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EL TRABAJO ABSTRACTO EN LA CRÍTICA


MARXIANA DE LA ECONOMÍA POLÍTICA: UN
CONCEPTO DE SUSTANCIA NEGATIVA
Es una cuestión observada desde hace mucho tiempo que el mar-
xismo del movimiento obrero unas veces ha ocultado, otras ha
relativizado, truncado y debilitado el elemento crítico presente
en la crítica marxista de la economía política, hasta llegar por
su cuenta a una «economía política» totalmente positiva sobre la
base acrítica de la moderna forma fetichista. Los manuales del
antiguo bloque «socialista» siguen refiriéndose de forma seria e
intransigente a una «economía política del capitalismo» y a una
«economía política del socialismo», en lugar de concebir y adop-
tar el socialismo como la crítica práctica de la economía políti-
ca como tal. Inevitablemente, incluso el concepto de sustancia
Propuesto por Marx —el trabajo abstracto— solo podía aparecer a
su atormentada comprensión del marxismo desde un ángulo del
todo positivo, como la simple definición de un estado de cosas
ontológico y objetivo, de una especie de «ley de la naturaleza»
infranqueable.
Este enfoque, sin embargo, está en completa contradicción con
la forma en que Marx introduce el concepto de trabajo abstracto
en la cuarta página del Libro 1 de El capital:

Ahora bien, si ponemos a un lado el valor de uso del cuerpo de las


Mercancías, únicamente les restará una propiedad: la de ser produc-
tos del trabajo. No obstante, también el producto del trabajo se nos

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Parte 1

abstracción de su yaloy
ha transformado entre las manos. Si hacemos
rcas
de uso, abstraemos también los componentes y formas COrPó
mesa o
e hacen de él un valor de uso. Ese producto ya no es una
casa o hilo o cualquier otra cosa útil. Todas sus propiedades sensibles
se han esfumado. Ya tampoco es producto del trabajo del ebanista
o del albañil o del hilandero o de cualquier otro trabajo productivo
determinado. Con el carácter útil de los productos del trabajo se
desvanece el carácter útil de los trabajos representados en ellos y, por
ende, se desvanecen también las diversas formas concretas de esos
trabajos, éstos dejan de distinguirse, reduciéndose en su totalidad a
trabajo humano indiferenciado, a trabajo abstractamente humano.
Examinemos ahora el residuo de los productos del trabajo. Nada ha
de ellos salvo una misma objetividad espectral, una mera
gelatina de trabajo humano indiferenciado, esto es, de gasto de fuer-
za de trabajo humana sin consideración a la forma en que se gastó la
misma. Esas cosas tan solo nos hacen presente que en su producción
se empleó fuerza humana de trabajo, se acumuló trabajo humano.
En cuanto cristalizaciones de esa sustancia social común a ellas, son
valores.'

No se puede pasar por alto aquí que el concepto de traba-


Jo abstracto no es en absoluto una árida definición positivista,
sino, por el contrario, el primer paso hacia la crítica conceptual
de una realidad negativa. Este proceso, que «ignora el valor de
sensibles»
al mismo tiempo borra «todas las características
deLlosy productos del trabajo, dejando tan solo una «objetividad
a >» una simple coagulación” de trabajo humano indife-
tuctiva a do de una tendencia verdaderamente des”
e! mundo sensible y humano. Este es, en efecto, €
La sustancia del capital

lado práctico y activo de una abstracción social real, y no de una


mera abstracción lingúística que expresa cosas del pensamiento,
sin extenderse, sin embargo, a través de la acción, inmediatamen-
te al mundo de los hombres y la naturaleza. Por el contrario, la
abstracción «trabajo» tiene un vínculo inmediato con la acción:
constituye un 4 priori de la reproducción social, con consecuencias
incalculables.
Marx esboza aquí un enfoque crítico que no llevará hasta el
final. Ciertamente desarrolla (a diferencia de la mayoría de los
marxistas) una crítica radical de la abstracción real contenida
en el concepto moderno de trabajo, pero que al mismo tiempo
permanece ligada a la ontología del trabajo de la Ilustración y
el Protestantismo, una ontología del trabajo que también fue
defendida por el movimiento obrero nacido en el mismo con-
texto histórico que su propia teoría. Marx trata, pues, de marcar
la diferencia entre el principio ontológico denominado «trabajo»,
la abstracción que refleja, y la abstracción real propia del capi-
talismo, empresa en gran parte olvidada por sus epígonos, que
no dejaron de reintegrar por completo el concepto de trabajo en
su ontologización transhistórica, con raras excepciones, que de
pronto parecieron tener una profundidad singular, aunque nun-
ca hicieron nada más que reproducir esta aporía marxista en el
concepto de trabajo, como abstracción real capitalista al mismo
tiempo que como principio ontológico.
Marx formula su aporía abiertamente en los Grundrisse cuando
define el concepto en la Introducción:

El trabajo parece ser una categoría totalmente simple. También la


"epresentación del trabajo en su universalidad como trabajo en ge-
DN es muy
ad desde antigua. Y sin embargo, considerado en esta simplici-
el punto de vista económico, el «trabajo» es una categoría
tan moderna como las relaciones que dan origen a esta abstracción
ei le. [...] Un inmenso progreso se dio cuando Adam Smith re-
c azó todo carácter determinado de la actividad creadora de riqueza
simplemente como trabajo: ni trabajo manufacture-
TO,onsiderándola
ni trabajo comercial, ni agricultura, sino tanto uno como Otro.

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Parte !

Con la universalidad abstracta de ' A ni creadora de riqueza, se


da al mismo tiempo la universalidad del objeto determinado como
riqueza como producto en general, una vez más como trabajo
general, pero como trabajo pasado, o jetiva 0.1... La indiferencia
frente a un género determinado de trabajo supone una totalidad muy
desarrollada de géneros reales de trabajos, ninguno de los cuales pre-
domina sobre los demás. Así, las abstracciones más generales surgen
únicamente allí donde existe el desarrollo concreto más rico, donde
un elemento aparece como común a muchos, común a todos los ele-
mentos. Entonces, deja de poder ser pensado solamente bajo una
forma particulas. Por otra parte, esta abstracción del trabajo en gene-
ral no es solamente el resultado intelectual de una totalidad concreta
de trabajos. La indiferencia por un trabajo particular corresponde
a una forma de sociedad en la cual los individuos pueden pasar fá-
cilmente de un trabajo a otro y en la que el género determinado de
trabajo es para ellos fortuito y, por lo tanto, indiferente. El trabajo se
ha convertido entonces, no solo en cuanto categoría, sino también
en la realidad, en el medio para crear la riqueza en general y, como
determinación, ha dejado de adherirse al individuo como una parti-
cularidad suya Este estado de cosas alcanza su máximo desarrollo en
La forma más moderna de sociedad burguesa, en los Estados Unidos.
Aquí, pues, la abstracción de la categoría «trabajo», el «trabajo en
general», el trabajo sans phrase, que es el punto de partida de la eco-
nomía moderna, resulta por primera vez prácticamente cierta. [...]
. Este ejemplo del trabajo muestra de una manera muy clara cómo
incluso las categorías más abstractas, a pesar de su validez, precisa-
io debida a su naturaleza abstracta- para todas las épocas, son
no obstante, en lo que hay de determinado en esta abstracción, €l
producto de cond iciones históricas y pose
o
estas condicio en plena validez solo para
nes y dentro de sus límites.*

pa a ciones cobre el concepto de trabajo como cate

ogr goncomo Parecen,


poi, como Progreso», por un lado, de fora
ción como su dimens 6 o sentidos aporéticas, Tanto la o

«actividad creadora de riquez?"


* Marx, Karl, Grundrisse,
H—— ——Á

nomía política, (traducció Elementos fundamentales para una crítica de la eco”


tomo1, , Introduce; ión 24-26.
ucción, pág. de Pedro Scarón, , Méxi co D.F., Siglo
g XXI, 199

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La sustancia del capital

en general, como
despliegue de la diversidad, y por otro lado, de
mo «indiferencia» ante el contenido material.
forma negativa, CO vista, por una
Del mismo modo, si el «trabajo» aparece a primera
arte, como una abstracción «racional», como simple término
nérico utilizado para designar «el más rico desarrollo concre-
to» de las actividades, Marx sin embargo se apresura a retroceder,
subrayando que con esta abstracción la cuestión no es tanto la
del «resultado, conceptual, de una totalidad concreta de trabajo»
como la de su afinidad con una «forma de sociedad» en la que esta
abstracción se hace real y determina así las acciones de los indi-
viduos. En un principio Marx insiste en que con la abstracción
«trabajo» estamos delante de una concepción «muy antigua» y
«válida para todas las formas de sociedad», pero al mismo tiempo
explica que sería una categoría «tan moderna como las relaciones
que engendran esta abstracción simple», de modo que al final esta
categoría seguiría siendo «el producto de relaciones históricas
muy precisas» (las relaciones modernas) y encontraría su «plena
validez solo para estas relaciones y dentro de ellas».
Este razonamiento aporético solo puede ser superado definien-
do la categoría «trabajo» como una abstracción real —y al mismo
tiempo estrictamente histórica, moderna y capitalista—, y aban-
donando completamente la ontología del trabajo. Cuando Marx
afirma despreocupadamente que esta abstracción (probablemente
en el sentido de una mera abstracción nominal) es «muy anti-
gua»,es evidente que tal caracterización no se basa en un análisis
o. p ridad, muchas sociedades históricas, incluidas las
carecen de es gran es civilizaciones», como el antiguo Egipto,
d categoría abstracta que abarque
todas las formas
e activi dad. Incluso en
las socied
j ades en que ese nombre gené-
:
dei Ml reconocible (pero no hay una abstracción real), el
Y munca se 1ef a realidad un campo de actividad muy limitado
general». Cuando a una universalidad social de «la actividad en
la mo dernidad 2 relación con estas sociedades, la lectura de
te un anacronis LOAN en utilizar el término «trabajo», come-
mentable y, en sentido estricto, un error de

63
Parte !

categorías Speci.
traducción (esto astambién se aplica a otras
odern que van de la mano de la relación fetich;
camente M ce. 1Sta
basada en la valorización del valor: la política, el Estado, etc). si
ado
bien es cierto que el concepto de la abstracción «trabajo» aplic
a la sociedad moderna es concretamente Originario del área jjp.
gúística indoeuropea, en algún momento tuvo que ser redefinido
por completo,ya que en todos los idiomas de esta área lingúística,
«trabajo» se refería invariablemente a la actividad específica de los
esclavos, subordinados, personas bajo tutela, etc. No se trata, pues,
de un término genérico que subsume conceptualmente diversos
sectores de actividad, sino de una abstracción social en cuanto
forma de excluir a ciertas clases de personas en la sociedad (y en
cierta medida también una abstracción real en este sentido espe-
cificamente premoderno), pero precisamente por esta razón no se
tran de una universalidad social, ni de una categoría de síntesis
social como lo es en la modernidad.
La aporía marxiana es una constante en los análisis de El Capi-
tal al introducir Marx las definiciones de «trabajo abstracto» y
«trabajo concreto». En sentido estricto, el término «trabajo abs-
tracto» es un pleonasmo lógico (como «oscuridad negra»), ya que
el atributo ya está contenido en el propio concepto; el «trabajo» 5
ya una abstracción. Por el contrario, la definición de «trabajo con”
Creto» es una contradicción en términos (algo así como «clarida
ocur) ya to está en contradicción con el concepto
donde hay e PON incluso conceptualmente solo podía el
acción social real)
.
, el «trabajo» en
! sí mis
no puede co

de actividad. reto» en el sentido de un determinado modo

an la verdadera paradoja de la
vamente
(«realment
e»)

finita divers; e-
tamente la relación ad del mundo, invirtiendo comP
lo universal emane de

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La sustancia del capital

trario, al rango de una manifestación de lo universal tota-


e e En cuanto a lo concreto, ya no representa la diversidad
de eucturada de lo particular, sino que «es» solo la «expresión» de
la abstracción real universal, de la «sustancia» universal.
Marx, sin embargo, puede no ser plenamente consciente de lo
que está tratando aquí, porque quiere preservar de todos modos
un momento de abstracción ontológico-transhistórico de la abs-
tracción «trabajo». En este punto, trata de vincularlo al concepto
de valor de uso:

Como creador de valores de uso, como trabajo útil, pues, el trabajo


es, independientemente de todas las formaciones sociales, condición
de la existencia humana, necesidad natural y eterna de mediar el
metabolismo que se da entre el hombre y la naturaleza, y, por consi-
guiente, de mediar la vida humana.*

El concepto de «utilidad para necesidades específicas» no es, sin


embargo, una categoría de la síntesis social y, por tanto, no debe
equipararse sin más con el concepto de «valor de uso», como
lo hace Marx en todo momento. La categoría de valor de uso
se refiere meramente a una utilidad abstracta (otra definición
paradójico-real) y en tal medida es un elemento integrante de
la abstracción real moderna. No es un concepto relacionado con
la necesidad, sino más bien una representación conceptual de la
mediación de la forma valor (el valor de uso de una mercancía, en
fanto que forma equivalente, expresa solo el valor de cambio de
Otra mercancía).
a El término valor de uso solo tiene sentido en términos de valor
ml cambio y por lo tanto, el valor de uso nO €s En modo algu-
todas la. PUN e la existencia humana, independientemente de
jo» no aeumaciones sociales».* Al ser producido por el «traba-
transhiciódo entenderse como una determinación ontológica,
Que va más allá de la abstracción del valor, sino solo
¿Ma
a

*Lbtder Karl, El capital, México D.F., Siglo x0a, 1975, Tomo 1, vol.1 p. 53.

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Parte!

como la forma especifica en que la abstracción real se apodera de la


cosas que en sí mismas no tienen nada de abstracto, Lo que Marx la.
ma paradójicamente «trabajo concreto», lejos de representar Una
«eterna necesidad natural», no es por lo tanto otra cosa Que la form
material específica en que el «trabajo abstracto» ejerce su dominio SObre
la «materia» natural o social. Una vez que esto queda aclarado, es
posible continuar utilizando los conceptos marxianos como pun-
to de partida, pero ciertamente resignificando su comprensión,
En este punto es necesario anticipar una línea argumental que
se desarrollará más adelante con mayor profundidad. Se trata del
carácter material de la sustancia del «trabajo abstracto» que Marx,
como es bien sabido, concibe en términos de «gasto de nervios,
músculos, y cerebro humanos», independientemente de las moda-
lidades concretas de este gasto,ya sea como trabajo de carpintería,
hilandería u otras. Los partidarios de una cierta línea de deba-
tes neomanxistas (a menudo hoy teñidos de postmodernismo) se
empeñan en detectar aquí un desafortunado «sustancialismo» 0
un «naturalismo» fisiológico tanto en el propio Marx como en
los marxistas tradicionales, y sostienen que es precisamente esta
«naturalización» la que convertiría el trabajo abstracto en un refe-
rente transhistórico-ontológico, ya que el ser humano siempre $
ha visto obligado al «gasto de nervios, músculos, y cerebro huma"
nos». Por cierto, lamentablemente Moishe Postone también $
adhiere a este punto de vista.” ,
Ahora bien, si es cierto que el marxismo tradicional ontologi2
el trabajo abstracto, como veremos más en detalle en el siguien'“
capítulo, la crítica que acabamos de mencionar está completamenr”
te equivocada al utilizar la recriminación del «sustancialismo”: o
ca cr embargo, no es tanto clarificar los Dr
cialista de las crisis BS 1se de cualquier teoria y
en la idea de una desustancializ2

” PostoNe, Moishe, Ze; Arbei a


> 0e, et, t und gesellschaftliche Herrschaft. Eine no y
terpretation der kritischen Theorie von Marx, bargo, 2003; dN cast. Tiemp!
trabajo y dominación social, Madrid, Marcial Pons, 2006, p.
208-

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La sustancia del capital

tancia del trabajo como


disminución histórica de la sus
tal. En este sent ido, se entiende el tra-
A cia del valor delunacapirelación a un concepto
sustan racto como
“o abst "cacuantitativa, como
e ustancia en el sentido cuantitativo. Y de hecho, para que algo
e
aumente o disminuya, €s necesario que sea sustancial, que posea
una forma
alidad material y un contenido; si la sustancia es
una de no puede entrar en una relación cuantitat iva. Por ello, la
«trabajo abstracto» se
a del carácter material de la sustancia
las crisis, al mismo
utiliza para bloquear la teoría sustancialista de r
del capital cualquie
tiempo que niega al proceso de valorización
com-
límite interno absoluto. La crisis, cuando no desaparece por
pleto de los debates teóricos fundamentales, se queda entonces
en la superficie del mercado y se considera un simple «error de
conducción» de un mecanismo de mercado susceptible de regu-
lación política.
Dado que esta línea argumental contra el «sustancialismo»
se refiere más bien a cuestiones cuantitativas y a la teoría de las
crisis del trabajo abstracto, la examinaremos en detalle solo en
la segunda parte de este estudio (capítulo 15). Por el momento,
simplemente la trataremos desde la perspectiva del concepto de
la negatividad del trabajo abstracto, relevante para los argumen-
tos que desarrollaremos aquí. Nuestros neomarxistas antisustan-
cialistas, tan inteligentes a primera vista, en realidad se quedan
O specto 2 canso tradicional por perder de vista
de «gasto de n DON >! vando Marx habla del gasto fisiológico
absoluto a un se o y cerebro humanos» no se refiere en
un punto de viga o narur sta o transhistórico. Porque desde
el gasto Gsiológic o de energí ana OSA de
este gasto. Sin embara ncrEía umana de la forma concreta
social en la botas 5 : es eetamente lo que sucede a nivel
ción de la forma cr S ma ajo. Y este proceso de abstrac-
Consecuencia» ni es rancho Basto no es una abstracción «como
9 2 un antiguo pesca A stórico, Si, por ejemplo, se le hubiera
O, estaba básicam or egipcio que lejos de estar pescan-
ente gastando «nervios, músculos, y cerebro

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Parte!

humanos» en sentido abstracto, se habría rascado la cabez a Por la


perplejidad. Tal enunciado solo tiene «sentido» en el con texto de
la modema abstracción real.
Por todo ello, la sustancia «trabajo abstracto» no carece de con.
tenido material o «fisico», aunque no se trate de una SUStancia
directamente natural (ya que un «gasto de nervios, músculos,
cerebro humanos» carente de contenido es precisamente imposi-
ble), sino de una sustancia social en virtud de su naturaleza abs-
tracta. Se trata, por un lado, de la materialización de la idealidag
de la forma fetichista (el otro lado sería la propia materia natural,
tratada de forma reduccionista), por lo que, en un contexto social
muy definido y bajo los dictados de esta idealidad de forma nega-
tiva, se excluyen, no solo conceptualmente, sino también prácti-
camente, las modalidades concretas del gasto (que, sin embargo,
por supuesto se produce) estableciendo como esencial solo este
mismo gasto en cuanto tal, independientemente de su determi-
nación concreta.
Por lo tanto, en la abstracción como abstracción real permane-
ce entonces un contenido completamente material bajo la forma de
residuo: el gasto de «energía humana en general». Para el «sujeto
automático» que rige el proceso de valorización, hacer pantalones
o granadas de mano es lo mismo; lo único que importa es qué
se produzcan Procesos de combustión corporal humana (un gasto
de
energía) que puedan expresarse en términos de un quantum de
valor, procedimiento que en sí mismo es totalmente absurdo.oPero
estos proces de os combustión +
2
tienen lugar realmente, lo
estriba solo en el hec ustión
independientemente
a; lo cual sucede porque la
final ,

mi > PETO NO Por esta y


HN Lcomo, Po .
r ejemplo, un té
cre 2 UN momen rmi
bién es una abstra
cción ral me :
me mb poro 8!
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La sustancia del capital

La arepresentación» aquí es un proceso esencial de lo que Marx


ilamó fetichismo de la mercancía. Pues el quantum de energía
humana gastado no solo es inseparable de la forma concreta
de ese gasto, sino que también pertenece al pasado y se vuelve
elusivo tan pronto como se fabrican los productos, por lo que si
está «contenido» en los productos, no puede ser, por supuesto,
en un sentido natural o físico. Desde este punto de vista, la «repre-
sentación» como proceso objetivado interviene, pues, solo en la
mente de los sujetos sociales así constituidos; interviene como
percepción y «tratamiento» de las prácticas fetichistas de su pro-
pia socialidad. Sin embargo, esta «representación» hace referen-
cia a algo que, como forma de percepción y acción, está lejos de
limitarse a la mente de los sujetos, sino que posee una realidad
física, a saber, los procesos de combustión que tuvieron lugar en
algún momento del pasado en los cuerpos humanos, el gasto de
unidades de energía.
Dado que el quantum de energía consumido en el proceso de gas-
to no puede ser separado realmente de la forma, o determinación
concreta de este gasto, y puesto que, tratándose de un gasto defini-
tivamente pasado, tampoco puede estar, en sentido estricto, «con-
tenido» en los objetos; el modo de representación social se revela
efectiva y doblemente irreal. No obstante, este quantum de energía
debe haberse quemado en el pasado y, por lo tanto representa, por
Otra parte, una sustancia física realmente existente (aunque esté
paradójicamente «representada»). La forma de representación de esta
Sustancia real, en cambio, no tiene nada de propiamente físico, sino
Que es antes que nada una abstracción real, un modo de percepción
y acción socialmente constituido, en el que la materia natural y los
bienes producidos son realmente tratados como objetos físicos que
serían la representación pura de los procesos de combustión que
han tenido lugar en los cuerpos humanos.
El trabajo abstracto es, por lo tanto, un cierto nivel de idealidad
ormal fetichista moderna pero se refiere a un quantum energético
a de trabajo realmente gastada; en otras palabras, a un
O material y cuantificable (no en relación con tal o cual

69
Parte 1

el pro
mercancía considerada aisladamente,embargo,
. Sin debido a con
sino en relación sy e
medio social de las mercancías) no a
es un contenido «espectral»,
leza abstracta este contenido
en el resultado que establece la objetividad del valor, sino ya en Ñ
proceso de gasto en sí, esto €s, EN términos prácticos, como deter.
minación del «gasto de nervios, músculos, y cerebro humanos,
separado de su forma material. Puesto que hay una transforma.
ción de la materia natural bajo la determinación a priori esencia]
de que aquí se gastan los cuantos de energía humana abstracta sin
tener en cuenta la forma concreta de su gasto, esta determinación
es en efecto sustancial en el sentido de una sustancia material;
solo que esta sustancia demuestra no ser natural sino social, no
transhistórica sino históricamente específica de la constitución
fetichista moderna.

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