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0.1.

OBJETO Y SUJETO DE LA ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA


El curso que iniciamos tiene el nombre de Antropología Filosófica y es un estudio del
hombre desde una perspectiva filosófica.

Esta perspectiva filosófica se desarrolla a partir del extrañamiento que surge frente a la
novedad de algo que se me presenta. Y eso que se me presenta es, en este caso, el hombre,
es decir, uno mismo.

La Antropología Filosófica es, entonces, esa disciplina que surge porque el hombre, yo
mismo, me resulto extraño, distinto y, frente a ese extrañamiento, busca alcanzar una cierta
verdad y una cierta certeza.

***

Sencillamente podríamos afirmar que el objeto de esta asignatura es el hombre. Y a


continuación describir lo que pensamos sobre qué es, cómo actúa y sobre todo, cuál es la
imagen correcta, “perfecta” del hombre. Pero esto supondría saber ya lo que es el hombre,
de modo que la Antropología Filosófica no sería sino una “explicitación”, un despliegue de
un conocimiento que todos poseemos sobre el otro y sobre nosotros mismos…

 Así, para algunos el hombre es un viviente que está enfermo, ya sea orgánica o
psicológicamente. El hombre es, entonces, algo que necesita curarse y por lo tanto la
perspectiva desde la cual se lo estudia es la perspectiva de la enfermedad para la salud.

 Para otros, en cambio está hecho a imagen y semejanza de Dios, "apenas inferior a un
ángel". El hombre así considerado es una realidad llamada a lo trascendente y, entonces,
estudiar al hombre es de algún modo estudiar lo divino que en él habita.

 También encontramos a aquellos que sostienen que el hombre es un ser social, un


animal político. Para algunos esta sociedad es el lugar natural del hombre; para otros en
cambio es el lugar donde aprende todos los vicios, toda la maldad.

 Finalmente encontramos los discursos para los cuales el hombre tiene una naturaleza
que está más allá de su cultura, de su salud, de su religión. Idea del hombre accesible
para todos, pero que solamente los filósofos pueden explicar, pueden entender.
Estos discursos desarrollan una idea de hombre en función de otro concepto (al cual se lo
supone claro).

Podemos ver en lo anterior algunos ejemplos de los diferentes discursos que hay sobre el
hombre: el discurso médico o el discurso psicológico, el discurso religioso, el discurso
sociológico, el discurso natural. Ahora bien, dada esta pluralidad de discursos... ¿con qué
sentido agregar uno más? ¿Para qué otro discurso más?

Consideramos que estos discursos simplemente desarrollan una idea de hombre en función
de otro concepto, ya sea la enfermedad o la salud -física o psíquica-, ya sea desde Dios como
modelo, ya sea desde la sociedad, o desde la naturaleza.

1
Pero ¿Quién sabe, acaso, lo que es la salud, lo que es la sociedad, la naturaleza? ¿Quién sabe
qué es Dios, como para desde Él decir lo que es el hombre?

 ¿Qué entendemos cuando decimos la palabra «hombre»?


Cuentan que los medievales vieron en la pregunta de Poncio Pilatos: «¿Quid es veritas?»,
«¿Qué es la verdad?», la respuesta precisa: «es vir qui adest», es decir, «el hombre que
tienes delante».

Ese será nuestro objeto de estudio. No el hombre enfermo, ni el hombre natural, no el


hombre pecador o santo, no el ideal de hombre; sino el prójimo, el próximo, el que
tenemos delante con sus luces y con sus sombras. Ni las solas luces que lo hacen apenas
inferior a un ángel, ni las solas sombras que le hacen preferir no haber nacido. 1

 ¿Por qué hablamos de objeto y sujeto de la


antropología?

Una de las tareas de la Antropología Filosófica es estudiar al


hombre como un objeto, esto es, buscando la mayor
objetividad en la descripción, en el juicio.

El objeto hombre es tratado, entonces, como un objeto entre


los objetos, como una cosa entre las demás cosas.

Pero cabe aún, para la antropología, otra tarea, la cual surge


cuando el hombre ya no es tratado como una cosa, sino como
un sujeto, esto es, como yo, como nosotros.

Así, entonces, podríamos decir que la primera tarea corresponde a una Antropología
objetiva, mientras que la segunda tarea es propia de una Antropología biográfica2, en tanto
que nos interesa leer la vida del prójimo, y con ella la de nosotros mismos.

1
A.F. de Pablo R. Etchebehere, 4.Conclusión, p. 161: «Hemos llegado al final de estos apuntes. Después de releerlos uno
siente que en el fondo no ha pintado sino un rostro ajeno, o tal vez el que uno quisiera que fuera.»
2
“Subjetiva”.
2

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