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MEDICINA LEGAL PSIQUIÁTRICA

1. Definición

La medicina legal psiquiátrica también es conocida como psiquiatría


forense, y no es más que la psiquiatría en función de la justicia.

La Psiquiatría forense es una rama de la medicina, es responsable del


estudio, el diagnóstico, el tratamiento y la prevención de los trastornos del
comportamiento humano. El comportamiento anormal puede estar determinado o
modificado por factores genéticos, fisicoquímicos, psicológicos y sociales, en
general es aquella parte de la psiquiatría que ayuda a la ley.

1.1 Concepto de psiquiatría forense

Antes de comenzar a desarrollar este tema sobre psiquiatría forense, su


campo de acción y sus relaciones con otras disciplinas científicas, consideramos
necesario aclarar el significado del término forense. Según el Diccionario de la
Lengua Española, forense viene del latín “Forensis, de forum, foro, plaza pública,
adj.: perteneciente al foro, antiguo, público y manifiesto”.

El Diccionario Jurídico de Guillermo Cabanellas lo define así: “Forense es lo


que concierne al foro, o sea, a los tribunales y a sus audiencias. Por extensión, a
lo jurídico en general”. La Real Academia Española expresa: “Foro, del latín forum,
plaza donde se trataban en Roma los negocios públicos y donde el pretor
celebraba los juicios”. Por extensión, sitio en que los tribunales oyen y determinan
las causas.

Es necesario señalar otras denominaciones atribuidas a nuestra disciplina;


entre ellas tenemos: psicología medicolegal, psicopatología forense, medicina
legal de los alienados, psiquiatría medicolegal, psiquiatría forense y, por último,
psiquiatría jurídica.
1.2 Definición

Se han dado numerosas definiciones de psiquiatría forense las cuales no


son del todo satisfactorias dado el gran alcance, que en la práctica, ha venido
experimentando nuestra disciplina; entre éstas nos encontramos con el concepto
de Cabanellas quien la concibe como “La ciencia auxiliar del derecho penal, que
estudia las enfermedades mentales de los delincuentes, a fin de determinar su
responsabilidad atenuada o nula, dentro de los principios criminales clásicos o la
necesidad de uno u otro de los tratamientos que por conveniencia individual y
medidas de seguridad deba adoptarse”

Bonnet la denomina psicopatología forense y, para él: “Estudia las


personalidades anómalas no psicóticas en relación de dependencia con la
legislación de cada país y agrega: la psiquiatría forense realiza el estudio de las
formas de alienación mental en relación de dependencia con la legislación de cada
país”.

Según algunos autores explican: “Abarca el estudio de todas las cuestiones


legales vinculadas a los alienados”. Al referirnos a la psiquiatría jurídica en la obra
psiquiatría judicial penal y civil, se señala: “Cuando los conocimientos de la
psiquiatría son aplicados a la vida del derecho, ésta recibe con toda propiedad, el
nombre de psiquiatría jurídica”.

Realmente, aportar una definición que abarque toda la relación de la


psiquiatría con el derecho y las ciencias del delito es difícil; para ello deberá
tomarse en consideración dos tipos de criterios: estrictu sensu y latu sensu; según
el primero, sería la aplicación de los conocimientos psiquiátricos para determinar
la capacidad jurídica de una persona en el momento en que, por mandato judicial,
sea necesario, así en el campo penal, se determinará la capacidad de imputación,
en relación a lo pautado en el Código Penal de la Republica de Guatemala
vigente; en el campo civil, la capacidad de discernimiento y en el laboral, la
capacidad de trabajo. En latu sensu, se comprende la colaboración de la
psiquiatría, en el derecho penitenciario, con la criminología, con la criminalística y
con las nuevas corrientes que se están desarrollando en Norteamérica y Europa,
cuyo objetivo es el estudio de todas aquellas situaciones psiquiátricas que se
relacionan con el derecho y que se han denominado psiquiatría y ley.

La psiquiatría forense es la parte de la psicología jurídica que se aplica en


los foros, en una intervención específicamente solicitada. La psicología y el
derecho tienen en común su objeto de intervención, que no es otro que la
conducta de la persona. La psiquiatría aplicada a los tribunales o psicología
forense se refiere a aquellas actividades que el psiquiatra puede realizar en el
foro. Algunos autores definen la psiquiatría forense como la ciencia que enseña la
aplicación de todas las ramas y conocimientos de la psicología ante las preguntas
de la justicia, y coopera en todo momento con la administración de justicia,
actuando en el foro (tribunal), mejorando el ejercicio del derecho. Nuestro objeto
es el hombre como ser bio - psico - social, ético y jurídico, y como tal no puede ser
abordado desde un solo enfoque, sino que debe ser analizado desde una
perspectiva que integre todos los planos.

La práctica de la psiquiatría forense está regida por conceptualizaciones


que provienen del derecho y no de la psicopatología, y se encuentra al servicio de
la justicia antes que del valor de la salud. Esta diferenciación requiere
adecuaciones teóricas y técnicas. La intervención no podrá circunscribirse a una
cuestión diagnóstica o de tratamiento, sino que debe construir la información que
se solicita (puntos de pericia).

2. Clasificación de los trastornos mentales

a. Oligofrenias: Déficits de la personalidad en general y de la


inteligencia en particular.
b. Demencias: Pérdida de las facultades psíquicas sobrevenida una
vez que éstas han llegado a un pleno desarrollo.
c. Esquizofrenia: Distorsión de los pensamientos y sentimientos. El
término en sí, quiere decir “mente dividida”.
d. Psicosis maniaco – depresiva: Anomalías del estado anímico.
Trastorno afectivo.
e. Paranoia: Pensamientos delirantes monotemáticos, percibe de
forma distorsionada una parte de la realidad.
f. Epilepsias: Afección neurológica que genera movimientos
convulsivos, llevando a la persona a perder el conocimiento.
g. Psicosis: Desorden mental severo. Trastorno de la personalidad,
pérdida de contacto con la realidad.
h. Trastornos psíquicos: Trastornos de la conciencia, la afectividad, la
conducta motora, el pensamiento, la percepción, la memoria y la
inteligencia.
i. Estados límite: Estados que se sitúan en la frontera con las
psicosis.
j. Neurosis: Trastornos sensoriales y motores causados por
enfermedades del sistema nervioso (angustia, ansiedad, fobias,
obsesiones, etc.).
k. Trastornos de personalidad: Perturbaciones o anormalidades que
se dan en las dimensiones emocionales, afectivas, motivacionales y
de relación social de los individuos.
l. Sexualidad patológica: Trastornos sexuales.
m. Enfermedad alcohólica: Fuerte necesidad de consumo reiterado de
bebidas alcohólicas. Existe dependencia.
n. Drogodependencia: Fuerte necesidad de consumo reiterado de
drogas. Existe dependencia.
o. Psicopatología carcelaria: Alteraciones psíquicas producidas en
una persona por haber permanecido en un establecimiento
penitenciario (frustración, sentimientos de culpa, rebeldía o negativa
a aceptar la autoridad, falta de gratificación sexual, hacinamiento,
aislamiento, consumo sustancias tóxicas).
2.1 Alienación mental o psicopatías

La alienación mental es una enfermedad mental, congénita o adquirida,


habitual o circunstancial, caracterizada por los siguientes elementos. 1) Carencia
de juicio concreto y abstracto de la realidad; 2) incapacidad para comprender lo
lícito o ilícito de las acciones propias o ajenas; 3) inadaptación a las reglas
corrientes de convivencia socio-ambientales; 4) ineptitud para asumir o mantener
en el tiempo un quehacer honesto, así como para adquirir derechos o contraer
obligaciones.

La psicopatía es la anomalía psíquica, un trastorno antisocial de la


personalidad, por la que, a pesar de la integridad de las funciones perceptivas y
mentales, se halla patológicamente alterada la conducta social del individuo que la
padece.

Las causas que se han encontrado del por qué de la conducta psicopática
indican que como son individuos relativamente insensibles al dolor físico, rara vez
adquieren miedos condicionados, tales como el miedo a la desaprobación social o
a la humillación, miedo que restringirían sus malas acciones y les darían un
sentido del bien y del mal.

Las características conductuales del psicópata podrían ser determinadas


tanto por factores fisiológicos, como por factores socio-psicológicos. La conducta
psicopática podría ser causada por traumas infantiles que generan conflictos por
los cuales el “Niño” no puede identificarse con el progenitor del mismo sexo ni
apropiarse de sus normas morales. Los psicólogos conductistas creen que la
conducta psicopática resulta del aprendizaje.
El psiquiatra norteamericano Hervey M. Cleckley, pionero en la
investigación sobre psicopatía, distinguió tiempo atrás en 1941, en su reconocido
libro La máscara de cordura, cuatro subtipos diferentes de psicópatas:

2.1.1 Los psicópatas primarios

No responden al castigo, a la aprehensión, a la tensión ni a la


desaprobación. Parecen ser capaces de inhibir sus impulsos antisociales casi todo
el tiempo, no debido a la conciencia, sino porque eso satisface su propósito en ese
momento. Las palabras no parecieran tener el mismo significado para ellos que el
que tienen para nosotros. No siguen ningún proyecto de vida, y parece como si
fueran incapaces de experimentar cualquier tipo de emoción genuina.

2.1.2 Psicópatas secundarios


Son arriesgados, pero son individuos más proclives a reaccionar frente a
situaciones de estrés, guerreros, y propensos a la culpabilidad. Se exponen a más
estrés que la persona promedio, pero son tan vulnerables al estrés como la
persona promedio. Son gente audaz, aventurera y poco convencional que
comenzó a establecer sus propias reglas de juego a temprana edad. Son
conducidos fuertemente por un deseo de escapar o de evitar dolor, pero también
son incapaces de resistir a la tentación. Tanto los psicópatas primarios como los
secundarios están subdivididos en:

a. Psicópatas descontrolados
Los que parecen enfadarse o enloquecer más fácilmente y más a menudo
que otros subtipos. Su frenesí se asemejará a un ataque de epilepsia. Por lo
general son también hombres con impulsos sexuales increíblemente fuertes,
capaces de hazañas asombrosas con su energía sexual. También parecerían
estar caracterizados por ansias muy fuertes, como en la drogadicción, la
cleptomanía, la pedofilia, cualquier tipo de indulgencia ilícita o ilegal.
b. Los psicópatas carismáticos
Son mentirosos encantadores y atractivos. Por lo general están dotados de
uno u otro talento, y lo utilizan a su favor para manipular a otros. Son
generalmente compradores, y poseen una capacidad casi demoníaca de persuadir
a otros para que abandonen todo lo que poseen, incluso hasta sus vidas. Este
subtipo llega a menudo a creerse sus propias ficciones. Son irresistibles.

El psicólogo criminal Robert Hare sostiene que los psicópatas “no sienten
ninguna angustia personal ni tienen ningún problema; el problema lo tienes tú. Su
capacidad para castigar a sus víctimas se basa en un comportamiento anormal del
cerebro, que reacciona de manera completamente distinta a como lo hace el de
una persona sana”.

Años atrás el doctor Hare a partir de la revisión de expedientes penitenciarios y


a entrevistas realizadas a criminales, concluyó que este tipo de personalidad
puede evaluarse mediante una lista de 20 características o síntomas:

1. Locuacidad / Encanto superficial.


2. Egocentrismo / Sensación grandiosa de la autovalía.
3. Necesidad de estimulación / Tendencia al aburrimiento.
4. Mentira patológica.
5. Dirección / Manipulación.
6. Falta de remordimiento y culpabilidad.
7. Escasa profundidad de los afectos.
8. Insensibilidad / Falta de empatía.
9. Estilo de vida parásito.
10. Falta de control conductual.
11. Conducta sexual promiscua.
12. Problemas de conducta precoces
13. Falta de metas realistas a largo plazo.
14. Impulsividad.
15. Irresponsabilidad.
16. Incapacidad para aceptar la responsabilidad de las propias acciones.
17. Varias relaciones maritales breves.
18. Delincuencia juvenil.
19. Revocación de la libertad condicional.
20. Versatilidad criminal.

Por su parte, un estudio reciente realizado por el profesor de la Universidad


de Cornell, Jeff Hancock y sus colegas, los psicópatas tienden a escoger palabras
muy concretas cuando hablan de sus crímenes. El informe fue publicado en la
revista Legal and Criminological Psychology , y reveló que 14 varones psicópatas
usaban más palabras como “porque” o “por lo tanto”, que implican que tienen un
objetivo claro cuando comenten sus crímenes. Y usan dos veces más términos
relacionados con necesidades físicas como los alimentos, el sexo y el dinero. Y en
su discurso apenas incluyen palabras que hagan referencia a la familia, la religión
y otras necesidades sociales. Asimismo suelen usar más el tiempo pasado y
hablan menos fluido, empleando más “ums” y “uhs” que el resto de la población.

2.2 El concepto de trastorno mental transitorio

El trastorno mental transitorio es una manifestación concreta del concepto


de alteración o anomalía psíquica, caracterizado por su limitada duración, se trata
de una inimputabilidad transitoria sin que sea exigible ni esencial la base
patológica. La inimputabilidad que caracteriza al trastorno mental transitorio es la
falta de la necesaria capacidad de conocer lo ilícito y de dirigir la propia conducta
según ese conocimiento, es decir, que se ha de producir una perturbación tal en la
mente del sujeto que determine una plena anormalidad en su conocimiento de la
situación o en las condiciones de su autocontrol.

En cuanto al concepto de trastorno mental transitorio, su definición no es


tan pacífica, existiendo divergencias si el concepto es aprehendido desde la
perspectiva jurídica, o psiquiátrica. Los códigos de lenguaje, desde una y otra
disciplina son distintos, por ejemplo en la psiquiatría, no cabe la alusión al
trastorno mental transitorio, puesto que los trastornos mentales no son transitorios.
La medicina forense se refiere al trastorno mental transitorio, como aquellos
“estados de perturbación mental pasajeros y curables, debidos a causas
ostensibles sobre una base patológica probada, cuya intensidad llega a producir la
anulación del libre albedrío”.

Desde una perspectiva jurídica, me inclino por adoptar la definición de


HOMS SANZ, que conceptúa el trastorno mental transitorio como una alteración
psíquica o mental grave con pérdida intensa de las facultades intelectivas y
volitivas, caracterizado por su brusquedad y escasa duración, que se cura sin
dejar huellas, cuyas fuentes pueden ser diversas, entre ellas: por una causa
inmediata o evidente; por un choque psíquico exterior con concurrencia de
elementos poderosos que afecten gravemente al sujeto; por un fenómeno
endógeno, denominado base patológica, que sin representar una enajenación,
condiciona la reacción del agente hasta el extremo de incidir en el
comportamiento.

Con relativa facilidad podemos apreciar algunas diferencias entre las


definiciones médico-forense y jurídico-penal, siendo conveniente apuntar que, el
concepto jurídico por la cual me inclino supera la necesaria existencia de base
patológica, bastando para la exención de la responsabilidad penal, con la
existencia del efecto psicológico, que puede derivarse de cualquier anomalía o
alteración psíquica al tiempo de cometer la infracción penal.

Quien sufre un trastorno mental transitorio no necesariamente es un


enfermo mental. Es cierto, que un trastorno pasajero puede proceder de una cierta
base patológica, sin que llegue a constituir una enfermedad mental ni una
anomalía o alteración psíquica duradera, suficiente para eximir de responsabilidad
por si misma, pero no siempre es así, existen otros supuestos en que se produce
el efecto psicológico de la inimputabilidad sin base patológica, así por ejemplo, los
casos de embriaguez alcohólica o de ingestión de drogas, que siempre se han
considerado por la doctrina como modalidades del trastorno mental transitorio.
También, observando la definición médico-legal, vemos que ésta se sustenta
sobre la base de la anulación del “libre albedrío”, optándose desde la perspectiva
psiquiátrica por una corriente doctrinal sobre la culpabilidad, lo que ha motivado
críticas, porque ambos campos del conocimiento humano, deben respetarse en
sus espacios de actuación.

El método utilizado para diagnosticar se basa en construir una secuencia


diagnóstica la cual refleja el orden de prioridad asignado a características claves
del trastorno. El orden de prioridad utilizado es el siguiente:
a) Comienzo agudo (menos de dos semanas), como característica que define
al grupo en general.
b) Presencia de síndromes típicos.
c) Presencia de estrés agudo.

El comienzo agudo se define como un cambio desde un estado sin


características psicóticas a otro claramente anormal y psicótico en un período de
dos semanas o menos. Hay evidencia de que el comienzo agudo es signo de buen
pronóstico y es posible que cuanto más súbito sea el inicio, mejor será el
desenlace.

Los síndromes típicos seleccionados son, primero, el estado rápidamente


cambiante y variable, llamado aquí "polimorfo", el cual ha sido descrito en los
trastornos psicóticos agudos en varios países y, en segundo lugar, la presencia de
síntomas esquizofrénicos típicos.

La presencia de estrés agudo puede también especificarse con un quinto


carácter, teniendo en cuenta su relación tradicional con la psicosis aguda. El
estrés agudo asociado significa que los primeros síntomas psicóticos se
presentaron no más allá de dos semanas después de uno o más acontecimientos
que serian vivenciados como estresantes por la mayoría de personas en
circunstancias similares dentro del mismo ambiente cultural. Acontecimientos
típicos de esta clase son los duelos, las pérdidas inesperadas de compañeros o de
trabajo, el contraer matrimonio, o el trauma psicológico del combate, el terrorismo
y la tortura. Las dificultades o problemas crónicos no deben ser considerados en
este contexto como fuente de estrés.

La recuperación completa tiene lugar generalmente dentro del plazo de dos


o tres meses, a menudo en pocas semanas e incluso días, y sólo una pequeña
proporción de enfermos con estos trastornos desarrollan estados persistentes e
invalidantes.
a. Trastorno psicótico agudo polimorfo (sin síntomas de esquizofrenia)
Trastorno psicótico agudo en el cual las alucinaciones, las ideas delirantes y
las alteraciones de la percepción son evidentes pero marcadamente variables y
cambiantes de un día para otro e incluso de una hora a otra. También suele estar
presente un estado de confusión emocional con intensos sentimientos fugaces de
felicidad y éxtasis o de angustia e irritabilidad. Este cuadro clínico cambiante,
polimorfo e inestable es característico y aunque a veces destacan síntomas
individuales de tipo afectivo o psicótico, no se satisfacen las pautas para episodio
maníaco, episodio depresivo o esquizofrenia. Este trastorno suele tener un
comienzo súbito (menos de 48 horas) y una rápida resolución de los síntomas. En
un elevado número de casos no existe un claro estrés precipitante.

b. Trastorno psicótico agudo polimorfo con síntomas de esquizofrenia


Trastorno psicótico agudo en el que se satisfacen las pautas diagnósticas
del trastorno psicótico agudo polimorfo y en el que están presentes de forma
consistente síntomas típicos de la esquizofrenia.
c. Trastorno psicótico agudo de tipo esquizofrénico
Trastorno psicótico agudo en el cual los síntomas psicóticos son
comparativamente estables y satisfacen las pautas de la esquizofrenia pero cuya
duración ha sido inferior a un mes. Puede estar presente hasta cierto punto una
inestabilidad o variabilidad emocional, pero no con la extensión descrita en el
trastorno psicótico agudo polimorfo .

d. Otro trastorno psicótico agudo con predominio de ideas delirantes


Trastornos psicóticos agudos en los cuales la característica principal es la
presencia de ideas delirantes o alucinaciones comparativamente estables pero
que no satisfacen las pautas de la esquizofrenia. Las ideas delirantes de
persecución o de referencia son frecuentes y las alucinaciones son generalmente
auditivas (voces que hablan directamente al enfermo).

e. Otros trastornos psicóticos agudos y transitorios


Trastornos psicóticos agudos no clasificables en los apartados precedentes
(tales como cuadros psicóticos agudos en los cuales aparecen claras
alucinaciones o ideas delirantes, pero que persisten por muy poco tiempo). Los
estados de excitación no diferenciados deben ser también codificados aquí
cuando no se disponga de más información acerca del estado mental del enfermo,
siempre que haya evidencia de que no existe una causa orgánica que justifique los
síntomas.

2.3 Concepto de retardo mental


Haciendo una síntesis entre las distintas posturas existentes, podemos
afirmar que hoy en día existen dos planteamientos distintos sobre el retraso
mental:
 Una primera definición se basa principalmente en las medidas de coeficiente
intelectual (CI). Así, el DSM-IV define el retraso mental como:
La existencia de una capacidad intelectual inferior, expresada en un coeficiente de
inteligencia de 70 o menos en un test administrado individualmente.
 Una segunda definición se basa más en criterios de competencia social. La
AAMR (American Association on Mental Retardation) define el retraso mental
como:

Una discapacidad que se caracteriza por las limitaciones significativas en el


funcionamiento intelectual y en la conducta adaptativa (conjunto de habilidades
aprendidas por las personas para funcionar en su vida diaria).

Es decir, que por un lado algunos autores se centran en medidas


supuestamente objetivas y "asépticas", mientras que por el otro se da mayor
relevancia al ajuste de los niños con su medio social.

A pesar de estas polémicas, en la actualidad la mayor parte de la


comunidad científica ha adoptado una definición basada no sólo en el CI sino
también en las competencias sociales. De esta manera se busca poder hacer un
diagnóstico que no esté basado únicamente en una prueba de inteligencia.

Así, siguiendo a las dos organizaciones internacionales más importantes (la


American Association on Mental Retardation y la American Association on
Intellectual and Developmental Disabilities), podemos definir el retraso mental
como:
"Un trastorno caracterizado por limitaciones significativas tanto en el
funcionamiento intelectual como en el comportamiento adaptativo, que
afecta a habilidades sociales y prácticas del funcionamiento diario. Este
trastorno aparece antes de los 18 años de edad"

De manera más detallada, las características habituales de los casos de


retraso mental serían las siguientes:

1. Existe una discapacidad de tipo intelectual, que afecta al aprendizaje y a las


capacidades mentales.
2. Esta discapacidad va acompañada de alteraciones en la conducta adaptativa,
tanto a nivel de aprendizaje, social, laboral, etc.
3. Esta discapacidad aparece a lo largo de la infancia del niño; es un trastorno de
carácter evolutivo.
4. Las mayores limitaciones mentales se dan en habilidades complejas, como en
autopercepción o autoconocimiento.
5. No deben existir otros trastornos del desarrollo que puedan explicar los déficits,
como por ejemplo autismo o parálisis cerebral.
6. Son personas que suelen necesitar apoyo para desenvolverse.
Por supuesto, recordamos que estamos hablando del RM como un trastorno del
desarrollo propio, no asociado a otras patologías.
En cualquier caso, también hay que tener en cuenta que estos déficits y
alteraciones varían enormemente entre distintas personas, de manera que dentro
de la etiqueta de "retraso mental" es posible encontrar a personas que tienen un
nivel de funcionamiento bastante correcto y relativamente pocos problemas de
desarrollo, y a otras con retrasos prácticamente generalizados.

2.3.1 Descripción clínica


En el retraso mental se aprecia un enlentecimiento del desarrollo, en
general en todas las áreas de funcionamiento, que se pone de manifiesto en las
siguientes áreas:

Cognitivamente: puede existir una orientación hacia lo concreto,


egocentrismo, distractibilidad y poca capacidad de atención. La hiperactividad
sensorial puede conducir a conductas desbordantes, a la evitación de estímulos, y
a la necesidad de procesar estímulos a niveles de intensidad bajos.

Emocionalmente: tienen dificultades para expresar sentimientos y percibir


afectos tanto en sí mismo como en los otros. La expresividad de la afectividad
puede estar modificada por los impedimentos físicos (hipertonía, hipotonía).
Retraso del habla: que pueden inhibir la expresión del afecto negativo, lo
que conduce a instancias de una hiperactividad afectiva aparente que incluye una
ira impulsiva y una baja tolerancia a la frustración.

Dificultades adaptativas: las complejidades normales de las interacciones


diarias pueden poner a prueba los límites cognitivos del con RM. En casos
extremos, el descontrol impulsivo puede conducir a la violencia y la destructividad.
Los cambios en la vida diaria pueden forzar las capacidades cognitivas y las
habilidades de afrontamiento, lo que a veces conduce a la frustración.

Reacciones emocionales primitivas: a la frustración y a la tensión pueden


implicar conductas agresivas, auto lesivas o auto estimulantes.

*Retraso Mental Leve.

 Se considera en la categoría pedagógica como educables.


 Incluye la mayoría (el 85 por 100). De las personas afectadas.
 Durante su vida adulta acostumbran a adquirir habilidades sociales y laborables
adecuadas para una autonomía mínimo pero pueden necesitar supervisión, y
asistencia en situaciones de estrés social o económico desusado.

*Retraso Mental Moderado.

 Este grupo constituye alrededor del 10 por 100 de toda la población afectada.
 La mayoría de los individuos con este nivel de retraso mental adquieren
habilidades de comunicación durante los primeros años de la niñez.
 Pueden aprovecharse de una forma laboral, y con supervisión moderada, atender
a su propio cuidado personal.

*Retraso Mental Grave.


 Incluyen el 3-4 por 100 de los individuos con Retraso Mental.
 Durante los primeros años de la niñez adquieren un lenguaje comunicativo escaso
o nulo.
 En su mayoría se adaptan bien a la vida en la comunidad, sea en hogares
colectivos o con sus familias, a no ser que sufran alguna discapacidad asociada
que requiera cuidados especializados o cualquier tipo de asistencia.

*Retraso Mental Profundo.

 Incluye aproximadamente, el 1-2 por 100 de las personas con retraso mental.
 La mayoría presenta una enfermedad neurológica identificada que explica su
retraso mental.
 Durante los primeros años de la niñez desarrollan considerables alteraciones del
funcionamiento sensorio-motor.
 Llegan a realizar tareas simples y estrechamente supervisados.

2.3.2 Características
Es necesario dejar claro que no se puede hablar de un perfil homogéneo
entre sujetos afectados por la condición de R.M ya que si bien muchos de ellos
pueden compartir entre si, una determinada condición o problema biológico, o
psicofisiologico, la forma en que esa condición o problema marca su perfil de
habilidades de desarrollo puede ser completamente diferente.

2.3.3 Trastornos que originan retraso mental


*Causas Prenatales.
 Alteraciones Cromosómicas (ejemplo, trisonomía 21 [Síndrome de Down] del
cromosoma x frágil, síndrome de Turner, síndrome de Klinefelter.
 Síndrome Diversos (distrofia muscular de Duchenne, síndrome de Praderwilli).
 Trastornos congenitos del Metabolismo (fenilcetonuria [FCU] enfermedad de Tay-
Sachs).
 Alteraciones del Desarrollo del Cerebro (anencefalia, espina bifida, hidrocefalia).
 Factores Ambientales (desnutrición materna, síndrome de abstinencia
alcohologica del feto, diabetes mellitas, irradiación durante el embarazo).

*Causas Perinatales.
 Trastornos intrauterinos (anemia materna, parto prematuro, presentación anormal,
alteración del cordón umbilical, gestación múltiple.
 Trastornos Neonatales (hemorragia intracraneal, epilepsia neonatal, trastornos
respiratorios, meningitis, trauma encefálico al nacer).

*Causas Postnatales.
 Traumatismos craneales (contusión o laceración cerebral).
 Infecciones (encefalitis, meningitis, malaria, sarampión, rubéola)
 Alteraciones por desmielinización (trastornos postinfecciosos ó postinmunitaarios).
 Trastornos Degenerativos (Síndrome de Rett, enfermedad de Parkinson).
 Trastornos convulsivos (epilepsia).
 Trastornos tóxicos - metabólicos (síndrome de Peye, intoxicación por plomo
ó mercurio).
 Desnutrición (déficit de proteínas o calorías).
 Carencias del entorno (desventaja psicosocial, castigos y falta de cuidados en
la infancia, deficiencias sociales / sensoriales crónicas).
·
3. Responsabilidad penal de los alienados

Actualmente se llama "alienados delincuentes" a individuos


psicológicamente heterogéneos, unificándolos jurídicamente por su
irresponsabilidad penal; verdaderos alienados delincuentes son todos aquellos
cuyo delito es un resultado de su locura. La mayor parte de los alienados comunes
han cometido actos delictuosos; sólo figuran en los estudios sobre "alienados
delincuentes" los que han sido procesados, sin deferir por eso de los alienados no
procesados.
El delito de los alienados suele presentar caracteres especiales que
permiten una relativa presunción sobre el estado mental de la gente; pero ningún
signo diferencial posee valor absoluto ni permite afirmar la simulación. En algunos
alienados el delito tiene caracteres relacionados con la forma clínica de locura; en
los simuladores esa relación es excepcional. Por el simple estudio de los
caracteres del acto delictuoso es posible descubrir la simulación de la locura en
algunos delincuentes; pero esa posibilidad no tiene valor de certidumbre, ni es
generalizable a todos los casos de la medicina forense.

Como consecuencias jurídicas en materia penal se pueden mencionar: La


imputabilidad y la capacidad: se describe que las causas de justificación y de
inculpabilidad son inherentes al hecho punible, mientras que la imputabilidad y sus
formas se refieren al autor, pues constituye una condición psíquica que lo priva de
comprender el carácter ilícito del hecho como consecuencia de una enfermedad
mental o de una grave perturbación de la conciencia. En el caso de una
enfermedad mental, la acción u omisión la realiza una personalidad anormal, por
lo que no se puede imputarle el hecho.

La imputabilidad disminuida se refiere a los casos en que el autor no posea


sino incompletamente su capacidad de comprensión de lo ilícito de sus actos. El
Código Penal de Guatemala contiene una serie de disposiciones en las que se
pueden apreciar diversas consecuencias jurídicas, entre ellas tenemos las
siguientes:

“Artículo 23. No es imputable:


1o. El menor de edad.
2o. Quien en el momento de la acción u omisión, no posea, a causa de
enfermedad mental, de desarrollo psíquico incompleto o retardo o de trastorno
mental transitorio, la capacidad de comprender el carácter ilícito del hecho o de
determinarse de acuerdo con esa comprensión, salvo que el trastorno mental
transitorio, haya sido buscado de propósito por el agente”.

Entre las circunstancias atenuantes que establece el citado Código encontramos:

“Artículo 26. Son circunstancias atenuantes: Inferioridad psíquica .Las condiciones


determinadas por circunstancias orgánicas o patológicas que disminuyan, sin
excluirla, la capacidad de comprender o de querer del sujeto”.

Enfermedad mental del detenido. “Artículo 67. Si el delincuente enfermare


mentalmente después de pronunciada la sentencia, se suspenderá su ejecución,
en cuanto a la pena personal. Al recobrar el penado su salud mental cumplirá su
pena. En igual forma se procederá cuando la enfermedad mental sobreviniere
hallándose el penado cumpliendo condena”.

Infanticidio. “Artículo129. La madre que impulsada por motivos íntimamente


ligados a su estado, que le produzcan indudable alteración psíquica, matare a su
hijo durante su nacimiento o antes de que haya cumplido tres días, será
sancionada con prisión de dos a ocho años”.

Aborto procurado. “Artículo134. La mujer que causare su aborto o consintiere


que otra persona se lo cause, será sancionada con prisión de uno a tres años. Si
lo hiciere impulsada por motivos que, ligados íntimamente a su estado, le
produzcan indudable alteración psíquica, la sanción será de seis meses a dos
años de prisión”.

Abandono por estado afectivo. “Artículo155. La madre que, impulsada por


motivos que ligados íntimamente a su estado, le produzcan indudable alteración
psíquica, abandonare al hijo que no haya cumplido tres días de nacido, será
sancionada con prisión de cuatro meses a dos años. Si a consecuencia del
abandono resultare la muerte del hijo, la sanción será de uno a cuatro años de
prisión”.

De las disposiciones comunes. De la acción penal. “Artículo197. Los delitos


comprendidos en los capítulos i, ii, iii y iv anteriores, serán perseguibles
únicamente mediante denuncia del agraviado, de sus padres, abuelos, hermanos,
tutores o protutores o, en su caso, del Ministerio Público, aunque no formalicen
acusación. Sin embargo, serán perseguibles por acción pública:

1o. Si la persona agraviada careciere por su edad o por cualquier otra


circunstancia, de capacidad para acusar, no tuviere representante legal o no
estuviere bajo custodia o guarda.

2o. Si el delito fuere cometido por el padre, la madre, el tutor o la persona


encargada, por ley o de hecho, de la guarda o custodia del ofendido.

3o. En caso de violación o de abuso deshonesto violento, si la víctima fuere menor


de quince años o se encontrare, en el momento del hecho, en situación de
trastorno mental”.

Agravantes específicas. “Artículo 204. Las penas señaladas en los artículos


anteriores se aumentarán en una tercera parte, si concurriere alguna de las
circunstancias siguientes:
1o. Si el secuestro o plagio, encierro o detención, durare más de diez días.
2o. Si en la ejecución del delito mediare amenaza de muerte, trato cruel o
infamante para la persona ofendida.
3o. Si el delito fuere cometido por más de dos personas.
4o. Si fuere debilitada o anulada la voluntad de la víctima, de propósito, por
cualquier medio.
5o. Si en los casos comprendidos en los artículos 201 y 203 la acción se hubiere
ejecutado con simulación de autoridad.
6o. Si la víctima, a consecuencia del hecho, resultare afectada mentalmente,
temporal o en forma definitiva”.

Los Artículos descritos con anterioridad establecen: Que toda aquella


persona que padezca de enfermedad mental, suficiente para privarlo de la
conciencia o de la libertad de sus actos y cometa un hecho punible se le exime de
responsabilidad penal. En este caso la experticia forense psiquiátrica será la que
le dará la eximente en caso de que se verifique la enfermedad. Asimismo, la
consecuencia jurídica es que se exime de responsabilidad penal. Pero si el delito
es grave, al enfermo se le mandará a un centro de reclusión para enfermos
mentales. También se observa que los enfermos mentales que cometan hechos
punibles pueden ser internados en los anexos psiquiátricos de los centros
penitenciarios o en institutos psiquiátricos no penitenciarios.

4. Capacidad civil de los alienados


Además a raíz del informe psiquiátrico pueden presentarse consecuencias
jurídicas en materia civil y entre ellas tenemos las siguientes:

Juicio de interdicción: es el juicio en el cual un tribunal civil, después de


haber comprobado el estado de alienación mental de una persona, nombra a un
curador para que ejerza las funciones de guarda, custodia y administre sus bienes.
Pueden ser sometidos a este juicio los enajenados mentales de cualquier tipo, y
los sordomudos iletrados. Es condición médico legal obligatoria, tanto para la
iniciación del juicio como para su terminación, el dictamen médico psiquiátrico que
comprende el estado de alienación.

En materia de testamentos: que es un acto jurídico mediante el cual una


persona dispone de sus bienes, para después de su muerte, nos encontramos con
los testamentos otorgados por personas incapaces, los cuales son nulos.
En materia de divorcio: En donde se aprecia el auxilio de la psiquiatría
forense es en los casos de inhabilitación.

5. Importancia del diagnostico médico legal

5.1 La experticia psiquiátrica

La Real Academia de la Lengua define la experticia como una prueba


pericial donde peritos examinan una o más pruebas. Remontándonos a los
antecedentes de la experticia delimitada en lo criminal, es un recurso judicial tan
antiguo como la magistratura misma, según lo señala el profesor Arminio Rojas:y
continúa: "En todos los tiempos, ha de suponerse, los encargados de la
administración de justicia han debido solicitar el auxilio de mejores luces en
personas que tuvieran mejores conocimientos que a ellos les faltara. Ello no
obstante, ni los pueblos del oriente clásico, ni en la antiquísima civilización china,
se hallan vestigios legislativos de que fueron requeridos, en el proceso penal, los
servicios de los médicos o de otra clase de expertos"

5.2 Importancia médico legal del psiquiatra

Se manifiesta en el derecho civil y en derecho penal; por ejemplo en casos


de interdicción civil, en la determinación del diagnóstico de uno de los síndromes
psiquiátricos que se han descrito y en cuanto sea posible determinar el grado que
lo incapacita para privarlo de la conciencia de sus actos, o pudo estar privado de
la misma anteriormente y, por consiguiente, cuándo se pudo cometer un hecho
delictuoso. Hasta allí llega la función del psiquiatra forense. No debiéndose hacer
en la experticia psiquiátrica alusión al término inimputabilidad. La inimputabilidad
es un elemento jurídico que se encuentra considerado en el Código Penal de
Guatemala y otras normas del derecho penal; por consiguiente, hablar y
establecer la imputabilidad o inimputabilidad es patrimonio del derecho, del juez y
de los abogados. En la carrera de medicina o en la ley que regula su ejercicio no
se contempla este aspecto ni podría hacerse.

6. Informe psiquiátrico forense

Es un informe redactado por un perito especialista en psiquiatría, que sirve


para asesorar a la justicia en cuestiones solicitadas por la misma. El perito puede
actuar a solicitud de una de las partes o del juez. - Objetivos. Consiste en informar
si el acusado sufre una enfermedad y las razones que llevan a estas conclusiones.
Se debe determinar la influencia de la 53 enfermedad mental en la conducta de la
persona y en la relación entre el trastorno mental y el delito cometido -
Características. El peritaje debe ser imparcial, no confidencial ante el juez, se le
debe decir al paciente que lo cuente luego será dicho ante el juez. No debe
decirse si esa persona ha cometido o no ha cometido el delito, eso es
competencia del juez o tribunal

6.1 La prueba pericial psiquiátrica ante los tribunales


A continuación se describen las distintas funciones en las cuales el
psiquiatra forense puede intervenir en los tribunales, por procedimiento o
jurisdicción:
Penal: - La imputabilidad: valoración del estado de salud mental del procesado,
valoración de la personalidad del procesado.
- Victimología: valoración de secuelas psíquicas en víctimas de delitos, fiabilidad
y validez del testimonio (especialmente en menores que denuncian abuso sexual),
evaluación de elementos victimológicos (factores de riesgo vulnerabilidad).
- Niños y adolescentes: (refiriéndose a delitos e infracciones cometidos por éstos
o en los cuales se presume su autoría), medidas a adoptar y evaluación de
factores de riesgo, valoración del daño psíquico, valoración de la aptitud para
comparecer en juicio.

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