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Resulta sumamente importante para la captación de conocimientos el lograr y mantener un

ambiente armonioso para el aprendizaje y la investigación. Básicamente esto se logra a través de la


convivencia entre las instituciones intervinientes: la educativa y la familia, donde se incluye una gran
cantidades de actores, en especial, el docente, el niño y sus padres, quienes confluyen en una gran cantidad
y diversa de situaciones donde pondrán a prueba la tolerancia y el respeto. Bajo esta óptica, el (la) docente
debe considerar:
Ambientes de aprendizaje: Es fundamental crear ambientes que propicien aprendizajes, contar
entonces con el espacio físico y los materiales para que el docente desarrolle sus actividades en un clima
satisfactorio, evitando los trabajos repetitivos o cualquier que los llene de apatía tratando de generar un
clima donde inspire confianza, motivación y que les es llamativo, adquieren un mayor compromiso,
responsabilidad, su interés incrementa y por tanto la atención que prestan a la actividad aumenta, por ello
avanzan significativamente en el aprendizaje abordado.
En ocasiones no se cuenta con los recursos básicos para la realización de actividades ya que los
aprendientes no se hacen responsables de los útiles escolares hasta llegar a tomar los de otros, creando
situaciones de irrespeto y conflicto.
Según Moreno (1997) en un ambiente de aprendizaje se encuentran los siguientes componentes
determinantes: el espacio físico, el tiempo, el currículo, la mediación pedagógica y las interacciones (en
Ramírez – Carmona y otros, 2016, p. 58).
Tacto pedagógico: Se refiere a la actitud del docente frente al grupo, lo cual determina la
comunicación y las relaciones futuras al mismo tiempo que proporciona las bases para alcanzar los
aprendizajes de acuerdo al modo en que aborda los contenidos, para ello debe evitarse la actitud
autoritaria, el generar temor en los alumnos o los cohíbe. Al detectar casos que amerita atención
especializada, se evita generalizarlo a todos los estudiantes.
Aquí es importante no perder el control de las emociones: sobresaltarse, gritos o evidenciar a los
niños cuando realizan una tarea mal e incentivar lograr la relación maestro y amigo sin llegar a un ambiente
en donde no se ponen límites, pues los alumnos acatan órdenes momentáneamente. Es en este aspecto
donde cobra mayor importancia el cumplimiento del contrato pedagógico al evitar la percepción de que no
se consideran las opiniones e intereses y peor aún al privatizar la recreación diaria.

Por medio del tacto se construyen ambientes propicios para un buen aprendizaje, al
fomentar un clima favorable que proporcione confianza y seguridad, el respeto y el
control, se incita a formar relaciones de calidad, al mostrar a los niños por medio del
ejemplo el manejo de conflictos y/o problemas y su solución por medio del diálogo (ibíd.,
2016, p. 60).

Valores
Para Cabello (1999), “educar en valores consiste en permitir que se den las condiciones necesarias
para que cada persona descubra y realice la libre elección entre aquellos modales y aspiraciones que le
puedan conducir a la felicidad” (en ibíd., p. 61).
Convivencia escolar
Hay situaciones entre los alumnos dentro del aula de clases que corrompen la paz y generan
conflictos que van desde gritos, insultos hasta agresiones físicas hacia sus compañeros. La educación de los
niños es una tarea compartida entre la institución escolar y la familia:

Los niños dentro del plantel se desenvuelven de acuerdo a lo aprendido fuera de


éste, la familia influye de manera significativa, ya que reflejan los gustos que adquieren
dentro en ella; en la escuela los manifiestan en su manera de actuar, al ser un
comportamiento alterado, así mismo su vocabulario no corresponde a niños de su edad
ya que abundan las malas palabras, las relaciones que construyen se observan como
desafiantes, sin miedo a sus compañeros y adultos.
Los aprendizajes adquiridos en casa forman la conducta de los niños, al existir
dentro de la institución los padres sobre protectores y permisivos, los alumnos se
desenvuelven de manera libre, sin límites, corrompen reglas de comportamiento y no
atienden instrucciones; también existen, como minoría, las familias en donde hay un
equilibrio entre el orden y la diversión, el niño conoce sus responsabilidades y trabaja de
manera colaborativa, respeta turnos e incluso ayuda a sus compañeros (ibíd., 2016, p. 62).

Para un docente es importante conservar el aula y llevar a los niños a indagar, investigar y guiarlos
en la jungla del conocimiento, la cultura y las creencias, con base en la probidad y el respeto por todo
cuanto nos rodea, en especial por los seres vivos. El camino del aprendizaje y el conocimiento nunca
termina, pero es el maestro, en la mayoría de los casos, quien lo inicia, así que cada hombre o cada mujer,
recordará con agrado e imitará a ese adulto que guió y lo ayudó a dar los pasos más significativos para su
vida.
Bibliografía
Ramírez - Carmona, L. A., Ríos - Cepeda, V. L., y Guevara - Araiza, A. (2016). Desafíos
educativos para la convivencia escolar. Ra Ximhai, vol. 12, nº 6, julio-diciembre, pp. 51-69.
[Documento en línea]. Universidad Autónoma Indígena de México: El Fuerte - México. Disponible:
https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=46148194003 [Consulta 10 de Mayo de 2023].

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