Está en la página 1de 3

Democracia burguesa

Por: Katerin Brieger Valencia

La democracia burguesa es un argumento ideológico político que pretende defender la


dominación de los explotadores. Es una forma de dictadura de la minoría, que se disfraza
de mayoría.

El modelo democrático burgués apareció en su momento como una alternativa


progresista que permitía la participación del grueso de la población en la elección de
sus gobernantes. Fue resultado de muchas luchas populares encabezadas por
distintos grupos, a quienes se les negaba la posibilidad de participar de este proceso
de elección de la persona o personas encargadas de gobernar.

La “democracia burguesa” es una forma de gobierno que plantea la posibilidad que


los “ciudadanos” puedan participar de la elección de sus autoridades, lo cual a través
del tiempo se fue convirtiendo en un ejercicio universal y fue el bastión de muchas
de las conquistas sociales. El sufragio universal fue conseguido con mucha sangre
derramada y aún en la actualidad no abarca a todos los territorios ni Estados.

Las luchas que se propiciaron entorno a la democracia burguesa como forma de


gobernar contraponían los intereses de dos sectores de la población, la pequeña
cúpula que tenía el poder político y económico, es decir la que gobernaba y el grueso
de la población que carecía de ambos y que quería sentirse representada, dentro de
este último sector se encontraban obreros, indígenas, campesinos y mujeres.

Cuando se logró abrir el voto universal y aplicar un modelo democrático se cayó en


cuenta que el proceso de elección que era necesario para entablar esta
representación ficticia no era más que un costoso ritual para empoderar aún más a
la clase dominante, aquella que jamás salió del poder y que siguió gobernando
contra el grueso popular. Debido a que está presente como una forma de elección
siempre y cuando sirva a los intereses de las clases dominantes, caso contrario es
cambiada a un totalitarismo dictatorial para retomar el control político.

De acuerdo con Lenin en su informe sobre la democracia burguesa y la dictadura del


proletariado [1], la civilización burguesa y el carácter de clase de la burguesía, aún
la más democrática, no es más que una máquina para la opresión de la clase obrera.

Actualmente no existe en el mundo un modelo democrático propiamente dicho. Por


más fuerte o legítimo que se considere cualquier gobierno siempre mantiene las
relaciones de explotación, acapara los instrumentos de represión y es identificada
con un grupo pequeño que mantiene el poder de manera elitista.

El modelo democrático suele legitimar al gobernante o los gobernantes a través de


una fórmula reduccionista, es decir que vincula la democracia con el voto o con los
resultados del mismo. En este sentido mientras más votos consigue el candidato es
“más legítimo” o “representa mejor” a la población. En la práctica, sin embargo, lo
único que se logra es consolidar al modelo democrático como una de las múltiples
formas que existen de gobierno de contenido burgués.

La democracia burguesa es un argumento ideológico político que pretende defender


la dominación de los explotadores. Es una forma de dictadura de la minoría, que se
disfraza de mayoría. Desde el análisis marxista, utiliza todos los mecanismos para
poder permanecer en el poder, al ser este gobierno parte de la superestructura de la
sociedad, los medios de información, el derecho, la cultura política, etc. Muestran
una pugna entre candidatos y dejan de lado las pugnas de clase y los problemas del
sistema que se basan en la forma de producción.

Lenin reflexiona también sobre los derechos y libertades que se divulgan como
democráticos, entre ellos el derecho a la reunión o la libertad de imprenta que son
publicitados como inherentes a una “democracia pura” y al respecto señala que es
una “estupidez” creer que las clases dominantes no se van a resistir a cualquier
acción en su contra o que conlleve a un derrocamiento. Además, que el acceso a los
locales sociales y privados y el tiempo libre para asistir a reuniones es un lujo del
cual no gozan las clases oprimidas. Por lo que hablar de derechos y libertades
democráticas en general es mofarse de los pobres y ralentizar el derrocamiento de la
burguesía.

El gobierno burgués puede tomar muchas formas, entre ellas la democracia que
cuenta con un apoyo cuantitativo de la población, pero jamás la representa, por el
contrario, la subyuga y coacciona. Construye diversas instituciones que buscan
apartarla del aparato de gobierno y mantienen todos los medios represivos del
Estado serviles a este propósito.

Marx asimilaba al Estado como un emergente de las relaciones de producción; ya


que la base de la estructura social son las condiciones materiales de una sociedad
(estructura). El modo de producción moldea a la sociedad, la que a su vez se refleja
en el Estado (superestructura). De esta manera, este último, no representa el bien
común, sino la estructura de clases, que es inherente al modelo de producción.

El sometimiento propiciado por la clase dominante se dio en el modelo esclavista, en


el feudal y continúa en el capitalismo con su cara “democrática”, debido a que parte
de su correcto funcionamiento involucra mantener contenida a la población. El
Estado moderno, democrático y representativo continúa siendo el instrumento para
explotar al trabajador asalariado y sigue siendo el arma represiva de la burguesía
para controlar los antagonismos de clase.

No importa a quienes se aglutine para el apoyo democrático, pues a la larga los


trabajadores, obreros, organizaciones sociales y demás entidades que no combatan
el modelo capitalista y que defiendan a un Estado represivo terminan siendo
cómplices del mismo, o peor terminan seducidos e instrumentalizados por éste y en
lugar de combatirlo lo legitiman bajo la falacia democrática.

Mientras la clase obrera y su partido revolucionario no asuman su papel dentro de


la disyuntiva entre capital y trabajo, la burguesía en el poder seguirá realizando
pantomimas electorales donde las masas serán encandiladas por candidatos y
partidos ajenos a sus intereses. La función exigible es eliminar a la burguesía, a la
democracia burguesa y con ella las funciones coercitivas y represivas del Estado que
dan lugar a la explotación y la pobreza.

Quienes no desarrollan una conciencia de clase seguirán apoyando candidatos,


partidos y el mismo proceso de elección, en lugar de atacar al modelo y el sistema
que en el fondo es el problema.

1 Desarrollada en primera instancia por León Trotsky en 1905 y puesta por escrito
en su libro “La Revolución Permanente” al referirse a la toma del poder por parte de
los bolcheviques que luego sería defendida por Lenin.

Fuente: Democracia burguesa | La Época - Con sentido del momento histórico (la-
epoca.com.bo)

También podría gustarte