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Acceso público del HHS


Manuscrito del autor
j atención desorden. Manuscrito del autor; disponible en PMC 2023 25 de febrero.

Publicado en forma editada final como:


j atención desorden. 2022 noviembre; 26 (13): 1774–1787. doi:10.1177/10870547221104079.

Explicando la Asociación Prospectiva de Positivo y Negativo


Comportamientos de crianza y síntomas del TDAH infantil: caminos
A través de la función ejecutiva infantil y la responsabilidad de la recompensa

Qi Zhang1, James J. Li1

1Universidad de Wisconsin­Madison, EE. UU.

Abstracto
Objetivo: El comportamiento de los padres es un correlato bien establecido del TDAH en los hijos. Sin
embargo, se sabe poco acerca de cómo la crianza ejerce sus efectos sobre la sintomatología del TDAH en los
hijos. Examinamos si las asociaciones prospectivas entre las conductas parentales positivas y negativas y los
síntomas del TDAH infantil están mediadas por déficits en la función ejecutiva (EF) infantil y la capacidad de
respuesta a la recompensa (RR).

Método: Ciento treinta y cinco niños con y sin TDAH fueron evaluados en dos Olas, cuando los niños tenían
una edad media de 6 y 8 años, respectivamente. Los niños completaron tareas sobre EF y los padres completaron
cuestionarios sobre sus comportamientos de crianza y los síntomas de TDAH y RR de sus hijos.

Resultados: El comportamiento de crianza negativo en el Relevamiento 1 se asoció indirectamente con los síntomas de TDAH en los descendientes

en el Relevamiento 2 a través de la EF en los descendientes.

Conclusión: Las diferencias individuales en EF, pero no en RR, durante la primera infancia pueden constituir una
vía potencial por la cual los comportamientos parentales negativos ejercen sus efectos sobre la sintomatología de
TDAH de la descendencia posterior. Se discuten las implicaciones del tratamiento.

Palabras clave

paternidad; TDAH; Función ejecutiva; respuesta a la recompensa; longitudinal

Los comportamientos de crianza negativos son correlatos fuertes y predictores sólidos del trastorno por
déficit de atención/hiperactividad (TDAH) en los niños (Deault, 2010; Modesto­Lowe et al., 2008).
Los padres de niños con TDAH suelen ser más duros, críticos y menos involucrados con sus hijos en
comparación con los padres de niños con un desarrollo normal (Sonuga­Barke & Halperin, 2010). Además,
la disciplina parental inconsistente está asociada con los síntomas del TDAH en el niño, incluso
después de tener en cuenta el TDAH de los padres y otras conductas disruptivas infantiles

Pautas para la reutilización de artículos: Pautas para la reutilización de artículos: sagepub.com/


journals­permissions Autor para correspondencia: James J. Li, Departamento de Psicología, Universidad de Wisconsin­Madison, 1202 West Johnson
Street, Madison, WI 53706, EE. UU. james.li@wisc.edu.
Declaración de Conflicto de Intereses
El(los) autor(es) declararon no tener ningún conflicto de interés potencial con respecto a la investigación, autoría y/o publicación de este artículo.

Material complementario
El material complementario de este artículo está disponible en línea.
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(es decir, trastorno de oposición desafiante y trastorno de conducta) (Ellis & Nigg, 2009).
No es sorprendente que los comportamientos negativos de los padres sean el objetivo de la mayoría de las
intervenciones conductuales para niños con TDAH (Coates et al., 2015; Rimestad et al., 2019; Van
der Oord et al., 2008). Sin embargo, a pesar de la eficacia de las intervenciones de crianza conductual
para el TDAH, los mecanismos subyacentes que explican esta asociación no están claros, específicamente en
lo que respecta a cómo los comportamientos de crianza ejercen su impacto en los síntomas del TDAH de los
hijos en primer lugar (Deault, 2010; Johnston & Chronis­Tuscano , 2015; Nigg, 2012). Obtener información
sobre este mecanismo tiene importancia clínica porque puede ayudar a explicar por qué no todos los niños y
sus familias se benefician de las intervenciones para el TDAH basadas en los padres (Fabiano et al., 2015).

Es importante destacar que la asociación bien establecida entre el comportamiento parental negativo y
el TDAH infantil va más allá de la evidencia correlacional; También se ha demostrado que el
comportamiento de los padres desempeña un papel directo en el desarrollo del TDAH en los hijos
y los déficits cognitivos asociados (Deault, 2010). En modelos animales, los estudios de madres e hijos
en ratas han demostrado cómo las variaciones en el comportamiento de lamerse y acicalarse de la madre
afectan el desarrollo cerebral y cognitivo de las crías (Barha et al., 2007; Champagne et al., 2003). Los
diseños de adopción humana también han proporcionado una fuerte evidencia de las contribuciones que los
comportamientos de crianza temprana juegan en el desarrollo del TDAH en la descendencia. A diferencia
de los diseños familiares tradicionales que presentan díadas de padres e hijos genéticamente
relacionados, los estudios de adopción tienen la clara ventaja de poder desentrañar las influencias
genéticas compartidas de las no genéticas familiares (es decir, la crianza) en los hijos con TDAH (Harold et
al., 2013; Sellers et al. al., 2021). Haroldo et al. (2013) utilizaron datos de dos estudios de adopción
independientes para mostrar que la hostilidad de los padres entre las madres adoptivas se asoció con
mayores síntomas de TDAH en los niños. Un estudio más reciente que utilizó un diseño longitudinal de
adopción de padres e hijos encontró que tanto las influencias genéticas (síntomas de TDAH de la madre
biológica) como las ambientales (padre y madre adoptivos crianza hostil) predijeron prospectivamente los
síntomas de TDAH del niño (Sellers et al., 2021). En conjunto, esta evidencia sugiere fuertemente que los
comportamientos de crianza negativos juegan un papel fundamental en el desarrollo del TDAH en la
descendencia. Sin embargo, y como se mencionó anteriormente, se sabe relativamente poco sobre
cómo los padres ejercen su influencia en el desarrollo del TDAH.

Un posible mecanismo que puede explicar cómo los comportamientos de crianza influyen en el
desarrollo de los síntomas del TDAH infantil es a través de los déficits en las funciones ejecutivas (FE) de los
niños. Las FE se han denominado como los procesos cognitivos utilizados para responder a
situaciones nuevas o ambiguas y para lograr objetivos (Hughes et al., 2004). Los niños con TDAH
suelen exhibir algún tipo de déficit de FE (Barkley, 2002; Martel et al., 2007), pero es plausible que los
déficits de FE puedan verse exacerbados por malos comportamientos de los padres en los primeros años de vida.
Según la teoría del apego, se espera que los niños gasten recursos cognitivos en la exploración autodirigida
del entorno, lo que genera más oportunidades para el desarrollo de las FE (Lam et al., 2018). Sin embargo,
los altos niveles de comportamientos parentales negativos pueden limitar el desarrollo de las habilidades de
EF de los niños (Blair et al., 2014; Pechtel & Pizzagalli, 2011), lo que puede preceder (o exacerbar) sus
síntomas de TDAH. Varios estudios han demostrado las asociaciones tempranas entre la crianza negativa
y las FE de los hijos. Por ejemplo, la insensibilidad y la hostilidad maternas se asociaron con déficits
de FE en los hijos desde los 3 años (Blair et al., 2011), y la hostilidad de los padres se asoció
negativamente con la FE en los hijos a los 4 años (Hopkins

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et al., 2013). Es importante tener en cuenta que las asociaciones entre el comportamiento de crianza
en general y la FE de los hijos pueden variar cuando se consideran múltiples dimensiones del
comportamiento de crianza. Holochwost (2013) encontró que la crianza positiva, operacionalizada como un
compuesto de sensibilidad, compromiso, consideración positiva, animación y estimulación, no se asoció
con las FE generales entre los preescolares. De manera similar, la estimulación de los padres no estuvo
asociada con las FE generales de los niños en la primera infancia (Nayena Blankson et al., 2011; Weber, 2011).
Los estudios deben examinar las variaciones en ambas dimensiones del comportamiento de los padres, tanto
negativas como positivas, y sus asociaciones con las FE y el TDAH de los hijos.

Otro posible mecanismo que puede explicar cómo el comportamiento de los padres influye en los síntomas del
TDAH infantil es a través de las interrupciones en la respuesta a la recompensa (RR) del niño (Becker et
al., 2013). Se ha demostrado que los niños con síntomas de TDAH demuestran sensibilidades aberrantes
a las recompensas y el refuerzo (Luman et al., 2005). Por ejemplo, los niños con síntomas de TDAH tienden
a preferir recompensas más pequeñas e inmediatas a recompensas más grandes y demoradas (Sonuga­
Barke et al., 2008). Un metanálisis reciente encontró que hubo un aumento en el desempeño de
tareas de control inhibitorio en niños con TDAH (en relación con niños sin TDAH) cuando se presentan
recompensas (Ma et al., 2016), lo que sugiere que los jóvenes con síntomas de TDAH pueden tener una
mayor sensibilidad a la recompensa. Li (2018) encontró que la RR se asoció con más síntomas de TDAH entre
los niños pequeños, pero solo en condiciones de crianza negativa baja y crianza positiva alta. También se ha
demostrado que las variaciones en el comportamiento de los padres se asocian de forma independiente
con el RR de los niños a través de estudios de neuroimagen (King et al., 2013). Por ejemplo, Kopala­
Sibley et al. (2020) encontraron que la hostilidad de los padres entre los niños de 3 años predijo una
mayor sensibilidad del estriado ventral a la recompensa de los niños 7 años después, lo que sugiere que los
padres hostiles pueden afectar negativamente la motivación intrínseca de sus hijos para la recompensa y las
metas deseadas. Estos estudios sugieren la plausibilidad de que las diferencias individuales en el RR de
los niños puedan ser un componente de los modelos mecanicistas del TDAH.

Es importante destacar que las interrupciones en RR pueden ser independientes de los déficits de
EF, lo que sugiere que los modelos mecánicos de los síntomas del TDAH que involucran EF y RR
pueden no ser necesariamente "uno en el mismo". Sonuga­Barke (2002) propuso un modelo de vía dual
en el que hay dos sistemas independientes que afectan los síntomas del TDAH: la disfunción ejecutiva
basada en la desregulación frontoestriatal dorsal y el procesamiento de recompensas aberrante
sustentado por interrupciones en el frontostriatum ventral. La investigación de seguimiento sobre este
modelo sugiere que los déficits en estas vías pueden ser específicos de la presentación del TDAH. Por ejemplo,
Thorell (2007) encontró que los déficits de FE estaban más asociados con síntomas predominantemente
de falta de atención (TDAH­I), mientras que la aversión a la demora (es decir, una construcción
estrechamente relacionada con RR) estaba más asociada con síntomas predominantemente hiperactivos/
impulsivos (TDAH­H). ) síntomas entre los niños de jardín de infancia. De manera similar, dos estudios
mostraron que los niños con presentaciones de TDAH­H exhibieron menos déficits de FE al final de la
infancia y la adolescencia (Chhabildas et al., 2001; Schmitz et al., 2002) en relación con los niños con síntomas de TDAH­I (Chhabildas et a
En general, estas líneas de investigación sugieren que los déficits de EF y RR pueden diferenciarse,
donde los déficits en cualquiera de estas vías (o en ambas) pueden conducir a diferencias en el desarrollo
del TDAH en los niños (Sonuga­Barke et al., 2010). Nuestro estudio amplía este trabajo al examinar si los
déficits en cualquiera de estas vías (EF y RR) pueden explicar la asociación prospectiva entre el
comportamiento de los padres y el TDAH infantil.

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El presente estudio utilizó una muestra bien caracterizada de niños de 4 a 6 años de edad, con y sin diagnóstico de

TDAH, que fueron seguidos en dos momentos (con una diferencia de aproximadamente 2 años) para probar la

hipótesis de que la asociación entre positivo y negativo los comportamientos de crianza (medidos en el Relevamiento

1) y las presentaciones de los síntomas del TDAH (medidos en el Relevamiento 2) están mediados por la EF y el

RR del niño (medidos en los Relevamientos 1 y 2). Examinamos los síntomas del TDAH dimensionalmente en lugar

de como entidades categóricas discretas para tener en cuenta la heterogeneidad y las diferencias individuales en el

TDAH (Li et al., 2016; Nigg et al., 2020).

Además, debido a que puede haber asociaciones diferenciales entre los déficits de EF/RR y las presentaciones de

TDAH (Nigg et al., 2005), probamos por separado modelos secuenciales de mediación múltiple para las presentaciones

de síntomas de TDAH­I y TDAH­H. Con base en la evidencia previa del modelo de doble vía, se supone que los déficits

de EF median en las asociaciones entre los comportamientos de crianza negativos y positivos y los síntomas del

TDAH­I específicamente, y se espera que los déficits de RR medien las asociaciones entre ambas dimensiones de

los comportamientos de crianza y los síntomas del TDAH­H .

Método
Participantes y Procedimientos

El estudio actual es parte de un estudio longitudinal en curso sobre predictores biológicos y ambientales de

comportamientos de externalización en niños de 4 a 6 años, con y sin problemas de atención y de comportamiento, que

son seguidos a lo largo del tiempo. La muestra de línea de base (Oleada 1) incluyó a 210 niños (edad media =

6,02, = 0,43) y sus padres (el 93 % de los padres eran madres). Los participantes fueron reclutados a través de
Dakota del Sur

múltiples recursos, incluso a través de "correo de mochila" entregado a través de niños en las aulas locales de prejardín

de infantes y jardín de infantes, registros de investigación de desarrollo infantil, redes sociales y folletos y volantes

distribuidos en las comunidades locales. Los participantes no eran elegibles para participar si se les había

diagnosticado previamente una discapacidad intelectual o un trastorno del espectro autista, no vivían con un

padre biológico al menos la mitad del tiempo o no hablaban inglés con fluidez. Crucialmente, el estudio no fue diseñado

para ser de casos y controles, sino más bien, enriquecido con participantes de niños pequeños con niveles elevados de

síntomas de TDAH y otros problemas de externalización. Estos niños están siendo seguidos prospectivamente para

estudiar los factores ambientales y biológicos que predicen la remisión, el desarrollo y la persistencia de los síntomas

del TDAH a lo largo del tiempo. Por lo tanto, en el Relevamiento 1, el 20,5 % de los niños participantes cumplían

con los criterios de diagnóstico completos para cualquier presentación de TDAH (4,8 % TDAH­I, 9,0 % TDAH­H y 6,7 %

TDAH­C) y un 26,2 % adicional eran “subumbrales” para TDAH (definido como haber cumplido con tres o más

síntomas dentro de las presentaciones TDAH­I o TDAH­H). Ciento treinta y cinco niños regresaron para un

seguimiento aproximadamente 2 años más tarde (edad media = 8,35, = 0,64), de los cuales el 20,7 % cumplió con

los criterios diagnósticos de cualquier presentación de TDAH (7,4 % TDAH I, 5,9 % TDAH­H, y 7,4% TDAH­C) y 23,0%

eran subumbrales para TDAH. El presente estudio utilizó datos de los participantes que completaron la primera y la
Dakota del Sur

segunda ronda de recopilación de datos. Entre la muestra analítica final, el 56,3 % de los niños eran niños y el 85,2 %

eran blancos, el 1,5 % negros/afroamericanos, el 2,2 % asiáticos, el 2,2 % latinos/latinas y el 8,1 % estadounidenses

multirraciales.

Además, el 79,2% de los padres en el estudio informaron tener una licenciatura o un título superior.

El ingreso familiar bruto informado por los padres osciló entre $70 000 y $400 000, con una mediana

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ingreso de $115,000. La muestra del estudio es demográficamente representativa de la comunidad (es decir,
una pequeña ciudad urbana en los Estados Unidos con una universidad pública muy grande).

A las familias que eran elegibles para el estudio se les envió por correo un paquete con cuestionarios
para completar antes de la visita al laboratorio. Si al niño se le recetó un medicamento estimulante para su
TDAH, se les pidió a los padres que trajeran a sus hijos para un lavado de medicamentos de 24 horas
antes de su visita. El día de la visita al laboratorio, se pidió a los niños participantes que completaran una
serie de tareas de FE apropiadas para su edad durante ambas oleadas de recopilación de datos. Mientras
se evaluaba a los niños, un segundo asistente de investigación administró una Entrevista Diagnóstica
Cita para Niños, Versión IV entrevista clínica completamente estructurada (DISC­IV) (Shaffer

et al., 2000) a un padre en una habitación diferente. De los niños que participaron en nuestro estudio, el
92% de ellos fueron traídos a nuestro laboratorio por sus madres biológicas. Cincuenta y cuatro niños
participantes solo completaron los cuestionarios por parte de la madre y nueve participantes solo completaron
los cuestionarios por parte del padre en el Relevamiento 2. Los niños participantes restantes hicieron que
ambos padres completaran el mismo conjunto de cuestionarios (es decir, madre y padre; = 72 de 135 en
norte

la Ola 2). Los niños participantes para quienes tanto la madre como el padre proporcionaron datos se
combinaron (es decir, la media de las variables puntuadas) para maximizar nuestros datos disponibles
para el análisis actual. Esta decisión analítica también se tomó para no priorizar arbitrariamente a un
informante sobre otro. Nueve de nuestros niños participantes provenían de hogares monoparentales.

Medidas

Comportamientos de crianza

Cuestionario de crianza de Alabama (APQ): los comportamientos de crianza se midieron utilizando el APQ
(Shelton et al., 1996), que se evaluó en las Olas 1 y 2. Se compone de 42 elementos mediante los
cuales los padres informaron sobre la frecuencia de crianza. comportamientos en una escala Likert
de 5 puntos (es decir, 1 = nunca– 5 = siempre). Hay cinco subescalas, que incluyen el nivel de
participación de los padres (p. ej., “usted le pregunta a su hijo sobre su tarea”; 10 ítems), la frecuencia de uso
de estrategias de refuerzo positivo (p. ej., “le avisa a su hijo cuando está haciendo un buen trabajo con
algo”; 6 ítems), la frecuencia autoinformada de los padres de utilizar el castigo corporal (p. ej., “le pegas a
tu hijo cuando ha hecho algo malo”; 10 artículos), tener un control deficiente (p. ej., “tu hijo sale con
amigos que no conoces”; 10 ítems), y ser inconsistente en la disciplina (p. ej., “el castigo que le das a tu
hijo depende de tu estado de ánimo”; 6 ítems) con su hijo. Con base en estudios analíticos factoriales previos
(Kaiser et al., 2011; Li & Lee, 2012), la dimensión de crianza positiva del APQ incluye el nivel de
participación de los padres y la frecuencia de uso de estrategias de refuerzo positivo con su hijo. La
dimensión de crianza negativa del APQ incluye la frecuencia autoinformada por los padres del uso del
castigo corporal, el control deficiente y la disciplina inconsistente de su hijo. Además, las puntuaciones
más altas en la dimensión de crianza positiva representan prácticas parentales más positivas, mientras
que las puntuaciones más altas en la dimensión de crianza negativa representan prácticas parentales menos
adecuadas. Las escalas APQ demuestran una consistencia interna moderada (el alfa de Cronbach osciló
entre .58 y .70) (Shelton et al., 1996) y una validez convergente con las medidas de interacción padre­hijo
observadas (Chronis Tuscano et al., 2011). En este estudio se utilizaron las puntuaciones APQ Wave 1.
En general, el 76% de la medida fue completada solo por la madre, el 4,8% de los datos fue completado
solo por el padre y el 18,6% fue completado por ambos padres. Cuando ambos padres completaron el APQ,
el

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Se utilizó la puntuación media de dos informantes. Los valores alfa de Cronbach fueron .82 y .65 para las dimensiones

de crianza positiva (16 ítems) y crianza negativa (26 ítems), respectivamente.

Medidas de FE

EF Touch.: EF Touch (Willoughby et al., 2010) se evaluó a niños en el Relevamiento 1 y es una batería de tareas de

cognición computarizada que se diseñó específicamente para niños en edad preescolar. Un asistente de investigación

capacitado leyó el guión que se mostraba en un monitor mientras el niño respondía a los estímulos usando el otro monitor.

La batería completa tiene siete tareas EF y dos tareas no EF (una de calentamiento/orientación y una de tiempo de

reacción simple). Usamos datos de siete tareas EF: (36 ítems de tareas de conflicto espacial que miden inhibitorias
(17 ítems de tareas tipo
Flechas deque
Stroop conflicto
midenespacial

control y flexibilidad cognitiva), control Tonto Sonidos Stroop

inhibitorio), Animal Go/No­Go (40 ítems de control inhibitorio de medición de tareas pasa/no pasa),

memoria de trabajo Durar (tarea de 18 ítems que mide la memoria de trabajo), (tarea de elige el Imagen

(tarea de 32 ítems que mide la memoria de trabajo), la Agricultor 36 ítems que mide el espacio visual (tarea de 30

memoria de trabajo) y el Algo es el Mismo ítems que mide el cambio de atención y

pensamiento flexible. Se pueden encontrar detalles adicionales para cada tarea en Materiales complementarios.
r sólida validez de criterio, ya que las
El EF Touch tiene una fiabilidad test­retest modesta (= 0,60) y una

puntuaciones del EF­touch se asociaron sólidamente con los síntomas del TDAH y la inteligencia en 1292 niños

(Willoughby et al., 2017). Como se recomendó anteriormente, las puntuaciones de las siete tareas de EF se combinaron

en una puntuación compuesta de EF (Willoughby et al., 2018). Para el estudio actual, todas las tareas se

calificaron como el porcentaje de respuestas correctas. La puntuación media se estandarizó para producir una
z de FE, donde las puntuaciones más altas indican
puntuación compuesta para representar los niveles globales

niveles más altos de FE.

Batería de cognición de la caja de herramientas NIH (NIH­TCB): dado que los niños en el estudio "superaron la edad"

del EF Touch en su seguimiento de 1 año, usamos el NIH­TCB (Bauer & Zelazo, 2013) para medir dominios

EF comparables en niños en Wave 2. El NIH­TCB es una batería sensible al desarrollo de evaluaciones

computarizadas que se usa para medir la salud cognitiva, emocional, sensorial y motora desde los 3 hasta los 89

años. Nuestro estudio usó la batería de cognición de los 3 a los 11 años. El NIH­TCB se normalizó utilizando

una muestra de EE. UU. de 1020 niños y adolescentes con un desarrollo típico de 3 a 20 años (Akshoomoff et al.,

2014). La batería constaba de siete tareas, que incluían (una medida de flexibilidad cognitiva), (una medida de

inhibición y atención visual), (una medida de memoria episódica), (una medida


Prueba de clasificación de memoria
de tarjeta dedimensional
de cambio trabajo), (una medida

de la velocidad de procesamiento
Flanker
), control inhibitorio y Prueba de atención

Prueba de memoria de secuencia de imágenes

Prueba de memoria de trabajo de clasificación de listas Patrón

Prueba de velocidad de procesamiento de comparación lectura oral

Prueba de reconocimiento (una medida de las habilidades de decodificación de lectura), y Prueba de vocabulario con imágenes

(una medida del vocabulario receptivo). Los detalles adicionales de la batería se describen en Materiales

complementarios. En el estudio actual se utilizaron puntuaciones compuestas de función cognitiva corregidas por edad,

para las cuales la media y la desviación estándar son 100 y 15, respectivamente. NIH­TCB ha demostrado una validez

convergente y discriminante adecuada (Weintraub et al., 2013).

La puntuación compuesta también ha mostrado una consistencia interna aceptable (alfa de Cronbach = 0,77) y una

excelente fiabilidad test­retest (= 0,90) (Heaton et al.,r 2014).

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medida RR

Cuestionario de sensibilidad al castigo/responsabilidad a la recompensa para niños (SPSRQ C).:


SPSRQ­C (Colder & O'Connor, 2004) se evaluó en los Relevamientos 1 y 2 para padres y es una
medida de 33 ítems de la sensibilidad de un niño al castigo y recompensas, donde los elementos se
calificaron en una escala de Likert de 5 puntos (1 = mucho ydiscrepar
5 = mucho) Esta medida aceptar).

incluye dos escalas compuestas: Sensibilidad al castigo (15 elementos) y Sensibilidad a la recompensa
(18 elementos). La sensibilidad a la recompensa constaba de tres subescalas: RR, impulso e impulsividad/
búsqueda de diversión Debido a la superposición entre el impulso (es decir, “a su hijo le gusta mostrar sus
habilidades físicas aunque pueda implicar peligro”) y la impulsividad/búsqueda de diversión (es decir, “su niño
a menudo tiene problemas para resistir la tentación de hacer cosas prohibidas”) y los síntomas del TDAH,
el presente estudio utilizó solo la subescala RR.
El SPSRQ­C ha demostrado una buena validez externa y convergente (Luman et al., 2012). Para el
estudio actual, RR demostró una alta consistencia interna en ambos puntos temporales (alfa de Cronbach =
0,85 y 0,88, respectivamente).

Síntomas del TDAH

Escala de evaluación de Vanderbilt.: La escala de evaluación de Vanderbilt (NICHQ, 2002) se evaluó a


los padres en los relevamientos 1 y 2 y consta de los criterios de detección del DSM­5 para el TDAH, el
trastorno negativista desafiante, el trastorno de conducta y una evaluación breve para los trastornos
de ansiedad y depresión. . Se pidió a los padres que calificaran la frecuencia de estos síntomas en sus hijos
durante los últimos 6 meses en una escala Likert de 4 puntos, donde 0 = rara vez y 3 = muy
a menudo . Una puntuación de 2 o 3 se codifica como aprobación positiva del síntoma y una puntuación de 0
o 1 indica ausencia del síntoma. Los síntomas de falta de atención presentes (9 elementos) se sumaron
para obtener una puntuación de síntomas de TDAH­I, y los síntomas de hiperactividad­impulsividad presentes
(9 elementos) se sumaron para crear una puntuación de síntomas de TDAH­H. Cuarenta y siete por ciento
de los puntajes fueron completados solo por la madre (= 63), y 53% fueron completados por ambos padres
norte

(= 72). En los casos en que ambos padres completaron la medida, se utilizaron los puntajes promedio
norte

de los informes de ambos padres. La Escala de Evaluación de Vanderbilt ha demostrado un alto nivel de
consistencia interna y validez concurrente (Wolraich et al., 2003). En el estudio actual se utilizaron
puntuaciones de síntomas de ADHDI y ADHD­H, todas las cuales mostraron una excelente consistencia
interna (alfa de Cronbach = 0,92 y 0,91, respectivamente).

Programa de entrevistas de diagnóstico para niños, versión IV (DISC­IV): Los síntomas del TDAH también
se evaluaron a través de DISC­IV (Shaffer et al., 2000) a los padres en los Relevamientos 1 y 2. El
DISC­IV es un programa informático estructurado. entrevista clínica asistida realizada con criterios basados
en Diagnóstico y Manual Estadístico de Trastornos mentales, cuarta edición en los padres (DSM­IV)
para una variedad de trastornos (incluido el TDAH).1 El DISC­IV requiere que el entrevistador haga
preguntas e ingrese las respuestas directamente en la computadora y, en función de las respuestas
anteriores, un algoritmo de computadora determina las preguntas y, en última instancia, el diagnóstico para el niño. .
r
El módulo TDAH ha demostrado una buena confiabilidad test­retest (= .79) y consistencia interna (alfa
de Cronbach = .84) en una muestra comunitaria grande (Shaffer et al., 2000).

1. El DISC utiliza criterios basados en el DSM­IV para el TDAH, mientras que la Escala de evaluación de Vanderbilt utiliza criterios basados en el DSM­5.
La única diferencia entre los criterios de TDAH en el DSM­IV y el DSM­5 es el cambio en la edad de inicio de los criterios de 7 a 12 años. Creemos que
esta diferencia no afecta la interpretación de los resultados dado nuestro enfoque en los recuentos de síntomas, que fueron idéntico en todas las
versiones de DSM.

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El estudio actual utilizó una conceptualización dimensional del TDAH al sumar el recuento de síntomas de TDAH
infantil en todos los modelos analíticos donde las puntuaciones más altas representan niveles más altos de
síntomas de TDAH. En el presente estudio se utilizaron las puntuaciones de los síntomas del TDAH­I y el TDAH­H.

Análisis de los datos

R versión
Los análisis se realizaron en . Se probaron 4.0.3 seriales de múltiples mediadores utilizando modelos
modelos
de ecuaciones estructurales (SEM) para investigar los efectos indirectos y directos longitudinales de los
predictores (es decir, crianza positiva y negativa) en el resultado (es decir, síntomas de TDAH), a través de
los efectos de EF y RR medidos entre el predictor (en Wave 1) y el resultado (en Wave 2). Debido a que es
plausible que pueda haber contribuciones transaccionales entre EF y RR, también estimamos las rutas
en nuestros modelos (Castellanos et al., 2006; Sonuga­Barke, 2003). El efecto del predictor sobre el resultado
se considera un efecto de "etapa secuencial" ya que no es necesario que el predictor, el resultado y el mediador
estén correlacionados como se creía anteriormente (Predicador y Hayes, 2008). Los síntomas del TDAH eran
una construcción latente medida a través de dos variables observadas (es decir, DISC­IV y escala de
evaluación de Vanderbilt).

Se probaron un total de cuatro modelos usando SEM. Se evaluaron los índices de ajuste del modelo para evaluar
la bondad del ajuste. Utilizamos el índice de ajuste comparativo (CFI, buen ajuste > 0,95), el índice de Tucker­
Lewis (TLI, buen ajuste > 0,95), la aproximación del error cuadrático medio (RMSEA, buen ajuste < 0,05) y el
residuo cuadrático medio estandarizado ( SRMR, buen ajuste < 0,08). El modelo general 1 examinó los efectos
directos e indirectos de crianza positiva comportamientos en el niño

Síntomas de TDAH a través de los efectos de EF y RR en el Relevamiento 1 y Relevamiento 2, controlando el


sexo del niño, los síntomas del TDAH en el niño en el Relevamiento 1, el ingreso bruto del hogar y la edad de los
niños en la segunda visita. Debido a que analizamos las presentaciones del TDAH por separado, hubo dos
submodelos bajo el modelo general, que examinaron los efectos directos e indirectos de la crianza positiva en
las dimensiones latentes TDAH­I y TDAH­H, respectivamente.2
El modelo general 2 examinó los efectos directos e indirectos de conductas parentales negativas
sobre el TDAH de los niños a través de los efectos de EF y RR en los Relevamientos 1 y 2, controlando el sexo
del niño, los síntomas del TDAH en los niños en el Relevamiento 1, el ingreso familiar bruto y la edad de los
niños en la segunda visita. Una vez más, probamos dos submodelos que reflejaban las dos presentaciones latentes
de TDAH como resultados separados.

Resultados

descriptivos

La Tabla 1 presenta las medias, las desviaciones estándar y las correlaciones bivariadas de todas las variables del estudio.

Los síntomas de TDAH­I y TDAH­H en niños en el Relevamiento 2 medidos por el DISC­IV se


r y 0,18 para TDAH­I y TDAH­H, respectivamente; <
correlacionaron positivamente con la crianza negativa (= 0,20
0,05). La crianzapag
positiva no se correlacionó con el TDAH Wave 2 medido tanto en el DISC­IV como en la Escala
de evaluación de Vanderbilt. Oleada 2 Niño TDAH­I

los síntomas medidos por DISC­IV y la Escala de Evaluación de Vanderbilt fueron negativamente

2. También realizamos modelos SEM para los síntomas del TDAH­C. Los resultados de estos modelos se encuentran en los Materiales complementarios.

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se correlacionó con el niño Wave 1 EFr( = −0,47 y −0,46, respectivamente; pag


's < 0,001) y Wave 2 EF ( =
r
−0,27 y −0,25, respectivamente, 's < 0,05).
pag De manera similar, los síntomas de ADHD­H Wave 2 medidos
por las mismas dos medidas se correlacionaron significativamente con Wave 1 EF ( r's = −0,41 y
−0,30, respectivamente,
pag < 0,001). Los síntomas de TDAH­I y TDAH­H de la onda 2 medidos por las

dos medidas también se correlacionaron positivamente con la onda 1 y la onda 2 RR ( r's = .18 y ­.43,
pag < .05).

Modelo 1: Crianza positiva de los síntomas del TDAH infantil a través de EF y RR

Primero, examinamos los efectos directos e indirectos de la crianza positiva en la dimensión


latente de los síntomas del TDAH medidos en el Relevamiento 2 a través de los efectos de EF y
RR en los Relevamientos 1 y 2. En general, los modelos que examinan los síntomas latentes del
TDAH­I (CFI = 0.94 , TLI = 0,86, RMSEA = 0,08, SRMR = 0,06) y síntomas latentes de TDAH­H (CFI
= 0,92, TLI = 0,80, RMSEA = 0,11, SRMR = 0,07) mostraron un ajuste aceptable.

La Tabla 2 proporciona los efectos estandarizados de la crianza positiva sobre los síntomas del TDAH
en niños a través de EF y RR. La Figura 1a proporciona los resultados de cada ruta estimada en el
modelo con síntomas de TDAH­I como resultado. Aunque la crianza positiva no se asoció con
síntomas latentes de TDAH­I con o sin tener en cuenta los efectos de EF y RR, los síntomas latentes
de TDAH­I del Wave 2 se asociaron con el Wave 1 EF (β = −0,41, IC del 95 % [−0,58 , −0.23], <
.001) y Wave
pag 2 RR (β = .23, 95% IC [0.04, 0.43], < .01). No hubo evidencia
pagde efectos indirectos

de la crianza positiva en los síntomas latentes de TDAH­I del Wave 2 a través de los efectos de EF y
RR, pero Wave 2 EF se asoció significativamente con Wave 1 RR (β = .18, IC del 95% [0.02, 0.34 ],
pag < .01).

A continuación, examinamos los efectos directos e indirectos de la crianza positiva en los


síntomas latentes del TDAH­H del Relevamiento 2 a través de los efectos de EF y RR en el Relevamiento
1 y Relevamiento 2 (Tabla 2). Los resultados de este modelo coincidieron con el modelo con
síntomas latentes de TDAH­I (Figura 1b). La crianza positiva no se asoció significativamente con los
síntomas latentes de TDAH­H del Wave 2, mientras que Wave 1 EF y Wave 2 RR se asociaron con los
síntomas latentes de TDAH­H del Wave 2 (β = −0,35,
pagIC del 95 % [−0,54, −0,16] , < .001 y β = .43, pag
<

IC 95% [0.23, 0.63], .001, respectivamente). No hubo evidencia de efectos indirectos de la crianza
positiva sobre los síntomas latentes del TDAH­H a través de los efectos de EF y RR.

Modelo 2: Crianza Negativa de los Síntomas del TDAH en Niños a través de EF y RR

Se examinaron los efectos directos e indirectos de la crianza negativa sobre los síntomas del TDAH
en el Ola 2 del niño a través de los efectos de EF y RR en los Oleadas 1 y 2. El modelo con síntomas
latentes de TDAH­I (CFI = 0,93, TLI = 0,84, RMSEA = 0,09, SRMR = 0,06) y síntomas latentes de
TDAH­H (CFI = 0,89, TLI = 0,74, RMSEA = 0,12, SRMR = 0,07) mostró resultados aceptables. ajuste a
los datos.

En primer lugar, examinamos los efectos directos e indirectos de la crianza negativa sobre los
síntomas del TDAH­I infantil a través de los efectos de EF y RR en las Ondas 1 y 2 (Tabla 2
y Figura 2a). Con y sin tener en cuenta los efectos de EF y RR, la crianza negativa no se asoció
significativamente con los síntomas latentes del TDAH­I. Sin embargo, la crianza negativa influyó
indirectamente en los síntomas latentes de TDAH­I de la onda 2 a través de los efectos de la onda 1
EF (IC del 95 % [0.02, 0.22],Los síntomas latentes del TDAH­I se asociaron significativamente con Wave
pag < .05).

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1 EF y Wave 2 RR (β = −0,44, IC del 95 % [−0,61, −0,26], < 0,001 y βpag


= 0,23, IC del 95 % [0,04, 0,40], < 0,001,
respectivamente).
pag Además, Wave 2 EF se asoció significativamente con Wave 1 RR (β = 0,17, IC del 95 % [0,01,
0,03], < 0,05); no se encontró ningún efecto indirecto
pag significativo de Wave 1 y Wave 2 RR.

A continuación, examinamos los efectos directos e indirectos de la crianza negativa en los síntomas del TDAH­H
del Relevamiento 2 a través de los efectos de EF y RR en los Relevamientos 1 y 2 (Tabla 2 y Figura 2b).
Con y sin tener en cuenta los efectos de EF y RR, la asociación entre la crianza negativa y los síntomas latentes
del TDAH­H no fue significativa. Los síntomas latentes de TDAH­H se asociaron significativamente con Wave 1
EF y Wave 2 RR (β = −0,35, IC del 95 % [−0,55, −0,16], de crianza negativa sobre los síntomas latentes de
TDAH­H pag < .001 y β = .43, IC 95% [0.23, 0.62], pag < .001, respectivamente). El efecto indirecto
de Wave 2 a través de los efectos de Wave 1 EF fue significativo (IC del 95 % [0,01, 0,19], efecto de la crianza
negativa en el TDAH latente de Wave 2 a través pag < .05). No hubo evidencia de una indirecta
de los efectos de Wave 1 y Wave 2 RR.

Discusión
El comportamiento de crianza negativo es un factor de riesgo bien establecido para los síntomas del TDAH en los
cómo
hijos, pero se sabe relativamente poco acerca de cómo el comportamiento de los padres ejerce sus efectos
sobre los síntomas del TDAH en los hijos. Este estudio probó la hipótesis de que las diferencias individuales
en las FE y RR de los niños pueden constituir mecanismos potenciales subyacentes a las asociaciones
prospectivas entre las conductas de crianza positivas y negativas y los síntomas del TDAH en los hijos.
Probamos nuestras hipótesis utilizando modelos secuenciales de mediación múltiple en SEM de una
muestra bien caracterizada de niños, con y sin TDAH, seguidos en dos puntos de tiempo con
aproximadamente 2 años de diferencia. No se observaron efectos indirectos significativos de EF y RR entre las
conductas parentales positivas y los síntomas del TDAH de la Ola 2. Sin embargo, la crianza negativa y
los síntomas del TDAH­I y el TDAH­H del Wave 2 estuvieron parcialmente mediados por los efectos de las FE
de los niños en el Wave 1. Nuestros hallazgos proporcionan alguna evidencia de la importancia de considerar
las diferencias individuales en las FE de los niños como un posible mecanismo por el la crianza ejerce sus
efectos sobre los síntomas del TDAH en los hijos.

En primer lugar, la crianza positiva no se asoció significativamente con los síntomas EF, RR o TDAH de los
niños. Aunque estudios previos también han mostrado resultados mixtos con respecto a la asociación entre
la crianza positiva y las FE (Bindman et al., 2013; Holochwost, 2013), nos sorprendió que la crianza positiva
no se asociara prospectivamente con los síntomas del TDAH (ya sea directa o indirectamente a través
de FE/RR). Una posible razón es que el APQ solo evaluó la frecuencia de la participación de los padres,
mientras que la calidad de la participación de los padres puede ser tan crucial a considerar en lo que
respecta a los resultados del desarrollo (Rogers et al., 2009). También es posible que el APQ no haya
sido sensible a otras formas importantes de crianza positiva, que pueden estar más relacionadas con los síntomas
del TDAH y EF/RR en los niños. Por ejemplo, el apoyo a la autonomía (es decir, el andamiaje) se asocia con el
desarrollo positivo de las FE infantiles (Bernier et al., 2010), y la insensibilidad emocional de los padres se asocia
con los síntomas del TDAH infantil (Choenni et al., 2019).

Estas construcciones no se midieron a partir del APQ. Como nuestra medida de crianza positiva se limitó al
autoinforme, la variación en este constructo puede estar influenciada por la deseabilidad social.

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y otros sesgos del evaluador. La investigación futura debería considerar otras medidas y dimensiones de

comportamientos positivos de crianza y sus contribuciones al desarrollo de EF y RR del niño.

Encontramos que la crianza negativa se asoció negativamente con la FE infantil en el Relevamiento


1, que a su vez se asoció con ambas presentaciones de síntomas de TDAH en el Relevamiento 2. Estas
asociaciones son ampliamente congruentes con los hallazgos de estudios previos de EF (Blair et al.,
2011; Hopkins et al. al., 2013) que han demostrado cómo la crianza negativa, como el castigo
severo y la hostilidad, se asocia negativamente con el desarrollo de las FE de los niños a través del desarrollo
cerebral alterado (Moriguchi, 2014). Es importante destacar que EF no solo medió parcialmente la
asociación entre la crianza negativa y los síntomas del TDAH­I, sino que también medió parcialmente la
asociación entre la crianza negativa y los síntomas del TDAH­H. Los déficits de FE son predictivos de un
amplio número de resultados negativos, y claramente van más allá de una sola presentación de TDAH
(Chhabildas et al., 2001; Schmitz et al., 2002). Esto sugiere que los comportamientos negativos de los
padres en la primera infancia se asocian sólidamente con el desarrollo de habilidades de EF en etapas
relativamente tempranas del desarrollo, lo que a su vez puede explicar el desarrollo de los síntomas del
TDAH a lo largo del tiempo. En particular, la FE infantil en el Relevamiento 2 no se asoció con ninguna
presentación de TDAH. Aunque se usaron tareas cognitivas estandarizadas basadas en laboratorio para
evaluar la FE de los niños en ambas Oleadas, la tarea que usamos en la Oleada 1 (EF táctil) difería de la
tarea en la Oleada 2 (caja de herramientas NIH). Aunque ambas tareas han demostrado una buena validez
en muestras más jóvenes, EF Touch se desarrolló y adaptó específicamente para evaluar las habilidades
de EF en niños en edad preescolar y de jardín de infantes (Willoughby et al., 2017, p. 18), mientras que NIH
Toolbox fue no (Bauer & Zelazo, 2013). Las diferencias de administración, junto con la mayor sensibilidad de
desarrollo del EF Touch, pueden ayudar a explicar por qué solo Wave 1 EF se asoció con presentaciones de
TDAH en nuestra muestra de estudio. La replicación de los resultados utilizando la misma medida de EF a
lo largo del tiempo fortalecería nuestros hallazgos al descartar la posibilidad de efectos de medidas diferentes.

Contrariamente a nuestras expectativas, no observamos ninguna vía indirecta entre la crianza negativa y
los síntomas del TDAH de la Ola 2 a través de RR. De acuerdo con el modelo de vía dual, esperábamos
que la RR se asociara con los síntomas del TDAH­H dada la literatura previa que mostraba que la aversión
a la demora estaba fuertemente relacionada con los síntomas hiperactivos/impulsivos (Thorell, 2007).
Una posible razón de nuestros hallazgos es que el comportamiento de los padres puede no influir
directamente en el RR de los niños, sino que puede explicarse mejor en modelos de TDAH como moderador
entre el RR de los niños y el TDAH. Dos estudios anteriores han demostrado que los niños con niveles elevados
de RR tienden a tener más síntomas de TDAH, pero solo cuando están bajo estrés o adversidad en función
de una crianza negativa (Becker et al., 2013; Li, 2018). También es importante considerar que puede
haber muchos otros factores que median en la compleja asociación entre el comportamiento de los padres y
los síntomas del TDAH en los hijos, incluidas las relaciones entre padres e hijos (Lifford et al., 2008) y la
desventaja socioeconómica (Russell et al., 2016). .

Nuestros hallazgos deben interpretarse teniendo en cuenta algunas limitaciones. Primero, nuestras
medidas primarias se basaron en el autoinforme de los padres. Nuestras escalas para crianza negativa y
positiva, por ejemplo, mostraron una confiabilidad modesta a pesar de demostrar una fuerte validez
convergente en otros estudios (Chronis­Tuscano et al., 2011; Li & Lansford, 2018). Como tal, reconocemos que
algunos de nuestros hallazgos pueden haber sido afectados por el sesgo de deseabilidad social, por el cual (por

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ejemplo) los padres pueden sobreinformar sobre su crianza positiva y subinformar sobre sus prácticas de
crianza negativas. La integración de múltiples medidas, como las evaluaciones momentáneas
observacionales o ecológicas, puede ayudar a abordar los sesgos de los informantes en futuros estudios
sobre el comportamiento de los padres. En segundo lugar, la muestra era predominantemente blanca, que es
representativa de la comunidad circundante pero puede carecer de capacidad de generalización a otros grupos raciales y étnicos.
Nuestra muestra también era de nivel socioeconómico relativamente alto. Aunque los ingresos del hogar se
tomaron en cuenta en nuestros modelos como una covariable, el nivel socioeconómico alto puede tener fuertes
influencias tanto en el comportamiento de los padres como en las EF y RR de los niños que no se pudieron
contabilizar estrictamente a través de controles estadísticos (Vrantsidis et al., 2020). Por lo tanto, es posible
que también sea necesario replicar los resultados actuales en poblaciones socioeconómicamente diversas. En
tercer lugar, aunque el estudio actual usó un diseño longitudinal prospectivo, nuestros tamaños de muestra
aún eran relativamente pequeños (dada la deserción por Wave 2) y se limitaron a dos puntos de tiempo.
Aunque controlamos los síntomas del TDAH de la Ola 1, notamos que los síntomas del TDAH en los hijos en
el Momento 1 aún pueden ejercer efectos no explicados en la crianza de los hijos en el Momento 1. Por
ejemplo, los síntomas del TDAH en los niños pueden aumentar las dificultades de crianza (Burke et al.,
2008) como que las vías de la crianza negativa y los síntomas del TDAH pueden deberse a efectos
transaccionales entre padres e hijos. Dada esta posibilidad, nos abstuvimos de extraer inferencias causales
sólidas con respecto a los efectos de la crianza sobre los síntomas de EF y TDAH en los niños en el presente estudio.

A pesar de estas limitaciones, los resultados pueden tener importantes implicaciones clínicas.
Las pruebas neuropsicológicas integrales ya son una parte estándar de las evaluaciones del TDAH, pero tienden
a ser de poca utilidad clínica fuera del diagnóstico y la decisión de tratamiento (Pritchard et al., 2012,
2014). Los médicos pueden evaluar el rendimiento de la FE más allá de la evaluación inicial, ya que
nuestros hallazgos sugieren que las medidas de la FE (y el rendimiento neuropsicológico en general)
pueden ser marcadores potenciales del progreso del tratamiento (o la falta del mismo). Además, los
hallazgos de nuestro estudio brindan una base empírica para futuros estudios que examinen la posibilidad de
que las FE infantiles puedan ser un mecanismo subyacente de cambio con respecto a los efectos de
las intervenciones de crianza conductual para el TDAH. Observamos que la evidencia aún no está clara
en cuanto a si enfocarse en los déficits de FE de los hijos por sí solo atenuará los síntomas del TDAH en
los niños. Se han realizado varios ensayos controlados aleatorios (ECA) de intervenciones de entrenamiento
cognitivo para jóvenes con TDAH, y los metanálisis muestran una eficacia limitada o sustancialmente menor
en la reducción directa de los síntomas del TDAH en relación con las intervenciones farmacológicas (Coates
et al., 2015; Sonuga Barke et al., 2013). Al menos un ECA examinó los efectos simultáneos del entrenamiento
conductual de los padres y el entrenamiento cognitivo para adolescentes con TDAH (Steeger et al.,
2016), pero no tenemos conocimiento de ninguna investigación que haya examinado los efectos indirectos
de las intervenciones de crianza sobre el TDAH a través de la capacidad cognitiva de los hijos. actuación.
Una vez más, el estudio actual proporciona alguna evidencia de que las mejoras en la FE infantil podrían
ser una consecuencia próxima de las intervenciones de crianza conductual que, en última instancia, afectan la
sintomatología del TDAH infantil. En resumen, nuestros hallazgos brindan información sobre los comportamientos
cómo
parentales negativos que se traducen en síntomas de TDAH en función de los déficits de EF en la infancia.
Tales avances en nuestra comprensión pueden ayudar a explicar por qué algunos niños con TDAH responden
más que otros a las intervenciones basadas en la crianza y, finalmente, conducen a intervenciones más
personalizadas para estos niños.

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Material suplementario
Consulte la versión web en PubMed Central para obtener material complementario.

Fondos
Los autores declararon haber recibido el siguiente apoyo financiero para la investigación, autoría y/o publicación
de este artículo: Los autores expresan su profundo agradecimiento a todas las familias que participaron en el
estudio. El estudio fue apoyado por subvenciones de la Wisconsin Alumni Research Foundation y el UW­Madison
Center for Human Genomics and Precision Medicine. JJL fue apoyado en parte por una subvención del Centro
Eunice Kennedy Shriver Waisman del Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano (P50HD105353).

Biografías
Qi Zhang es estudiante de doctorado en el Departamento de Psicología Educativa de la
Universidad de Wisconsin­Madison. Recibió una licenciatura en trabajo social del Instituto de
Tecnología de Beijing y una maestría en psicología aplicada del Centro de Ciencias de la
Salud de la Universidad de Beijing.

James J. Li, PhD es profesor asociado en el Departamento de Psicología, investigador del


Centro Waisman y miembro del cuerpo docente del Centro de Demografía para la Salud y el
Envejecimiento de la Universidad de Wisconsin­Madison. Su investigación examina la interacción
entre los factores biológicos y ambientales que subyacen al desarrollo de los trastornos de
externalización infantil.

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Zhang y Li Página 19

Figura 1.
Modelo de ecuación estructural de crianza positiva que predice los síntomas del TDAH infantil: (a) resultado:
síntomas del TDAH­I y (b) resultado: síntomas del TDAH­H
Nota . Las estadísticas son coeficientes de regresión estandarizados. Las líneas punteadas

representan relaciones no significativas; las líneas continuas representan relaciones significativas; las líneas
en negrita representan caminos indirectos significativos. FE = función ejecutiva; RR = respuesta a la
recompensa; DISC = Calendario de entrevistas de diagnóstico para niños; Vanderbilt = Escala de evaluación
* < .05. ** de Vanderbilt. << .01.
.001.***
pag pag pag

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Zhang y Li Página 20

Figura 2.
Modelo de ecuación estructural de crianza negativa que predice los síntomas del TDAH infantil: (a) resultado:
síntomas del TDAH­I y (b) resultado: síntomas del TDAH­H.
Nota . Las estadísticas son coeficientes de regresión estandarizados. Las líneas punteadas

representan relaciones no significativas; las líneas continuas representan relaciones significativas; las líneas
en negrita representan caminos indirectos significativos. FE = función ejecutiva; RR = respuesta a la
recompensa; DISC = Calendario de entrevistas de diagnóstico para niños; Vanderbilt = Escala de evaluación
* < .05. ** de Vanderbilt. << .01.
.001.***
pag pag pag

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j atención desorden. Manuscrito del autor; disponible en PMC 2023 25 de febrero.
SPSRQ
RR
= Nota.
W1
=
Onda

W2
=
Sensibilidad
al
Castigo/
Cuestionario
de
Respuesta
a
la
Recompensa,
puntaje
de
respuesta
a
la Onda

=
APQ
Cuestionario
de
crianza
EF
Alabama;
recompensa;
DISC
=
Calendario
de Touch
EF
=
EF
Touch,
puntaje
entrevistas
diagnóstico
para
niños;
Vanderbilt
=
Escala
de de
función
ejecutiva;
NIH­
TCB
evaluaciónEF
=
NIH
Toolbox
Cognition
Battery,
Vanderbilt.puntaje
de
función
ejecutiva; Estadísticas
Descriptivas
yCorrelaciones
para
Variables
de
Estudio.
p<
0,05.
9.
Síntomas
del
TDAH­
Ide
Vanderbilt
(W1) 8.
Síntomas
DISC
H
ADHD­
(W1) 7.
Síntomas
DISC
I(W1)
ADHD­ 6.
SPSRQ
TRASERO
(W2) 5.
SPSRQ 4.
NIH­
TCB
FE
(W2)
TRASERO(W1) 3.
EF
toque
(W1) 2.
Crianza
negativa
(W1)
APQ Variable
p<
0,01.
14.
Síntomas
del
TDAH­
Hde
Vanderbilt
(W2)
129 13.
Síntomas
del
TDAH­
Ide
Vanderbilt
(W2)
129 12.
Síntomas
DISC
H
ADHD­
(W2) 11.
Síntomas
DISC
I(W2)
ADHD­ 10.
Síntomas
del
TDAH­
Hde
Vanderbilt
(W1)
129 1.
Crianza
positiva
(W1)
APQ
p<
0,001.
*** ** *
135 135 129 135 135 128
24,20 131
24,64 118
108,74
13,92 128 131
28,92 131
66,19
nM
SD
1.28 1.33 1.97 1.94 1.61 1.31 2.18 1.70
.08
1.89 1,97
−0,06 2,58
−0,02 2,73
−0,12 2,31
−0,05 2,21
−0,03 2.18 2,47
−0,06 3.23 3.59 3,75
−0,17
— 5.98

.56
.05 .03 .13 .12 .06 .13
−.26**

1
2
.18 * .19 −0,14
.03 .08 .11 .05 .08 .00 .12
−0,41 −0,38***
−0,31***
0,41***
0,35***
— 3
−46***
−0,25** .45***

−.13 −0,06
*−0,47***
−0,27**
0,23**
0,37***
0,62***
0,66***
0,60***
0,20

Tabla
1.
*−.42***
4
−.11 −.16 −.16 −0,08
.11

−0,30*** *0,51***
0,45***
0,70
***
0,73***
0,68***
−0,36***
—−0,20 −0,32***
−0,25**
0,44
***
0,45***
0,77***
0,46***

***
.63***

5
.18
6
.30***
.43***
49***
.71***
.42***
.51***
.62***
— .52***
.41***
.60***

.23**
.42***
.50***
.56
***
.58***
.62***
.55***
.75***
.61***
*.31***
.61***
.47
***
.66
***
.52***
.76***
.52***
— 7
8
9
10
11
12
13
Página 21 Zhang y Li
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j atención desorden. Manuscrito del autor; disponible en PMC 2023 25 de febrero.
intervalo. Nota.
La
fuente
en
negrita
representa
vías
indirectas
estadísticamente
significativas.
W1
=
Onda

W2
=
Onda

FE
=
función
ejecutiva;
RR
=
respuesta
a
la
recompensa;
estándar
Est
=
estimación
estandarizada;
IC
=
confianza
Resultados
estandarizados
e
IC
del
95
%
de
los
efectos
indirectos
totales
yespecíficos
para
el
modelo
1yel
modelo
2.
W1
Crianza

W1
RR

W2
EF

W2
TDAH­
H
<0.001 W1
Crianza

W1
EF

W2
RR

W2
TDAH­
H W1
Crianza

W1
RR

W2
RR

W2
TDAH­
H
<0.001 W1
Crianza

W2
RR

W2
TDAH­
H W1
Crianza

W1
RR

W2
TDAH­
H W1
Crianza

W1
EF

W2
EF

W2
TDAH­
H W1
Crianza

W2
EF

W2
TDAH­
H W1
Crianza

W1
EF

W2
TDAH­
H Efectos
indirectos
totales W1
Crianza

W1
RR

W2
EF

W2
TDAH­
I W1
Crianza

W1
EF

W2
RR

W2
TDAH­
I W1
Crianza

W1
RR

W2
RR

W2
TDAH­
I W1
Crianza

W2
RR

W2
TDAH­
I W1
Crianza

W1
RR

W2
TDAH­
I W1
Crianza

W1
EF

W2
EF

W2
TDAH­
I W1
Crianza

W2
EF

W2
TDAH­
I W1
Crianza

W1
EF

W2
TDAH­
I Efectos
indirectos
totales
Resultado:
TDAH­
H
latente Resultado:
TDAH­
Ilatente
Predictor:
crianza
positiva
Predictor:
crianza
negativa
estándar
Est
<0.001 <0.001 <0.001 <0.001 <0.001
−0.01 −0.02 −0.01 −0.05 −0,07 −0.01 −0.01 −0,06 −0,06
0.01 0.01
modelo
1
[−0.03,
0.01] [−0.04,
0.05] [−0.08,
0.05] [−0.04,
0.04] [−0.02,
0.03] [−0.05,
0.03] [−0.18,
0.08] [−0.25,
0.10] [−0.02,
0.01] [−0.02,
0.03] [−0.05,
0.03] [−0.02,
0.03] [−0.03,
0.02] [−0.03,
0.05] [−0.20,
0.08] [−0.24,
0.11]
[0,00,
0,00] [0,00,
0,00]
IC
del
95
%
estándar
Est
<0.001 <0.001 <0.001 <0.001
−0.02 −0.01 −0.01
0.02 0.03 0.03 0.10 0.15 0.01 0.02 0.02 0.01 0.12 0.17 Tabla
2.
modelo
2
[−0.01,
0.01] [−0.01,
0.04] [−0.01,
0.08] [−0.08,
0.05] [−0.02,
0.08] [−0.05,
0.04] [−0.01,
0.01] [−0.01,
0.01] [−0.01,
0.02] [−0.01,
0.05] [−0.04,
0.03] [−0.02,
0.06] [−0.03,
0.04] [−0.01,
0.02]
[0.01,
0.18] [0,01,
0,30] [0.02,
0.22] [0.04,
0.29]
IC
del
95
%
Página 22 Zhang y Li
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