El 10 de abril de 1912, el Titanic, el impresionante buque de pasajeros que se
creía invulnerable, partió de Southampton, Inglaterra, en su viaje inaugural con destino a Nueva York. Sin embargo, en la madrugada del 15 de abril de 1912, una tragedia sin precedentes sacudió al mundo entero cuando el Titanic chocó contra un iceberg en el Atlántico Norte. Aunque el Titanic estaba equipado con avanzadas tecnologías para su época, como compartimentos estancos y sistemas de seguridad, el iceberg abrió una serie de brechas en el casco del barco, lo que provocó que el agua se filtrara a gran velocidad y comprometiera su flotabilidad. A pesar de los esfuerzos desesperados de la tripulación por evacuar a los pasajeros en los botes salvavidas, la falta de suficientes botes y la confusión reinante resultaron en una tragedia sin precedentes. A pesar de los esfuerzos heroicos de muchos, el buque se hundió en las gélidas aguas del Atlántico Norte aproximadamente a las 2:20 a.m. hora local del 15 de abril de 1912. Se cree que alrededor de 1,500 personas murieron en el naufragio del Titanic de un total de aproximadamente 2,224 personas, según un informe preliminar. Este trágico evento ha generado conmoción y tristeza a nivel mundial, ya que el Titanic era considerado uno de los barcos más lujosos y avanzados de su tiempo. Se esperan investigaciones exhaustivas para determinar las causas del naufragio y se plantean preguntas sobre la seguridad marítima y la necesidad de regulaciones más estrictas en la industria naviera. Opinión: La tragedia del Titanic nos enseña que no debemos confiar mucho en la tecnología y tampoco subestimar la naturaleza ya que la seguridad y la vida humana son más importantes que los bienes materiales, y que siempre debemos ser precavidos y estar alerta ante posibles peligros, incluso en situaciones aparentemente seguras.