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• Violencia autoinfligida: es una de las clases de violencia más estigmatizadas que existen,
ya que en ellas es la propia persona la que se daña a sí misma, algo que es muy difícil de
comprender desde el punto de vista del resto de la gente. En la violencia autoinfligida la
persona se puede realizar cortes en brazos o piernas, se puede humillar públicamente,
se puede golpear la cabeza contra superficies duras de manera repetida, etc.
Es frecuente que las personas que llevan a cabo este tipo de violencia estén pasando
por situaciones altamente estresantes, presenten un trastorno de personalidad (muchas
veces, el Trastorno Límite de la Personalidad) o ambas. También es posible que la
violencia autoinfligida termine desembocando en un suicidio o, mejor dicho, que sea
uno de los síntomas de una dinámica comportamental, cognitiva y emocional que
desemboca en el suicidio. Las heridas que alguien se ha infligido anteriormente no son
en sí mismas la causa de que decida quitarse la vida.
El eterno debate es que hay muchas cosas cuestionables acerca del concepto de
violencia autoinfligida, ya que poner todo el énfasis de la violencia sobre el individuo
puede no ser lo más indicado si su conducta es la consecuencia de la violencia que otros
ejercen contra ella. Es por eso que, cuando hablamos de violencia autoinfligida,
debemos tener en cuenta que detrás de ella pueden existir otros agentes que
desconocemos y que son la causa de este tipo de violencia.
«Estas tres fases son parte de un ciclo, que se retroalimenta en cada una de ellas, sin principio
ni fin y se necesitará contar con la presencia de un agente externo que rompa con esta
circularidad, por ejemplo: amigo, familiar, profesional, etc.»
Señales:
• Lesiones Inexplicables.– Las caídas y golpes son usuales en las actividades diarias de
niños y niñas. Sin embargo, es importante aprender a reconocer aquellas lesiones que
no tienen alguna explicación, el temor ocasionado en el infante puede ser identificado
con su silencio o una explicación que no coincide.
• Miedo, temor a terceras personas.- Una vez que el acto violento se llevó a cabo, niñas
y niños trataran de evitar a personas que tengan rasgos similares a los de su agresor,
por ese motivo se vuelve importante analizar su comportamiento temeroso frente a una
tercera persona.
La situación es más grave cuando existe un ambiente de violencia familiar, donde miembros de
la familia tienen algún problema de convivencia ya sea por circunstancias particulares o casos
que involucren el consumo de alguna sustancia psicotrópica.
• Deficiencia en peso y altura. – Niños y niñas que no tienen acceso a una alimentación
sana son directamente afectados en su peso y estatura, una correcta nutrición permite
el desarrollo físico y emocional, padres, madres y cuidadores deben asegurarse que
alimentos como carbohidratos, proteínas y cereales formen parte de una dieta diaria.
• Higiene Deficiente. – La limpieza es otra forma de identificar si un niño o niña está
viviendo violencia, la correcta higiene personal puede ser el resultado de alguna
situación que está viviendo dentro de su entorno familiar y que pone en peligro su
limpieza y salud.
• Inasistencia Escolar. –Muchos niños y niñas que atraviesan por situaciones de violencia
son afectados en su entorno de aprendizaje. Son muchas las situaciones de pobreza y
agresión que obligan a que un infante abandone sus estudios.
El brindar condiciones óptimas para que un niño o niña pueda tener un desarrollo integral es
una tarea de todos.
La Comisión para la Protección de los Menores de Argentina, realizó una campaña para explicar
cómo se puede promover el cuidado y protección de los niños desde casa. Con ese objetivo creó
el video titulado “Cuidar nuestros ambientes es cuidar la niñez” (el video está en la diapositiva,
detrás de la imagen que dice ambientes protectores, dura 0:30 segundos) que recrea situaciones
comunes y muestra las características de un ambiente protector y seguro.
El video relata: “Los niños que crecen en ambientes protectores son menos vulnerables a la
violencia, se saben cuidados, escuchados, y desarrollan su autoestima. En ambientes seguros los
niños aprenden a confiar en adultos que los protejan, a comunicarse y pedir ayuda. Un entorno
vivido con alegría y sin miedos en la infancia, ayuda a enfrentar con éxito desafíos y
adversidades. Cuidar nuestros ambientes es cuidar a la niñez”.
El buen trato y el cuidado de los ambientes es esencial para que los niños y adolescentes vayan
adquiriendo naturalmente pautas de cuidado de sí mismos y de los demás. La construcción de
vínculos que posibiliten su crecimiento personal y social es fundamental.
El buen trato se promueve a través del vínculo, en la forma sana y madura como nos
relacionamos, en entornos donde los niños se sientan protegidos. De esa forma, todo clima
positivo protege del efecto dañino de las relaciones tóxicas y de los contextos vulnerables de
abuso. Además, otorgan parámetros que permiten neutralizar el abuso de cualquier índole. La
Comisión para la Protección de los Menores de la Arquidiócesis de Paraná (Argentina) realiza una campaña
en la televisión pública de la provincia de Entre Ríos para explicar cómo se puede promover el cuidado y
protección de los niños y adolescentes desde casa. Con ese objetivo creó el video titulado “Cuidar
nuestros ambientes es cuidar la niñez” que recrea situaciones comunes y muestra las características de
un ambiente protector y seguro.