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que son seleccionados de una biblioteca combinatorial sintética Los aptámeros son
seleccionados mediante ensayos in vitro de afinidad entre un conjunto general de la biblioteca
y una proteína diana . Los aptámeros poseen una estructura tridimensional específica que
depende principalmente de su secuencia. Dicha estructura le permite interactuar con la
superficie de las proteínas diana de manera similar a los anticuerpos (Figura 2) (30). En los
últimos años, la tecnología de los aptámeros ha sido usada en un amplio rango de técnicas de
diagnóstico y aplicaciones terapéuticas (31). Como un ejemplo, cabe mencionar que estas
estrategias están siendo usadas actualmente para desarrollar aptámeros específicos contra
proteínas diana asociadas a la patogenicidad y virulencia de tripanosomátido.
Desde que la metodología fue implementada por primera vez, se han hecho muchas variantes
que le dan versatilidad a la técnica. Por ejemplo, una variante muy utilizada es realizar un
SELEX contra una célula completa o contra un tejido (34). Lo importante es utilizar los
controles negativos correctos que permitan enriquecer la biblioteca hacia el objetivo que se ha
planteado ya sea de diagnóstico, de terapia o simplemente de afinidad. Incluso, existen
metodologías que han implementado protocolos in silico con softwares computacionalmente
muy demandantes que permiten ahorrar pasos en las rondas de SELEX (35). Además, hay que
mencionar que la era del secuenciamiento también ha impactado positivamente a la
tecnología de aptámeros brindándole el conocimiento de las secuencias que van
enriqueciendo con el fin de entender los principios en los que se rigen estos enriquecimientos.
Una razón más para utilizar los aptámeros radica en el hecho de que estas moléculas son de
fácil manejo y pueden ser insertadas en plataformas de sensores que ha producido la era de
los nanomateriales (36).
Los aptámeros son ácidos nucleicos de cadena sencilla, ADN o ARN, que reconocen una gran
variedad de moléculas. Cada aptámero posee una estructura tridimensional particular que le
permite unirse con afinidad y especificidad altas a la molécula diana. Los aptámeros tienen
propiedades de reconocimiento equiparables a las de los anticuerpos; sin embargo, por la
naturaleza de su composición tienen ventajas significativas en cuanto a su tamaño, producción
y modificación. Estas características los hacen excelentes candidatos para el desarrollo de
nuevas plataformas biotecnológicas. Se han identificado aptámeros con propiedades
terapéuticas que han sido evaluados exitosamente en modelos animales; entre ellos, algunos
se encuentran en fase clínica y uno ya fue aprobado para tratamiento por la FDA (Food and
Drug Administration). Todos estos avances ocurridos durante las dos últimas décadas permiten
anticipar el protagonismo que tendrán los aptámeros como agentes diagnósticos y
terapéuticos en un futuro cercano.
INTRODUCCIÓN
Los aptámeros son ácidos nucleicos de cadena sencilla, ADN o ARN, con una estructura
tridimensional específica que les permite unirse con alta afinidad a la molécula diana.
Etimológicamente el término aptámero proviene del latín aptus que significa ‘fijar’ o ‘unir’ y
del griego meros que significa ‘partícula’. En 1990, dos grupos diferentes identificaron el
método para la generación de aptámeros denominado SELEX (por la sigla en inglés de
systematic evolution of ligands by exponential enrichment) (1,2). Este método utiliza la
química combinatoria para la selección de ácidos nucleicos sintéticos con alta afinidad por su
molécula diana. La química combinatoria consiste en la síntesis de un número significativo de
moléculas de estructura similar que forman colecciones (bibliotecas) consiguiendo una gran
diversidad química, y en la cual se puede tamizar una molécula diana para encontrar miembros
(es decir, secuencias) de dicha biblioteca que presenten afinidad (3). En SELEX, estas
secuencias individuales se han denominado aptámeros. El método SELEX (figura 1) consiste en
la selección de los miembros de una biblioteca (aproximadamente 1015 secuencias diferentes)
que se unen a la molécula diana. Se puede dividir este método en tres pasos principales: 1) la
interacción entre los miembros de la biblioteca y la molécula diana; 2) la selección de los
miembros que poseen afinidad por la molécula diana y 3) el enriquecimiento de la biblioteca
mediante amplificación usando PCR (por la sigla en inglés de polymerase chain reaction). La
composición natural de los aptámeros incluye ADN y ARN. Sin embargo, se han incorporado
satisfactoriamente al proceso enzimático o de síntesis secuencias con ácidos nucleicos
modificados. Estos últimos han sido evaluados exitosamente mediante ensayos in vitro o
modelos in vivo (4). En el caso de ADN-SELEX (5), la doble cadena se separa y una de sus
cadenas sencillas es la forma funcional de la biblioteca. En ARN-SELEX (6) se requieren la
transcripción para hacer funcional la biblioteca partiendo de ADN y la transcripción reversa
para enriquecerla posteriormente mediante PCR (7). La posibilidad de obtener aptámeros bajo
condiciones diferentes a las fisiológicas abre la puerta para la selección de elementos de
reconocimiento en condiciones no convencionales. Un ejemplo de la versatilidad en este
aspecto es la toxicidad de una molécula diana. La selección de aptámeros no se ve limitada en
ningún caso por la toxicidad u otras condiciones diferentes a las fisiológicas, dado que el
proceso se lleva a cabo in vitro. Esta es una ventaja de los aptámeros con respecto a los
anticuerpos, que generalmente solo pueden ser generados en condiciones fisiológicas (8), en
las que la toxicidad es un factor determinante. Por lo anterior, es poco probable o no viable el
desarrollo de anticuerpos para un gran número de toxinas. En la actualidad se ha seleccionado
un buen número de aptámeros que reconocen una gran variedad de moléculas diana (9), entre
las cuales se encuentran: toxinas, compuestos inorgánicos y orgánicos, nucleótidos y sus
derivados, cofactores, aminoácidos, carbohidratos, antibióticos, péptidos y proteínas, al igual
que estructuras complejas como células (7). Esta diversidad de aptámeros, aunada al hecho de
que su selección se hace sin importar el pH o la toxicidad de la molécula diana, lleva a
considerar el SELEX como un método genérico (10) que teóricamente permitiría seleccionar
aptámeros para cualquier molécula bajo las condiciones elegidas. La afinidad de los aptámeros
se encuentra muy frecuentemente en un rango bajo de nanomolaridad, similar a la reportada
para los anticuerpos (11). En los aptámeros la afinidad está ligada al número de ciclos de SELEX
que se lleven a cabo y a la efectividad del proceso de separación de secuencias que se unen
con alta o baja afinidad a la molécula diana. En algunos casos ha sido posible obtener
aptámeros con afinidades destacadas que evidentemente superan a los anticuerpos y para las
que se reportan valores de un dígito picomolar (12). La especificidad mostrada por los
aptámeros es otra característica interesante de estos elementos de biorreconocimiento, que
se evidencia en su capacidad para diferenciar cambios estructurales mínimos entre la molécula
diana y moléculas inespecíficas. Un ejemplo claro de esta característica es el aptámero
antiteofilina, que distingue específicamente la teofilina de la cafeína, a pesar de que solo un
grupo metilo diferencia estas dos moléculas (13). En la mayoría de las aplicaciones médicas, se
logran altos niveles de afinidad y especificidad utilizando anticuerpos (14), pero existen
limitaciones en el uso de estos en diversas pruebas clínicas. Algunas de estas limitaciones
están relacionadas principalmente con su producción (se requieren animales o células),
variabilidad de cada lote de anticuerpos (15), frecuente inmunogenicidad, su tamaño que
dificulta el acceso a compartimentos biológicos pequeños y su susceptibilidad en procesos de
desnaturalización (12). En contraste, los aptámeros se seleccionan in vitro y se generan de
forma reproducible utilizando procedimientos convencionales de síntesis en fase sólida con el
método de la fósforo-amidita (16). De igual forma, se los puede modificar fácilmente en el
proceso de síntesis para mejorar su estabilidad frente a nucleasas o adicionarles grupos
funcionales (ejemplo: grupos fluorescentes) para incrementar su aplicabilidad (17). La tabla 1
muestra las principales ventajas y desventajas en el uso de aptámeros y anticuerpos.
Aptámero anti-IgE: Las personas que sufren cuadros alérgicos presentan con frecuencia
niveles elevados de IgE comparadas con las no alérgicas. Por lo tanto, se puede deducir la
importancia de cuantificar los niveles de IgE en el tratamiento de un episodio alérgico (36). La
determinación de IgE se hace generalmente mediante ELISA o radioinmunoanálisis (RIA). Sin
embargo, estos métodos son costosos y consumen mucho tiempo (37). Partiendo de la
necesidad de una detección de IgE mucho más rápida y confiable, Yao y colaboradores
desarrollaron un sensor basado en aptámeros que mide en 15 minutos los niveles de IgE, de
forma específica y reproducible (35). Este sensor utiliza una microbalanza de cristal de cuarzo
en la que previamente se ha inmovilizado el aptámero anti-IgE. Una vez que dicho aptámero
reconoce la IgE en solución (suero), el biosensor traduce su nivel que es directamente
proporcional a la masa depositada en él (figura 3). Este tipo de dispositivos abre una puerta
hacia la utilización generalizada de aptámeros en muestras clínicas, campo en el que aún
predominan los anticuerpos como moléculas de biorreconocimiento. Es posible entonces, que
la tecnología basada en aptámeros sea una alternativa futura para el diagnóstico clínico,
cuando se generen sensores eficientes y de bajo costo que puedan competir con los métodos
convencionales.
Aptámeros como agentes terapéuticos: Los aptámeros han tenido un gran impacto en el
desarrollo de nuevas terapias; se destacan las orientadas a las enfermedades hematológicas
(38), el cáncer (39) y la infección por VIH (40). En la revisión llevada a cabo por Keefe y
colaboradores, se recopilaron los aptámeros más destacados en modelos terapéuticos (12).
Los aptámeros se pueden usar en dos formas diferentes en el desarrollo de procesos
terapéuticos: 1. Como moléculas efectoras para reconocer un receptor y ejercer directamente
la función terapéutica (41); 2. Como vehículos para la entrega de una molécula secundaria. En
este caso, se utiliza el aptámero únicamente como elemento de biorreconocimiento, que es
modificado con la molécula secundaria encargada de la acción terapéutica (42,43). Dada la
facilidad de modificación de los aptámeros, incluso en el proceso de síntesis, actualmente
están compitiendo con péptidos (44) y anticuerpos (45) en el desarrollo de nuevos enfoques
terapéuticos, lo que evidencia el notorio avance logrado durante los últimos años en este
campo. En la actualidad ocho aptámeros se encuentran en fase clínica y uno ya fue aprobado
para uso clínico (tabla 2). Este último es el aptámero anti-VEGF (por la sigla en inglés de
vascular endothelial growth factor) y lo analizaremos más detenidamente a manera de
ejemplo.
Aptámero anti-VEGF: El anti-VEGF (pegaptanib - Macugen®) es el primer aptámero aprobado
por la FDA y se lo utiliza en el tratamiento de la degeneración macular asociada a la edad
(DMAE) (55,56). Esta enfermedad oftalmológica se caracteriza por el deterioro de la mácula,
tejido de color amarillento sensible a la luz, localizado en el centro de la retina, cuya función
está ligada a la nitidez visual; por lo tanto, está encargado de las percepciones visuales finas
(57). El proceso patológico consiste en la pérdida de nitidez y agudeza visuales. De hecho, la
DMAE es la principal causa mundial de ceguera (58). Por esta razón, se han hecho esfuerzos
significativos para el desarrollo de nuevas terapias para esta enfermedad. Una de las
estrategias se basa en utilizar el aptámero anti-VEGF inyectado intravítreo que reconoce la
molécula VEGF165, lo que inhibe la unión a su receptor natural y es así como se genera el
proceso terapéutico, porque se evita la proliferación y migración de vasos sanguíneos hacia el
humor vítreo (59). Los reportes de la utilización de este aptámero son promisorios: ha
generado una inhibición de 65% y 80% en modelos animales y 80% de los pacientes que
participaron en las pruebas clínicas se estabilizaron o mejoraron después de tres meses de
tratamiento (49). En la actualidad más de 50.000 pacientes han sido tratados con pegaptanib
con resultados satisfactorios (49). Con base en aptámeros hay, sin lugar a dudas, una
posibilidad real de desarrollar nuevos enfoques terapéuticos y cabe destacar que se están
adelantando pruebas clínicas para otros aptámeros de los que se tendrán noticias en los
próximos años. Esperamos entonces que el aptámero anti-VEGF sea solo el inicio de una
generación de nuevos agentes terapéuticos.
Los aptámeros, término que deriva de la palabra latina “aptus” que significa encajar y de la
palabra griega “meros” que significa molécula, son moléculas de RNA o DNA de cadena sencilla
capaces de reconocer de forma estable, específica y con alta afinidad una molécula diana
debido a la estructura que son capaces de adoptar. La unión del aptámero, que presenta
formas complejas como son tallos, horquillas, bucles, motivos pseudoknots, G-tríplex, G-
cuádruplex etc. (Figura 6) a la diana, es el resultado de una combinación de interacciones
equimoleculares en el complejo de unión, que consisten en fuerzas de complementariedad de
bases, interacciones electrostáticas, fuerzas de van der Waals y puentes de hidrógeno y Patel,
2000). Existen programas informáticos especializados que pueden predecir las estructuras
secundarias de los aptámeros en base a sus secuencias e incluso detectar la posibilidad de que
presenten G-cuádruplex, como los programas Mfold y QGRS Mapper.
Los aptámeros, en base a sus estructuras tridimensionales, pueden unirse a una amplia
variedad de dianas, ya sean moléculas sencillas, complejas u organismos enteros. Se han
descrito aptámeros frente a moléculas inorgánicas, orgánicas de pequeño tamaño (Grate y
Wilson, 2001), proteínas, carbohidratos, nucleótidos, antibióticos, virus e incluso células,
tejidos y organismos enteros. Los diferentes experimentos SELEX demuestran que la selección
es posible para, en principio, cualquier diana que se encuentre en cantidad suficiente y con
alto grado de pureza. Existe una base de datos con una relación de todos los aptámeros
publicados frente a diversas dianas.
La interacción entre los aptámeros y sus dianas, y los efectos que producen en determinados
procesos y mecanismos reguladores celulares, se utilizan tanto en investigación básica, como
en el desarrollo de nuevas herramientas para terapias y métodos de diagnóstico en medicina.
El primer aptámero aprobado para uso terapéutico en humanos es pegaptanib, denominado
también Macugen. Este aptámero es administrado localmente y une e inhibe la isoforma del
VEGF implicada en la degeneración macular relacionada con la edad, reduciendo el
crecimiento patológico de ciertos vasos sanguíneos. Otros aptámeros que están siendo
desarrollados y estudiados en clínica son REG1/RB006/RB007 (Regado Biosciences, USA) que
es específico para el factor de coagulación IXa y se utilizaría como anticoagulante reversible
durante intervenciones coronarias percutáneas (Chan y col., 2008), ARC1779 (Archemix, USA)
que se une al dominio A1 del factor von Willebrand inhibiendo su unión a las plaquetas y
produciendo un efecto antitrombótico (Diener y col., 2009), así como NOX-A12 y NOXE36
(NOXXON Pharma, Alemania) que son específicos de citoquinas y se utilizarían en el
tratamiento de múltiples mielomas y en diabetes tipo 2. En lo que respecta al tratamiento del
cáncer, se han descrito recientemente aptámeros que parecen tener un elevado potencial
como agentes terapéuticos. con capacidad para internalizarse en células acoplados a RNA de
interferencia, conjugados con toxinas o con drogas . En cáncer, el aptámero más desarrollado
es el AS1411 o AGRO001 (Antisoma, UK), que es rico en guaninas y tiene efectos
antiproliferativos, ya que se une a la nucleolina de la superficie celular de las células
cancerosas y se internaliza llevando a la inhibición de la replicación del DNA. Este aptámero
actualmente se encuentra en ensayos clínicos en fase II para el tratamiento de la leucemia
mieloide aguda. En estudios preclínicos, el aptámero de DNA, GBI-10 se une a la tenascina C,
proteína de la matriz extracelular de algunos tumores. Se han descrito aptámeros peptídicos
que se unen al factor STAT3 (transductor de señal y activador de la transcripción 3)
produciendo apoptosis en las células tumorales y aptámeros de RNA frente a las proteínas Ku
relacionadas con la reparación del DNA (Zhang y col., 2004). El hecho de que los aptámeros
sean capaces de diferenciar dianas distintas pero muy relacionadas que permitan discernir
entre células tumorales de las que no lo son es muy importante en cáncer. Se han generado
aptámeros capaces de distinguir isoformas de la proteína quinasa C (PKC) 4) y capaces de
reconocer el estado nativo y desnaturalizado de ERK2.
Además, existen aptámeros que interaccionan con proteínas que regulan los pasos de
iniciación en la síntesis de proteínas y que inhiben la traducción dependiente de cap. Hay
aptámeros frente al eIF4E que inhiben la síntesis de proteínas, pero no su interacción con 4E-
BP1 (Mochizuki y col., 2005), y frente al factor eIF4A, que inhiben la hidrólisis de ATP, pero no
interfieren en la unión al eIF4G . Se han seleccionado varios aptámeros frente al factor eIF4G
con capacidad para detener la traducción, algunos de ellos se unen a las regiones que
interactúan con eIF4A y eIF3, mientras que otros inhiben fuertemente la traducción
dependiente de cap por un mecanismo desconocido. La tecnología de los aptámeros
representa un amplio campo de estudio que no sólo permite la obtención de nuevas
herramientas en investigación básica, sino también avances en medicina aplicables a la
prevención, diagnóstico y tratamiento de múltiples enfermedades.
En la actualidad, los campos de aplicación (3) de los aptámeros son los siguientes:
- Diagnóstico clínico y análisis de alimentos: es un campo relativamente nuevo y los inicios van
dirigidos al empleo de aptámeros como elemento de reconocimiento (bioreconocimiento) en
diferentes tipos de biosensores. La gran ventaja de utilizar el aptámero en un biosensor es la
alta estabilidad que ofrece debido a su naturaleza química.
A lo largo de la historia, los anticuerpos han permitido grandes avances en los ensayos de
diagnóstico y hoy en día son indispensables en las pruebas diagnósticas. Con la llegada del
Selex, procedimiento de enriquecimiento exponencial se hizo posible el aislamiento de
secuencias de oligonucleótidos capaces de reconocer un amplísimo número de moléculas
diana con alta especificad y afinidad, a estas secuencias se les conoce como aptámeros. Estas
moléculas están empezando a sustituir o rivalizar en muchos procesos clínicos y terapéuticos.
Así mismo los ensayos sobre enfermedades nuevas o emergentes están en auge, y los
aptámeros, conjugados o no con Ac, puede ser una opción clave en el mercado farmacéutico.
Según Jayasena (4) es necesario realizar una comparativa crítica entre aptámeros y
anticuerpos:
Para satisfacer estas limitaciones y de forma alternativa se pueden considerar los aptámeros.
En esta línea, los aptámeros ofrecen las siguientes ventajas:
Los aptámeros son sensibles a la desnaturalización, pero el proceso es reversible. Una vez
desnaturalizado, la regeneración del aptámero puede ser cuestión de minutos. Son estables a
temperatura ambiente y se pueden almacenar a largo plazo.
Método SELEX
Los aptámeros se obtienen por un método conocido como método SELEX (5), Systematic
evolution of ligands by expontential enrichment (Evolución Sistemática de ligandos por
Enriquecimiento Exponencial) proceso que nació de la mano de Larry Gold alrededor del año
1990 con el objetivo de obtener oligonucleótidos de una sola cadena que se unan a moléculas
diana con elevada especificidad y afinidad. El punto de partida de este proceso es una
biblioteca de oligonucleótidos, fragmentos de ADNss (1015 moléculas) que tiene secuencias
conocidas fijas en los extremos 5´ y 3´ y una región central de secuencias al azar. Estas
secuencias se sintetizan químicamente mediante métodos en fase sólida añadiendo una
mezcla de los cuatro nucleótidos trifosfato de forma aleatoria. El método SELEX genera una
gran cantidad de aptámeros los cuales se pueden aplicar en muchos campos de estudio
(industria alimentaria, analítica, clínica…), por tanto tener claro y definido el objetivo (molécula
diana, blanco) optimiza el proceso. El siguiente paso en el proceso SELEX, es seleccionar, de
esas secuencias aleatorias, cuales se unen de forma selectiva y específica a la molécula diana,
X. La unión aptámero-objetivo se realiza por complementariedad de forma, interacciones
electrostáticas entre grupos con carga o enlaces de hidrógeno. Hay grupos que favorecen la
interacción, ya sea por volumen, carga eléctrica u otro motivo; y en esta línea, la presencia de
grupos amino primarios, donantes de hidrógeno o grupos aromáticos en la molécula diana
facilitan la selección del aptámero. Por el contrario, dianas con grupos hidrófobos o cargados
negativamente (por ejemplo, grupos fosfatos) dificultan la unión. En esta etapa de selección
del procedimiento SELEX se incluye la unión de las moléculas diana con las secuencias de la
biblioteca de oligonucleótidos, la eliminación de los oligonucleótidos no unidos, y finalmente la
elución de los oligonucleótidos ligados. La selección está diseñada para encontrar esas
moléculas de entre la gran variedad de secuencias presentes en la biblioteca de
oligonucleótidos con la mayor afinidad y especificidad para la molécula diana de interés, por
eso se realizan entre 6-10 ciclos. Por lo tanto, la biblioteca de oligonucleótidos está expuesta
directamente a la diana y se incuba durante un determinado tiempo. La interacción entre la
diana y los oligonucleótidos dependerá de muchos factores, y en particular de cuál sea el
objetivo, es decir para el fin al que se destine ese aptámero. La separación entre complejos
unidos y secuencias libres tiene que ser muy eficaz, existen dos posibilidades; con
inmovilización de la molécula diana, o sin inmovilización. En el primer caso, se pueden usar
técnicas como la cromatografía de afinidad que incluye a la molécula diana en una matriz de
agarosa o sefarosa en columna en grandes cantidades, o mejor, el uso de perlas magnéticas
que necesita menos cantidad de diana y el manejo es más sencillo. Sin embargo, sin necesitar
el inmovilizado de la diana existen procesos como: la ultrafiltración con filtros de
nitrocelusosa, electroforesis capilar o citometría de flujo. Un parámetro que mide la afinidad
de la unión es la Kre (constante de disociación), cuanto más baja sea mayor afinidad por la
diana muestra el aptámero. El proceso continúa con la eliminación de las secuencias no unidas
mediante lavados rigurosos y los complejos formados se eluyen de la molécula diana para
repetir nuevamente el ciclo SELEX. La elución se puede llevar a cabo con procesos
desnaturalizantes como el tratamiento térmico o por la adición de sustancias especiales como
urea, SDS o EDTA. Finalmente hay una etapa de amplificación para tener suficientes secuencias
para los fines a los que se destine. En esta línea, los procesos de SELEX para la generación de
aptámeros de ARN y ADN difieren significativamente. En el caso de ARN es más complejo, los
oligonucleótidos de ARN primero tienen que someterse a una PCR de transcripción inversa (RT-
PCR). Como resultado, se obtiene el ADN complementario, cADN correspondiente, que
posteriormente se amplifica en una PCR. Por el contrario, los aptámeros de ssDNA
simplemente tienen que amplificarse mediante PCR, donde se pueden usar cebadores
especiales para proporcionar a los aptámeros propiedades adicionales.
SELEX:
Figura 2.- Esquema de SELEX basado en beads magnéticos. La biblioteca es incubada con beads
magnéticos cubiertos de moléculas blanco, luego se utiliza fuerza magnética para separar las
secuencias unidas de las no unidas y se procede a amplificarlas por PCR. Esto se repite hasta
obtener enriquecimiento, momento donde se secuencia y analiza los potenciales aptámeros.
Fuente: Darmostuk et al., 2014
Definición de aptámero: El término Aptámero fue utilizado por primera vez en el trabajo de
Ellington y Szostak en 1990(39), que desarrolló de manera independiente la misma estrategia
que Tuerk y Gold del mismo año(32). Este viene del griego Aptus y Meros, cuyas acepciones en
inglés son “to fit” y “particle” que en español se traduciría a “partícula que une” o “partícula
que encaja”. Un aptámero es una secuencia corta de ARN o ADN de hebra simple con ̴15- 100
nucleótidos cuya configuración 3D le otorga afinidad y especificidad con otras especies
químicas. El rango de posibles blancos de unión es amplio, iones(40), pequeñas moléculas(41)
hasta células(42) han sido utilizadas exitosamente para la selección de aptámeros. Aunque los
estudios iniciales seleccionaron aptámeros de ARN(32)(39), aptámeros de ADN de hebra
simple también han sido seleccionados exitosamente(38)(43). El gran avance de los primeros
se debe a dos aspectos: son biológicamente relevantes, como en el fago T4(32), y son
estructuralmente más versátiles. Los aptámeros presentan grandes ventajas al ser poco
costosos, simples de sintetizar y de mayor estabilidad, por lo que su selección se encuentra en
aumento(44).
Ventajas sobre otros biosensores: Los aptámeros presentan ciertas ventajas respecto a otros
biosensores, como anticuerpos. Estas ventajas son debido a su naturaleza química, su método
de selección y la forma de producción (Tabla 1). Al ser ácidos nucleicos poseen bajas
probabilidades de generar inmunogenicidad y poseen alta estabilidad, especialmente los
aptámeros de ADN. A diferencia de las proteínas, pueden pasar por procesos cíclicos de
denaturación y renaturación(50), característica que les permite ser transportados a
temperatura ambiente y mantenerse en almacenamiento por largos periodos de tiempo(51).
Poseen una fácil y costo-efectiva producción, al ser sintetizados químicamente, lo cual genera
una nula o mínima variación entre lotes de producción en comparación con tejidos y animales
como es el caso de anticuerpos. Además, facilita realizar modificaciones que aumenten la
resistencia a nucleasas, incorporen fluoróforos u otros grupos químicos, permitiendo generar
biosensores rápidamente(44).
Por último, el método de selección permite una gran variedad de condiciones ambientales,
posibilitando la selección de aptámeros estables en condiciones variables, a diferencia de las
condiciones fisiológicas propias de anticuerpos. Por otro lado, el abanico de posibilidades es
amplio ya que permite la selección de aptámeros afines a moléculas no inmunogénicas, tóxicas
u otras especies químicas. En su conjunto, las propiedades arriba mencionadas convierten a los
aptámeros en biosensores muy versátiles.
Aplicaciones de los aptámeros En salud los aptámeros tienen dos aplicaciones de principal
interés, en diagnóstico y terapia. Como biosensores permiten el desarrollo o adaptación de
métodos diagnósticos de enfermedades, ya que poseen afinidades en el rango nM-µM y una
alta estabilidad. Los apta sensores hasta ahora probados, explotan reacciones electroquímicas,
fluorescentes y colorimétricas(53). Como herramientas terapéuticas, los aptámeros pueden
actuar como drogas, inhibir directamente o indirectamente de manera específica proteínas o
moléculas vitales(54). Además, pueden facilitar el transporte específico de drogas en unión con
micelas(52). Otras aplicaciones posibles son en bio-imágenes, detección de toxinas, análisis de
muestras en agricultura, ganadería, entre otras.
BIBLIOGRAFIA
Ellington AD, Szostak JW. In vitro selection of RNA molecules that bind specific ligands. Nature.
1990 Aug 30;346(6287):818–22.
Jayasena SD. Aptamers: an emerging class of molecules that rival antibodies in diagnostics. Clin
Chem. 1999 Sep;45(9):1628–50