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El Titanic es uno de los barcos más famosos que han existido

nunca. Esta es su historia completa: su construcción, el viaje


inaugural, el fatídico choque con el iceberg, su hundimiento, el
rescate de los supervivientes y, décadas después, el
descubrimiento de los restos del naufragio y la inolvidable
película de James Cameron que consiguió varios premios
Oscar.
Barcos hundidos
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OLYMPIC, TITANIC Y GIGANTIC, LOS TRANSATLÁNTICOS MÁS


GRANDES
en 1907, los presidentes de la naviera White Star Line, Bruce Ismay, y
de los astilleros Harland & Wolff, William Perrie, pusieron en marcha
un ambicioso proyecto para construir un trío de transatlánticos que
debían ser los más grandes, rápidos y lujosos del mundo. Todo un
desafío de la ingeniería de principios de siglo XX. Decidieron
bautizarlos con nombres inspirados en la mitología griega: Olympic,
Titanic y Gigantic (cuyo nombre se cambió a Britannic después del
hundimiento del Titanic). De entre estos, el segundo se convirtió en
leyenda debido a su trágico destino y a que en su momento fue
publicitado como un barco casi insumergible. Era el barco más grande
y lujoso que se había construido nunca, pero naufragó en apenas tres
horas durante su viaje inaugural, la madrugada del 15 de abril de
1912.
Estás a un clic de conocer la historia mejor que nadie.
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Imagen: Javier Gómez (CC)

LA CONSTRUCCIÓN DEL TITANIC


Puesto que los barcos debían convertirse en los mejores del mundo,
en su construcción se cuidaron todos los detalles, especialmente en el
caso del RMS Titanic, el segundo de la triada. Aunque el diseño base
era el mismo, la experiencia de los primeros meses de servicio del
Olympic llevó a mejorar la siguiente nave en el aspecto técnico. Todo
ello hizo que aumentase el tonelaje del barco respecto a su hermano
mayor hasta que se convirtió en “el objeto móvil más grande jamás
creado”: 46.328 toneladas de peso, 270 metros de longitud y 53 de
altura.
Pero no solo el tamaño y el peso fueron absolutamente
excepcionales, sino que la velocidad de este gigante de los mares
también sería deslumbrante. Las mejoras en los motores, con 55.000
caballos de fuerza motora, le permitían navegar a una velocidad
máxima de 22,5 nudos (unos 42 kilómetros por hora). En definitiva, un
portento del mar que además se creó la fama de insumergible
(aunque sus creadores nunca afirmaron tal cosa categóricamente) a
pesar de su fatídico final. Esta fama se acrecentó gracias al empleo de
los mejores materiales en su construcción y al diseño de un casco de
doble fondo dividido en dieciséis compartimentos estancos, de modo
que el barco podría permanecer a flote hasta con cuatro de ellos
inundados: por desgracia, el choque con el iceberg inundó cinco. De
hecho, a pesar de acabar hundido en su primera travesía, el Titanic
era realmente uno de los barcos más seguros de su época.
El lujo del interior fue otro ámbito en el que se aplicaron grandes
mejoras respecto al Olympic. Los camarotes de primera clase del
Titanic fueron diseñados como un hotel de lujo y eran los mejores
que jamás había tenido un barco, con algunas suites de lujo que
contaban incluso con un pequeño espacio privado al aire libre, algo
de lo que carecían el resto de barcos de estas características. Por su
parte, los camarotes de segunda clase podían rivalizar con un
hotel y los de tercera, aunque mucho más simples, superaban a los
de segunda clase de muchas compañías. Pero donde realmente se
dejaba sentir el lujo era en los espacios comunes, especialmente en la
famosa Gran Escalera de primera clase que estaba rematada por una
espectacular y ostentosa cúpula de cristal por la que entraría la luz a
espuertas. Por si fuera poco, el barco contaba con gimnasio, salón,
sala de lectura, diversos comedores y cafés donde los pasajeros
podían explayarse y disfrutar. O lo que es lo mismo, El Titanic más
que un medio de transporte, se podía decir que era casi un hotel de

para saber más


lujo flotante que, además, te permitía viajar.
El Titanic, un hotel de lujo flotante
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EL VIAJE INAUGURAL DEL TITANIC


El 10 de abril de 1912, el Titanic zarpó del puerto inglés de
Southampton en su viaje inaugural hacia Nueva York. Lo que habría
de ser un viaje histórico por la grandeza del barco y la ingeniería
humana terminó pasando a la historia como una de los hundimientos
más famosos jamás ocurrido. Al mando de la nave estaba el
capitán Edward Smith, un veterano de la White Star Line. Este fue
elegido tanto porque ya había capitaneado el transatlántico Olympic,
que a nivel técnico era muy parecido al Titanic y llevaba un año
haciendo la misma ruta, como por su popularidad entre los pasajeros
recurrentes en este tipo de travesías. Este iba a ser su último viaje
antes de jubilarse, un premio para terminar su carrera por todo lo
alto… aunque terminó siendo todo lo contrario.
Antes de adentrarse en el océano Atlántico, el Titanic hizo escala en
Cherburgo (Francia) el mismo día y en Queenstown (actual Cobh,
Irlanda) al día siguiente para recoger a todos los pasajeros que habían
adquirido su pasaje. El viaje prometía ser una travesía tranquila,
por la aparente seguridad del barco y porque se tomaron medidas de
precaución considerables. El capitán Smith tomó una ruta más al sur
de lo habitual para evitar el peligro de los icebergs y durante la noche
de cerraban todas las aperturas en el castillo de proa para no
entorpecer la visión de los vigías.

EL CHOQUE DEL TITANIC CON EL ICEBERG


Pero tan solo cuatro días más tarde de su partida, el 14 de abril, a
pocos minutos para la medianoche, se produjo el fatídico choque con
el iceberg que, en pocas horas, hundiría el “barco casi insumergible”.
A posteriori se ha especulado sobre cuál fue la causa de este
choque y los investigadores continúan lanzando hipótesis al respecto.
Sí parece claro que varios factores contribuyeron al desastre: a esa
latitud, en principio, no debería haber icebergs; además, la noche sin
la luz de la luna y el mar en calma hicieron que el bloque de hielo
resultara casi indetectable.
Sin embargo, el vigía de guardia en el momento del choque, Frederick
Fleet advirtió al primer oficial William Murdoch, que en ese momento
sustituía al capitán al mando del Titanic de la presencia del
iceberg.
Este aviso llevó a Murdoch a tomar una decisión que resultaría fatal:
intentar esquivar el iceberg virando a babor y deteniendo los
motores. Esto provocó que, debido a la inercia del barco, el hielo
terminara golpeando y rasgando el casco por estribor, por debajo de
la línea de flotación. En minutos los compartimentos de seguridad
comenzaron a llenarse a una gran velocidad, creando una inundación
que resultó mortal para el barco.
¿POR QUÉ SE HUNDIÓ EL TITANIC?
Se ha especulado mucho sobre las causas del accidente, cómo se
podría haber evitado y si se podrían haber salvado más vidas durante
la evacuación. Algunos hechos no dejan lugar a dudas sobre ciertos
aspectos del salvamento, como el hecho de que el Titanic llevara
botes insuficientes para todos los pasajeros (aunque sí cumplía
con el número establecido por las regulaciones de transporte
marítimo de la época). También es cierto que los vigías no disponían
de binoculares lo bastante adecuados para una noche como la de la
tragedia, sin luna ni oleaje que indicara la presencia de icebergs.
Sin embargo, no es cierto como a veces se ha apuntado, que no se
prestara suficiente atención al diseño del barco y a los materiales de
construcción: las técnicas empleadas estaban a la vanguardia de la
época y, sobre el papel, el Titanic era realmente más seguro que casi
cualquier barco del momento. Uno de los pocos errores de diseño
que se han identificado y que influyó de forma decisiva en la tragedia
fue no tener en cuenta la escala del timón, demasiado pequeño para
un barco de tal magnitud. También es cierto que el acero del casco
tenía una proporción demasiado alta de azufre y fósforo, lo cual lo
exponía a una mayor fragilidad en aguas frías y que provocó que los
remaches saltaran con más facilidad.

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