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Ain't No Makin' It. Aspirations & Attainment in a Low-Income Neighborhood.

Jay
MacLeod. (Boulder: Westview Press, 1995)

Learning to Labor. How Working Class Kids Get Working Class Jobs. Paul Willis.
(New York: Columbia University Press, 1977)

Javier Auyero (New School for Social Research)

En el último número de NACLA. Report on the Americas Carlos Monsivaís sostiene


que a pesar del ambiente hostil, racista y represivo con el que se encuentran, los
salvadoreños, hondureños y mexicanos que a diario emigran a Texas, California y a
otros estados de los Estados Unidos siguen creyendo en el sueño americano, en los
Estados Unidos como una tierra de oportunidades abierta al esfuerzo de quienes
quieran "lograrlo" (make it).1 El recientemente publicado Ain't No Makin' It, sostiene
lo contrario: el sueño del "logro personal" es una ideología, y más que movilidad
social lo que prima en estas tierras es la reproducción de las desigualdades. La
imagen que emerge de este estudio etnográfico no es la de una tierra de posibilidades
en la que cada niño puede llegar a ser presidente, Bill Gates, Donald Trump, o David
Rockefeller. La sociedad norteamericana no es tan abierta como se pensó y la
escalera del ascenso social no está disponible para todos. Para los muchos que "no lo
logran", el sueño americano se transforma en una alucinación o en una pesadilla.
En el año 1987 se publicó la primera edición de Ain't No Makin' It. Aspirations &
Attainment in a Low-Income Neighborhood, del sociólogo y actual pastor protestante
Jay MacLeod. Luego de ocho años, y con tres capítulos más, aparece esta segunda
versión que contiene el seguimiento de los grupos entrevistados hace más de diez
años. "Este nuevo material es tan cautivante como el anterior --al iluminar las nuevas
desigualdades de los años noventa, en el retrato humano del surgimiento del
capitalismo de la cocaína y en el desarrollo de la crisis que aflige a las formas de
masculinidad de la clase obrera. Raramente una etnografía tiene un caracter
longitudinal, raramente es tan buena". El comentario de Paul Willis en la contratapa
de Ain't No Makin' It ilustra de manera concisa la relevancia de esta nueva edición.
Este trabajo, junto a Learning to Labor de Paul Willis --autor identificado con la
Escuela de Birmingham-- son los dos libros que marcan hitos fundamentales en los
estudios etnográficos sobre la cultura de los jóvenes de clase obrera. Ambos
combinan un detallado estudio etnográfico comparativo con problemáticas teóricas
vinculadas a los diversos enfoques de la reproducción social.
El libro de Willis ya se ha erigido en un clásico de los estudios culturales. Este autor
examina la manera en que el trabajo es constituido como una experiencia cultural por
medio de un minucioso estudio etnográfico centrado en las formas en que jóvenes de
la clase obrera inglesa --los "lads"-- crean una contra-cultura opositora en la escuela.
Centrado en las nociones de "consecuencias no queridas de la acción" y "penetración
parcial de las limitadas posibilidades de vida", Willis describe la manera en que esta
forma de resistencia termina por descalificar a los "lads" para entrar al mercado
laboral calificado y los condena al mundo del trabajo no-calificado. Su trabajo es un
admirable ejemplo de lo que Bourdieu llama la "paradoja del dominado" --si resisten,
se descalifican a ellos mismos; si no resisten, deben adaptarse a los dictados del
sistema-- y de la manera en que la hegemonía opera --algunas veces coincidiendo con
formas de resistencia activa-- en la reproducción de relaciones de clase y de género.
Los "lads" de Willis representan lo mismo que William Blake y las sectas
antinómicas representaban, de acuerdo a E.P.Thompson, durante el siglo dieciocho
inglés: la oposición a la hegemonía.2
El rechazo de los "lads" hacia la escuela --su contracultura-- es el resultado de ciertas
evaluaciones que estos realizan en las condiciones económicas de su clase en el
capitalismo. Sus posibilidades de movilidad ascendentes son tan insignificantes que
no vale la pena sacrificarse hoy y cumplir con las demandas y las disciplinas

. Carlos Monsivaís, "Dreaming of Utopia". NACLA. Report on the Americas.


1

Volumen XXIX N.3. Nov\Dic 1995.


2
. E.P. Thompson Witness against the Beast: William Blake and the Moral Law
(New York: The New Press, 1993)
impuestas por la escuela. Sin embargo, estas evaluaciones tienen sus limitaciones. Al
asociar el trabajo manual con la masculinidad --elemento altamente valorado entre
los hombres de clase obrera--, el trabajo mental queda vinculado a la feminidad y a
inferioridad social. Esta limitación hace que sus evaluaciones no permitan ver al
trabajo manual no calificado como una forma de dominación de clase indispensable
para la reproducción de las características generales del sistema capitalista. Vemos
como la ideología patriarcal limita seriamente lo que, de otra manera, seria una
percepción crítica del orden social. Afirmando acríticamente el trabajo manual, los
"lads" aceptan la subordinación de su condición y su destino y aseguran la
reproducción exitosa del las estructura de clases. La reproducción de la desigualdad
social no ocurre por "sobre las cabezas" y "a espaldas" de los sujetos involucrados
sino que requiere de su participación.
Este último argumento está en el centro de Ain't No Makin' It. McLeod combina el
punto de vista académico de las diversas teorías de la reproducción con la
experiencia, los significados y las acciones intencionales que los grupos jóvenes por
el estudiados --los "Brothers" y los "Hallway Hangers"-- construyen para darle
sentidos a sus vidas.
Al intentar desentrañar la manera en que las relaciones sociales se reproducen de
generación en generación en las sociedades capitalistas, los teóricos de la
reproducción reseñados en este libro (Bowles y Gintis, Willis, Giroux, Bourdieu,
Bernstein y Heath), apuntan a un sitio común: la escuela, lugar que la imaginación
popular ve como el gran nivelador de oportunidades. Estos enfoques teóricos
proponen diversos modelos: desde los más deterministas hasta aquellos que permiten
una autonomía mayor a los individuos en sus ámbitos culturales, desde aquellos que
se centran en las necesidades sistémicas hasta aquellos que ponen el acento en las
experiencias culturales de los actores.
En el análisis de MacLeod, el trabajo de Pierre Bourdieu ocupa un lugar central; no
sólo por su teoría del capital cultural como elemento central en la reproducción de las
diferencias de clase sino por su abordaje a las correspondencia entre estructuras
mentales y condiciones materiales de existencia, entre aspiraciones y posiciones,
mediante su concepto de habitus. En realidad, una buena parte del análisis puede
leerse como una elaboración del autor a partir de las limitaciones que este encuentra
en el concepto de habitus (básicamente la circularidad implícita entre estructuras y
prácticas).
Siguiendo a Bourdieu, el autor parte de la premisa del ajuste que se produce entre las
condiciones de existencia y las aspiraciones como el mecanismo mediante el cual se
reproduce generacionalmente la desigualdad entre las clases. Pero difiere con él a
partir de lo que confronta en el trabajo de campo. En una comunidad caracterizada
por el hacinamiento, el desempleo y la pobreza, el abuso de drogas, el alcoholismo,
el crimen y el racismo, MacLeod exploró los comportamientos y actitudes de dos
grupos de jóvenes: los "Hallway Hangers", predominantemente jóvenes blancos, y
los "Brothers", predominantemente negros. Los primeros forman una subcultura con
su propio conjunto de valores que se oponen a la cultura dominante, rechazan la
visión de la sociedad norteamericana como una sociedad abierta y como una tierra de
oportunidades. Las experiencias de sus vecinos, de sus familiares y las suyas propias
sirven de base a este rechazo. Las fuentes de las aspiraciones --las fuentes del
habitus-- de los Hallway Hangers están en íntima relación con sus historias
familiares: historias de desempleo y subempleo, de dependencia del sistema público
de asistencia (Welfare), de bajos logros educativos de padres, madres y hermanos, de
padres ausentes, familias numerosas y reiterados encuentros con la ley.
Por el contrario, los "Brothers" son un grupo de jóvenes negros que se adaptan a los
roles sociales y a los comportamientos socialmente aprobados. A diferencia del los
"Hangers", estos aceptan las definiciones dominantes de éxito, del logro, y se
autoevaluan de acuerdo a estos criterios. Son un grupo de pares sin una subcultura
propia en el que el no se consumen drogas, tabaco ni alcohol en cantidades
significativas. De manera paradójica, quienes probablemente tengan menos
posibilidades objetivas de "lograrlo" --dado el racismo institucional predominante en
la sociedad norteamericana-- son quienes tienen mayores aspiraciones y actitudes
positivas respecto al futuro.
Dos grupos de pares de igual clase social --con la misma posición estructural--, del
mismo barrio, con disposiciones radicalmente diferentes. Si bien el autor no descarta
el impacto que los determinantes estructurales tienen en las percepciones,
evaluaciones y acciones de los jóvenes, se pregunta por las causas que producen que
jóvenes con la misma posición en el espacio social tengan orientaciones tan distintas.
Esta pregunta y el trabajo que demanda contestarla constituyen el aporte principal de
este libro. Dentro del marco general de la reproducción social, los "Hangers" y los
"Brothers" representan dos vías diferentes, dos vías que cuestionan la
correspondencia entre aspiraciones subjetivas y oportunidades objetivas y que
ayudan a complejizar y clarificar de manera crítica las fuentes a partir de las cuales se
estructura el habitus: la etnicidad, la historia familiar, la experiencia escolar y laboral,
la interacción con el grupos de pares, etc.

Luego de cinco años, MacLeod volvió a entrevistarse con muchos de los jóvenes que
componían ambos grupos. La pobreza, el desempleo, los bajos ingresos seguían
constituyendo la realidad cotidiana de ellos. La opción de los "Hangers" --rechazar el
juego-- no constituye una opción viable. Jugar aceptando las reglas --la opción de los
"Brothers"-- tampoco parece constituir una alternativa. La paradoja del dominado --
examinada por Willis y conceptualizada por Bourdieu-- se hace presente aquí con
toda crudeza.
Sin embargo, no es justo decir que Ain't No Makin' It nos deja sólo con esta imagen
apocalíptica, sino que hace un llamado al realismo sociológico a los efectos de poder
analizar mejor una sociedad estructurada para crear pobreza y extrema
desigualdad económica, una sociedad en la que en 1989, el 1 por ciento de la
población era dueño del 37 por ciento de la riqueza y el 10 por ciento de la población
del 86 por ciento. Al concluir su presidencia, Reagan dejó una sociedad con 32
millones de norteamericanos que vivían debajo de la línea de pobreza.
Ain't No Makin' It, constituye un aporte central --rico teórica y empíricamente-- para
analizar la reproducción de la desigualdad social y el papel que en ella juegan la
complejas interacciones entre raza, clase y género por un lado, y entre los
determinantes estructurales, las innovaciones culturales y la agencia humana por el
otro.
A aquellos interesados no sólo en la "cultura juvenil" sino también en la manera en
que se estructura la desigualdad social, ambos libros aportan detalladas descripciones
empíricas y novedosas herramientas conceptuales. Ambos nos enseñan que la
pobreza no es sólo carencia sino desigualdad producida por la compleja interacción
de raza y clase. Ambas --clase y raza-- tienen dimensiones objectivas y subjectivas;
esto es, viven una doble vida. Primero, en la materialidad, como diferencias objetivas
que pueden ser observadas, medidas bajo la forma de distribuciones de bienes y
servicios, y en segundo lugar, en las subjetividad, como esquemas de percepción,
apreciación y acción, en la forma de distinciones simbólicas producidas y
reproducidas vía disposiciones socialmente constituídas.

NOTAS

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