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como el acusado, como actores del proceso penal, llegan a un acuerdo mutuo que resulta en la
conclusión del caso sin necesidad de llevarlo a juicio oral. En el contexto de los preacuerdos y las
negociaciones entre la fiscalía y el imputado o acusado, es esencial destacar que estas decisiones
deben obtener la aprobación del juez de conocimiento. Este aspecto es una característica
fundamental del sistema penal acusatorio actual, que, como se mencionó anteriormente, impone
límites y controles legales a las facultades de la fiscalía con el fin de salvaguardar los intereses y
derechos de todas las partes involucradas en el proceso.
Con el fin de humanizar la actuación procesal y la pena; obtener pronta y cumplida justicia;
activar la solución de los conflictos sociales que genera el delito; propiciar la reparación integral de
los perjuicios ocasionados con el injusto y lograr la participación del imputado en la definición de
su caso; la fiscalía y el imputado o acusado podrán llegar a preacuerdos que impliquen la
terminación del proceso. El funcionario, al celebrar los preacuerdos, debe observar las directivas
de la Fiscalía General de la Nación y las pautas trazadas como política criminal, a fin de aprestigiar
la administración de justicia y evitar su cuestionamiento” acto legislativo 03 de 2002.
El principio de la sentencia anticipada, que era característico de la Ley 600 de 2000, no permitía
que hubiera negociaciones previas entre las partes involucradas en el proceso. El fiscal tenía la
obligación inquebrantable de presentar los cargos que resultaran de la investigación en curso, y era
raro que se pudieran modificar esos cargos a través de una negociación.
Una institución relacionada con las negociaciones preacordadas era la audiencia especial
establecida en el artículo 4 de la Ley 81 de 1993. Durante la etapa de instrucción, tanto el acusado
como el fiscal tenían la opción de llegar a acuerdos en relación con aspectos como la adecuación
del delito, el nivel de implicación, el tipo de culpabilidad, las circunstancias del delito, la pena y la
posibilidad de una condena condicional. Esto solo era posible cuando había dudas sustanciales
sobre la existencia de pruebas. Sin embargo, para que esta audiencia especial fuera válida, debía
cumplirse el requisito inquebrantable de la aplicación del principio de legalidad en todos los casos,
sin excepción.
Por lo tanto, los mecanismos de negociación deben ser transparentes y no deben involucrar
estrategias engañosas para obtener la admisión de culpabilidad por parte del imputado o acusado.
Además, es esencial que el contenido del acuerdo sea preciso, es decir, que refleje fielmente las
expresiones de quienes participaron en la negociación. Por último, el imputado o acusado debe
tener una comprensión clara de las implicaciones del acuerdo, ya que al admitir su culpabilidad
con respecto a los cargos formulados en el acuerdo, estará renunciando a derechos
fundamentales, como el derecho a no autoincriminarse, el derecho constitucional a un juicio, el
derecho a interrogar a los testigos y, en general, al ejercicio del derecho a contradecir las
acusaciones en su contra. En resumen, la declaración del acusado debe ser consciente, razonada y
libre de cualquier tipo de defecto.
Dentro de la ley 906 de 2004, se establecen dos tipos de preacuerdos claramente definidos,
dependiendo del punto del proceso en el que se lleve a cabo la negociación:
En el contexto de esta figura, cuando el sujeto pasivo de la acción penal acepta de manera
simple y directa la responsabilidad de los cargos imputados, esto resulta en una reducción
de la pena a la mitad. No obstante, si como resultado de los acuerdos sobre los hechos
imputados se produce un cambio favorable para el imputado en términos de la pena que
se le impondrá, esto servirá como una reducción compensatoria, tal como lo establece el
artículo 351 de la ley 906 de 2004.
b) En una fase posterior al momento procesal mencionado, también es posible llevar a cabo
acuerdos entre el fiscal y el acusado después de que se haya presentado la acusación y
hasta el momento en que el acusado sea interrogado durante el juicio oral, según lo
estipulado en el artículo 352 de la ley 906 de 2004. Una vez que se inicia el juicio oral, el
juez deberá preguntar al acusado si se declara inocente o culpable, y si opta por lo
segundo, el juez lo interrogará para determinar si su decisión está basada en un acuerdo
con la fiscalía. Si la admisión de culpabilidad se fundamenta en un acuerdo con la fiscalía,
esta última deberá informar al juez sobre los términos del acuerdo y la pena que busca. De
acuerdo con el artículo 379 del código de procedimiento penal, si el juez decide aceptar las
declaraciones acordadas, no podrá imponer una pena más severa que la que solicitó la
fiscalía.
En virtud del artículo 352 de la ley 906, los acuerdos alcanzados en esta etapa del proceso
penal y aprobados por el juez resultarán en una reducción de una tercera parte de la pena
que podría imponerse.
Para establecer la relación entre los preacuerdos y el principio de oportunidad, se debe
comenzar por examinar las fuentes formales que regulan su aplicabilidad y contenido.
Por otro lado, a diferencia del principio de legalidad, los acuerdos y negociaciones entre la
fiscalía y el imputado o acusado se derivan de la ley y no directamente de la Constitución
Política. Estos acuerdos son parte de varios proyectos de códigos de procedimiento penal
y, por lo tanto, deben cumplir con la norma general de legalidad. Esto implica que la fiscalía
tiene la obligación de iniciar el proceso penal y llevar a cabo la investigación de manera
obligatoria.
A partir de las características mencionadas de estas dos instituciones procesales, se
derivan conclusiones importantes:
3. Los diferentes proyectos que dieron origen a la Ley 906 desarrollaron el contenido de los
preacuerdos y negociaciones en dos aspectos. En primer lugar, permiten la eliminación de
causales de agravación punitiva, lo cual no parece afectar el principio de legalidad, ya que
aún se cumple con la obligación de llevar a cabo la persecución penal en casos que pueden
constituir un delito. En segundo lugar, se permite la eliminación de cargos específicos
cuando hay falta de evidencia, lo que podría llevar a la preclusión de un delito particular. El
fiscal debe presentar esta solicitud ante el juez de conocimiento, ya que no puede
desvirtuar la presunción de inocencia. Además, el fiscal puede retirar un cargo cuando un
mismo conjunto de hechos da lugar a múltiples calificaciones legales, y la eliminación de
una de ellas no perjudica el ejercicio de la acción penal.
La Ley 906 de 2004 permite la opción de describir una conducta de una manera específica
en los alegatos finales con el propósito de reducir la pena. Sin embargo, esta facultad está
sujeta a ciertos límites. En este sentido, la nueva descripción de un delito con una pena
menor debe estar en línea con los hechos debatidos, ya que sería contrario al principio de
justicia material y no estaría en consonancia con la lógica ni los principios constitucionales
presentar una acusación por un delito de menor gravedad, como por ejemplo, acusar a
alguien por hurto o conspiración para delinquir en un caso de homicidio.
Es evidente que en los argumentos finales, el fiscal no puede solicitar una condena por
hechos diferentes a los incluidos en la acusación. Los hechos fundamentales deben
respetarse, ya que son elementos cruciales que influyen en el juicio. Sin embargo, esto no
significa que, ante la incertidumbre en torno a una descripción específica del delito, el
fiscal no pueda imputar o acusar por un delito de menor gravedad que aún guarda relación
con los hechos en cuestión. Por lo tanto, esta afirmación solo es aplicable cuando el delito
de menor pena es esencialmente congruente con el núcleo de los hechos.
Los preacuerdos en el proceso penal colombiano ofrecen varias ventajas tanto para el
sistema de justicia como para las partes involucradas en un caso. Algunas de las ventajas
más destacadas son:
6. **Flexibilidad:** Los preacuerdos ofrecen a las partes cierta flexibilidad para adaptar el
resultado del caso de acuerdo con las circunstancias específicas. Esto puede ser útil para
adaptar las soluciones a las necesidades individuales de cada caso.
7. **Descarga de los tribunales:** Al permitir que ciertos casos se resuelvan sin un juicio
completo, los preacuerdos ayudan a aliviar la carga de trabajo de los tribunales, lo que
puede permitirles centrarse en casos más complejos y urgentes.
PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD
- La necesidad de que las causales de aplicación sean definidas de manera clara y concisa
por el legislador.
- Su fundamento exclusivo en la Política Criminal.
- Su carácter excepcional, ya que no se aplica en todos los casos.
- La consideración del derecho de las víctimas.
- La obligación del juez de aplicar el Principio de Legalidad en su implementación.
- **En la etapa de juicio oral:** En esta fase, la Fiscalía General de la Nación puede
suspender o renunciar a la persecución penal en los siguientes casos:
- Cuando el imputado o acusado admite su culpabilidad en el delito.
- Cuando el imputado o acusado acepta la responsabilidad por el delito y compensa el
daño causado a la víctima.
- Cuando el imputado o acusado cumple con las condiciones impuestas por el juez de
conocimiento para obtener la suspensión condicional de la pena.