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Comunicación I- TP I- Etchegorry, Bárbara

Para comenzar, atiendo aquí en primer término a la periodización propuesta por la cátedra, que establece
cinco etapas, signadas por las tecnologías de la comunicación, los multiplicadores culturales, a los que Chiriello
llama “ortopedias de la memoria”: el lenguaje, la escritura, la imprenta, la explosión de la información y el nuevo
orden digital.

El imperativo de los sistemas de información en las distintas etapas es conservar (gracias al lenguaje y la
escritura), difundir (gracias a la imprenta) e informar (gracias a la explosión de la información y el nuevo orden
digital).

En segundo término, parto del escenario esbozado por Chiriello hacia el final de su texto: actualmente, el
volumen de informaciones no deja de crecer y excede ampliamente la capacidad de lo abarcable por la mente
humana. Con ello coincide también Morales Campos (2018:81), aunque también destaca que la calidad y cantidad
de dicha información es sumamente variada. Se trata de una nueva etapa, donde los alcances del Nuevo Orden
Digital han excedido cualquier expectativa.

Morales Campos realiza un análisis detallado de la irrupción de la posverdad en el seno de esta “sociedad
de la información” de la que formamos parte, señalando que producir, consumir y difundir fake news atenta
contra los derechos de los usuarios (2018: 83-84). Estas prácticas, que se amparan en un ejercicio sin límites del
derecho a la libertad de expresión, violentan la libertad intelectual al no ofrecer pruebas fidedignas de su verdad e
impiden el acceso a información de calidad, ofreciendo recortes intencionales y, en ocasiones, tendenciosos.

Personalmente, experimenté como usuaria estas dificultades durante la pandemia, cuando se ofrecía
información parcial o tergiversada en torno a temáticas tan sensibles como el cuidado de la salud y las estrategias
de prevención. En ámbitos digitales, circulaban a la par publicaciones chequeadas de organismos
gubernamentales y trascendidos con escasísimos fundamentos.

Lo que me resulta más preocupante como usuaria es que algunas de las fake news fueron difundidas por
grandes multimedios de nuestro país. Me genera una gran incomodidad suponer que quienes asumen una tarea tan
fundamental como la de informar no presentan datos chequeados y de calidad, al solo efecto de conseguir más
visualizaciones, una suerte de clickbating malicioso.

Esta situación en la Argentina se vuelve dramática, ya que la concentración de medios alcanza


dimensiones alarmantes, al igual que en otros países de Latinoamerica, y, como plantea Martín Becerra, estas
empresas ya exceden en intereses y facultades el ámbito de lo informativo (2009: 34). Son escasos los espacios
para obtener información alternativa y de calidad, con un sesgo diferente al ofrecido por los grandes multimedios.
Los emprendimientos independientes reciben escaso financiamiento y se sostienen por la autogestión y la
suscripción.

En este sentido coincido con el planteo crítico frente a la concentración de medios (Becerra, 2009:36).
Considero que semejante concentración impone, por un lado, una única aproximación a los hechos, una “historia
única,” sumamente estereotipada y cuestionable, como explica Chimamanda Ngozi Adichie en su TedTalk.
También considero que es sumamente preocupante que no exista un manejo responsable de la información por
parte de los grandes medios concentrados.

Es por ello que los planteos éticos en el manejo de la información me parecen esenciales en este momento
histórico.

Propongo nombrar a esta etapa como Profusión Informativa, pues es un hecho que la información
aumenta en cantidad continuamente y su aspecto cualitativo pasa a un segundo plano. Lo noto ante situaciones
que he atravesado personalmente, como la enfrentada en la búsqueda de información fidedigna durante la
pandemia. Tras el imperativo de informar, en esta nueva etapa propongo como imperativo calificar y clasificar la
información.

Siguiendo a Morales Campos (2018: 96-97), considero que, para que la información esté al servicio de la
sociedad, evitando que la sociedad esté a merced de la información y la desinformación, es necesario que se
eduque en valores y principios, tales como el respeto a “el otro”, el respeto a las audiencias, la honestidad, el
compromiso con la verdad y el uso ético de la información, el respeto a derechos como aquellos referidos a la
información personal y la creación intelectual, así como a pautas claras sobre lo que puede comunicarse y los
modos en que esta comunicación se puede llevar a cabo.
Con la orientación de tales valores y principios, se podrán arbitrar medios para chequear y verificar datos,
y, de este modo, será posible navegar en la Profusión Informativa, eligiendo en el cúmulo infinito de la data
aquella que resulte fidedigna y valiosa.

Bibliografía

 Adichie, Chimamanda (2009) “El peligro de la historia única”

https://www.ted.com/talks/chimamanda_ngozi_adichie_the_danger_of_a_single_story?language=es

 BECERRA, Martín ; MASTRINI, Guillermo. Los dueños de la palabra : acceso, estructura y


concentración de medios en la América Latina del siglo XXI. – Buenos Aires : Prometeo,c2009. – 238 p.
– ISBN 978-987-574-346-5. (Introd. Cap. 1,2,3,4)
 MORALES CAMPOS, Estela. -- "Desinformación en la sociedad de la información y el conocimiento".
p.1-29. En : La pos-verdad y las noticias falsas: el uso ético de la información. --México : UNAM,
Instituto de Investigaciones Bibliotecol´gicas y de la Información, 2018.-- 261 ISBN 978-607-30-0802-0

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