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Psicología del Desarrollo y el Aprendizaje I - Prof. Lic.

Javier Pérez Sobrero

Etapas del desarrollo cognitivo según la teoría de


Jean Piaget

Jean Piaget nació en Suiza en 1896 y murió en el año 1980. Es considerado el padre de la
epistemología genética, y es reconocido por su teoría constructivista del desarrollo de la
inteligencia.
Su formación fue, originalmente, en el área de las ciencias naturales. Sin embargo,
pronto comenzó a interesarse por la educación. Trabajó en una escuela que dirigía
Alfred Binet, quien había desarrollado un test para medir la inteligencia infantil 1.
Piaget, al aplicar los test, no se interesó tanto por el resultado del test, sino por
aquellas respuestas infantiles consideradas “equivocadas”. Notó así que los errores a
determinada edad eran muy similares entre sí y que obedecían a cierta regularidad: no
se trataba de errores al azar o desordenados, sino que la forma o el tipo de error era
similar para la mayoría de los niños y las niñas de edades similares.
Esto lo llevó a suponer que, a ciertas edades, podía haber estructuras, formas de pensar,
que son características de ese momento del desarrollo y que explican por qué algunos
errores suceden con frecuencia en determinados momentos y no en otros. Así fue como
empezó sus estudios sobre la inteligencia infantil y comprobó que a distintas edades se
van atravesando diferentes estadios, es decir, etapas del desarrollo de la inteligencia,
que son diferentes entre sí. Esta diferencia no tiene que ver con que el niño o la niña, al
crecer, van acumulando cada vez más información. Lo que cambia es la manera de
pensar, el modo de abordar los objetos de conocimiento y las herramientas intelectuales
de las que se dispone a cada edad.
Los conceptos esenciales de su teoría se abordan en otro material de lectura 2. Pero es
necesario remarcar que se debe diferenciar entre aquellos conceptos que se refieren a
mecanismos cognitivos y el concepto de estadio.
Los mecanismos son herramientas y procesos que las personas usamos para conocer, y
que se mantienen a lo largo de toda la vida. Con niveles de complejidad diferentes, por
supuesto, tanto el recién nacido como el adulto usan, según Piaget, los mismos
mecanismos para conocer. Por ejemplo, asimilación y acomodación son mecanismos que
usan tanto niños como adultos.
Los estadios, en cambio, son etapas que se atraviesan, cada una de las cuales es una
nace de la anterior, la engloba y la supera (por lo tanto, un niño pequeño y un adulto no
comparten el mismo estadio).
El avance en estas etapas va buscando, según Piaget, el equilibrio. Para Piaget, cada
acción que realizamos las personas nace de una necesidad que, cuando se satisface,
hace que la acción finalice: la bebé llora cuando tiene hambre y deja de llorar cuando

1 Hay un breve video explicativo sobre el test en: https://www.youtube.com/watch?v=rXLvdz1eqps


2 Lo vemos en el texto de Bendersky, B. “Perspectiva psicogenética: revisiones de algunos conceptos
básicos”. En: Elichiry, N. Aprendizajes escolares: desarrollos en psicología educacional. Buenos Aires:
Manantial, 2004.
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come, llegando así a una situación de equilibrio (con la necesidad satisfecha). Sin
embargo, los problemas que debemos resolver se van multiplicando y complejizando a lo
largo de la vida, por lo que es necesario buscar nuevos equilibrios permanentemente y,
para ello, hacen falta herramientas cada vez más complejas y elaboradas: así,
pasaremos de resolver una necesidad sencilla como el hambre con una herramienta
sencilla como el llanto a resolver una situación más compleja (como construir una pared)
con herramientas también más complejas (como la geometría o el cálculo matemático).
Hay edades esperables para que el niño o la niña atraviesen cada etapa, aunque, por
supuesto, sus límites son relativos y pueden acelerarse o retrasarse. Como ya fue visto,
el desarrollo de una persona depende tanto de factores biológicos (maduración, buena
salud, buena alimentación, ausencia de enfermedades, etc.) como de factores sociales
(recibir estimulación adecuada, por ejemplo). Estas variables hacen que cada persona
pueda atravesar los estadios a una velocidad diferente.
Lo que no cambia, según Piaget, es el orden en el que se pasa por cada uno de los
estadios. Y esto es así porque para alcanzar un estadio se requieren las herramientas del
estadio anterior. Cada nueva habilidad o capacidad nace de otras que se adquirieron
antes, y por eso a su teoría se la llama “genética”, no en el sentido de los genes
biológicos que se heredan de los padres, sino que proviene de “génesis”: el proceso que
da origen a alguna cosa.
Los estadios son cuatro y fueron estudiados por Piaget a lo largo de muchos años hace ya
varias décadas. Hay quienes sostienen que, hoy en día, debido a los cambios sociales y a
la mayor estimulación que en general tenemos alrededor, algunos procesos se han
acelerado y algunos avances suceden más rápido.

ESTADIO SENSORIO-MOTOR
Es la primera de las etapas y va desde el nacimiento hasta aproximadamente los dos
años. Como su nombre lo indica, en esta etapa la inteligencia del niño o la niña tiene
como herramientas lo que perciben sus sentidos y aquello con lo cual puede interactuar
de manera directa usando su cuerpo. En este primer momento, el niño o la niña conocen
principalmente aquello que pueden ver, escuchar, chupar, morder, tocar o agarrar. Su
forma de aprender es a través de su cuerpo y la acción directa sobre el mundo.
Piaget sostiene que al comienzo de este estadio los esquemas de acción son esquemas
reflejos. La principal herramienta para sobrevivir con la que contamos al nacer son los
reflejos. Se trata de funciones biológicas que, como especie humana, traemos desde el
comienzo de la vida, sin necesidad de aprenderlas. Pero en sus investigaciones Piaget
notó que, pronto, los reflejos se convierten en algo más que una simple forma de
sobrevivir. El reflejo de succión, por ejemplo, además de permitir que el niño o la niña
se alimenten, es también una manera de conocer el mundo: se lleva cosas a la boca no
sólo para comer sino también por curiosidad. Así aprende que algunas cosas son dulces,
otras amargas, algunas son suaves y otras desagradables. Más adelante incluso aprenderá
que, cuando se lleva algunas cosas a la boca, los adultos de su alrededor lo felicitan,
mientras que cuando se lleva otras cosas, lo retan o se asustan. Del mismo modo
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funciona, por ejemplo, el reflejo de prensión palmar: al comienzo, agarrando cualquier


objeto que se le ponga en la palma de la mano, y luego comenzando a elegir qué agarrar
para manipularlo, arrastrarlo, golpearlo, etc.
Los reflejos, entonces, comienzan siendo una forma de supervivencia y se convierten,
gradualmente, en una herramienta de aprendizaje que el niño o la niña empiezan a usar
voluntariamente. A medida que se usan, van convirtiéndose en un “esquema”, una
forma ordenada de asimilar nuevos conocimientos. El o la bebé comienzan manejando
los reflejos con los que nacen de manera cada vez más precisa para luego aplicarlos a
diferentes objetos. De esta forma se van formando los primeros hábitos (como llevarse
el dedo a la boca y chuparlo) que suelen nacer de lo que Piaget llama “reacciones
circulares”: se trata de acciones que el o la bebé realizan de manera casual pero que, al
obtener un resultado deseado o interesante, empiezan a repetir voluntariamente (por
ejemplo: un o una bebé puede mover sus brazos al azar, pero si en ese movimiento
golpea algún objeto que hace ruido y ese sonido le parece atractivo, lentamente
empezará a entender y a intentar golpearlo a propósito para volver a escucharlo).
Según Piaget, entonces, hay inteligencia antes del dominio del lenguaje. ¿Por qué?
Porque Piaget no considera que la inteligencia sea sólo verbal, matemática o racional.
Para él, la inteligencia permite, principalmente, la adaptación al entorno, y esto gracias
a que sirve para resolver problemas. Y el niño y la niña, aún sin poder hablar ni
comprender lo que se les dice, son capaces de resolver problemas: las primeras veces
que llora por hambre, por frío o por cualquier otra sensación desagradable, no lo hace
para llamar a la madre sino sólo como una expresión de su malestar, pero con el tiempo
aprende que llorar hace que su madre se acerque, le preste atención y le dé satisfacción
a su necesidad. Aún sin poder explicarse esto mentalmente, aprende a usar su llanto
para resolver una necesidad, y eso es una expresión de la inteligencia.
A nivel práctico, además, el niño o la niña a esta edad es capaz de construir algunas
nociones (que, por supuesto, no podrían “explicar” como un adulto, pero que les sirven
en su acción). Una de estas nociones es la de “objeto permanente”, es decir, la idea de
que los objetos de la realidad siguen existiendo aunque el niño o la niña no pueda
percibirlos. Aunque nos parezca extraño, esta idea no viene dada desde el nacimiento
sino que debe construirse: si a un bebé de pocos meses algún objeto le llama la
atención, posiblemente se mueva intentando agarrarlo o acercarse a él, o lo siga con la
vista. Pero si este objeto es tapado u ocultado, el bebé dejará de buscarlo, como si
hubiera dejado de existir. Cuando construya la noción de “objeto permanente” sabrá
que las cosas, aunque no las vea, siguen existiendo, y entonces si se le oculta el objeto
que le interesa, lo buscará igual, sabiendo que tiene que estar en algún lado (levantando
la manta con la que se lo tapó o buscándolo detrás de un mueble, por ejemplo). Esta
noción suele alcanzarse, según Piaget, entre los 8 y los 12 meses de vida. Estudios
posteriores señalaron que podría suceder antes3.
Otra noción que se comienza a desarrollar de manera práctica en esta etapa es la de
3 Algunos estudios señalaron la permanencia de objeto en niños y niñas de 5 meses, o incluso 3. En
este video se puede ver un momento intermedio en el que la construcción de la noción de objeto
permanente comenzó pero no está finalizada: el bebé es capaz de buscar el objeto debajo del trapo pero
luego, cuando lo cambian de lugar, vuelve a buscarlo en el primer lado, aunque se haya movido el objeto
frente a sus ojos: https://youtu.be/6NGq6SHOE5k
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causalidad, es decir, la idea de que alguna acción suya puede tener algún efecto. Si bien
no es comprendida como podría hacerlo un adulto, sí se observa que, a medida que el
aprendizaje avanza, el o la bebé empiezan a entender que, por ejemplo, el tirar de una
cuerda puede servir para atraer algún objeto, o el usar un palo puede ayudar a alcanzar
algún objeto alejado. Es una forma de uso de herramientas y es muy importante, porque
cuando se comprende este funcionamiento el niño o la niña dejan de estar limitados a
intervenir en el mundo sólo a través de su cuerpo, y pueden usar herramientas para
llegar más alto, tener más fuerza, alcanzar cosas alejadas, etc.
Este primer estadio finaliza con la adquisición del lenguaje ya que, según Piaget, el
lenguaje es, al igual que un palo, una soga o una silla, una herramienta, un instrumento
que sirve para accionar sobre el mundo, pero, a diferencia de el palo o la silla, que son
objetos materiales, en el caso del lenguaje se trata de una herramienta cognitiva.

Síntesis del estadio sensorio-motor: va desde el nacimiento hasta los dos


años. La inteligencia es práctica; se utiliza el cuerpo y los sentidos para
conocer. Durante esta etapa, el niño usa sus reflejos de manera cada vez más
voluntaria (ejercicio de los reflejos), repite acciones que comienzan siendo
casuales (reacciones circulares), comprende que las cosas del mundo siguen
existiendo aunque no las vea (permanencia de objeto) y comienza a usar
herramientas sencillas de manera práctica para aumentar las posibilidades de
acción sobre el mundo.

ESTADIO PRE-OPERACIONAL O PRE-OPERATORIO


Se desarrolla entre los dos y los seis o siete años, aproximadamente. Se trata de un
periodo largo y, por lo tanto, hay muchas diferencias entre el comienzo y el final. No
obstante, a lo largo de toda esta etapa, según Piaget, la inteligencia no domina todavía
el pensamiento lógico, que Piaget llama “operaciones” (por eso el estadio se llama “pre-
operatorio”).
El punto clave para el cambio de estadio es el dominio del lenguaje. Incorporar el
lenguaje le permite al niño o la niña pensar sobre la realidad y comunicarse con otras
personas para aprender, y ya no solamente (como en el estadio anterior) actuar de
manera directa. Dicho de otro modo: si antes debía hacer la experiencia real de subirse
a una silla para alcanzar un juguete, ahora es capaz de pensar y evaluar, antes de
hacerlo, si el subirse a una silla le permitirá alcanzar su objetivo, o si le conviene
subirse a alguna otra cosa o incluso pedirle a alguien que se lo alcance. Por esto es que
Piaget dice que la inteligencia en este momento se convierte en “acción interiorizada”:
nos permite pensar, decidir y evaluar posibles acciones sin necesidad de llevarlas a cabo
realmente.
Otra cosa muy importante que permite el lenguaje es la socialización, la comunicación
con otras personas, potenciando la capacidad de aprender, no ya solamente de las
experiencias propias, sino también de las experiencias de los demás: podemos así
aprender cosas que jamás vivimos. En la situación que mencionamos permitiría, por
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ejemplo, que algún adulto le indique (y él o ella comprenda) que para alcanzar su
juguete tiene que subirse a una silla. Pero, también, ahora es posible que el adulto le
prohíba que se suba a la silla, y que el niño o la niña lo comprenda, comenzando a
incorporar normas y reglas, cosas permitidas y cosas que no lo están.
Finalmente, sostiene Piaget, el lenguaje le permite al niño o la niña comenzar a
comprender las nociones de pasado y futuro (puede organizar sus experiencias anteriores
o próximas a través de un relato) y es usado, también, en “monólogos” o “soliloquios”:
discursos que el niño o la niña hacen en voz alta que no se dirigen a nadie sino a sí
mismos. Esta forma de hablarse a uno mismo a temprana edad va reforzando la
capacidad del pensamiento (en buena medida, pensamos con el lenguaje y con
palabras).
Durante esta etapa, entonces, se va desarrollando ese aspecto simbólico de la
inteligencia, lo cual no sólo permite esta “acción interiorizada” sino también, por
ejemplo, el comienzo del juego simbólico, en el cual el niño o la niña imitan roles o
funciones de adultos: juegan a la mamá, a la maestra, al doctor, al colectivero, etc. Por
supuesto, no sucede de golpe al comienzo del estadio, sino que se va dando a lo largo de
toda la etapa, gradualmente.
Al principio de este estadio, al igual que durante todo el estadio anterior, el
pensamiento del niño o la niña es llamado egocéntrico. Esto significa que se considera el
centro de lo que sucede y cree que las cosas están hechas y pensadas para él o para
ella. Esto no es un rasgo de egoísmo ni tiene que ver con la personalidad, es
simplemente un momento en la evolución de la inteligencia por el que es necesario
atravesar (para poder “ponerse en el lugar del otro” o ver las cosas desde otro punto de
vista hace falta que la inteligencia avance todavía más).
Durante esta etapa el pensamiento también es animista, lo cual significa que dota de
intención a fenómenos físicos o naturales como si se tratara de seres vivos. Pueden
encontrarse entonces expresiones que le atribuyen intenciones a la naturaleza,
intenciones de las cuales él o ella son el centro: así, el mar fue creado para que él o ella
se bañe en el verano, el sol sale a la mañana para que pueda ir al jardín o el viento
sopla para secar su ropa. El pensamiento también es finalista, es decir, que se cree que
todas las cosas “suceden para” algo, tienen una finalidad, como si se trataran de
fenómenos con intención. Nuevamente, para comprender que la naturaleza o muchos
fenómenos de alrededor funcionan según sus propias lógicas, hace falta que la
inteligencia avance más e incorpore, por ejemplo, el pensamiento lógico.
Otro resultado del egocentrismo es no poder entender el punto de vista de otra persona
ni poder incluirse como un elemento más (y no siendo el centro) en una estructura
mayor, por lo cual puede ser difícil, por ejemplo, el practicar deportes de manera
ordenada y según reglas. Muchas veces puede verse, en niños o niñas pequeñas que
juegan al fútbol, que no conforman un verdadero equipo sino que cada uno busca por su
lado conseguir la pelota y patear al arco.
En este momento el pensamiento también es intuitivo. El niño y la niña comienzan a
manejar ciertas intuiciones de algunos conceptos lógicos o matemáticos, pero no son
capaces todavía de comprenderlos y usarlos en operaciones lógicas. Así, por ejemplo, si
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se le da una hilera con cinco fichas puestas cada cinco centímetros, dando lugar a una
hilera de 25 cm., y se le pide que realice una igual, posiblemente ponga fichas en hilera
hasta ver que ocupa aproximadamente el mismo espacio que la fila que le mostraron,
pero sin considerar cuántas fichas usó. Puede amontonar más fichas o poner menos
fichas más espaciadas, sin considerar todavía la dimensión de la cantidad, pero sí tiene
claro que el espacio que debe ocupar la fila que está haciendo debe ser similar al de la
fila que copia. Dicho de otro modo, se guía más bien a partir de lo que ve, sin (todavía)
ser capaz de comprender las relaciones entre los objetos (cantidad de fichas, distancia
entre ellas, etc.)
Otro ejemplo de este pensamiento intuitivo, que no es todavía lógico, es que no es
capaz aún de considerar varias dimensiones de un objeto o problema a la vez. Por
ejemplo, si se le presentan dos vasos con la misma cantidad de agua y luego se pasa el
agua de uno de ellos a otro recipiente más angosto, el agua quedará a un nivel más alto
(como cuando te sirven el trago en un vaso angosto y lleno de hielo en el boliche para
que parezca más). Si se le pregunta dónde hay más agua, durante este estadio
posiblemente el niño o la niña digan que hay más en el vaso angosto (porque el agua
llega hasta más arriba) o en el vaso bajo (porque es más ancho). Pero lo que no podrá
hacer es darse cuenta de que una dimensión (la altura) se compensa y se neutraliza por
la otra (el ancho) y que, por lo tanto, si no se agregó ni se quitó agua, sigue habiendo la
misma cantidad aunque su forma en los vasos cambie4.
Esta forma de pensamiento también se expresa en las relaciones sociales y en las normas
morales que adopta el niño o la niña: Piaget considera que tiene una “moral
heterónoma”, es decir, que sus normas y valores no son propios todavía, sino que están
basados en aquellos que les transmiten los padres o los adultos a quienes respetan.
Hacia el final de este estadio, las normas (incluso las reglas para los juegos o los
deportes) empiezan a entenderse como una construcción humana y, por lo tanto,
posibles de ser modificadas.
El final de esta etapa y el comienzo de la siguiente están marcados por la posibilidad de
poder realizar operaciones lógicas.

Síntesis del estadio pre-operatorio: va desde los dos hasta los seis años,
aproximadamente. Comienza con la adquisición del lenguaje, lo que permite
que la inteligencia empiece a ser menos práctica y, de a poco, cuente con
herramientas más simbólicas y abstractas. Durante esta etapa, el niño
adquiere el pensamiento simbólico (gracias al lenguaje), y tiene un
pensamiento egocéntrico (colocándose en el centro de todos los sucesos),
intuitivo (guiándose en buena medida por lo que percibe) y mágico y animista
(otorgándole “voluntad” a fenómenos naturales).

4 En este video se ve con claridad una niña en un punto intermedio: parece reconocer que “hay la misma
cantidad” (para lo cual se requiere pensamiento operatorio) pero luego se arrepiente y se guía por lo que
ve (pensamiento intuitivo). La edad precisamente está en el punto de pasaje entre un estadio y otro.
Video: https://youtu.be/mSmD1xbL7UQ
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ESTADIO DE LAS OPERACIONES CONCRETAS


Esta etapa ocurre entre los seis o siete años y los doce, aproximadamente. El comienzo
de este estadio coincide con el inicio de la escuela primaria. El niño y la niña comienzan
a desarrollar un pensamiento de tipo lógico, permitido por el hecho de que su
egocentrismo del estadio anterior desaparece. A partir de ahora podrá separar su punto
de vista del punto de vista de los demás, lo que le permite ir comprendiendo el mundo
de manera menos subjetiva (menos centrada en sí mismo) y más objetiva.
A partir de este “descentramiento” de su forma de pensar aparece el trabajo
cooperativo, el razonamiento con los otros, la práctica correcta de actividades grupales
que implican orden y reglas y, también, por ejemplo, la capacidad de mentir de manera
más elaborada (derivada de su capacidad de pensar “relatos” de manera coherente y
lógica). En el estadio previo, las “mentiras” eran más bien fabulaciones o inventos,
improvisadas para conseguir algo o por puro ejercicio de su fantasía. Para un niño del
estadio pre-operatorio, una mentira es peor cuanto más se aleja de la realidad. Un niño
de este estadio, en cambio, puede juzgar las mentiras según la intención del que las
dice (porque desapareció su pensamiento egocéntrico y puede ponerse en el lugar del
otro y comprender su punto de vista y su intención) y considerará que es peor cuando se
miente a propósito o para obtener algún beneficio, aunque la mentira no sea tan grande
ni tan fabulosa. En este estadio, además, las mentiras están más desarrolladas y puede
argumentar y sostenerlas en el tiempo. ¿Por qué? Porque mentir de manera consciente y
eficaz necesita de cierto desarrollo de la inteligencia: hay que conocer la verdad, hay
que saber que la otra persona no la conoce (porque no estuvo presente, porque no vio lo
que sucedió; es decir, hay que tener consciencia de que el punto de vista del otro es
diferente al mío), hay que imaginar una “verdad” alternativa (que sea creíble; por lo
tanto, lógica) y hay que tener habilidades sociales para “venderle” esa mentira a otra
persona.
Todo esto es posible, entre otras cosas, por haber superado el egocentrismo y poder
diferenciar el punto de vista propio del ajeno, lo cual también permite el juego
competitivo y con reglas, en las cuales deben ponerse de acuerdo y luego cumplirlas. Ya
no se trata sólo de jugar junto a otros por pura diversión sino que ahora son capaces de
acomodarse a unas normas que ordenan el juego y dentro de las cuales los niños o niñas
no son el centro ni tienen ningún privilegio, sino que deben obedecerlas para que el
juego tenga sentido.
Durante esta etapa el niño y la niña comienzan a incorporar las nociones de sustancia,
peso y volumen (y comprende su conservación en ese orden5), que son fundamentales
para ir construyendo el conocimiento del mundo físico, y con ellas realiza
“operaciones”. Una operación concreta es cualquier acción de reunir, organizar o

5 El hecho de que el niño o la niña posea la noción de “conservación” de sustancia, peso o volumen,
significa que es capaz de darse cuenta de que, cuando no se añaden ni quitan elementos, la cantidad de
materia, peso o volumen es siempre la misma aunque cambie de forma o deje de verse. Esto es
importante porque le permite ir comprendiendo el mundo a través del razonamiento, más allá de lo que
los sentidos perciban (aunque parezca que cambió la cantidad, no puede haber cambiado si no se agregó
ni quitó nada). Piaget dice que las operaciones sirven para “corregir la intuición perceptiva, siempre
víctima de las ilusiones del punto de vista momentáneo”. Para una mejor comprensión, véanse los
experimentos de Piaget en alguno de los videos que figuran al final.
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clasificar series de objetos: significa aplicar algún tipo de orden al mundo que se
conoce6. Son “concretas” porque, para poder realizar estas operaciones, el niño o la
niña necesita tener los elementos delante y poder manipularlos. Todavía “piensan con
los ojos y con las manos” y necesitan comprobar ese pensamiento mediante la acción;
no son capaces, todavía, de hacerlo de manera completamente abstracta, solamente
con su pensamiento.
El nuevo pensamiento lógico del niño le permite, ahora sí, entender las nociones de
“conservación” de la materia, el peso y el volumen. Es decir, el niño o la niña
comprenden que, aunque un objeto cambie de forma (cambiar el líquido de un vaso a
otro, o cambiar la forma de una bola de masa) siempre hay la misma cantidad, o pesa lo
mismo, u ocupa el mismo espacio cuando no se agregó ni se quitó nada. Puede, ahora,
hacer lo que no podía con el pensamiento intuitivo del estadio anterior: considerar más
de un aspecto o dimensión a la vez. Pero no debe olvidarse que esto sucede
gradualmente y que depende bastante de que el niño o la niña puedan manipular o
experimentar con los objetos (“piensan con los ojos y con las manos”) o de qué tan
evidente sea la transformación de la materia (pueden llegar a darse cuenta cuando la
transformación es pequeña, pero dudar cuando es demasiado grande).
El pensamiento operatorio además es reversible: al igual que las operaciones
matemáticas, donde una resta deshace una suma y deja todo en la situación inicial, se
comprende ahora que si pasar el agua a un vaso más alto hace que (supuestamente,
según lo que ve) tenga más agua, el hecho de volverlo al vaso inicial hará que otra vez
(supuestamente) “vuelvan a tener lo mismo”.

Síntesis del estadio de las operaciones concretas: va desde los seis hasta los
doce años, aproximadamente. Comienza con la adquisición del pensamiento
operatorio (lógico), adquisición que es gradual y parcial porque todavía
necesita la experimentación real sobre los objetos del mundo (no es del todo
abstracto). En esta etapa se adquiere la noción de conservación de la
sustancia, el peso y el volumen: es decir que, gradualmente, entiende que
“puede haber “la misma cantidad de” algo aunque parezca que no. Abandona
de este modo el pensamiento intuitivo, y esto le permite también realizar
mejor tareas como clasificar objetos o ponerlos en orden (seriación).

ESTADIO DE LAS OPERACIONES FORMALES


El último estadio comienza alrededor de los doce años e implica el paso del pensamiento
concreto al pensamiento abstracto. A partir de esa edad, los niños y las niñas ya pueden
hacer operaciones pero sin tener los objetos delante, solamente con sus símbolos o
representaciones. A este razonamiento que no necesita la presencia de las cosas y que
puede funcionar con palabras o símbolos matemáticos, se le llama pensamiento formal o
6 Las operaciones lógicas incluyen razonamientos como los siguientes: “es igual que”, “es mayor
que”, “es menor que”, “A no es B”, “si A es igual a B y B es igual a C, entonces A es igual a C”, y también
operaciones de clasificación (reunir todos los elementos que corresponden a una categoría) y seriación
(ordenar elementos según algún criterio).
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hipotético-deductivo.
Con este tipo de pensamiento se pueden extraer conclusiones desde unas premisas sin
que el problema exista realmente. No se trata de “fantasear” o imaginar cosas de
manera desordenada, como lo haría un niño de menos edad, sino de tener la capacidad
de partir de afirmaciones o ideas que no necesariamente son verdaderas (o de hechos
que no existen o cosas que no sucedieron aún) para seguir un razonamiento: si sucede
determinada cosa, sucederá alguna otra. Por ejemplo, si se plantean las siguientes
premisas: “todos los pizarrones son verdes” y “en el aula hay un pizarrón”, la conclusión
necesaria de ese razonamiento, si se aceptan las premisas como verdaderas, es que el
pizarrón del aula es verde, y para eso no necesitamos ir al aula a verificarlo.
Si retomáramos las experiencias de conservación de la materia, el peso y el volumen que
mencionamos anteriormente, veríamos que en este estadio las personas ni siquiera
necesitan mirar los objetos para decidir si “hay más o hay menos”: si no se agregó ni se
quitó nada (y como la materia no se crea ni se destruye) hay la misma cantidad, sea que
pasemos el agua a un vaso ancho, a uno angosto, la desparramemos en el suelo o
dejemos que se evapore. De hecho, pueden pensar y responder a estas preguntas sin
necesidad de hacer el experimento, sencillamente porque el pensamiento ya es capaz
de funcionar de manera completamente abstracta.

Síntesis del estadio de las operaciones formales: comienza alrededor de los


doce años y continúa por el resto de la vida. Se trata del pensamiento ya
adulto. Su principal característica es que las adquisiciones del estadio
anterior (las operaciones mentales, lógicas) dejan de ser “concretas” y se
vuelven completamente abstractas. Se adquiere el pensamiento hipotético-
deductivo.

Enlaces de interés
Hay en internet muchísimos videos relacionados con los estudios de Piaget. Uno que
combina la explicación teórica con muestras de los experimentos se llama “Piaget
explica a Piaget”. Está dividido en tres partes. Los enlaces son los siguientes:
 Parte 1: https://www.youtube.com/watch?v=NuDjscvqE08
 Parte 2: https://www.youtube.com/watch?v=zYnlnYiWfoE
 Parte 3: https://www.youtube.com/watch?v=5H-wMcVHaAU

En este enlace también hay diversos experimentos (aunque el sonido está un poco bajo):
https://www.youtube.com/watch?v=opm4HqhCGRQ

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