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M A R C H A

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¡¡s e e b f * * * * 15. / MENTALIDADES / SENSIBILIDAD

La G eneración del 98
en s u c e n t e n a r i o

MACHADO Y
PIO BAROJA
Joaquín María de Arístegui y Petit
Arturo Arduo
Carlos Vargas
Guillermo de Torre
Segundo Serrano Poncela
José Bergamín
Roberto Ibañez
Jorge Arbeleche
Suleika Ibañez
Ana María Rodríguez Villamil
Josefina Carabías
María Angeles Pérez López

Auspician:
Embajada de España y
Agencia Española de
Cooperación Internacional

Proyecto y coordinación:
María Angélica Petit
M achado

ANTONIO MACHADO,
POETA, FILOSOFO, HOMBRE

ARTURO ARDAO

N
o siem pre la pública recordación de un superior no sería la escuela, sino la sabiduría que en
aniversario biográfico, extraído de la historia ella se alcanzase”. Rendir homenaje a Machado
de la cu ltu ra, tiene, o tiene que tener, fundiendo elementos intelectuales y emocionales,
significado de homenaje. Puede este significado estar ser un ejercicio colectivo de preparación para
puede
ausente entre las tantas razones de objetividad esa forma de sabiduría superior, a la vez que popular,
científica o académica capaces de justificar aquella que él postuló tanto como practicó.
recordación. No ha sido éste el caso de la con­ La espontanei­
memoración uruguaya de los treinta años de la muerte dad de este homenaje, o de
de Antonio Machado. Es el sentido, y más que el estos hom enajes, no se Rendir homenaje
sentido, el sentimiento del homenaje, lo que en la explica sólo, sin embargo, a Machado
ocasión ha guiado y caldeado las severas, y por cierto por la excepcional jerar­ fundiendo
sobradas, motivaciones de orden histórico y cultural. quía de la obra y por el
Tanto que, trasp asan d o los m uros de au las y hondo sentido que de lo
elementos
paraninfos, la celebración ha resultado ser, no ya p o p u lar tuvo el autor.
intelectuales y
universitaria en sentido estricto, sino popular. A dem ás de eso, y por emocionales,
Dicho sea así, a secas: popular. Nada fuera encima de eso. se explica, puede ser un
más grato al espíritu de Machado. Él, que preci­ creemos, por la atracción, ejercicio
samente en el enigma de la palabra, de las palabras, tamo más poderosa cuanto colectivo de
buscaba con ahínco, mucho más allá de las retóricas más pasa el tiempo, del preparación para
yfilologías, las claves metafísicas de la realidad del carácter humano que Ma­ esa forma de
mundo y de la existencia humana, tuvo por esa de chado encarnó. Com o sabiduría
‘‘popular", a lo largo de toda su vida, un devoción hombre, el más enterizo, el superior, a la vez
que. de llamarla de algún modo la llamaríamos, ya m ás a u tén tico , el más que popular, que
que hemos dicho d evoción, sagrada. Sagrada puro, queremos decir sen­
él postuló tanto
devoción, infundida por la no por laica menos profunda cillam ente, el m ejor—
religiosidad con que sentía, amaba e invocaba al repetimos, como hombre,
como practicó.
pueblo. Era ésta de "pueblo", a su vez. viviente y agregamos, como hom­
palabra que prefería a cualquier otra para nombrar lo bre ejemplar, en el menos
mejor de la especie, en su misterioso ascenso desde adocenado de los sentidos
los oscuros orígenes zoológicos. Devoción, fidelidad de esta expresión— de todos los escritores que
e identificación que mantuvo hasta la muerte física, formaron la gran generación española del 98. tan rica
interpuesta en un alto de la trágica caravana emigrante en valores humanos.
de la república, transitoriamente vencida. Esa explicación resulta especialm ente
Homenaje popular éste, el espíritu univer­ confortante, en oportunidad de evocar a Machado en
sitario participa en el mismo como pane inseparable un aniversario de aquella su muerte, que todavía nos
que él es del espíritu del pueblo. Grato fuera esto conm ueve. Porque el sentido de su hornbredad
también al de Machado. Dijo una vez per boca de personal anduvo en él siempre ligado al sentido de su
Juan de Mairena: "M as yo quisiera dejar en vuestras muerte también personal. A lo largo de su vida, al
almas sembrado el propósito de una Escuela Popular igual que en sus últimos días, lo acompañó el dolor,
de Sabiduría Superior. Y reparad bien en que lo o, para decirlo con palabra más suya, la pena. Debió,

CUADERNOS D E M ARCH A 35
M achado

sin embargo, sentir en los postreros destellos de su genio hispánico, el doblado de uno de sus poetas más
conciencia, más que la serenidad del justo, la alegría, grandes en uno de sus pensadores también más
precisamente la alegría, de haberse realizado hasta el grandes.
fin — viejo sueño suyo— como hombre cabal. C ontra el reconocim iento de M achado
En los prim eros lustros del siglo, en su filósofo, que es tanto como decir de Machado integral,
célebre Retrato , había escrito: distintos factores han conspirado: su tem prana
celebridad de poeta eminente; el inveterado prejuicio,
...Dejar quisiera en ciertos sectores, de la diversidad radical entre
mi verso como deja el capitán su espada: filosofía y poesía, que ha hecho no menos estragos,
famosa por la mano viril que la blandiera, valga la paradoja, que el prejuicio de signo contrario
no por el docto oficio del forjador preciada. de la diversidad radical entre filosofía y ciencia; la
sutileza, a la vez que la llaneza, y todavía la concisión,
Y al término de su existencia, en uno de sus poemas con que deslizó en sus poemas meditaciones profundas
de la guerra civil, el dedicado "A Lister, Jefe de los sin marchitar la lozanía de su lirismo; la ficción
Ejércitos del Ebro”. quiso poner, desde el naciente a literaria de que revistió su prosa filosófica, con la
la desembocadura del río encrespado de hazañas, "de genial creación de los apócrifos profesores Juan de
monte a m ar”, esta palabra suya: Mairena y Abel Martín, por quienes dice o contradice,
según fuera el caso, su propio pensamiento; la superior
Si mi pluma valiera tu pistola ironía con que expresa a ese pensamiento, y que
de capitán , contento moriría. resulta, por una parte, del solo recurso a aquellos
apócrifos, por otra del infalible humor eficazmente
Pudo y debió Machado morir de algún modo contento, alternado con la gravedad; la forma dispersa y sólo en
sublimando las penas y penalidades del desastre, a la apariencia inconexa con que expuso sus ideas por
hora de aquel su final, lleno de humildad pero también medio de ‘‘sentencias, donaires, apuntes y recuerdos”,
de grandeza, en un perdido pueblito del sur de Francia. como él dijo — salpicando aforismos, diálogos, versos,
¿Cómo no asistirle entonces la certidumbre del valor fragm entos de su puestos d iscu rso s, añadim os
de su p lum a — d o b le valor, por valiosa y por nosotros— modos, todos ellos, de aquella misma
valerosa— manejada toda su vida por mano no menos ironía; en fin, la oscuridad con que todavía se presentan
viril que la de los capitanes del pueblo? Lúcido como muchos aspectos de la formación y desenvolvimiento
era, esta certidumbre y por tanto aquella suerte de de su personalidad de pensador, que rompe muchos
alegría moral, no pudieron faltarle. Y si las anhelaba de los habituales esquemas del cuadro generacional
de antiguo para la hora de la muerte, era porque de del 98.
antemano estaba ya tendida — tensa— la heroica O rígenes, etapas, influencias ajenas y
voluntad de alcanzarlas. aportaciones propias, todo aparece rodeado de
"M i verso ’, h abía d ich o en el lejano problemas a propósito de la conciencia filosófica de
“Retrato” arriba citado; “mi pluma”, dice después. Machado. Formado en su adolescencia y juventud
D eliberada o no, la variante traducía el enrique­ m adrileñas en la célebre Institución Libre de
cimiento producido entretanto en el escritor Machado, Enseñanza que animara Francisco Giner de los Ríos,
con la decisiva adición, en lo formal, de su prosa a su conservó de su histórico espíritu krausista, el temple
poesía. Adición decisiva, porque desde que ella ético y la religiosidad laica. Nada más, acaso, aunque
acontece resulta imposible concebir, no ya al propio no fuera eso poco, porque huellas de la concepción
Machado sólo como poeta, sino a su misma poesía del conocimiento y de las categorías metafísicas de la
separada de su filosofía. No es que. en su caso, el escuela de Krause, agotada definitivamente en España
verso exprese por un lado al poeta, y la prosa, por al pisar el 900, no se encontrarán ni aun en sus
otro, al filósofo. Al promediar la segunda década del primeras producciones. Bordeando la treintena, en el
siglo, el filósofo que siempre había habitado en él, tránsito de las centurias. lo capta una onda de
inicia una lenta pero segura progresión hacia los pensamiento cuyo impulso lo llevará, hasta el final de
primeros planos de su espíritu. Como consecuencia,
su poesía se impregna cada vez más de esencias
! Después de su traslado a Raeza, en Andalucía, desde Soria,
filosóficas, en tanto que, paralelamente, surge su en Casulla, hacia 1912; esc traslado siguió a la temprana
filosofía en prosa, impregnada a su vez de esencias muerte de Leonor, su esposa, pérdida que dejó honda huella
poéticas.1 El resultado vino a ser, para la historia del en el espíritu del poeta.

36 AGOSTO1998
M achado

su vida, por una línea de pensadores que le sirven de ...y en cuanto a Kant, elogiando... la
sucesivas apoyaturas para la reflexión propia sin belleza de la Critica de la Razón Pura
identificarse con ninguno de ellos: Schopenhauer, como poema lógico, se sintió distante
Nietzsche, Bergson, Unamuno, Husserl, Scheler, suyo, por su modo de filosofar tanto
I Ieidegger. Para todos ellos, expresiones admirativas: como por las tesis mismas
pero acom pañadas de reticencias, cuando no de
declaradas y hasta hostiles reservas. Este Bergson es un tuno,
La tentación de explicar a Machado por ¿verdad, maestro Unamuno?
Bergson ha sido muy poderosa, habida cuenta de su Bergson no da como aquel
tan subrayado temporaJismo poético y filosófico, muy Immanuel
anterior a la insurgencia de Iieidegger. Habida cuenta el volantín inmortal...
también de su frecuente recurso a tópicos bergso-
nianos como la distinción entre tiempo psíquico y No menos se equivocaría quien por ese ocasional
tiempo matemático, el contraste entre la corriente de tributo a «aquel Immanuel», lo considerara un adepto
la vida y las realidades inertes, o la oposición entre del neokantismo, del que a esas horas se había librado
las intuiciones del saber vital y los conceptos lógicos ya el propio Ortega. A los neokantianos, o «toma-
del lenguaje articulado. Habida cuenta aún, del curso kantianos» como gustaba llamarlos, fue siempre
que en París le siguiera a Bergson en los años 1910- adverso en la palabra de Mairena; y en cuanto al propio
1911, episodio que le plació evocar. Kant, elogiando sinceramente la belleza de la Crítica
Es cierta —y sin duda la mayor de cuantas de la Razón Pura com o poema lógico, se sintió
experimentara— la influencia en él del maestro del distante suyo, por su modo de filosofar tanto como
Colegio de Francia. Inalterable, por o tra parte, por las tesis mismas.
permaneció su reconocimiento del gran papel que le Volviendo todavía a Bergson, por lo que
cupo a éste como inspirador directo o indirecto de las tienen de clave sus relaciones con él, después de aquel
grandes renovaciones filosóficas del siglo. Bastaría poema de 1913 desliza un pasaje igualmente de desvío
recordar estas palabras suyas, datadas en Valencia, en el prólogo a la segunda edición de Soledades,
en 1937, o sea, en plena guerra española y poco antes G alerías y Otros Poem as , fechado en 1919.
de morir: “Como escuela filosófica dominante Refiriéndose al año 1903 en que apareció Soledades.
aparece, en la Alemania de postguerra, la fenome­ d ice: «Ningún alma sincera podía entonces aspirar
nología, ya iniciada por Edmundo Husserl, un al clasicismo, si por clasicismo ha de entenderse algo
movimiento intuicionista, que pretende partir, como más que el diletantismo helenista de los parnasianos.
Bergson, de los datos inm ediatos, originales , Nuevos epígonos de Protágoras (nietzschianos,
irreductibles de nuestra conciencia, y que alcanza pragmatistas, humanistas, bergsonianos), militaban
con Heidegger, en nuestros días, un extremo contra toda labor constructora, coherente, lógica (...)
acercamiento al bergsonismo A lo que agregaba: Yo amé con pasión y gusté hasta el empacho esta
“Para penetrar y hacer cordialmente suya esta nueva sofística (...)» Es en nombre de la razón, de la
filosofía de Heidegger, Mairena, por lo que tenía de lógica, que aparece ahí su alejamiento de Bergson.
bergsoniano, y. sobre todo, de poeta del tiempo — Pero lo más decisivo, en el mismo sentido, es un texto
no precisamente el suyo— estaba muy preparado ”. cap ital que p u b lica en 1925 en la Revista de
Pero se equivocaría quien considerara a Occidente, «Reflexiones sobre la lírica», comentario
Machado, sin más, un bergsoniano. Ya en 1913 — a la poesía de José Moreno Villa. Haciendo la crítica
repárese en la fecha— ironizaba a costa del francés. del activismo irracionalista de la época, explícita allí,
En el “Poema de un día” , del que se ha dicho con como en ninguna parte, aquella discrepancia.
razón que es el primero suyo en que la lírica pura Veamos algunos breves fragmentos: «No
empieza a ceder ante la filosofía — poema, por otra puede ser lo humano definido hoy como ayer Por lo
parte, dicho sea de paso para poner las cosas en su pronto, el homúnculo activo que fue todavía a la
punto, tan tocado de bergsonismo— , en este poema, guerra europea, llevando a Zaratustra en lu mochila
este alfilerazo: y su propia definición en térm inos de ciego
Enrique Bergson : Los datos dinamismo, parece haber ya cumplido su Karma. No
inmediatos ha de ser él quien arrastre a aventuras espirituales.
de la conciencia. ¿Esto es Podrá mañana dominar en las masas, perturbar el
otro embeleco francés ? mundo, imperaren política, pero nunca en la minoría

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M achado

de conciencias que, en todo tiempo representan lo cognoscitiva y ética de una razón no separada de la
actual. Volverá a ser lo humano definido por lo realidad, es decir, de la experiencia. Las «Reflexiones
racional.» A continuación de eso, tan significativo, sobre la lírica» lo llevan a la reflexión sobre el hombre,
lo siguiente: «La inteligencia sólo puede pensar a la defensa del hombre. Y ello a la hora en que el
según Bergson— la tnatcria inerte, como si dijéra­ activismo inacionalista recomenzaba con el fascismo
mos, las zurrapas del ser, y lo real, que es la vida su trágica carrera política.
(du vecu• de Pabsolu), sólo alcanzarse con los ojos Ese esclarecedor deslinde filosófico respecto
que no son los de la inteligencia, sino los de una a Bergson — quien fue personalmente ajeno, bien
conciencia vital, que elfilósofo pretende derivar del sabido es, a las deriv acio n es p o lític a s de sus
instinto. En el camino hacia abajo del intelectualismo doctrinas— establece además su deslinde respecto a
está Bergson, acaso, en el límite. Para refutarlo Unainuno. Acentos unamunianos se encuentran en
habrá que volver de algún modo a Plulón, a afirmar su obra, como se encuentran los bergson ¡anos. Mucho
nuevamente la posición teórica del pensar; porque admiró y amó al maestro de Salamanca, según se
la inteligencia pragmática no sirve para el caso. Con revela tantas veces, desde el clásico elogio poético de \
todo, conviene anotar esto: el hombre actual no 1905 por su Vida de Don Quijote y Sancho, hasta la
renuncia a ver. Busca sus ojos, convencido de que despedida en prosa cuando su muerte, que pone fin a
han de estar en alguna parte. Lo importante es que Juan de Mairena, pasando por aquellos versos del
ha perdido la fe en su propio ceguera. Supongamos mismo «Poema de un día», de 1913, ya citado.
por un momento que el hombre actual ha encontrado
sus ojos, los ojos para ver lo real a los que nos Esa tu filosofía
referimos. Los tenía en la cara, allí donde ni siquiera que llamas diletantescu,
pensó en buscarlos. " voltaria y funambulesca,
Texto capital, hem os dicho, en cuanto gran Don Miguel es la mía.
iluminante de la conciencia filosófica de Machado
definitivamente constituida, a partir, pero al margen, Lo exaltó como campeón del sentimiento trágico y el
de Bergson. Resulta iluminante, en la totalidad de su fondo religioso de la vida, que él también sentía,
contenido, más allá de los fragmentos transcritos, tanto aunque de distinta manera; lo exaltó igualmente como
por lo que niega, los instintivismos y voluntarismos precursor de la m etafísica existencialista, cuya
activistas, como por lo que afirma, la supremacía preocupación por el radicalism o de la existencia

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38 AGOSTO 1998
M achado

humana compartía. Pero en definitiva, como en la enterrado, o querido enterrar, en él al Cristo. Su


relación con Bergson, por la afirmación cada vez más atracción por Platón, en cambio, es constante. Sólo
definida en Machado de los valores supremos de la que el nombre de Platón envolvía para él el de
razón, resultaron distintas sus milicias filosóficas, Sócrates, saludando en el episodio socratico-platònico,
corno distin tas resultaron tam bién sus m ilicias no la m etafísica idealista de las ideas, que sub-
políticas, no obstante el largo trecho común de viejos altemizaba el mundo de los sentidos, sino la fundación
republicanos. Curiosamente. Unamuno, adepto y definitiva del pensar lógico, de la razón humana.
propagandista del marxismo en su juventud, dentro Del así entendido racionalismo de Machado,
de cuadros políticos partidarios, y procer de la Segunda derivan en línea directa, sin que haya contradicción
República, fue durante la guerra de España adversario en ello, la rigurosa lógica de Mairena, sorprendente
de la causa republicana por considerarla caída en en pluma que se iniciara en la poesía intimista, y el
brazos marxistas. Machado, en cambio, que nunca escepticismo que a la vez sustenta en el campo del
perteneció al marxismo en ninguna de sus formas, se conocimiento. Mucho cabría hablar de este escep­
mantuvo, hasta el martirio, indeclinablemente fie! a ticismo creador, tan cargado de gravedad como de
su pueblo, el pueblo de la República, como asimismo ironía, que no era ni el clásico escepticismo sistemático
a la imperiosa vocación socialista de ésta, vocación ni menos el metódico escepticismo cartesiano Una
que comprendió y apoyó expresamente. filosofía, más que de la duda, de las dudas, llevada
Ai manifestarío en un discurso dirigido a ios del agnosticism o religioso d Id metafísica como
jóvenes socialistas, en plena guerra civil —Valencia, hipótesis, y ligada a un programa de reforma de la
1937— , aclaraba con su lim pidez y sinceridad lógica y del concepto de verdad, por la afirmación de
acostumbradas: «Desde el punto de vista teórico, yo la creencia en el sentido de fe racional.
no soy marxista, no lo he sido nunca, es muy posible Esa filosofía del conocimiento se encaraba
que no lo sea jamás. Mi pensamiento no ha seguido intrépidamente con los grandes temas ontologia» del
la ruta que desciende de Hegel a Carlos Marx. Tal ser y la nada: el tiempo, experiencia radical de la
vez porque soy demasiado romántico. por influjo, vida humana ; la muerte; y todavía, Dios, « el Dios
acaso, de una educación demasiado idealista, me que se lleva y que se hace». Recién ahora se estaría
falta simpatía por ia idea central del marxismo: me en condiciones de entrar en los contenidos más
resisto a creer que el fa cto r económico, cuya personales del pensamiento de Machado, establecido,
importancia no desconozco, sea el más esencial de bien que sea en sus grandes hitos, el itinerario que
la vida humana y el gran motor de la historia. » El conduce a su verdadero recinto. En ese itinerario no
registro de tales palabras, coincidcntes con otras suyas se podría en ningún momento separar filosofía y
de distintas épocas, era imprescindible en este esbozo poesía, cuya relación, después de darse de hecho en
de determinación de las coordenadas filosóficas de la carrera vital del escritor, se convierte en reiterado
Machado. tema de reflexión en su prosa filosófica.
Cuando habla allí del posible influjo de «una Se echa de menos en el pensamiento teórico
educación demasiado idealista», ¿se refiere a la lejana, de Machado la comprensión del espíritu científico,
recibida en la krausista Institución Libre de Enseñanza aplicado a la naturaleza y a la historia. Tanto como la
bajo el patronato de G iner de los R íos? Cabe de aquélla, se halla ausente la meditación de ésta,
suponerlo. En todo caso, nada tuvo que ver, en ningún apenas mentada en referencias genéricas. No le fue
momento, con el idealismo hegeliano o neohegeliano, necesaria, sin embargo, para sitúan* y comprometerse
reuniendo más de una vez en el mismo enérgico en el torbellino de la historia de su tiempo, para saber
rechazo crítico a las tres grandes m etafísicas cuál era el sentido de la progresión humana, de la
poskantianas de Fichte, Schelling y Hegel. En cuanto em ancipación humana. Y aquello que llamó su
a la admirativa mención de Platón que aparece en el meditación «sobre los enigmas del hombre y del
texto de 1925 arriba citado, no era una referencia de mundo», meditación fundamentalmente metafísica,
oportunidad, y menos un recurso retórico. Numerosos nos queda hoy, de todos modos, como precioso tesoro
pasajes de su prosa filosófica lo aluden, como en para damos la visión unificadora de su personalidad
general a los griegos, a partir de los presocráticos. integral. De poeta, filósofo, hombre. ♦
Reflexionó profundamente en tomo a la antítesis
eleático -h eraclitean a. No am ó a A ristó teles, de M archa, No. 25, mayo tic 1969. pp. 9-13.
í ) C uadernos
lamentando muchas veces, en su devoción por la figura Número de homenaje a Antonio Machado a los 30 años de
profètica y humana de Jesús, que la escolástica hubiera su muetic. ♦

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