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Evidencia Empírica de Heckscher Ohlin

El teorema de Heckscher-Ohlin establece que un país exportará bienes


que utilizan en forma relativamente intensa el factor de producción
relativamente abundante del país e importará los bienes que utilizan en
forma relativamente intensa el factor de producción relativamente escaso
del país. En este capítulo se revisan algunas pruebas empíricas de esta
hipótesis. Usted verá que la literatura ha producido algunos resultados
contradictorios sobre la validez del teorema de H-O en el mundo real.
Dado que el resultado más sorprendente de una de las primeras pruebas
fue que el comerciante más grande del mundo, Estados Unidos, no
comerciaba de acuerdo con el patrón de Heckscher-Ohlin, se dan
explicaciones sobre por qué se llegó a este resultado. Luego se revisan
pruebas para otros países y trabajos más recientes sobre los patrones de
comercio. Además, se investiga la controversia actual sobre en qué
medida el comercio tipo H-O ha contribuido a aumentar la desigualdad del
ingreso en los países desarrollados en años recientes, especialmente en
Estados Unidos.
LA PARADOJA DE LEONTIEF
La primera prueba importante del teorema de H-O, realizada por Wassily
W. Leontief, se publicó en 1953. Desde entonces, esta prueba global ha
influido en la investigación empírica en esta área. Leontief usó su propia
invención, una matriz insumo-producto, para probar la predicción de H-O.
Una matriz insumo producto proporciona detalles -de todos los sectores
en una economía- de los flujos de producto de cada sector hacia los
demás sectores, las compras de insumos a los otros sectores y las compras
de servicios de factores. Además, la matriz puede utilizarse para indicar no
solamente los "requerimientos directos de factores" de cualquier industria
dada (el capital y el trabajo utilizados con los bienes intermedios en la
etapa particular de producción), sino también los requerimientos totales
de factores. Los requerimientos totales incluyen los requerimientos
directos, así como el capital y el trabajo utilizado en los sectores que
suministran los insumos al sector ("requerimientos indirectos de
factores"). La matriz es muy útil para calcular los requerimientos
agregados de capital y trabajo del país, para producir un paquete de
bienes; por ejemplo, exportaciones y sustitutos de importaciones.
Para evaluar la predicción de H-O para Estados Unidos, Leontief imaginó
una situación en la cual, utilizando datos de 1947, este país redujo

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simultánea y proporcionalmente en US$ 1 millón sus exportaciones e


importaciones. La matriz insumo-producto permitió determinar cuánto
capital (K) y trabajo (L) sería liberado de la producción de exportaciones y
cuanto capital y trabajo se requeriría para producir en casa el millón de
dólares en bienes que ya no se importaban. (Leontief limitó su análisis a
las "importaciones competitivas", queriendo significar que no incluyó
bienes que Estados Unidos no producía internamente, como los bananos).
Dadas las estimaciones del K y L liberados de la reducción de
exportaciones y requeridos para reproducir las importaciones, podría
hacerse una comparación entre ellas. Puesto que se consideraba que
Estados Unidos era un país con abundancia relativa de capital, la
expectativa del análisis estadístico era que la razón K/L de los factores
liberados de la reducción de exportaciones sería mayor que la razón K/L
de los factores requeridos para producir las importaciones no realizadas.
Esta expectativa podría ser evaluada en lo que respecta a su validez a
través del concepto del estadístico de Leontief, definido como

Donde se refiere a la razón capital trabajo utilizada en un país

para producir los bienes que compiten con las importaciones y


se refiere a la razón capital trabajo utilizada para producir exportaciones.
De acuerdo con el teorema de H-O, un país con abundancia relativa de
capital tendría un estadístico de Leontief menor que 1.0 (puesto que el
denominador sería mayor que el numerador) y un país con abundancia
relativa de trabajo tendría un estadístico de Leontief superior a 1.0.
Los resultados de Leontief fueron asombrosos: encontró que la supuesta
reducción de las exportaciones de Estados Unidos liberaría capital por
valor de US$2.55 millones y 182.3 años de tiempo laboral, para una

de aproximadamente US$14,000 por año laboral. Por el lado de


las importaciones, para producir las importaciones no realizadas se
requeriría capital por valor de US$3.09 millones y 170.0 años de tiempo
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laboral, generando una de aproximadamente US$18,200 por año


laboral. Por tanto, el estadístico de Leontief para Estados Unidos era 1.3 (=
$18,200/$14,000), totalmente inesperado para un país con abundancia
relativa de capital. Un análisis desagregado de sus resultados también
apoyó estos hallazgos. Las industrias de exportación más importantes
tendían a tener relaciones K/L más bajas, requerimientos laborales más
altos y requerimientos de capital más bajos por dólar de producto que los
de las industrias más importantes que competían con las importaciones.
Por tanto, se cuestionó bastante la noción de sentido común de que un
país con abundancia de capital exportará los bienes intensivos en capital e
importará los bienes intensivos en trabajo. La duda que este estudio
suscitó sobre el teorema de Heckscher-Ohlin, de amplia aceptación, se
conoce como la paradoja de Leontief.

Niveles diferentes de calificación laboral


En esta explicación de la paradoja de Leontief, el punto básico es que el
uso del "trabajo" como un factor de producción puede involucrar una
categoría que es demasiado agregada, puesto que hay muchas clases y
calidades diferentes de trabajo. Una prueba que comprende este enfoque
fue realizada por Donald Keesing (1966). Keesing dividió el trabajo en ocho
categorías diferentes. Por ejemplo, la categoría I (científicos e ingenieros)
fue considerada como el trabajo más calificado, mientras que la categoría
II (técnicos y diseñadores) fue considerada como la segunda más
calificada. Este listado continuó hasta la categoría VIII (trabajadores no
calificados y semicalificados). Keesing comparó luego los requerimientos
de trabajo de Estados Unidos con los de otros 13 países en 1962, en las
industrias de exportaciones y las que competían con las importaciones.
Encontró que las exportaciones de Estados Unidos incorporaban una
proporción más alta de trabajadores de la categoría I y una proporción
más baja de trabajadores de la categoría VIII que las exportaciones de
otros países. En forma similar, por el lado de las importaciones, Estados
Unidos utilizó la fracción más pequeña de los trabajadores de la categoría I
y la fracción más grande de los trabajadores de la categoría VIII.
Este tipo de prueba sugiere que la paradoja de Leontief puede haber
ocurrido por emplear una prueba de dos factores en lugar de una prueba
con un número mayor de factores (en que cada categoría de calificación

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laboral se considere un factor de producción distinto). Posiblemente


Estados Unidos tenga abundancia de trabajo calificado (al igual que
abundancia de capital) y tenga escasez de trabajo no calificado en su
dotación de factores. De ser así, el patrón de comercio de Estados Unidos
se ajusta a Heckscher-Ohlin porque ese país exportaba bienes
relativamente intensivos en trabajo calificado e importaban bienes
relativamente intensivos en el trabajo no calificado.
Otras pruebas han confirmado las impresiones generales del análisis de
Keesing. Por ejemplo, el estudio de Robert Baldwin (1971) encontró que,
comparadas con las industrias que compiten por las importaciones, las
industrias exportadoras tenían una proporción más alta de trabajadores
con 13 años o más de escolaridad. Por otra parte, comparadas con las
industrias exportadoras, las industrias que compiten por las importaciones
tenían una proporción más alta de trabajadores con 8 años de escolaridad
o menos. Utilizando datos de la década de 1970 y principios de 1980,
Staiger, Deardorff y Stern (1988) estimaron que un movimiento de Estados
Unidos hacia el libre comercio conduciría a la reducción de la demanda de
operarios y a la expansión de la demanda de científicos, ingenieros y
capital físico. Estos resultados de eliminar las restricciones al comercio son
coherentes con una explicación del comercio de factores múltiples de H-O
que no muestra la paradoja de Leontief. Ciertamente, muchas pruebas de
este tipo han señalado que es necesario construir un modelo de más de
dos factores para probar si el patrón de comercio de Estados Unidos se
ajusta a Heckscher-Ohlin.
Papel de los recursos naturales
Esta explicación también gira alrededor de la noción de que una prueba de
dos factores es muy restrictiva para la evaluación apropiada de la validez
empírica del teorema de Heckscher-Ohlin. En este caso, el factor adicional
es "recursos naturales". En el contexto de la paradoja de Leontief, muchos
de los bienes que compiten con las importaciones rotulados como
"intensivos en capital" eran realmente "intensivos en recursos naturales".
Leontief estaba evaluando los requerimientos de factores para producir
importaciones internamente y encontró que esta producción requería el
uso de procesos de producción intensivos en capital; pero en industrias
como productos derivados del petróleo, productos de carbón y hierro, y
acero, la producción doméstica de los bienes involucra una gran cantidad

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de recursos naturales, lo mismo que de capital. Según Leontief, la


producción de estos bienes que compiten con las importaciones involucró

la producción intensiva en capital [aumentando en el cálculo del


estadístico de Leontief] puesto que su prueba se realizaba con dos
factores. Sin embargo, la "verdadera" intensidad de los bienes producidos
podría no ser en capital sino en recursos naturales. Si se pudiera
identificar la verdadera intensidad de los factores, se podría concluir que
Estados Unidos estaría importando productos intensivos en recursos
naturales. Si Estados Unidos tiene escasez relativa en su dotación de
recursos naturales, entonces no hay paradoja con Heckscher-Ohlin.
La importancia de los recursos naturales ha sido confirmada en algunas
pruebas empíricas. Por ejemplo, James Hartigan (1981) realizó pruebas
tipo Leontief para el comercio de Estados Unidos en 1947 y 1951. En
general existió una paradoja, pero no cuando las industrias intensivas en
recursos naturales fueron borradas de las pruebas. Sin industrias de
recursos naturales, el comercio de Estados Unidos generó un estadístico
de Leontief de 0.917 para 1947 y 0.881 para 1951. Estos resultados no son
"paradójicos". Leontief (1956) también descubrió que el ajuste por
recursos naturales podría superar la paradoja. Por otra parte, Robert
Baldwin (1971) encontró que al tener en cuenta los recursos naturales, la
paradoja se reducía, pero no se eliminaba. Por lo tanto, hay incertidumbre
sobre la importancia relativa de la explicación de "recursos naturales
como un tercer factor" de la paradoja de Leontief.
Con respecto a Estados Unidos, Robert Baldwin (1971, p. 134) encontró un
estadístico de Leontief de 1.27 para el comercio en 1962; cuando la
agricultura fue excluida, la cifra aumentó a 1.41 y cuando las industrias de
recursos naturales fueron excluidas, el estadístico de Leontief bajó a 1.04.
Otros estudios han ido más lejos en el cálculo del estadístico de Leontief y,
con frecuencia, no sólo examinan a Estados Unidos. Se han incluido
muchos factores de producción de muchos países. Primero se hacen los
cálculos (usando matrices insumo-producto) de la cantidad de cualquier
factor requerido para producir los bienes contenidos en la producción
total de cualquier país dado (es decir, la oferta de los servicios del factor
incorporado en la producción). Este requerimiento se compara luego con
la demanda del factor dado incorporado en el consumo agregado del país.

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Si el requerimiento de producción total de cualquier factor dado excede el


requerimiento de consumo total, entonces (con pleno empleo de factores
supuesto) el país debe, en equilibrio, exportar los servicios de ese factor;
si el requerimiento de consumo total excede el requerimiento de
producción total, entonces el país debe, en equilibrio, importar los
servicios del factor dado. En efecto, un país con exportaciones netas
positivas de servicios de un factor dado debe tener abundancia relativa de
ese factor, y un país con exportaciones netas negativas (es decir,
importaciones netas positivas) de los servicios de un factor dado debe
tener escasez relativa de ese factor.
Como un ejemplo de este tipo de estudio de "contenido de factores",
Keith Maskus (1985) intentó determinar las dotaciones de factores
implicadas en Estados Unidos examinando las exportaciones e
importaciones netas de los servicios de cinco categorías amplias de factor
de producción. Para 1958 determinó que, de acuerdo con la abundancia
de factores, los ordenamientos eran (1) científicos e ingenieros (más
abundantes debido a las exportaciones netas mayores), (2) trabajadores
no productores, excepto científicos e ingenieros, (3) capital humano
(reflejando principalmente educación), (4) trabajo de producción y (5)
capital físico (menos abundante por ser la importación neta más grande).
Para 1972, el ordenamiento para los tres primeros factores era el mismo,
pero el capital físico y el trabajo de producción intercambiaron posiciones.
A lo largo de la misma línea, en 1997 Harry Bowen, Edward Leamer y
Leontief Sveikauskas llevaron a cabo un estudio muy ambicioso sobre
abundancia de factores y exportación neta de servicios de factores. Este
estudio examinó 12 factores de producción diferentes en 27 países para
predecir las abundancias de factores implicadas (y por tanto, los flujos
implicados de comercio de Heckscher-Ohlin). Los resultados cualitativos
generales de seis países aparecen en la tabla 2. Un signo más indica que, a
través del comercio, el país era un exportador neto de los servicios de ese
factor y, por tanto, mostraba abundancia en ese factor (puesto que, en la
producción se ofrecía más de los servicios del factor que los que
demandaba el país a través de su patrón de consumo); un signo menos
indica que el país era un importador neto del servicio de un factor y, por
consiguiente, que el país tenía escasez relativa de ese factor (puesto que
se demandaban más de los servicios del factor, a través del patrón de
consumo del país, que los suministrados en la producción doméstica).
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Para Estados Unidos, en 1967 (el año de prueba), la paradoja de Leontief


no parecía existir cuando se dio cabida a factores diferentes de capital y
trabajo. Estados Unidos exportó servicios de capital (como la intuición
general esperaría), al igual que servicios de trabajadores profesionales o
técnicos, trabajadores agrícolas y tierra cultivable. Ocho servicios más
eran importados y, por tanto, escasos en Estados Unidos. Con respecto a
otros países, la tabla 2 indica que Canadá exportó servicios de capital,
trabajadores agrícolas y diversas clases de tierra, a la vez que importó
diferentes clases de servicios laborales. Alemania y Japón importaron
servicios de capital y de tierra, a la vez que exportaron servicios de
trabajadores profesionales o técnicos y trabajadores gerenciales. (Las
últimas dos categorías de trabajadores tuvieron las mayores
exportaciones netas para Alemania y Japón en los datos implícitos de la
tabla 2). De los países en desarrollo que aparecen en la tabla, México fue
exportador neto de servicios de factores basados en la tierra y de diversos
servicios de trabajo, mientras que fue importador neto de los servicios de
capital (estos resultados no son sorprendentes y, por tanto, no son
paradójicos). Filipinas importó servicios de capital y de trabajo calificado y
exportó algo de servicios laborales "menos calificados" (de nuevo, los
resultados no son sorprendentes).
Sin embargo, estos resultados en apariencia más favorables para el
teorema Heckscher-OhIín también han sido cuestionados. Recuerde la
naturaleza de estas pruebas de contenido de factores: están calculando si,
en equilibrio, un país exporta o importa los servicios de un factor y, de ser
exportados (importados), se concluye que el país tiene abundancia

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(escasez) de ese factor. Luego se analiza si esta abundancia o escasez


encaja con nuestra intuición general y, por tanto, si H-O parece haber sido
validado en general. Sin embargo, un punto de choque con estos estudios
más recientes es que la abundancia (escasez) relativa calculada de un
factor puede no corresponder a la abundancia (escasez) relativa real, lo
cual puede deberse al uso de datos diferentes, independientes. En otras
palabras, por ejemplo, se podría calcular que un factor es "relativamente
abundante" en un país porque hay una exportación neta positiva de los
servicios del factor, pero datos independientes sobre las dotaciones reales
de ese factor en ese país y en otros países mostrarían que el factor es
relativamente escaso en ese país. Los datos independientes en estas
comparaciones corresponderían a medidas como la participación de un
país en la dotación mundial real de capital y trabajo. Maskus (1985)
encontró que, en las pruebas que comparan a Estados Unidos con otros
países, la abundancia y escasez relativa real de Estados Unidos
correspondía a la abundancia y escasez prevista en dos tercios de los casos
en una prueba, un tercio de los casos en otra y solamente una sexta parte
de los casos en una tercera prueba. Estos resultados no son muy
tranquilizadores. Bowen, Leamer y Sveikauskas también examinaron sus
12 factores en 27 países para ver si la abundancia y escasez relativas
previstas correspondían a los datos reales. Solamente en 4 de los 12
factores hubo un tipo de éxito predecible de 70% o más, y sólo 7 de los 12
factores fueron predichos exitosamente para Estados Unidos.
En un trabajo más reciente, Daniel Trefler (1995) examinó, para el año
1983, datos de 33 países que, en ese momento, producían el 76% de las
exportaciones mundiales y al 79% del PIB mundial. Se consideraron nueve
factores de producción: (1) capital; (2) tierra de cosecha; (3) tierra de
pastos; (4) trabajadores profesionales y técnicos; (5) trabajadores de
oficina; (6) trabajadores de ventas; (7) trabajadores de servicio; (8)
trabajadores agrícolas y (9) trabajadores de producción, de transporte y
no calificados. Su primera prueba de los datos con respecto a si los flujos
de factores netos a través del comercio correspondían a la expectativa
basada en las dotaciones reales produjo resultados desalentadores. Sin
embargo, Trefler observó que, aunque el teorema de Heckscher-Ohlin y
las pruebas usuales de H-O suponen que la tecnología y productividad de
cualquier industria dada es idéntica en los diversos países, este supuesto
es muy irrealista. De hecho, encontró que entre países tendían a

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presentarse diferencias sistemáticas en los niveles de productividad. Por


ejemplo, las industrias de Panamá tendían a tener alrededor del 28% de la
productividad de las industrias de Estados Unidos y las de Finlandia tenían
alrededor del 65% de la productividad de las industrias de Estados Unidos.
Por lo tanto, este país tuvo trabajo cerca de cuatro veces más "efectivo"
(110.28 = 3.6) en comparación con Panamá, según indicarían las medidas
estándar de fuerza laboral [o alternativamente, Panamá tuvo trabajo con
sólo alrededor de un cuarto (0.28) de la efectividad con relación a Estados
Unidos, como lo indicarían las medidas estándar de fuerza laboral]. Trefler
ajustó sus datos para reflejar estas diferencias. La dotación de factores de
Panamá, al ser comparada con la de Estados Unidos era, por consiguiente,
el 28% del nivel real, la de Finlandia solamente 65% del nivel real y así
sucesivamente. Estas dotaciones de factores ajustadas fueron utilizadas
en la comparación de dotación de factores con los flujos de servicios de
factores a través del comercio. Este tipo de ajuste estuvo acompañado por
otro ajuste. Trefler sintió que, por cualquier razón, los consumidores en
cualquier país preferían los bienes domésticos en vez de los bienes
extranjeros; esta preferencia debía ser incorporada al examen de los flujos
de comercio. (El enfoque de Trefler requirió este ajuste porque las
pruebas estándar de Heckscher-Ohlin parecían predecir un volumen de
comercio mucho más grande que el real. Se supuso que el "sesgo
doméstico" de Trefler explicaba esta diferencia).
Realizados estos dos ajustes, Trefler "explicó" los patrones de comercio
existentes en forma más satisfactoria que sin los ajustes y explicó mejor el
comercio que en los diversos estudios anteriores. La idea central de su
trabajo es que el comercio real difiere del comercio previsto por
Heckscher-Ohlin porque los niveles de tecnología y producción difieren
entre países y porque los consumidores, en general, prefieren los bienes
domésticos. Estos dos factores deben ser tenidos en cuenta al considerar
la determinación de los flujos de comercio, puesto que H-O no los explica
muy bien. Recientemente, Conway (en prensa) confirmó la conclusión de
Trefler respecto a estas dos relaciones, pero argumentó que con los datos
de este no era posible, distinguir entre las diferencias de productividad
específicas y los patrones de demanda específicos de los países. En una
investigación posterior de la literatura pertinente, Helpman (1999)
cuestionó fuertemente el supuesto de sesgo doméstico de Trefler. Sin
embargo, Helpman y otros han investigado en forma creciente la noción

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de diferencias de productividad y tecnología entre países, mostrando la


importancia de esas diferencias cuando gozan de aceptación general.
Helpman observa (1999, p. 133) que la investigación reciente sugiere que
"al dar cabida a las diferencias en las técnicas de producción puede
mejorar en forma sustancial la validación empírica de las ecuaciones de
contenido de factores.
HECKSCHER-OHLIN y LA DESIGUALDAD DEL INGRESO
En años recientes ha tenido lugar un debate en Estados Unidos y Europa
Occidental sobre un fenómeno asociado al análisis de Heckscher-Ohlin. El
fenómeno es la creciente desigualdad del ingreso que se presenta en los
países desarrollados. También ha habido una creciente desigualdad de la
misma naturaleza en los países en desarrollo.
Es bastante claro que ha aumentado la desigualdad del ingreso en Estados
Unidos. Por ejemplo, de 1973 a 1992, el ingreso real promedio del 20%
más alto (el quintil más alto) de las familias aumentó 19%, mientras que el
ingreso real promedio del 20% del medio aumentó 4% y el del quintil más
bajo descendió 12%. Analizando otros datos, en 1963 el salario semanal
de un hombre, en el percentil 90 de la distribución de ingresos de Estados
Unidos era 2.91 veces el tipo de salario de un hombre en el percentil 10;
esta razón aumentó a 3.00 en 1969, a 3.47 en 1979 y a 4.42 en 1989.
Utilizando cifras más recientes, esta razón fue 5.28 en 1995. Además, el
20% más bajo de las unidades familiares obtuvo 4.4% del total del ingreso
de unidades familiares de Estados Unidos en 1975, pero sólo el 3.65% en
1998, mientras que el quintil superior recibió 43.2% en 1975 y 49.2% en
1998. Mientras tanto, en Europa Occidental, donde los salarios son menos
flexibles que en Estados Unidos debido a factores institucionales como
una legislación laboral severa y sindicatos fuertes, la mayor desigualdad se
ha registrado no tanto a través de mayores diferencias salariales como a
través de tasas mayores de desempleo (con la pérdida consecuente de
ingreso). En 1973, la tasa de desempleo en los países desarrollados de
Europa fue 2.9%, pero el desempleo promedió 9.3% de 1983 a 1991.
Para muchos observadores, un factor perturbador en este aumento de la
desigualdad es que ocurre cuando Estados Unidos y el mundo como un
todo se han abierto más al comercio internacional. En 1970, la razón de
exportaciones de Estados Unidos a su producto interno bruto fue 5.5%,
mientras que la razón de las importaciones al PIB fue 5.4%. En 1980 estas

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relaciones habían llegado a 10.0% para las exportaciones y 10.6% para las
importaciones; para 1998 las cifras habían aumentado a 11.3% y 13.0%,
respectivamente. En particular, ha ocurrido un rápido crecimiento de las
importaciones de Estados Unidos y Europa Occidental provenientes de los
países en desarrollo. Estas importaciones a Estados Unidos, que
equivalieron al 14% de todas las importaciones en 1970, aumentaron a
35% para 1990 y a 45% para 1998. En los países de la Unión Europea, las
cifras correspondieron a 15% de todas las importaciones en 1970, al 12%
en 1990 y al 22% en 1998. Esta clase de aumentos en el comercio general
y, específicamente, en las importaciones de países en desarrollo indica
que puede haber un vínculo entre ellas y en la creciente desigualdad.
Los teoremas de Heckscher-Ohlin y de Stolper-Samuelson pueden
demostrar ese vínculo. Como recordará del capítulo 8, el teorema de H-O
postula que un país exportará bienes intensivos en el factor de producción
relativamente abundante en el país e importará el bien intensivo en el
factor de producción relativamente escaso en el país. Ampliando este
patrón de comercio a consideraciones de distribución del ingreso, el
teorema Stolper-Samuelson indica que, con el comercio, aumenta la
ganancia real del factor abundante y baja la ganancia real del factor
escaso del país. En el contexto de un marco de H-O ampliado para Estados
Unidos, donde el trabajo está dividido en trabajo relativamente calificado
y trabajo relativamente no calificado, semejante al marco utilizado en las
pruebas empíricas analizadas anteriormente en este capítulo, se deduce
que los ingresos reales de los trabajadores altamente calificados (que
tienden a estar en los intervalos superiores de distribución del ingreso)
aumentarán con el comercio ampliado, mientras que disminuirán los
ingresos reales de trabajadores menos calificados (que tienden a estar en
intervalos más bajos). Por supuesto que, si se investiga más los datos de
ingresos factoriales de Estados Unidos, es posible encontrar fácilmente
pruebas que sustenten esta afirmación. Por ejemplo, en 1979 los
trabajadores hombres de tiempo completo en edades de 25 años y
mayores que tenían por lo menos un grado básico universitario
obtuvieron ganancias 49% superiores a las de trabajadores similares que
sólo habían cursado la escuela secundaria. En 1993 esta "prima" había
aumentado a 89%. Empleando una clasificación algo diferente, los datos
de la Oficina del Censo de Estados Unidos indicaron que, en 1997, los
ingresos anuales de individuos que sólo cursaron un pregrado estaban

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77% por encima de los ingresos de individuos que cursaron la escuela


secundaria pero no asistieron a la universidad.
La pregunta crítica que enfrentan los economistas del comercio se refiere
al grado en que el aumento de las importaciones es la causa de la mayor
desigualdad salarial. La mayoría de los estudios de la relación han
encontrado que el comercio es un factor que incide en la creciente
desigualdad, aunque no es un factor importante. Por ejemplo, Borjas,
Freeman y Katz (1992) calculó que de 8% a 15% del aumento de la
diferencia de salarios de 1980 a 1988 entre los graduados de universidad y
de colegio en Estados Unidos, se atribuyó a los efectos combinados del
comercio y de la inmigración hacia ese país. En este caso, la mayor parte
de este 8% a 15% es atribuible al componente del comercio. Otros
estudios también encontraron efectos modestos. Richard Freeman (1995)
resume afirmando que "los análisis del contenido de factores indican que
el comercio puede representar entre 10% y 20% de la baja total en la
demanda de trabajo no calificado requerido, al explicar las diferencias
salariales crecientes en Estados Unidos o el creciente desempleo en
Europa”.
Los hallazgos sobre la incidencia relativamente menor del comercio han
sido puestos en duda por otros economistas. El defensor más ferviente del
enfoque de que el aumento del comercio con los países en desarrollo ha
llevado a la mayor desigualdad del ingreso en los países desarrollados ha
sido Adrian Wood de la Universidad de Sussex, quien sostiene que las
estimaciones usuales de la disminución en la demanda de trabajo no
calificado en los países desarrollados son subestimaciones significativas.
En esencia, plantea que el remplazo de las importaciones intensivas en
trabajo, provenientes de los países en desarrollo, por la producción del
país desarrollado requeriría mucha mayor cantidad de trabajo poco
calificado de la que generalmente se piensa.
Como respuesta a esta posición, los economistas generalmente han
planteado varios aspectos importantes, que se resumen a continuación.
1. Una consideración importante presentada en la discusión es que si el
comercio opera en concordancia con el teorema Stolper-Samuelson para
generar la mayor desigualdad, entonces bajarán los precios de los bienes
intensivos en baja capacitación. Esto ocurre porque los precios de los
factores, en el análisis de Heckscher-Ohlin, se desplazan en la misma

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dirección que los precios de los bienes producidos con estos factores. Sin
embargo, los estudios de los movimientos de los precios relativos de
bienes en años recientes no encuentran un descenso pronunciado en los
precios de los bienes intensivos en trabajo poco calificado en relación con
los bienes intensivos en trabajo calificado. Por lo tanto, en la teoría del
comercio, el aumento de la desigualdad carece de mecanismo que lo
pueda explicar.
2. El aumento en la demanda de trabajo calificado, con relación al trabajo
no calificado en los países desarrollados, no ha estado limitado a las
industrias de bienes transables ya que éste ha ocurrido en casi todas las
industrias. Si el aumento de la desigualdad fuera puramente un fenómeno
de comercio, la baja en el precio relativo del trabajo no calificado haría
que las industrias de bienes no transables emplearan más trabajo
relativamente menos calificado, lo opuesto a lo que ha sucedido. En lugar
de ello, ha aumentado entre industrias el uso de trabajo calificado en
relación con el trabajo no calificado, ya sea que las industrias produzcan
bienes transables o no transables. En consecuencia, es probable que el
aumento general en la demanda de trabajo calificado en todas las
industrias haya ocurrido debido a la naturaleza del cambio tecnológico en
esta era, al mayor uso de computadores, robots, etc.
3. Además del comercio y el cambio tecnológico arriba mencionado, hay
otras relaciones para este descenso en las ganancias relativas del trabajo
no calificado. Con respecto a Estados Unidos, algunas de esas relaciones
son la mayor inmigración de trabajo relativamente no calificado, el
descenso en la importancia e influencia del trabajo organizado y la baja en
el salario mínimo real (puesto que el salario mínimo nominal no ha
mantenido el ritmo del nivel de precios).

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