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La malaria (o paludismo) es una enfermedad causada por un parásito Plasmodium, el cual

es trasmitido por la picadura de un mosquito infectado. Sólo el género anófeles del


mosquito transmite la malaria. Los síntomas de esta enfermedad pueden incluir fiebre,
vómito y/o dolor de cabeza.

La malaria ha infectado a los humanos durante más de 50 000 años, y puede que haya
sido un patógeno humano durante la historia entera de nuestra especie, hipótesis que
también se apoya en la observación de especies cercanas a los parásitos humanos de la
malaria en los chimpancés, pariente ancestral de los humanos. Además, se encuentran
referencias de las peculiares fiebres periódicas de la malaria a lo largo de la historia,
comenzando desde 2700 a. C. en China. La malaria era endémica en África hasta que fue
distribuida al continente americano con el tráfico trasatlántico de esclavos africanos
comenzando en el siglo 15. Algunos de los esclavos africanos, muchos de los cuales
tenían mayor inmunidad, tenían enfermedades como la malaria y la fiebre amarilla y
provocaron pandemias entre las naciones indígenas de las Américas e incluso en los
colonistas europeos.

Los estudios científicos sobre la malaria hicieron su primer avance de importancia en


1880, cuando el médico militar francés Charles Louis Alphonse Laveran, quien trabajaba
en Argelia, observó parásitos dentro de los glóbulos rojos de personas con malaria.
Propuso por ello que la malaria la causaba un protozoario, la primera vez que se identificó
a un protozoario como causante de una enfermedad.

En la actualidad, el paludismo se transmite a las personas por la picadura de hembras


infectadas del mosquito Anopheles. Las transfusiones de sangre y las agujas
contaminadas también pueden transmitir el paludismo. Los primeros síntomas pueden ser
leves, similares a los de muchas enfermedades febriles y, por eso mismo, difíciles de
reconocer como indicativos de paludismo, algo muy importante que se debe destacar
sobre la enfermedad es, la manera de manifestación en el organismo humano; es fiebre,
sudoración y escalofríos, que aparecen 10 a 15 días después de la picadura del mosquito.
Las muestras de sangre son examinadas con un microscopio para diagnosticar la malaria,
en donde el parásito es detectado dentro de los glóbulos rojos. Las pruebas de
diagnóstico rápido (RDTs) son usadas para diagnosticar la malaria en áreas remotas en
donde el microscopio no puede ser utilizado. De no tratarse, el paludismo por P.
falciparum puede desembocar en un cuadro clínico grave y causar la muerte en 24 horas.
Hay cinco especies de parásitos del género Plasmodium que causan paludismo en el ser
humano. De ellas, las que encierran mayor peligro son dos: P. falciparum y P. vivax. P.
falciparum es el más mortífero de los parásitos palúdicos y también el más prevalente en
el continente africano, mientras que en la mayoría de los países de fuera del África
subsahariana el parásito predominante es P. vivax. Las otras especies que pueden
infectar a los humanos son P. malariae, P. ovale y P. knowlesi.
La malaria, también conocida como paludismo, es una enfermedad causada por el
parásito Plasmodium, que se transmite a través de la picadura de un mosquito infectado
del género Anopheles. Los síntomas pueden incluir fiebre, dolor de cabeza y vómitos.

Se cree que la malaria ha sido un patógeno humano durante toda la historia de nuestra
especie, y se han encontrado parásitos similares a los humanos en los chimpancés,
nuestros antepasados. Los registros históricos muestran fiebres periódicas similares a la
malaria que datan del año 2700 a.C. en China. La malaria era endémica en África hasta
que fue llevada al continente americano con el tráfico de esclavos africanos en el siglo XV.
Algunos de los esclavos africanos tenían enfermedades como la malaria y la fiebre
amarilla, lo que provocó pandemias entre las naciones indígenas de las Américas, así
como entre los colonos europeos.

En 1880, el médico militar francés Charles Louis Alphonse Laveran descubrió que la
malaria era causada por un protozoario. Hoy en día, el paludismo se transmite por
hembras infectadas del mosquito Anopheles, así como por transfusiones de sangre y
agujas contaminadas. Los primeros síntomas pueden ser difíciles de detectar, ya que son
similares a los de muchas otras enfermedades febriles. Sin embargo, la fiebre, la
sudoración y los escalofríos aparecen 10-15 días después de la picadura del mosquito. La
malaria se diagnostica examinando muestras de sangre con un microscopio, en donde se
puede detectar el parásito dentro de los glóbulos rojos. En áreas remotas, donde no se
puede utilizar un microscopio, se utilizan pruebas de diagnóstico rápido (RDTs) para
diagnosticar la malaria. Si no se trata, el paludismo por P. falciparum puede ser mortal en
24 horas.

Existen cinco especies de Plasmodium que causan paludismo en los humanos, siendo las
más peligrosas P. falciparum y P. vivax. La primera es la más mortífera y prevalente en el
continente africano, mientras que la segunda es común en la mayoría de los países fuera
del África subsahariana. Las otras especies que pueden infectar a los humanos son P.
malariae, P. ovale y P. knowlesi.

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