Está en la página 1de 7

Universidad Autónoma de Nuevo León

Facultad de Psicología

Ambiente y sustentabilidad
Actividad de aprendizaje 2 opción 3

Alumno: Axel Omar López González


Encargado: Roberto Vega

20 de marzo del 2023


Internacional
Desde hace unas décadas, y fruto de las aportaciones de distintos autores y disciplinas, las
referencias a la 'globalización' o a la 'sociedad global' se han convertido en referente
explicativo de los múltiples cambios que están acaeciendo en la actualidad. Sociólogos,
economistas, politólogos, antropólogos y especialistas en estudios culturales han aportado
multitud de reflexiones sobre el proceso de globalización en cada uno de sus ámbitos de
estudio. La gran mayoría de ellos coinciden en que el proceso homogeneiza e interconecta a
las distintas sociedades, haciendo del mundo "un lugar único" en palabras de Robertson. Es,
pues, la superación del tiempo y del espacio (Giddens, 1995), la existencia de un único
sistema económico y financiero (Stiglitz, 2002), la posibilidad de interconexión entre
distintas partes del planeta a través de las tecnologías de la información (Castells, 2006) o
el intento, predicado ya por Kant siglos atrás de la denominada "democracia cosmopolita"
(Held, 1997), algunas de las características que definen la sociedad que se está
configurando. Entre las dimensiones contempladas no podemos dejar de tener en cuenta a
la población y a los cambios que ocurren de forma continuada en su volumen y en sus
características en las diferentes sociedades y grandes regiones del mundo, todo lo cual
altera inevitablemente la estructura de la sociedad global, a la vez que, de forma dialéctica,
genera cambios en los distintos sub-sistemas de la sociedad (economía, tecnología, cultura,
política, educación) e influye en las variables demográficas. Recordemos que, ya en el siglo
XIX, Emile Durkheim consideraba que las modificaciones en la población constituían un
importante factor de cambio en las sociedades (Durkheim, 1973). En los países en vías de
desarrollo, el paso del régimen antiguo al moderno no ha concluido todavía. La mortalidad
ha descendido en décadas recientes como consecuencia de la preocupación occidental para
mejorar las condiciones de vida en estas sociedades a través del perfeccionamiento en la
atención sanitaria, de una exportación de medicamentos y de la creación de una
infraestructura hospitalaria. La fecundidad, aunque ha descendido en muchos de los países
del mundo, no lo ha hecho al mismo ritmo que la mortalidad, produciéndose un boom de
crecimiento en los países africanos y asiáticos.
Como consecuencia de esta preocupación por el alto crecimiento demográfico que estaban
teniendo las sociedades en vías de desarrollo, se revisa la teoría de la transición
demográfica, asumiendo sus planteamientos pero confiriéndoles un sentido nuevo: si antes
se hacía hincapié en que el desarrollo económico era el desencadenante de la transición,
ahora se sostenía que el descenso de la fecundidad sería el desencadenante del desarrollo,
toda vez que el crecimiento poblacional impedía la acumulación de capital imprescindible
para el despegue industrial.
Componentes demográficos
La mortalidad
En el punto anterior expusimos los componentes demográficos de la teoría de la transición:
la mortalidad y la fecundidad. Ambas son centrales en el proceso más o menos rápido de
transición, habiendo empezado primero el descenso en la mortalidad debido a los adelantos
producidos en Europa y posteriormente llevados a las otras sociedades del mundo,
marcando, pues, un proceso de influencia demográfica global en el sentido de que los
comportamientos demográficos se hacen más similares.
La mortalidad, siendo algo de lo que ningún ser vivo puede escapar, es la primera variable
modificada o alterada por la propia especie humana y la que dio lugar al proceso de
crecimiento demográfico en el que nos encontramos actualmente. Desciende primero en
Europa y otros lugares de poblamiento europeo como Norteamérica y Australia, para -
después de la Segunda Guerra Mundial-, descender en la mayor parte del mundo,
aumentando como consecuencia la esperanza de vida, que pasó de 48.8 a 65 años en la
actualidad.
Entre las causas de este descenso se sitúa el invento de la penicilina y la consecuente
aplicación de vacunas para combatir enfermedades anteriormente consideradas mortales;
una mayor higiene y mejora en la alimentación; la sanidad organizada y generalizada,
asumida como responsabilidad del Estado, y otros organismos internacionales.
Se combaten enfermedades, sobre todo contagiosas, pero surgen nuevas, como el
SIDA/VIH o la reciente "neumonía asiática" o las derivadas del entorno social, como
guerras y conflictos violentos, accidentes de tráfico o del medio ambiente, así como
algunos tipos de cáncer originados por la contaminación ambiental o por catástrofes
naturales.
La fecundidad
La fecundidad designa al número de hijos que tienen las mujeres y tiene dos componentes:
uno biológico y el otro social. El componente biológico alude a la capacidad para
reproducirse, y si bien constituye, como es obvio, una condición necesaria para la
maternidad, no resulta suficiente por sí sola y sobre todo en sociedades donde el peso de la
cultura es cada vez mayor. El que nazcan realmente más o menos niños depende en gran
medida del entorno social en el que viven las personas.
Las oportunidades y las motivaciones para procrear varían considerablemente de unos
entornos a otros, dando lugar a una gran variabilidad en el número de hijos o hijas por
mujer.
Fue en Europa donde comenzó a plantearse el hecho de la reducción del número de hijos e
hijas. Factores de tipo cultural, como el pensar en la educación o mayor bienestar material,
y de tipo científico-técnico, como el invento de nuevas formas de controlar la fecundidad,
fueron los causantes de que se iniciara el proceso de descenso en el número de hijos por
mujer, llegando hasta el momento actual, en el que en algunos países no procrean el
número necesario para el mantenimiento de la población en la generación siguiente,
situándose el índice sintético de fecundidad en 2.1 hijos por mujer.
Dado su componente cultural, en el que se incluye una elección personal, el que la
fecundidad descienda o se mantenga con las tasas características de una fecundidad natural
ha presentado más dificultades que los cambios producidos en la mortalidad.
La estructura por edades
Vinculada con las tasas de fecundidad y mortalidad se sitúa la estructura por edades de la
población. El concepto de estructura por edad y sexo alude al número de personas de una
determinada edad y sexo existente en la sociedad y se construye a partir del input que
constituyen los nacimientos en la edad cero y de las defunciones y movimientos
migratorios a cada edad (Weeks, 1981: 222).
Según sea la proporción de individuos correspondiente a las distintas edades, se considera
que una población es vieja o joven. En general, una población con más de,
aproximadamente, 35 por ciento de sus componentes en edades inferiores a 15 años es
considerada 'joven', y una población con más de 10 por ciento, aproximadamente, de sus
miembros en edades de 65 o más años es considerada 'vieja'. Por otro lado, decimos que
una población rejuvenece cuando la proporción de jóvenes sobre el total aumenta;
inversamente, decimos que envejece cuando aumenta la proporción de personas de edad
sobre el total.
Las migraciones
A principios del siglo XX, Europa dominaba el mundo y los asentamientos de poblaciones
con origen europeo se situaban en América, Oceania y en menor escala Asia y África,
donde, aunque el proceso de colonización aún persistía, la población que se trasladó fue
menor.
Antes de la Primera Guerra Mundial, el número de europeos establecidos fuera de Europa
podía suponerse en 160 millones de personas (Dupáquier, 2002: 29), de los cuales 138
millones se ubicaron en América, 15 millones en Asia, dos millones en África y cinco
millones en Oceanía.
Después de la Gran Guerra, las migraciones internacionales siguieron siendo altas. Entre
1926 y 1930, más de 4 300 000 europeos se desplazaron a otros lugares del planeta.
La Segunda Guerra Mundial supuso también unos desplazamientos importantes de
población por causas políticas y de persecución: judíos europeos hacia América e Israel
(Estado creado en 1948); españoles hacia Francia; desplazamientos rusos hacia Siberia. Son
sobre todo desplazamientos políticos, muchos de ellos organizados por la Organización
Internacional de los Refugiados.
Regional
Un desafío demográfico importante es la oleada creciente de jóvenes de los países en
desarrollo que entran al mercado laboral con aspiraciones elevadas, pero con limitadas
oportunidades de encontrar un empleo productivo. En el mundo existen 1 200 millones de
mujeres y hombres jóvenes entre los 15 y los 24 años, la edad típica para entrar al mercado
laboral. Y faltan aún más jóvenes por venir. Tan sólo en el África Subsahariana la
población entre los 15 y los 24 años probablemente aumentará de 170 millones en la
actualidad a 360 millones para mediados de siglo. Con las tasas de desempleo de los
jóvenes ya de por sí altas, asegurar una educación apropiada y crear empleos para estos
cientos de millones de jóvenes constituyen altas prioridades.
Si no se les da una oportunidad para una vida plena, estas masas de gente joven sin mucha
esperanza en el futuro pueden representar una seria amenaza a la estabilidad social y
política. Pero si se les provee de educación y trabajos apropiados, los jóvenes pueden hacer
uso de su enorme potencial para la innovación, incluidas las habilidades para adoptar
nuevas tecnologías que aceleren el progreso económico y aquellas que hagan viable la
transición hacia una economía verde. Con una larga vida por delante, es probable que los
jóvenes tengan un interés genuino en la sustentabilidad ya que experimentarán por sí
mismos las repercusiones de las tendencias no sustentables.
Las personas se unen y comienzan a tener hijos entre los 15 y 24 años de edad. Se prevé
que las mejorías en la educación y en el empleo tendrán un efecto cada vez mayor en la
disminución de la fecundidad debido a la posposición del matrimonio y la crianza de los
hijos, lo que reducirá el crecimiento demográfico futuro en el mundo en desarrollo. Por
tanto, el asegurar una inversión apropiada en la gente joven -desde una edad temprana,
cuando son plantadas las semillas de su desarrollo futuro- debe ser un componente esencial
de los paquetes amplios de políticas para promover un desarrollo global sustentable.
Las diferentes vulnerabilidades de las personas deben dar forma a las políticas apropiadas
La degradación ambiental y el cambio climático no afectan por igual a todos los países y a
todas las regiones geográficas. La vulnerabilidad también varía significativamente entre las
personas que habitan una misma región, de acuerdo con sus circunstancias
socioeconómicas. Incluso dentro de un mismo hogar los efectos pueden variar de manera
importante según la edad y el género. Las políticas para reducir la vulnerabilidad deben
enfocarse, por tanto, en los segmentos más vulnerables en el interior de los países y las
regiones. Ya no son suficientes las políticas para regiones específicas o para contextos
urbanos o rurales particulares. Ignorar las dimensiones demográficas particulares de la
vulnerabilidad encauzará mal el enfoque de la política y diluirá sus efectos.
La distribución espacial de las poblaciones entre las regiones, entre las comunidades rurales
y la ciudad, y en las ciudades, es una dimensión significativa del desarrollo sustentable. La
migración dentro y entre los países ha sido siempre parte integral de la respuesta humana a
las cambiantes condiciones económicas, sociales y ambientales. Es probable que este
patrón continúe no sólo debido al aumento de las oportunidades económicas que resultan de
la mayor información, las mejoras en los sistemas de transporte y la globalización de la
producción y mercados laborales, sino que será exacerbado por el desplazamiento y los
traslados debidos a la degradación ambiental y a los conflictos civiles.
Los principales factores demográficos que aumentan la vulnerabilidad son la pobreza, la
mala salud, los bajos niveles educativos, la desigualdad de género, la falta de apoyo
familiar para los mayores y la ubicación geográfica desfavorable. Las poblaciones con estas
características también carecen a menudo de una voz política, lo cual las expone a un
mayor riesgo. Entre estas poblaciones, las mujeres y los niños son por lo general los más
pobres y los menos empoderados. La vulnerabilidad se reduce y la capacidad adaptativa
aumenta donde existe inversión en el capital humano de la gente pobre, particularmente en
su educación y más precisamente en la educación de las mujeres y las niñas, cuya
importancia en estos procesos de adopción y adaptación es notable. Es posible que las
políticas que no incluyan elementos específicamente diseñados para esta población no
tengan éxito.
Cinco propuestas para el desarrollo sustentable
Reconocer que los números, las características y las conductas de las personas están en el
centro de los desafíos del desarrollo sustentable y de sus soluciones.
Identificar las subpoblaciones que contribuyan más a la degradación ambiental y aquellas
que sean más vulnerables a sus consecuencias. Especialmente en los países pobres estas
subpoblaciones son fácilmente identificables de acuerdo con la edad, el género, el nivel
educativo, el lugar de residencia y el nivel de vida.
Crear políticas de desarrollo sustentable para tratar a estas subpoblaciones de forma
diferente y apropiadamente de acuerdo con sus características demográficas y su
comportamiento.
Facilitar la inevitable tendencia de aumento en la urbanización de manera que asegure que
los riesgos ambientales y las vulnerabilidades estén bajo control.
Invertir en capital humano -educación y salud, incluyendo la reproductiva- para reducir el
crecimiento de la población, acelerar la transición a las tecnologías verdes y mejorar la
capacidad adaptativa de las personas al cambio ambiental.
Local
La relevancia del estudio del cambio demográfico deriva, sobre todo, de las relaciones que
se presentan entre los aspectos económicos y sociales del desarrollo, así como del
comportamiento del volumen de población y de los cambios en su composición. Son
evidentes, por ejemplo, las implicaciones de la demografía de un país sobre los
requerimientos y las características de los servicios de educación, salud y, en general, de los
servicios públicos. Sin embargo, las vinculaciones entre el cambio demográfico y el
proceso de desarrollo suelen ser más complejas; por una parte, involucran una gran
diversidad de variables socioeconómicas y, por otra, las relaciones de causalidad entre estas
últimas y las variables demográficas pueden operar en ambas direcciones. Sin embargo, la
relación entre demografía y desarrollo está más allá del propósito de este trabajo, baste
notar aquí que tal relación es cambiante en el espacio y el tiempo. Se pueden observar
patrones similares de mortalidad y fecundidad asociados a muy diferentes niveles de
ingreso o bienestar, o bien, dinámicas demográficas que están estrecha o pobremente
vinculadas con el cambio económico. La explicación reside en la intervención de variables
que corresponden a otros ámbitos, como la implementación de políticas públicas ad hoc.
Así, en el caso de México y Nuevo León, la caída en la fecundidad iniciada en la década de
los 70 habría resultado no sólo de factores ligados al proceso de desarrollo (como los
mencionados con anterioridad). La velocidad del cambio en la fecundidad y el hecho de
que éste haya coincidido en el tiempo con la aplicación de una política de control de la
natalidad indican que esta última ha jugado un papel determinante en el proceso del cambio
demográfico.
La importancia que ha tenido dicha política en este cambio hace pertinente aludir al
contexto en que tuvo lugar. El descenso observado en el número medio de hijos de las
mujeres en la década de los 30 en algunos países europeos se explicó de inicio como un
efecto de su alto nivel de desarrollo. Esta idea se plasmó en la llamada Teoría de la
Transición Demográfica.4 En su modelo, que puede denominarse clásico, se distinguen
cuatro etapas: en la primera se registran altos niveles de mortalidad y fecundidad y, por
consiguiente, un lento ritmo de crecimiento de la población; en la segunda, la mortalidad
desciende muy rápido como resultado del proceso de desarrollo, que trae consigo mejoras
en la alimentación, las condiciones sanitarias, la educación y la curación de enfermedades,
entre otros factores, lo cual incide en una aceleración del crecimiento demográfico; en la
tercera se observa un descenso sostenido en la fecundidad —vinculado a factores como el
aumento en los niveles de ingreso y educación—, lo que da lugar a un descenso gradual en
el ritmo de aumento de la población; en la cuarta y última etapa, la mortalidad, la
fecundidad y el crecimiento se estabilizan en niveles muy bajos
El análisis del cambio poblacional en Nuevo León es un estudio de caso que ayuda a
comprender las variaciones observadas en el volumen de la población y su composición en
otras entidades federativas, en la medida en que los rasgos esenciales de la transición
experimentada por cada una de ellas hubiesen sido los mismos, si bien posiblemente con
ritmos diferenciados influidos por sus características socioeconómicas particulares. Así,
siendo Nuevo León una de las entidades más desarrolladas, sus niveles comparativamente
altos de ingreso y educación —por mencionar sólo dos variables— contribuirían a explicar,
si fuese el caso, que su transición se hubiese efectuado a un ritmo más rápido que en
México como un todo y, por lo tanto, que en entidades con un menor grado de desarrollo.

También podría gustarte