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Prevención
Desde un aspecto general, las tareas de prevención son también aquellas tareas que desarrolla la
sociedad a los fines de evitar ser víctimas de acciones delictivas. La Policía como institución desarrolla
y lleva adelante tareas preventivas con medios propios y/o con la participación ciudadana.
La prevención total del crimen requeriría un grado muy elevado de autoridad policial sobre la conducta
ciudadana, que terminaría por destruir la libertad individual, que en definitiva es pilar en un estado de
democracia.
Para tener el sustento legal del por qué la Policía debe prevenir el delito, sólo basta con
referirnos al inciso a) del artículo 13 de la Ley 13.482 que dice: “El personal de las Policías
de la Provincia de Buenos Aires, en el desempeño de sus funciones deberá adecuar su
conducta a los siguientes principios básicos de actuación policial: a) Desplegar todo su
esfuerzo con el fin principal de prevenir el delito y proteger a la comunidad actuando
acorde al grado de responsabilidad y ética profesional que su función exige para
preservar la situación de seguridad pública y las garantías constitucionales de los
requeridos por su intervención.
La prevención de los actos de la delincuencia abarca diversos procedimientos, cada unode los cuales
incumbe a diferentes grupos u organismos.
1) Prevención por medios mecánicos: consiste en el efecto preventivo que produce el empleo
de candados, luces, cajas fuertes, rejas, alarmas, vallas, personal policial, patrulleros, etc.
▶ Guardar la compostura, vestir uniforme completo y aseado, lucir gorra y no beber o comer mientras se
patrulla ―aunque, ante permanencias prolongadas se admite que, de a uno por vez, ingieran un refrigerio o
infusión, tratando de tener siempre en cuenta que la selección de aquellos alimentos y bebidas a ingerir sean
saludables y colaboren con el cuidado y el bienestar de nuestro cuerpo.
▶ Estar siempre alerta y no distraerse. El chofer debe controlar adelante y atrás, el
acompañante delantero controlar a la derecha y el acompañante trasero controlara la izquierda.
▶ Circular a escasa velocidad con la baliza derecha encendida.
▶ Encender ambas balizas y hacer sonar la sirena al acudir a una emergencia. Se
deberá circular con las ventanillas abiertas y el equipo de comunicaciones
permanentemente encendido.
▶ Al permanecer estacionado debe hallarse el motor apagado, pero con las llaves puestas, y cada quince
minutos debe encenderse el motor para evitar que se perjudique la batería por el uso de la radio y la baliza.
▶ El acompañante delantero debe posicionarse pie a tierra junto al patrullero brindando imagen ―la
puerta de su lado permanecerá abierta para permitirle
ingresar rápidamente ante emergencias, manteniéndose a una distancia no superior a los cinco metros,
portando el arma larga―.
▶ El chofer permanecerá en el móvil sentado y atento a las llamadas urgentes y al
encendido del motor.
▶ No deben hallarse dos hombres juntos fuera del patrullero porque anula su capacidad de respaldo, ni
tampoco cubrirse con la parte trasera del móvil donde se encuentra el tanque de combustible.
2) Mantener una actitud vigilante (proactividad), estar alerta ante situaciones de violencia o
conductas observables y objetivas que pudieran implicar o llevar a la comisión de un delito, o algún acto
perjudicial para el libre goce de derechos de las personas.
La prevención del delito y las violencias no es sólo tarea de la Policía. Debe tenerse en cuenta que la
educación para la seguridad pública, dentro de lo cual se encuentra la actividad policial, es un problema que
atañe a toda la sociedad.
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La prevención no puede hacerse desde el asiento delantero del móvil, se lleva a cabo en la calle, en
bares o callejones y a la hora en que el delito puede tener mayor incidencia. El policía de ronda que
olvida buscar corregir enérgicamente las condiciones que fomentan los crímenes falta a sus
obligaciones y deberes.
Si el policía cree que el servicio de patrulla consiste únicamente en responder a las llamadas que le
transmiten por radio, solo estará cumpliendo una tarea secundaria de las que se le han encomendado.
Solo el oficial que se dedique por completo al servicio, podrá lograr que se reduzcan
considerablemente los actos violentos o los delitos contra la propiedad.
Otros Sistemas
2) Un efectivo solo es más eficaz por estar más atento a sus obligaciones.
3) Es más seguro que patrullar de a dos, ya que esta situación genera una sensación deseguridad
atribuida al otro que excede la real e induce a confiarse o distraerse.
«El crimen debe ser controlado y prevenido, cuando la policía fracasa en este deber primordial, tiene
que cumplir a continuación con diversas obligaciones a fin de arrestar al delincuente y recuperar la
propiedad robada». (Patrulla para combatir la delincuencia. Apuntes de cátedra de Técnicas de
Procedimiento Policial. Módulo 1 del curso para Oficiales de Policía)
En otros párrafos estos apuntes resaltan que en los delitos existe una combinación de factores, a saber:
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1) El deseo del criminal de cometer el delito, y
Presencia policial
La presencia policial cumple una función muy importante dentro del uso racional de la fuerza, ya que
actúa en un doble sentido; de manera preventiva, como factor disuasivo ante posibles infracciones a
la ley u otro tipo de acciones que pudieran derivar en la comisión de delitos, y por otra parte
reforzando el sentimiento de seguridad en la sociedad.
Disuadir: Convencer (con argumentos o por la fuerza de los hechos) a una persona para que
cambie su manera de actuar, pensar o sentir. (RAE)
Asimismo, podemos pensar la presencia del policía como una forma de comunicación
―corporal, gestual, actitudinal―. Para que el funcionario policial pueda generar en la sociedad la
mencionada sensación de seguridad y cumpla su función preventiva, además del correcto uso del
uniforme y todo el instrumental de intervención, deberá presentar una actitud proactiva, atenta, con
adecuados niveles de concentración.
El lenguaje corporal y el lenguaje verbal son recursos indispensables de la función policial, que
presentarán variaciones de acuerdo a las diversas situaciones y contextos operativos. Éstas implicarán, a
su vez, la aplicación de diversas técnicas y procedimientos.
Aquello que algunos especialistas han definido como estrategias de prevención situacional del
delito, incluyen estas técnicas de observación, aproximación, patrullaje, custodia, entre otras. De este
modo, el policía cuenta con herramientas para el abordaje de diversas situaciones, ya sea que las
mismas impliquen brindar confianza y orientación a los/as ciudadanos/as, mediar en un conflicto o
instar a un sujeto o grupo a desistir de la comisión de un delito, por citar algunos ejemplos. Cada
situación deberá ser evaluada, a fines de planificar la acción de respuesta más adecuada. Por esto
resulta necesario el estudio de situaciones de intervención que permitan al funcionario formar y
desarrollar su criterio profesional para generar respuestas más rápidas y eficaces, propias de un
accionar profesional.
Uniforme Completo
Como mencionamos anteriormente, el correcto uso del uniforme es un factor elemental para el
desarrollo de la tarea policial y el cuidado de la imagen institucional. El uso del mismo y las insignias
correspondientes, se encuentra regulado mediante Resolución Ministerial 70/2019, así como en la Ley
13.482, en su artículo 11, cuyo texto dice:
Inc. b) […] portar el arma reglamentaria y los demás elementos provistos por la institución
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durante la prestación del servicio, exceptuando cuando por razones especiales sea relevado de
este deber […]
Inc. d) […] usar el uniforme, las insignias y los atributos de su grado, de acuerdo con las
disposiciones y reglamentaciones.
Inc. k) […] cuidar y mantener en buen estado de uso y aprovechamiento los bienes provistos
para el desempeño de la misión policial.
De lo expuesto se comprende la necesidad y el deber del cuidado del uniforme, los instrumentos y
equipamiento en general desde un fundamento normativo, a la vez que operativo, ya que contribuye al
desempeño profesional de la función policial.
Uniforme Reglamentario
Uniforme de invierno
● Tricota
Uniforme de verano
Igual al de invierno solo que cambia la camisa larga por camisa manga corta con escudos y
atributos.
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Uso del Chaleco Balístico
Las acciones de un policía deben tender siempre, en primera instancia, a la protección de la vida
en tanto derecho fundamental y ésto, lógicamente, incluye la propia vida del funcionario
policial.
El chaleco antibalas es parte del uniforme, por lo que el personal en servicio debe utilizarlo
obligatoriamente dado que cumple la función de resguardar la integridad física del policía. Por ello
resulta importante también habituar al cuerpo a su uso, e incluirlo en las instancias de formación,
capacitación y entrenamiento que impliquen el desarrollo de competencias en el ámbito de operaciones
policiales y preparación física.
Otros elementos indispensables son: la libreta de bolsillo y un bolígrafo para tomar nota, un silbato de
características básicas con el cual se podrán llevar a cabo operaciones relacionadas con accidentes de
tránsito o simplemente dirigir el fluir de una autovía congestionada.
Elementos adicionales
● Libreta de anotaciones
● Dos lapiceras
● Anteojos de sol
● Elemento cortante
● Encendedor
● Silbato
● Chaleco refractario
A continuación se establece el orden en el que se ubicarán los elementos con el fin de unificar criterios
acerca de la posición que tendrá cada uno en el cinturón táctico del futuro efectivo policial.
▶ Porta Llaves
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▶ Porta Cargador
▶ Porta Tonfa
▶ Porta Esposas
▶ Porta Handy
▶ Pistolera
La presente distribución se basa en la Regla de los Índices, utilizada en el Tiro Policial al momento del
desenfunde y el cambio de cargador. Asimismo, se basa en el hecho de dejar liberada la zona del cinto
correspondiente a la pistolera para evitar inconvenientes de empuñe al momento del desenfunde, y
también basa su fundamento en la necesidad gradualde la utilización a la hora de responder sin tener que
usar el arma de fuego teniendo las herramientas a fácil alcance del lado débil del cinturón.
Sujeto activo
Sujeto activo (SA)
Se considera a un Sujeto Activo, como aquella persona que motiva el accionar del funcionario
policial, desde una intervención de carácter social o cualquier otra que se desprenda de su función de
prevención y represión de ilícitos, es decir, por ejemplo: desdeun simple saludo cordial hasta la
aprehensión de un delincuente o el enfrentamiento armado con éste.
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La aplicación de este concepto tiene como fin profesionalizar el accionar policial en su interlocución
con particulares, sin que su accionar sea únicamente la intervención ante una víctima o un victimario,
evitando la estigmatización de las personas.
Una intervención profesional implica tratar a todas las personas por igual y a cada una de una manera
distinta, aunque siempre deberemos mantener el nivel de alerta.
La actitud que manifieste el sujeto activo ante la comisión policial será determinante para el accionar
de éste, por eso se las puede clasificar de la siguiente manera:
Positivo: Cuando el sujeto no opone ningún tipo de impedimento ante la presencia y entrevista del
personal policial.
Negativo: Cuando el sujeto se manifiesta visiblemente en oposición ante la presencia y entrevista del
personal policial.
Evasión: Cuando el sujeto, ante la presencia y entrevista del personal policial, intenta evadir su acción
y emprender la huida del lugar haciendo caso omiso a las indicaciones de detenerse.
A cada reacción por parte del sujeto activo corresponderá una respuesta por parte del funcionario
policial ―quien deberá evaluar, en caso de corresponder, el nivel de uso de la fuerza conforme los Principios
Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y de las Armas de Fuego, aprobado por la Asamblea General de la
Organización de Naciones Unidas y los principios y procedimientos básicos de actuación establecidos en la
Ley 13.482.
Teniendo en cuenta el concepto abordado y las actitudes que el sujeto activo puede asumir, resulta tan
importante que mantengamos el nivel de alerta durante el servicio, lo cual no implica una exageración de
nuestro comportamiento ―que podría originar estrés de servicio―, sino que debemos prestar atención al
entorno, estando especialmente atentos a lo que pasa a nuestro alrededor.
Cualquier cosa en nuestra cercanía inmediata, que nos resulte inusual, fuera de lugar, o fuera de
contexto, debe ser vista como potencialmente peligrosa hasta que se tenga la oportunidad de comprobar que
no es así.
Además, cuando hablamos de normas de seguridad, también nos centramos en el cuidado de aquellas
conductas que como efectivos policiales llevamos adelante con el equipamiento ―tanto del provisto como
del opcional―, teniendo siempre en cuenta el principio de razonabilidad para decidir utilizarlo.
En este sentido, es importante que tengamos muy presente las mismas normas de seguridad que
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debemos adoptar en un polígono de tiro. A continuación, y siempre refiriéndonos al arma de fuego,
podemos fortalecer algunas de ellas:
Todo equipo requiere de cuidado, estemos de franco o de servicio ―tanto al portarlo como al
utilizarlo―, sin distinción de contexto. Es por eso que resulta tan importante que recordemos siempre las
siguientes recomendaciones:
▶ Revisar periódicamente cada uno de los elementos para potenciar su utilización a la hora de
necesitarlos
Procedimientos policiales
Debido a la gran diversidad y complejidad de las problemáticas que se afrontan día a día, y con el
fin de establecer protocolos de actuación ante determinadas situaciones, fue necesario dividirlas
en tres grandes grupos, a saber:
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Dentro de estos tres tipos de procedimientos policiales, surge una suerte de reclasificación
interna, debido a la perspectiva del ciudadano a tratar, siendo que ―sin la necesidad de
readecuarse estrictamente en uno de ellos―, cada uno de estos puede ser de tipo pasivo u hostil.
Procedimiento ordinario
Son los que por sus características tienen una misión preventiva y educativa, efectuando una
acción disuasiva. Cabe destacar que, en esta clase de procedimientos, no se desenfunda el
arma, sino que la misma debe estar enfundada en condiciones de apresto para un pronto uso en
caso de surgir la necesidad.
Prevención
Prevenir es evitar que se haga una cosa o se lleve a cabo una acción determinada. Por
ejemplo, la prevención de delitos se puede efectuar realizando patrullajes permanentes ―en
vehículos, de a pie, paradas fijas o alternativas― realizadas en forma correcta, estando
atentos a las funciones, demostrando la presencia policial y la intención de prevenir.
Educación o instrucción
Educar: realizamos una tarea educativa cuando enseñamos algo que el ciudadano
desconocía.
Es importante repetir que en este tipo de procedimientos el arma deberá llevarse enfundada
y en pronto uso, en caso de tener que reclasificar el tipo de procedimiento.
Un error no previsto puede provocar que se aumente el nivel de conflicto y que un incidenteimprevisto
escale en conflictividad.
Son los procedimientos en los que contamos con suficientes indicios como para conjeturar
un posible componente delictivo, apoyados en elementos de convicción.
Indicios suficientes
Los indicios son aquellos elementos y actitudes por medio de los cuales podemos
presumir que un ciudadano cometió, o va a cometer, un delito.
Pero, si este indicio es acompañado por otros ―que pueden ser tanto subjetivos como
objetivos, como podría ser la descripción parcial de un delincuente que ha cometido un delito―,
estaríamos en presencia de un procedimiento por causa probable, ya que no contamos con el
elemento confirmatorio ―como para tener la certeza de que es el delincuente que ha cometido el
delito― pero contamos con elementos suficientes como para sospecharlo.
Haciendo prevención por la calle nos para un ciudadano diciendo que había sido asaltado por
una persona de tez blanca, alta y con una campera negra, la cual se había dado a la fuga hacia la
estación de tren de la localidad.
Debe entenderse que este riesgo es para nosotros, nuestros pares o terceros y que la
diferencia vital con la causa probable es que, en este caso, el componente delictivo se encuentra
comprobado.
Para realizar un procedimiento de este tipo debemos encontrarnos, indefectiblemente, ante tres
tipos de riego ―los cuales deberán darse de modo simultáneo―, a saber:
▶ Letal: peligro de muerte.
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▶ Real: no es producto de la imaginación y tampoco puede tener diferencias según el
punto de vista de otra persona. Es un peligro que podría afectar a cualquier persona.
▶ Inminente: el riesgo es ¡ahora, en este momento! Debiendo actuarse de manera
inmediata, dentro del marco legal vigente ― este tipo de
procedimientos pueden adecuarse a la legítima defensa propia o de terceros, enmarcada en
el artículo 34 incisos 6 y 7 del Código Penal―.
La ausencia de algunos de los términos aquí enumerados dará cuenta de que se trata de otro tipo de
procedimiento, debiendo ser indispensable la presencia de los tres para poder enmarcarse en la
categoría de alto riesgo.
El siguiente cuadro ―en el que podemos observar los diferentes niveles de riesgo y
complejidad que pueden presentar los procedimientos policiales― tiene como objeto que
podamos identificar con mayor claridad cada tipo de procedimiento y podamos ser conscientes del
peligro que implica cada uno. De esta manera ―sabiendo con antelación cómo actuar―,
tendremos herramientas para manejar mejor nuestro nivel de ansiedad.
En el mismo se visualizan los tres tipos de procedimientos policiales, los cuales se encuentran
subdivididos en procedimientos pasivos y hostiles. La línea que los atraviesa gráfica el nivel de
riesgo y de complejidad ―que puede variar, estimativamente, de cero a cien por ciento― y que
figura a modo ilustrativo. También podemos observar que dicha línea no comienza en el punto cero,
ya que asumimos que el sólo hecho de estar uniformados y de ejercer la labor policial conlleva un
riesgo implícito.
La idea, ante un procedimiento policial, es mantener siempre el nivel de riesgo lo más bajo
posible. Para esto es importante tener en cuenta que el arma más poderosa que tiene un
policía es la persuasión, o sea, la capacidad de obtener una resolución efectiva de incidentes
mediante la comunicación. Además, tiene fundamental importancia el saber reclasificar el
procedimiento ―lo que puede hacerse continuamente hacia arriba o hacia abajo―, aunque
cuando ya estamos en un procedimiento de alto riesgo es muy difícil, debido a que ya hay un ilícito
cometido, por lo que concluimos que la reclasificación puede llevarse a cabo siempre que el delito
no haya sido cometido.
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Procedimientos pasivos y hostiles
Dijimos que los tres tipos de procedimientos vistos anteriormente pueden, a su vez, clasificarse en
procedimientos pasivos ―en donde los involucrados no presentan hostilidad, demuestran una actitud pasiva
y obedecen las directivas que se le imparten― y procedimientos hostiles.
▶ Pasivo: identificamos a una persona en la vía pública, la misma se identifica correctamente y no hay
mayores complicaciones.
▶ Pasivo: se resiste a ser identificado y se pone violento, por lo que hacemos que se ponga contra la
pared.
▶ Hostil: se resiste a ser identificado y se pone violento, intentamos llevarlo contra la pared y continúa
resistiéndose.
▶ Pasivo: encontramos que la persona que estábamos identificado se encuentra armada, pero no tiene
intenciones de usar el arma o desistió.
▶ Hostil: la persona que estábamos identificando, extrae un arma y abre fuego. En esta instancia ya estamos
habilitados para actuar por el artículo 34 CPP ―encuadrando nuestro accionar dentro de los términos del
incisos 6 y 7 de la legítima defensa propia o de terceros.
Organigrama estratégico
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Este organigrama, no resulta ser un protocolo exhaustivo de pasos a seguir, sino que trata de enmarcar,
necesariamente, puntos cruciales a tener en cuenta a la hora de cada procedimiento; trata de ser una guía
rápida donde el/la oficial de policía pueda capitalizar breves conceptos estratégicos para su inmediata
actuación y saber de qué disponer y cómo actuar a la hora de cada una de sus intervenciones. El uso de la
fuerza, en cualquiera de sus escalas, siempre dependerá del análisis profesional y fundado del/la funcionario
policial.
Es importante saber clasificar los procedimientos de antemano, ya que es la forma más profesional de
saber a qué nos vamos a enfrentar y así tener las herramientas necesarias para abordar la situación. El
primer objetivo es saber a qué procedimiento nos enfrentamos. Por ello decimos que es el ABC de la
policía.
Entonces, es importante preguntarnos qué se debe tener en cuenta para clasificar y reclasificar los
procedimientos. El riesgo. Por lo tanto, entendemos que, según su riesgo, cada uno de ellos se puede
reclasificar, excepto aquel que ya hemos determinado como de alto riesgo ―ya que el componente delictivo
está comprobado―.
Para reclasificar los distintos procedimientos se tendrá en cuenta el concepto de Evaluar, Planificar y Actuar
(EPA) en consecuencia; siendo este un proceso dinámico, continuo y sistemático donde se analizan las
modificaciones de la situación y se planea el curso de acción más adecuado. Debe tenerse en cuenta que la
percepción del funcionario respecto de una situación puede afectar su evaluación y, a su vez, sus
consideraciones tácticas.
La persuasión verbal
¿Qué debemos entender por persuadir? Es la capacidad de obtener una resolución efectiva de incidentes
mediante la comunicación. Hacerle entender al otro que lo que está haciendo no es lo correcto y debe dejar
de hacerlo. La persuasión trabaja, especialmente, sobre las emociones de las personas. De allí decimos que
el arma más poderosa que tiene un policía es la persuasión verbal.
▶ Callar no significa perder. El hecho de tomar un instante para que el interlocutor termine de exteriorizar
sus sentimientos no implica que perdamos la disputa, esto nos permite tomarnos un tiempo para establecer el
foco del incidente, el silencio desconcentra laposición del interlocutor más aún si este se encuentra gritando.
▶ Evitar humillar al sujeto activo. Uno de los principales errores en que caen los/las policías es
reprender al sujeto activo por un hecho que ha cometido ―desde una infracción de tránsito hasta una
situación más comprometida―; el/la funcionario/a policial no es el padre del sujeto activo para llamarle la
atención como si fuera un chico, el/la funcionario/a policial debe prevenir ilícitos y hacer respetar las
leyes; por lo tanto, le hará saber los motivos que provocaron su intervención sin más, indicándole que debe
cesar en su actitud.
▶ No juzgar ni culpar. Vinculado con el párrafo anterior, el/la funcionario/a policial no está para juzgar ni
para culpar. Se interioriza del hecho que se está desarrollando. No se debe iniciar una intervención
juzgando o culpando a ciegas solo por lo que se ve en primera instancia.
Los/as policías debemos evitar comunicarnos de manera tal que provoquemos una elevación en el nivel de
fuerza de la intervención. Muchas veces, utilizamos un lenguaje confrontativo y/o vulgar que ocasiona
consecuencias:
▶ Empeora una situación
▶ Actitud no profesional
Evitar
▶ El uso de palabras descalificantes
▶ El tono sarcástico
▶ Los menosprecios
▶ Usar "palabras de pelea" y “luchas de poder”: la intervención policial no debe ser una lucha de poderes
entre el ciudadano y el funcionario policial Evitar que la comunicación se torne en discusión. Se debe priorizar
la escucha.
▶ Tomar en forma personal lo que dice el sujeto activo ―el mismo está hablando y peleando con lo que
el/la policía representa―. El que te enoja te domina.
Importante
▶ Estas reglas aplican para todo tipo de comunicación para la ejecución de la ley
▶ Si observamos que nuestro camarada no se comunica correctamente, y producto de eso se eleva el nivel
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de confrontación, no debemos dudar en intervenir y evitar esa escalada de fuerza
▶ Es fundamental que el jefe de UMO asigne roles y prepare a su personal en comunicación para la
ejecución de la ley
▶ En caso de que nuestro interlocutor no quiera comunicarse con nosotros, permitamos que nuestro
compañero de unidad retome el diálogo
▶ Cuando somos atacados verbalmente, respondemos -bajo estrés- con un contraataque verbal que
intensifica una situación que podría haber sido manejada fácilmente sin un aluvión de palabras. Evite
“disparar” con su boca.
2. Conozcamos la legislación vigente - la confianza en ese conocimiento nos lleva a una respuesta
segura (principio de legalidad)
3. Estemos preparados para apagar nuestro ego y nuestro orgullo. Recordemos que no se trata de
nosotros. Cuando la gente se molesta, está molesta con nuestro uniforme y nuestra posición de autoridad
―no con nosotros―.
4. Seamos autocríticos. Revisemos el lenguaje verbal, la posición del cuerpo, el tono y la actitud que
utilizamos y comparemos con los resultados. ¿El/la policía escaló la situación o la resolvió?
5. Planifiquemos y practiquemos nuestra respuesta verbal, tal como lo haríamos con una técnica
blanda, dura o el uso del arma. Esta es una habilidad motora compleja que requiere ensayo.
6. Desmenucemos nuestro desempeño: ¿Se verá bien mi comunicación en los medios periodísticos,
para mi superior o en un juicio?
2. Individualizar a un interlocutor
7. Cerrar la intervención
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Frases que se recomienda evitar y sugerencias para tener en cuenta para reemplazarlas
Las intervenciones policiales pueden ser programadas o no programadas, esto quiere decir, que pueden
ser con tiempo o sin tiempo, con lo cual es importante que toda intervención esté planificada y coordinada
para poder llevarla a la práctica en función del nivel de riesgo que represente ese procedimiento, esto
permitirá que la táctica empleada se vea segura para el personal policial como así también para su entorno,
independientemente de cómo se clasifique.
Para ello, se han enumerado las siguientes acciones que el personal policial debe tener en cuenta,
conforme al procedimiento que deba afrontar, permitiéndole con esto minimizar aquellos factores de riesgo
que pudieran surgir.
Estas intervenciones responden a los eventos cursados por el 911 o cualquier información que se obtenga
por parte de un tercero en plena función de la prevención de los
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delitos, o ante la intervención de un hecho delictivo en proceso o consumado. Por lo tanto, es importante el
tiempo con el que se cuenta, para poder analizar la información que se tiene, en función del riesgo que
representa la intervención y así:
1° Clasificación
La clasificación del procedimiento policial debe estar totalmente incorporada en el efectivo, debe ser
instantánea y espontánea. Solamente si sabemos a qué nos enfrentamos podemos pasar al siguiente
punto.
2° Selección de armamento
La selección correcta del armamento y de los cartuchos a utilizar puede ser decisiva para la resolución de
un conflicto o para evitar complicarlo más.
Por ejemplo: ¿es correcto ir a un evento público, como podría ser un recital, portando una ametralladora
UZI? Definitivamente no. Porque por el poder de fuego que posee la misma haríamos una masacre ante una
masa de gente tan grande. Lo más adecuado sería la utilización de cartuchos de escopeta con postas de
goma. Esto nos permite tener un arma intimidante, como es la escopeta, y que ante su eventual utilización no
pondríamos en peligro la vida de terceros.
Sabremos si es necesario comunicarnos con la base y solicitar apoyo de acuerdo con el organigrama
estratégico ―he aquí la importancia de aprender de a poco y de tener incorporados bien cada uno de los
conceptos aprendidos―.
La parte A consta del despliegue desde que salimos hasta que llegamos al lugar del evento. Es todo lo
referente a la movilidad y el trayecto elegido para arribar a la zona. Hay que tener en cuenta que el
acompañante debe estar ya 80 metros antes de llegar, preparado para repeler un eventual ataque con armas
de fuego. Por otra parte, la parte B consta del despliegue que haremos una vez arribados al lugar, se dice que
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es el despliegue pie a tierra.
5° Persuasión verbal
Ley 13.482, art.13, inc. g) Cuando el empleo de la fuerza y de armas de fuego sean inevitables,
identificarse como funcionarios policiales y dar una clara advertencia de su intención de emplear la
fuerza o armas de fuego, con tiempo suficiente como para que se tome en cuenta, salvo que al dar
esa advertencia pusiera indebidamente en peligro al funcionario policial, se creara un riesgo cierto
para la vida de otras personas, o resultara evidentemente inadecuada o inútil dadas las
circunstancias del caso.
6° Uso de la fuerza
Ley 13482, art. 13, inc. f) Ejercer la fuerza física o coacción directa en función del resguardo de
la seguridad pública solamente para hacer cesar una situación en que, pese a la advertencia u otros
medios de persuasión empleados por el funcionario policial, se persista en el incumplimiento de la
Ley o en la inconducta grave y utilizar la fuerza en la medida estrictamente necesaria, adecuada a la
resistencia del infractor y siempre que no le infligiera un daño excesivamente superior al que se
quiere hacer cesar.
Un claro ejemplo sería; encontrarnos con un robo en proceso, identificando a los delincuentes portando
armas de fuego; esto nos llevaría a una acción primaria de resguardo (un despliegue táctico que nos permita
buscar una cubierta) dado el grado de peligrosidad que representa la intervención a la hora de identificarnos
como policías, por ello se debe:
Escala de Cooper
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«El medio más importante para sobrevivir a un enfrentamiento letal no es ni el arma ni las habilidades
marciales, la herramienta esencial es la mentalidad de combate», estas palabras pertenecen a John Dean
“Jeff” Cooper (1920-2006) consignadas en su libro Principios de Defensa Personal.
Cooper introduce la aplicación de un Código de Colores que nada tenían que ver con situaciones tácticas
ni niveles de alerta, sino más bien con el estado de ánimo que se relaciona con el grado de peligro sobre el
que se está dispuesto a hacer algo, lo que le permite pasar de un nivel mental a otro para poder actuar
eficazmente sobre una situación determinada.
Clasificación
Esta condición se da cuando el/la efectivo no se encuentra compenetrado/a con la función policial,
omitiendo la realidad de los hechos que lo rodean. Suele pasar con respecto al exceso de confianza
presentado por el/la efectivo/a, como por ejemplo cuando se fija la atención solo al teléfono celular mientras
se escribe mensajes.
La desatención o condición blanca es el nivel más bajo en nuestra escala, es cuando el/la funcionario/a
está desatento/a o distraído/a. Puede ser caracterizado como soñar despierto o preocupado. El/la policía
en esta condición suele ir caminando con su cabeza baja, mirando a sus pies ―lo que no le permitirá percibir
el peligro hasta que literalmente lo tenga «agarrado del cuello»―, lo único que puede salvarlo en esta
situación es la insuficiencia o ineptitud del atacante.
Es el estado óptimo que presenta el/la efectivo de patrullaje preventivo, en donde se encuentra
compenetrado/a con la función y con sus sentidos alerta. Está atento/a a lo que pasa a su alrededor, por lo
tanto, es difícil de sorprender. Cualquier cosa en su inmediata cercanía que le resulte inusual, fuera de lugar,
o fuera de contexto, debe ser vista como potencialmente peligrosa, hasta que tenga la oportunidad de
comprobar que no es así.
Esta etapa se conoce también como alerta relajada y se da, por ejemplo, cuando el sujeto activo se ve
fuera de lugar, o se ve a alguien haciendo algo que no tiene un propósito obvio, entonces debe ser observado
con mucho cuidado.
Se conoce como etapa de alerta específica. Se relaciona con el procedimiento de sospecha, ya que
todavía no hemos identificado un componente delictivo, el cual por ahora solo es «posible».
En este momento tienen lugar los pasos prioritarios, como así también la clasificación de procedimientos.
Este es un elevado nivel de alerta con un punto de atención específico. La diferencia entre la atención
(amarillo) y esta condición actual (naranja) es este punto específico de atención, que será la persona que
llame su atención por lo que esté haciendo. Ahora, lo más importante es «leer» su lenguaje corporal ―ya que
cerca del 80% de la comunicación humana es a través del mismo―.
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Ahora su foco de atención estará en este individuo que llamó su atención sin dejar de tener una visión
general del lugar. ¡No queremos ser sorprendidos!. Debemos comenzar a preparar el plan de acción para
enfrentarlo y así responder rápidamente y eficazmente. En esta etapa se establece lo que se denomina
disparador mental: «si esta persona hace tal cosa, yo haré tal otra».
▶ Su disparador mental (establecido en la condición naranja) se ha disparado, «el sujeto hizo tal cosa y
usted reaccionó». Este hecho se encuentra establecido en la condición roja. según Cooper rojo es pelea; en
esta condición, el plan de acción del punto anterior se ha ejecutado. Es una acción específica, predeterminada
de parte del sujeto activo que resultará en una reacción inmediata, positiva, agresiva, defensiva, de parte
del/la policía. Así es como se logra la velocidad necesaria para obtener un resultado eficaz. El resultado
depende de su velocidad de reacción desde la condición inicial. Obviamente debe tenerse en cuenta que la
percepción del funcionario respecto de una situación puede afectar su evaluación y, a su vez, sus
consideraciones tácticas. Esto quiere decir que pueden ocurrir dos circunstancias: que reaccione en forma
rápida y eficaz o que su reacción sea tardía y de esta forma ponga en serio riesgo su integridad personal o su
vida.
El United States Marine Corps (USMC) utiliza el término "Condición negra", aunque originalmente no
formaba parte del código de colores de Cooper. Según Massad Ayoob, Condition Black, en la juventud de
Cooper, significaba combate en curso. Condición Negra también se usa para significar inmovilizado por el
pánico o abrumado por el miedo.
Estar atento a la funciones que se desempeñan es una conducta que el/la efectivo policial
debe adoptar. Esto no tiene como única condición el abandono del uso del el celular mientras
se está en servicio, sino que también significa cambiar la rutina de patrullaje ―convertirse en
impredecible en la ruta que se tome―; pasar por delante de los comercios observando que la
actividad se desarrolle de manera habitual ―para no ser sorprendidos por, o no haber notado a
delincuentes que estuvieran cometiendo un delito―; recordar rostros y vehículos de personas
que transiten por su zona, etc. Todas estas son actitudes necesarias para considerarse en
estado de alerta.
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Conclusión: en base al diagrama anterior se ha podido observar que al estar desconcentrado el/la efectivo
policial pierde la posibilidad de contar con el tiempo necesario para poder resolver situaciones de riesgo
pudiendo llegar a quedar expuesto/a, en situaciones extremadamente riesgosas, a la muerte. Por el contrario,
si está atento/a, logrará llevar a cabo el análisis correspondiente para afrontar con todas sus herramientas las
problemáticas que se le presenten, reduciendo así la probabilidad de fatalidades.
El shock del enfrentamiento se produce, en mayor o menor medida, en el instante en que un/a efectivo
debe enfrentarse al momento de actuar. El mismo puede variar de acuerdo con el nivel de entrenamiento que
se presente.
En el caso IDEAL, el efectivo llega con un nivel óptimo de atención (color amarillo en la Escala de Cooper)
hasta el momento en que se recibe el estímulo (hecho relevante) y es ahí en que se produce el shock
propiamente dicho. El nivel de atención cae violentamente hasta su máximo piso de caída de atención
consciente. Se produce entonces la recuperación del nivel de atención, que incluso se eleva por el nivel que
tenía inicialmente, logrando una atención superior. El tiempo transcurrido entre el shock y la recuperación del
nivel de atención total se denomina “tiempo de análisis y reacción”. A continuación, un gráfico ilustra lo que
acabamos de explicar:
Donde el tiempo de análisis y reacción es razonable
De acuerdo con el tipo de entrenamiento tengamos lograremos minimizar los tiempos de análisis y reacción.
Con una adecuada preparación los mismos pueden reducirse, aunque no al extremo ―ya que de ese modo
estaríamos realizando una reacción instintiva, casi mecanizada ―.
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Tipos de shock
Reacción tardía
El sujeto posee un nivel de atención baja o nula (color blanco de la escala de Cooper) o no posee el
entrenamiento adecuado, por lo que el tiempo de análisis y reacción es demasiado extenso, lo que genera
que el efectivo quede en desventaja táctica.
Reacción Mecanizada
El tiempo de análisis y reacción es tan corto que la acción parece mecanizada, de manera casi instintiva.
El peligro en este tipo de shock es que se puede producir una reacción sin medir las consecuencias a causa
de la mecanización de los movimientos.
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1. Nivel óptimo de atención.
2. Shock del enfrentamiento.
3. Caída violenta del nivel de atención.
4. Pico máximo de caída de conciencia.
5. No se toma el tiempo necesario para analizar la situación.
6. Recuperación con muchas posibilidades de error.
El/la efectivo no puede recuperarse del shock y no tiene posibilidades de analizar nada ni de reaccionar.
Queda en un estado de incapacidad operativa.
Una Unidad Mínima Operativa (UMO) se encuentra compuesta por dos (2) efectivos policiales, esta
manera de conformar la patrulla, responde a una modalidad de gestión de los recursos humanos y logísticos
para cumplir con la función de prevenir el delito, el estudio demográfico y la el análisis de las modalidades
delictuales en su conjunto de una zona determinada, nos define la operatividad.
De esta forma la unidad mínima operativa, llevará a cabo las tareas de prevención, principalmente desde
el empleo de la disuasión y de la coordinación de los roles que emplearán cada uno de los efectivos (en
cualquiera de las modalidades de patrullaje, motorizado, a pie, montado etc.). Por ello, se piensa a la U.M.O,
como una patrulla indivisible, que se ve fortalecida por la conjugación de las capacidades individuales de los
policías que la conforman, haciéndolos más activos en esa función.
se compone de dos (2) efectivos policiales, es indivisible y la que los/las habilita a intervenir de
manera activa.
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Cuando el/la efectivo se encuentre solo/a, ya sea por razones de servicio o bien que se
encuentre franco de servicio, podrá optar por actuar de manera pasiva informando la situación
al 911, efectuando tareas de observación mientras espera al apoyo. Esta regla es una medida de
seguridad esencial para la resolución de conflictos, pero existen situaciones que son excepción
a esta regla, como en las que la demora importe un mal mayor.
En las diversas áreas de conocimiento que conforman el saber policial hablamos en general en términos de
técnicas. Sin embargo resulta importante tener siempre presente que las técnicas son ejecutadas por personas y, en este
caso específico, por funcionarios policiales, quienes se encuentran habilitados a intervenir en tanto profesionales de la
seguridad y deben ajustar su proceder al marco normativo y doctrinario que, en el contexto de un Estado de derecho,
legitima y respalda su acción.
La policía tiene la función de garantizar el cumplimiento de la ley en nuestras sociedades. Sin ella, podríamos
encontrarnos ante escenarios y situaciones donde se impongan los intereses arbitrarios de un determinado grupo por sobre
el conjunto social.
Sin los/as funcionarios/as de las Fuerzas Policiales y de Seguridad no se podría ejecutar la ley de manera justa e
imparcial. Para ello, la policía cuenta con la autoridad para hacer uso de la fuerza de manera legítima. De hecho,
debemos decir, aunque suene redundante, las Fuerzas Policiales y de Seguridad son fuerza.
La mera presencia policial ejerce un efecto disuasivo para quienes tengan intenciones de cometer un acto contrario a
la ley. Existe una proyección simbólica de la fuerza, el sujeto que observa al policía sabe que ese funcionario está
habilitado a utilizar la fuerza, que cuenta con la legitimidad para ello. Dicha legitimidad tiene su fundamento en un Estado
de derecho, definido en base a que toda su actividad se encuentra subsumida a lo establecido por la Constitución Nacional
y los mecanismos que la misma establezca para la sanción de leyes y otras normas. De ello se deriva que el daño que
generan los actos corruptos, arbitrarios o discrecionales por parte de funcionarios policiales, entrañan un grave perjuicio
para la estabilidad de la vida en sociedad, ya que significan un cercenamiento del libre goce de derechos por parte de
quienes deben justamente encargarse de protegerlos y garantizarlos.
El ejercicio del poder de hacer cumplir la ley implica entonces una especial atención y regulación por parte de los
Estados. En este contexto, el 17 de septiembre de 1979, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la
Resolución 34/169, titulada Código de Conducta para Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley. Dicho
Código, tal como su nombre lo indica, tiene como objetivo definir determinadas normas mínimas y universales para la
conducta de funcionarios que ejercen función de policía, orientadas a la protección de los Derechos Humanos de todas las
personas (los cuales están comprendidos por un conjunto de Tratados Internacionales, que para el caso argentino, han sido
incorporados a la Constitución Nacional a partir de la reforma constitucional de 1994).
Podemos enunciar las bases legales del modelo del uso racional de la fuerza en tres niveles, el de las normas
internacionales; el de las nacionales y el de los reglamentos o protocolos de actuación.
Normas internacionales
▶ Código de Conducta para funcionarios encargados de hacer cumplir la Ley, aprobadopor la Asamblea General de la
Organización de Naciones Unidas**
▶ Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y de las Armas de Fuego, aprobadopor la Asamblea General de
la Organización de Naciones Unidas
Normas nacionales
▶ La Constitución Nacional
▶ Las siguientes leyes: el Código Penal de la Nación, el Código Procesal Penal de la Nación, la Ley Nro. 24.059 de
Seguridad Interior, la Ley de Unificación de las Normas de Organización de las Policías de la Provincia de Buenos Aires
N°13.482, la Ley de Armas y Explosivos N° 20.429.
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¿Cuándo es el momento indicado para usar la fuerza?
Por lo tanto, para que nuestro accionar sea legítimo deberemos recurrir a su
utilización luego de haber evaluado la situación desde los aspectos tácticos, legales y
éticos que regulan al accionar policial.
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¿Qué nivel de fuerza debo emplear?
Como se mencionó anteriormente, a nivel internacional, existen dos normas de la ONU que tratan este tema:
Los textos completos de estos instrumentos deberán estar disponibles en todas las dependencias policiales.
El primero de ellos es de cumplimiento obligatorio para la Policía de la Provincia de Buenos Aires, ya que se
encuentra anexado a la ley 13982.
La facultad de recurrir al empleo de la fuerza en determinadas circunstancias cuando otros medios resulten
ineficaces lleva consigo la gran responsabilidad de velar para que ésta se ejerza lícita y eficazmente, ya que su uso
excesivo afecta directamente los derechos humanos.
Los excesos en el uso de la fuerza implican las investigaciones y sanciones correspondientes tanto por parte de la
Auditoría General de Asuntos Internos como de la Justicia Penal.
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Los principios del uso de la fuerza y armas de fuego vigentes para la Policía de la Provincia de Buenos Aires
guardan consonancia con las prescripciones internacionales sobre derechos humanos en la materia.
El uso de la fuerza está regulado para la Policía de la Provincia de Buenos Aires en la Ley N° 13482:
El artículo 13, Inc. f): […] el personal policial podrá ejercer la fuerza física o la coacción directa en
función del resguardo de la seguridad pública solamente para hacer cesar una situación en que, pese a la
advertencia u otros medios de persuasión empleados por el funcionario policial, se persista en el
incumplimiento de la ley o en la inconducta grave y que podrá utilizar la fuerza en la medida estrictamente
necesaria, adecuada a la resistencia del infractor, y siempre que no le infligiera un daño excesivamente
superior al quese quiere hacer cesar.
El artículo 13, inciso g): […] cuando el uso de la fuerza o las armas de fuego sea inevitable, el policía
deberá identificarse como funcionario policial y dar una clara advertencia de su intención de emplear la
fuerza o el arma de fuego, con el tiempo suficiente para que se tome en cuenta, SALVO que al dar esa
advertencia pusiera indebidamente en peligro al funcionario policial, se creara un riesgo cierto para la vida
de otras personas o resultara evidentemente inadecuada o inútil dadas las circunstancias del caso.
Debemos dejar en claro que dejar de dar la voz de alto, dejar de identificarse como policía u
omitir la advertencia al ciudadano sobre la intención de usar la fuerza, son excepciones que
otorga la ley, por lo que su aplicación es restrictiva, lo que significa que solo pueden omitirse
estos pasos cuando se cumple específicamente lo que impone la ley:
a) se pone en riesgo la vida del funcionario/a policial;
b) se crea un riesgo cierto para la vida de las personas;
c) es inadecuada o inútil dadas las circunstancias del caso.
Por lo tanto el Policía debe dejar constancia en el acta de procedimiento de las circunstancias
por las cuales no hizo la advertencia, ajustándose a las previsionesque hace la ley.
Los principios regulatorios del uso de la fuerza y las armas de fuego establecidos en la Ley 13.482 son los
siguientes:
¿Cuándo?
Artículo 13, inciso i) […] el Policía debe recurrir al uso de la misma solamente en caso de legítima
defensa propia o de terceros y/o situaciones de estado de necesidad en las que exista peligro grave,
inminente y actual para la vida de las personas, o para evitar la comisión de un delito que entrañe ese
peligro […]
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¿Cómo?
Artículo 13, inciso i) […] debiendo obrarse de modo de reducir al mínimo los daños a terceros ajenos a
la situación. Cuando exista riesgo de afectar la vida humana o su integridad, el policía debe anteponer la
preservación de ese bien jurídico al éxito de la actuación o la preservación del bien jurídico propiedad.
La ley es clara al priorizar el bien jurídico «vida» por sobre el éxito de la operación en curso o por sobre el
bien jurídico «propiedad».
Además
Art. 13 inc. g) Cuando el empleo de la fuerza y de armas de fuego sean inevitables, identificarse como
funcionarios policiales y dar una clara advertencia de su intención de emplear la fuerza o armas de fuego, con
tiempo suficiente como para que se tome en cuenta, salvo que al dar esa advertencia pusiera indebidamente en
peligro al funcionario policial, se creara un riesgo cierto para la vida de otras personas, o resultara
evidentemente inadecuada o inútil dadas las circunstancias del caso.
El uso de armas de fuego para lograr objetivos legítimos de cumplimiento de la ley se considera una medida
extrema. Y solo deben usarse para proteger una vida humana y cuando resulten insuficientes otras medidas menos
extremas para lograr dichos objetivos.
Las armas de fuego NO SE DEBEN UTILIZAR cuando el/la Policía se encuentra frente a
multitudes, reuniones o grupos de personas, bajo ninguna circunstancia.
Tipos de cubiertas
El desarrollo del presente tema es de suma importancia, dado que la cubiertas son vitales para el
policía. Es por ello que en la selección del lugar para realizar la entrevista con el supuesto sospechoso deberá
tenerse en cuenta la posibilidad de contar con elementos naturales que sirvan para ocultarse y/o cubrirse.
En la táctica urbana de policía de patrullero se utilizan cuatro cubiertas bien definidas, a saber:
Cubierta física
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Está cubierta no solo impide que la silueta sea visible sino que, al mismo tiempo, impide que un proyectil
o elemento letal, haga blanco o impacte sobre el/la efectivo.
Cubierta visual
Estas cubiertas ―como las que observamos en estas imágenes― son de tipo visual, ya que
solamente cubren la figura de el /la efectivo pero no lo/la protege de una agresión letal.
Cubiertas parciales
Son las que nos protegen de manera parcial de los objetos que nos arrojare el objetivo agresor,
por ejemplo: chaleco antibalas, escudo antidisturbios, casco, puerta del móvil.
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Cabe destacar que tanto la cubierta física como la visual serán consideradas como tal en relación con
el objeto con el que nos esté atacando el agresor.
Es cuando el efectivo policial dirigiendo su arma hacia o sobre el objetivo procura asegurar su integridad
física, de su par o de terceros, pero sin abrir fuego vivo.
Cubierta inicial
Es la que posibilita, en forma urgente e inmediata, una cubierta total o parcial, hasta poder emplear otra
de mejores condiciones y características.
Cubierta secundaria
Es la que protege totalmente al efectivo. Puede llegar a ser el conjunto de cubiertas parciales dando una
protección máxima como por ejemplo, el móvil policial ―llantas, trompa del móvil, block del motor, parabrisas
blindado, coberturas de puertas, parantes, etc.―.
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Cobertura incorrecta
Cobertura correcta
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Liderazgo
Existen dos tipos de liderazgos básicos desde el punto de vista estratégico táctico.
Liderazgo jerárquico: Ejercido por quien, por su jerarquía en relación con el resto de los/as
oficiales, se encuentra como responsable de la comisión policial. No es, necesariamente, el que más sabe
pero tiene la responsabilidad y la toma de decisiones a cargo.
Liderazgo táctico: Ejercido por quien, por su posición estratégica, se encuentra en un punto de
relevancia, y es de quien depende la continuación o replanteo de la operación policial. Puede ser cualquiera
porque su liderazgo depende de la posición estratégica que tenga el mismo.
En caso de ser dos oficiales, ambos pueden cumplir cualquiera de ellos, pero en cada caso se deberá
tener en claro la responsabilidad que implica, a saber:
Policía 1:
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▶ Líder.
▶ Persuasión verbal.
▶ Esposamiento.
▶ Chofer.
Policía 2:
▶ Apoyo.
En caso de móviles, el móvil líder táctico es el primero en llegar al lugar y el que inicia el evento. El
primer apoyo es el segundo en llegar y el segundo apoyo será el tercero en arribar.
Techo operativo
El mismo se alcanza a través de llegar al límite de la capacidad para resolver el evento o intentar
hacerlo, lo que puede darse por los siguientes factores:
1. Por la especialidad.
3. Por la complejidad.
Efectos Visuales
Existen tres tipos de visión que son fundamentales para la comprensión del techo operativo en las
actividades relacionadas con el accionar policial:
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► Periférica: La misma posee 180° de
campo perceptible ―con variaciones como
consecuencia del cambio de dirección del centro
visual― no obstante, la visión periférica
sólo tiene una aplicación inicial, o parcial, que
se perderá o se recuperará de acuerdo a los otros
cambios visuales, producto de la operación.
Como ejemplo de la utilización que hacemos de las diferentes visiones podemos citar una recorrida por
un supermercado a donde entramos en búsqueda de un producto determinado del sector de perfumería:
ingresamos al local utilizando la visión periférica, cuando divisamos la sección nuestra visión se hace modular
y al encontrar el producto específico la visión se vuelve puntual.
► Tiempo de Reacción: es el tiempo que transcurre desde que se detecta algo hasta que
centramos la visión en ello. Cada 1/3 de segundo la vista hace un barrido, o sea, que el tiempo en que se
lanza una respuesta desde que apareció elestímulo es de 2/3 de segundo.
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El abordaje del conflicto en la función policial
La técnica LACER
Estos conflictos pueden tener diferentes finales, dependiendo de la forma de intervención que puedan
tener, como así también del grado de hostilidad que presenten. No debemos descartar nunca, que en toda
discusión entre las partes, siempre existirá un grado de violencia en menor o mayor medida. Estas
confrontaciones pueden quedar en una discusión y evolucionar hacia un arreglo o en el peor de los casos
provocar una lucha armada, algo que ya hemos visto y mucho en los últimos tiempos, principalmente, entre
situaciones que no logran ponerle coto a sus conflictos de antaño.
Un conflicto también puede ser “Individual”, se puede dar con uno mismo, por ejemplo, se nos
presenta la oportunidad de cambiar de empleo por otro que nos ofrece una mejor remuneración, pero en
nuestro trabajo actual nos sentimos cómodos, conocemos a la gente, a nuestro jefe, sabemos cómo
manejarnos, el hecho de pensarnos en una situación que requiera un nuevo comienzo, a pesar de los
beneficios económicos, sin dudas, nos genera una situación interna de conflicto, que nos obliga a tomar una
decisión entre dos situaciones que se contraponen.
También se puede dar que el conflicto resulta de carácter “Social”, este deviene de la propia
estructura social. Partamos de la base que nadie es igual a nadie y que todos los individuos somos seres
irrepetibles que tenemos nuestros propios intereses y pensamientos, los cuales seguramente diferirán entre sí,
entonces, partiendo de esto mismo, la convivencia social, será espectadora de una buena cantidad de
conflictos. Los desencuentros, las desigualdades económicas, los reclamos por abuso de autoridad pueden
ser algunos de los factores desencadenantes de importantes conflictos dentro de una sociedad.
Quienes se ocupan de este, tanto para explicarlo como para proveer una solución al mismo, ya sea a
través de la vía de la integración o la coacción, son las teorías del “conflicto social”, ampliamente difundidas en
el campo de la sociología.
Esta localización nos permitirá evaluar, las normas de seguridad recomendadas principalmente en el
organigrama estratégico, dependiendo de cómo se haya clasificado el mismo, (no debemos olvidar que si la
intervención presenta hostilidad, el radio operador en turno debe saberlo y así disponer del apoyo necesario
para asegurar la ventaja táctica de los operadores). Y desde este aspecto proceder a aislar a las partes.
En este punto, el aislar a las partes permitirá romper con el grado de violencia u hostilidad que se daba
en el conflicto, la técnica resulta efectiva, cuando ninguno de los dos actores pueden escucharse o tenerse al
alcance de la vista. Una vez aisladas las partes, el personal policial podrá proceder a contener en forma
individual a cada una de las personas en conflicto, y es aquí el punto más importante a tener en cuenta, toda
vez que la escucha resulta ser fundamental para poder indagar sobre aquellas cosas que no se ven en el
conflicto. Podemos decir que en este paso, se deben descubrir los motivos que dieron inicio al problema,
aquellos factores tales como; los intereses, necesidades, celos, los sentimientos, los temores, los valores, los
prejuicios, resentimientos, las rivalidades, diferencias culturales, etc.
La escucha también tiene que servir para completar la información suficiente y necesaria que permita el
personal policial, evaluar la situación para ver con qué herramientas cuenta para poder destrabar ese
conflicto. Una vez completado este paso, se puede pasar al último punto de la intervención, la forma de
resolver el conflicto. Existen diferentes métodos de resolución de conflicto, la bibliografía sobre este tema,
abunda en las metodologías que se emplean desde la intervención policial, y todas coinciden en su mayoría,
que el recurso por excelencia en la mayoría de los casos, resulta ser la mediación policial.
También existen otros métodos de resolución de conflictos en las intervenciones policiales, como ser la
negociación y el arbitraje, ambas dependerán de la localización del problema y su complejidad.
A continuación, haremos de esta introducción un resumen gráfico de las siglas de este Protocolo tan
importante a la hora de intervenir en conflictos, quedando así conformada la palabra:
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Despliegue táctico básico
Ya hemos mencionado formas en las que se toma conocimiento sobre un evento de emergencias, esto
puede ser a través del 911 o por el llamado de terceros. En el común denominador de los hechos que surgen
durante un servicio, el conflicto se apodera de la estadística, toda vez que surge del cotidiano convivir de la
sociedad, por ello, del proceder policial, se puede pensar el abordaje desde el desplazamiento una vez que se
toma el evento, hasta el arribo al lugar y posterior desembarco del móvil o acercamiento a pie.
A) Desde que se toma la novedad, hasta llegar al lugar: el personal policial deberá contar con todos
los recaudos de seguridad necesarios antes de llegar al lugar, anotando toda información referida al hecho,
distribuyendo roles y áreas de responsabilidad y debiendo estacionar el móvil policial a no menos de 10
metros del lugar del hecho preventivamente.
B) Una vez arribado en el lugar ( concepto de pie a tierra): previo al acercamiento del conflicto, ya
sea en la vía pública o en un domicilio, el personal se entrevistará con vecinos donde se desarrollan los
hechos, debiendo interrogarlos sobre:
8) Qué relación tienen con las personas involucradas, si le conocen algún medio
ilícito de vida y que formulen una opinión de estos.
Esto permitirá al personal policial, contar con la información suficiente para poder poner en práctica
todas las normas de seguridad y precauciones para la intervención.
Al llegar al lugar donde se llevan a cabo los hechos, el personal policial deberá estacionar el móvil a no
menos de 10 metros de este, debiendo tomar las medidas de seguridad correspondientes como retirar las
llaves del móvil, el armamento secundario, etc. De tratarse de un problema entre vecinos o una riña callejera,
se solicitará el apoyo adecuado a la circunstancia del hecho, para luego proceder, con el fin de separar
las partes involucradas, debiendo posteriormente actuar en consecuencia.
Recordar que deberán labrar la correspondiente acta, para reflejar los hechos
acaecidos, para lo cual se solicitará de entre los vecinos un testigo.
Una vez que el policía se encuentra en el lugar, el primer paso será separar a las partes y mantenerlas
alejadas en todo momento. En caso de contar con personal femenino o personal especializado en la
temática, el mismo acompañará y contendrá a la víctima, alejándola de la zona de influencia del agresor ―sin
forzarla en ningún momento― para que no lo vea ni lo escuche con la intención de generar un clima de
confianza para que sepa y sienta que la policía está para ayudarla.
Este procedimiento es muy importante ya que pretende evitar que el agresor intente
interrumpir a la víctima, persuadirla para que no realice la denuncia o intimidarla mediante
gestos o amenazas.
Es común que los instintos humanitarios y nuestra condición de policías hagan que dejemos de ser
imparciales, solidarizándonos con una de las partes ―más aún cuando en el hecho participen menores o
incapaces―, pero es necesario destacar que el personal policial debe ser profesional en todo momento, por
lo tanto debe tener siempre presente que no es ni debe ser Juez ni parte en este tipo de hechos.
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▶ Ley 8031/73 Faltas Contravencionales
Comunicaciones policiales
Las comunicaciones
Comunicarse, resulta esencial para el ser humano, tanto así, que el mundo no funcionaría si las personas no nos
transmitiéramos continuamente lo que pensamos, queremos o sentimos.
Por ello, es justamente el proceso mediante el cual una persona, llamada emisor, transmite a otra persona, llamada
receptor, un mensaje, y este mensaje es transmitido a través de un código, es decir, un conjunto de signos mediante un
canal.
Cuando utilizamos el lenguaje como canal para transmitir lo que deseamos, estamos entablando una comunicación
lingüística. Es decir, una comunicación basada en el idioma, sea el que sea, y que puede ser a su vez, en forma escrita u
oral.
Las comunicaciones policiales son aquellas que se establecen entre el personal policial, empleando un lenguaje
radioeléctrico característico (código lingüístico), a través de los sistemas de comunicaciones propios, con el objeto de
cumplir con la misión y función específica policial de mantener el orden y la paz social, resguardando la vida, los bienes y
los derechos de la población.
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Mediante la aplicación de protocolos se estandarizan los procedimientos ante hechos de similares características, los
cuales están sujetos a cambios para un continuo mejoramiento del sistema.
Modelo conurbano
Modelo interior
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Ética y práctica operativa
En las transmisiones se deberá emplear un vocabulario correcto y una pronunciación clara, así como una expresión
respetuosa y cortés. La conversación radiofónica se hará utilizando el tratamiento de «usted», quedando prohibido el tuteo
y la utilización de palabras soeces, insultantes, agraviantes o injuriosas.
Toda transmisión deberá comenzar con la «llamada». Su fórmula y respuesta debe ser la siguiente:
El indicativo de la estación llamada ―transmitido como máximo hasta tres veces―, seguido del nombre o
indicativo de la estación que llama, por ejemplo:
Ejemplo 1
Emisor AYB 850 (llama): AYB 2, AYB 850 Receptor AYB 2 (responde): QRV para AYB 2
Siempre se debe “hacer escucha” en la frecuencia (escuchar) antes de comenzar a transmitir para no entorpecer ni
interrumpir alguna llamada que esté en curso. Si ello fuera necesario―por la índole de la novedad a transmitir
(URGENTE)―, se deberá esperar un corte en la transmisión para alertar a la cabecera o dependencia que esté usando la
frecuencia al respecto.
Debe evitarse la originalidad, siguiendo siempre las pautas de comunicación existentes. Las órdenes para transmitir
deben ser claras y concisas, y las modulaciones que se efectúen deberán ser cortas y precisas a fin de evitar las
reiteraciones que consumirán tiempo de transmisión en forma inadecuada.
La prioridad de una comunicación está determinada por su carácter, es decir, que ante la presencia de una novedad
de carácter urgente, la misma será prioritaria sobre el resto de las comunicaciones.
Se entenderán como prioritarias a todas aquellas novedades que por su contenido, circunstancias e índole
determinen una situación de extrema gravedad a criterio del operador. El carácter de los contenidos de las
comunicaciones que se cursen deberá ser de índole estrictamente operativo, observándose su laconismo, claridad y
síntesis necesaria para construir un mensaje comprensible dando cabida a una rápida acción por parte de los medios
intervinientes.
1. Se deberá, indefectiblemente, solicitar el permiso respectivo para el uso del canal antes de irradiar cualquier
novedad. Para esto, el operador debe haber realizado una escucha previa ―observando si el canal se encuentra ocupado
con otro usuario―, a los fines de evitar los vicios sobre modulación e interferencias.
3. Se deberá proporcionar con claridad la descripción del lugar del hecho, calle, número, ruta, o referencia
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visible ―cuando no se cuente con los elementos antedichos―. La información brindada sólo se repetirá ante la
requisitoria del receptor. Por consiguiente, se procurará transmitir estos datos de una sola vez, apelando para ello a la
obtención de las mínimas referencias necesarias antes de irradiarlas.
4. Se brindará una breve síntesis de lo ocurrido, limitándose solamente al hecho en cuestión obviando los
detalles menores que no sean de vital importancia, como por ejemplo: enfrentamiento, personal herido, incendio,
accidente, robo, homicidio. Para ello, el informante apelará al sentido común con el objetivo de brindar una síntesis
concisa que represente la totalidad del hecho en su magnitud, sin caer en reiteraciones o situaciones obvias. Asimismo,
deberá recopilar los datos que permitan una posterior ampliación de la información o enumerar algún detalle de
importancia para una intervención más efectiva de los medios.
5. Se deberá hacer uso estricto y obligatorio del lenguaje radioeléctrico, ajustándose a las reglamentaciones
vigentes (Código Q, Código de deletreo). Su uso correcto evitará la descripción de los hechos en el lenguaje común, y por
tal motivo, una mala administración y coordinación del espacio radioeléctrico. Además, es una medida de seguridad ante
receptores no deseados.
6. Los Jefes de Dependencia, oficiales de servicio o personal a cargo, evitarán utilizar las frecuencias operativas
para la organización de los servicios u operativos ―puestos de ubicación, consignas particulares, relevos, etc.―, debiendo
planificarlos y organizarlos con la antelación necesaria, siendo claros con los objetivos y directivas impartidas.
La administración y control de la citada frecuencia está a cargo de un Oficial con funciones sobre la Consola de
Supervisión General de la División Centro de Despacho y Emergencias Radio Central. En tal sentido los interesados en
mantener una comunicación radioeléctrica deberán, indefectiblemente, solicitar el permiso de operación del canal
respectivo a la División Centro de Despacho y Emergencias Radio Central (señal distintiva AYB 2). Asimismo, y a los
efectos de dirimir responsabilidades cuando ello fuere necesario, se efectúa un registro de grabación permanente de la
misma.
Código Q
Los primeros códigos Q fueron creados hacia 1909 por el gobierno británico como una lista de abreviaturas
preparada para el uso de barcos británicos y estaciones costeras autorizadas por las autoridades.
● Aceleración de las transmisiones: las preguntas más usuales se resumían a la transmisión de tres letras
● Independencia respecto del idioma: el mismo código era comprendido por todos los operadores
independientemente de su idioma materno.
● Mejora de la seguridad: la semántica era clara y precisa.
A continuación, se detallan las siglas del código Q de utilización más frecuente en la Policía de la Provincia de
Buenos Aires.
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Código de Deletreo
La rapidez de la comunicación con interpretación perfecta depende de la habilidad de los operadores (emisor y
receptor). Se debe aprender a hablar (modular) con una velocidad y pronunciación que permitan la óptima comprensión
del texto. No obstante, la similitud del sonido de muchas letras, números, nombres propios, apellidos inusuales o
extranjeros, marcas comerciales y palabras que se prestan a confusión hacen necesario el deletreo.
Existen diversos códigos de deletreo. En nuestra Policía se ha generalizado el uso de uno de ellos ―compuesto, en
su mayoría, por nombres propios femeninos―, aunque también existe uno de carácter internacional ―ambos deberán ser
conocidos por los funcionarios policiales―.
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Partes de un equipo de comunicación
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