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Aproximación a una

Genealogía Guariqueña en
el Bajo Apure

LÍNEAS DE APROXIMACIÓN A UNA GENEALOGÍA


GUARIQUEÑA  EN EL BAJO APURE A FINALES DEL
SIGLO XIX Y COMIENZOS DEL XX: FAMILIAS
ÁLVAREZ, DÍAZ, HERNANDEZ,  HURTADO, MIRABAL,
MUJICA, PALACIO, PÉREZ, RODRÍGUEZ, VISO…

PONENCIA ante EL VIII ENCUENTRO DE CRONISTAS E


HISTORIADORES DE VENEZUELA EN CALABOZO, en
homenaje a la ORQUESTA INFANTIL Y JUVENIL
"ANTONIO ESTÉVEZ" de Calabozo, con motivo de arribar
a su XX Aniversario de Fundación (Días sábado 20 y
domingo 21 de septiembre 2014).

“Pueblo que no sabe su historia es pueblo condenado a


irrevocable muerte; pueden producir brillantez
individualidades aisladas, rasgos de pasión, de ingenio y
hasta de genio y serán como relámpagos que acrecenta
mas y  más la lobreguez  de la noche”

(M. Menéndez y Pelayo).

       

 Trazar líneas genealógicas en un pueblo como el llanero


apureño es tarea bastante complicada, debido a múltiples
razones: inexistencia o desorganización de archivos que
conserven el acervo documental regional, poca
costumbre de registrar civil y eclesiásticamente las
uniones matrimoniales, ignorancia o desmemoria en los
integrantes de las familias habitantes de la región,
carencia de bibliografía que trate el tema y otras tantas
fallas. Además, hay que tener en cuenta que en el caso de
las pocas familias de origen esclavo aparecen registradas
con el apellido de sus dueños;  y, en el caso de la
población indígena, al cristianizarse perdían sus nombres
originales, adoptando en muchas ocasiones los nombres
y apellidos de sus padrinos de origen europeo (casos muy
frecuentes en Apure por su alto índice de población
autóctona). La única ciudad apureña que puede esgrimir
un Acta de Fundación, de acuerdo con los cánones
hispanos, es San Fernando de Apure; las demás eran
antiguas comunidades indígenas organizadas a la manera
europea por los misioneros evangelizadores. 
       

 De allí que este ensayo, producto de la investigación que


realiza el autor, desde hace varios años, sobre el devenir
socio-histórico de la población de  El Yagual,  en el Bajo
Apure, a orillas del río Arauca y escenario de una de las
más famosas proezas del general José Antonio Páez
contra las tropas realistas durante la Guerra de
Independencia Nacional, puede contener, y doy por
descontado que es así, una serie de vacíos y errores (la
línea genealógica sólo se ha establecido con relación a la
población criolla de origen europeo, porque era  la que
quedaba inscrita en los libros llevados por la Iglesia
Católica o el Registro Civil). De aquí la idea es enriquecer
su contenido con los aportes que reciba de quienes  lean
el ensayo y conozcan mejor sobre este tema genealógico.

      

 Nuestra exploración, en el campo demográfico, nos ha


conducido a observar que Venezuela y los Llanos fueron
ocupados originalmente por grupos étnicos de diferentes
procedencias, que en nuestro caso  se manifiesta en
pueblos achaguas (arawacos), caribes, otomacos, yaruros
(pumé),  entre otros tantos que tomaron el territorio
llanero apureño como escenario de sus correrías. Podría
decirse que ese deambular comenzó  su declive en Apure
hacia mediados del siglo XVIII, cuando comienza la
invasión europea de manera sistemática, que  organiza las
comunidades indígenas bajo los patrones urbanos
hispanos.

        

Cuando a la Aristocracia Territorial Caraqueña de la época


colonial, con fuerte asiento en Calabozo, le fue quedando
estrecha la inmensidad llanera de la región centro-norte
de Venezuela, tendieron su vista hacia el sur, más allá,
hacia “la otra banda del Apure”, que consideraron tierras
“inexploradas” por los europeos, pues los límites de la
Provincia de Caracas, por el sur, llegaban hasta la margen
izquierda del Apure, donde hoy se asienta Puerto Miranda,
Municipio Camaguán, Estado Guárico; sin tomar en
cuenta que estos espacios correspondían a otra entidad
político – territorial (Provincia de Maracaibo, primero, y
luego Provincia de Barinas, de 1786 en adelante)
comenzaron su invasión a las tierras comprendidas entre
el Apure y el Meta: “…antes del año de mil setecientos
cincuenta y ocho emprendieron a su propia costa y con
riesgo evidente de sus vidas y haciendo la pacificación y
descubrimiento de las tierras del otro lado del Apure, así a
la parte del Orinoco los que no se había pisado hasta
entonces por español alguno”. AGI. Caracas, 399: 34v –
35 (Botello, 1998: 14).
      

 Pero antes de la llegada de los misioneros capuchinos


andaluces, los pobladores de estas tierras eran
catequizados por misioneros jesuitas, venidos del
Virreinato de Santa Fe, que establecieron hatos y pueblos
de misión a orillas de los ríos Orinoco, Capanaparo,
Sinaruco y Meta, presentes hasta el momento de su
expulsión de todo el Imperio Español por Carlos III,  en
1767. Aquí se observa fácilmente la falaz argumentación
de los voraces “terracogientes” coloniales, entre quienes
destacan Mier y Terán, Domínguez, Blanco y Ponte,
Camacho, Gamarra, Hurtado, Marrero, Mirabal,
Rodríguez…, quienes se valen de sus influencias políticas,
religiosas y socioeconómicas para darle cierto aspecto de
legalidad a la usurpación que realizan en el Apure de
entonces. Cuando se crea la Provincia de Barinas (por
Real Cédula del 15/02/1786), que abarcaba   también el
territorio apureño, se inician los conflictos.
                                                                                                       
                                                                                      

Es deducible que el primer comandante militar y


gobernador de la nueva entidad provincial, don Fernando
Miyares González, funda la villa de San Fernando de
Apure (Acta del 28/02/1788), con el propósito de
contener los desafueros de los terratenientes caraqueños,
además de controlar el comercio fluvial ilegal que
 realizaban ingleses, franceses y holandeses hacia
Guayana y las Antillas. Sin embargo, los Mier y Terán y
Domínguez pretendieron en varias oportunidades
desalojar a los sanfernandinos de sus tierras, asentados
legalmente y poseían, incluso, una cédula real que le daba
la categoría de villa a la comunidad recién establecida.

       

 Como es de observar, entre los primeros que incursionan


en las tierras de “la Otra Banda del Apure” están
prominentes figuras de la élite caraqueña, que  instalaron
sus bases inicialmente en San Sebastián de los Reyes,
para luego incursionar hacia San Carlos de Austria,
Guanare y Calabozo, donde sentaron sus reales. Para ir
más allá de sus límites tradicionales y legales, idearon
establecer una punta de playa en las cercanías del Apure
y fundaron la Villa de San Jaime, en jurisdicción barinesa,
por lo que tuvieron que afrontar varios conflictos con el
cabildo de Barinas. “En su mayoría procedentes de
Calabozo, un considerable número de estos criadores
eran a su vez amos de hato en otros partidos de los
Llanos” (Rodríguez Mirabal, 1995: 18); pues, como dice
nuestra recordada amiga y compañera de vicisitudes Irma
Mendoza (2008): “Los Blanco Criollos monopolizan la
propiedad de la tierra mediante la ocupación o
transacciones de compra – venta”.

     

Los pleitos con estos terratenientes coloniales terminaron


en 1811, cuando se declaró la Independencia Nacional y
Apure, junto con toda la Provincia de Barinas, se
pronunció en su apoyo y estos personajes perdieron
influencia y poder. Pero la guerra se prolongó por
aproximadamente veinte años, quedando toda la
administración pública dislocada y hubo necesidad de
comenzar su reorganización. A partir de 1830, con Páez a
la cabeza, surge un poderoso grupo terrateniente, que ha
sido denominado por los estudiosos de distintas maneras
pero que he calificado como “Aristocracia de la Lanza”,
debido a que sus integrantes, en su mayoría, procedían de
los “prohombres” de la revolución independentista, que
ahora aparecen aliados con algunos antiguos
terratenientes coloniales que regresaron al país una vez
finalizada la contienda armada y conforman la llamada por
Gil Fortoul como “Oligarquía Conservadora”
(entendiéndose que era una élite que propugnaba por la
conservación de los privilegios coloniales, aun cuando
muchos de sus representantes no podrían esgrimir un
“Expediente de Limpieza de Sangre” como el que exigían
en la época colonial para optar a títulos nobiliarios).
 El descalabro demográfico es inmenso, pues Venezuela
vio  perecer en la guerra la mitad de su población, por lo
que abre tímidamente sus puertas a la inmigración
europea: una muestra de esta política es el
establecimiento, hacia 1840, de la Colonia Tovar, con
alemanes de la Selva Negra. Pero una de las corrientes
migratorias más importantes y numerosa fue de los
habitantes de las Islas Canarias. De allí vinieron, entre
otros tantos, integrantes de las familias Hernández y
Rodríguez, asentadas en el Bajo Apure, por ejemplo. “El
carácter hispánico de la conquista y colonización se
prolonga mucho más allá del período colonial y de la
guerra de emancipación; desde el año 1831 la legislación
y políticas migratorias buscan estimular la captación e
ingreso al país de población originaria de las Islas
Canarias y, aunque no aparece explícitamente formulado
en las leyes, la declaración oficial nunca llegó a
desestimar la inmigración procedente de la península
ibérica. A lo largo del siglo XIX es presente el ingreso de
españoles y a partir de 1940 esta inmigración adquiere
apreciables valores cuantitativos que la colocan como la
segunda colonia en importancia luego de los italianos” (
Chi Yi Chen, citado por Ricardo Torrealba, 1988: 6 y 7).

    
       

 Para el presente ensayo partimos de dos entrevistas,


realizadas en tiempos diferentes (Luis Alberto Álvarez
Echeverría y Alonso Hernández Rodríguez, ambos nativos
de El Yagual, Apure). Es de advertir que no están muy
claros  los nexos consanguíneos que puedan existir entre
los diferentes grupos familiares que llevan los apellidos a
que haremos referencia seguidamente.

      

 FAMILIA ALVAREZ

       Según datos aportados por Don Luis Alberto Álvarez


Echeverría, entrevistado el día 20/08/1995,  se obtuvo la
siguiente información: Don Luis nació en el Hato “Antonio
María” (hoy Hato “Corocito”), ribereño del Arauca, al oeste
de El Yagual, Municipio Achaguas, Estado Apure,  el día
03 de Agosto de 1916. Sus padres fueron: Don Félix
Álvarez Trujillo, natural de Valle de la Pascua, Estado
Guárico (1884) y fallecido en Maracay, Estado Aragua
(1957) y Doña Amparo del Carmen María del Socorro
Echeverría Viso (“Doña Socorro”), hija de Don Manuel
Vicente Echeverría Hernández y Doña María del Socorro
Viso Hurtado, nativa de Calabozo (fallecida en El Yagual,
hacia 1906).

       Doña Socorro Echeverría de Álvarez nació en El


Yagual, Apure, hacia 1894 y falleció en Maracay, Aragua,
hacia 1982. Del matrimonio Álvarez Echeverría nacieron
dieciocho (18) hijos: quince (15) varones y tres (3)
mujeres.

       La familia Hurtado calaboceña procedía de Don José


Félix Hurtado de Mendoza, venido de España y
residenciado en Calabozo.

       Los hermanos Echeverría Hernández eran seis (6):


cinco varones y una mujer; emparentados con Luis Felipe
Hernández, quien luchó contra la dictadura de Juan
Vicente Gómez, al lado del Dr. Roberto Vargas, tío suyo. El
padre de los Echeverría Hernández era de origen vasco,
pero ellos nacieron en Caracas:

1-       Manuel Vicente, casado con doña María del


Socorro Viso Hurtado, de Calabozo, padres de Doña
Socorro Echeverría Viso, la madre de Don Luis Alberto
Álvarez Echeverría. Don Manuel Vicente falleció en
Guachara, hacia 1924.

2-       Joaquín Vicente, quien se estableció en Ciudad


Bolívar, donde fundó familia.

3-       Miguel Vicente, casó con doña Soledad


Rodríguez, de Calabozo. Falleció en San Fernando de
Apure.

4-       Carlos Vicente, residenciado en San Juan de


Payara, donde tuvo varios hijos, pero nunca contrajo
matrimonio. Allí falleció.

5-       María de Jesús (“Chucha”), nunca tuvo una


residencia fija y es probable que haya muerto en Ciudad
Bolívar o en Caracas. Soltera.

6-       Pedro Vicente, se estableció en Ciudad Bolívar,


donde fundó familia.

       En El Yagual vivió Miguel Angel Echeverría (“El


Mudo”), hijo de Manuel Vicente, casado con Doña
Brígida Fajardo, con quien procreó varios hijos: Arturo,
Irene, María y Ángel. Falleció en Maracay, donde residen
sus hijos. Armando Echeverría, primo hermano de Doña
Socorro Echeverría de Álvarez, casó con  Mercedes
Estrada Torres, hermana del poeta José Natalio e hijos
ambos de Don Natalio Estada Utrera, cuya madre, Doña
Rosa Utrera de Estrada, era tía carnal de Don Rafael
(casado con Carmen Plessman, nacida en Ciudad Bolívar
y de ascendencia alemana) y Don Julio Ramón Utrera
Arévalo (abuelo materno del autor de este ensayo),
ambos de San Sebastián de los Reyes, residenciados
inicialmente en Guachara y luego en El Yagual; Doña Rosa
era tía abuela del gran poeta aragüeño Miguel Ramón
Utrera.

       El día 15 de Julio de 1916 (según Acta Matrimonial N°


22), el poeta Teófilo Trujillo, natural de Barquisimeto y de
23 años de edad,  desposa, en San Fernando de Apure, a
la señorita Lolita Echeverría, natural de San Fernando de
Apure y de 16 años de edad.

       La esposa de Don Luis Alberto Álvarez Echeverría es


(para el momento de la entrevista) Doña María
Auxiliadora Garrido, natural de Arichuna, Apure, hija de
Don Juan Clemente Garrido (¿Stürup?). Habían contraído
matrimonio (segundas nupcias para ella) hacia 1963,
procreando dos hijos: Paula Emilia (30 años de edad) y
Luis Alberto (29 años de edad).

       Los Álvarez Echeverría, a raíz de una tragedia familiar,


se trasladaron de El Yagual a Biruaca, un pequeño caserío
cercano a San Fernando, donde llegaron el día 05 de
Diciembre de 1934. Por ello, Don Luis es considerado
como uno de los fundadores de la actual ciudad de
Biruaca.

FAMILIA RODRÍGUEZ

       El primer personaje con este apellido que localizamos


fue a Don Juan Antonio Rodríguez, quien actuó
inicialmente como Teniente Justicia Mayor en la Villa de
San Jaime (Barinas), lo que lleva a pensar que pudo ser
nativo de Caracas o Calabozo (los propiciadores de la
fundación de esa villa llanera) y luego figura como Capitán
Poblador de San Fernando de Apure, por nombramiento
que le dio Don Fernando Miyares cuando fundó la Villa de
San Fernando; posteriormente aparece como Teniente
Justicia Mayor de esta nueva comunidad. Al hacerse la
distribución de solares y tierras a los avecindados en la
villa recién establecida, él es beneficiado con casa en la
ciudad y un hato ganadero donde pastan más de 1.500
reses. Un hijo suyo, Pedro Rodríguez Domínguez, nacido
en San Fernando, casó con Doña María Josefa Guerrero
Hurtado de Mendoza, con quienes, según el Cronista
Botello (2004: 7), se inicia el linaje Rodríguez en Villa de
Cura. Habría que investigar la relación filial que pudiese
existir con Juan Antonio Rodríguez Domínguez,
Presidente del Congreso Nacional que decretó la
Independencia de Venezuela el día 5 de Julio de 1811; él
era nativo de Nutrias (11/10/1774), hijo de Don Gregorio
Urbano Rodríguez y Doña María Domínguez, según
información de Don Virgilio Tosta, en el Diccionario de
Historia de Venezuela (1988: III, 453 y 454).

       Nuestra relación genealógica sobre la familia


Rodríguez es muy elemental en los  casos que tocamos.
Iniciamos con  las dos entrevistas a Don Alonso
Hernández Rodríguez (09 y 23 de Julio de 2014), de
donde  obtuvimos la  información que ofrecemos
seguidamente.
1-       Don Alonso nació en El Yagual, el 26 de Enero de
1940. Sus padres fueron: Don Jesús María Hernández
Sarmiento (“Don Chucho”), nacido en “Hato Viejo”
(posible asiento del antiguo Hato “Chaparralito
Palaciero”), cerca de Guachara, Apure, y Doña Facunda
Rodríguez (¿Sierra?), nacida en la hacienda de cacao “La
Rodriguera”, en Carmen de Cura, Estado Aragua, hacia
1916.

2-       Don Luis Rodríguez casó, en Ortiz, en el último


cuarto del siglo XIX, con Doña Ricarda Sierra,
procreando cinco hijos varones y dos mujeres.

3-       Luis Rodríguez, probable hijo del matrimonio


Rodríguez – Sierra, un joven “catire”, ojos azules, mata un
jefe del gobierno (época de Guzmán Blanco), por haber
violado a una hermana suya. Temiendo ser apresado por
la justicia huye hacia el Apure (nos trae a la memoria lo
sucedido con José Antonio Páez y con Pedro Pérez
Delgado). Llega al Hato “Quiribijul”, cercano a Guachara,
en medio de soledades y medanales, propiedad del señor
Juan de Dios Hurtado, calaboceño, solicitando trabajo. Allí
es contratado como becerrero. Dormía en un caney y no
le permitían el acceso a la casa principal del hato. Una
cocinera le llevaba la comida al corral.
       En una oportunidad pudo ver una hija del hatero y le
gustó su estampa. Pensó en la manera de contactarla y se
le ocurrió plantearle el caso a la persona que le llevase la
comida. Al presentarse la oportunidad, Luis le pidió a la
cocinera le preguntase a la joven si aceptaba que él le
enviase una carta. La joven, que también lo había
observado, le informó al padre sobre lo que le pedía el
becerrero. Don Juan de Dios le dijo que le aceptase la
carta, para conocer sus intenciones. Desde ese momento
el becerrero fue sometido a una estrecha vigilancia.

       La cocinera le informó al mancebo sobre la


aceptación de la muchacha y Luis le escribe, en el tono
más respetuoso posible, que desea hablar con su padre
para que le permita cortejarla. Cuando la joven recibe la
misiva se la entrega al padre para que la lea. Este se
sorprende de la caligrafía inglesa y redacción de la carta,
por lo que le pide a la hija le escriba que su padre quiere
una entrevista con él, para conocerlo mejor,  y lo espera el
siguiente domingo en la casa del hato.

       En el transcurso de la semana, Luis aprovechó para


mejorar su aspecto físico y el día de la entrevista se
presentó bien afeitado, vestido de liqui - liqui y una botas
de cuero, que tenía guardadas, con el propósito de causar
la mejor impresión en sus anfitriones.

       Don Juan de Dios lo recibió muy amable y en cordial


conversación le preguntó sobre su procedencia y los
motivos de su presencia por tan apartados lares. Luis le
cuenta quienes eran sus familiares, los percances que
había tenido en su tierra, Ortiz, y que no se le había
presentado por temor a ser entregado a las autoridades.
El hatero le recrimina no haberse presentado como era
debido, para darle una ocupación más acorde con sus
conocimientos. Desde ese momento le dio la
responsabilidad de ser su contador y responsable de sus
numerosas diligencias administrativas. Así fueron
transcurriendo las semanas, los meses y al cabo de unos
dos años,  se concertó el matrimonio de Luis Rodríguez,
de Ortiz, con Leonor Hurtado Solórzano, hija de Don
Juan de Dios Hurtado y Doña  Ana Tomasa Solórzano de
Hurtado, ambos calaboceños.

       El matrimonio Hurtado – Solórzano tuvo varios hijos,


aparte de Leonor: Eva, casada con Rafael Gustavo Lleras
Codazzi (antes éste había estado casado con Eduvigis
Castro Rodríguez, de San Fernando de Apure, según Acta
de Matrimonio N° 7, del 19/03/1916); Hilda; Elba;
Teodosia, casada con Don Emilio Rodríguez Saintón;
Eloisa, casada con un señor de apellido Palacio; Juan y
Gregorio. Don Juan de Dios Hurtado falleció en 1931.

       En Guachara también vivieron unos hermanos


Hurtado, probablemente hijos de Don Gregorio,  dueños
del Hato “Buenos Aires”: Francisco, “Pancho”, José
Ángel, José Ramón y Jesús, “Chucho” (fallecido en
1976).

       Don Luis Rodríguez y Doña Leonor Hurtado de


Rodríguez procrearon varios hijos: Luis Tomás, María
Luisa (casada con Gregorio Díaz González, cuyos
padres eran de Ortiz: el general Policarpo Díaz y Doña
Jacinta González; pero él había nacido en Orucué,
Llanos de Colombia), Petra Margarita (casada con
Donato Véliz) y Leonor Lucía (casada con Luis Emilio
Aguilera, nativo de Guachara).

       Don Luis Rodríguez, con ayuda de su suegro, fue


adquiriendo prestigio y fortuna, lo que le permitió adquirir
varias propiedades, entre ellas una porción del Hato
“Guasduita” (propiedad del general Teodoro Sánchez
Ríos, nativo de El Baúl, en Cojedes), que luego él agregó al
lote de terreno que Don Juan de Dios había comprado al
mismo general Sánchez Ríos,  donándoselo a su hija
Leonor,  y que, en conjunto, Don Luis bautizó con el
nombre de Hato “La Yagua”, ubicado entre El Yagual y
Guachara.

       Esa bonanza le permitió traer a sus hermanos y una


sobrina, quienes se residenciaron en Guachara y El
Yagual. Tres hermanos murieron en Guachara, como
consecuencia de una fuerte epidemia que azotó la región
hacia 1918 (posiblemente la llamada “Gripe Española”).
Doña Facunda Rodríguez, la sobrina, que había llegado
de corta edad, con su padre y cuatro tíos, a Guachara,
quedó huérfana, al cuidado de una señora  llamada
Clorinda, avecindada en el caserío “Las Matas”, en
jurisdicción de El Yagual, pero ésta no le prestaba mucha
atención, por lo que Don José Francisco (“Panchito”)
Mirabal Mayol (casado con Doña Carmen Marchena
Padrón), habló con su hermano Don Felipe Mirabal Mayol,
quien estaba casado con Doña Laura Fernández Stürup y
había cuidado  antes a Doña Mercedes Sarmiento,
pariente de la niña Facunda. Los hermanos Mirabal Mayol
eran hijos de Don Francisco Mirabal Bermúdez.

       Allí, en El Yagual (habitando en la famosa “Casa de


Alto”) permaneció Facunda hasta edad adulta, cuando
contrajo matrimonio en 1939 con Don Jesús María
Hernández Sarmiento, hijo de Don Genaro Hernández,
yagualero,  y Doña Mercedes Sarmiento, natural de Ortiz.
De este matrimonio nació Alonso (nuestro informante) y
Nelson Hernández Rodríguez.  Doña Facunda, falleció
en Maracay, donde vive su hijo Nelson, el día 16 de Enero
de 1999. Un hermano suyo, a quien apodaban “El Pelón
Rodríguez”, salió herido en la sangrienta batalla que se
produjo el 20 de Mayo de 1922, en San Fernando, cuando
fuerzas antigomecistas trataron de tomar la ciudad.
Consecuencia de estos hechos, fue capturado el general
Pedro Pérez Delgado y enviado al Castillo Libertador, en
Puerto cabello, donde falleció.

       Doña Mercedes Sarmiento, sobrina de Don Luis


Rodríguez, venida a Apure a comienzos del siglo XX, era
también pariente cercana del Dr. Roberto Vargas. Ella
estuvo residenciada en El Yagual, al cuidado de Don
Felipe Mirabal Mayol, y realizaba trabajos de
manualidades que los llaneros utilizaban para enjaezar
sus caballos (“pellones” para sillas vaqueras y
“chocontanas”). En esos menesteres conoció a Don
Genaro Hernández, dueño del Hato “Mariquitero”, al
oeste de El Yagual.

       Al poco tiempo contrajeron matrimonio, procreando


varios hijos: María (casada con un señor de apellido
Azuaje), Carmen (casada con Tulio Chacón Vásquez, hijo
del Dr. y Gral Diego Eugenio Chacón Arévalo), Alberto
(cursó estudios en la Isla de Trinidad, procreó a José
Esteban Vera y fallecido en Maracay, a edad octogenaria,
el día 1° de Enero de 1989), Jesús María (casado con
Doña Facunda Rodríguez, padre y madre,
respectivamente, de nuestro informante), Isabel (quien
procreó un hijo llamado Homero Chacón, cuyo padre era
hermano de Don Tulio) y Sara (casada con el italiano
Tobías Fiumara, no tuvieron hijos).

       Doña Mercedes, al quedar viuda, se ve obligada a


hipotecar  el Hato “Mariquitero”, y con el propósito de
entregar la parte que le correspondía a cada heredero,
vende la finca. El Dr. José Manuel Sánchez Osto,
copropietario del Hato “Chaparralito”, les aconsejó no
vender, pero esta es rematada en subasta pública y es
adquirida por “Musiú” Tobías, quien luego la vende a Don
José Garbi Sánchez, quedando reducida la propiedad a
Alberto, Manuel y Don Chucho, quienes organizaron el
fundo agropecuario “Los Médanos”, a orillas del caño “El
Garzón” o “El Rodeo”, al sur de El Yagual. Gregorio Díaz
González, que era pariente de  Doña Mercedes, quiso
quedarse con el Hato, mediante una treta que no le
funcionó, por la intervención del Dr. Roberto Vargas, quien
lo amenazó con intervenir en el negocio si se empeñaba
en despojar a la viuda. Doña Mercedes se desempeñó
durante varios años como docente de una Escuela para
Niñas en El Yagual, hasta su fallecimiento.
       Ya advertimos al inicio de esta ponencia que ésta
debía tomarse como simples apuntes para esbozar unas
líneas genealógicas apureñas, con errores y omisiones,
partiendo de algunas familias que se trasladaron desde el
Guárico y se asentaron en el Bajo Apure, durante los
últimos tercios del siglo XIX y parte del siglo XX. Es
posible que otras personas interesadas en el tema puedan
completarlo. A continuación elaboramos una relación de
fuentes que puede ser consultada y ampliada con tal
cometido.

 ARQUEO DE FUENTES.

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Morros, Comisión Regional Conmemorativa del V
Centenario del Encuentro de Dos
Mundos.                                                                                       
                                                                                                       
                                                          
                                                                                                       
                                                                                                       
                                                                                                       
                                                                                                       
                                                                                                       
                                                                                                       
                                                                                                       
       

RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ, Adolfo (1978). Historia del


Periodismo en Apure. San Fernando de Apure, Biblioteca
de Autores y Temas Apureños, 3.

RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ, Adolfo (1998). Historia de


Santa María de Ipire.  San Juan de los Morros, Fundación
Guariqueña para la Cultura. Ediciones Sabaneras, N° 3.

RUIZ GUEVARA, J.E. (1995). Cronología Histórica de


Barinas (Aportes). Barinas, Fundación Cultural Barinas.
Colección Bum – Bum. Serie Antropología e Historia.  
SÁNCHEZ OLIVO, Julio César (1977). Pequeñas
Biografías de: Dr. Diego Eugenio Chacón, Amadeo
Garbi, Dr. Alejandro Rivas Vásquez y Dr. José Manuel
Sánchez Osto. San Fernando de Apure, Impresos
Gamboa. Publicaciones del Comité Amigos de Apure
“María Josefa Salerno”.

SÁNCHEZ OLIVO, Julio César (1984). Vaqueros y


Vaquerías en los Llanos de Apure. San Fernando de
Apure, Publicaciones del Cronista del estado Apure, N°
26. 

TORREALBA, Antonio José (1987). Diario de un Llanero.


Edición y estudio de Edgar Colmenares del Valle. Caracas,
UCV – Instituto de Filología “Andrés Bello” / Gobenación
del estado Apure.   

TORREALBA, Ricardo (1988).  La Inmigración Española


en Venezuela Contemporánea (Proyecto de
Investigación). Caracas, Universidad Santa María.  Centro
de Investigaciones Históricas de América Latina y el
Caribe (CIHALC).
VILA, Marco Aurelio (1955). Aspectos Geográficos del
estado Apure. Caracas, Corporación Venezolana de
Fomento. Monografías Económicas Estadales. 

                                                                                                       
                                                                                                       
                                                                                                       
                                                 

2-      DOCUMENTALES

APURE. Municipio Autónomo Achaguas. Oficina


Subalterna de Registro. Deslinde del Hato “Los Cocos”
(antes Hato  Arichuna), propiedad del general
Fernando Calzadilla (1883).

APURE. Municipio Autónomo Achaguas. Oficina


Subalterna de Registro. Documento N° 1, folios 1 al 6 fte.
Protocolo Primero. Cuarto Trimestre. Año 1959.

APURE. Municipio Autónomo Achaguas. Oficina


Subalterna de Registro (MIN. INTERIOR Y JUSTICIA).
Documento N° 40, del 10/06/1988. Partición de Bienes
de las Hermanas Díaz Rodríguez.

APURE. Oficina del Registro Principal del Estado Apure.


Juzgado de Primera Instancia. Expediente N° 86, de fecha
15/01/1987.

BOTELLO, Oldman (2014). “Genealogía Mirabal”.


 Mensaje de texto a Argenis Méndez Echenique
(armendezeche@hotmail.com), el día 18/04/2014.

DIAZ GONZÁLEZ, Casimira (1926). Acta de Defunción


de la señorita Casimira Díaz González, fallecida en el
hato “La Yagua”, jurisdicción del Municipio El Yagual,
Estado Apure, el día 25/12/1925. Oficina del Registro
Principal del Estado Apure. San Fernando. Guachara.
Libro de Defunciones. Año 1926. Acta N° 1.

DIAZ GONZÁLEZ, Gregorio (1956). Cartilla de Partición


del Acervo Hereditario de Gregorio Díaz González.
 Oficina Subalterna de Registro del Distrito Achaguas, 
Documento N° 6, folios 16 al 18, fechado el 20/10/1956.
Protocolo Primero. Cuarto Trimestre del Año 1956.
FRANCO ZERPA, Elpidio (1986). Apure en el Parlamento
(1811 – 1984 – 89). Caracas, Ediciones del Congreso de
la República.

GARBI SÁNCHEZ, José (1977). Alzamientos, cárceles y


experiencias. (Historia Contemporánea).  Caracas.

HERNÁNDEZ, Genaro (1916). Escritura de Donación del


Sr. Genaro Hernández, que hizo de un octavo de legua
de terreno que forma parte de los egidos (sic) del
Municipio El Yagual. Noviembre 1916. San Fernando de
Apure, Oficina del Registro Principal del Estado Apure.
Documento N° 6. Legajo suelto.

MÉNDEZ ECHENIQUE, Argenis (2008). “La


Jurisdiccionalidad Inicial Merideña en los Espacios
Llaneros y la Génesis de los Cronistas Apureños”.
Ponencia ente la XXXVI Convención Nacional de Cronistas
de Ciudades de Venezuela, realizada en la ciudad de
Mérida, del 04 al 06 de Junio de 2008.

MENDEZ ECHENIQUE, Argenis (1996…)


MENDOZA, Irma – Rangel, Egilda P. (2008). “El
Mantuanaje Carauqeño en los Llanos del Guárico
Colonial. Aproximación a su estudio. Ponencia ante el
XII Encuentro de Cronistas e Historiadores del Estado
Guárico (Calabozo, 11 – 12 de Abril de 2008).

MIYARES, Fernando (1790). Informe del Comandante


Militar y Político de la Provincia de Barinas, Don
Fernando Miyares González, en favor de Don Juan
Antonio Rpdríguez, Teniente Justicia Mayor de la Villa
Real de San Fernando de Apurre… Barinas, 15 de
Junio de 1790. Archivo General de Indias, Sevilla.
Caracas, 399. Doc. 56.

PEDREAÑEZ TREJO, Héctor (1985). “Hacia una mayor


identificación entre nuestros pueblos a través de los
estudios de la Genealogía”. Ponencia presentada por el
autor en el Encuentro Bolivariano realizado en el Estado
Apure entre el 28 de Febrero y el 02 de Marzo de
1985.                                                                                             
        
                                                                                                       
                                                                                                       
                                                                          
RODRÍGUEZ E., Delfín, RODRÍGUEZ E., Felipe et al. (1916).
Carta dirigida al Gral. Juan Vicente Gómez, fechada
en Apurito, Estado Apure, el día15 de julio de 1916,
felicitándolo por el pago de las deudas exteriores
establecidas según Protocolo de Washington. Copia
del manuscrito existente en el Archivo Histórico de
Miraflores.

RODRÍGUEZ, Cástor Cosme. Libro de Defunciones de


San Fernando de Apure correspondiente al Año 1905.
Acta de Defunción N° 110. Oficina del Registro
Principal del Estado Apure.

RODRÍGUEZ MIRABAL, Fernando (2007).Los Linajes


Rodríguez y Viso de Calabozo y sus Vínculos con
Ortiz.  Ponencia presentada en el II Encuentro de
Historiadores y Cronistas de Venezuela en Calabozo
(Febrero 3 y 4 de 2007).RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ, Adolfo
(2013). “Enrique Guillermo Garrido Stürup, Llanero del
Guárico: casi un siglo de historia”. Ensayo publicado en
HISTORIOGRAFÍAS, por Jeroh Montilla y Eduardo López
Sandoval (“Llanero Digital”), el 23 de Marzo de 2013.
RUIZ, Ubaldo (2012). “El Calaboceño Daniel Mendoza”.
Ponencia en el VI Encuentro de Cronistas e Historiadores
de Venezuela en Calabozo.

SILVA AGUDELO, José Antonio (20014). “Paloseco…”


Calabozo, Estado Guárico.

VARGAS, Roberto (1915).  Carta del Dr. Roberto Vargas


al señor Ángel Gabriel Viso, fechada en Puerto España
(Isla de Trinidad), el día 24/01/1915. BOLETÍN DEL
ARCHIVO HISTÓRICO DE MIRAFLORES. Año 1969. N° 6;
pp. 185, 186, 187.

3-      ORALES

AGUIRRE CONTRERAS, Enrique. 80 años de edad.


Entrevistado en San Fernando de Apure, el día 12 de
Septiembre de 2014. Nacido en la comunidad de “El
Rosario”, entre Achaguas y El Yagual, Apure.

ALVAREZ ECHEVERRÍA, Luis Alberto. 79 años de edad.


Entrevistado en Biruaca, el día domingo 20 de Agosto de
1995. Falleció hacia el 2005. Nacido en El Yagual, Apure.

BRIZUELA RODRÍGUEZ, Clemencia. 77 años de edad.


Entrevistada en San Fernando de Apure, el día
07/03/1993. Falleció en el Asilo de Ancianos de Biruaca,
hacia 1998. Nacida en San Fernando de Apure.

HERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, Alonso.  74 años de edad.


Presidente de la Asamblea Legislativa del Estado Apure,
1993 – 1994, y Gobernador Encargado del Estado Apure,
1998 – 1999. Entrevistado en San Fernando de Apure, los
días 09 y 23 de Julio de 2014.   Nacido en El Yagual,
Apure.

RODRÍGUEZ CAMEJO, César Alfonso. 63 años de edad.


Entrevistado el día martes 16 de Septiembre de 2014, en
San Fernando de Apure. Nacido en San Fernando de
Apure.  

                                                                                                       
                                                                                                       
                             
ARGENIS MÉNDEZ ECHENIQUE,

Cronista de San Fernando de Apure e integrante del


CEHISLLAVE

 Biruaca, Septiembre 19 de 2014.

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