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Esta perspectiva filosófica se desarrolla a partir del extrañamiento que surge frente a la
novedad de algo que se me presenta. Y eso que se me presenta es, en este caso, el hombre,
es decir, uno mismo.
La Antropología Filosófica es, entonces, esa disciplina que surge porque el hombre, yo
mismo, me resulto extraño, distinto y, frente a ese extrañamiento, busca alcanzar una cierta
verdad y una cierta certeza.
***
Así, para algunos el hombre es un viviente que está enfermo, ya sea orgánica o
psicológicamente. El hombre es, entonces, algo que necesita curarse y por lo tanto la
perspectiva desde la cual se lo estudia es la perspectiva de la enfermedad para la salud.
Para otros, en cambio está hecho a imagen y semejanza de Dios, "apenas inferior a un
ángel". El hombre así considerado es una realidad llamada a lo trascendente y, entonces,
estudiar al hombre es de algún modo estudiar lo divino que en él habita.
Finalmente encontramos los discursos para los cuales el hombre tiene una naturaleza
que está más allá de su cultura, de su salud, de su religión. Idea del hombre accesible
para todos, pero que solamente los filósofos pueden explicar, pueden entender.
Estos discursos desarrollan una idea de hombre en función de otro concepto (al cual se lo
supone claro).
Podemos ver en lo anterior algunos ejemplos de los diferentes discursos que hay sobre el
hombre: el discurso médico o el discurso psicológico, el discurso religioso, el discurso
sociológico, el discurso natural. Ahora bien, dada esta pluralidad de discursos... ¿con qué
sentido agregar uno más? ¿Para qué otro discurso más?
Consideramos que estos discursos simplemente desarrollan una idea de hombre en función
de otro concepto, ya sea la enfermedad o la salud -física o psíquica-, ya sea desde Dios como
modelo, ya sea desde la sociedad, o desde la naturaleza.
1
Pero ¿Quién sabe, acaso, lo que es la salud, lo que es la sociedad, la naturaleza? ¿Quién sabe
qué es Dios, como para desde Él decir lo que es el hombre?
Así, entonces, podríamos decir que la primera tarea corresponde a una Antropología
objetiva, mientras que la segunda tarea es propia de una Antropología biográfica2, en tanto
que nos interesa leer la vida del prójimo, y con ella la de nosotros mismos.
1
A.F. de Pablo R. Etchebehere, 4.Conclusión, p. 161: «Hemos llegado al final de estos apuntes. Después de releerlos uno
siente que en el fondo no ha pintado sino un rostro ajeno, o tal vez el que uno quisiera que fuera.»
2
“Subjetiva”.
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