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La violencia destruye familias

La familia es el lugar en el que aprendemos a conocernos, a


relacionarnos, a comunicarnos y a resolver nuestros problemas. Por
esta razón, la familia juega un papel muy importante en la formación
de los niños y las niñas.
La familia debe ser un lugar en el que exista afecto, buena
comunicación, comprensión, respeto y formas adecuadas de resolver
nuestros conflictos. De esta manera nos sentiremos a gusto y
protegidos en ella y enseñaremos a nuestros hijos e hijas a
relacionarse con respeto. Por distintas razones, a veces nuestro hogar
se transforma en un lugar en el que hay violencia y malos tratos,
donde tenemos temor y nos sentimos intranquilos e inseguros/as. Nos
relacionamos a gritos, garabatos, golpes e insultos. Esto no es normal
y cuando esto sucede es probable que estemos viviendo violencia
intrafamiliar. Es importante saber que la violencia intrafamiliar afecta
a muchas familias en nuestro país y en el mundo entero, no
importando a qué clase social pertenezcan, que religión tengan o la
edad de sus integrantes. Para poner fin a los malos tratos y los abusos
en la familia, es necesario pedir ayuda.
LA VIOLENCIA FAMILIAR:
Se origina cuando hay maltrato entre los miembros de la familia. El
maltrato puede ser de tipo físico, psicológico, sexual o económico.
La violencia puede ser de distintas formas, sin embargo, utiliza la
intimidación, las amenazas y la agresividad para así tomar el control
y poder sobre otros.
En la familia podemos encontrar tres tipos de violencia:
1. El maltrato infantil: se genera cuando la violencia afecta a
niñas, niños, adolescentes menores de 18 años y es ejercida
por los padres o por sus cuidadores.
El hogar es la primera escuela para los niños, es ahí donde
aprenden a valorarse, amarse, respetarse y respetar a los
demás; sin embargo, en ocasiones los padres no saben cómo
tratar a sus hijos, no saben establecer límites de forma sana y
por ello recurren a la violencia, los gritan, los golpean y no
se dan cuenta del daño que les generan, no permiten que
vivan libres de violencia física y psicológica.
Existe maltrato físico si los padres o cuidadores del menor lo
golpean.
Existe maltrato psicológico cuando se le agrede verbalmente.
Por ejemplo, si los padres o personas que cuidan de un niño o
niña le gritan constantemente o le dicen insultos, como
“tonto, feo, no sirves para nada o haces todo mal” o le hablan
con groserías. Si el papá o la mamá se relaciona con su hijo o
hija de esta manera, dañará su autoestima.
Los niños y niñas que son maltratados por sus padres
aprenden a resolver sus problemas a través de la violencia, se
ponen más agresivos y difíciles, y pueden tener problemas en
el colegio, ya sea bajando sus notas o poniéndose violentos
con sus compañeros. Es importante considerar además que el
maltrato puede provocar daños físicos a los niños, niñas y
adolescentes.
En ocasiones dejamos a los niños al cuidado de otros adultos
y ellos pueden maltratarlos. Por ello, es muy importante tener
una relación de confianza y saber escuchar a nuestros hijos e
hijas para que puedan contarnos cuando viven estas
situaciones; además, ellos deben saber cuáles son sus
derechos y que nadie puede gritarles o pegarles.
Otra forma de maltrato infantil es el abuso sexual.
El abuso sexual es cualquier contacto entre un adulto y un
niño o niña, con el propósito de la satisfacción sexual del
adulto. El adulto que abusa sexualmente de un niño o niña
puede hacerlo a través de amenazas, engaños o por la fuerza.
Algunos ejemplos de abusos sexuales son mostrar fotos
pornográficas a los niños y niñas, hablar sobre temas
obscenos, mostrar o tocar genitales, penetración sexual
(violación).
¿Qué actitudes de nuestros hijos e hijas nos pueden hacer
pensar que viven abuso sexual?
• Cambios bruscos de comportamiento. Por ejemplo, su hijo
o hija era alegre y se pone triste y distraído, o era buen
estudiante y de repente baja sus notas o le gustaba compartir
con los demás y se vuelve solitario y retraído.
• Comienza a tener problemas de sueños, temores nocturnos
y pesadillas. • Comportamientos agresivos o sexualizados.
• Tiene dificultades para caminar o sentarse.
• Se le detecta una enfermedad de transmisión sexual.
• Vuelve a hacerse pipi o caca cuando ya había aprendido a
avisar o hacer solo. • Muestra mucho interés por lo sexual.
• El niño o niña dice que está viviendo abuso sexual.
Si se da cuenta de que su hijo o hija está siendo abusado
sexualmente o él o ella le dice que esto está sucediendo, es
importante que usted actúe adecuadamente. Aunque es difícil
enfrentar un tema como este, debe saber que lo que usted
haga puede ser muy importante para la recuperación de su
hijo.
¿Qué debemos hacer si un niño, niña o adolescente nos
cuenta que está siendo víctima de abuso?
• No perder la calma, tratar de mantenerse tranquilo para
poder escuchar al niño y acogerlo con afecto.
• Hay que creer lo que nos cuenta. Los niños no mienten en
estos temas.
• Decirle que no es culpable. Es muy importante dejarle claro
que él o ella no tiene ninguna culpa, que el responsable es el
agresor (puede usar frases como "tú no has hecho nada
malo", "no es tu culpa", "tú no has podido evitarlo”).
• Decirle que saldrá adelante ("sé que ahora te sientes mal,
pero te vamos a ayudar para que vuelvas a sentirte bien").
• Expresarle afecto. Necesita sentirse seguro y querido.
¿Qué podemos hacer para prevenir el abuso sexual?
• Enseñar a los niños y niñas desde pequeños a cuidar su
cuerpo.
• No dejar a sus hijos solos en casa, ni menos con personas
que a ellos les provoquen desconfianza. Confiar en la
intuición de sus hijos.
• Estar alerta a los signos y señales que nos hagan sospechar
que nuestro hijo o hija vive abuso sexual.
2. Violencia doméstica o violencia de pareja: se da cuando
afecta algún miembro de la pareja, por lo general la persona
abusiva es de sexo masculino y las mujeres a menudo son las
víctimas; sin embargo, la violencia familiar también se
produce contra los hombres.
La violencia de pareja se expresa de diferentes maneras
Si su pareja o marido controla constantemente todo lo que
usted hace, con quién se junta, le impide ver a su familia o
participar en distintas actividades o si le dice cosas como
“tonta, estúpida, no sirves para nada”; critica la forma en
cómo hace las cosas de la casa, critica su manera de vestir o
su apariencia física o todo lo que usted hace le parece mal y
se enoja, usted está viviendo violencia psicológica.
La violencia sexual en la pareja se da cuando un miembro de
la pareja impone al otro un acto sexual en contra de su
voluntad. Si su pareja la ha obligado o forzado a tener
relaciones sexuales, la ha presionado para que realice actos
sexuales que no desea o que usted considera humillantes,
está ejerciendo violencia sexual en su contra. Nadie, ni
siquiera su marido o pareja, tiene derecho a obligarla a hacer
algún acto sexual en contra de su voluntad.
3. Violencia contra los adultos mayores: es todo acto de
omisión o acción que provoque un daño físico o psicológico
a un anciano por parte de un miembro de la familia. Está
comprendido por agresiones físicas, tratamiento despectivo,
descuido en la alimentación, abuso verbal, amenazas,
intimidación, entre otras.
Es importante señalar que, la violencia infantil y la violencia
doméstica es la que se da con mayor frecuencia.

CICLOS DE LA VIOLENCIA:
Existen tres fases en que se produce y reproduce la
violencia: acumulación de tensión, estallido de
violencia y luna de miel. La articulación de estos
momentos da origen a lo que conocemos como círculo
de la violencia.
Acumulación de tensión: Esta es la fase más difícil de
identificar, su elemento principal es la violencia
psicológica, Usualmente dura unas semanas o incluso
hasta meses, en ese periodo el agresor manifiesta cada
vez mayor irritabilidad, intolerancia y frustración:
insulta, aísla, crítica, humilla, responsabiliza de su
estado de ánimo, cela, deja de hablar, discute y no te
permite hablar, en otras palabras se pierde la
comunicación, Las víctimas sienten como un peligro
que las hace actuar de manera precipitada, tratan de
anticipar que el agresor no se ponga de mal humor. En
estas circunstancias la mujer suele justificar la
conducta agresiva con frases como “yo lo provoque” o
“me cela porque me quiere”.
Estallido de violencia: Es el resultado de la tensión
acumulada. Se pierde toda posibilidad de
comunicación con el agresor y descarga sus tensiones.
Después del incidente violento que no sólo son
agresiones físicas sino también, maltrato psicológico
(intimidación, menosprecio, humillaciones),
relaciones sexuales forzadas y otras formas de
coacción sexual, junto con comportamientos
dominantes y de abuso tales como, por ejemplo, acoso
verbal, destrucción de propiedades de la víctima o
aislamiento, es posible que el mismo agresor cure las
lesiones de su víctima o la lleve al hospital
argumentando que se trató de un “accidente”.
Luna de miel: En esta fase se inicia un periodo de
reconciliación, esta fase puede durar días, semanas e
incluso meses, el agresor se muestra arrepentido, no
por el hecho de haber estallado sino por haberse
excedido en la manera de hacerlo, pide disculpas y
promete que el incidente no volverá a suceder. La
víctima quiere creer que esto es verdad. El abusador
puede lucir vulnerable, causando en la víctima un
sentimiento de culpa y responsabilidad por el
bienestar del abusador. La víctima puede sentirse
agotada y los niños pueden convertirse en cuidadores,
tomando la responsabilidad de mantener la paz. Tras
varias repeticiones del ciclo, la fase de la
reconciliación desaparece, pasando de la
“acumulación de tensión” al “estallido de violencia”.
En este caso las agresiones serán cada vez más
violentas.
Cuando la mujer está inmersa en el círculo de la
violencia, se cree responsable de la conducta de su
pareja. Desarrolla sentimientos de culpa y vergüenza
por ser incapaz de terminar con la relación. Cree que
evitará el daño callando, encubriendo a su agresor,
teniendo relaciones sexuales a su pesar y tolerando el
maltrato reiterado a sus hijas e hijos. Lo que la
mayoría de las mujeres desconoce es que cuando la
violencia se haga más frecuente y severa, las víctimas
desarrollarán síntomas depresivos, apatía, indefensión
y desesperanza. No actuar a tiempo podría causar
daños irreparables en su salud y, en un caso extremo,
la muerte.
Secuelas de violencia:
Depresión, ansiedad, trastorno del sueño, trastorno por
estrés postraumático, trastornos de la conducta
alimentaria, intento de suicidio, abuso de alcohol,
drogas y psicofármacos. Así como miedo, aislamiento
social, baja autoestima, irritabilidad, labilidad
emocional, dificultades para concentrarse, rabia y
algunas dirigen su rabia hacia sí mismas (suicidio,
automutilación, maltrato a los hijos), falta de
asertividad, pérdida de seguridad, sensación de
indefensión, percepción de vulnerabilidad,
sentimiento de responsabilidad y culpabilidad por el
incidente traumático)
Es por ello que es importante acudir con un psicólogo,
pues al enfrentar este hecho traumático junto a un
psicoterapeuta y poder hablar con confianza y con
libertad sobre el hecho traumático a alguien que no te
juzga sobre tus sentimientos y tus experiencias
reprimidas, estás dejando expresar tus pensamientos y
sensaciones ocultos, lo cual a lo largo de las sesiones
te ayudará a liberar tu carga emocional, y te hará
sentir al menos un poco aliviada, lo cual, además de
ayudarte a superar ese evento traumático te irá
sanando poco a poco y podrás recuperar ese
empoderamiento y autoestima.
Acciones para prevenir la violencia familiar:

● Establecer normas claras con la familia para la


convivencia. Es importante definir reglas que incluyan
derechos y deberes a los que viven bajo un mismo
techo, pues éstas ayudan a establecer límites de la
conducta. Deben ser de fácil interpretación y deben
ser aceptadas por todos los miembros de la familia.
● Fortalecer los canales de comunicación al
interior de la familia. Escuchar activamente, tratar de
no caer en juicios, evitar las críticas, ponerse en los
zapatos del otro, demuestran interés y respeto por los
sentimientos de los demás. Así generamos un
ambiente de confianza clave para mejorar la
comunicación en casa. Recuerda que la palabra deberá
ser coherente con la acción.
● El diálogo y la mediación pueden ser estrategias
alternativas para resolver los conflictos que surjan.
Establecer el costo emocional que provocan los
conflictos es ganar terreno en la resolución de los
mismos. A través del consenso, la neutralidad y la
confidencialidad el método de la mediación familiar
ayuda a crear ambientes de negociación y
cooperación. Busca que un tercero medie la situación
y esto permitirá que el conflicto no escale.
● Busca técnicas de control emocional que
ayudarían a manejar cualquier tipo de situación que se
pueda generar. Exterioriza oportunamente las
emociones, salir físicamente de la situación de estrés,
pensar en lo peor que puede pasar son metodologías
de distracción que disminuirán el nivel de exaltación y
logrará mantener la calma, permitiendo pensar dos
veces antes de decir o actuar ante cualquier situación.
● Expresar el afecto que se siente hacia todos los
miembros de la familia. Dejar de lado el orgullo y la
timidez hace que se puedan expresar más fácilmente
los sentimientos, romper el hielo, sonreír, hacer
actividades conjuntas mostrando interés, ser amable y
ofrecer disculpas son las conductas más
recomendables para comunicar lo importante que es
cada miembro de la familia.
MECANISMOS:
El Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables -
MIMP brinda apoyo ( (Ley N° 30364) a las mujeres o
integrantes del grupo familiar que se encuentran en
situaciones de violencia a través del Programa
Nacional para la Prevención y Erradicación de la
Violencia contra las Mujeres e Integrantes del Grupo
Familiar, los servicios que ofrecen son los siguientes:
- Centros de Emergencia Mujer CEM: Son
servicios públicos especializados y gratuitos, de
atención integral y multidisciplinaria, para víctimas de
violencia contra la mujer e integrantes del grupo
familiar. Para procurar la recuperación del daño
sufrido, los CEM brinda orientación legal, defensa
judicial, consejería psicológica y asistencia social.
El programa está dirigido a todas las personas
afectadas por violencia familiar y sexual de su ámbito
de responsabilidad, sin importar condición social,
edad o sexo.
Para acceder, acércate a uno de los CEM a nivel
nacional, en comisarías o en hospitales. La persona
encargada de admisión tomará la información del
hecho, ya sea violencia familiar y/o sexual, física o
psicológica, para tener tus datos y derivarte al servicio
correspondiente.
- Línea 100: Es un servicio telefónico gratuito de
información, orientación, consejería y soporte
emocional que te ayudará si has sido afectada o
involucrada en hechos de violencia familiar o sexual,
o conoces algún caso de maltrato en tu entorno. Te
permite responder interrogantes, aclarar dudas y
motivar acciones para solucionar el problema.
Además, se pueden realizar llamadas de urgencia para
coordinar la intervención urgente de la policía ante
una situación de maltrato o violencia familiar y/o
sexual.
- Chat 100: Servicio personalizado por internet y
en tiempo real del Programa Nacional Contra la
Violencia Familiar y Sexual. Trabaja con
profesionales especializados en información y/u
orientación psicológica para identificar situaciones de
riesgo de violencia en las relaciones de
enamoramiento y/o noviazgo. También, atiende a
personas afectadas por violencia familiar y sexual.
Su fin es prevenir situaciones de riesgo y violencia
física, sexual o psicológica. El chat es confidencial.

- Servicio de Atención Urgente SAU: brinda


atención eficaz y oportuna a las víctimas con acciones
inmediatas, en coordinación con las entidades
competentes, desplazando un equipo de profesionales
al lugar donde se encuentra la persona afectada.
También, da atención psicológica, legal y asistencia
social. Para acceder, debes haber llamado previamente
a la Línea 100 y/o haber sido reportado por algún
medio de comunicación.

- Hogar de refugio temporal: Son espacios seguros


y temporales que brindan protección, albergue,
alimentación y atención integral (servicio de
psicología, trabajo social, tópico-enfermería,
educadora, acompañamiento permanente y talleres
productivos) a mujeres víctimas de violencia de
género, especialmente aquellas en situación de riesgo
de feminicidio o peligre su integridad y/o salud física
o mental, así como para sus hijos e hijas.

¿Quiénes acceden al servicio?

Las mujeres que se encuentran en situación de alto


riesgo y peligre su integridad física y/o mental son
derivadas por el Centro Emergencia Mujer – CEM o
el Poder Judicial.

Si conoces algún caso o eres víctima de violencia


familiar busca ayuda lo más pronto posible no esperes
que la violencia se torne irreparable, que tus hijos o
padres salgan lastimados u otras atrocidades peores,
denuncia a ese agresor, es una decisión difícil, pero
hazlo por ti, por tus hijos, por recuperar a tu familia y
recuperar tu empoderamiento y autoestima para que
puedas vivir una vida tranquila a lado de tus seres
queridos y finalmente puedas ser feliz.

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