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Antropólogos estudian el hallazgo en Barrio Abajo.

El oro indígena zenú está en guacas de piedra en los


Montes de María
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POR 1. RAFAEL SARMIENTO COLEY EL 22 MAR 2014CRÓNICAS, NACIONALES

Ya Pacific Rubiales le puso el ojo a la zona, porque, según los arqueólogos, es una rica zona aurífera.
Por Rafael Sarmiento Coley – Director

Hornos para moldear el oro

Muchos campesinos que se dedican al cultivo de yuca, ñame, tabaco, patilla, melón, maíz y otros productos
de pancoger, han encontrado ‘múcuras’ (ollas de barro cocido en hornos artesanales), llenas de artesanías de
figuras de animales, personas y objetos de su uso diario hechas en oro y en barro bien pulido.

El educador, investigador e historiador monteriano Benjamín Puche Villadiego, poco antes de morir, en una
conferencia sostuvo que el enorme país de los zenúes, que conformaban la Nación Panzenú, en 1470, cuando
con su olfato sabio y astuto se anticipó a la noticia nefasta sobre la llegada del hombre blanco a estas tierras,
ordenó a todos sus señores más acomodados y con tribus más organizadas, a que viajaran a lo más alto y
profundo de los Montes de María a enterrar sus reliquias, sus artesanías en oro.

El metal de los dioses


Burrito con tinajas de oro

“Para el indígena zenú, o del país de Patacuí, al otro lado del río, en lo que hoy es El Banco y toda esa cuenca
que va hasta Chimichagua, el oro era un metal sagrado. No tenía valor comercial. Es mentira que lo
intercambiaran con otras tribus por sal y arroz. El aborigen nuestro usaba el oro para comunicarse con sus
dioses. Al considerar que era un metal tan fino, resistente y brillante que lanzaba destellos de luz cuando se
exponía al sol, ellos pensaban que, a través de esos hilos de luz, se comunicaban con sus dioses y demás
deidades”.

Antropólogos estudian el hallazgo.

Y la historia que contaba el ilustre profesor Puche Villadiego ha salido cierta al pie de la letra. Campesinos
que han retornado, por fin, después que se han ido los malditos paramilitares, al iniciar la reconstrucción de
sus viviendas, sus redes para el acueducto y el alcantarillado, se han encontrado valiosas guacas de figuras en
oro y en barro.

Sin ir muy lejos, en el municipio de los Palmitos, Sucre, a mediados del año 2011 mientras se excavaba para
meter la tubería del alcantarillado, en un sector muy cercano al pueblo, unos trabajadores encontraron piezas
de oro de gran tamaño, en una de las zanjas que cavaban. “La vaina es que de inmediato se regó la noticia
como pólvora y cientos de personas, con pico y pala, empezaron a cavar. Tuvieron cierto éxito. Encontraron
numerosos piezas indígenas en oro y cerámica fina, bien pulida”, según el profesor Alfonso Segundo
Sarmiento Ruiz.

Lisandro Mesa, durmiendo encima de un tesoro


Debido al fuerte sol, trabajaron bajo carpas.

El principal hallazgo se produjo en el lote El Remanso, barrio San Felipe de los Palmitos, muy cerca de la
residencia del famoso músico palmitero Lisandro Mesa, quien al conocer la noticia, con algo de socarronería,
exclamó: “¡no me joñe, yo sin plata y durmiendo encima de un cementerio de oro! Hombe, carajo, esas son
las cosas que uno no entiende de este mundo”.

Allí un grupo de antropólogos exploraron el lote y, en efecto, hallaron piezas finas de orfebrería, cerámica,
fragmentos de osamentas y otros elementos.

Los primeros indicios señalan que corresponde a un cementerio indígena. Ante tal evidencia, a través de una
acción legal la Administración Municipal patrocina el proyecto de excavación, con el aval del Instituto
Colombiano de Antropología e Historia. El propósito es hacer un museo, cuya construcción estaría respaldada
por Pacific Rubiales (pero sin que se lleve el oro original).

El descubrimiento ha sido considerado como único por el equipo de cuatro antropólogos, por la profusión y
concentración de material en el área. “En solo 5 metros cuadrados hay identificados más de 40 objetos de
cerámicas, lítica y metal. Es importante por su abundante material y determina un potencial arqueológico en
Sucre y en todo lo que es los Montes de María. Se ha trabajado en 625 metros cuadrados, pero las
exploraciones se van a extender en más de dos hectáreas a la redonda”, indicó Julián Castañeda, antropólogo
de la Universidad de Antioquia, integrante del equipo.

Oro puro
Tinaja llena de oro

El profesor Sarmiento Ruiz afirma que en total se han hallado 100 piezas, ubicadas en un cementerio de 30
urnas, que datan de 450 a 570 años, que coincide con lo que afirmó el profesor Puche Villadiego, en el sentido
de que los indios no fueron tan pendejos como los quieren hacer ver los historiadores, que eran españoles.

Ellos se anticiparon a la presencia avasalladora y sanguinaria, y antes de que saquearan todo, alcanzaron a
esconder estos tesoros en los sitios más inhóspitos, donde el invasor español jamás pensó que debajo de una
mole de piedra de 10 toneladas había un tesoro. Ante las versiones de que varios guaqueros mantienen en su
poder cerca de 100 piezas, distintas a las 30 que ya reposan en la Alcaldía, el antropólogo Luis Carlos
Castañeda hizo un llamado ”para que la gente comprenda la importancia del registro arqueológico”.

Pero los guaqueros, como los indios, son desconfiados. Sobre todo ahora que se sabe que la multinacional
aurifica ya husmeó que en la zona puede haber mucho más metal precioso, no solo en cementerios indígenas,
sino, en bruto, debajo de esa tierra bendita que ha sido la amantísima despensa alimenticia de centenares de
poblaciones afincadas en sus alrededores y encima de ella.

Juan Ruíz, un campesino de mochila y tabaco en la boca, cruzado de piernas sobre su burro, dice que “pa allá
arriba uno encuentra pepitas de oro. Pero no creo que sea suficiente para que le metan una empresa grande a
tumbarnos todo este monte. Porque, entonces, ¿de qué vamos a viví nosotros? ¡Ah, dígame usté!”.

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