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El territorio de la actual provincia de Jaén ha conformado, desde los albores de la civilización

americana, una de las áreas de mayor interrelación regional e integración cultural del espacio
andino amazónico.
De los primeros pobladores y de los orígenes de su cultura, han quedado para el presente las
reliquias arqueológicas de sus grandes asentamientos humanos y centros ceremoniales como
Montegrande, Tocaquillo, Shaupe, Huayurco, Tomependa, que, con su arte lítico y pictórico, o
su variada alfarería y metalurgia de oro, entre otras muestras son las huellas que testimonian
su ruta civilizatoria seguida desde tiempos anteriores a la gran formación de la Cultura Chavín.
En el periodo formativo temprano se percibe en su cerámica las influencias de los Pandache y
Pacopampa; durante el formativo superior por los años 400 a. c. Los Cupisnique (Chavín),
arribaron al valle de Jaén y del Marañón a través de Pacopampa, su poderoso enclave, los que
en su avance edificaron el gran centro ceremonial de Pomahuaca a orillas del río de
Huancabamba, lugar al que se le denomina Ingatambo.
Por su proximidad a la región costera y altoandina, siempre estuvo sujeta a través del tiempo a
la influencia de fuertes desarrollos regionales como los Vicús, Moche, Chimú, Cajamarca y
Chachapoyas (Tabaconas, Salliques y Chontalies). Finalmente, solo la parte de la sierra norte
fue anexada al imperio del Tahuantinsuyo por Túpac Inca Yupanqui en la década de 1470 d. c.
Los españoles, informados de sus grandes riquezas, priorizaron su conquista. En Lima,
Francisco Pizarro encomendó está misión al capitán Juan Porcel de Padilla, quien entró a la
región de Chuquimayo (en lengua quehua "río de las pepitas de oro") en 1536, y fue
reemplazado por Diego Palomino, el que en 1549 fundó la ciudad de Jaén de Bracamoros, en
la margen izquierda de la desembocadura del río Chinchipe en la confluencia con el Marañón
cerca del actual distrito de Santa Rosa (P.Martín Cuestas S.J).
El capitán Juan Porcel, fue quien fundó la primera ciudad por estos lares, con el nombre de
Nueva Jeréz de la Frontera, la misma que estaría ubicada muy cerca al Pongo de Rentema en
zona de la Provincia de Bagua (Amazonas); la misma que tres años después la trasladó a otro
lugar a orillas del Río Chuquimayo (actual Río Chinchipe). Sobre los restos de ésta segunda
mencionada ciudad, el capitán Diego Palomino fundó Jaén.
Jaén, en la época colonial, formó parte del Virreinato del Perú. En 1563 pasó a depender
política y administrativamente de la Real Audiencia de Quito, y en lo religioso, del obispado de
Trujillo desde 1616. Sufrió la anexión al Virreinato de Nueva Granada en 1717, pero fue
reincorporado al Virreinato del Perú en 1723. En 1739, nuevamente Jaén de Bracamoros sufrió
la segunda anexión al Virreinato de Nueva Granada, que duró hasta que se auto-declaró
independiente de la Corona Española en 1821.
En 1807 la ciudad de Jaén de Bracamoros fue trasladada a su actual emplazamiento, a orillas
del Río Amojú, sector Quintana.
En la gesta emancipadora, la gobernación de Jaén respaldó la independencia de Trujillo y
proclamó su propia independencia de España y de la Real Audiencia de Quito, bajo el principio
jurídico de libre determinación de los pueblos, el 4 de junio de 1821, mérito que lo convierte en
cuna de la peruanidad (corazón del Perú).
En 1822 tuvo representación en el Congreso de la República. La Provincia fue creada el 19 de
mayo de 1828. En sus inicios formó parte del departamento de Trujillo, luego de La Libertad,
hasta 1855 año en que fue creado el Departamento de Cajamarca.
Jaén, desde su fundación en 1549, paso a depender desde todo puto de vista (política, militar,
económica y judicial) de las autoridades de Lima, se mantuvo hasta 1563, año que fue creada
la Real Audiencia y Presidencia de Quito.
Los habitantes criollos y españoles de Jaén, desde un principio se dieron cuenta del profundo
malestar que les causaba el cambio de jurisdicción. Por ello en el año 1569, apenas a los 06
años de haber sido incorporado a la Audiencia de Quito; el Concejo, Justicia y Regimiento de la
ciudad, o mejor dicho su cabildo, elevo un memorial al Rey Felipe II.
Desde entonces se estableció la Organización de la Municipalidad, el Cabildo que, a
semejanza de los ayuntamientos o concejos, constituían el núcleo y representación de la vida
social, administrativa, abastos y justicia.
En Jaén, sus primeros miembros del Cabildo, llamados Regidores, según documento de 1575,
fueron los señores, Francisco Zeron, Juan de Gallegos, Diego de Salcedo, Martín de Sertucho,
Antón de Bonmas, Cristóbal Sánchez, Cosme Pérez, Juan de Robledillo y Pedro Guijares.
Estos miembros eran nombrados por los conquistadores y, en cuanto a sucesor, prevalecieran
en el tiempo según el sistema impuesto. La representación directa en el seno del Cabildo, era
accidental y únicamente se hacía efectiva en los llamados Cabildos Abiertos, en que a la Junta
se agregaban vecinos de significación, invitados por ella, con el objeto de deliberar acerca de
algún asunto de interés público.
A mediados del siglo XVIII, se crearon las intendencias y la autonomía del Cabildo sufrió grave
quebranto, aunque la personalidad, la influencia del pueblo y la función de aquellos les permitió
sobrevivir.
Proclamada la Independencia en 1821, la Municipalidad aparece como tal, siendo su primer
Alcalde el Sr. JOSÉ MARÍA PALACIOS, en la Ley Electoral de 1828 (*), Jaén, por primera vez
aparece con la categoría de Provincia. En 1830, 10 de Octubre, la Municipalidad participa en el
Acta donde la Provincia expresa su voluntad de continuar incorporada al Perú y, lo confirma la
Ley de Elecciones.
El derecho del 11 de febrero de 1855, anexó esta Provincia al Departamento de Cajamarca.
Esta situación fue legalizada por las Leyes de Elecciones Municipales del 02 de Enero de 1857
y del 30 de setiembre de 1862, que confirmo el Decreto antedicho.
Desde 1857 a 1940, no existe fuentes escritas que nos ilustren sobre la Municipalidad y sus
gobernantes; los incendios de 1937 y 1940, destruyeron todo el acerbo documental.

Breve nota histórica


El antiguo Jaén empezó a nacer de unos pequeños pueblos indígenas los cuales llevaban un
nombre que era LOS PAKAMUROS que significa hombres pintado de rojo, estos hombres vivían en
cuevas, árboles y se alimentaban de diferentes carnes de animales y frutos. Eran guerreros y unos
excelentes nadadores porque cuenta la historia que cruzaban el río más caudaloso de
esta región EL MARAÑÓN y que jamás lograron vencerlos ni los propios incas que eran tan
aguerridos como los PAKAMUROS. Existió un tiempo donde Manco Inca quiso conquistarlos pero
cuando se dió la lucha entre PAKAMUROS y los incas, los incas comenzaron a ganar la lucha por
que tenían mucho más hombres, pero los PAKAMUROS no se dieron por vencidos y siguieron con la
lucha hasta que les quedaba pocos hombres y decidían aventarse al MARAÑÓN no ser prisioneros
de nadie, como los incas no nadaban muy bien se aventaban al río y no más salían y así es
como nuestros antepasados nos demuestran su valor y coraje

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