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Esta orientación central de nuestra propuesta debe ser impulsada por el conjunto de
la militancia de Nuevo Perú, se trata de forjar un escenario político que permita
avanzar en la construcción de la mayoría política - social nacional, que derrote, los
escenarios contrarios a la democracia y a los derechos de los pueblos; así también
damos cuenta que las salidas “institucionales” no solucionaran la crisis en la que
estamos sometidos.
Por ello, sin perder de vista nuestros objetivos centrales definidos en el Plan Político
de la CP Nacional, debemos desplegar y acumular fuerzas desde la sociedad para
lograr la derrota de estas fuerzas y promover un camino independiente del pueblo
en la forja de un gobierno democrático - popular que integre a las diversas fuerzas
democráticas, nacionalistas y progresistas en un proyecto nacional, un frente
antifascista, que tenga como eje principal de la agenda la lucha por una democracia
integral: Política, social, económica y respetuosa de los derechos de todas las
personas.
Los últimos actos políticos de disputa entre las partes en conflicto no les han
permitido acumular en gran medida para sus intereses en el marco del desenlace de
la crisis. Las elecciones municipales y regionales no han sido de victoria de ninguno,
la franciscana victoria de López de Aliaga en Lima, no le va a permitir tener un
liderazgo contundente, pero no hay que minimizar al neofascismo, porque el radio
de acción ha crecido y se moviliza. Estas elecciones consolidan el panorama
fragmentado, desgastado y sin rumbo de nuestra mal llamada democracia. La
democracia cada vez está más flanqueada por las mafias que utilizan estos
mecanismos electorales para utilizar el aparato del Estado con la finalidad de
consolidar su desinstitucionalización. Las marchas que no son contundentes,
expresan el hartazgo de la gente desmovilizada por este conflicto y la búsqueda de
una opción disruptiva que le permita abrir el paso a un proyecto diferente y está en
la agenda. La presencia de la OEA no va a solucionar la crisis y puede tener como
resultado el empate mediocre y antipopular en la que se encuentra el país, con una
gobernabilidad de baja intensidad y de sobrevivencia de los actores en conflicto,
pero a la vez es una oportunidad de denuncia, para que internacionalmente se
manifieste que este estado peruano no da para más, y necesita un nuevo pacto
social, donde se muestran fuerzas políticas intransigentes y retardatarias que
impiden esa apuesta democrática.
Nuestro problema es que los sectores democráticos y progresistas que aspiramos
un cambio disruptivo contra el neoliberalismo, no tenemos la fuerza para producir un
desenlace favorable a esos intereses, por el momento. No podemos dejar que
nuestro movimiento se deje arrastrar y polarizar por la contradicción de dos fuerzas
ejecutivo y legislativo, 1) LA DBA que quiere colocar a un Presidente no elegido
democráticamente a través de maniobras en el Congreso, sin irse ellos, maniobra
claramente golpista, que junto a la gran prensa concentrada y ahora un sector de la
fiscalía pretenden ponernos su propio relato de la historia, inclusive con un sector
movilizado; 2) La postura de piloto automático de PCT que no abre el camino a un
conjunto de reformas comprometidas al pueblo peruano en las elecciones del 2021
y con claros indicios de corrupción en su entorno de los que no se diferencia y 3)Por
el pacto de la sobre vivencia sin producir ningún cambio y solo que se siga el statu
quo, donde campea la corrupción y el estado putrefacto. Por todo, ello queda abrir
un camino independiente de construcción de un Pacto social por la democracia
constituyente. Los cambios de correlación en América Latina pueden dar el espacio
político internacional para una propuesta alternativa en nuestro país.
Nuestro reto: