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“Porque son los hombres los que constituyen una ciudad, y no unas
murallas o unas naves vacías de hombres” (Tucídides, 7. 77. 7).
“Aquellos que sin romper las filas se arriesgan a llegar al cuerpo a cuerpo y a alinearse en la
vanguardia, mueren en menor número y salvan a los de detrás” (Fragmento 7, 11-13).
“Ea pues, que cada uno de vosotros permanezca en su puesto con las piernas bien abiertas,
firmemente apoyado en el suelo con los dos pies, mordiendo el labio con los dientes,
cubriéndose los muslos, las piernas, el pecho y los hombros con el vientre del ancho escudo;
que blanda en la diestra la poderosa lanza y agite sobre la cabeza el terrible penacho; que
realizando hazañas aprenda a luchar y teniendo escudo no se quede fuera del alcance de las
armas arrojadizas. Acercaos al enemigo y matad a un guerrero contrario en el cuerpo a cuerpo,
hiriéndole con la lanza o con la espada; poniendo el pie junto al pie, apretando el escudo contra
el escudo, el penacho con el penacho, el casco con el casco y el pecho contra el pecho, luchad
cuerpo a cuerpo contra un guerrero enemigo, empuñando la espada o la larga lanza. Y vosotros,
los de la infantería ligera, agachados aquí y allá debajo del escudo, arrojad grandes piedras y
disparadles dardos de astil bien trabajado, colocados junto a los hoplitas” (Frag. 7, 20-38).
FALANGE GRIEGA. RECONSTRUCCIÓN IDEALIZADA
SYNTAGMA (256 HOMBRES)
FALANGE
MACEDÓNICA
(RECONSTRUCCIÓN)
Armadura de hoplita hallada en Argos (c.
720 a.C.)
a) Aríbalo de
Lequeo (ca. 690 a.
C.)
b) Aríbalo
protocorintio (ca.
640).
c) Alabastro
protocorintio (ca.
640 a. C.)
Figuritas de plomo halladas en el templo de
Ártemis Ortia. Representan guerreros y
músicos
ESTATERA (2 DRACMAS) DE EGINA
EL ÁTICA
LA ATENAS ARISTOCRÁTICA. INSTITUCIONES
Asamblea: Ekklesía
Magistrados: Arcontes (epónimo, polemarco, basileus,
tesmotetas)
Consejo: Areópago
6 óbolos: 1 dracma
100 dracmas: 1 mina
60 minas: 1 talento
Asamblea: Ekklesía
Magistrados: Arcontes (epónimo, polemarco, basileus,
tesmotetas)
Consejo: Bulé (400 miembros)
Principal instancia judicial: Areópago
FICHAS DE
VOTO DE LOS HELIASTAS
Mapa de Laconia
Plano de la ciudad de Esparta
Localidades espartanas con población
perieca
LAS LEYES ESCRITAS Y LA EDUCACIÓN
“Licurgo no dejó escritas sus leyes, sino que una de las llamadas
retras es justamente ésa. Pensaba, en efecto, que la normas más
eficaces e importantes para lograr la felicidad de una ciudad y la
virtud se conservan inalterables, cuando se han inculcado en los
caracteres y métodos educativos de los ciudadanos y en firme
tienen éstos la capacidad de libre elección, vínculo más fuerte que
la necesidad y que genera en los jóvenes la educación” (Plutarco,
Vida de Licurgo XIII, 1-2)
La agogé de los espartanos
"Pues bien, de los demás griegos los que dicen que educan mejor a sus hijos, en cuanto los
niños comprenden lo que se les dice, inmediatamente los envían a la escuela para que aprendan
las letras, números y gimnasia. Además ablandan los pies de los niños con calzados y con
cambios de vestido afeminan sus cuerpos; y éstos consideran su vientre como medida de
alimentación. Pero Licurgo, en vez de que cada uno por su cuenta hiciera pedagogos a esclavos,
puso al frente de aquéllos a un hombre de entre los que detentaban las más altas magistraturas,
llamado paidónomo; y le dio autoridad para reunir a los niños y castigar con firmeza, si
descubría que alguno era negligente. Le asignó también un grupo de jóvenes provistos de
látigos, para castigarlos cuando hiciera falta, de modo que un gran respeto y una gran
obediencia son allí inseparables. Y, en vez de ablandar los pies con calzado, ordenó endurecerlos
sin calzado, creyendo que si hacían este ejercicio, más fácilmente subirían por lugares
escarpados y con más seguridad bajarían las pendientes y andarían y saltarían y correrían más
rápido. Y, en vez de afeminarse con vestidos, pensaba que debían acostumbrarse a llevar un
único vestido durante el año, pues creía que de esta forma harían frente mejor al frío y al calor.
Y en cuanto a la comida ordenó que el joven tuviese tanta que ni estuviese harto por exceso ni
desconociera el vivir con necesidad, creyendo que los educados así podrían mejor, en caso
necesario, resistir sin comer, y que, si se les pidiera, podrían mejor tener para más tiempo con la
misma comida..." (Jenofonte, La República de los lacedemonios II, 1-5)
Licurgo y la organización de los syssitía