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Miguel Ángel Pasillas, aborda la educación desde distintas perspectivas. La plantea como un
estado, haciendo referencia a la condición alcanzada por aquellos que han logrado llegar a
cierto nivel educativo. La presenta como una acción, destacando las actividades realizadas por
quienes participan en dicho proceso. Además, la plantea como una finalidad, semejante a una
empresa a conquistar. Explora la educación como un proceso, resaltando los mecanismos y
procedimientos que gradualmente conducen hacia la consecución de ese estado o finalidad
educativa.
Paulo Freire dice que la escolaridad es más que la mera transmisión de conocimientos, es un
proceso de formación integral que promueve el desarrollo crítico y reflexivo de los
estudiantes, fomentando su participación activa en la construcción de su propio conocimiento.
Dichos problemas tuvieron un impacto directo en su educación, ya que no disponían del dinero
necesario para cubrir la cuota escolar. Es por ello, que el director comunica a los estudiantes,
incluyendo a William, que no podrían continuar asistiendo a clases hasta que saldaran la deuda
pendiente de su escolaridad.
Relación educando-educador.
William decide seguir yendo a escondidas a las clases de ciencias, ya que el joven tiene una
gran curiosidad y pasión por esa materia a pesar de los obstáculos.
Meirieu (2003): “Aunque a veces quizá haya que renunciar a enseñar, no hay que renunciar
nunca a hacer aprender”(p.7).
Explorando los libros disponibles en la biblioteca, William adquiere conocimientos sobre
energía eólica y la capacidad de los molinos de viento para generar electricidad. Motivado por
su deseo de contribuir al bienestar de su familia y comunidad, decide emprender la
construcción de un molino de viento improvisado, utilizando piezas recicladas y sus propios
conocimientos autodidactas. Con la colaboración de sus amigos, logra recolectar los materiales
necesarios y lleva a cabo la construcción del molino.
Esta postura aboga por personalizar la educación, adaptándola a las necesidades individuales
de cada estudiante. Reconoce la singularidad de cada persona y aboga por un enfoque que
promueva el desarrollo integral, alejándose de la idea de la educación como un simple proceso
de fabricación estandarizado. En lugar de imponer un molde uniforme, esta visión abraza la
diversidad y busca cultivar una conexión más profunda entre el sujeto y su entorno humano.
Papel de la escuela:
Las teorías de la educación propuestas por Dermeval Saviani establecen una conexión con las
teorías críticas-reproductivistas al subrayar la dependencia de la educación con respecto a la
sociedad.
La apropiación de hábitos en esta etapa se percibe como una base sólida que beneficia todo su
recorrido en el sistema escolar, como lo destaca una de las maestras al final de la entrevista,
indicando que lo aprendido en esta etapa perdura toda la vida.
Esta primera experiencia en la escuela también se muestra como un catalizador para el
desarrollo del lenguaje, la creatividad, la autonomía y la confianza en sí mismos, subrayando la
importancia de esta fase inicial en la formación integral de los niños.
El ARTÍCULO 18 de la Ley desarrolla lo siguiente: “La Educación Inicial constituye una unidad
pedagógica y comprende a los/as niños/as desde los cuarenta y cinco (45) días hasta los cinco
(5) años de edad inclusive, siendo obligatorio el último año.”
Esto es importante, ya que durante esta etapa temprana de desarrollo, los niños experimentan
una gran plasticidad cerebral y tienen una capacidad única para aprender y adquirir
habilidades de manera rápida y significativa.
Brindarles una educación de calidad desde el inicio les permite estimular su desarrollo
cognitivo, emocional, social y físico de manera integral.
A partir del año 2015, la sala de 3 años se convirtió en obligatoria en todo el territorio
argentino como parte de la educación inicial. Esta medida busca garantizar el acceso a la
educación desde temprana edad.
Por otro lado, El ARTÍCULO 24 establece pautas cruciales para la organización de la Educación
Inicial en Argentina. Según este artículo: a) Los Jardines Maternales atenderán a los/as
niños/as desde los cuarenta y cinco (45) días a los dos (2) años de edad inclusive y los
Jardines de Infantes a los/as niños/as desde los tres (3) a los cinco (5) años de edad inclusive.
Este enfoque destaca la importancia de la obligatoriedad en la educación inicial, comenzando
por la sala de 3 años, donde los niños tienen su primera experiencia en el jardín.
La sala de 3 años proporciona una oportunidad valiosa para que los niños exploren,
experimenten y descubran el mundo a través de actividades lúdicas adaptadas a su nivel de
desarrollo. La interacción con otros niños y adultos en un entorno educativo les ayuda a
desarrollar habilidades sociales, como compartir, cooperar y comunicarse. Además, es
fundamental para garantizar un buen comienzo en la vida escolar y sentar las bases para un
aprendizaje continuo a lo largo de su vida.
Por otro lado, propongo destacar el concepto desarrollado por Masschelein y Simons en
relación con la disciplina.
La disciplina, según estos autores, abarca un conjunto de normas, reglas y prácticas aplicadas
con el fin de mantener el orden, fomentar el respeto y promover el aprendizaje. Este concepto
implica el establecimiento de límites para asegurar un comportamiento apropiado y un
ambiente seguro en el entorno educativo.
Es importante señalar que, si bien puede resultar desafiante esperar que un niño de 3 años
muestre disciplina en el jardín de infantes, dada su etapa temprana de desarrollo donde la
exploración y la curiosidad son primordiales, se reconoce la necesidad de ciertos límites para
llevar a cabo un curso organizado de manera efectiva.
Los niños en la etapa infantil enfrentan desafíos al controlar sus impulsos y seguir
instrucciones, ya que su capacidad de atención y comprensión está en pleno desarrollo. En
este sentido, se requiere de paciencia y estrategias apropiadas para cultivar la disciplina en
esta etapa temprana del desarrollo.
La disciplina desempeña un papel fundamental para los niños en la sala de tres años, ya que les
enseña a comportarse adecuadamente, seguir reglas, controlar sus acciones y relacionarse de
manera positiva con los demás. En este contexto, es crucial que adquieran gradualmente
disciplina en el jardín mediante un ambiente estructurado, límites claros y estrategias de
enseñanza adaptadas a su nivel de desarrollo. A medida que transcurre el tiempo y se practica,
los niños aprenderán a seguir las normas y desarrollarán habilidades de autorregulación,
contribuyendo así a su crecimiento integral y preparándolos para futuros aprendizajes y
experiencias.