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CULTURA FUNERARIA

La música desempeñaba un importante papel en la vida ritual de los Vicus.

Se expresaba en distintos ámbitos de su cultura y, muy especialmente, en sus ritos

funerarios. En los ajuares mortuorios se ha encontrado una importante cantidad

de instrumentos, tales como tambores de cerámica, flautas o botellas silbato. En

la cerámica, los músicos tocando antaras son una de las representaciones más

comunes, apareciendo muchas veces en temas que aluden al rituales funerarios.

Las tumbas eran tubulares y muchas en forma de bota, con una cámara en la

parte más profunda. Allí depositaban los cuerpos acompañados por ajuares de

distinta riqueza según la jerarquía del difunto, quien, aparentemente, en muchos

casos era incinerado.

LAS TUMBAS

Toda la revelación de lo que fue Vicús y de su propia existencia, se ha logrado obtener

de los cementerios. Estos generalmente se ubicaban en lomas, como las de

Vicús, el Ovejero o Yécala, Loma Negra, Loma de la Viuda, Loma Va1verde,

Talanqueras y Zapotal.
Las tumbas consistían en pozos tubulares de profundidad y diámetro variable. Al final

del pozo hay un ensanchamiento que da al conjunto la forma de bota.

La profundidad del pozo es entre 1os 4 y los 11 metros, pero hay algunos de 15

metros. El diámetro oscila entre los 0.70 y 1.00 m. pero generalmente son de

0.80 m.

Posib1emente las tumbas más profundas pertenezcan a gente de más importancia. Son

también las que contienen mayor cantidad de piezas de cerámica y metálicas.

Generalmente el cadáver, reducido a polvo se encuentra en el fondo de la tumba, pero

también puede estar ubicado más arriba. Una vez colocado el cadáver y los

objetos que le correspondían por su clase, se volvía a cubrir la tumba con arena.

Se han encontrado algunas tumbas vacías, lo cual hace suponer que estaban por

ser ocupadas y disponibles, pero no se llegaron a usar.

En las tumbas corrientes se han encontrado ollas o diversos objetos de cerámica, agujas

de cobre, y trozos de tela.

LA TIERRA DE LOS MUERTOS

En las tumbas de 1os cementerios de Vicús, no se encuentra un cadáver en el sitio que

cualquiera puede suponer.

Lo que se encuentran son formas alargadas reducidas a polvo, de unos 60

centímetros de largo y 12 ó 10 cms de espesor. Es una tierra de co1or marrón

oscuro en la que no quedan ni los huesos, salvo algunas piezas dentarias.

Se supone que los cadáveres eran cremados y las cenizas envueltas en telas,

depositadas en las tumbas, porque sí se han encontrado trozos de telas. Esto

hace suponer que la cremación no se realizaba dentro de la tumba, sino fuera de

ella. Luego las cenizas se trasladaban al interior de la tumba, y se daba con ellas

la forma y tamaño deseados..


La denominación de tierra de muerto, fue dada por los huaqueros piuranos, los que

guardaban por ellas cierto temeroso respeto.

El origen de la tierra de muerte, se ha comprendido mejor cuando el 29 de Diciembre

del año 2001 estalló en Lima un voraz incendio en el Centro Comercial de Mesa

Redonda. que destruyó numerosas manzanas de casas y causó la muerte de 300

personas. Según los peritos, la temperatura subió en determinados momentos a

1.000 grados centígrados y sólo bastaban 400 para que hasta los huesos fueran

calcinados Es así como en lo que se supuso fue el foco del siniestro, días más

tarde se encontraron cuerpos reducidos a ceniza, salvo las piezas dentarias.

Eso podría explicar en cierta forma, la existencia en las tumbas de Vicús de la llamada

“tierra de muerto”. Lo que no se ha podido explicar, como es que lograron tan

altas temperaturas al cremar sus cadáveres.

No se han llegado a descubrir, lo que pudieron serlos crematorios de los antiguos

Vicús.

RELIGIÓN

Para muchos pueblos antiguos de la costa peruana, sus Dioses salían siempre del mar y

algunos volvían a él. Eran siempre personajes poderosos llenos de gran

majestad. Lo infinito del mar, que siempre se perdía en el horizonte juntándose

aparentemente con el cielo, constituía un misterio imposible de desentrañar. Por

eso el mar para los antiguos fue una especie de morada de los dioses. Se le

conocía con el nombre de mama-cocha o madre-mar, en el imperio Incaico.

Los indios creyeron en un principio que los españoles eran enviados de los dioses, y

como llegaron por el mar les llamaron Viracochas, o hijos del mar o también
espuma del mar. Cuando más tarde los conquistadores dieron muestras de

crueldad inaudita, siempre los siguieron llamando Viracochas, pero no como

dioses, sino como especies de demonios, que no eran hijos de mujer.

Garcilaso explica que los indios de la costa creían que la tierra flotaba sobre el mar, y

que al atardecer el sol se retiraba a descansar en 1as aguas, pero a causa de su

gran fuego y calor secaba parte de las aguas. Creían también que el Sol era un

gran nadador que se zambullía en el agua y aparecía por el otro lado.

El cronista Fray Gregorio García, en su obra “Origen de los Indios”, relata una leyenda

que también había a recogido Betanzos, según la cual, Viracocha recorrió el

Perú de un extremo al otro, avanzando hacia el norte, y tras de pasar por la

región de Piura, llegó a Puerto Viejo y se metió en el mar.

El cronista Sarmiento también refiere la 1eyenda de Viracocha y de sus arribo por tierra

a Puerto Viejo y Mantas, en donde ingresó al mar caminando sobre las aguas

con dos criados, como si fuera espuma.

Los cronistas Herrera y Cieza de León hablan de dos Viracochas y que uno de ellos

habría llegado al norte.

Sin embargo de ser tan generalizada esta leyenda, parece que el hombre de Vicús no la

llegó a conocer por que no hay representación alguna en las decenas de miles de

piezas de cerámica que se han extraído.

Representaciòn del dios Ai-apaec

Rebeca Carrión Cachot, discípula de Tello al cual sucedió en la dirección del Museo

Nacional de Antropología y Arqueología, hizo conocer en 1953 un mito que

existía en la costa norte del Perú, de acuerdo al cua1 se habría divinizado a un

ser ornitomorfo humanizado. Era una mujer con cabeza de pájaro que bien podía

personificar a la luna, a la que llamaban Shi.


Los vicusinos también han dejado ceramios representando a seres ornito-

antropomorfos, pero no en una cantidad que puedan hacer pensar en la

existencia de un culto a un ser alado. No es pues una idea

predominante, la de ese supuesto dios femenino alado.

Hay una gran cantidad de ceramios que representan aves, pero en su forma

natural y no deidificados. Lo mismo sucede con la representación de

felinos, como el puma y el jaguar, paro como este es propio de la zona

selvática, lo que se ha tratado de representar ha sido al tigrillo y aun al

gato montés.

Pero de lo que no hay duda, es de la existencia de una casta sacerdotal. Hay

ceramios que representan hombres con máscaras de felinos, y

atavíos especiales en momentos en que hacen sacrificios humanos.

El respeto a los muertos, fue sin duda motivo del un ceremonial especial y la

cremación de los cadáveres tuvo que hacerse con intervención del

sacerdote o gran brujo. En las tumbas, además de huacos y objetos de

metal, se ponían conchas perleras y también perlas procedentes de

Sechura.

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