraciones electrolíticas profundas o en el curso de neumonías graves. La
disminución acentuada de los ruidos peristálticos y la presencia de débiles sonidos de timbre metálico sugieren
peristaltimo disminuido, grados menores de íleo que acompañan a numerosas alteraciones abdominales, incluyendo
la irritación peritoneal y estados poslaparotomía. Una maniobra útil para provocar ruidos peristálticos es el dejar caer
unas gotas de éter sobre la piel. Los medicamentos opiáceos o anticolinérgicos inhiben temporalmente los
movimientos peristálticos y pueden dar lugar a confusión diagnóstica, si no son tomados en cuenta. (5)
c) Los ruidos peristálticos aumentados pueden deberse al aumento en la movilidad intestinal o al intento del intestino
de vencer un segmento estenótico. (5)

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oLa primera posibilidad puede tener varias causas como son la diarrea resultante del empleo de laxantes o de
gastroenteritis, o el sangrado del tubo digestivo alto. Una causa importante es la emocional, en pacientes con
tensión psíquica. (5)
o Los sonidos peristálticos que se oyen en procesos obstructivos tienen ciertas peculiaridades que les son propias y
tienen gran valor diagnóstico; a saber: tono alto; sonidos que semejan a los que hace una botella al vaciarse; notas
metálicas finas, que se oyen cuando la tensión de la pared intestinal es grande. Sin embargo, el dato más
característico de los borborigmos que se oyen en la obtrucción intestinal mecánica es su acentuación durante los
paroxismos dolorosos, ya que ambos son evidencia del aumento de la contractilidad de la musculatura intestinal
en su intento de vencer el obstáculo opuesto por la obstrucción. El término «peristaltismo de lucha» (5)
Describe adecuadamente este estado. Las ondas de peristaltismo intenso de lucha suelen alternar con periodos de
actividad disminuida y aun de silencio, durante los cuales los músculos intestinales exhaustos se están
recuperando. Con el paso del tiempo, la fatiga intestinal aumenta, los ruidos peristálticos de lucha se hacen más
cortos y menos intensos, aunque a veces siguen conservando un tono muy alto. Eventualmente, los sonidos
peristálticos se vuelven infrecuentes o suelen desaparecer también en circunstancias más alarmantes, cuando el
asa obstruida experimenta alteraciones circulatorias isquémicas y signos de necrosis: obstrucción estrangulante
obvia indicación de la urgencia de intervenir quirúrgicamente. (5)
 Borborigmos
La auscultación del abdomen empieza por prestar atención a los
ruidos intestinales (borborigmos) que puedan percibirse a
distancia. El explorador se sitúa al lado del paciente e incluso
puede acercar el oído a unos 20 cm del abdomen. Su percepción
es algo muy habitual y puede considerarse un hecho
intrascendente cuando existe una acentuación de los
movimientos intestinales o bien un tránsito acelerado en
situación de relativa normalidad. Sin embargo, cuando tales
ruidos son exageradamente audibles y, además, se acompañan
de dolor, e incluso de movimientos de la pared abdominal, debe
reflexionarse acerca de la posibilidad de un tránsito intestinal
acelerado (gastroenteritis), un proceso obstructivo (crisis
subociusivas) o bien otros procesos que cursan con alteración
de la motilidad intestinal (disfunción de la musculatura lisa,
neuropatía, malabsorción). (6)
En procesos obstructivos que afecten los tramos altos del intestino (duodeno proximal) o a la salida del estómago (estenosis
pilórica), la retención de líquidos que se produce en el mismo puede ponerse de manifiesto mediante la maniobra del
bazuqueo gástrico (fig. 8.24). Con las manos en ambos costados del abdomen del paciente se realizan movimientos breves,
pero bruscos, hacia uno y otro lado, lo que permite escuchar, a distancia, el ruido del contenido gástrico al moverse y chocar
contra las paredes del estómago anormalmente dilatado. (6)

 Íleo (mecánico, metabólico, reflejo)


En el íleo mecánico incompleto o suboclusión intestinal, se produce el cuadro conocido como tumor fantasma (o síndrome
de Koening), integrado por tumor de aparición repentina (segmento intestinal dilatado), visible y palpable; movimientos
peristálticos a su nivel; dolores cólicos y ruidos hidroaéreos en el sitio del obstáculo; vómitos (prematuros y repetidos si la
oclusión es alta, y tardíos y poco frecuentes si es baja (colon); escasa duración. La desaparición del tumor y del dolor va
asociada a la eliminación de gases o de materiales fecales. Cuando la obtrucción radica en el colon, los movimientos
peristálticos y el dolor son menos intensos, debido al menor desarrollo de su musculatura, siendo a veces de difícil
percepción. (1)

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En el íleo paralítico, en medio de un «silencio sepulcral» se perciben de manera constante, siempre que se mantenga aplicado
el fonendoscopio un tiempo no inferior a 1 min, dos sonidos, unos agudos y pasivos, motivados por una o varias burbujas
de gas que suben a la superficie del fluido retenido en el asa dilatada en ocasión de su remoción por los movimientos
respiratorios y cambios de postura del enfermo; y otros consistentes en un pequeño y agudo tintineo, por una gota de fluido
que cae desde el techo del asa atónica. A pesar de su discreción, este último ruido destaca claramente en el ominoso silencio
que lo rodea. En ocasiones, pueden oírse distintamente los latidos cardíacos y aórticos en ambas fosas ilíacas, signo que
precisa de la existencia de un cierto derrame peritoneal para su apreciación. (1)
Ante la sospecha de un cuadro de abdomen agudo por hemorragia interna, la auscultación de hiperperistaltismo nos inclina
a pensar en su origen intradigestivo; un silencio, en cambio, nos sugiere una hemorragia intraperitoneal. (1)
Ruidos peritoneales

 Frotes peritoneales
En la reacción peritoneal difusa, existe un silencio abdominal persistente (íleo paralítico) y en la circunscrita se perciben
roces y crepitaciones a su nivel. (1)
En el neumoperitoneo (espontáneo; terapéutico), los ruidos intestinales están apagado, lejanos, con una transmisión anormal
de los cardíacos y aórticos con timbre agudo. La existencia de roces durante la respiración (recuerdan la acústica del roce
pleural) o de una crepitación nívea, en la palpación de las zonas empastadas, sugiere perivisceritis o una peritonitis
tuberculosa. (1)
En la perforación gástrica, puede percibirse un ruido metálico de roce detrás de la XII costilla izquierda, con el paciente en
posición sentada, producido por la acumulación de burbujas entre el estómago y el diafragma (signo de Brenner). (1)
Se oyen como los pleurales; es decir, como si dos piezas de cuero se estuviesen frotando una contra la otra. Se oyen en el
hipocondrio izquierdo en casos de infarto esplénico. En los tumores o abscesos del hígado, se escuchan en el hipocondrio
derecho, acentuándose con los movimientos respiratorios profundos. Se escuchan también en casos de metástasis
carcinomatosas del hígado (5).
Se ausculta sobre el hígado y el bazo para buscar frotes por fricción. (3)
Ruidos vasculares

 Soplo
En el abdomen la auscultación de soplos es de gran valor semlológlco. Desde el epigastrio hasta la reglón umbilical, a lo
largo de la línea media abdominal, discurre la arteria aorta y cualquier soplo en esta área puede revelar la presencia de un
aneurisma; por ello, el fonendoscopio se sitúa inicialmente en el epigastrio, para ir descendiendo hasta el hipogastrio, con
el fin de buscar intencionadamente la presencia de cualquier soplo. En la zona del hipogastrio, en dirección hacia las fosas
Ilíacas, se pueden detectar soplos de aneurismas de las arterias ilíacas. En las Ingles, los soplos que se puedan auscultar en
uno y otro lado corresponderán más probablemente a una estenosis de la arteria femoral de uno u otro lado. Un soplo en el
mesogastrlo, algo laterallzado a derecha o izquierda, puede indicar una estenosis de la arteria renal del lado correspondiente.
En cualquier caso, para detectar soplos arteriales a través de la pared abdominal es preciso ejercer cierta presión con el
fonendoscopio con el fin de acercarlo a la estructura vascular, habitualmente de situación profunda. (6)
En el síndrome de Cruveilhier-Baumgarten (cirrosis con persistencia anormal de la vena umbilical permeable), se percibe
un zumbido o susurro venoso de tono bajo, con variaciones súbitas de intensidad y tono, modificado por la posición y
respiración y que con frecuencia desaparece al hacer una presión firme con el fonendoscopio. (1)
En el hepatocarcinoma, grandes metástasis hepáticas, hepatitis aguda alcohólica y aneurisma de la arteria hepática, se puede
percibir en una zona más o menos extensa del área hepática un ruido sistólico más o menos rudo, índice de gran
vascularización del órgano con turbulencia por el paso de la sangre desde un sistema arterial con presión elevada a la amplia

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red de vasos con presión baja en el hígado. Un soplo
arterial sistólico en el hipocondrio izquierdo, junto a la
XII costilla, ha sido señalado en el aneurisma de la
arteria esplénica y en el cáncer del cuerpo pancreático,
así como a nivel de la región renal y flanco
correspondiente, en relación con una estenosis de la
arteria renal, motivado, a su vez, de una tensión arteria
sistémica elevada. A veces, el soplo lumbar se percibe a
nivel del riñón sano hipertrofiado, para compensar la
hipoplasia del otro enfermo. (1)
Estos pueden ser arteriales o venosos: (5)
Arteriales. Es necesario investigar la presencia de soplos abdominales en
todos los pacientes en particular aquellos que tengan hipertensión arterial o
arterosclerosis. La presencia de un soplo en un vaso abdominal indica que hay
un flujo turbulento en una arteria dilatada, constreñida o tortuosa. Suelen
escucharse soplos sistólicos de gran intensidad en los aneurismas de la aorta
abdominal y también en las aortas comprimidas por masas extrínsecas. Los
soplos que se oyen en las arterias renales se deben a estenosis de las mismas,
en los dos tercios de los casos. Se pueden oír en la línea media, en los flancos
o en los ángulos costovertebrales. Los tumores vasculares del hígado dan lugar
a soplos continuos, con acentuación sistólica. Es importante advertir que los
soplos arteriales que se auscultan en el abdomen son, en su mayor parte,
«inconstantes», dada la frecuencia con que se encuentran en individuos libres de patología vascular en esa región. (5)
Venosos. La auscultación cuidadosa permite escuchar en los adultos un soplo venoso continuo muy débil; se atribuye a la
vena cava inferior y sus principales tributarias. En el síndrome de Cruveilhier-Baumgarten, la circulación periumbilical
dilatada produce un soplo venoso importante que se oye cerca de la línea media entre el ombligo y el apéndice xifoides.
Otro soplo venoso importante que se oye cerca de la línea media entre el ombligo y el apéndice xifoides. Otro soplo venoso
continuo, acompañado de trill palpable, llega a detectarse en el ombligo o un poco por arriba de éste, en caso de obstrucción
de la circulación portal por cirrosis. Por último, se oyen soplos venosos en la región hepática, cuando existen hemangiomas
de este órgano. (5)
La auscultación de soplos abdominales reconoce diferentes orígenes: sobre la aorta abdominal (por aneurisma), sobre las
arterias renales (por estenosis en la hipertensión renovascular) o sobre la arteria mesentérica (en la angina abdominal).

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

1. Surós A, Surós J. Semiología Médica y técnica exploratoria. 8a ed. Elsevier; 2001


2. Cediel R. Semiología Médica. 7a ed. Editorial Médica Celsus; 2012.
3. Bickley LS, Szilagyi PG. Bates Guía de Exploración Física e Historia Clínica. 12a ed. Vol. 1. Wolters Kluwer;
2018.
4. Swartz MH. Tratado de semiología: Anamnesis y exploración física. 7a ed. Elsevier; 2015.
5. Jinich H. Síntomas y signos cardinales de las enfermedades. 7a ed.
6. Cardellach F, Grau JM, Rozman C. COMPENDIO DE ANAMNESIS Y EXPLORACIÓN FÍSICA. Barcelona:
Elsevier; 2014.

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