Está en la página 1de 10

Oscar ValadO dOmínguez

manuel garcía
mOrenTe
una Vida a luz de la cOrrespOndencia inédiTa
cOn jOsé OrTega y gasseT
Introducción

Hablar de Manuel García Morente (1886-1942)


es traer a la memoria a un hombre y una época
resplandecientes de la reciente y brillante historia
de España. Podríamos enumerar decenas de inte-
lectuales de la primera mitad del siglo XX que han
pasado a la posteridad como grandes científicos,
pedagogos, profesores, filósofos, médicos, historia-
dores, poetas, músicos, cineastas… de nuestra his-
toria y de nuestra cultura: Francisco Giner de los
Ríos, Ramón y Cajal, Bartolomé Cossío, Miguel de
Unamuno, Antonio Machado, Manuel de Falla, Ma-
nuel Azaña, Juan Ramón Jiménez, Pablo Ruiz Pi-
casso, Eugenio D’Ors, Joaquín Turina, José Ortega
y Gasset, Américo Castro, Gregorio Marañón, Fede-
rico García Lorca, Xavier Zubiri, Luis Buñuel, José
Gaos, María Zambrano, etc. Sin embargo, y a pesar
de la amistad que tuvo con muchos de ellos, sobre
todo con Ortega y Gasset, la historia ha convertido
a uno de los hombres más distinguidos de la época
en alguien muy poco conocido.
Con la presente publicación quisiera aportar mi
granito de arena en la ardua tarea de divulgación que
vienen realizando otros autores antes que yo y que
merecen todo mi respeto y reconocimiento. Me refie-
ro a los profesores Juan Manuel Palacios y Rogelio
Rovira, cuyo tesón les ha llevado a publicar en 1996

13
las Obras Completas de Manuel García Morente1. Esta nuel García Morente y, por otro, enriquecer a aquellos
publicación ha marcado un antes y un después en el que sí la conocen con la correspondencia inédita di-
estudio de Morente, ya que a partir de ese momento rigida a José Ortega y Gasset. Una oportunidad para
hemos sido muchos los que desde diferentes perspec- acercarse a dos personajes ilustres del siglo XX espa-
tivas y disciplinas nos hemos acercado a este insigne ñol a través de su amistad, sus proyectos, sus miedos
personaje: la filosofía, la teología, la música, etc. Sin y sus silencios.
embargo, todavía siguen apareciendo documentos in- El autor.
éditos que ponen a García Morente en relación con
otras personalidades de la época, y por su contenido
podemos comprender mejor los diferentes aconteci-
mientos y circunstancias de su vida. Recientemente
han sido publicadas las cartas inéditas a Alberto Ji-
ménez Fraud2, a Serapio Huici y a José de la Muela3.
Mi intención, con este pequeño volumen, no solo
es reproducir las veintitrés cartas –hasta ahora inédi-
tas– que Morente escribió a su amigo José Ortega y
Gasset entre los años 1912 y 1938; sino que dada la
amistad que los unía me gustaría ofrecer al lector –
con toda humildad– un relato cronológico de la vida
de Morente en el que se integrará la correspondencia
inédita con Ortega para iluminar los acontecimientos
que se estén describiendo en cada momento. He creí-
do que de este modo no solo se presenta una docu-
mentación de importante valor con un posible nuevo
enfoque de la vida de Morente, sino que esta se ofrece
en su propio contexto vital.
En definitiva, las páginas que siguen buscan, por
un lado, iniciar al lector que no conoce la vida de Ma-

1 Cf. GARCÍA MORENTE, M., Obras Completas, Palacios, J. M. – Rovi-


ra, R. (eds.), 4 vol., Anthropos, Madrid 1996.
2 Cf. PALACIOS, J. M. – GARCÍA MORENTE, M., “Vía crucis de un filóso-
fo. Cartas inéditas de Manuel García Morente a Alberto Jiménez Fraud
relativas al proceso narrado en «El hecho extraordinario»”, Diálogo Filo-
sófico 100 (2018) 57-85.
3 Cf. CARBALLO, J. – GARCÍA MORENTE, M., “Cartas inéditas de Manuel
García Morente a Serapio Huici y a José de la Muela”, Estudios filosófi-
cos 68 (2019) 5-18.

14 15
I
El despertar a la vida

Todas las vidas tienen un principio y un final, es


de las pocas certezas del ser humano. El despertar a
la vida de Manuel García Morente fue el 22 de abril
de 1886 en Arjonilla (Jaén). Allí pasó los primeros
años de su infancia; aunque su familia se trasladaría
a Granada a los pocos años del nacimiento del peque-
ño Morente porque su padre, el doctor Gumersindo
García Copás, ejercería allí como oftalmólogo. Este
aspecto no debe pasar desapercibido, sobre todo por-
que su padre realizó la especialización médica en Pa-
rís, y su paso por la capital francesa le convirtió en un
hombre culto que se situaba en la tradición liberal,
con tendencias laicistas e ilustradas. Esta, sin duda,
será la circunstancia por la que el doctor García Co-
pás y su mujer, Casiana Morente, decidieron ofrecer a
su hijo una educación en un centro de prestigio como
el Liceo de Bayona.
El matrimonio tuvo dos hijas mayores que Mo-
rente: Guadalupe y Beatriz. Esta realidad familiar de
reparto de roles ha sido recogida por el primer biógra-
fo de Morente –el sacerdote jesuita Mauricio de Iriar-
te– que, en 1951, describía gráficamente el contexto
familiar de la siguiente manera: “dos fuerzas se le dis-
putan ya desde la cuna: las avanzadas ideas liberales

17
de su padre… y las oraciones de su piadosa madre”4. su brillantez), la gran mayoría de los alumnos eran
Ella se preocupó de la formación religiosa de sus hijos hijos de familias acomodadas o de la alta sociedad,
mientras estuvo viva. Recibieron el bautismo, la pri- tanto española como francesa. No es mera casualidad
mera comunión y una educación tradicional en la vida que Morente fuese condiscípulo de Pierre Cathala o
cristiana, de piedad, como era costumbre en la época. del mismo Pierre Laval7. Las familias pudientes en-
Su madre era cristiana y piadosa. El mismo Mo- viaban a sus hijos al Liceo de Bayona porque eran
rente, en el relato de su conversión, después de una conocedoras de que solo así podrían darles un futuro
vida alejada de Dios, recuerda con ternura esos pri- prometedor, formando parte de una élite de jóvenes
meros pasos en la fe: “Recordé mi niñez; recordé a mi en el marco laico, científico, ético y librepensador del
madre, a quien perdí cuando yo contaba nueve años momento. El mismo Morente afirmaba que el Liceo
de edad; me representé claramente su cara, el regazo de Bayona era el “gran establecimiento de enseñan-
en que me recostaba, estando de rodillas para rezar za secundaria”8. Su reconocimiento a esta institución
con ella; lentamente, con paciencia, fui recordando comenzaba por la ventaja que le había aportado en el
trozos del Padrenuestro”5. Este fragmento de su con- perfecto dominio de la lengua francesa, lo cual será
versión goza de un valor muy significativo, ya que patente en varias de las cartas que envíe al que será su
manifiesta que aquella fe naciente de Morente se irá amigo, José Ortega y Gasset.
apagando en su pubertad y adolescencia, sobre todo, Morente permanecerá durante nueve años en el
a partir del momento en que inicie su formación en el Liceo de Bayona, hasta 1903, y aunque finalizó sus
Liceo de Bayona en el año 1894, donde fe y razón, le- estudios de bachillerato con la obtención de impor-
jos de darse la mano, supusieron una verdadera dico- tantes accésits y premios que lo harían destacar entre
tomía. La presencia de Dios se transformó, en breve los demás alumnos, también vivió la dura experiencia
tiempo, en ausencia de Dios6. del fallecimiento de su madre durante este periodo de
El Liceo de Bayona era dependiente de la Univer- formación.
sidad de Burdeos y, en la época, gozaba de un presti- A la edad de diecisiete años se trasladó a París
gio superior al de otros centros educativos, tanto en y allí comenzó sus estudios de filosofía en contra del
España como en Francia. Contaba con un programa parecer de su padre, el cual deseaba que su hijo estu-
especial de Estudios Hispanos-Franceses y poseía una diase medicina9. Sin embargo, el joven Morente pre-
organización distinta y completa de cursos de estudios firió dedicarse por completo al estudio de la filosofía.
para jóvenes españoles. Cabe mencionar que aunque De este modo, dejó de lado una carrera de carácter
existían bolsas de estudio para niños de familias con científico para dedicar su vida a conocer la verdad y
pocos recursos económicos (solo si destacaban por los misterios que circundan al hombre.

4 IRIARTE, M. de, El profesor García Morente, sacerdote. Escritos ínti- 7 CF. RAOUX, P., “Les clases pour élèves espagnols du Liceo de Ba-
mos y comentario biográfico, Espasa Calpe, Madrid 1951, 14. yona 1872-1932”, Bulletin de la Société des Sciences, Lettres et Arts de Ba-
5 GARCÍA MORENTE, M., El Hecho extraordinario, OC, II/2, 431. yonne 136 (1980) 209.
6 CF. IRIARTE, M. de, El profesor García Morente…, 14-22. Es signifi- 8 García Morente, M., “La enseñanza de la filosofía en Francia”,
cativo que el título de la sección en la que M. de Iriarte profundiza en la OC, I/2, 7.
formación de Morente en el extranjero sea: “Una cultura sin Dios”. 9 CF. PALACIOS, J. M. – Rovira, R., Prólogo OC, I/1, X.

18 19
Durante los años que residió en la capital francesa, quieto y removido. En una palabra, creo yo que es
Morente pudo licenciarse en filosofía por la prestigiosa Monsieur Rauh el profesor que más hace pensar, por
Universidad de la Sorbona, lugar donde estos estudios lo mismo que sus clases y sus cursos no tienen, ni
eran principalmente de carácter histórico y científico, pueden tener, aderezo alguno y son la expresión de su
dejando a un lado otras disciplinas de estudio –tan sig- pensamiento”12.
nificativas hasta ese momento en los ámbitos univer- En una dinámica sumamente estructurada de la
sitarios– como la metafísica. Gran parte del contexto Sorbona en la que los contenidos nunca se desmarca-
filosófico contemporáneo de la época estaba domina- ban de la sequedad del cientificismo positivista, Mo-
do en lo esencial por el positivismo y, todo ello, de un rente optó por explorar nuevos horizontes en aras de
modo u otro, explica su influjo en Morente. Una direc- ampliar su conocimiento, por ello siguió su instinto
ción del positivismo francés se dedicó en especial a la y no desaprovechó la oportunidad de residir en París
sociología, siguiendo el camino iniciado por Auguste para frecuentar “el más alto instituto docente de la ve-
Comte, aunque con menor clarividencia. Esta nueva cina nación”13, el Colegio de Francia. Allí tuvo ocasión
orientación de especial atención a lo histórico y al po- de entrar en contacto con uno de los representantes
sitivismo sociológico que tiene como mayor exponente más significativos de la reacción contra el positivis-
a Émile Durkheim, daba una fisonomía a la Facultad mo, Henri Bergson. La filosofía de este ha sido la pri-
de Filosofía de la Sorbona muy específica, según Mo- mera gran influencia en el pensamiento de Morente.
rente: “toda positiva, científica, seria, minuciosa”10; de- El gran mérito de Bergson es haber abordado
jando al margen cualquier resquicio a la presencia de tres problemas importantes: el alma, la vida y la li-
Dios y, por supuesto, alimentando su vacío espiritual. bertad. El nuevo espiritualismo que plantea, más que
Entre los nombres del profesorado que impar- soluciones acabadas, indica vías a seguir para desci-
tían estos cursos en la Sorbona en los años que Mo- frar el enigma humano y cósmico. Por ello, Moren-
rente realizaba sus estudios encontramos célebres te, gracias a los nuevos horizontes metafísicos que le
ejemplos del positivismo francés11: Victor Brochard, proporcionó Bergson se fue convirtiendo poco a poco
Georges Dumas, André Lalande, Émile Boutroux, Lu- en un librepensador preocupado por estructurar su
cien Lévy-Bruhl… pero si alguno de los docentes de pensamiento filosófico de una forma amplia y sólida;
la Sorbona ganó la admiración de Morente, ese fue interesado por los eternos problemas del auténtico
Frédéric Rauh. Él mismo lo describe así: “A mi modo pensamiento, es decir, planteándose otra vez las gran-
de ver, es el pensador más serio y profundo que hay des cuestiones de la ontología y de la metafísica14.
en Francia. Su frase y su idea no corren mansamen-
te, cristalinas, con majestuosa gravedad; sino que su
pensamiento, digresivo, torturador, lleno de matices
y de sugestiones, deja siempre al oyente un poco in- 12 GARCÍA MORENTE, M., La filosofía en París. Consejos a un princi-
piante, OC, I/2, 14.
13 GARCÍA MORENTE, M., La filosofía de Henri Bergson, OC, I/1, 55,
nota 1. Sobre esta cuestión, J. Guitton, también manifiesta la importan-
cia de participar en cursos complementarios en el Colegio de Francia
10 GARCÍA MORENTE, M., “La enseñanza de la filosofía en Francia”, para conseguir una formación seria, amplia e integral; cf. Guitton, J., Un
OC, I/2, 9. siècle une vie, Éditions Robert Laffont, Paris 1988, 103-114.
11 CF. WINOCK, M., Le siècle des intellectuels, Seuil, Paris 1997, 104. 14 Cf. GARCÍA MORENTE, M., Bergson, OC, II/2, 238.

20 21
Después de unos años de intensa formación en Durante el curso académico 1908/1909 Morente
París, en 1906, tras finalizar la licenciatura, Morente ocupó la cátedra de Filosofía en la ILE a petición de
regresa a España para cursar en la Universidad Cen- su fundador, Francisco Giner de los Ríos. Cabe des-
tral de Madrid algunas materias complementarias tacar que la ILE no era solo un proyecto pedagógico,
para poder convalidar en ella el título adquirido en la sino que en ella confluían una serie de circunstancias
Sorbona y, así, realizar el doctorado15. que la hacían ser el núcleo de la ciencia, la cultura y
Inicialmente se traslada a Málaga, lugar donde su el arte por antonomasia de toda la península espa-
padre, Gumersindo, tras sus segundas nupcias, estable- ñola18. En esta dinámica intelectual, Francisco Giner
ce su nueva residencia. Allí, en contacto con numerosos de los Ríos siguió trabajando para erigir dos nuevas
intelectuales de la ciudad entre los que cabe destacar a instituciones: en 1907 logró que el Ministerio de Ins-
Alberto Jiménez Fraud y José Moreno Villa, emprende trucción Pública aprobase la Junta de Ampliación de
la creación de la revista Gibralfaro como instrumento Estudios e Investigaciones Científicas; y en 1910 creó
cultural en una región muy deteriorada por los acon- la Residencia de Estudiantes, cuyo director perpetuo
tecimientos de finales del siglo XIX16. Será también en fue Alberto Jiménez Fraud, íntimo amigo de Morente.
Málaga, en el círculo de estos intelectuales, donde el
joven licenciado de la Sorbona conozca a su futura es-
posa, Carmen García del Cid, que le fue presentada por
José de la Muela, amigo de la infancia17. Otro destacado
personaje con el que Morente establece muy buena re-
lación en esos momentos es Miguel de Unamuno.
Es en este contexto histórico-social donde Mo-
rente inicia una nueva etapa de formación. Entre
1907 y 1908, instalado ya en Madrid, realiza los cur-
sos de filosofía en la Universidad Central. Allí, tendrá
como profesor de Filosofía del Derecho a Francisco
Giner de los Ríos, creador de la Institución Libre de
Enseñanza (ILE). Es por ello que cuando Morente fi-
nalizó sus estudios de Filosofía y Letras en abril de
1908 e inició el doctorado pudo compaginar esta nue-
va etapa académica con la docencia en un lugar tan
insigne como la ILE.

15 Cf. PALACIOS, J. M. – ROVIRA, R., Prólogo OC, I/1, XI.


16 Cf. OLAYA VILLAR, M. D., “Alberto Jiménez Fraud y la Residencia
de Estudiantes”, Ensayos 5 (1991) 103; VILLAS TINOCOSO, S., “Una visión
de las publicaciones periódicas malagueñas anteriores a la revista Jábe-
ga”, Jábega 100 (2009) 8. 18 Cf. LAPORTA, F., “Fundamentos de la pedagogía institucionista”,
17 Cf. PALACIOS, J. M. – ROVIRA, R., Prólogo OC, I/1, XI. Historia 16 49 (1980) 77-84.

22 23
II
El inicio de una gran amistad

En este contexto de la ILE, la Junta de Amplia-


ción de Estudios y la Residencia de Estudiantes, se
conocerán los dos jóvenes intelectuales que protago-
nizan nuestro trabajo: Manuel García Morente y José
Ortega y Gasset, los cuales, en poco tiempo, forjarían
una íntima y duradera amistad, que solo al final se
verá truncada por una circunstancia “extraordina-
ria”. Pero no adelantemos acontecimientos.
El 15 de octubre de 1909, casi de manera profé-
tica, Ortega y Gasset, influenciado ya por sus viajes
por Europa, pronunció su primera gran conferencia
en el Ateneo de Madrid haciendo un llamamiento a
los jóvenes intelectuales como él: “Europa es ciencia
antes que nada: amigos de mi tiempo, ¡estudiad!... y
luego a nuestra vuelta de Europa encendamos el alma
del pueblo con las palabras del idealismo que aque-
llos hombres de Europa nos hayan enseñado”19. Dos
de esos jóvenes serían los propios Morente y Ortega,
que después de un tiempo en el que simultaneaban

19 MARICHAL, J., “La generación de los intelectuales y la política


(1909-19014)”, en Aa.Vv., La crisis de fin de siglo: ideología y literatura.
Estudios en memoria de R. Pérez de la Dehesa, Ariel, Barcelona 1974, 36.

25
la docencia y su doctorado pudieron continuar sus que no se les leía. En Marburgo se leía solo a Kant.
investigaciones en Alemania a través de la Junta de El gobernador de la ciudadela, Cohen, era una men-
Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas. te poderosísima”22. Será en Marburgo donde se vaya
Morente continuó su doctorado investigando en fraguando aquella incipiente amistad entre Morente y
diferentes universidades alemanas. En una primera Ortega, originada en el entorno de la ILE.
etapa en Berlín –donde ya había estado Ortega– y allí Con motivo de la oposición a cátedra de Ética
estudiará los aspectos más relevantes de la estética de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universi-
kantiana. En una segunda etapa, ampliará su forma- dad Central Morente regresa a España, y días antes
ción en Múnich, donde coincidió con Julián Besteiro, de este acontecimiento, el l8 de marzo de 1912, es-
al cual le unirá una gran amistad por muchos años, cribirá la primera carta a Ortega que nosotros hemos
hasta el punto de tener un papel decisivo en la vida de podido estudiar. En esta ocasión Morente expresa su
Morente poco después del estallido de la guerra civil, más sincera felicitación a Ortega con motivo de la so-
pero esto se podrá leer del puño y letra de Morente un lemnidad de San José, mostrando un gran afecto e
poco más adelante. incluso admiración. Se despide enviando también un
Retomando el discurso filosófico es necesario cordial saludo a su mujer y a su hijo Miguel, algo que
subrayar que Morente quedó prendado por el idea- será común en todas sus cartas personales.
lismo kantiano; de ahí que su formación en Alemania
influyera abundantemente en su pensamiento. Veía
en la filosofía de Kant el compendio de lo perfecto;
por ello ha dedicado al filósofo alemán sus esfuerzos
científicos más intensos y urgentes, siendo el título de
su tesis doctoral: La estética de Kant20, la cual defendió
en octubre de 191121.
Poco después regresa a Alemania, esta vez a Mar-
burgo, donde compaginará su oposición a cátedra
con el estudio de la filosofía neokantiana de la mano
de Natorp, Hartmann, pero, sobre todo, de Hermann
Cohen. Allí, en Marburgo, “todo se consideraba ene-
migo mortal: los positivistas y los psicologistas, Fich-
te, Schelling, Hegel. Se les consideraba tan hostiles

20 GARCÍA MORENTE, M., La Estética de Kant, OC, I/1, 45. Leyó su


tesis ante el tribunal compuesto por los Sres. Jueces: Doctores D. Manuel
María del Valle y Cárdenas, Presidente; D. Miguel Asín y Palacios, D.
Manuel Bartolomé y Cossío y D. Hilario Andrés Torres y Ruiz, Vocales y
Secretario, D. Alejo García Moreno, el día 9 de octubre de 1911, habien-
do obtenido la calificación de sobresaliente. 22 ORTEGA Y GASSET, J., Prólogo para alemanes, en Id., Obras Completas,
21 CF. PALACIOS, J. M. – ROVIRA, R., Prólogo OC, I/1, XIII. vol. 8, Revista de Occidente, Madrid 1962, 27.

26 27
En abril de 1912 Morente aprueba la oposición a
la cátedra de Ética de la Facultad de Filosofía y Letras
I de la Universidad Central23, “superará brillantemente la
oposición frente a otro opositor institucionista, Martín
Sr. D. José Ortega y Gasset Navarro Flores”24, convirtiéndose en el catedrático más
Casas de Oficios, 2 joven de España con tan solo veinticinco años, dando
El Escorial así muestras de su gran valía y capacidad intelectual.
Tras esta efeméride, Morente regresa a Marburgo, des-
Madrid, 18 de marzo de 1912 de donde escribe una postal a Ortega –instalado ya en
Madrid– junto con su insigne maestro H. Cohen y su
Querido amigo: esposa. Estos lo hacen en alemán (por ello incluimos
una traducción) y Morente, a petición de su maestro,
No quisiera que, si le pasa a usted por la mente que lo hace en español. Se observa la estrecha relación que
hoy es mi día consagrado a los Pepes por la Iglesia, la existe entre todos en estas emotivas letras.
historia y la respetable tradición, falte mi recuerdo y
mi palabra entre las que puedan expresarle a usted el
mayor cariño, admiración y devota amistad. Ignoro si
podré alguna vez y como podré pagarle lo muchísimo
que le debo en aliento y ayuda, la cariñosa estimación
con que me ha distinguido usted siempre. Pero quisiera
al mismo que tuviera usted la interna seguridad de que
silenciosa y modestamente hay en mí un sincero admi-
rador de usted y más aún; uno en quien el cariño rebosa
a veces y anega la admiración misma.
No valgan palabras más. Ya sabe usted lo que vale
un silencio efusivo y un apretón de manos. Ese le envía
su fiel amigo

M. G. Morente

Muchísimos recuerdos a Rosa y besos a su Miguel.

23 El tribunal estaba compuesto por Gumersindo Azcárate, Ortega


y Gasset, Bonilla San Martín, José de Castro y José de Caso; cf. Coronas
Tejada, L., “En el tiempo de García Morente: meditación”, en Centenario
de Manuel García Morente, 75.
24 PALACIOS, J. M. – ROVIRA, R., Prólogo OC, I/1, XIV.

28 29

También podría gustarte