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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL COMAHUE

CENTRO UNIVERSITARIO REGIONAL ZONA ATLÁNTICA


DEPARTAMENTO DE LENGUA, LITERATURA Y COMUNICACIÓN
Profesorado en Lengua y Comunicación Oral y Escrita
Gramática I

EL SINTAGMA NOMINAL

La estructura de una cláusula consta de una expresión predicativa y


de uno o más argumentos. Estos argumentos se realizan típicamente
como sintagmas nominales, es decir, como construcciones cuyo núcleo es
un sustantivo. Del tipo de sustantivo que funcione como núcleo dependerá
la complejidad del sintagma. Los nombres propios y los pronombres
constituyen por sí mismos la expansión máxima. Los sustantivos
comunes, en cambio, requieren, por lo general, especificadores para
desempeñar algunas de sus funciones típicas y, si tienen estructura
argumental, seleccionan complementos, además de poder ser
modificados. En este capítulo nos referiremos a los distintos tipos de
sustantivos y a la estructura interna del SN en función de los
constituyentes que comprende. También aludiremos a la interpretación
semántica que los sintagmas nominales pueden recibir a partir de algunas
características flexionales de la cláusula que los incluye.

Son varias las funciones que puede desempeñar el SN en la cláusula,


pero las que le son privativas son la de sujeto y la de objeto directo.
También funcionan como término de un SP en varias de las funciones
oblicuas, es decir, realizadas por un SP, como las de objeto indirecto –y
otros dativos–, complemento de régimen, otros complementos y adjuntos.
Las funciones restantes –predicativo, adjunto (temporal, de frecuencia, de
medida)– admiten mayor variación categorial.

En lo que respecta a la estructura interna del SN, recordemos que el


sustantivo es el núcleo porque determina la índole categorial del sintagma
en su conjunto, así como también sus rasgos flexionales (género y
número). De la subclase a la que pertenezca el núcleo dependerán
también las características sintácticas de la construcción: su complejidad,
la compatibilidad con algunos tipos de especificadores y la posibilidad de
selección de complementos.

Clasificación de los sustantivos

Los argumentos que se combinan con un predicado son, por lo


general, expresiones referenciales. Las expresiones referenciales son
usadas para identificar entidades del mundo extralingüístico. Algunos
sustantivos son expresiones referenciales por sí mismos; otros, en
cambio, para serlo deben formar parte de estructuras complejas.
Pertenecen al primer tipo dos subclases de sustantivos: los sustantivos
propios y los pronombres, fundamentalmente los personales, y al
segundo, los sustantivos comunes. Tanto sustantivos propios como
pronombres constituyen la expansión máxima del sintagma: rechazan, en
su uso habitual, la presencia de especificadores, modificadores
restrictivos y complementos. Los sustantivos comunes, en cambio, sólo se
convierten en expresiones referenciales cuando van encabezados por
algún especificador. Compárense, por ejemplo, las siguientes cláusulas:
Pedro fue nombrado gobernador / El gobernador asistió a los actos.
Mientras que en la primera gobernador, un N´ es un predicativo subjetivo,
es decir, un predicado, sólo en la segunda el SN, que funciona como sujeto,
es una expresión referencial.

1. Los sustantivos propios denotan individuos por medio de una


asociación directa con su referente.1 Idealmente, cada nombre identifica a
un individuo de manera no ambigua. Carecen de significado, ya que
consisten sólo en etiquetas que se asignan a los individuos para su
identificación. La diferencia entre, por ejemplo, un sustantivo propio
como Gabriel García Márquez y una expresión como el autor de Cien años

1 Son "designadores rígidos". Algunos lógicos entienden los nombres propios como expresiones nominales reducidas. Su
semántica, pues, es más compleja de lo que supone su caracterización como una mera etiqueta.
de soledad consiste en que, mientras el primero es inanalizable desde el
punto de vista semántico, el segundo contiene una descripción del
referente.

Dadas estas características, es fácil entender por qué los nombres


propios no van precedidos de determinantes (son inherentemente
definidos) y por qué no admiten modificadores restrictivos, ya que se
refieren a una entidad única. Teniendo en cuenta, pues, su rechazo a la
determinación y a la modificación, deberíamos incluir en la clase, además
de los nombres de personas, instituciones y lugares, otros sustantivos que
tienen estas mismas características (aun cuando no se escriban con
mayúsculas): las designaciones de algunos familiares directos, el mes del
año, el nombre del año:

(1) a. Papá me advirtió que llegara temprano.


b. Octubre suele ser un mes ventoso.

c. 1997 será un año durísimo.

Conviene diferenciar los sustantivos propios de los nombres


propios. Si bien ambos normalmente coinciden, por ejemplo, en Gabriel
García Márquez, sin embargo, hay nombres propios sólo formados por
sustantivos comunes Cien años de soledad o por una combinación de
sustantivos comunes y uno propio Universidad Nacional del Comahue. Los
sustantivos propios pueden aparecer, por otra parte, en SSNN que no son
nombres propios puesto que no designan una entidad única: 2

(2) a. el Buenos Aires de mi infancia


22 Como señala R. Lapesa: "El nombre propio no necesita actualizador. [...] No obstante, lo lleva cuando va acompañado
por un adjetivo o equivalente que lo especifiquen de modo que la referencia se limite a un aspecto, perspectiva, cualidad
o momento del ser designado: ‘el César estratega’, ‘ese París de tus sueños’, ‘aquella Málaga de antaño’. El nombre
propio se acerca entonces, en cierto modo, al sustantivo común ya que pierde la referencia unitaria" (p.122) en I. Bos que
(ed.).
b. todos los García de la guía telefónica

c. un tal Pérez

d. todo un Cicerón

2. También son expresiones referenciales los pronombres


personales y demostrativos, pero, a diferencia de los nombres propios,
constituyen una clase cerrada. Tampoco admiten ni determinantes ni
modificadores restrictivos. Nos ocuparemos de ellos en el próximo
capítulo.

3. El sustantivo común es, intrínsecamente, un predicado, como se


comprueba en los siguientes ejemplos:

(3) a. Juan es médico.

b. Nombraron a Juan director del nuevo hospital.

c. Juan trabaja de médico.

Se trata en todos los casos de predicativos: referidos al sujeto (a y c)


o al objeto directo (b), que consisten en una proyección intermedia: un N'
(ya que pueden contener modificadores y/o complementos, pero no
especificadores). En cambio, las expansiones máximas sí son, por lo
general, expresiones referenciales. Los determinantes confieren carácter
referencial al SN:

(4) a. El médico me recomendó un régimen muy estricto.

b. El gobierno designó al director del nuevo hospital.


A diferencia de (3), los SSNN que funcionan como sujeto en (4a) y
como objeto directo en (4b) son argumentos y no predicados. Para serlo
se requiere la presencia de un determinante. No obstante, conviene tener
en cuenta las propiedades léxicas de las distintas clases de sustantivos
comunes ya que de éstas dependen sus comportamientos formales.
Revisaremos algunas de las clasificaciones:

a. Nombres contables o discontinuos y no contables o continuos


–de sustancia o masa: los primeros designan "clases" o "especies" de
entidades discretas, contables y aislables (libro, casa, pájaro...); en cambio,
los segundos denotan sustancias que carecen de límites claros, por lo que
pueden ser divididas sin afectar, como dice Andrés Bello, "su naturaleza y
su nombre" (sangre, humo, sal, agua, arena). Se diferencian por:

– Los primeros son cuantificables: no sólo se pluralizan sino que


también admiten cuantificadores –definidos e indefinidos– y numerales;
los segundos, por el contrario, no se pluralizan y sólo admiten algunos
cuantificadores indefinidos (más, menos, poco, mucho):

(5) a. Colecciona libros. / Necesitan sangre.

b. Quiero dos libros. / *Quiero dos aguas.

c. Había muchos libros. / Había mucha sangre.

Los sustantivos continuos pueden funcionar predicativamente: Esto


es sangre; en cambio, los contables requieren un determinante para
cumplir tal función: *Esto es libro.

– Los sustantivos contables pueden funcionar como complementos


partitivos de diferentes tipos de sustantivos: un montón de piedras, una
pila de libros; en cambio, los no contables sólo aparecen con sustantivos
mensurativos o tipificativos un litro de vino, un tipo de aceite.
Ambos grupos admiten, sin embargo, la recategorización: los
nombres de sustancia pueden designar medidas (a) o tipos (b) y los
contables, pasar a de signar sustancias (c):

(6) a. Pedimos dos cafés.

b. Esos aceites resultan excesivamente pesados.

c. Quiero (más) pollo / pastel de pollo.

b. Sustantivos abstractos y concretos: Buena parte de los


sustantivos abstractos comparte algunas de las características de los
nombres de sustancias: no son pluralizables y permiten sólo la
cuantificación indefinida (*ingenuidades, *dos ingenuidades, poca
ingenuidad): designan entidades que también pueden ser caracterizadas
como "materias" o "sustancias". Los sustantivos abstractos, desde un
punto de vista estrictamente morfológico, derivan, en general, de
adjetivos o verbos:

(7) a. La calidez del ambiente

b. La presencia de los estudiantes

c. El análisis de Alonso del poema

Esta condición, sin embargo, no es necesaria ya que existen muchos


sustantivos abstractos simples: fe, miedo, pena, bronca. Tampoco es
suficiente, puesto que algunos sustantivos derivados admiten una
interpretación como sustantivos concretos, como se advierte en los casos
(b) de los siguientes ejemplos:
(8) a. La entrada de la Argentina al Mercosur resulta problemática para
la industria nacional. (= el hecho de que la Argentina entre al
Mercosur)

b. Las entradas para la función de esta noche ya están agotadas.

(9) a. No me sorprendió la colaboración de Pérez en la campaña


de un millón de dólares. (= el hecho de que Pérez colaborara en la
campaña con un millón de dólares)
b. Estoy buscando colaboraciones para la revista.

Como se advierte, no resulta sencillo aislar rasgos formales


asociados a los sustantivos abstractos, por lo que, como señala Ignacio
Bosque (1983), tal distinción quizás carezca de pertinencia desde el
punto de vista estrictamente gramatical.

c. Sustantivos colectivos y singulares: Los primeros, en singular,


designan un conjunto de individuos. La predicación corresponde al
conjunto como unidad y no en forma distributiva a cada uno de los
miembros. Por ello admiten modificadores como en pleno, completo, en su
totalidad, numeroso:

(10) a. El gentío abucheó en pleno a los políticos.

b. El ejército completo estuvo involucrado en estos hechos.

c. La delegación argentina en su totalidad repudió esas palabras.

d. Un público numeroso colmó las instalaciones de la institución.

Asimismo, si el sustantivo va modificado por el adjetivo grande, se


lo debe entender como referido al conjunto en caso de ser colectivo:
adviértase la diferencia en la acepción de ese adjetivo entre un ejército
grande (= un ejército numeroso) y gente grande (= gente mayor). Según
este criterio, pues, gente resulta un falso colectivo.

Fuente bibliográfica:

Di Tullio, A. (1997). Manual de Gramática del español. Buenos Aires:


Edicial, Cap. IX.

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