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Pragmatismo
C y sociología
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agmatismo y sociología
por
EMILIO DURKHEIM
Pragmatismo y Sociología
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el
que
i Durk-
y André
INDICE DE NOMBRES PROPIOS
INDICE GENERAL
PÁG.
IMPRESO EN LA ARGENTINA
PRINTED IN ARGENTINA
P REFACIO
El llamado lanzado por Marcel Mauss tuvo re&puesta. Sabemos que cier
tos oyentes del curso de 1913-1914 le mandaron sus apuntes. Desgracia
damente, nuestras investigaciones para encontrar esos apuntes entre los
papeles de Marcel Mauss depositados en el Museo del Hombre no han
dado resultado. En cuanto a las fichas a las que hace alusión, han debido
ser destruidas por el ocupante, con todos los demás papeles de Durkheim,
durante la segunda guerra mundial.
Una feliz casualidad nos ha permitido, sin embargo, por mediación
de la Librería J. Vrin, entrar en posesión de dos series de apuntes de
estudiantes, una de ellas completa (salvo quizás una lección), la otra
más fragmentaria. Hemos creído poder utilizarlas para reconstruir, en la
medida de lo posible, el curso de Durkheim. Pero queremos señalar que
lo que ofrecemos aquí al lector no es el texto mismo de Durkheim, ya
que la redacción escrita de su puño, suponiendo que haya existido, ha
permanecido inhallable. Esto no es más, lo repetimos, que una recons
trucción, que nos hemos esforzado por hacer tan fiel como era posible
a través de esta doble serie de apuntes. Estos nos han permitido, por otra
parte, correcciones de una y otra versión y estamos convencidos que,
en ciertos pasajes por lo menos, el texto, idéntico o casi en las dos ver
siones —aunque estas sean por cierto independientes— nos trae realmente
el eco de la palabra misma de Durkheim.
Sin duda, se encontrará en este texto algunas repeticiones, tal vez algu
nas negligencias que habrían desaparecido de una redacción destinada a
la imprenta. En particular, al comienzo de una lección, las ideas prin
cipales o las conclusiones de la lección precedente son a menudo reto
madas por medio de un breve resumen. Pero en eso precisamente encon
tramos uno de los procedimientos de exposición familiares a Durkheim
en su» cursos, como puede advertirse en los encabalgamientos análogos
que se encuentran en sus otros cursos impresos, tales como el curso sobre
Educación moral, sobre Evolución pedagógica en Francia o, finalmente,
las Lecciones de sociología recientemente impresas en Estambul. Nos he-
P R A G M A T IS M O Y SO CIO LO G ÍA 9
En cuanto a los textos de los autores citados en el curso, sobre todo los
de James, de Dcwey, de Schiller, nos ha sido fácil restablecerlos casi
todos, aun en ausencia de fichas bibliográficas de las que habla Mauss,
aun siendo más o menos abreviadas o deformadas las citas que encontra
mos en nuestros manuscritos eran sin embargo suficientemente preci
sas y explícitas como para permitirnos restablecer el texto autentico. A
veces, por otra parte, una u otras de nuestras dos versiones, incluso las
dos a la vez, contenían la referencia exacta al mismo tiempo que la cita.
Rogamos, pues, no sorprenderse de que la obra que presentamos con
tenga dos series de referencias, unas incluidas en el texto mismo —las que
hemos encontrado en nuestros manuscritos—, otras indicadas en notas:
las que hemos podido encontrar nosotros mismos.
De una manera general, por otra parte, las notas al final de cada capítulo
son nuestras. Lo mismo ocurre con los títulos y subtítulos introducidos
en el texto para mayor claridad de la presentación.
Muchas personas que han seguido este curso nos han dicho —confir
mando así el aserio de Marcel Mauss— cuál ha sido la impresión que
produjo sobre los oyentes de 1913-14.
](> 1LMIUO D U R K H E IM
cía, en la teoría del conocimiento (por otra parte apenas esbozada y tan
refutable) de Durkheim un esfuerzo para traer lo universal a lo colee
tivo, pero ni el menor esfuerzo en sentido contrarío para reducir lo colec
tivo a un universal a priori. . . Se puede pensar ¡o que se quiera de su
explicación, ¿pero cómo negar que es una explicación puramente posi
tiva? Hasta nueva orden, de ningún modo parece demostrado que haya
en Durkheim una metafísica y todavía menos una teología”. El Decano
Davy, en su Introducción a las Lecciones de Sociología, Física de las cos
tumbres y del derecho, ha contestado, en parte, a la segunda crítica mos
trando que Jos dos temas mayores entre los cuales se divide el pensamiento
de Durkheim, el tema de la ciencia y el tema social (es decir, en el fondo,
de lo humano), si se oponen uno al otro en cierto sentido, de ningún
modo sin embargo son incompatibles sino al contrario complementarios y
en Durkheim, se conciban y se asocian. Nos parece que el curso que
publicamos hoy apoya de manera resplandeciente esta manera de ver y
permite hacer definitivamente justicia frente a objeciones que descansan
en una ininteligencia radical del pensamiento de Durkheim y penetrar
así mejor en su sentido profundo. f
Quienquiera que desee constituir una axiología —trátese de la verdad
como de valores morales— se encuentra en presencia de esta “falsa exi
gencia de la razón” que denunciaba ya desde 1907 nuestro venerado maes
tro André Lalande: la obligación de demostrar todo, de probar todo, aun
los principios básicos, especialmente en el aspecto normativo®. Hay que
convenir, al contrario, que en la base de toda “ciencia normativa”, de
toda moral, de toda lógica, de toda “teoría del conocimiento”, se encuen
tra necesariamente uno (o muchos) principios que no son susceptibles
de ser probados, de demostración propiamente dicha, sino de toda jus
tificación racional. Sólo, pues, "la experiencia vivida” es capaz de pro
veernos esos principios o, sobre todo, esos “fundamentos” de toda axio
logía. Pero hay muchos modos de entender esta “experiencia vivida".
Comprendemos, pues, que en Durkheim, el recurso a lo "social” es
precisamente la solución de esta dificultad. De ningún modo significa que
la sociedad sea, a sus ojos, una especie de “cosa en sí”, fijada en su eter
nidad, no más que un inmóvil “bien supremo". Significa muy por el con
trario que Durkheim ha tenido nítidamente conciencia —al expresar,
desde luego, su pensamiento en otro lenguaje— de esta necesidad, tan
vivamente resentida por los filósofos contemporáneos, de radicar los vala
res fundamentales del hombre en su existencia vivida, de “fundarlos” si
se quiere, no demostrándolos deductiva o inductivamente —lo que impli
caría un círculo vicioso— sino mostrándolas implicadas en esta existencia
misma, que, a los ojos de Durkheim, es esencialmente, al menos en el
14 E M IL IO D U R K H E IM
nivel de Jos valores ideales, una existencia social. Es, pues, un contrasen
tido total ver aquí una “metafísica” cualquiera. Muy por d contrarío,
Durkheíin hace suyas las crÍLicas del Pragmatismo contra todas las teorías
de inspiración más o menos platónica que hacen de la verdad algo de
“casi-divino" (pp. 149-50) . El recurso a lo “social” es, en Durkheim la
marca de su sentimiento viviente y profundo de las condiciones existencia-
les de la elección.
Lalande nos recuerda que Durkheim ha elogiado a Paul fanet por
haber dicho que los “fundamentos" de la moral, son “las obligaciones
admitidas por todo el mundo o por lo menos por aquellos con quien se
discute o por quien se habla" 10. ¿Acaso el mismo Durkheim no ha reco
nocido que toda moral implica al menos un principio —un juicio de
valor— que no es pedido en préstamo a la ciencia, o sea que la vida
vale la pena de ser vivida?11 Pues tanto es esto válido para la verdad
como para los valores morales. Es Durkheim quien, en estas mismas lec
ciones, afirma este paralelismo: del mismo modo, dice, que es ilusorio,
para saber qué es la moralidad, proceder como lo han hecho la mayor
parte de los filósofos, por pura construcción conceptual, igualmente, si
queremos saber qué es la verdad, no tenemos que determinar a priori
lo que debe ser bajo su forma ideal, sino tenemos que estudiar las ver
dades vivientes} las verdades reconocidas como tales por los hombres en
sociedad y analizar sus características (p. 116 y 133),
Y se comprende también ahora por qué Durkheim manifiesta, tal
como lo advierte Marcel Mauss, tanta simpatía por el Pragmatismo mien
tras formula a su respecto las más graves reservas. Es que el Pragmatismo se
ha propuesto ante todo ablandar la verdad, quitarle ‘‘rigidez” como dice
James (p. 108), mostrar que es un producto humano, moviente pues y
cambiante, en una palabra, "ligar el pensamiento a la existencia y a la
vida" (p. 42). El Pragmatismo nos revela así lo que hay de demasiado
estrecho en el viejo Racionalismo, pero al mismo tiempo nos permite
renovarlo preparándonos a aceptar una teoría (tal como la historia socio
lógica del conocimiento) que, en lugar de considerar la razón como una
facultad rígida e inmutable, la volverá a vincular a la historia y a la
vida misma de la humanidad (pp. 109-110). Durkheim mismo nos lo
dice: lo que aprecia sobre todo en el Pragmatismo es su “sentido más
vivo de lo que es la realidad humana, el sentido de la extrema varia
bilidad de todo lo que es humano’’ (p. 115).
Conviene, a este respecto, destacar un tercer contrasentido que se ha
cometido —y propagado— en relación con Ta'dJoctrlmi de Durkheim. De
creer a ciertos exégetas, Durkheim, al identificar lo social y lo institucio
nal, habría desconocido todo lo que hay de vivo y de “efervescente” en
P R A G M A T ISM O Y SO CIO LO G ÍA 15
,_Un cuarto pttnto, sobre el que seremos más breves, concierne al papel
devuelto por Durkheim al individuo. Aquí también, se han acumulado
muchos malentendidos. ¿No se ha denunciado acaso la antítesis —por otra
parte absolutamente relativa— entre individuo y sociedad como ilusoria,
como constituyendo un "falso problema"?
¿No se ha acusado a Durkheim —y, aquí, un poco de todos lados— al
“divinizar" a la sociedad, de haber desconocido el papel que cumple el
individuo, desacreditado al sujeto y a la conciencia individual y haberse
así acercado a las doctrinas totalitarias? Un sociólogo alemán hablaba,
muy recientemente todavía17 del “cstrangulamíento” (Erdrosselung) de
la personalidad operada por Durkheim en provecho de lo social. En lo
que concierne en primer lugar a la antítesis individuo-sociedad el eminen
te sociólogo inglés Morris Ginsberg consagraba recientemente un ar
tículo 18 tendiente a demostrar el alcance real de la cuestión, a la vez
teórica y práctica. En cuanto al segundo reproche, las Lecciones de Socio
logía nos habían ya mostrado, en el plano de la moral y de lo social, qué
poco se justifica. Durkheim caracteriza allí en efecto la emergencia gra
dual de la personalidad individual como el hecho más constante de la
historia: “No hay, escribe19, ley mejor establecida”. No se ha prestado
bastante atención tampoco a los pasajes de Formas elementales de la vida
religiosa 20 donde Durkheim parece admitir que las categorías de la razón
son, en cierto sentido y bajo cierta forma, “inmanentes a la vida del indi
viduo" y que el papel de la vida en sociedad ha sido sobre todo permitir
que éste tome conciencia de ese papel. Aquí, en este curso sobre el Prag
matismo, es notable ver como, en primer lugar, siguiendo en eso la teoría
P R A G M A T ISM O Y SO CIO LO G ÍA ¡7
objeto de una elucidación clara” ae, Con otro lenguaje —más "ingenuo"—
Tames nos ha pintado ya el cuadro de este "universo despresado” (p. 55)
en el cual todas las partes se compenetran, se sostienen unas a otras, man
tienen entre ellas toda clase de interrelaciones, ellas mismas sin cesar
cambiantes. Pero, aquí todavía, no se íe ha escapado a Durkheim que
'ese pretendido ‘‘pluralismo'1 es tan equívoco como el empirismo al_cual
A. Cuvillier
i ¡> E M IL IO D U R K TIEIM
NOTAS
INTRODUCCIÓN
¿Cuáles son las razones que me han llevado a elegir el tema de este
curso? ¿Por qué lo he titulado Pragmatismo y Sociología} En primer
lugar, es por la actualidad del Pragmatismo, que es, aproximadamente,
la única teoría de la verdad existente en la actualidad. Y luego porque
hay en el Pragmatismo un sentido de la vida y de la acción que comparte
con la Sociología: ambas tendencias son hijas de una misma época.
Y, sin embargo, no tengo más que alejamiento frente a las conclusiones
del Pragmatismo. Interesa, pues, marcar las posiciones respectivas de las
dos doctrinas. £1 problema que presenta el Pragmatismo es, en efecto,
muy grave. Asistimos en nuestros días a un asalto contra la razón, a una
verdadera lucha a mano armadaJ, De manera que el interés del problema
es triple.
19 En primer lugar el interés es general. Mejor que cualquier otra
doctrina, el Pragmatismo es capaz de hacernos sentir la necesidad de reno
var el racionalismo tradicional, puesto que nos muestra sus insuficiencias.
29 En segundo lugar el interés es nacional. Toda nuestra cultura fran
cesa tiene una base esencialmente racionalista. Aquí el siglo xvm prolonga
el cartesianismo. Una negación total del racionalismo constituiría, pues,
un peligro: sería un trastorno de toda nuestra cultura nacional. Es todo
el espíritu francés quien debería ser transformado si esta forma del irra
cionalismo que representa el Pragmatismo debiera ser admitida.
39 Finalmente, hay un interés propiamente filosófico. No es solamente
nuestra cultura, es todo el conjunto de la tradición filosófica, y ello desde
los primeras tiempos de la especulación de los filósofos que —salvo una
excepción, de la cual trataremos en seguida— es de tendencia racionalista.
Habría que proceder a un vuelco de toda esta tradición si el Pragmatismo
fuera válido.
Ciertamente, en la tradición filosófica se distingue por lo general dos
corrientes: la corriente racionalista y la corriente empirista. Pero es fácil
2! E M IL IO D V R K H E IM
I. N ietzsche
“rebaño", otra moral que 3a "moral de los esclavos”, otra lógica que la
lógica vulgar. Hay una verdad que sólo los espíritus liberados pueden
alcanzariCEI artista/es precisamente el espíritu liberado de todas las reglas
y capaz desplegarse a todas las formas de la realidad, de captar por intuición
II. E l R o m a n t ic ism o
tra concepción que nuestra creencia”. Así, ia duda engendra la idea, ésta
engendra la acción y, convertida en creencia se traduce por movimientos
organizados, por la costumbre. Todo el sentido de la idea reside en e]
sentido de la costumbre que esta idea Ira determinado.
De ahí esta regla: “Considerar cuáles son los electos prácticos que pen-
sainos que pTieden ser producid osTpor el objeto de nuestra concepción. La
concepción de todos esos efectos es la concepción completa del objeto".
“Sirén dos casos que se representan como diferéñlesjTosefectos son los
mismos. Sean, por ejemplo, las controversias entre católicos y protestantes
sobre la tramustandación. Éstos ven en la Eucaristía un símbolo, los
otros una presencia reai. Pero el efecto final es el mismo para unos y otros:
la hostia es el alimento del alma. Poco importa a partir de ahí que ella
sea o no el cuerpo y la sangre del Cristo- La discusión es puramente
verballs.
Todo esto no anuncia todavía al Pragmatismo más que de bastante
lejos. Por lo demás, en el artículo en cuestión Peirce no pone el nombre.
Lo hará en 1902 en su artículo en el Dictionary o/ Phüosophie de J. M.
Baldwin 13. Pero lo empleaba desde hacía mucho tiempo, dirá más tar
de 14, en la conversación.
Existe por cierto algún parentesco entre la tesis sostenida en ese artículo
de Peirce y el Pragmatismo. Ambas doctrinas están de acuerdo para esta
blecer una relación de conexión estrecha entre la idea y la acción, para
alejar todas las cuestiones de pura metafísica lo mismo quedas discusiones
verbales, para presentar, finalmente, problemas que presentan un interés
práctico y cuyos términos han sido tomados en préstamo al mundo sensible.
.Pero he aquí una diferencia esencial. No hay, en el artículo de j^eirce,
ninguna teoría de la verdad T íX problema de la verdad no se ha planteado;
el autor se pregunta cómo podemos llegar a esclarece.r nuestras ideas, no
cuáles son las condiciones requeridas para que la idea de una cosa repre
sente verdaderamente los efectos sensibles de esta cosa. Más que eso, Pierce
admite, con la teoría clásica, que la verdad se impone con una especie de
“fatalidad”, que el espíritu no puede no indinarse frente a ella. Así, lo
verdadero es una opinión que posee en ella misma sus derechos, y todos
los que la buscan están obligados a admitirla. Es todo lo contrario del
principio pragmatista.
También, cuando aparezcan los trabajos de William James, Peirce se
negará a solidarizarse con él y tratará de marcar las diferencias. Peirce no
repudia el Racionalismo: si la acción tiene precio a sus ojos, es porque es
un instrumento de progreso para la razón. En 1902, en su artículo del
Diccionario de Baldwin, reconoce no haber insistido suficientemente sobre
ese punto y quita explícitamente su solidaridad a estas interpretaciones
P R A G M A T ISM O Y SO CIO LO G IA 29
WILL1AM JAMES
nia) del 9 de setiembre de 1898. Es allí donde los temas esenciales det
Pragmatismo van a ser desarrollados.
NOTAS
EL MOVIMIENTO PRAGMATISTA
P a r te crítica
Schiller y James son, al contrario, muy claros. Pero sus maneras difieren.
Schiller va derechamente adelante, no teme la paradoja y, Jejos de buscar
la atenuación de su pensamiento, intenta más bien extremarlo y sorprender
al oyente. Deduce sus consecuencias con una lógica imprevista, sorpren
dente, llena de brusquedades y de intransigencia. También James mani
fiesta cierto gusto por la paradoja y eso aun en sus teorías psicológicas.
Enuncia ideas que se admitirían más fácilmente si no fuera por el giro que
les da. De entrada presenta sus tesis con todas sus espinas. Pero, en la dis
cusión, posee el arte de redondear los ángulos, sin por eso abandonar sus
principios fundamentales, y termina por preguntarse si no está de
acuerdo con él. El título de su libro sobre el Pragmatismo indica bien
esta tendencia de su espíritu: aunque muestre allí que mediante el Prag
matismo se ha operado una verdadera revolución en el seno del pensa
miento filosófico, titula su libro: Pragmatismo, un nombre nuevo para
viejas ideas17. Según las circunstancias, presenta su doctrina tanto bajo
uno, tanto bajo el otro de esos dos aspectos. Esta diversidad 18 no deja de
dañar a la unidad del Pragmatismo (¿acaso un escritor americano no ha
contado hasta trece variedades diferentes de la doctrina?) y hace dificul
tosa la exposición general.
Por lo demás, ninguno de los filósofos pragmatistas no nos ha dado esta
presentación de conjunto 1S. No tenemos de ellos más que artículo disper
sos en revistas, a veces recogidos en volumen, o bien lecciones, conferen
cias “populares", pero no cursos hechos delante de estudiantes a los cua
les el orador entregara el fondo de su pensamiento: son conferencias que
se dirigen al gran público y en las cuales las cosas son presentadas por sus
puntos salientes. Cada una forma un todo por sí misma; lo que en ésta
es secundario se convierte en aquélla en el punto principal y a la inversa.
Toda la fisonomía de la doctrina se encuentra cambiada y no es fácil
discernir las ideas mayores. Este aspecto un tanto huidizo del Pragmatismo
ha dado lugar a las objeciones de los adversarios que han podido repro
charle que se contradiga.
Sin embargo no es imposible discernir las tesis principales, encontrar
allí un fondo común. Es lo que trataré de hacer aquí, sin pretender hacer
una exposición histórica y libre de marcar algunos matices propios de
cada autor. ígp La ide&jdé verdad James declara compartir las ideas de
Peirce. Schiller reconoce a JamcT^como maestro. En cuanto a Dewey23,
no deja de formular algunas reservas pero parece alejarse de James sobre
todo respecto de puntos particulares. Hay, por consiguiente, en los tres una
orientación idéntica. Mi propósito es arrojar luz sobre ella y mostrar es
pecialmente cuáles son las críticas que los pragmatistas dirigen contra el
Racionalismo.
3Í
P R A G M A T IS M O Y SO CIO LO G IA
34 E M I L I O D V T tK I I E I M
V »::
mismo todo su pensamiento; la mónada! , espimu extrae dc *
sí solo, por un instante, toda la realidad del universo y que se entendería
a continuación de que va a ser creado otro ser que lo conocería perfecta
mente. ¿Qué podría esperar de este conocimiento? ¿De qué utilidad le
sería esta réplica de sí mismo en el espíritu del recién venido? ¿En qué
es de ella misma y no de afuera nue j- C rf ‘lc lo n con el universo;
bargo, si se mira de cerca la crítica . VICnen todas Ias idea!1- Y sin em su universo se encontraría enriquecido? Es útil solo lo que nuestro espíritu
como a los otros racionalistas La Pr"!gmf 1Sta se aPlica lanto a Leibnitz ~~agrega a las cosas. Lo que importa para el Hombre, es menos la sustancia
modvJo que „ „ * í » “ d ta “ “ bre “ de las cosas que sus cualidades secundarias: la luz, el color, el calor, etc.
mundo es lo que Dios ha hecho ? ? ¿ ° ' aPortado P °r Dios. El Lo que cuenta, es el empleo que hacemos de la realidad, mientras que,
que «M i» «hedida qu sc“ t ^ £ q” '* ““>»■<■. El plan si el espíritu se limitara a “ver” la realidad, ¿para qué seria eso bueno?
ella no es el autor. Pasam iento claro, le es impuesto, Supongamos en efecto 31 un sistema perfecto de las verdades objetivas,
como el mundo de las Ideas de Platón. ¿Qué interés hay en que la “luz de
no se trate más q u ^ d ^ l a ^ e r i í fczm pero solamente mientras la inteligencia” venga a reflejarse en la multitud de espíritus individuales
noménica es solo Ja 1 T Abora bien- ]a verdad fe- que no pueden reproducirla más que de una manera muy imperfecta?
Hay allí una caída, que se reencuentra_también en la hipótesis teológica,
rivamente al Noúmeno; a lo sumo « " « 0 1 ° ^ d error‘ «**>-
mundo inteligible, sobre el plano N ° Úmen° ' deI
"¿Por qué Dios, la soberana verdad, no permaneció soTo~eñ síT~perfección?
nosotros no lo creamos. El único camino do ’ Nouineno es lo dado, ¿Qué ha agregado a sí mismo? ¡Pues, si el mundo viene de él, el mundo lo
es la ley moral que nos lo abre- es n acces0 que ten§amos hacia él expresa, pero lo expresa de manera muy incompleta y deficiente!
C « aparte de! £ “ a‘lv¡™ 1™ ‘- 7 . « Pero, se dice, tenemos interés en conocer la verdad tal como es, en vista
de la ley moral? Son la f ije z a v I» ‘ n’ ¿cudes son Jos caracteres de la acción misma, y esta verdad debe ser entonces una copia tan fiel
la descubrimos e„ n o tíó s ,/ero *» un sentido, nosotros como sea posible de la realidad. Sería necesario aún establecer sin embar
reencontrar!,. No somos u 'J m m ¡¡ 1,a™ que go que, para permitirnos actuar, sería preciso que nuestro pensamiento
copiara la realidad. Se llegabas! a hacer de la verdad un bien en sí, que se
impondría por sí mismo y que el espíritu buscaría nada-más que por la
r“;:'rXci':
Pragmatismo. r c ’ es *a que nos describe el
felicidad de contemplarla. La verdad estaría hecha únicamente para ser
pensadaTStTconvierte en.un. dios al que se le levantan altares.
Sin duda qtíe, en efecto, cuando se co nsfiera*uií Idéallsmo1 como el de
Leibnitz cabe preguntarse por la función de la verdad. Cada mónada
copia el conjunto de las otras, es decir el universo, y todas copian el mismo
universo- ¿Por qué un gasto tal de fuerzas intelectuales, si no se afirma
en principio que el conocimiento es un bien por sí mismo?
E M ILIO D U R K H E IM
NOTAS
34 En JSi Pragmatismo ((raíl. fr„ p. 20) , James presenta un cuadra de Jas caracte
rísticas del racionalista y del empirista. El racionalista es puesto allí como dogmático, el
fU1pirista como escéptico.
2S Especialmente en "Plato and his .predcccssots", en Quarterly Reviera, enero 1906
(retornado en Studies in Humanism-. II, con el titulo fro m Plato ta Prologaras, trad. fr.,
pp. 28-90.
36 Toda la tercera lección de A pturalistic Universe {Filosofía de la experiencia) está
consagrada a Hegel.
27 £1 Pragmatismo, p. 207.
2B En Filosofía de la Experiencia, p. 95.
29 j, Dewey, Studies ¡n íogiení incory, pp, 36-37; " . . . work of superrogation”; p. 47;
■< fudlely rciterative”.
30 La idea de verdad, p. 68. Cf. El Pragmatismo, p. 214.
si Aquí empieza un pasaje donde, en nuesiras dos versiones, la continuidad de las
ideas no nos ha parecido perfectamente clara. La hemos reconstituido lo mejor que
hemos podido.
TERCERA LECCIÓN *
V erdad v c o n o c im ie n t o h u m a n o
V erdad e x t r a h u m a n a e in t e l e c t o p u r o
EMILIO DURKHE1M
NOTAS
La c o n c e pc ió n está tica de l o r e a l
humana. A medida que ésta se extiende, ella ocupa la nada, se enriquece tiv>s son esa, pruebas! N . t a ■=
también. De este modo nace una idea esencial sobre la cual reposa todo
el Pragmatismo: el pensamiento, ligada a la acción, .crea, en un sentido,
S lo es puesto ,» » es! más que sus modos
lo real mismo. ,1 que no! interesa sobre to Ahora bien, ha tenido, rep
-— Esta idea es importante. Sin duda, el mundo físico parece haber llegado,
de argumentación el sentim iento q 1 , ¡(ia,| de los espíritus y de la
en la actualidad, a una especie de equilibrio. No asistimos más a la génesis dJ J ¡ o , el sentimiento m u , » d e ^ ^ d,veIs.dad
en los seres vivos de nuevas especies. Pero tales creaciones se producen Prag-
siempre en el campo m oral6. Todas las sociedades humanas son fuerzas variabilidad del J? ha designado a si m.smo:
que se desarrollan, lejos de permanecer siempre idénticas a sí mismas. So ’ <,e! L t e" ; S r ; C
r b ín Humanismo, Pluraii.mo, etcétera.
ciedades más complejas donde aparecen fuerzas nuevas. Esas fuerzas que
nosotros no podemos representarnos más que estadísticamente cuando se
trata del pasado, las vemos en acción en el presente. Sea como fuere, ha,y CONCEPCIÓN PLURAUSTA DE IO MAE
La
todo un campo de lo real que manifiestamente ha sido creado por el pen- el lazo. Lo
samientoTesla realidad social, y este ejemplo es por ciertoTTrfíás sigriífi- sin embargo, se percibe m u, bien Raciona-
Cnhre este último punto el debate entre el Pragmatismo
cativo que se puede citar. que precede nos muestra cómo e, , 1. teorm
Es explicable, a partir de ahí, que, no siendo lo real nada acabado, la t r . a:,-» lam es7, a concei_qii------------— - . ; ~ j .i universo
verdad no sea nada inmutable. La verdad no es un sistema totalmente lismo viene
TdLLdrn Smn a *la_m w en«^ ^ ¿e vUta estático
hecho: se forma, se deforma de mil maneras; varía, evoluciona como todas
las cosas humanas. Para hacer comprender esta idea, James compara la mismo La misma antítesis que e?“ “ d“ ^ fuga¿dad de la verdad caro
" ^ r a c io n a lis ta s y el punto de v.«a de monista yJaconcep_p_
verdad a la ley o a la justicia a la lengua o a la gramática (El pragma
tismo, trad, fr.Tpp. 218-219). Los magistrados, los profesores parecen creer a los pragmatista, el. ^
ción pluralista dd_un>verso. Si en elementos se implican
a veces que hay sólo una justicia, un código de leyes, una gramática y por
% & & & & * « ^ ^ t t i s t l n d a de las partes, donde
lo mismo es imaginable que no haya sido una verdad: la Verdad. En reali _ es. rete donde el todo com constituye en suma más que
dad, “la verdad, la ley, la lengua, todo eso, dice James, se les escapa de unos a los
ivo otros, nue no coi»“ ii*¡r'-
los individuos sólo son aPar* " , q ^ sitio de cada ele-
pues el 5itio
entre los dedos,""todo eso se evapora gl menor ^contacto con un hecho un ser único, entonces el cambio e. P turno esti determinado
' nuevo. .. Nuestros derechos, nuestros errores, nuestras prohibiciones, nues mentó está determinado por el todo V « te *
tras penalidades, nuestros vocablos, nuestras fórmulas, nuestras alocuciones, por los elementos. Este es el 128) esta supers-
nuestras creencias: son otras tantas creaciones nuevas que vienen a agre
P ¿Por qué por otra parte * < ^ 2 ^ es superior a c u a ren « y
garse a la historia persiguiendo su curso'1, Esas son "cosas que se hacen”, ú c k esta r e lig ió n del tmmero gn ^ de concebir esta u m d * d .
no eosas_ totalmente hechas, y sucede con la verdad como con lo otro: la tres, por ejemplo? Y ademas hay nmc por q u é no l o \
verdad es un ininterrumpido proceso de cambios.
io duda de en el sentido de que
Algunas observacoines son aquí necesarias. Los pragmatistas nosmues- — ^ esde d punto de vista ptu relaciones, pero que
tran bien cómo la verdad se enriquece, se torna más compleja. ¿Pero se sería, como lo es
* F -» entre e m T d e n r in d e p é n < le n c ia ‘ ,
cierta
rta
.
\
^desprende por eso de manera rigurosa que la verdad cambia propiamente
permanecen diferenciadas, que “ “ “ a , a tliveIsidad y a la cont.gencm!_ \ ia?
i_hablando? Sí, por ejemplo, se han formado especies nuevas, ¿resulta de
autonomía, lo que deja lugar al q u i t e m o s los t a t a
ahí que las leyes de la vida hayan cambiado? Por lo mismo, que hayan Pongámonos en el punto de vis P § do es uno en el sen
aparecido nuevas especies sociales es cierto, ¿pero tenemos derecho a con-
a experienciaB. Vemos en PV“ ® “ oentadóm es *«<» P»™ el
cluír que las leyes de la vida en sociedad no son más las mismas? No con He que
nue conforma
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el objeto _____
í d o de £so no‘n0s mnduce
conduce de . ninguna, ma
fundamos emlquecmuento de la verdad (o de lo real) con fugacidad de tanta
pensamiento y para ^ denominado, tiene en ese sentí o
C j? verdad. El Pragmatismo tiene el sentimiento sTvcTcTeTque lo que es ver
ñera al monismo: el “caos
dadero para un tiempo puede no serlo para otro. ¡Pero qué poco demostra-
E M ILIO O U H K H EIM
NOTAS
obtenemos así más que un mosaico Iiecho después, que una disecación
hecha sobre un cadáver” e.
Esto es tanto más grave cuanto que lo que cambia es el alma misma
de las cosas, es lo esencial. Es justamente lo que el concepto es inepto
para expresar. Los conceptos pueden darnos un "cuadro sinóptico” de
los fenómenos. Pero el metafísico que busca captar la realidad en pro.
fundidad, cuya curiosidad es dirigida sobre la naturaleza íntima de las
cosas y de lo que las mueve, deberá "ciar la espalda a los conceptos”^Asi,
el pensamiento conceptual “solo opera sobre superficies”, es incapaz de
~rfpenetrar” en lo rea lj.
He aquí otra manera de traducir la misma idea. Lo que hace la reali-
dad de las cosas, es el tejido de las influencias que ejercen unas sobre las
otras. Mi pensamiento acítín sobre mí cuerpo, lo anima; un gesto de mi
cuerpo lo exterioriza y, por esta intermediación, mi pensamiento se comu
nica con el de los otros. Es necesario pues que las cosas puedan combinar
se así, penetrarse, verse con “telescopio”, escribe James10. Ahora bien, “el
| intelectualismo no admite que las cosas finitas puedan actuar unas sobre
'I las ot£as,_pues, un a jvez _tratluci das en conceptos, todas las cosas permane
ce n ,cerrajas en sí,jniirnas” 11. Los conceptos "tornan incomprensible la
noción misma de una influencia causal entre los cosas finitas” 12. Desde
el punto de vista de la lógica conceptual, todas las distinciones son “ais
lantes". El contagio de los conceptos sería la confusión y la confusión es
el pecado lógico por excelencia.
Con mucha mayor razón, la vida no puede traducirse en conceptos pues
"el carácter esencial de la vida es el cambio continuo"13. Un ser que
vive es un ser que no solamente es, en un momento dado, diferente de
lo que era antes, sino también es en el mismo instante él mismo y dife
rente de él mismo. Aquiles que persigue la tortuga_ no es solamente el
ser que, en un momento^dado, coincide c o r un cierto espacio determi-
nado: es el ser "que se impulsa, y este impulso es un hecho concreto en el
* cual los momento del tiempo y ias divisiones del espacio están implica
ncias indivisamente: “El fin y el comienzo se le presentan en ese momento
único que es su propio impulso” 14, Pero no de otro modo ocurren las
cosas si nos situamos desde el punto de vista estático. No es solo la vida
que está hecha de un tejido de relaciones y de acciones. Consideremos
un ser cualquiera: está constituido por un conjunto de caracteres de
los cuales cada uno es solidario de todos los otros y del conjunto mismo
^ y que no se puede, por consiguiente, aislar más que por un artificio. Por
lo demás, su presente no se aísla más de su pasado y de su porvenir Lo
mismo sucede con las cosas: no hay un concepto único de la cosa; cada
P R A G M A T IS M O V SO CIO LO G ÍA 6t
L ag unas de esta c r ít ic a
~ w* m o i S ü lS 2 p. , ! « T V ‘* * A i * *■ « * rf~
r^ra damos de la realidad una^ visión más PToñmdT llbrarl° “ dhiando él mismo, "El Empirismo radical", como lo define James,
sistema de conceptos”. p °™nía í 116 la los racionalistas, "un admite nada fuera de la expenenda: “La experiencia, en s u ^ j u m o ,
30 P r in c ip ie s , tomo I, cap. IX, T h e s tr e a m o f t h o u g h t .
¿ e ' b ^ T ^ n r f n o descansa sobre nada" ( dea d^ ^ !08>e
Para eso, es necesario que I j e x p ^ n c ia ^ e x p l i q u e P - 9 I - T - ^ - - ^ a
d mundo contenga en sí todos.los principios necesarios
^ L1 ■=-------------
explicación. ¿Qué------------ r
es, en efecto, o-trr.lír-'ir?
explicar? Para Para los
ios pragmatistas
F S como
¿ T e t r o s es establecer relaciones entre las cosas. P a o d' ™
una. O bien se admite que lo real está compuesto de pane* diferentes y
6-t E M IL IO D V R K H E 1 M
entonces los vínculos que las unen no pueden ser más que exteriores a
esas partes. Decir que, las cosas son discontinuas es decir qug-sus elemen.
tos son separados, diferentes, y por consiguiente que no tienen en ellos
mismos el principio de sú~úhión, Ése principio debe estar entonces fuera
de las cosas en un pensamiento que crea esos vínculos y se los impone
de afuera, ya sea”esté^pensamiento el pensamiento de un hombre, yaTTea
eTclé un espíritu absoluto, como en el sistema de Th. Hill Green2. Pero
si se sitúa asi un absoluto fuera de lo real, se sale de la experiencia, se
renuncia al empirismo.
O bien -f^riHdaTiípótesis, la de Tam efi el mundo es continuo, todo
está ligado en el universo. No se puede decir de alguna parte que “va
exactamente hasta tal lugar y no más lejos’’, todas se compenetran y “se
conservan". En ese sentido, las "relaciones de todajdase: tiempo, espacio,
diferencia, semejanza, cambio, medida, causa, etc-, integran el flujo de
sensaciones tanto como las sensaciones mismas", y” lo mismo se da en las
relaciones conjuntivas como en las disyuntivas3. Estas relaciones son obje
to de experiencia, en consecuencia tan reales como los términos que ligan;
el cambio que es un hech_Q. de experiencia es una de esas relaciones con
juntivas4. Hacer la experiencia de las cosas, es pasar de manera continua
da de un término al otro; es ensayar, experimentar los lazos que las
unen.
Ele aquí en qué consiste, según James, el Empirismo radical. ¿Por qué
ese calificativo de radical? Es, nos dice el mismo Jamess, “para distin-
guirlo de esta doctrina de los átomos psicológicos que sugiere tan a menu
do la palabra empirismo", en una palabra, del empirismo de Hume. El
empirismo de Hume cree no salir de lo real cu;tndoTe niega á~admitir
un lazo cualquiera entre las cosas. La experiencia está hecha, según él,
de elementos heterogéneos, por consiguiente ajenos unos a los otros, es
pura discontinuidad, puro caos; no comporta "ninguna especie de cone
xión". Cada percepción representa una existencia distinta y “el espíritu no
percibe nunca ninguna conexión real entre experiencias diferentes"8.
Pero tal empirismo según el cual esta experiencia discontinua debe bas
tarse a sí misma es una doctrina tronchada. Deja una puerta abierta por
donde el espíritu está tentado a escaparse de la experiencia y es lo que
hará Kant que, partiendo de esta concepción de Hume (la "rapsodia de
percepciones”) restablecerá una realidad exterior y anterior a la expe
riencia en el mundo de las "cosas en sí" 7.
Hay sin embargo una doctrina discontinuista de la que James no habla:
e)^J(l&alismo radical, tal como lo ha expuesto Hamelin en su Ensayo
sobre los elementos prhicipales de la representación. Allí, lo real está con
siderado como formado por elementos discontinuos: los conceptos. Esos
P R A G M A T IS M O Y SO CIO LO G ÍA 65
conceptos son definidos, delimitados, bien diferentes los unos de los otros.
V sin embargo, lo real así compuesto no recibe de ningún modo su uni
dad de una fuente exterior. Esos conceptos innumerables que constitu
yen la realidad, se llaman los unos a los otros, tienden los* unos a los otros,
no son ajenos los unos a los otros. En su libro, Hamelin trata de recons
tituir, de construir las categorías: hay lazos entre ellas y allí también
se puede decir que los elementos de lo real no existen fuera de las rela
ciones que los unen. Hay una unidad inmanente a lo real. Ni James ni
Dewey han tenido en cuenta esta solución. No han visto que el Idealismo
radical proveía un medio de ubicar la realidad como constituida por un
sistema de elementos que sin embargo no tiene que salir del sistema del
pensamiento mismo. Esta doctrina merecía sin embargo ser discutida. En
un sentido, no se diferencia quizás más que por la expresión, de la hipó
tesis continuista del Empirismo radical. Su autor, por cierto, no habría
nunca admitido tal interpretación. Pero hay sin duda una gran afini
dad entre las dos concepciones.
Lo que caracteriza el Empirismo radical es la unicidad absoluta del
plano de la existencia. $e~niega a~admtlfr NfucTItaya allí dosm undosjel
mundo de la experiencia y el mundo de la realidad, Una de las objecio
nes que James dirige frecuentemente8 a Spinoza alcanza su distinción
entre la naturaleza en tanto ella es engendrada. Esta distinción le parece
inadmisible: para él, no hay dos aspectos de las cosas; las cosas están todas
en un mismo-plano, eñ^eTmTsmo nivel; también él pensamiento se mueve
en un plano único. Es por eso que el Empirismo radical se distingue del
Empirismo simple, que conserva al contrario la dualidad entre el espí-
ritu y las cosas. James reprocha a este último que veá~la parte antes que
el todo y que no comprenda que la realidad entera como el pensamien
to entero se sitúan en el mismo plano, forman parte del mismo proceso.1
NOTAS
‘ ^ E x is te
72 E M ILIO D V R K H E IM 7 Lita conclusión explica la paradoja del tilLLlo: i
r ie n c ia e n g e n e ra l
o en nuestro espíritu?... Hablamos de una tormenta espantosa, de un
]a conciencia?’’
hombre odioso, de una acción indigna y creemos hablar objetivamente,
aunque esos términos solo expresen relaciones con nuestra sensibilidad j a r n o s revista, con j « « « . 1*
objetiva propia" *, ¿Cómo podríamos aplicar indiferentemente esos epí
te to s a nuestros estados subjetivos y a los objetos exteriores, si no hubiera 1» es»
-[entre tinos y otros algún parentesco natural?
cqsasj011-
Desde Descartes, es ya clásico definir el pensamiento como algo absolu
tamente inextendido y oponer el alma al cuerpo como lo inextendido a sala”, S » Ios—rodea, cortadas
" t f Z es» ventanas, ribeteadas ■
por e s a s ; C o n t e n id o que lo psíquico.
sonora que nos
lo extendido. Pero, objeta James5, ¿es cierto que no hay nada extendido S” . A d ,-“ lo - -^ S i d a se c re ta _ d v
en la conciencia? “¿Qué sentido puede tener esta proposición: que cuan y esos. ángUl° . f c■o n l u en
n dfuen d
n e"n . . Las cq sa s_ _ „vida
^ ,me nos
pública", la que
do pensamos una longitud de un pie o una yarda cuadrada, la extensión
no es atribuible a nuestro pensamiento? La imagen mental adecuada de
cualquier objeto extendido debe tener toda la extensión del objeto mismo."
SSw stó
entre ellas y el pensamiento- ^ „ n acrto dualismo. ¿Pero donde
^ idad
La única diferencia entre la extensión objetiva y la extensión subjetiva e m b a r g o j u ^ i t o^ e en algo
En u n sen tid osin — .— __
consiste en la relación que tengan con un contexto. La extensión subje „ ,tn í? li¡c r v r .n i exactamente >-‘í cuestión de relaciones . lln
. . x . ««líinirtTlI
tiva es más flexible, más elástica: cada una de sus partes no está ligada hace de él “una De
por una relación inflexible a cada una de las otras, mientras que, en el
mundo físico, están ligadas unas a las otras de manera estable. la misma manera, un objeto pued ^ alguna manera, en la
Hay allí, en James, una muy vieja idea que se encuentra ya en sus en dos puntos diferentes de lo « a . ivamente a dos grupos di e
Principios de filosofía: todas nuestras sensaciones, sean cuales fueren, pre sección de dos procesos que: » '-8
sentan, con un grado más o menos acusado un carácter especial. La imagen rentes de relaciones; íorVMJH™ ~ r T T ? - p ov una partepen efecto, en
mental de un triángulo tiene algo del triángulo, en consecuencia algo de
extendido. Aún las sensaciones del oído, del gusto, las sensaciones internas
tienen un carácter extensivo6. La razón dialéctica que ha conducido a
James a esta conclusión, es que, si el espacio no estuviera ya en nuestras
ssssskJ S s£^* « 5
«• t - S£s%
a
« s Í í m =‘- - s= ‘ ; 3 5 3
Hay allí dos formas de una misma concepción.
Esta posición del Pragmatismo exige una observación. Es algo raro ver
í^ a iS = a .* =tMs-J
que el Pragmatismo llega a este resultado, él, que habla inicialmente puesto
al concepto como heterogéneo respecto de lo rea l16. Esta no es, por otra
5 parte, la única contradicción que se pueda advertir en la doctrina y es ¡o
J mientras el desdohJ-,™- P , a , pero cuya unidad °
i: « m e a los do rni, 0 de * » «peao. de e“,a Pfm Vu a raI,¡« l que nos muestra lo que puede tener de revisable. La objeción tiene todavía
! ‘¡¡¡.Pioblema: e, e I , “ ‘ °: “ lfer™ « no se ha o p e ra d o ^ ?T ™ “ " “ P0" ’ más alcance si se considera al conocimiento como siendo ante todo un ins
trumento de acción. Ahora bien, esta es precisametne la tesis del Prag
matismo.
No se puede, sostiene, considerar el conocimiento de otro punto de
arah“ ”T ° ” “ * * * vista. Si el mundo se encontrara repentinamente paralizado, reducido a la
inacción, ¿cómo se distinguiría" entre la idea verdadera, la que favorece
la acción, y la- idea falsa, la que perturba o traba la acción? Lo que carac
teriza el error es el fracaso: iel fracaso es una sanción del error. “Todas las
- 5 - - sanciones de una ley de verdad se encuentran en el interior del tejido _
mismo de la experiencia. Que haya un absoluto o no, la verdad concreta '
para nosotros será siempre la manera de pensar en la cual nuestras dife-'
rentes experiencias se combinan con las mayores ventajas1T”. Toda acción
UN,DAD d el o o n o c im ik m o Y de Ta t
y de LA EXISTENCIA tiene en efecto por objetivo un interés humano. Es, pues, un interés hu
El Interés de esos rio ,, mano que tiene también por objeto la idea verdadera, La verdad viene así
a incorporarse a los otros intereses vitales del hombre. El termino de
verdgít no es más que una “etiqueta aprobatoria", como dice Schiller 18,
NOTAS
El c o n c e pt o y la acción
Sea como fuere, existen los géneros. Esos géneros son conexos: hay entre
ellos relaciones determinadas. Los conceptos que los expresan son, por
consiguiente, ellos también, conexos: se integran en un sistema de rela
ciones. El proceso que nos asegura de la verdad del concepto es pues el
mismo que el que nos asegura acerca de la verdad de las imágenes; veri
ficamos el concepto como verificamos la imagen por una vinculación con
tm conjunto; "La verdad, aquí, es una relación, no de nuestras ideas a
La satisfacción
¿Pero cómo saber que el acto final al cual la idea nos conduce es aquel
quej¿onviene? Jam es contesta: por~t(r^satjsfif:ción que experimentamos.
Esta satisfacción es el signo de la verdad: "Eá verdad, concretamente
considerada, es un atributo de nuestras creencias, y estas son actitudes
que atienden a satisfacciones” 16.
De este modo, el criterio de la idea verdadera es doble: “es necesario
primeramente que la idea nos oriente, nos guíe, hacía tal realidad y no
hacia otra; es preciso luego que la orientación indicada, la dirección pro
vista den satisfacción por sus resultados" H.
P R A G M A T I S M O Y S O C IO L O G IA 83
NOTAS
;■ el U en lugar
real, ya sea con su. J d contratiempos, adapta , ajus-
de trabar nuestra marcha por toda dase J de ^ realldad».
ta efectivamente nuestra vida a todo el engranaje
■ r? i . «i * * »
8<í E M IL IO n U R K IlE lM
En los dos casos, por otra parte, el “acuerdo" del que se trata es un
acuerdo práctico. Son los "actos que ellas provocan de nuestra parte”
quienes verifican las ideas. Es por esos actos, lo mismo que “por las otras
ideas que ellas suscitan en nosotros”, que esas ideas “o bien nos hacen pe
netrar en ciertas otras panes de la experiencia, o bien nos hacen llegar
allí, o bien nos orientan al menos en su dirección, y eso, de manera que
nos otorgan, durante todo ese tiempo, el sentimiento de su acuerdo per
sistente con esas otras partes de la experiencia. Entonces las uniones y las
transiciones se nos presentan como estableciéndose de una manera regu
lar, armoniosa, satisfactoria” *.
P R A G M A T IS M O Y SO CIO LO G ÍA S7
1 d a - de! 10 de » de H>»-
s El pragmatismo, p. «tt. ¡dea ie verdad, p- « í.
7 El Pragmalnmo, P_ 28~ . . 185.
4 J-7 PP*
Hay, en suma, en el universo del Pragmatismo, una doble corriente: • » «• “ * *’“ * pp' u w l6 ’ ”
una corriente de necesidad, de demsn inación, y una corriente de liber
tad. La necesidad atiende a la vez:fl?)al orden, tanto interno como exter-
no de las sensaciones y de~ías percepciones; (2d) a la masa de verdades
ya adquiridas. Tomado entre esos dos términos, nuestro espíritu no
— 4 -- aa.»¿ss
puede pensar lo que se le ocurre, y James insiste en la idea de que núes-
tras abstracciones se imponen a nosotros tamo como nuestras sensaciones:
f “No podemos entregarnos más a juegos de manos con las relaciones abs — p“ ” °r a '
tractas tanto como con ios datos de nuestros sentidos; ellas nos constri Da va nosotros 7 . iq *
12 El Pragmatismo p. - 226;
ñen; es forzoso que respetemos su simetría, satisfagamos o no ios resul 13 Op. CJ-. f>- 201- El pragmatismo, pp- y
tados” Ia. Pero, paralelamente a esta corriente de determinación, existe una “ de creV¿. ¡¡udijrin fíumañism, P- «3 ( i« f
corriente de indeterminación (y. para los pragmatistas, eso no es lo menos
importante), Lo que atenúa la doble necesidad en cuestión y lo que hace
que en definitiva somos más l ibres de lo que creemos, es q u eja realidad,
ya sostenido que es n
como la verdad13, es, para una buena parte, un producto humano El k de un cosmos.
mundo es "un caos” en el cual el espíritu del hombre "recorta” objetos
que tiene dispuestos, colocados en fila, organizados en categorías. Espacio,
tiempo, causalidad, todas estas categorías provienen de nosotros; somos
nosotros quienes las hemos creado para responder a las necesidades de la
vida práctica16. Así, el mundo tal como es, es tal, en realidad, como lo
hemos construido. La sensación pura no existe; toma consistencia por la
forma que le damos.
Hay, en la base, un primer sustrato, un primer "caos” que se obten
dría si se despojara al universo de todas las adiciones sucesivas aportadas
DÉCIMA LECCIÓN 1
-sitio roto, el animal mismo busca, vacila, intenta otros movimientos apro
piados a la situación. La duda y la incertídumbrc no son pues privile
gios del pensamiento reflexivo. Por consecuencia, no bastan para dife
rencia nuestra construcción de lo real y nuestro examen del valor lógico
de esta construcción.
Quizás valiera más buscar del lado del elemento satisfacción al cual el
Pragmatismo le acuerda un sitio tan amplio. En tamo insiste sobre ese
demento*- e] Pragmatismo cambia por otra parte de nombre y «TTÍama
H u manismo, nombre que, comoTsdTaTe,'ddTTalido dado por Schíller.
El Humanismo consiste en sostener que el factor individual es un demen
to esencial de la construcción de la verdad: '“Ningún juicio puede nacer,
ni siquiera en el mundo del pensamiento, si algún espíritu individual
no está impulsado por todo su contenido y toda su historia psíquica a
afirmarlo en alguna ocasión conveniente y a arriesgar su fortuna sobre
esta afirmación personal... El juicio supone esencialmente un espíritu,
un móvil, una intendón” *. Se trata, en la búsqueda ele la verdad, de
encontrar ideas que satisfagan nuestras necesidades de acción y de pen
samiento. Todo .acto, todo movimiento es personal y, como la idea es
el instrumento del acto, la idea tañdjién 5~algo personaT~y, al mismo
Tiempo, es en cierta medida fiuTaTSnTlelme di o, porque cuando la rup
tura del equilibrio que está en ¡a base dd acto de conocer se produce,
ella varía según el medio y según la persona que afecta. Todos los prag
matistas coinciden en rechazar Ja distinción que se hace corrientemente
entre pensamiento real o personal y pensamiento lógico o impersonal9.
Sin duda, el factor personal no juega nunca solo, pero su papel es im
portante, decisivo aún.
NOTAS
(Parece que aquí falta —y eso en nuestras dos versiones— una lección
intermedia, destinada a dar respuesta a la pregunta planteada al final de
la precedente: ¿Qué método entiende el Pragmatismo que sustituye a los
métodos lógicos generalmente adoptados? Esta lección llenaría igualmente
una laguna: en la segunda lección —p. 31— Durkheim había caracteri
zado al Pragmatismo como siendo a la vez un método, una teoría de la
verdad y una teoría del universo; ahora bien, solamente estos dos últimos
pumos han sido tratados. Tenemos razones para suponer que Durkheim
utilizaba aquí especialmente las indicadonesTlaclas por James en El Pran-
matisjxiQ, pp. 56-64, sobre el "método pragmático”. Las ideas esenciales
son/19/que la "actitud” que representa el pragmatismo se sitúa en la línea
del Empirismo, pero de un Empirismo renovado;<¿2^ que toma posición
contra el pensamiento abstracto y, más generalmente, contra el intelectua-
lismo y el racionalism o/^ que es hostil a todos los dogmas metafísicos, a
todos los "sistemas cerrados", a todas las soluciones definitivas que cierran
los ojos a la i n v e s t i g a c i ó n q u e sólo importan a sus ojos no los ^prin ci
pios primeros, sino las cqnsecueticjas prácticas y que hay que "separar de
cada palabra el valor que puede tener en dinero efectivo”, es decir la capa
cidad de la idea que expresa de "modificar las realidades existentes”.)
EL PRAGMATISMO Y LA RELIGIÓN
La santidad
P o u t e Ismo
CONCLUSIÓN DE LA EXPOSICIÓN
MOTAS
para explicar las cosas, pero, en esta concepción, ella misma no se explica,
está fuera del análisis científico.
“Aflojar" la verdad es retirarle el carácter absoluto y como sacrosanto.
Es arrancarla a este estado de inmovilidad que la sustrae a todo cambio,
a toda transformación y, por consiguiente, a toda explicación. Imaginad
que en lugar de estar así confinada en un mundo aparte, la verdad forme
parte de lo real y de la vida, no por una especie de caída, de degradación
que la desfiguraría y la corrompería sino porque es naturalmente una
parte de la realidad y de la vida5. Hela aquí situada entonces en la serie
de hechos, en el seno mismo de lo que comporta antecedentes y conse
cuentes. Plantea problemas: estamos autorizados a preguntarnos de dónde
viene, para qué sirve, etc. Se convierte ella misma en objeto de ciencia.
Es eso lo que confiere interés a la empresa pragmatista: se puede ver en
ella un esfuerzo por comprender la verdad y la razós mismas, para res
tituirles su interés humano, para hacer con ellas cosas humanas vinculadas
a causas temporales y engendrando consecuencias temporales. “Aflojar" la
verdad es hacer de ella algo analizable y explicable.
análisis puede prolongarse hasta el infinito. Por esa razón yo no puedo V'
admitir que se diga, como lo hacen los idealistas: en el origen está el pen
samiento ni, como lo hacen los pragmatistas, en el origen está la acción>
Pero, si la Sociología plantea el problema en e! mismo sentido que el
Pragmatismo, se encuentra mejor situada para resolverlo. En efecto, el
Pragmatismo pretende explicar la verdad psicológicamente, subjetivamen
te. Ahora bien, la naturaleza del individuo está bien limitada para ser
capaz de explicar por sí sola todas las cosas humanas. No encarar mas
que los elementos individuales exclusivamente conduce a atenuar indebi
damente la amplitud de los efectos de ios que se trata de dar cuenta.
110 E M ILIO D V R K H E IM
NOTAS
1 Ver p, 56. James mismo parece reconocerlo cuando e s c r ib e por ejemplo e n el pre
facio a L a v o l u n t a d d e c r e a r (irad. fr., p. 19); "Mi ensayo sobre algunos puntos de la
filosofía hegeliana trata superficialmente una cuestión seria y apela a la indulgencia
del lector".
3 ¡¡orne problems oj Phihsophy, I, p. 2-
3 Ver p. 52.
* Ver p. 73.
s Cf, t o r m o s e l e m e n ta le s d e la v i d a r e lig io s a , Editorial Schaptre, Bs. .Aires, 1967:
"Atribuir al pensamiento lógico orígenes sociales no es rebajarlo, disminuir su valor...
es, por el contrario relacionarlo con una causa que lo implica naturalmente”,
6 Cf. Formas elementales de la vida religiosa, Editorial Schapire, Bs. Aires, 1967: "Una
representación colectiva... puede expresar (su objeto) sin duda, con la ayuda de símbo
los imperfectos; pero los símbolos científicos mismos no son nunca más que aproximados";
ct. también ihid, donde las nociones de origen sedal son llamados "símbolos bien fun
dados",
DECIMOCUARTA LECCIÓN 1
2 /La verdad no podría ser única porque esta unicidad sería íncorapa-
: con la diversidad de los espíritus: de donde cambio en el espacio.
l^/Para poder decir que la verdad ha variado en el tiempo, habría que
haber establecido que una proposición ha podido legítimamente ser con
siderada como verdadera en un momento dado, en circunstancias deter
minadas, y que esta misma proposición, en otro momento, en otras cir
cunstancias, no podía ser tenida por verdadera, aunque se vincula con
el mismo objeto. Ahora bien, esta demostración no nos ha sido proporriq-
nada. El Pragmatismo alega que la realidad ha cambiado. ¿Pero de allí
resulta que las verdades viejas se tornan falsas? Lo real puede evolucionar
sin que por eso la verdad deje de ser la verdad. Las leyes del mundo físico,
por ejemplo, han permanecido como eran cuando la vida ha aparecido y
a medida que el mundo biológico se constituía.
2^-Se apoyan por otra parte en la diversidad de los espíritus individua
les. ¿Pero no podríamos preguntarnos si el progreso no consistiría precisa
mente en la eliminación de las diferencias individuales? ¿Se sostendrá que
la verdad pertenece solo al individuo? Es una paradoja hasta la cual el
Pragmatismo mismo no se ha atrevido a arriesgarse. No se nos explica por
otra parte ' slación hay entre la diversidad dejos espíritus y la diver
sidad de J __ id. De que ésta, al penetrar en los espíritus individuales,
toma formas diversas, no se desprende que sea múltiple por sí misma. En
suma, el Pragmatismo no aporta ninguna prueba en apoyo de la tesis que
ciudad valía para las ciudades antiguas tal como nuestro régimen político mientqs__qued!-ü -1- tesis
de vista sociológico, la
actual vale para nosotros hoy día. De la misma manera aún, en el orden lasiepie
---- ( Amo se justifica, desde el punto Ae ™ abstractas o de
moral, no existe una moral universal; pero nos rehusamos a calificar de He aquí como se i No son considerad _ _„^(n^nria. Es
inmorales a los sistemas que han precedido al nuestro: el_idcal que repre o—
sentaban valía para la sociedad en la cual estaban edificados. Lo mismo orden meréfísico que P
ue es huntaup.
puede decirse de la religión. No ^existe una religión, una moral, un el sentido más vivo que ema va ' de
el senudo_deJa. ¡istema único e invariable de a te sa r ^ ^
régimen político sino tipos reí ig ios os, tipos m órale s, tipos políticos dife humana,
Imhír más t ^ s u ^ m d e l
rentes. De este modo, en el orden práctico, la diversidad puede ser con No podemos aomim ----- ^un lu m je n m ^ 5^ - r ^ emendiclo, no
siderada como establecida. ira, lo <
¿Por qué no ocurrirá lo mismo en el orden teórico, para el pensamiento? del valor'' que tenía^ p r a s u J P'
les quita nada
Si el valor de un mismo acto ha cambiado, es que el pensamiento especu-
1!C E M ILIO D V R K H E IM
NOTAS
V E R D A D Y U T IL ID A D
no nos representamos, de hecho, las cosas como las deseamos y que ¡as
tesis pragmatistas amenazan llevarnos a no tener en cuenta esta distancia
y hacernos tomar por verdadero todo lo que está conforme con nuestros
deseos. Para poner remedio a esta dificultad, seria preciso que se consin
tiera en ver en la opinión común, no algo artificial sino una autoridad
capaz de hacer callar las divergencias entre los individuos, de oponerse
al particularismo de los puntos de vista individuales. Pero, para^que lat
opinión común pueda imponerse asi, es absolutamente necesario que ten
ga un origen ex tra-indiyjd 11 a1 —lo que_no_es posible en la doctrina prag-
^rrrariyra, puesío que, según ella, los juicios individuales se encuentran en
“taTíase de todo el pensamiento humano: nunca un juicio puramente indi
vidual podría convertirse en una verdad objetiva.
Por lo demás, por encima de toda esta dialéctica, hay un hecho. Si, como
lo sostiene el Pragmatismo, la verdad común fuera el producto de una
convergencia progresiva de juicios individuales, se debería comprobar, a
medida que se asciende más y más lejos en la historia, que hay divergen
cia de más en más entre las maneras de pensar de los individuos. Ahora
bien, es exactamente lo contrario lo que se produce n . Es en el origen que
los hombres, en cada grupo social, piensan todos de la misma manera. Es
j en el origen que hay que buscar la uniformidad del pensamiento. Las
grandes divergencias sólo comienzan a aparecer con los primeros filósofos
griegos. La Edad Media muestra todavía el tipo de la homogeneidad inte
lectual. Luego viene la Reforma y, con ella, las herejías, los cismas, que
van a multiplicarse hasta que finalmente se llegue a reconocer que cada
I uno tiene el derecho a pensar como quiere.
Remontémonos por otra parte en la serie de proposiciones de la doctri
na pragmatista. Vemos que si el Pragmatismo define lo verdadero por lo
útil, es porque ha^ planteado en p rincipio que la verdad no es más que
iirTTnsIrumento de acción. Para él, la^verdad no^íisne fundón especulativa:
no quiere ver más que su utilidad práctica14. Esta función especulativa
no la reconocen los pragmatistas más que en el juego y en el sueño 15. Y
sin embargo, durante sigloSjJa humanidad ha vivido de verdades no prác-
Jdcas, de creencias que eran cosa muy diferente a "instrumentos de acción".
no tienen un carácter esencialmente práctico. En las civilizacio
nes primitivas, son aceptados por sí mismos, son el objeto de la creencia;
no son simples formas poéticas. Son combinaciones de representaciones que
están destinadas a explicar el mundo, sistemas de ideas cuyo papel es esen
cialmente especulativo. Durante mucho tiempo la mitología ha expresado
la vida intelectual de las sociedades humanas. Si los hombres han encon
trado allí un interés especulativo, es porque esa necesidad correspondía a
una realidad.
P R A G M A T I S M O Y SO C IO L O G ÍA m
NOTAS
E S P E C U L A C IÓ N Y P R A C T I C A
por lo demás, aun suponiendo que eso sea mía aberración, que los hombres
hayan sido impulsados por no sé qué espejismo a buscar una verdad ina-
prehensible, incluso habría que explicar esta ilusión.
NOTAS
EL PAPEL DE LA VERDAD
1
I? 2 E M ILIO D U RK H E1M
que emanan de todas partes de nuestro cuerpo son como el núcleo ele la
conciencia personal. Es lo que hacía decir a Spinoza que el alma es la
idea del cuerpo3. La conciencia no_es pues una función cuyo papel sea
dirigir los movimientos del cuerpo: es eljorganismcTautoconociéndose y,
solo por eso de que el_organismo se conoce, puede, decirse que algo nuevo
se_lm producido.
Para que la conciencia se produzca, es preciso que haya agujeros, la
gunas en la acción y es por esas lagunas que el ser toma conciencia de sí
mismo: un ser que se conoce es aquel que detiene el movimiento y que
lo reproduce a continuación. La conciencia,..lejos de tener solamente por
papel dirigir los movimientos de los seres, tiene por papel producir seres.
Él Pragmatismo tiende a negar este papePcte la conciencia. Para él, la
conciencia es el mundo exterior, no es más que un momento en la serie
de los movimientos que componen ese mundo y que viene a perderse en
el conjuntos de éstos4. Y sin embargo, el Pragmatismo se presenta como
una doctrina espiritualista. Singular esplritualismo, en verdad, el que pre
tende negar el carácter específico de la conciencia.
Sin dudar'cuandctel automatismo de los movimientos está desorganizado,
es completamente natural que el pensamiento intervenga para suscitar los
movimientos que se encuentra que faltan. Ese papel práctico del pensa
miento no carece de importancia pero no es el único ni puede ser el prin
cipal. Por otra parte, un ser consciente, un ser que se conoce, no puede
actuar exactamente como un ser que se ignora a sí mismo: su actividad
será un tipo nuevo; consistirá todavía, sin duda, en movimientos, pero
serán movimientos dirigidos por ideas; dicho de otro modo, será una acti
vidad psicológica.
Reducir el ser consciente únicamente a su acción es quitarle lo que lo
constituye esencialmente, La conciencia^ por otra parte, rechaza jugar tal
papel: no forma más_que planes esquemáticos y no puede comandar nunca
directamente la oonducta.efectiva. La inteligencia solo puede proporcionar
planes generales e hipotéticos. El movimiento, al contrario, tiene necesi
dad de ser categórico y preciso. Soleóla experiencia misma de la acción
puede permitirnos saber si tal acto particular es el que conviene en tal
circunstancia. Hay que actuar para saber cómo se debe actuar.
Lo que muestra bien que la conciencia está obligada a violentarse, de al
gún modo, cuando se aplica a dirigir la acción, es que, apenas se libera de
este papel, apenas se escapa, los movimientos se fijan poco a poco en el
organismo y ella misma desaparece: es lo que se produce en la costumbre.
L as representaciones colectivas
NOTAS
i Clase del 21 tic abril de 1914.
a Ver p. 252.
s Ética, II, prop. II. Se conoce el papel que Durkheim atribuía al cuerpo en la
individualización de la persona: Cf, Formas elementales de la vida religiosa, Editorial
Srliapive, 1967: "Es preciso un factor de individualización. Es el cuerpo quien juega
ese papel”. Sobre esta tesis de Durkhcim, ver Maurice Lcenhardt Do Ramo, EUDEBA,
lis. Aires, 1965.
* Es absolutamente notable que Durkheim parezca presentir aquí lo que será llama
do más tarde el ílehaviorisma, del cual un autor como Dewey está muy cerca.
5 Ver especialmente el ensayo IV de los Essays in radica! Emptricism, p. 123 y sig-l
II oíu íivo minde can knota orlé thíng.
DÉCIMOOCTAVA LECCIÓN 1
l¿
I. L as verdades mitológicas
I I . L as verdades científicas
s i la d ia lé c tic a es el p r im e r o de lo s m é to d o s c ie n tífic o s , sí e s te m é to d o
tie n e por o b je to h a c e r c e s a r la s d iv e r g e n c ia s e n to n c e s e l p a p e l de la c ie n
c ia es d ir ig ir lo s e s p í r it u s h a c ia la s v e rd a d e s im p e r s o n a le s y hacer con
c lu ir la s d iv e r g e n c ia s y lo s p a r t ic u la r is m o s .
NO TAS
Íes aptos para estudiar tas mismas cosas. Son llevados así a distribuirse
las cuestiones a tratar.
Pero no es todo, y aun la verdadera cuestión no está allí. Consiste sobre
todo en saber si,, «erren de un mismo problema, se puede tener una plu
ralidad de actitúdeTmentaTesTlódas, en un sentido, igualmente justifica
das. Ahora bien, cada objeto es. extremadamente~coxnplejo: comporta siem
pre una multitud de elementos que se funden, se pierden los unos en
los otros. Lo real es inextingíble, no solamente en su totalidad sino en
cada una de sus partes constituyentes. Todo objeto de conocimiento joíre
ce, pues, sitio paramuna infinidad de puntos de vista posibles: punto de
vista dé la vida y punto de vista del movimiento puramente mecánico,
punto de vista estático y punto de vista dinámico®, punto de vista de la
contingencia y punto de vista del determinismo7, punto de vista físico
y punto de vista biológico, etcétera. Pero los espíritus particulares están
terminados, no hay uno que pueda situarse en todos los pumos de vista
a la vez. Para que cada uno ele esos puntos de vista pueda ser profundi
zado como conviene, es necesario que el espíritu se aplique a él entera
mente. De lo que resulta que cada espíritu es libre de elegir el punto de
vista bajo el cual se siente el más apto para encarar las cosas.
Existen, por consecuencia, para cada objeto de conocimiento, maneras-
de ver diversas que están todas bien fundadas. Sin duda, no son más
que verdades parciales. Pero todas estas verdades parciales vienen a con
centrarse en la conciencia común y allá encuentran a la ve/, sus límites
y sus complementos necesarios. Pe esta manera, el individualismo inte
lectual, muy lejos de ser un_factor de anarquía como habría podido
serlo bajo el reino de la verdad mitológica, se torna al contrario en un
factor Jndispensahle dej establecimiento de la verdad, científica, y la
diversidad de los temperamentos individuales puede venir a ponerse al
servicio de la verdad impersonal.
Por otra parte, el individualismo intelectual no implica necesariamente
como james parece creerlo, que cada uno tenga el derecho de pensar
arbitrariamente lo que Le gusta, sino solamente que existen tareas dis
tintas en la obra común y que, en esta obra, cada uno puede tallarse su
faena según que su temperamento se lo solicite en tal o tal sentido,
Asi, de un lado, la verdad científica no es incompatible con la diver
sidad de los espíritus y, por el otro, la complejidad de los grupos socia
les que crecen sin cesar, es imposible que la sociedad saque de sí misma
un sentimiento único: de dónde diferentes corrientes sociales. Aquí, se
concebirá la sociedad bajo una forma estática, allá, bajo una forma diná
mica. Aquí, se la verá sometida a un determinismo; ailá, se será sobre
todo sensible a lo que comporta de contingencia, etc. En el fondo, todas
P R A G M A T I S M O Y S O C IO L O G IA m
NOTAS
CONCLUSIÓN
NOTAS
I
LA CERTIDUMBRE
Se define generalmente la certidumbre como el estado en el cual se
encuentra el sujeto cuantío se cree en poses ión de la verdad. Pero esta
definición no llega a serlo porque no es objetiva: propone una aprecia
ción absolutamente subjetiva. Por otra parte, el sujeto mismo no sabe
cuando está en posesión de la verdad. Se engaña sobre su propia creen
cia: puede creerse cierto mientras que no lo está; puede creer que toda
vía vacila mientras que en realidad está ya decidido.
Es necesario, pues, encontrarle a la certidumbre caracteres precisos y
objetivos. Tenemos que preguntarnos si no existen efectos exteriores del
estado de certidumbre que nos permiten definirlo.
Si el sujeto no está seguro, en el momento de hacer pasar su certidum
bre en acción, vacila. AI contrario, si está verdaderamente seguro, actúa
de conformidad con la idea que acepta como verdadera. La fe que recula
frente al acto no es una verdadera fe.
Esta disposición a actuar comporta varios grados. Sucede que conduzca
al acto necesariamente: tales son frecuentemente la fe religiosa y la fe
moral. Sucede también que e! acto no aparezca como indispensable más
que condicionalmente. Pero hay siempre una disposición a actuar.
Esta definición muestra que la certidumbre no es un absoluto: pasa por
todas clases de grados. Es la aptitud del sujeto para transformar la idea
en acto.
Pero la certidumbre tiene otro elemento: es una disposición a actuar
de conformidad con una. representación. Ahora bien, ¿qué será esta repre
sentación? Entre nuestras representaciones se pueden distinguir tres gran
des especies: las sensaciones, las imágenes, los conceptos.
La sensación pasa a menudo por el estado de certidumbre típico. Se
dice que sentimos con certidumbre: no podemos no tener tal sensación.
Es la certidumbre del hecho.
1%Z E M ILIO n tlR K H E I M
concepto de una cosa ya realizada: el acto viene entonces tan solo como
corolario.
En una palabra, o bien Ja certidumbre es práctica, alcanza el acto inme
diatamente, o bien es teórica, no alcanza el acLo sino a través de un con
cepto que expresa una cosa dada.
¿Cuáles son las causas que determinan la certidumbre} Según una primera
teoría, ese sería un carácter intrínseco del concepto. Es ese carácter que
Descartes llamaba la evidencia. Es ese principio que encadena el espíritu.
Sin duda, una parte le loca hacer al sujeto en esta certidumbre: el sujeto
debe situarse en una actitud de atención voluntaria. Pero el carácter de
la certidumbre no es por eso menos impuesto al sujeto.
Esta explicación es insuficiente. ¿De dónde viene, en efecto, esta pro
piedad de la idea ciara? De hecho, por otra parte, no hay evidencia que,
en algún momento de la historia no haya sido negada. Lo mismo ha ocu
rrido con el principio de contradicción: en las creencias mitológicas el
todo está enteramente en cada una de sus partes. El principio de contra
dicción aparece así como un postulado. La certidumbre varía. Hay un
relativismo de la verdad que se impone históricam enteFinalm ente, st
la certidumbre fuera un carácter intrínseco de la ¡dea, no se explicaría
cómo ésta determina el acto- Es preciso que haya en la certidumbre carac
teres mas cercanos a la acción.
Esto lo han comprendido los defensores de la teoría voluntarista de la
certidumbre, especialmente Renouvier. La certidumbre no sería más una
propiedad de la idea, sino una obra del hombre total. Se comprende
entonces la relación de la representación con el acto. Se comprende tam
bién cómo la certidumbre puede variar puesto que es individual.
Pero esta teoría voluntarista deja de lado el carácter necesitante de la
idea verdadera4. No somos’ libres en la certidumbre; nos sentimos cons
treñidos a adherir a la verdad. Consideramos que nuestra certidumbre
no nos es personal, que debe ser compartida por todos los hombres. Ilu
sión o no, esta creencia está en nosotros. ¿Cómo esta impersonalidad seria
el producto de factores tan personales? ¿De dónde viene la reunión en
nosotros de esos dos elementos: el elemento individual y el elemento im
personal, el elemento libre y el elemento necesario?
<lc la auLoridad colectiva, ¿por qué no habría maneras de pensar que se no sería específicamente diferente de la sensación y de la imagen. Pensar
impondrían igualmente a nosotros por la autoridad de la conciencia lógicamente, seria entonces simplemente pensar lo general. Ahora bien,
colectiva? La potencia de la opinión es tan grande sobre el pensamiento lo general no existe más que comprometido en lo partriular. Pensar lo
corno sobre la acción. Los conceptos de origen colectivo (a decir verdad, general, es pues, pensar lo particular bajo cierto aspecto-
todos Jo son) toman para nosotros, aun cuando su objeto no es real,' Sería extraordinario que esta simple diferencia bastara para hacer nacer
una fuerza tal que este nos aparece como real. Tal es el caso de la repre* un tipo de pensamiento tan distinto del pensamiento por sensaciones
saltaciones religiosas y mitológicas. El mundo construido por la mito como por imágenes que es el pensamiento lógico. ¿Cómo lo particular,
logía ha sido para el hombre, en ciertas civilizaciones, el mundo real. Así una vez empobrecido, simplificado, poseería virtudes que lo particular,
es como ios conceptuosos adquieren la vivacidad y la fuerza de acción cuando es rico y espeso, no posee? ¿Cómo, mutilando lo real, se obtendrían
de las sensaciones. Se comprende también por qué todos nuestros concep representaciones dotadas de privilegios que no tienen las otras? Hay que
tos varían con la opinión. considerar si verdaderamente el concepto no es nada más.
Así, la necesidad lógica no sería otra cosa que una forma de la necesi
dad moral; la certidumbre teórica, de ia certidumbre práctica. Por ese No hay discontinuidad entre el individuo y el género. Hay conceptos
camino permanecemos en la tradición kantiana. para los géneros. ¿Por qué no los habría para los individuos? ¿El género
Podría muy bien ser que la certidumbre fuera cosa esencialmente colec es pues necesario para que haya concepto? ^
tiva. No estamos seguros que cuando estamos seguros de que no estamos De hecho, existen muchos conceptos que no designan más que indi
solo seguros. Aun cuando hemos elaborado una creencia personal, tene viduos. Cada pueblo,, cada nación posee una gran cantidad de héroes,
mos necesidau de comunicarla para estar seguros de que no nos engaña legendarios o históricos, poco importa. ¿Cómo los pensamos? No es por
mos. medio de ideas generales. Tampoco es por imágenes: nunca los hemos
Por lo demás, la autoridad de la tradición y de la opinión n0 escapa a visto. Tenemos conceptos sobre ellos puesto que discutimos acerca de
fa crítica. Pero, cuando las criticamos, es siempre en su propio nombre. ellos y son esos conceptos los que sirven de punto de partida para nues
Cuando, por ejemplo, criticamos los prejuicios populares en nombre de tras discusiones y nuestros razonamientos.
la ciencia, nos servimos entonces de la autoridad que la opinión reco Igualmente, el concepto de Dios es un concepto individual. Dios es,
noce a la ciencia. para los creyentes, un ser individual, y no lo pensamos ni por sensaciones
ni por imágenes.
Citemos todavía la idea de patria, que es un concepto. _
NOTAS Por lo demás, las sensaciones y las imágenes se caracterizan por su
1 Según las anotaciones de Marcel Tardy. fugacidad, su movilidad. El concepto, al contrario, es inmutable, o al
1 Ver una idea análoga en Mooie, p. 68, menos debe serlo, Pensar conceptual mente, es pensar lo variable, snbsu-
3 Ver p. 50.
mirlo bajo lo inmutable. La fijeza del vocabulario o traduce esta fijeza
4 Ver C1 comienzo de la Quinta Lección, p. 57,I
del concepto, al mismo tiempo que es en parte la causa.
El concepto es universal o, al menos, universalizable, entre hombres de
una misma civilización. Es común, o comunicable, a todos los hombres
II que poseen el mismo lenguaje. No se puede decir: mi concepto, mientras
que se dice con toda propiedad mi sensación. La sensación, como a ima
LOS CONCEPTOS gen, es incomunicable a los demás. Lo único que se puede hacer es des
pertar similares por asociación. El concepto es impersonal, está por enci
Podríamos estar tentados a definir el concepto por su extensión, su ma de las contingencias individuales. Ese es el carácter del pensamien o
generalidad, para oposición a las sensaciones y a las imágenes que repre
sentan tan solo objetos particulares. 1 Es problema es pues saber cómo el pensamiento ha podido fijarse asi
Pero el concepto así definido no sería más que una noción genérica: y, por así decir, impersonalizarse y no cómo se ha generalizado.
156 U M II.IU D U R K H E IM
mente: las experiencias de todos ios individuos se critican entre ellas. Los
conceptos elaborados por la masa y los que elaboran los sabios no son
de naturaleza esencialmente diferente \
NOTAS
Aristóteles, 42.
Jtaldwin, J. M., 28. Jouffroy, Th., 120.
P A g.
Bcrgson, H„ 7, II, 32, 55, 57, 62, 8 ! 83 n Kam, E„ 29, 36, 44, 64.
145, 146, 147. Lalnnde, A., 13 , 14. Prefacio, por A. Cuvillier ................................................................................................. 7
Bertlielot, R„ 24, 38 n. Lalande, A., 13 14.
I.eiIrniiü, G. W.,' 36, 37, 71 PRIMERA LECCIÓN ............................................................................. .......................... 23
Blondcl, M., 38 n, Introducción, 23. Los orígenes del Pragmatismo: I. Nieizsdte, 24. II. El roman
Boutroux, E„ 117 n„ ¡50 n, I-e Roy, E„ 32 . ‘ ‘
Matiss, M,, 9, 14 , ticismo, 27. III. El medio anglosajón: Peirce, 27, William James, 29.
Bradlcy, F. H„ 65 n. '
Comee» A., 27, 139, 140. Mili, f. S„ 35. SEGUNDA LECCIÓN ........................................................................................................ 31
Davy, G„ 13. Moorc, A. W„ 32, 67, 68, 84 n , I 54 El movimiento pragmatista, 31. Las tesis esenciales del pragmatismo: Parte crítica,
Descartes, R., 58, 72, 153 Nietzsche, F*f 24-26. ' 32. La concepción dogmática de la verdad, 35. Crítica del dogmatismo, 37,
Dctvey, J„ 7 , 11, 18, *31, 32, 33 , 38 rt 42 TaroJi, J)mf 10.
44, 67, 69, 83, 85, 92, 99, 126, 127, I2s’ Peine, S.. 1 1 , 27-29. 33. TERCERA LECCIÓN ........... 41
134 n, ' Pcrry, R. B„ 77 n. Crítica del dogmatismo (continuación): Verdad y conocimiento humano, 41. Ver
Espinas, A,, 12. Platón, 35, 44, 125, 156. dad extraíiumana e intelecto puro, 42. Verdad ¡deai y verdades concretas, 44.
Fustel de Coulanges, 126. I’táncaró, H„ 11, 32,
Cíusberg, M, 10 . Renouvier, cii., 59, ]gj CUARTA LECCIÓN .......................................................................................................... 49
Creen, Th. ÍL, 64. Ribot, Th., 17, 128. Critica del dogmatismo (continuación) : La concepción estática de lo real, 49,
Hamelin, O,, 9, 10, 18, 35, 64 65 La concepción pluralista de lo real, 53.
Saint-Simón, H. de, 27,
Hegel, f , 32, 35. ’ '
Honse, F. N„ 20n. ... Schiller, F. C. S„ 9. I I,'l7 , 24. 29 32 3 C.HJINTA LECCIÓN ........................................................ 57
Hume, D., 64, 68 - <1- 42, 43, 44. 46, 55 m, 75 83 n El Pragmatismo y la critica del pensamiento conceptual, 57. Lagunas de esta
James, W„ 7 , 9, 1 1 , ia, 19 , 26< 2g 2& 89 03, 95 n„ 96 n„ 104 n 120 12 crítica, 61.
123 n„ 125, ’
30 n., 32, 35, 36, 37, 38 n, 42, 44, 51-55’ Spencer, H., 50, 146. SEXTA LECCIÓN .................................................................................................................. 63
57, o8-62, 63, 64, 65. 69, 71-74 75’ Los aspectos secundarios del Pragmatismo: I. El pragmatismo como empirismo
Spinoza, R., 65, 132.
Tardy, M„ 20, 154 n. radical, 63. II. El pragmatismo como pluralismo, 65. La tesis positivas del
91> m -m m' pragmatismo, 66, El pensamiento y lo real, 67.
Janet, P., H, ' Wiese, L. von, 20 n,
Zenón de Elea, 58, 59, SEPTIMA LECCIÓN ............................................................................................................ 71
El pensamiento y lo real (continuación), 71. Unidad del conocimiento y de la
existencia, 74. Unidad de lo verdadero y de los valores, 75.
OCTAVA LECCIÓN ............................................................................................................ 79
I El conocimiento, instrumento de acción, 79, El concepto y la acción, 80. I.a
"satisfacción", 82.
NOVENA LECCIÓN ............................................................................................................ 79
Los criterios pragmatistas de la verdad, 85. La satisfacción de las necesidades inte
lectuales, 85, Verificación y verificabilidad, 86, Necesidad y libertad, 88.
•=4Í
DÉCIMA LECCIÓN ............................................................................................................ 91
Construcción de lo real y construcción de lo verdadero, 91. La interpretación de
Dewey, 92. De la verdad individual a la verdad impersonal, 93. La concepción
general de la verdad, 94.
PAc.
U ND ÉCIM A LECCIO N ................................................................................................................... 97