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Mensaje de la Profeta
Montserrat Bogaert.
Publicado el29 enero, 2018
Dios nos está dando las directrices de cómo mantenernos en oración, en adoración y en
ayuno, pero ¿qué quiere el pueblo de Dios? ¿Qué queremos nosotros? Bendición.
Cuando vas a Su presencia, lo primero que Dios mira es tu corazón para ver si calificas,
entonces nosotros hemos olvidado nuestro corazón delante de Dios, nos hemos puesto
irracionales delante Su presencia; vamos tras un favor, pero no ponemos nuestro
corazón a Sus pies, entonces tú ves que oras, le pides a Dios, le dices, pero ¿qué pasa?
Es que tu corazón no está apto para recibir un beneficio, y Su palabra es clara, concisa
y precisa, a ella no hay que añadirle ni quitarle nada. Cuando tú quieras que Dios te
responda algo, primero mira tu corazón, así como vas al banco y te pones tu vestido, tu
maquillaje, te peinas, para que te vean una persona representable, para que después no
digan esta persona no tiene con qué pagar, Dios quiere que tú limpies tu corazón antes
de venir a Su presencia cada día, es decir, tenemos que lavarnos en Él, tenemos que
dejar de ser los mismos de ayer.
Salmos 101: 7
El que practique el engaño no morara en mi casa, el que habla mentira no
permanecerá en mi presencia.
En otras palabras, si en tu corazón hay engaño, hay mentiras, cuando tú estás postrada
delante de Dios, diciendo Señor bendíceme , lo que hay es un techo, no hay una
atmósfera, porque Dios no responde a lo que hay en tu corazón; entonces, estamos
postrados, queremos ver la presencia de Dios, estamos en su casa espiritual, pero
cuando entramos en Su presencia lo primero que Dios mira es nuestro corazón y la
intención que hay, pero como hay engaño y mentira Su presencia está fuera de nosotros
y estamos descubiertos porque no puede permanecer la presencia de Dios, por eso oras,
oras y oras, y no hay respuesta a tus oraciones, ¿por qué? porque no hay un oído para
escuchar, Dios quiere escuchar nuestro arrepentimiento para ser galardonador de sus
beneficios. Por eso muchos de nosotros nos frustramos en la oración, Dios no me
responde ¿qué le pasa a Dios?. Es tiempo de preguntarnos qué le pasa a nuestro
corazón, porque inmediatamente nos ponemos a cuentas con Dios, Señor arráncame esta
naturaleza, arráncame este engaño, arráncame esta mentira, no quiero estar así, vuelve la
presencia de Dios y permanece en ti. De ti depende que tus oraciones logren que Su
presencia permanezca.
Para que Dios me responda no son la horas, no son los días, no es el lugar, es el
corazón, es tu corazón. Muchos nos afanamos en decir tengo tantos días en ayuno, en
cilicio, me duele la espalda, me duele todo, pero lo único que estás recibiendo es suelo,
porque no estás recibiendo Su presencia.
Seis cosas aborrece Jehová, Y aun siete abomina su alma: Los ojos altivos, la lengua
mentirosa, Las manos derramadoras de sangre inocente, El corazón que maquina
pensamientos inicuos, Los pies presurosos para correr al mal, El testigo falso que
habla mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos.
Estas cosas Dios lo odia. Tenemos una mente para engañar, que hasta al mismo Dios lo
queremos engañar, engañamos a los que están a nuestro alrededor y piensas que a Dios
también y que dice la palabra que Dios no puede ser burlado; si pecaste, no entres
irreprensible a la presencia de Dios, mejor dile: Señor yo he pecado, conscientemente,
pero tu sangre me lava, me libera. La iglesia se ha acostumbrado a estar en mentira y
engaño.
Yo siempre oro y le pido perdón a Dios todos los días; cuando recuerdo algo digo Señor
hice esto que no era debido, perdóname, ayúdame a no volverlo a cometer, siempre ,
siempre , porque eso es lo que abre la puerta; Yo no hago nada, ni salir a la calle sin Su
presencia, yo quiero que Él esté conmigo, que andemos de la mano, que donde yo esté
Él vaya conmigo; entonces, si el odia el engaño, la mentira, échate para allá, porque yo
no ando con mafiosos, porque los engañadores y mentiroso son mafiosos.
El engaño y la mentira te hacen salir de Su presencia. Dios quiere convicción para traer
el cambio a tu vida.
Mateo 21:18-19
Por la mañana, volviendo a la ciudad, tuvo hambre. Y viendo una higuera cerca del
camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente; y le dijo: Nunca
jamás nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera.
Hay cristianos llenos de religiosidad como la higuera, que están llenos de ramas y no de
fruto, porque cuando hay oración, hay frutos, hay respuesta de Dios, hay convicción,
hay transformación. La higuera representa al cristiano que no entiende que tiene que
cambiar y ser trasformados, y que le dijo Jesús, te secas, porque en el momento que
tienes para permanecer en mí, has estado fuera solo echando hojas, esos son lo que está
hablando tonterías. La religiosidad te hace ser bulto, por eso dijo en la palabra: y una
parte de la semilla cayó junto al camino y ¿qué pasó? Vinieron las aves y se las
comieron; ¿dónde estaba la semilla? junto al camino, ¿dónde estaba la higuera? junto al
camino, donde no hay producción; tienes que estar en el camino, no junto, porque
junto no hay permanencia, ¿qué hicieron cuando estás junto al camino y no quieres
obedecer la palabra de Dios? vienen las aves y te roban la palabra.
La iglesia tiene que ser bendecida, pero con engaños la iglesia no va ser prosperada, las
finanzas no van a ser soltadas, los milagros no van a ser soltados. Cuando la verdad
llega, nosotros atesoramos el reino, no hay quien nos lo quite; la verdad te hace
propietario, entonces si tú no tienes engaños ni mentiras y la obra es para el reino, y si
aún tus oraciones no son contestadas, entonces te falta un ingrediente, el de la fe. Hay
gente que no tienen engaño ni mentira pero son como muertos, no tienen fe, la palabra
es bien clara, si tienes fe como este grano de mostaza, le dirías al monte quítate y se va
quitar. Es la fe que mueve las montañas, es la fe que mueve los cielos; entonces hay
gente pasiva en la fe, la fe tiene que ser explosiva, cuando te viene el espíritu de duda es
que no hay fe.
Dice 1 de Tesalonicenses 5: 17
No es un día, es todos los días, márcalo en el calendario, oré hoy no con engaño ni
mentira, no para mi propio deleite, oré con fe, oré ferviente y llevo un día más anotado,
porque Daniel prefirió entrar a la boca de los leones antes que le corten un día de
oración. Daniel dijo si yo corto la oración soy preso de los leones, pero si yo oro los
leones serán la presa mía.