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Jay
MacLeod. (Boulder: Westview Press, 1995)
Learning to Labor. How Working Class Kids Get Working Class Jobs. Paul Willis.
(New York: Columbia University Press, 1977)
Luego de cinco años, MacLeod volvió a entrevistarse con muchos de los jóvenes que
componían ambos grupos. La pobreza, el desempleo, los bajos ingresos seguían
constituyendo la realidad cotidiana de ellos. La opción de los "Hangers" --rechazar el
juego-- no constituye una opción viable. Jugar aceptando las reglas --la opción de los
"Brothers"-- tampoco parece constituir una alternativa. La paradoja del dominado --
examinada por Willis y conceptualizada por Bourdieu-- se hace presente aquí con
toda crudeza.
Sin embargo, no es justo decir que Ain't No Makin' It nos deja sólo con esta imagen
apocalíptica, sino que hace un llamado al realismo sociológico a los efectos de poder
analizar mejor una sociedad estructurada para crear pobreza y extrema
desigualdad económica, una sociedad en la que en 1989, el 1 por ciento de la
población era dueño del 37 por ciento de la riqueza y el 10 por ciento de la población
del 86 por ciento. Al concluir su presidencia, Reagan dejó una sociedad con 32
millones de norteamericanos que vivían debajo de la línea de pobreza.
Ain't No Makin' It, constituye un aporte central --rico teórica y empíricamente-- para
analizar la reproducción de la desigualdad social y el papel que en ella juegan la
complejas interacciones entre raza, clase y género por un lado, y entre los
determinantes estructurales, las innovaciones culturales y la agencia humana por el
otro.
A aquellos interesados no sólo en la "cultura juvenil" sino también en la manera en
que se estructura la desigualdad social, ambos libros aportan detalladas descripciones
empíricas y novedosas herramientas conceptuales. Ambos nos enseñan que la
pobreza no es sólo carencia sino desigualdad producida por la compleja interacción
de raza y clase. Ambas --clase y raza-- tienen dimensiones objectivas y subjectivas;
esto es, viven una doble vida. Primero, en la materialidad, como diferencias objetivas
que pueden ser observadas, medidas bajo la forma de distribuciones de bienes y
servicios, y en segundo lugar, en las subjetividad, como esquemas de percepción,
apreciación y acción, en la forma de distinciones simbólicas producidas y
reproducidas vía disposiciones socialmente constituídas.
NOTAS