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Clases de culpa.
En la doctrina y en la legislación comparadas se acude a la distinción de la culpa según su
gravedad: culpa grave (temeridad), leve y levísima. Nuestro Código Penal no ha receptado
esa clasificación, que solo parcialmente fue introducida por la -actualmente derogada-
disposición del art. 278 del Código Penal. Esta clasificación cobra importancia para graduar
la magnitud de la culpabilidad y, por tanto, la magnitud de la pena. De todos modos, hasta el
presente no se ha logrado una diferenciación entre las distintas clases de culpa que sea
satisfactoria. Hay sin embargo consenso doctrinario en que la culpa más grave (temeridad)
es una imprudencia “sustancialmente elevada” y que se dará dicha culpa “cuando se hayan
infringido deberes elementales que se pueden exigir al menos diligente entre los sujetos”.
También hay consenso en no castigar la imprudencia levísima. Pero el consenso solo llega
hasta allí. BACIGALUPO cree conveniente buscar un criterio de graduación a partir de fines
preventivo-especiales, a partir del grado de desinterés del autor respecto de los bienes
jurídicos ajenos.
En su opinión, ZAFFARONI, ALAGIA Y SLOKAR distinguen entre una culpa temeraria y
no temeraria. En la primera hay dominabilidad, que para estos autores es el criterio rector
de la imputación y que consiste en la capacidad objetiva de dominar el hecho, presente no
solo en los hechos dolosos, sino también en los culposos. Solo la culpa temeraria, para estos
autores, puede plantear discusión sobre sus límites con el dolo eventual.
BIBLIOGRAFÍA:
GONZÁLEZ, Libro de DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.