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CRISIS Y OPORTUNIDADES

Hace muy poco hablábamos en nuestros pre congresos que la etapa actual estaba marcada por un des-orden
global: disputa entre los dos polos geográficos de mayor poder económico en el mundo(Estados Unidos, China),
debilitamiento de la hegemonía mundial de Estados Unidos, crisis de estancamiento económico del modelo
neoliberal que multiplicó la cantidad de pobres en el mundo y que se profundizó al igual que la súper
concentración del capital en pocas manos durante la pandemia reciente generando una brutal desigualdad y
también una crisis de ese modelo en las expectativas de desarrollo y progreso que tiene la sociedad.

Aunque esto no significa que sea una crisis terminal, ya que hasta ahora siempre desde una crisis el capitalismo
se reconvierte, pero sí que éste agotamiento del sistema económico abre la posibilidad de pensar y desarrollar
alternativas, al igual que el debilitamiento de la hegemonía de Estados Unidos sobre el mundo y la existencia de
otros polos de poder permiten el surgimiento de las terceras vías como en su momento sucedió con el
peronismo.

LA PATRIA GRANDE

En este contexto en nuestra región se está reconfigurando el escenario político, aunque permanece en disputa.
A principios de este siglo hubo un proceso de desarrollo económico con distribución, empujado por una oleada
de gobiernos progresistas y populares que mejoraron la condición de vida de muchxs latinoamericanxs pero que
no alcanzó a hacer cambios estructurales, lo cual provoco un agotamiento del modelo por sus propias
limitaciones reformistas.

Y esto junto a otros errores, como lo fue el impulsar cambios de arriba hacia abajo sin incorporar al pueblo al
proceso de transformación para alcanzar la potencia que logre cambios profundos y difíciles de revertir,
permitieron el retorno de una contraoleada neoliberal, que implementó su clásica receta antipopular para
gestionar el estado, logrando el retroceso del desarrollo alcanzado durante más de una década. A lo que se le
sumó la reciente pandemia que ayudó a que se profundizaran las tendencias negativas de la economía, dejando
en muy malas condiciones el terreno al cual están regresando nuevamente gobiernos progresistas. Y esto
teniendo enfrente a una derecha movilizada y trabajando constantemente para retomar el poder, a lo que

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también tenemos que agregar la guerra abierta en Ucrania que desató un proceso inflacionario de los precios
de los alimentos y combustibles en el mundo que nos afecta directamente.

Factores todos que hacen a la inestabilidad permanente de cada proceso político de la región. La sumatoria de
todo esto nos da como resultado una situación económica y social muy compleja que solo puede ser resuelta a
través de un cambio de modelo a pesar de que la inestabilidad que caracteriza a cada proceso político indique
la dificultad que existe para lograrlo pero en el que se puede avanzar si se logra consolidar un bloque regional
entre los distintos gobiernos populares que están retornando en el continente y que a diferencia de la primera
ola surgen de la movilización de los pueblos.

CADA MODELO ECONÓMICO CONSTRUYE UN MODELO POLÍTICO

En nuestro país desde el retorno de la democracia, el modelo económico no ha cambiado. El neoliberalismo se


impuso en los 70 y se afirmó con la traición menemista, y de ahí hasta la actualidad se mantuvo aún con los
cambios de gobierno, que a pesar de que fueron de distinto signo político, sostuvieron la estructura de ese
modelo que entró en crisis en el 2001 pero que tuvo continuidad durante la redistribución que logró el
Kirchnerismo a partir de la intervención del estado.

Durante esos doce años es donde seguramente existían más condiciones para avanzar en la construcción de un
proyecto de país alternativo a la democracia liberal y a la matriz económica concentrada pero no se hizo, y no
se hizo porque los sectores populares no eran los protagonistas de ese proceso político (sólo nos habían incluido
como consumidores). Era el estado en manos de la burguesía progresista impulsando reformas dentro de los
límites del orden económico, social y político establecido.

El modelo económico y social de ese gobierno no comprendía en toda su dimensión la fase actual del capitalismo
financiero global, y, por lo tanto, concebía políticas del siglo XX para problemas del siglo XXI. No tenía políticas
para los trabajadores excluidos ni los concebía como trabajadores. Después de ese modelo de derrame inducido
que entró en una fase de estancamiento económico que sólo podía superarse yendo más a fondo con los
cambios, pudo volver el neoliberalismo en su forma clásica de la mano del macrismo, que con un par de decretos
revirtió muchos de las reformas logradas.

Así es que a lo largo de estos 40 años de democracia representativa parida por el liberalismo siguen sin
resolverse los grandes problemas de nuestro pueblo. Los sectores populares vamos de crisis en crisis siendo
cada vez más pobres y los ricos haciéndose cada vez más ricos.

En los mejores momentos de los gobiernos de Néstor y Cristina había 6,5 millones de argentinxs dentro del
trabajo registrado, pero al mismo tiempo 11 millones subsistían a partir del trabajo que se habían inventado
desde los márgenes del sistema formal, en la precariedad y sin derechos. Además durante todo ese proceso
de consolidación del modelo, hoy dominante, se fue estructurando lo que son los condicionamientos que le
marcan la cancha a cualquier gobierno que asuma las riendas del estado nacional; sistema económico
extranjerizado, mercado concentrado en monopolios. Lo cual permite entre otras cosas, que haya empresas

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que controlen el precio de lo que consumimos sin que el estado pueda intervenir de forma efectiva para
modificarlo.

Ante esta realidad que aún se mantiene, la clase dirigente actual no tiene respuestas para resolver los problemas
y repite una y otra vez que es un fenómeno transitorio y que el desarrollo económico del mercado va a resolver
la situación absorbiendo a los que nos quedamos afuera, como si la historia pudiera retroceder en el tiempo y
repetirse el capitalismo industrial y el pleno empleo de hace 70 años atrás.

Las organizaciones sociales junto con la CGT, en el año 2016, impulsamos una ley en donde se estableció una
nueva herramienta de la seguridad social, el Salario Social Complementario, Salario porque reconoce un trabajo,
Social porque remite una tarea comunitaria y Complementario porque complementa el salario el que
compañerx se genera por sus propios medios. En una Argentina con dieciocho millones de pobres y once
millones de inscriptos para el IFE, solo un millón quinientas mil personas cobran el SSC, la economía popular se
construye día a día gracias al trabajo de lxs compañerxs que supieron reinventarse cuando el sistema formal los
expulsó; la discusión no es transformar los programas sociales en trabajo, la discusión es reconocer los derechos
laborales y la identidad de trabajadores de la economía popular.

Cada gestión que administró el estado nacional, implementó siempre dentro del marco del capitalismo, un
modelo económico que construyó un modelo político, que no lo cuestiona sino que lo reproduce y lo sostiene.
Por eso desde los medios de la burguesía (liberal o progresista) pero también desde su burocracia política
responsabilizan de la pobreza y la exclusión a los mismos pobres y a los descartados del sistema, para ocultar
el verdadero origen de la injusticia social que es el modelo económico que ellos mismos sostienen.

Por eso también quieren a los movimientos populares fuera de la política. Porque somos la expresión del nuevo
conflicto social que se desarrolla en el territorio, en donde es imposible que nos escondan y nos nieguen y
porque somos quienes organizamos la respuesta a muchos de los problemas de nuestro pueblo. Y además
somos la expresión política de un nuevo sujeto social que solo puede dignificar su vida si en nuestro país hay
una transformación política, económica, productiva y social profunda.

Esta democracia representativa hecha a medida de los intereses económicos de la burguesía, que por supuesto
no construyó un modelo de país que integre a todxs lxs argentinxs, permitió que se consolidara el capitalismo
financiero en nuestro país, pero preparó en ese mismo proceso las condiciones para que surja la clase social que
la transforme. Y esa clase es la que mueve al mundo, y sobre todo desde las nuevas experiencias de la clase
trabajadora, es el sector más dinámico a la hora de la lucha: son lxs trabajadorxs de la Economía Popular y sus
herramientas organizativas.

En síntesis, hay una crisis del modelo económico y político institucional de esta democracia representativa
desgastada, que abrió la oportunidad de un cambio de etapa histórica que viene siendo empujado por el sujeto
social que se organiza en los movimientos populares y que tienen al Movimiento Evita en su vanguardia. Que
expresa la nueva realidad social y económica de nuestro país, que expresa el nuevo conflicto social que son las
demandas de nuestro pueblo y por lo tanto puede ser quien construya una verdadera democracia popular, que

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exprese y no que simplemente nos represente, que transforme nuestra patria desde el protagonismo político
de los trabajadores y las trabajadoras.

Y eso no significa abandonar la tarea de la construcción sindical para meternos de lleno en la disputa política.
Tenemos que profundizar la construcción de nuestra herramienta reivindicativa para luchar por los derechos
que nos faltan, para resolver lo urgente. Pero a partir del proceso de los procesos de lucha y los conflictos
tenemos que ir ganando cada vez más conciencia construir cada vez más unidad en la clase trabajadora para
dar la disputa estratégica por el modelo de país con justicia social que anhelamos.

NUESTRO SINDICATO

LA UTEP Y LA UNIDAD DE LA CLASE TRABAJADORA

Lxs trabajadores tenemos que ser un actor central de la lucha política y plantear una estrategia de un proyecto
emancipador para un país con justicia social para todos. Pero hoy la situación del movimiento de trabajadores
está atravesada por las mezquindades políticas que aumentan la fragmentación social, económica y organizativa
de este sector, lo cual impide su empoderamiento potencialmente transformador.

Para construir y sostener una nueva unidad como clase trabajadora que permita ser nuevamente columna
vertebral de este proyecto, necesitamos un reordenamiento de la economía popular: organizarla en ramas,
actividades y unidades productivas (cooperativas, unidades de agricultura familiar, proyecto productivo).
Apostar por la construcción de una dinámica que nos permita conquistar la institucionalidad a través de la cual
librar las nuevas luchas que necesitamos para lograr un avance popular. La economía popular es una realidad
que llegó para quedarse y es también parte de la solución a los problemas antes mencionados que la política no
termina de ver, en gran parte porque la economía popular es el resultado del fracaso de un sistema que impera
en todo el mundo y que no tienen pensado reemplazar, de un sistema económico que se agotó y requiere de
audacia política para construir alternativas y voluntad transformadora más allá del “arte de lo posible”.

Es nuestro deber seguir construyendo nuestro sindicato para conseguir unidad y las conquistas de nuestro
sector, pero también representación política en el estado. De igual forma tenemos que avanzar en el aspecto
económico y productivo, poner en valor toda la productividad de nuestros trabajos que tienen que ser
reconocidos como trabajos por el estado porque son parte de la solución económica del crecimiento de la
Argentina

Tenemos la responsabilidad de construir esperanza, lo cual sólo es posible desde la base de un gobierno popular
y con la clase trabajadora protagonizando un proceso de transformación. Razón por la cual nuestras tareas en
esta coyuntura son: prolongar esta transición que se inició en el 2019, para que podamos llegar con mayor
fortaleza al 2023 y desde ahí tener un horizonte con mayores expectativas, mantener la unidad de nuestro
bloque social y ampliarlo, fortalecer nuestras alianzas externas, pero también avanzar fuertemente hacia
adentro de nuestra organización con el fortalecimiento de nuestra estructura interna y el ordenamiento gremial

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de la UTEP Evita, generar los ámbitos orgánicos que aporten en ese sentido, cualificar nuestra militancia,
promover los cuerpos de delegadxs, construir las ramas, ganar escala productiva para el desarrollo de nuestras
propuestas dentro de la Economía Popular y profundizar la participación y la representatividad de las
trabajadoras que han sido las protagonistas de todas nuestras etapas de organización y sobre todo de lucha
reivindicativa.

EL PROYECTO TRANSFORMADOR DE LA ECONOMÍA POPULAR

El capitalismo ha logrado resolver el problema de sacarse de encima a quien lleva dentro el poder para
transformar el sistema (la clase trabajadora) con una revolución tecnológica pocas veces vista, que le permite
reemplazar a obreros por máquinas que tienen mucha mayor productividad y no reclaman derechos. Al mismo
tiempo pueden ir de un país a otro sin problema porque su poder económico es trasnacional. Eso quiere decir
que bajo el dominio de este capitalismo financiero híper concentrado y trasnacional, el problema de los
trabajadores excluidos y sin derechos, es un problema de escala global.

Paradójicamente, aún ante la ausencia de modelos alternativos, el nuevo cuco para capitalismo son los
excluidos. El sujeto social con potencial transformador, el sector más dinámico dentro de la clase trabajadora
que no tiene nada que perder salvo sus cadenas, son los marginados, los inmigrantes, los refugiados, los
trabajadores de la economía popular, los últimos de la fila de la humanidad.

Ante ésta situación la clase política dirigente no tiene respuesta, no entiende o no quiere ver este universo de
la economía popular y tiene como única propuesta para resolver la cuestión del trabajo en nuestro país, el
subsidio o la promesa de que generando empleabilidad o más desarrollo económico se va a derramar y mejorará
la condición de vida de nuestro pueblo. Depende de quien lo diga es lo que se dice y es más o menos lo mismo;
entre liberales y progresistas hay muchas coincidencias.

Mientras ellos no pueden resolver el problema del descarte que genera este capitalismo envuelto en una
vorágine consumista que excluye a la gran mayoría de la humanidad de condiciones de vida dignas, que genera
miseria, hambre, esclavitud y atenta contra la sustentabilidad del planeta contaminando y destruyendo los
equilibrios ecológicos. Nosotrxs con la economía popular empezamos a esbozar un Intento de “erosionar” al
capitalismo generando islas de desarrollo, de aire puro (agujeros en el queso del capitalismo), en donde
construimos un proceso económico y social en otra velocidad, con Leyes diferentes, pero subsidiadas por la
economía de mercado. Decimos “erosionar” al capitalismo porque es una economía diferente a la del mercado
pero que no sale de sus reglas generales.

En esta convivencia con la economía de mercado, debemos construir las condiciones para un nuevo “pacto
económico, político y social” que siente las bases de un piso de dignidad para el pueblo, mientras generamos
las condiciones para la victoria de un proyecto de país alternativo, estable e integrado en un bloque regional
latinoamericano, que nos garantice la posibilidad de construir una patria justa, libre y soberana.

El universo de la Economía Popular, que en la actualidad puede aportar a producir y construir trabajo, se
despliega en circuitos económicos dentro de una extensa territorialidad que es preciso que cualifiquemos en

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términos de producción y comercialización para alcanzar mayores niveles de desarrollo, y podamos lograr
experiencias productivas que sean sustentables y que superen el desarrollo de baja intensidad que caracterizó
a la Economía Popular hasta el momento.
Para esto debemos involucrar al estado para impulsar políticas que desplieguen esa actividad económica con
obras y trabajo comunitario que den un salto de calidad y de escala en la producción. Tenemos que poder
desarrollar la Economía popular en otra escala y volumen, lo que implica avanzar en la cualificación de lo que
se produce, así como de los circuitos de comercialización, buscando producir una democratización de la
producción que hoy está altamente concentrada en pocas manos, imponiendo sus reglas al mercado.
Si logramos avanzar en ese proceso de democratización, avanzaremos asimismo en conquista de soberanía
económica, fundamental para achicar las actuales desigualdades sociales.

PROTAGONISMO POLÍTICO DE LXS TRABAJADORXS

Nuestro rol en la etapa anterior fue construir y sostener la unidad en la resistencia de la clase trabajadora al
gobierno neoliberal de Macri y aportar a la victoria en el 2019, eso nos permitió crecer desde nuestro lugar de
representación. Pero nos encontramos con una cuestión subjetiva y objetiva desde la realidad política,
contradicción que se presento cuando vimos en procesos progresistas, sectores avanzar mucho en derechos
individuales y corporativos pero retroceder en la situación económica y la justicia social, podíamos comer pero
no le cambiábamos la realidad a nuestro pueblo. En ese contexto nosotros sosteníamos que en el sector social
más golpeado faltaban muchas cosas por transformar y nosotros representábamos esas demandas, éramos lo
que faltaba.

El crecimiento no nos va a incluir. Hay que cambiar el modelo económico y las organizaciones populares
empezamos a balbucear esto a partir de definir la economía popular y creernos sujetos de derecho y
trabajadores. Empezamos a discutir un proyecto de país, empezamos pidiendo comida y terminamos
presentando leyes. Empezamos a meternos en la discusión política al punto de entender que tenemos que ser
quienes la reconviertan para que cumpla con la función social que tiene que cumplir.

Una estrategia popular para la nueva etapa seguramente implicará llevar adelante una serie de esfuerzos en las
prácticas a las que estamos acostumbrados, debemos tener en cuenta como mantener y profundizar el proceso
de acumulación, es importante no perder la hegemonía del movimiento popular. Tenemos que buscar la manera
de continuar sumando en el proceso de unidad y lucha, nuestros objetivos deben ser los de las mayorías con el
objetivo central en crecer. Necesitamos seguir ordenando nuestra fuerza política cualificándola, debemos
defender nuestra construcción política porque ese es el elemento central.

Desde nuestro bloque social tenemos que construir nuestra propuesta política para acercar las experiencias
comunitarias que están expresadas en todo el país y discutir más fervientemente y con más argumentos, qué
características productivas tiene que tener nuestro país, para terminar con la concentración económica, con la
extranjerización, con dignificar la economía popular, con la lucha por el cuidado de los bienes comunes, y las
peleas ambientalistas, que son centrales en el siglo 21, para esto, y pensando en lo electoral que se viene

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tenemos que fortalecer una fuerza que impida el retorno del neoliberalismo, para que en el 2023 no vuelva el
neoliberalismo en la Argentina.

En esta construcción de abajo hacia arriba supimos escribir un renglón, el de la economía popular, en la cual
debemos profundizar la discusión de una política programática y una agenda propia, es tiempo de discutir una
estrategia de poder. De allí que, si los Movimientos Populares no logramos construir nuestra voz política, otros
seguirán hablando por nosotros, en el mejor de los casos, cuando no ignorándonos en términos políticos para
sólo tenernos en cuenta como actor social.

Las transformaciones sociales no se dan por las ideas que tiene el progresismo. Es de otra forma como se
construye la historia, porque la rueda de la historia la mueven lxs trabajadorxs y sus luchas. Nosotrxs somos lxs
que movemos la rueda de la historia; somos lxs que construimos los modelos alternativos a este capitalismo y
somos lxs que vamos a construir otro modelo de país que nos contenga a todos y a todas empezando por lxs
que siempre fueron lxs últimos de la fila en la historia.

Vamos a ser lxs protagonistas en la construcción del modelo alternativo a este capitalismo porque nadie más lo
puede hacer.

PAN, PAZ, TIERRA, TECHO Y TRABAJO.

Este 7 de agosto se cumplen 6 años de la primera e histórica marcha de los movimientos populares desde San
Cayetano hasta Plaza de Mayo, que permitió avanzar hacia la Ley de Emergencia Social y selló la unidad de los
Cayetanos. Aquel día iniciamos un camino de unidad en la lucha contra el hambre, la entrega y la represión al
abrir el camino que contribuyó para derrotar a Macri, en las calles y en las urnas en el 2019.

Durante la pandemia, para el gobierno, lo primordial en todo momento fue cuidar la salud de la población,
proteger al empleo y el ingreso de los trabajadores, en un contexto de aislamiento social, preventivo y
obligatorio. La organización sindical pidió la construcción de un piso de ingresos y garantías para el conjunto de
la población que, además de aliviar situaciones familiares y garantizar que ningún hogar caiga por debajo de la
línea de la pobreza, supondría un “shock distributivo en la economía”, pero muchas de esas medidas sumadas
al poco consenso dentro del frente electoral, hicieron que el presente del pueblo no sea el que soñamos.

La reactivación que todos deseamos y necesitamos, debe incluir a todxs los actores de la economía: el sector
Pyme y cooperativo, el conjunto de las representaciones de los trabajadores y todas las actividades, aun las que
protagonizan quienes se inventaron su trabajo deben ser protagonistas de esa recuperación. La crisis que
vivimos genera que miles traten de ganarse el mango apelando a lo que tienen a mano. El espacio público no
puede ser un terreno de disputa donde siempre lleven las de perder los más pobres.

Sabemos que el sindicalismo tradicional reconoce que el mundo del trabajo ha cambiado y que hoy, el asalariado
ya no es el único trabajador, pero la pos pandemia traerá en si un nuevo reordenamiento mundial en donde los
monopolios intentaran fragmentar a la clase trabajadora, por ese motivo, estamos comprometidos a trabajar

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incansablemente por la unidad del movimiento de trabajadores organizados con las bandera de Paz, Pan, Techo,
Tierra y Trabajo.

El Papa Francisco subrayó cuatro enunciados que son principios humanos y principios de integración: “La
realidad es superior a la idea”, cuando te vas por los idealismos perdiste, lo que cuenta es la realidad, tocar la
realidad. “El todo es superior a la parte”, hay que buscar siempre la unidad del todo. “La unidad es superior al
conflicto”, cuando privilegias el conflicto, dañas la unidad. “El tiempo es superior al espacio”, cuando los
imperialismos buscan ocupar espacios, la grandeza de los pueblos es iniciar procesos, el tiempo siempre es
superior al espacio.

Creemos que la salida es con la organización comunitaria, protagonismo popular y el real reconocimiento
institucional de la economía popular. Por eso ante y ante la gravísima situación social es necesario destinar
todos los recursos para garantizar pan, tierra, techo y trabajo.

Con el espíritu y la convicción de aportar a la construcción del movimiento popular, convocamos a todos los
actores sociales, políticos, sindicales y religiosos que todos los días luchan por una patria cada vez más justa
porque estamos convencidos que la Economía Popular y su rol en estos momentos, no solo es ocupar un lugar
en el circuito económico, sino también como actor fundamental en el aporte a la reconstrucción del tejido social,
con el trabajo como ordenador y eje.

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