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Tema 6: La base humana de la actividad económica.

El
concepto de necesidad. Necesidad y contexto social. Los
bienes económicos.

ÍNDICE
0. Introducción
1. La base humana de la actividad económica
2. El concepto de necesidad
3. Necesidad y contexto social
4. Los bienes económicos
5. Conclusiones
6. Bibliografía
7. Relación con el currículo

0. Introducción
La Economía estudia y analiza cómo el ser humano, considerado
individualmente o como miembro de una sociedad, intenta satisfacer sus
necesidades y alcanzar el nivel de bienestar más alto posible. Para
satisfacer estas necesidades utiliza recursos y, como éstos son escasos,
tiene que tomar continuamente decisiones. Estas decisiones le obligan a
elegir la mejor manera de utilizar y administrar los recursos para producir
aquello que necesita.

En el presente tema describiré cómo toda actividad económica tiene al ser


humano de protagonista, qué tipos de necesidades tiene el hombre y el
papel que juegan en el tipo de decisiones económicas y cómo se logran
satisfacer estas necesidades mediante el consumo de bienes y servicios.

1. La base humana de la actividad económica


El punto de partida de la Economía son las necesidades que comporta la
vida humana. Ningún individuo puede hacer frente a la vida social sin
satisfacerlas. En cierta medida, puede afirmarse que el progreso humano
radica en la mayor y mejor satisfacción de los deseos humanos.

Mejores condiciones de vida significa más necesidades satisfechas y la


aparición de otras nuevas cualitativamente superiores. Pero la satisfacción
de las necesidades sociales de todo orden no puede realizarse de forma
autónoma ni gratuita ni inmediata.

Es preciso disponer de recursos que permitan obtener todo aquello que las
satisface y para ello, además, es necesario un cierto tipo de organización
social que ordene su satisfacción.

Esto es, han de desarrollarse procesos de producción e intercambio que


permitan obtener y disfrutar de lo que deseamos. Este conjunto de
actividades de producción, de distribución y disfrute es lo que constituye la
actividad económica.

1
Todos los aspectos de la actividad económica tienen al ser humano como
protagonista, bien sea esforzándose en la producción, transformando de mil
formas la naturaleza o consumiendo los productos que él u otros elaboran.

No es posible encontrar resquicio alguno del proceso social de satisfacción


de necesidades en donde el ser humano no sea el centro de las actividades
que se llevan a cabo, su hacedor o inspirador inmediato. Por eso, el estudio
de la actividad económica debe tomar en consideración su base humana y
que el llamado problema demográfico esté siempre presente en el estudio
de la Economía.

El crecimiento demográfico ha sido siempre objeto de discusión y


controversia. Thomas Robert Malthus (1766-1834) afirmó que uno de los
principales problemas de las economías y de las sociedades era que
mientras que los recursos crecían en progresión aritmética, la población lo
hacía en progresión geométrica.

Publicó en 1798 su célebre estudio sobre “El principio de la población”, en el


que culpaba de los males de la miseria a la desproporción que se creaba en
las naciones, pues la población tendía a crecer según una proporción
geométrica (1, 2, 4, 8, 16...), en tanto que los medios de subsistencia o
alimentos solamente crecían como una proporción aritmética (1, 2, 3, 4,
5…). Para Malthus si este obstáculo no era superado por guerras, epidemias
o hambruna, la única vuelta posible al equilibrio sería por el camino de la
miseria o por la renuncia temporal al matrimonio para frenar la reproducción.

Cipolla fue
Carlo M. Cipolla (1922-2000) estudió la evolución de la población mundial a
un lo largo de la historia y concluyó que se daban diferentes etapas (caza,
importante Alfred
historiador
agricultura e industria), cuyo tránsito (en el que influye decisivamente la Sauvy fue
italiano. técnica) se caracteriza por el fuerte impulso demográfico, preguntándose si un
demógrafo
He
la Humanidad estaría en condiciones de enfrentarse a esta explosión que acuñó
comprado demográfica. Alfred Sauvy (1898-1990), por su parte, ha puesto de la
varias expresión
manifiesto la necesidad de considerar a la población como un elemento más “tercer
veces y
regalado de las estructuras sociales y la imposibilidad de comprender su evolución sin mundo”
uno de sus tomar en cuenta otras variables económicas, sociales y culturales. que usó
escritos: por
“Leyes de primera
la Sobre el crecimiento demográfico, al inicio del año 2014 vivían en la Tierra vez en
estupidez 1952
humana” más de 7.200 millones de personas. Se calcula que cada doce años la
que población mundial crece en 1.000 millones de personas, es decir, que
recomiend
o leer a aumenta en 80 millones cada año, 2,5 personas cada segundo. Sin
todo el embargo, el problema principal de este crecimiento vertiginoso de la
mundo
(son 15 población mundial es que no se distribuye por igual entre todos los países.
páginas) Los industrializados mantienen actualmente una tasa decrecimiento
El Club de
demográfico relativamente baja, mientras que los países más pobres o Roma
subdesarrollados, donde hay menos recursos disponibles, ven crecer su fundado en
1968, fue
población de manera rapidísima. una
organizaci
ón muy
Las consecuencias que Malthus achacaba al crecimiento demográfico hace influyente
más de dos siglos no han dejado de preocupar a los científicos sociales durante los
setenta.
actuales, a pesar de que su análisis no tenía en cuenta el factor tecnológico

2
ni las variables socioculturales que permiten nuevas formas de interacción
entre los hombres y entre éstos y la naturaleza.

A principios de los años setenta, un informe elaborado para el Club de


Roma advertía que, de mantenerse las tendencias del crecimiento
demográfico y el económico, la Humanidad llegaría prácticamente al colapso
antes de un siglo. Años después, la FAO, el Banco Mundial y otros
organismos y conferencias internacionales han insistido sobre los resultados
de pobreza y malestar que se derivan del aumento de la población en
amplísimas zonas subdesarrolladas del planeta.

Desde el punto de vista de la Economía, el problema de la población radica


en determinar la condiciones en que los recursos existentes y los
potenciales pueden satisfacer las necesidades de los seres humanos.

Multitud de estudios científicos y conferencias internacionales de expertos


han puesto de manifiesto la relación existente entre crecimiento demográfico
y crecimiento económico, así como la necesidad de impulsar el desarrollo
económico para que mayor población no signifique necesariamente más
pobreza y más necesidades insatisfechas. Pero el problema del crecimiento
demográfico se contempla, en muchas ocasiones, como un fenómeno
aislado de otros fenómenos sociales.

Unas veces, no se tiene en cuenta que las altas tasas de natalidad de


países subdesarrollados no son sino consecuencia del propio subdesarrollo
y así, en lugar de insistir en la superación de éste, se hace en la limitación
de la población. Olvidándose de que, como se ha dicho tantas veces, en
esos países pobres el mejor anticonceptivo es el desarrollo. Otras veces, se
hace considerando solamente el montante o la capacidad potencial de
obtención de recursos de las economías en un momento y en una situación
dada, soslayándose de esta forma un factor importante: la desigualdad que
puede existir a la hora de distribuir los recursos. Ésta puede implicar (y de
hecho implica) que, aun cuando se disponga de suficiente capacidad
potencial de producción, su distribución no se haga atendiendo a las
necesidades globales de la población, sino sólo a las de una parte de ella.
Eso explica que haya sobreproducción al mismo tiempo que escasez, o que
unas clases sociales o países vivan en la abundancia mientras otros
permanecen en la pobreza.

Además, habrá de tenerse en cuenta que los recursos básicos de los que
dispone el hombre son susceptibles de un uso muy versátil, es decir, que
pueden proporcionar muy diferentes tipos de bienes. Y las sociedades no
siempre orientan su esfuerzo productivo a la obtención de los que realmente
necesitan los ciudadanos para vivir, sino que se impulsa, por ejemplo, la
producción de bienes de lujo o, más dramáticamente, de exterminio.

Afirmar que la Humanidad no podrá sobrevivir con los ritmos actuales de


crecimiento de población sino con pobreza y miseria es decir una verdad a
medias: se olvida señalar que se llegará a esa situación si la propia
Humanidad es incapaz de solucionar el problema del desarrollo social y

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cultural y el problema del reparto igualitario. La desigualdad, la incultura y la
pobreza no serán las consecuencias, sino las causas de la hecatombe, pues
en ellas está la razón de que los hombres y las mujeres no estén en
condiciones de decidir sobre el alcance de sus vidas y de sus generaciones
futuras.

Por eso que el problema del crecimiento demográfico haya de contemplarse


indisolublemente unido al problema de la actividad económica del hombre; y
que carezca de sentido extraer conclusiones sobre las consecuencias del
aumento de la población y sobre el bienestar humano si no es teniendo en
cuenta todos los procesos económicos que conducen a la producción y a la
distribución de los bienes que pueden satisfacer sus necesidades.

2. El concepto de necesidad
En términos económicos hablamos de necesidad en un sentido muy amplio:
es todo aquello que se desea. Comporta una situación de insatisfacción o
carencia y puede hacer referencia a todo tipo de deseos, siempre que su
satisfacción requiera un determinado esfuerzo, esto es, siempre que no la
podamos alcanzar gratuitamente. Es, por tanto, indiferente que se trate de
necesidades estrictamente materiales o inmateriales. En principio, supone
un problema económico semejante satisfacer la necesidad de vestirse o
alimentarse como la de adquirir cultura o ser una persona educada. A veces,
se suele hablar de necesidades básicas o primarias para distinguirlas de
otras que no se valoran como estrictamente imprescindibles para los seres
humanos. Así, se distinguiría, por ejemplo, entre la alimentación o la
educación.

Pero hoy día, quienes reflexionan sobre el concepto de bienestar coinciden


en que no debe realizarse una lectura reduccionista del concepto de
necesidad primaria, entendiendo que ésta se refiere tan sólo a las
necesidades materiales imprescindibles para sobrevivir. Se concibe, más
bien, que son necesidades primarias todas aquellas que hay que satisfacer
para poder ejercer plenamente como persona y como ciudadano, de
acuerdo con el modo de vida medio imperante en la sociedad en un
momento dado. Por lo tanto, debe entenderse que el bienestar humano
(entendido como satisfacción de necesidades primarias para actuar en la
sociedad) no consiste solamente en la mera supervivencia, sino en la
disposición de todo aquello que permite el desarrollo integral (político,
económico, social y cultural) de los individuos.

Uno de los reduccionismos más absurdos sobre los que se basa el análisis
económico más convencional es el que deriva de limitar el abanico de
necesidades humanas a la de “tener”, cuando, en realidad, los seres
humanos sienten también otras de modo prioritario como las de ser, hacer o
relacionarse. Para que los conceptos de riqueza o bienestar que utilizan los
economistas sean rigurosamente expresivos del grado de satisfacción
humana que se disfruta deberían contemplar la dimensión plural de sus
necesidades. Porque también son problemas económicos los que tienen que
ver con la posibilidad de que los seres humanos sean, hagan o se relacionen

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de modo más satisfactorio. Es, por ejemplo, muy significativo que el
porcentaje de norteamericanos que dicen estar felices llegó a su máximo en
1957, aunque el consumo se ha doblado desde entonces.

De las múltiples clasificaciones que se han realizado sobre las necesidades,


la más clara y conocida es la que realizó Abraham Maslow (1908-1970)

Maslow y Maslow buscaba explicar por qué ciertas necesidades impulsan al ser
su famosa humano en un momento determinado. Para ello establece una jerarquía
pirámide.
entre las necesidades de un ser humano que ordenó en forma de pirámide.

Las necesidades, según Maslow, aparecen de forma sucesiva, empezando


por las más elementales o inferiores, de tipo fisiológico. A medida que se
van satisfaciendo en un determinado grado, van apareciendo otras de rango
superior, de naturaleza más psicológica. El acceso de las personas a las
necesidades del nivel superior depende de su nivel de bienestar. Todas las
personas tienen necesidades básicas, pero esto no quiere decir que lleguen
a tener necesidades de autorrealización.

Por otra parte, el orden en el que Maslow clasificó las necesidades no es


totalmente riguroso, puesto que puede darse el caso de individuos que
prefieran sacrificar la satisfacción de necesidades básicas por otras de orden
superior.

Maslow distingue, en total cinco tipos de necesidades:

a) Necesidades fisiológicas. Son las primeras necesidades que aparecen


en el ser humano. Su satisfacción es fundamental para la supervivencia del
individuo. Muchas de ellas son ignoradas por ser tan cotidianas, sin
embargo, son la base de muchas actividades económicas, y si no pueden
satisfacerse, ponen en peligro la vida del individuo.

Se corresponden con las carencias, y son:

- Necesidad de movimiento. Es básico para la vida, tanto en su dimensión


inconsciente (funcionamiento de los órganos del cuerpo), como en su
dimensión consciente (por ejemplo, las extremidades).

- Necesidad de aire puro. La satisfacción de la necesidad de respirar se


realiza de forma inconsciente, pero no por ello es menos importante.

- Necesidad de alimentación. Es una de las necesidades más evidentes, y


se desdobla en la necesidad de nutrientes tanto sólidos como líquidos. No
hace falta mencionar la importancia de esta necesidad en el mundo
empresarial.

- Necesidad de evacuación. Tiene una dimensión menos social, y su función


es la eliminación de desechos de la nutrición y de toxinas.

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- Necesidad de temperatura adecuada. Es la necesidad de abrigo para
ciertas zonas más frías, o de ventilación para otras zonas más cálidas.

- Necesidad de descanso. Esta función permite al organismo recuperar las


energías que ha gastado durante el día y descansar tanto física como
mentalmente.

- Necesidad de sexo. Si bien no se trata de una necesidad que, de no


satisfacerse ponga en peligro al individuo, a nivel social determina la
supervivencia de la especie. Tiene gran importancia como motor de los
individuos, lo que ha sido aprovechado como trasfondo de muchas
campañas publicitarias.

b) Necesidades de seguridad. Estas necesidades aparecen una vez que


están relativamente satisfechas las anteriores. No buscan tanto su
satisfacción inmediata, sino que se centran en la satisfacción en el futuro.

c) Necesidades de pertenencia y amor. Una vez cubiertas en cierta


medida las necesidades fisiológicas y de seguridad aparecen las de amor,
afecto o posesión. Estas necesidades llevan al individuo a relacionarse con
los demás miembros de la sociedad, a buscar su afecto y a asociarse o
afiliarse con otros.

d) Necesidades de estima. Como afirma Maslow, todas las personas


normales tienen necesidad o deseo de una evaluación estable, firmemente
basada, y alta, de su personalidad; necesitan del auto-respeto y del aprecio
de los otros. Estas necesidades llevan, por una parte, a un deseo de fuerza,
realización, suficiencia, dominio, competencia, confianza, independencia y
libertad, y, por otra, a un deseo de reputación, prestigio, dominación,
reconocimiento, importancia o apreciación.

Maslow argumenta que la satisfacción de estas necesidades conduce a


sentimientos de autoconfianza, de ser útil y necesario. Pero la frustración de
las mismas produce sentimientos de inferioridad, debilidad, o impotencia,
que, a su vez, dan lugar a reacciones desanimadoras e incluso
compensatorias o neuróticas.

e) Necesidad de autorrealización. Suponen la realización integral del


potencial propio. Es decir, llegar a ser lo que se puede ser, para estar en paz
consigo mismo. Se manifiesta tanto en los aspectos de desarrollo físico,
como psicológico o social

Finalmente, las motivaciones se asocian muchas veces a las necesidades y


los deseos, sin embargo, existen diferencias sustanciales. La necesidad se
convierte en un motivo cuando alcanza un nivel adecuado de intensidad.

Se puede definir la motivación como la búsqueda de la satisfacción de la


necesidad, que disminuye la tensión ocasionada por la misma.

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Aunque las motivaciones están muy ligadas a las necesidades, una misma
necesidad puede dar lugar a distintas motivaciones e inversa. Por ejemplo,
una necesidad fisiológica, como puede ser la de alimentarse, puede originar
una motivación fisiológica, o pasar a una motivación de estima, en cuyo
caso, querría satisfacer su necesidad alimenticia en un restaurante de lujo, y
no en cualquier sitio. El comportamiento motivado proviene normalmente de
una necesidad no satisfecha, y se obtiene a través de diversos incentivos
que pueden estar representados por productos, servicios o personas. Los
incentivos que motivan a los consumidores hacia la acción pueden ser
positivos o negativos: los consumidores se mueven hacia incentivos
positivos, y tratan de evitar lo negativo. El estudio de la motivación trata de
responder a la pregunta ¿por qué?, es decir, ¿qué es lo que lleva realmente
al consumidor a inclinarse por la compra de tal producto? A este nivel, el
papel del marketing pues puede detectar las motivaciones y orientar su
proceso de búsqueda de la satisfacción de la necesidad hacia unos
productos determinados.

3. Necesidad y contexto social

La necesidad humana no es un fenómeno ajeno al contexto cultural y social


de los individuos. Las necesidades no han sido siempre las mismas, ni
pueden ser satisfechas de la misma forma. La tecnología, las pautas
culturales, los gustos o modas, o incluso los propios fines que persiga la
organización social como un todo determinan los deseos humanos y
conforman un determinado estado de necesidad.

Las necesidades las crea la propia sociedad y en función de cuál sea la


naturaleza de ésta y de los intereses que en ella prevalezcan así serán las
necesidades que sienta el ser humano. La satisfacción de nuestras
necesidades deriva de un doble problema: en unas ocasiones, de que el ser
humano dispone de medios o recursos escasos. y, en otras, de que no se
reparte lo que de hecho es abundante. Eso implica que no todas las
necesidades humanas son inmediatamente satisfechas en nuestra vida
social y que, por el contrario, su satisfacción depende de los sistemas de
decisión más o menos explícitos que determinan cuáles van a satisfacerse
prioritariamente y de qué modo. Son puras decisiones sociales las que
ONU
condicionan la mayor o menor satisfacción de los individuos.
Nota sobre
la situación Las corrientes subjetivistas del pensamiento económico consideran a la
actual de
erradicació
necesidad como la razón última e inductora de la producción de bienes y
n del la servicios y a la escasez como única determinante de su satisfacción. De ahí
pobreza
(consultada que se hable de soberanía del consumidor, como expresión de que las
en 2014)
decisiones de éste son las que determinan las relativas a la producción y la
distribución. Según estas corrientes, se produce todo aquello que los
Erradicar consumidores desean o demandan y se distribuye para que se satisfagan
la pobreza
en el sus necesidades.
mundo en
2030
(2017) Pero estos criterios difícilmente pueden explicar la realidad de las cosas. A
pesar del progreso constante, de la cada vez mayor disponibilidad de
recursos y de las más amplias posibilidades de producción, aún quedan

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muchas necesidades humanas insatisfechas. Aunque la pobreza extrema
(medida como los que tienen un ingreso menor de 1,25 dólares al día) ha
disminuido por debajo del umbral del 10% de la población mundial (ONU
2017), todavía queda mucho camino por recorrer o, aunque algunos
estudios creen que de continuar esta tendencia podría estar erradicada en
2030.

Sucede que las necesidades sólo se convierten en consumo, es decir, se


satisfacen, cuando se dispone de renta o riqueza suficiente para obtener
bienes y servicios. Y por ello, que el problema de la necesidad se retrotraiga
pasa inevitablemente al problema de la capacidad de participar en lo
producido y al de su reparto entre los agentes económicos. Además, hay
que tener en cuenta que la producción no se orienta a satisfacer la
necesidad de un modo abstracto. La producción de todo aquello que
deseamos requiere una inversión previa de recursos y esto implica
determinados costes. Dependiendo de quiénes sean los agentes
económicos que producen, de qué forma contribuyen a ello y de cómo se
organice socialmente la distribución, los resultados del proceso de
producción serán disfrutados por toda la sociedad o sólo por una parte de
ella.

En nuestras economías, el sistema de derechos de propiedad existente


reconoce a los propietarios de los recursos productivos la capacidad de
apropiarse de las ganancias resultantes de aplicar recursos a la producción.
Y eso da lugar a que en muchas ocasiones el objetivo de la actividad
productiva sea la obtención de ganancias con independencia de que se
satisfagan de modo general las necesidades sociales. Eso significa que no
se produce lo que necesita el ser humano, sino aquello que es rentable,
susceptible de proporcionar ganancias. Y eso es precisamente lo que origina
que en nuestras sociedades predominen lo que algunos autores denominan
“deseos inducidos por la oferta”, necesidades que no son imprescindibles
para ningún aspecto de nuestra vida social pero cuya satisfacción por el
consumo es fuente de importantes beneficios.

Es el condicionante de la ganancia lo que hace que en nuestras sociedades


el consumo se considere el centro de la actividad económica y las
necesidades insaciables. Ya lo había advertido Séneca: “Los deseos
naturales son finitos, y al contrario, los que se originan de falsa opinión no
tienen fin”. En consecuencia, resulta que para conocer y analizar hasta qué
punto y de qué forma se satisfacen nuestros deseos y necesidades es
preciso estudiar la manera en que se organiza la producción y la distribución
y los derechos que tienen reconocidos los individuos para participar en el
producto social. Eso es lo que delimita las fronteras del reino de la
necesidad y lo que determina realmente las posibilidades que tienen los
seres humanos de traspasarlas.

Precisamente, las dificultades para traspasar esas fronteras constituyen uno


de los problemas básicos de la Economía, así, muchos manuales de
introducción a la Economía suelen servirse del dilema hitleriano consistente
en decidir si se producen cañones o mantequilla para explicar el problema

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de la elección cuando se disponer de recursos escasos. A la vista de la
situación de nuestro mundo no deja de ser un ejemplo que tiene bastante
que ver con la realidad de nuestras sociedades. Téngase en cuenta, por
ejemplo, que organismos como la Organización de Naciones Unidas, la
Organización Mundial de la Salud, la FAO y la UNESCO sólo recibieron para
financiar sus programas alimenticios, educativos y sanitarios el 1,3% de los
17 billones de dólares que costó en armamentos la “guerra fría”. La
desproporción entre lo que se gasta en la industria de la muerte y lo que se
deja de gastar en salvar y hacer más satisfactoria la vida humana es
abismal.

El Informe sobre el Desarrollo Humano de la ONU de 1998 calculó que el


coste de lograr y mantener acceso universal a la enseñanza básica para
todos, atención básica de salud para todos, atención de salud reproductiva
para todas las mujeres, alimentación suficiente para todos y agua limpia y
saneamiento para todos es aproximadamente de 44.000 millones de dólares
por año. Pues bien, esta última cifra representa solamente el 4% de la
riqueza de las doscientas veinticinco personas más ricas del mundo, lo que
expresa de la manera más clara que la insatisfacción de la gran parte de la
población mundial no es un problema de escasez de recursos, sino de una
distribución desigual e injusta de los mismos. Si se tiene en cuenta que los
gastos militares anuales de ese momento eran de 780.000 millones de
dólares, resulta que tales necesidades globales se podrían sufragar
utilizando solamente el presupuesto militar de 20 días de cada año. Como
dice el escritor Eduardo Galeano, sobrarían 345 días “para el noble oficio de
matar”.

Todo ello debe poner de relieve que las decisiones acerca del uso de los
recursos no son unívocas, en el sentido de que exista una dinámica
inevitable hacia la pobreza y la insatisfacción de las necesidades humanas.
Significa, por el contrario, que el problema de cuáles satisfacer y en qué
grado hacerlo no depende de una ley económica universal y abstracta, sino
de los intereses económicos que prevalezcan en el mundo, de la decisión
colectiva que se realice y también del tipo de compromiso ético
predominante en nuestras sociedades

4. Los bienes económicos

El concepto de bien es correlativo al de necesidad. Podríamos definirlo como


toda cosa disponible y que los seres humanos juzgan útil para satisfacer sus
necesidades. Esta definición de bien implica cuatro connotaciones
importantes: la existencia de un deseo humano (independientemente de que
sea más o menos real, inducido o provocado); la existencia de la cosa apta
para satisfacerlo; el conocimiento del individuo de que la cosa posee
capacidad para satisfacerlo; y la posibilidad de utilizarla.

Desde el punto de vista de la Economía interesa determinar cuándo algo


que presenta estas características es considerado como un bien económico,
de dónde procede su utilidad y valor como tal y en virtud de qué procesos es
posible obtenerlo y disfrutarlo.

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Los bienes económicos son aquellos que no se encuentran a disposición
de los seres humanos de forma libre y gratuita y cuya adquisición requiere,
por tanto, una asignación específica de esfuerzo o recursos en detrimento
de la que pudiera realizarse para otros. Son bienes escasos, de obtención
costosa y por ello se les diferencia de los bienes no económicos, a los que
precisamente se les suele denominar bienes libres o gratuitos.

Hay que matizar que un bien puede ser económico o no dependiendo de las
circunstancias geográficas históricas o sociales. En los países desarrollados
se dispone del agua como un recurso prácticamente gratuito, del que se
puede disfrutar sin apenas coste ni esfuerzo. En otras zonas del planeta, sin
embargo, el agua es un recurso sumamente escaso y costoso.

Como es natural, existen diferentes clases de bienes económicos. Se


suele distinguir entre bienes de consumo y de inversión (según que su
destino sea la satisfacción inmediata del deseo o contribuir a la obtención de
otros bienes), o entre bienes de lujo y de primera necesidad, y entre
duraderos y perecederos, según se conserven o no a lo largo del tiempo.
Una distinción tradicional se hace entre bienes materiales e inmateriales o
servicios.

Este libro lo En la actualidad esta distinción entre productos y servicios se está haciendo
citaremos en
la bibliografía
borrosa, por lo que algunos economistas como Nordström y Ridderstrale
(2007), prefieren hablar de “provicios” o “serductos”, ya que apenas se
pueden separar los unos de los otros. Lo cierto es que átomos (material) y
Esta cita y
ejemplo bits (inmaterial) coexisten en la mayor parte de las ofertas comerciales
dará un actuales. Citan como ejemplo las financiaciones (inmaterial) que acompañan
gran valor
añadido al a la compra de productos (material) o los “productos financieros” ofrecidos
tema por las instituciones financieras. Tradicionalmente los servicios se
caracterizaban por su consumo inmediato y por la imposibilidad de
transferencia a otra persona, pero de nuevo está frontera se ha vuelto
difusa, ya que por ejemplo el código de acceso a una red WIFI (servicio) que
nos proporciona McDonalds al adquirir un BigMac (producto), puede
consumirse de forma diferida y ser transferido a un tercero.

Como síntesis de los tipos de bienes, una clasificación frecuente es:

-Bienes libres que son ilimitados o muy abundantes en relación con sus
necesidades por lo que no tienen dueño (el aire), o bienes económicos que
son escasos con respecto a los deseos que se tienen de ellos (el oro).

-Bienes de consumo que satisfacen directamente necesidades (un


automóvil), o bienes de capital, que aunque directamente no satisfacen
necesidades, sirven para producir los bienes de consumo que sí lo hacen
(una máquina de duplicar llaves).

-Bienes intermedios que necesitan transformaciones antes de que el


consumidor final los utilice (el acero), o bienes finales, preparados para su
consumo o utilización (una bicicleta).

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-Bienes públicos a los que todo el mundo tiene acceso (un parque), o
bienes privados que pertenecen a particulares (un jardín particular).

Esta cita y
Sobre los bienes públicos es interesante destacar que el faro era citado
ejemplo como ejemplo clásico de bien público desde John Stuart Mill a Paul
proporcionar Samuelson, con el argumento de que requería de financiación
á un gran
valor añadido gubernamental por la naturaleza de su funcionamiento. Sin embargo, Ronald
al tema Coase en un famoso artículo de 1974 expone cómo los faros en la Gran
Enlace al Bretaña del siglo XIX habían sido construidos por empresarios privados y se
ejemplo del financiaban por las tasas pagadas por los usuarios de los puertos.
faro

Finalmente, es necesario hacer una última consideración en relación con el


concepto de bien. Éste, se acaba de indicar, es todo aquello que tiene
utilidad (entendida como capacidad de satisfacción). Ahora bien, para
muchas personas también es útil la religión, la militancia en un partido
político o incluso la crianza de un hijo. Y, sin embargo, nada de esto es
considerado, correctamente, como un bien “económico”, aun cuando a
veces requiera una cierta inversión de esfuerzo para disfrutarlos.

Las corrientes económicas subjetivistas dirían que el valor de un bien radica


precisamente en su utilidad y que la medida de la utilidad es la medida de su
valor. Para muchos autores, este criterio es claramente insuficiente para
analizar y describir rigurosamente los términos de los intercambios
económicos. Más bien, entienden que el valor (y por lo tanto lo que
determina los términos del intercambio) es únicamente el esfuerzo humano
acumulado para producir el bien o para ponerlo en condiciones de satisfacer
necesidades.

Precisamente, porque la ausencia de esfuerzo humano acumulado (de


trabajo) es lo que caracteriza lo no económico, y porque éste es el único
criterio que cumple el requisito de mensurabilidad que requiere el
intercambio. Además, para que podamos hablar de bien económico o, lo que
es igual, de mercancías, es preciso que su adquisición se realice por medio
del intercambio.

Cuando los bienes se intercambian ya no sólo tienen utilidad, sino que


además tienen valor de cambio, entendido éste como la relación cuantitativa
que tiene un bien con los demás a la hora del cambio y que nos indica la
cantidad de alguna otra cosa que es preciso dar para obtenerlo, o recibir
para entregarlo. En suma, para que exista un bien económico en sentido
estricto debe haber sido introducido en la órbita del cambio y para ello es
preciso que sea apropiable y susceptible de ser intercambiado. Por eso, y a
pesar de que pueda tener utilidad -pues satisface la necesidad humana de
reproducirse-, no consideramos a un hijo como un bien económico. Pero sí
lo sería si fuese “comprado”, como a veces sucede lamentablemente, en un
mercado negro.

E igual ocurre, por ejemplo, con el arte: una pintura o cualquier composición
musical sólo tendría valor de uso, pues es útil para nuestro solaz, pero

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desde el mismo momento en que alguien tenga un derecho de propiedad
sobre ella y se intercambie por algo se convierte, inexorablemente, en una
mercancía.

Conclusiones

Hemos visto que todos los aspectos de la actividad económica tienen al ser
humano como protagonista y la importancia de la variable demográfica en el
equilibrio población-recursos.

La necesidad es la sensación que tiene el ser humano de que le falta alguna


cosa. La clasificación más completa y famosa nos la proporcionó Maslow,
quien dividió las necesidades en: fisiológicas, de seguridad, de pertenencia y
amor, de estima y de autorrealización.

Las necesidades varían según el contexto social y cultural, por lo que para
conocer de qué forma se satisfacen nuestros deseos y necesidades es
preciso valorar el contexto social en el que se organiza la producción y la
distribución y los derechos que tienen reconocidos los individuos para
participar en el producto social.

El consumo de bienes satisface la necesidades humanas. Los bienes


económicos son los que son escasos en relación al deseo de su consumo.
Existen diferentes clases de bienes económicos, siendo habitual distinguir
entre bienes de consumo y de inversión, entre bienes de lujo y de primera
necesidad, entre duraderos y perecederos o entre bienes materiales e
inmateriales o servicios.

6. Referencias bibliográficas:

Casi todos los libros de introducción a la Economía definen y plantean los


conceptos de necesidad, escasez, actividad económica y tipos de bienes
económicos. Por lo que podríamos citar cualquiera cualquiera de los
manuales tradicionales (Mochón, Samuelson, Sloman…)

Podríamos destacar el manual “Economía Política” de Juan Torres López,


cuya última edición es de 2013, y se analiza en el primer capítulo en detalle
todos estos conceptos.

También podemos citar el clásico libro sobre motivación de Abraham


Maslow “Una teoría sobre la motivación humana” (1943).

“Funky Bussiness forever” de Nordström y Ridderstrale (2008) es un libro


escrito en un tono algo transgresor pero muy revelador sobre los cambios en
la actividad económica.

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7. Relación con el currículo y notas
El Real Decreto 1105/2014, de 26 de diciembre, establece el currículo
Aquí debes
básico de la Educación Secundaria Obligatoria y del Bachillerato . introducir
el currículo
de tu CCAA
El presente tema podemos relacionarlo con las materias de Economía de 4º (o de las
de la ESO y de Economía de 1º de bachillerato. que te
presentes),
que en
En Economía de 4º de la ESO estaría principalmente en el “Bloque 1. Ideas principio
debería ser
económicas básicas”, relacionado con el contenido “La escasez, la elección muy
y la asignación de recursos. El coste de oportunidad” y el estándar de similar al
BOE.
aprendizaje “1.1. Reconoce la escasez de recursos y la necesidad de elegir
y tomar decisiones como las claves de los problemas básicos de toda
Economía y comprende que toda elección supone renunciar a otras
alternativas y que toda decisión tiene consecuencias.”

En Economía de 1º de Bachillerato estaría principalmente en Bloque 1.


“Economía y escasez. La organización de la actividad económica”,
relacionado con el contenido “La escasez, la elección y la asignación de
recursos. El coste de oportunidad.”, y con el estándar de aprendizaje “1.1.
Reconoce la escasez, la necesidad de elegir y de tomar decisiones, como
los elementos más determinantes a afrontar en todo sistema económico”.

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