Está en la página 1de 2

A LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA

LEOPOLDO MÚNERA RUÍZ

La mayoría del Consejo Superior Universitario (CSU)


de la Universidad Nacional de Colombia designó al
profesor Ismael Peña como rector, ignorando la
voluntad manifestada en la consulta por
estudiantes, profesores y profesoras, egresadas y
egresados. De esta manera, la votación efectuada en
el CSU opuso la institucionalidad de la UN al
principio democrático que fundamenta la
autonomía universitaria y la Constitución Política de
Colombia.

Desconocer la voz mayoritaria de la comunidad


universitaria significa destruir la base de la
legitimidad institucional y entorpecer la
construcción pacífica de un proyecto común en
medio de la diversidad. Se demuestra así la
necesidad imperante de democratizar la vida
universitaria y su sistema de gobierno, como lo
comprendió y expresó el Gobierno Nacional con
claridad, en distintos medios y con la vocería de la
ministra de Educación y las dos delegadas en el
CSU.

Las estrategias utilizadas en la campaña a la


rectoría para deslegitimar nuestra propuesta
resultan inaceptables. Incluyeron amenazas
anónimas atribuidas en forma ligera a las y los
estudiantes que nos apoyaron, denuncias sin
fundamento en relación con un supuesto fraude
electrónico, hackeo de nuestras cuentas, noticias
falsas elaboradas en las “bodegas virtuales” y la
animadversión manifiesta de un integrante del
principal cuerpo colegiado de la universidad contra
el candidato a la rectoría.
La universidad como un bien común y el derecho
fundamental a la educación superior constituyen un
horizonte que no puede concretarse sin la
participación decisoria de todos los estamentos. Un
proyecto que no se fundamente en este principio
está destinado a mantener y reproducir los grupos
minoritarios que han causado la crisis que enfrenta
la UN en la actualidad.

Desde la desobediencia civil pacífica, que empiezo a


ejercer a partir de este momento, trabajaré por una
constituyente universitaria que permita transformar
las universidades públicas del país e impedir que
las oligarquías académicas sigan orientando el
rumbo de la educación superior colombiana. Es el
momento de organizar entre estudiantes,
profesores y profesoras, egresados y egresadas, y
trabajadores y trabajadoras espacios alternativos
de decisión para resistir, con toda legitimidad, a la
forma de gobierno impuesta.

Una vez más la comunidad universitaria ha sido


desconocida e irrespetada por quienes ejercen el
poder burocrático e ignoran el mandato de los
estamentos que representan. Las argucias jurídicas,
la retórica política de quienes se proclaman la elite
académica o las componendas en el gobierno
universitario no van a detener el cambio que
necesitan nuestras instituciones.

De nuevo le agradezco a quienes acompañan y


acompañarán el camino hacia la democratización de
la vida universitaria, con el convencimiento de que
nuestras comunidades no van a aceptar por más
tiempo estar sometidas a los mandatos arbitrarios
de quienes las están gobernando. La Universidad
Nacional de Colombia sigue siendo un grito de
libertad.

También podría gustarte