Está en la página 1de 123

DEG

Gioconda Saltos Saltos

MANUAL DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO

CORPORACIÓN DE ESTUDIOS Y PUBLICACIONES


Quito D. M., 2017

2
DEG

CORPORACIÓN DE ESTUDIOS Y PUBLICACIONES (CEP)


Manual de Derecho Internacional Público
Gioconda Saltos Saltos
Revisión
Departamento Jurídico Editorial - CEP

Diagramación

Departamento de Diagramación - CEP

Derecho de Autor No.: 029086: 26-jun-2008


Depósito Legal: 004040: 26-jun-2008
ISBN No.: 978-9942-06-360-1
Tiraje: 500
Edición: Primera. Junio 2008
Edición: Segunda. Noviembre 2017

Quito - Ecuador

La Corporación de Estudios y Publicaciones no se responsabiliza por las opiniones contenidas


en esta publicación, que son de exclusiva responsabilidad de su autor.
Todos los derechos sobre el contenido de esta obra pertenecen a la Corporación de Estudios y
Publicaciones. Prohibida su reproducción total o parcial así como su incorporación a sistemas
informáticos, su traducción, comunicación pública, adaptación, arreglo u otra transformación
sin autorización expresa de la Corporación.

3
DEG

PARTE I
GENERALIDADES

1.1 Concepto de derecho internacional público


y sus distintas denominaciones
Concepto
El derecho internacional público es el conjunto de normas y principios nacidos de fuentes
internacionales particulares que regulan las relaciones entre los sujetos internacionales.
Al decir relaciones entre sujetos internacionales nos estamos refiriendo a las relaciones entre
Estados, o de éstos con organismos internacionales, o de los organismos internacionales entre sí,
incluyendo a los ciudadanos en sus intereses particulares, respecto de los Estados y respecto de los
organismos internacionales, lo cual en la actualidad resulta imperativo.
Esta definición ha tomado en cuenta la evolución del derecho internacional, tan cambiante en
los últimos años y que ha llegado a incorporar otros sujetos, susceptibles de obligaciones,
responsabilidades y derechos.
El derecho internacional público es, desde el punto de vista de las fuentes, el ordenamiento
jurídico de la comunidad internacional.
Debemos recordar la definición clásica de derecho internacional público, es decir aquella
expuesta por tratadistas tradicionales como CHARLES ROUSSEAU, TRUYOL Y SERRA,
CALVO, MANUEL FRANCISCO MÁRMOL, KOROVÍN y otros, quienes lo definían como el
conjunto de normas o principios que regulan las relaciones jurídicas de los Estados entre sí.
Esta definición consideraba a los Estados como únicas personas del derecho internacional
público, ya que los organismos internacionales y las personas particulares no formaban parte del
mismo, lo cual en la actualidad resulta un concepto incompleto.
Existen tantas definiciones de derecho internacional público, como tratadistas hay, en cada
documento investigado o consultado, existe un concepto diferente, aunque los elementos que
forman parte de él son generales. De esta manera, si tomamos como referencia los elementos
comunes de dicha definición, podemos decir que el derecho internacional es el conjunto de normas
y principios que se aplican en la sociedad internacional, tanto en las relaciones entre Estados
soberanos, como respecto a las organizaciones internacionales; y de éstas, en las relaciones con sus
similares o con los Estados; y, aquellas que se aplican directamente a los individuos, principalmente
en las relaciones con los otros sujetos del derecho internacional.
Denominaciones del derecho internacional público
No obstante que existían relaciones entre los pueblos, desde el inicio mismo de su organización,
éstas fueron creciendo y desarrollándose en la medida que crecía la necesidad de comerciar entre
ellos y de establecer ciertas estrategias de acercamiento. Sin embargo, el derecho internacional
empieza a surgir unido a los grandes Estados de Europa, en el siglo XVI, aunque lo hacía apegado
al concepto y respeto del principio de la soberanía de los Estados, caracterizado por situaciones
emanadas de la práctica y por su estrecha relación con la política.
En la época moderna, ya en el siglo XX, las relaciones internacionales toman un nuevo cariz, se
fortalecen los acuerdos entre los Estados, se profundiza en la práctica de la diplomacia y se adoptan
una serie de normas que iban rigiendo esas relaciones, hasta enriquecer el derecho internacional, al
que se lo venía denominando como “derecho de las Naciones”, “derecho universal” y “derecho de
gentes” (jus gentium).
El jus gentium, fue parte del derecho público (jus publis), que regía las relaciones del Estado
romano con los otros Estados, ejemplo: declaraciones de guerras, tratados de paz o de alianzas. Pero

4
DEG

además fue una colección de reglas y principios que eran comunes en las instituciones que
prevalecían entre las distintas tribus italianas.
El jus inter gentes fue el vocablo que se lo introdujo en casi todos los idiomas para referirse al
derecho internacional.
En cuanto al derecho universal, encontramos una definición que incluye la idea general con la
que se pretendía describir a esta ciencia: “El derecho universal es el que abarca todos los fenómenos
jurídicos con una específica referencia a proyección mundial, comprendiendo una justicia en la que
el ser humano como integrante de la humanidad vive en el espacio total” (Ciuro Caldani, 2001). Es
decir, la idea de un derecho universal, que estudia la relación del hombre con el espacio universal
en el cual habita.
Otras denominaciones con las cuales se ha conocido al derecho internacional son: derecho
transnacional o derecho de las naciones.
1.2 Diferencias entre derecho internacional público
y el derecho público interno
Existen diferencias importantes entre las normas del derecho internacional y las del derecho
interno, tanto en el ámbito del origen y de la naturaleza, como en el de la aplicación de cada uno de
ellos, algunas de esas diferencias son las siguientes:

El derecho interno regula la conducta o las relaciones entre los individuos (derecho
privado) y entre el individuo y el Estado (derecho público), mientras que el derecho
internacional, regula las relaciones entre los Estados, los organismos internacionales y
los demás sujetos del derecho internacional público, incluyendo al ser humano.
El derecho interno se nos presenta como un derecho de subordinación, en tanto que el
internacional como un derecho de coordinación, ya que el primero procede de la
voluntad unilateral del Estado que las dictó, y el segundo, de la voluntad común de dos o
más Estados. Entre sus cometidas está armonizar normas comunes.
Las normas del derecho interno son promulgadas por la autoridad competente y se
aplican o se imponen necesariamente a los particulares. En tanto que en las del derecho
internacional, basta la coincidencia de voluntades entre los Estados, impuestas a ellos
mismos o las organizaciones internacionales o supranacionales.
El derecho interno es un derecho con fuerza coercitiva, la misma que está organizada de
un modo conveniente. El derecho internacional tiene relativa fuerza coercitiva, ésta ha
sido impuesta por las organizaciones internacionales supranacionales y consisten, más en
condenas impuestas por la opinión pública internacional, sin desconocer, desde luego, la
acción de los Tribunales de Justicia Internacionales, como el de la Haya y la Corte Penal
Internacional, auténticos tribunales de justicia que imponen penas coercitivas.

1.3 Lugar que ocupa el derecho internacional público en


el ordenamiento jurídico: doctrinas dualista y monista
En el territorio del Estado tienen vigencia tanto las normas de derecho internacional como las
normas de derecho interno, y pueden estar en vigor conjuntamente. Si unas no se oponen a las otras,
o hay coincidencia entre ambas, no existe problema; sin embargo, si dichas normas se oponen entre
sí, o si hay discrepancia entre una y otra disposición, será necesario establecer la prevalencia de una
de ellas.
Al respecto, se han mantenido dos teorías llamadas dualista y monista, las cuales describiremos
a continuación:
1.3.1 Teoría Dualista

5
DEG

La cual reconoce que el Orden Jurídico Internacional y el Orden Jurídico Interno son dos
sistemas diferentes, independientes, separados, que nunca llegan a fundirse y que por lo tanto no
debe existir conflicto entre ellos, ya que ambos ordenamientos poseen características diferentes.
Esta teoría es defendida entre otros por ANZILOTTI y representada todavía hoy por la doctrina
italiana.
Las características que las difieren son las siguientes:
Diferentes fuentes
En el derecho interno la principal fuente es la ley, la cual es producto de la voluntad unilateral
del legislador. En el derecho internacional no hay un legislador internacional capaz de crear normas
jurídicas de manera unilateral para someter a esa ley a los Estados que conforman la Comunidad
Internacional. Su principal fuente está constituida por los tratados internacionales, que son producto
de la voluntad conjunta de los Estados que los celebran y que dan su consentimiento a través de las
normas que generalmente esos mismos tratados las contienen.
Diferentes sujetos
En el derecho interno, las normas jurídicas están destinadas a gobernantes y gobernados. En el
derecho internacional ese destino es para los Estados principalmente, aunque hay casos en que esas
normas están también destinadas a gobernantes y gobernados de esos Estados.
Diferente poder de coacción
Las leyes nacionales poseen la fuerza obligatoria en el orden interno y los ciudadanos pueden
ser llevados por la fuerza a los tribunales, si incumplieron una norma; en el orden Internacional,
existen los tribunales internacionales, pero no tienen la fuerza obligatoria para someter a un Estado
demandado, siempre es necesario que los Estados acepten la jurisdicción de dicha Corte.
Diferentes ámbitos territoriales
Las normas de derecho interno se aplican en todo el territorio nacional para el cual fue hecha y
por excepción, expresamente determinada, se aplicará extraterritorialmente, sin embargo, la norma
de derecho internacional ha sido hecha para aplicarse en el territorio comunitario o de los Estados
partes. (Ley Supranacional).
Las críticas en contra de esta teoría se basan no sólo en razones metodológicas sino filosóficas e
históricas, como aquellas que no se puede admitir la coexistencia de dos órdenes jurídicos
supuestamente heterogéneos. Sostienen, además, que esta doctrina llevaría a negar la existencia del
derecho internacional.
Por otro lado, en la actualidad, no se puede admitir que el único sujeto de derecho internacional
sea el Estado, existen organizaciones no gubernamentales e incluso individuos que son parte de las
relaciones. Además, como son dos sistemas autónomos, entre los cuales no hay subordinación, la
norma internacional para ser aplicada en el territorio de un Estado necesita ser incorporada a la
legislación nacional, a través de un acto legislativo interno.
1.3.2 Teoría Monista
Toma como punto de partida la unidad de normas jurídicas. Está constituido según el principio
de subordinación, es decir todas las normas jurídicas se hallan subordinadas, las unas a las otras, en
un orden jerárquico. Esta teoría ha sido expresada por KELSEN, principalmente y en Francia, fue
extendida al derecho internacional por SCELLE, autor que fundamenta la unidad del sistema
jurídico sobre la unidad social de los grupos que entran en relación.
KELSEN y otros tratadistas, admiten que desde el punto de vista científico los dos sistemas a
los cuales puede dar nacimiento el monismo (es decir primacía del derecho interno o primacía del
derecho internacional) son igualmente admisibles, pudiendo elegirse una norma cualquiera como
punto de partida del sistema jurídico total. Dice ROUSSEAU que “si KELSEN defiende la primacía

6
DEG

del derecho internacional, no es por razones de orden científico, sino por consideraciones de orden
práctico: la primacía del derecho interno provocaría en efecto la división del derecho internacional
y como consecuencia, su negación” (ROUSSEAU, Derecho Internacional Público profundizado,
1966, pág. 17).
1.3.2.1 El monismo con primacía del derecho interno
Son varios los defensores de esta concepción, la llamada “Escuela de Bonn”, algunos franceses,
y más ampliamente los juristas soviéticos, que admiten que el derecho internacional deriva del
derecho interno, desembocándose así en una concepción unitaria del derecho, con primacía del
derecho público nacional.
Quienes sostienen esta doctrina, lo hacen bajo estas argumentaciones:
La ausencia de una autoridad supraestatal, por lo que cada Estado determina libremente
cuáles son sus obligaciones internacionales y permanece en principio como único juez del
modo en que las ejecuta;
El fundamento puramente constitucional ‒por lo tanto, interno‒ de las obligaciones
competentes para concluir los tratados en nombre del Estado y obligar a éste en el plano
internacional.
Las objeciones que se hacen a esta doctrina son:

Es insuficiente, ya que no vale en definitiva sino con respecto a los tratados, cuya fuerza
obligatoria hace descansar sobre la Constitución de cada Estado.
Le contradice el propio derecho internacional positivo. Si las obligaciones
internacionales reposaran sobre la Constitución del Estado, su validez debería estar
subordinada a la de la Constitución en base a la cual fueron concertadas.

1.3.2.2 El monismo con primacía del derecho internacional


En esta acepción, es el derecho interno el que deriva del derecho internacional, y le concibe a
éste como un orden jurídico jerárquicamente superior. No hay aquí dos órdenes jurídicos
coordinados, sino dos órdenes jurídicos de los cuales uno, el internacional, es superior; y el otro el
derecho interno es el subordinado.
El orden jurídico interno es derivado del orden jurídico internacional y colocado bajo su
supremacía, es así de acuerdo con la fórmula de KELSEN, un “derivado” o una “delegación” del
derecho internacional. Esta concepción fue defendida por la escuela normativa austriaca (KELSEN,
VERDROSS) y por la francesa.
La crítica a esta teoría es que, sin embargo, de ser evidentemente más satisfactoria:

El monismo llega a suprimir toda distinción entre el derecho internacional y el derecho


interno, para fundir los dos en un derecho universal unificado.
El monismo sería contrario a la verdad histórica, pues haría al derecho interno una
simple “delegación” del derecho internacional.
El monismo desconoce ciertos datos formales del derecho positivo, especialmente por su
teoría de la derogación automática de las normas jurídicas inferiores contrarias. MIGUEL
D’ESTÉFANO (1974) describe el monismo de la siguiente manera:

(…) el Derecho Nacional y el Internacional forman parte de un sistema jurídico unitario,


dentro del cual hay dos modalidades:

La teoría del primado del derecho interno o monistas constitucionalistas, que reduce el
derecho internacional en una parte del derecho interno, reconociendo la preeminencia

7
DEG

de la ley nacional sobre la internacional (generalizada por los juristas alemanes de


principios del siglo pasado).
La teoría del primado internacional o monistas internacionales, que afirma la
preeminencia de la ley internacional sobre la ley nacional y que a su vez se subdivide
en dos corrientes:

Del monismo radical (KELSEN, SCELLE), que sostiene que no es posible un derecho
interno opuesto al derecho internacional, en cuyo caso, sufriría ipso facto de nulidad (lo que
refleja el pensamiento imperialista, porque los Estados que ejercen papel preponderante en
la elaboración del derecho internacional se hallarán en condiciones de dominar los Estados
menos influyentes, llegando hasta edificar el derecho interno de éstos).
Del monismo moderado (VERDROSS, LAUTERPACH y otros), quienes sostienen que el
derecho interno con respecto al internacional no es nulo y obliga a las autoridades del
Estado correspondiente. Esas leyes internas constituyen una infracción y pueden ser
impugnadas por los procedimientos propios del derecho internacional (D’ESTÉFANO, 1974,
págs. 8 y 9).
1.4 Referencia a las disposiciones del derecho constitucional ecuatoriano al respecto
La Constitución de la República del Ecuador, norma suprema del Estado, contiene las pautas
que guían su accionar en el campo internacional, en lo que se refiere al manejo de la política
exterior y las relaciones del Estado con sus similares, con los organismos internacionales y los
ciudadanos en sus cuestiones con los Estados y con los organismos internacionales, promoviendo
una adecuada inserción del país en el mundo.
La Constitución vigente (aprobada mediante Referéndum del pueblo ecuatoriano en 2008),
contiene normas relativas a los asuntos internacionales principalmente en su Título VIII, las mismas
que podríamos agruparlas en cuatro aspectos:

Principios que deben tenerse en cuenta en las relaciones del Ecuador con la comunidad
internacional.
El manejo de la política internacional: atribuciones del Ejecutivo. Normas sobre asuntos
de carácter internacional que afectan a los ciudadanos.
Los tratados e instrumentos internacionales, reglas para su celebración: suscripción,
ratificación y denuncia.
Preceptos sobre integración latinoamericana, como objetivo estratégico del Estado.

1.4.1 Principios que deben tenerse en cuenta sobre las relaciones del Ecuador con la Comunidad
Internacional
La Constitución de la República (2008) contempla en el Título VIII “RELACIONES
INTERNACIONALES”, Capítulo primero: “Principios de las relaciones internacionales”, lo
siguiente:
Las relaciones del Ecuador con la comunidad internacional responderán a los intereses del
pueblo ecuatoriano, al que le rendirán cuenta sus responsables y ejecutores, y, en
consecuencia:

1. Proclama la independencia e igualdad jurídica de los Estados, la convivencia


pacífica y la autodeterminación de los pueblos, así como la cooperación, la
integración y la solidaridad.
2. Propugna la solución pacífica de las controversias y los conflictos internacionales y
rechaza la amenaza o el uso de la fuerza para resolverlos.

8
DEG

3. Condena la injerencia de los Estados en los asuntos internos de otros Estados, y


cualquier forma de intervención, sea incursión armada, agresión, ocupación o
bloqueo económico o militar.
4. Promueve la paz, el desarme universal, condena el desarrollo y uso de armas de
destrucción masiva y la imposición de bases o instalaciones con propósitos militares
de unos Estados en el territorio de otros.
5. Reconoce los derechos de los distintos pueblos que coexisten dentro de los Estados,
en especial el de promover mecanismos que expresen, preserven y protejan el
carácter diverso de sus sociedades, y rechaza el racismo, la xenofobia y toda forma
de discriminación.
6. Propugna el principio de ciudadanía universal, la libre movilidad de todos los
habitantes del planeta y el progresivo fin de la condición de extranjero como
elemento transformador de las relaciones desiguales entre los países, especialmente
Norte–Sur.
7. Exige el respeto de los derechos humanos, en particular de los derechos de las
personas migrantes, y propicia su pleno ejercicio mediante el cumplimiento de las
obligaciones asumidas con la suscripción de instrumentos internacionales de derecho
humanos.
8. Condena toda forma de imperialismo, colonialismo, neocolonialismo, y reconoce el
derecho de los pueblos a la resistencia y liberación de toda forma de opresión.
9. Reconoce al derecho internacional como norma de conducta, y demanda la
democratización de los organismos internacionales y la equitativa participación de
los Estados al interior de éstos.
10. Promueve la conformación de un orden global multipolar con la participación activa
de bloques económicos y políticos regionales, y el fortalecimiento de las relaciones
horizontales para la construcción de un mundo justo, democrático, solidario, diverso
e intercultural.
11. Impulsa prioritariamente la integración política, cultural y económica de la Región
Andina, de América del Sur y de Latinoamérica.
12. Fomenta un nuevo sistema de comercio e inversión entre los Estados, que se sustente
en la justicia, la solidaridad, la complementariedad, la creación de mecanismos de
control internacional a las corporaciones multinacionales y el establecimiento de un
sistema financiero internacional justo, transparente y equitativo. Rechaza que
controversias con empresas privadas extranjeras se conviertan en conflictos entre
Estados.
13. Impulsa la creación, ratificación y vigencia de instrumentos internacionales para la
conservación y regeneración de los ciclos vitales del planeta y la biósfera (art. 416).

Estos principios que han sido universalmente reconocidos y practicados por la mayor parte de
los países se tornan esenciales al momento de la adopción de una norma internacional, o incluso
para el pronunciamiento del país en casos de respaldo o condena a las acciones de otro Estado, o de
un organismo supranacional. Y desde luego, rigen en la política internacional y en la convivencia
armónica de los Estados. Algunos de estos principios se encuentran reconocidos por la
Organización de las Naciones Unidas en su Carta (Naciones Unidas, 1945, art.1 y 2), así como en la
Carta de los Estados Americanos (OEA, 1948, art. 3), instrumentos suscritos en 1945 el primero y
en 1948 el segundo.
1.4.2 El manejo de la Política Internacional: atribuciones
del Ejecutivo. Normas sobre asuntos de carácter internacional que afectan a los ciudadanos
El artículo 147 de la Constitución de la República del Ecuador, numeral 10, dispone:

9
DEG

Son atribuciones y deberes de la Presidenta o Presidente de la República, además de los que


determine la Ley… 10. Definir la política exterior, suscribir y ratificar los tratados
internacionales, nombrar y remover a embajadores y jefes de misión (…)(Constitución de la
República del Ecuador, 2008, art. 147).
Es decir, de acuerdo con nuestra Constitución, es privativo del Presidente de la República
definir la política exterior y por lo tanto dirigir las relaciones internacionales. Y es el Ministerio de
Relaciones Exteriores, a través del servicio exterior, quien ejecuta la política internacional de la
República, vela por el respeto de la personalidad, soberanía, independencia, dignidad e integridad
territorial de la República y asegura la defensa de sus derechos y la protección de sus intereses,
según determina la Ley Orgánica del Servicio Exterior (Congreso del Ecuador, 2006).
Pero, además, el Presidente de la República tiene la atribución constitucional de “cumplir y
hacer cumplir la Constitución, las leyes, los tratados internacionales y las demás normas jurídicas
dentro del ámbito de su competencia (…)” (Constitución de la República del Ecuador, 2008, art.
147, num. 1), otorgándole la obligación de respetar y hacer respetar las normas adoptadas por el
Estado ecuatoriano, en razón de la celebración y formalización de los instrumentos internacionales.
Entre las otras normas de política internacional que afectan a los ciudadanos y que están
contenidos en la Constitución encontramos que la sección tercera, del capítulo tercero, del título II,
se refiere a la movilidad humana como uno de los derechos de las personas o grupos de atención
prioritaria; es decir el reconocimiento a las personas del derecho a migrar y la prohibición de
considerar como ilegal a un ser humano por su condición migratoria (art. 40).
En el artículo 41 se reconocen los derechos de asilo y refugio, de acuerdo con la ley y los
instrumentos internacionales de derecho humanos y la protección del Estado a los asilados y
refugiados.
Se reconoce también la igualdad de los extranjeros con los nacionales, sobre todo en la garantía
de los derechos incluyendo el voto para los que hayan residido en el país por más de cinco años (art.
9 y 63).
La Constitución prohíbe la devolución o expulsión de extranjeros a un país donde su vida,
libertad, seguridad o integridad o de sus familiares peligren, por causas de su etnia, religión,
nacionalidad, ideología, etc. Además, prohíbe la expulsión de colectivos de extranjeros. Los
procesos migratorios –dice– deberán ser singularizados (art. 66, num. 14).
1.4.3 Los Tratados Internacionales. Facultad del Ejecutivo para celebrarlos y ratificarlos y del
Legislativo para aprobarlos
El artículo 418 de la Constitución de la República (2008), dispone categóricamente que:
A la Presidenta o Presidente de la República le corresponde suscribir o ratificar los tratados
y otros instrumentos internacionales (…).
La Presidenta o Presidente de la República informará de manera inmediata a la Asamblea
Nacional de todos los tratados que suscriba, con indicación precisa de su carácter y
contenido. Un tratado solo podrá ser ratificado, para su posterior canje o deposito, diez días
después de que la Asamblea haya sido notificada sobre el mismo (art. 148).
Disposición ésta que confirma la responsabilidad compartida de Ejecutivo y Legislativo en la
celebración de tratados internacionales. Pero además ratifica que la Asamblea Nacional, depositaria
directa de la voluntad del pueblo, participe en el conocimiento y aprobación de los tratados
internacionales que le comprometen.
De esta forma el artículo 419 de la misma Constitución (2008) señala que:
La ratificación o denuncia de los tratados internacionales requerirá la aprobación previa de
la Asamblea Nacional en los casos que:

10
DEG

1. Se refieran a materia territorial o de límites.


2. Establezcan alianzas políticas o militares.
3. Contengan el compromiso de expedir, modificar o derogar una ley.
4. Se refieran a los derechos y garantías establecidas en la Constitución.
5. Comprometan la política económica del Estado establecida en su Plan Nacional de
Desarrollo a condiciones de instituciones financieras internacionales o empresas
transnacionales.
6. Comprometan al país en acuerdos de integración y de comercio.
7. Atribuyan competencias propias de orden jurídico interno a un organismo
internacional o supranacional.
8. Comprometan el patrimonio natural y en especial el agua la biodiversidad y su
patrimonio genético (art. 419).

Con lo cual debemos admitir que hay otros tratados internacionales, cuya materia específica no
está señalada en esta disposición que no requieren de la aprobación de la Asamblea Nacional para
su ratificación o denuncia.
La facultad de la Asamblea Nacional está expresamente señalada en el numeral 8 del artículo
120 de la Constitución de la República (2008) que dice: “La Asamblea Nacional tendrá las
siguientes atribuciones y deberes, además de las que determine la ley: (…) 8. Aprobar o improbar
los tratados internacionales, en los casos que corresponda” (art. 120, num. 8).
Y los casos que le corresponde son aquellos que los hemos encontrado señalados en el artículo
419 de la propia Ley Suprema.
Los tratados internacionales que vayan a ser ratificados por parte de la Asamblea Nacional
deberán contar con el dictamen previo y vinculante de la Corte Constitucional, según lo dispuesto
en el Artículo 438, numeral primero.
La Constitución de la República que entró en vigencia en octubre de 2008, introdujo algunas
innovaciones en esta materia, por ejemplo, volvió a establecer disposiciones sobre la denuncia de
un tratado internacional aprobado, que le corresponde al Presidente de la República, pero debe
contar, además, con la aprobación previa de la Asamblea Nacional. Esta disposición no constaba en
las Constituciones de 1998, ni en la de 1946, aunque si en las de 1967 y de 1945. Del mismo modo
la denuncia de un tratado internacional aprobado en referéndum requiere del mismo trámite que lo
aprobó.
Otras innovaciones introducidas en la Constitución (2008) son las contempladas en los artículos
420, 421 y 422, transcritos a continuación:
Art. 420.- La ratificación de tratados se podrá solicitar por referéndum, por iniciativa
ciudadana o por la Presidenta o Presidente de la República.
Art. 421.- La aplicación de los instrumentos comerciales internacionales no menoscabará,
directa o indirectamente, el derecho a la salud, el acceso a medicamentos, insumos,
servicios, ni los avances científicos y tecnológicos.
Art. 422.- No se podrá celebrar tratados o instrumentos internacionales en los que el Estado
ecuatoriano ceda jurisdicción soberana a instancias de arbitraje internacional, en
controversias contractuales o de índole comercial, entre el Estado y personas naturales o
jurídicas privadas.
Se exceptúan los tratados e instrumentos internacionales que establezcan la solución de
controversias entre Estados y ciudadanos en Latinoamérica por instancias arbitrales
regionales o por órganos jurisdiccionales de designación de los países signatarios. No

11
DEG

podrán intervenir jueces de los Estados que como tales o sus nacionales sean parte de la
controversia.
En el caso de controversias relacionadas con la deuda externa, el Estado ecuatoriano
promoverá soluciones arbitrales en función del origen de la deuda y con sujeción a los
principios de transparencia, equidad y justicia internacional (Constitución de la República
del Ecuador, 2008).
1.4.3.1 Los tratados internacionales de derechos humanos
Desde hace varios años ya el derecho constitucional en varios países venía reconociendo a los
tratados internacionales de derechos humanos una jerarquización a nivel de la propia Constitución,
incluso y no muy pocos los sitúan por encima de ella. Sin duda esta fue una conquista de quienes
han trabajado constantemente por la defensa y el desarrollo de los derechos humanos en el mundo.
En el caso del Ecuador, en forma expresa, se encuentra señalada esta disposición en el segundo
inciso del artículo 424 que dice:
La Constitución y los tratados internacionales de derechos humanos ratificados por el
Estado que reconozcan derechos más favorables a los contenidos en la Constitución,
prevalecerán sobre cualquier otra norma jurídica o acto del poder público (Constitución de
la República del Ecuador, 2008, art. 424).
Por otro lado, es necesario dejar señalado que son de aplicación directa e inmediata estas
normas previstas en instrumentos internacionales de derechos humanos, así lo dispone el artículo
426, la condición es, que dichas normas de los tratados de derechos humanos sean más favorables a
las establecidas en la Constitución, y deben ser aplicadas, aun si las partes no las invocan
expresamente.
1.4.4 Preceptos sobre integración latinoamericana,
como objetivo estratégico del Estado
El Ecuador ha sido tradicionalmente un país integracionista, generalmente ha estado dispuesto
siempre a asociarse con otros Estados para formar uniones políticas, económicas o sociales,
regionales o subregionales e incluso mundiales encaminadas a la armonización de políticas y
normas comunes tendientes a lograr el bien común de sus pobladores.
La Constitución del Ecuador coloca entre los objetivos estratégicos del Estado a la integración y
señala que en forma especial será considerada la integración con los países de Latinoamérica.
En el artículo 423 de la Constitución se encuentran señalados los compromisos del Estado
ecuatoriano en esta materia:
La integración, en especial con los países de Latinoamérica y el Caribe será un objetivo
estratégico del Estado. En todas las instancias y procesos de integración, el Estado
ecuatoriano se comprometerá a:

1. Impulsar la integración económica, equitativa, solidaria y complementaria; la unidad


productiva, financiera y monetaria; la adopción de una política económica
internacional común; el fomento de políticas de compensación para superar las
asimetrías regionales; y el comercio regional, con énfasis en bienes de alto valor
agregado.
2. Promover estrategias conjuntas de manejo sustentable del patrimonio natural, en
especial la regulación de la actividad extractiva; la cooperación y complementación
energética sustentable; la conservación de la biodiversidad, los ecosistemas y el
agua; la investigación, el desarrollo científico y el intercambio de conocimiento y
tecnología; y la implementación de estrategias coordinadas de soberanía alimentaria.
3. Fortalecer la armonización de legislaciones nacionales con énfasis en los derechos y

12
DEG

regímenes laboral, migratorio, fronterizo, ambiental, social, educativo, cultural y de


salud pública, de acuerdo con los principios de progresividad y de no regresividad.
4. Proteger y promover la diversidad cultural, el ejercicio de la interculturalidad, la
conservación del patrimonio cultural y la memoria común de América Latina y del
Caribe, así como la creación de redes de comunicación y de un mercado común para
las industrias culturales.
5. Propiciar la creación de la ciudadanía latinoamericana y caribeña; la libre circulación
de las personas en la región; la implementación de políticas que garanticen los
derechos humanos de las poblaciones de frontera y de los refugiados; y la protección
común de los latinoamericanos y caribeños en los países de tránsito y destino
migratorio.
6. Impulsar una política común de defensa que consolide una alianza estratégica para
fortalecer la soberanía de los países y de la región.
7. Favorecer la consolidación de organizaciones de carácter supranacional conformadas
por Estados de América Latina y del Caribe, así como la suscripción de tratados y
otros instrumentos internacionales de integración regional.

1.5 El derecho internacional público como un derecho imperfecto


Tradicionalmente lo que se ha pretendido es establecer el carácter jurídico de esta disciplina,
con el objetivo de fundamentar si el derecho internacional público es una verdadera disciplina
jurídica o una disciplina inconclusa, defectiva. Se han establecido dos grupos de tratadistas, los que
niegan el carácter jurídico del derecho internacional público y los que defienden dicho carácter.
Los argumentos de aquellos que niegan su carácter jurídico, se basan principalmente en que lo
consideran como una simple política internacional y no un verdadero derecho, o como un simple
conjunto de normas morales, es decir no jurídicas, ni obligatorias. Otros lo consideran solamente un
“derecho sui géneris”, es decir un conjunto de normas válidas solamente para los contratantes y
que el derecho internacional es solo el conjunto de normas aparecidas de los acuerdos bilaterales o
multilaterales.
Por otro lado, están además, quienes consideran al derecho internacional como “un derecho
imperfecto”, como el alemán SABIGNY, debido principalmente a tres aspectos: 1.- Por falta de
normatividad, pues no existe un legislador universal que dicte dichas normas, por lo tanto no se
puede considerar un derecho positivo; 2.- Carece de coercitividad, su cumplimiento no va
acompañado de una fuerza represiva que garantice su cumplimiento y su incumplimiento no acarrea
sanciones efectivas 3.- Por la falta de unión sistemática, pues se trata de normas desarticuladas,
aisladas, con un lento mecanismo de armonización, que depende de la voluntad política de los
Estados y que, en ciertos casos, no logran encajar adecuadamente en el derecho interno de muchos
Estados.
Estos argumentos no dejan de ser una exposición de las falencias de las cuales se ve afectado el
derecho internacional público, sin embargo, no llega a constituirse en un fundamento jurídico o
doctrinario que niegue verdaderamente el carácter jurídico del derecho internacional público.
PARTE II
FUNDAMENTOS DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO

2.1 Fundamentos de validez de la norma internacional


Para que el derecho internacional público tenga plena validez y sus normas sean consideradas
válidas y aplicables, es necesario establecer la base o soporte lógico, histórico y jurídico sobre el
que descansa y le otorga su razón de ser.

13
DEG

Con este objeto, los tratadistas han expuesto, en forma general, una serie de teorías,
agrupándose en las diversas escuelas jurídicas, cada una de las cuales lo ha hecho en forma personal
y excluyente. Debemos recordar que el derecho internacional público se ha nutrido de las doctrinas
de determinadas escuelas, por lo que es natural mirar en ellas el verdadero fundamento de este
derecho.
Algunas de esas escuelas son:
Teológica.- Fundamenta al derecho internacional en la religión, subordinándolo al concepto de
moral y religión.
Romana.- Fundamenta el derecho internacional público al Jus Gentium romano, verdadero
origen para algunos del derecho internacional.
De derecho natural.- Algunos autores han pretendido fundamentar al derecho internacional en
el derecho natural. Una mezcla de derecho consuetudinario y derecho natural, sin precisar cuál de
los dos es más prominente.
Positivista.- En esta escuela se agrupan todos los que sostienen que el derecho internacional
proviene de los tratados y convenciones, así como de la costumbre.
Sin embargo, en la doctrina clásica, existen dos grandes corrientes: una que versa sobre el
voluntarismo y otra que se sitúa fuera del mismo.
2.1.1 Teorías voluntaristas: referencia a la doctrina de la autolimitación de voluntades, de la
voluntad común y
de la coordinación de voluntades
El derecho tiene su origen en la expresión de una voluntad. El derecho internacional se basa
necesariamente en la voluntad del Estado.
Entre las teorías voluntaristas están:
La teoría de la autodelimitación.- (JELLINEK, 1880)[1]. El Estado, por obra de su propia
voluntad, establece limitaciones a su poder cuando lo estima necesario para entrar en el sistema
internacional; por lo tanto, el derecho internacional es obligatorio porque el Estado es capaz de
obligarse a sí mismo. Se ha objetado a esa tesis que, si el derecho internacional tiene por
fundamento la voluntad del Estado, y ésta es discrecional, en manos de él está admitir tales o cuales
reglas y también desecharlas. Este fundamento conduciría a la negación del derecho internacional.
La teoría de la voluntad común.- (TRIEPEL, 1889) El derecho internacional nace de la
combinación de las voluntades de los Estados de la cual sale una voluntad común. Cada uno de
ellos colabora a formar el derecho internacional; pero una vez que se ha producido esa fusión de
voluntades, distintas, pero con un mismo contenido, existe una unión, un acuerdo (Vereinbarung):
el Estado se encuentra ante una norma objetiva, que no es un acuerdo con intereses encontrados ni
es tampoco una simple suma de voluntades particulares, sino un resultado nuevo proveniente de la
voluntad colectiva. Esta teoría muestra la manera como los Estados se sienten ligados, pero no
explica la razón por la que se sienten ligados.
2.1.2 Teorías objetivistas: referencia a la escuela positivista,
a la normativa, a la sociológica y a las del derecho natural
A las teorías voluntaristas se han opuesto autores como ANZILOTTI (1912), KELSEN (1920) y
VERDROSS (1926), que han sostenido que la validez de una norma jurídica depende de la validez
de una norma jurídica preexistente. Esta norma para ANZILOTTI es la regla “pacta sunt servanda”,
[2] que impone el deber de cumplir las obligaciones contraídas. Para KELSEN esa norma jurídica
es el derecho consuetudinario y VERDROSS, sostiene que los dos anteriores dan por supuesto la
existencia de Estados y que éstos forman una comunidad, y que para “dar un contenido a la norma
fundamental del derecho internacional tenemos que partir de aquellos principios jurídicos que los

14
DEG

pueblos civilizados reconocen comúnmente, toda vez que las normas de derecho internacional
positivo se han ido constituyendo sobre la base de la conciencia jurídica común de los pueblos”
(VERDROSS, 1955, pág. 36). La intervención del Estado es necesaria desde el punto de vista
formal.
La reacción contra el positivismo aparece con la teoría de la “conciencia jurídica internacional”
(Defendida entre otros, por DUGUIT, 1921), de la llamada “Escuela Sociológica”, según la cual los
hombres poseen un instinto, un sentimiento independiente de su voluntad que los obliga a seguir
cierta conducta; esta conciencia es el origen y la medida de las normas de derecho internacional e
induce a reaccionar contra todo ataque que se le dirija, porque se ha formado la convicción de que
su respeto es indispensable para mantener el orden social e internacional.
La concepción del derecho natural establece que los principios del derecho internacional se
concretan en dos normas fundamentales, que son una aplicación directa de la noción de justicia: la
obligación de cumplir los compromisos contraídos y el deber de reparar el daño causado
injustamente. De lo cual se deriva la importancia del principio pacta sunt servanda base
fundamental del derecho natural, aunque por encima de este principio está la idea de la justicia, que
reside en la conciencia jurídica de los hombres y esa noción es lo que da carácter obligatorio a sus
normas.
PARTE III
FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO

3.1 Concepto de fuente


Fuente es el conjunto de procedimientos a través de los cuales nace, se modifica o extingue el
derecho internacional público. Son formas en las que el derecho internacional se expresa o
manifiesta y a las cuales los sujetos, creados por él, se refieren para legalizar o legitimar sus
conductas. Aquellas causas, orígenes e influencias que dan nacimiento a la norma jurídica.
Es decir, fuente del derecho internacional público puede tener un significado en razón del
sentido que se le da la fuente, por ejemplo:

En sentido material: de dónde nace o de dónde surge el derecho.


En sentido general: de donde emana algo.
En sentido filosófico: la causa última del derecho.
En sentido instrumental: fuente de conocimientos.
En sentido formal: actos o procedimientos jurídicos a los que determinados
ordenamientos jurídicos están vinculados.

3.2 Fuentes principales y fuentes secundarias


3.2.1 Fuentes, principales, directas o autónomas
Las fuentes de derecho en sentido formal propio son los actos o procedimientos jurídicos a los
que un determinado ordenamiento vincula la producción de reglas jurídicas. Son en este caso, los
procesos de creación de las reglas de derecho internacional. Entre éstas tenemos a la costumbre, los
tratados o convenios internacionales y los principios generales del derecho.
3.2.2 Fuentes indirectas, secundarias o auxiliares
Las fuentes auxiliares o secundarias del derecho internacional tienen como función, no crear
derecho, sino contribuir a la determinación de las reglas de derecho.
Entre éstas ubicamos: las decisiones judiciales, la jurisprudencia y la legislación nacional, la

15
DEG

jurisprudencia internacional, los documentos internacionales, la opinión de los jurisconsultos y de


las asociaciones especializadas y la doctrina de los publicistas.
Hay autores que a estos actos no consideran como fuentes del derecho internacional, o que más
bien, éstos están contenidos en las fuentes principales, de cualquier manera, podríamos afirmar que
son actos en los cuales, en determinado momento, se soporta el derecho internacional para
fortalecerse y enriquecerse.
3.3 Artículo 38 del Estatuto de la Corte Internacional
de Justicia[3]
El artículo 38 del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia, ha sido tomado, más bien como
una norma que jerarquiza las fuentes del derecho internacional:
Art. 38.-
1. La Corte, cuya función es decidir conforme al derecho internacional las controversias que
le sean sometidas, deberá aplicar:

a. las convenciones internacionales, sean generales o particulares, que establecen


reglas expresamente reconocidas por los Estados litigantes;
b. la costumbre internacional como prueba de una práctica generalmente aceptada
como derecho;
c. los principios generales de derecho reconocidos por las naciones civilizadas;
d. las decisiones judiciales y las doctrinas de los publicistas de mayor competencia
de las distintas naciones, como medio auxiliar para la determinación de las reglas de
derecho, sin perjuicio de lo dispuesto en el Artículo 59.

2. La presente disposición no restringe la facultad de la Corte para decidir un litigio ex


aequo et bono[4] si las partes así lo convinieren.
En tal sentido, CHARLES ROUSSEAU, afirma que no se trataría de una jerarquización de las
fuentes, puesto que, éste solamente enumera las normas jurídicas que la Corte debe aplicar, y no
establece un valor jerárquico; el haber colocado a los convenios internacionales en primer lugar y a
la costumbre, en segundo lugar, obedece a la tendencia actual hacia el derecho escrito, aunque la
costumbre sea la fuente original del derecho internacional.
Por otro lado, en sentido formal de esta disposición, una sentencia de la Corte nunca podrá
apoyarse sólo en una decisión judicial o en la doctrina, ya que dichas fuentes sólo podrán utilizarse
como medios auxiliares que apoyen a los tratados, la costumbre o los principios generales del
derecho.
3.4 La costumbre: análisis de sus elementos constitutivos
La costumbre está definida como una práctica común y reiterada, general y uniforme, aceptada
como derecho con carácter obligatorio y correcto. Los Estados tienen la convicción de estar
cumpliendo una norma jurídica, por lo que se obligan a cumplir dicha práctica. Los propios
destinatarios las crean, modifican o extinguen.
El mencionado artículo 38, literal b, del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia define la
costumbre internacional como una práctica generalmente aceptada como derecho. En este concepto,
encontramos simple y claramente dos elementos: la práctica como elemento material y el derecho
como elemento subjetivo.
ROUSSEAU, en su obra Derecho Internacional Público Profundizado, señala tres
condicionantes o características que debe poseer la costumbre internacional:

Una práctica común, que resulta de una repetición de actos concluyentes;

16
DEG

Una práctica obligatoria, o sea que debe ser aceptada como de derecho, como
correspondiendo a una necesidad jurídica.
Una práctica evolutiva, que es la que distingue al derecho consuetudinario del derecho
convencional (ROUSSEAU, Derecho Internacional Público profundizado, 1966, págs.
96, ss).

Y señala que:
El fenómeno consuetudinario implica la reunión de dos elementos: por una parte, un
elemento de hecho (es decir la existencia de una costumbre constante y general); y por otra,
un elemento sicológico (es decir la existencia de un elemento intelectual, la opinio juris, que
implica la aceptación del carácter obligatorio de la costumbre por los sujetos mismos del
derecho) (ROUSSEAU, Derecho Internacional Público profundizado, 1966).
En este marco, casi todos los autores del derecho internacional público coinciden en otorgar a la
costumbre internacional estos dos elementos, como condición inevitable para la existencia.
3.4.1 El elemento material
Este elemento consiste en la práctica general y uniforme de los actos u omisiones a los cuales se
les denomina precedentes. Estos actos u omisiones deben ser probados.
ROUSSEAU, manifiesta que, para ser generador de costumbre, el precedente debe revestir dos
caracteres, ya que la costumbre se presenta como un uso a la vez continuo y general.
En cuanto a la continuidad de aplicación en el tiempo, –dice–ROUSSEAU (1966):
…en virtud de su definición, la costumbre aparece como la repetición concordante de
ciertos hechos. Para que una disposición consuetudinaria adquiera valor obligatorio, es
necesario que haya sido constantemente aceptada por los Estados que se encontraron en
situación de tener que aplicarla.
En lo que se refiere a la generalidad en el espacio, “la costumbre no es solamente el reflejo de
una práctica continua, es también la expresión de una práctica común” (ROUSSEAU, Derecho
Internacional Público profundizado, 1966). El autor, señala la existencia de costumbres generales
reconocidas por el conjunto de Estados (costumbres universales) y de costumbres relativas
(costumbres regionales), limitadas a ciertos Estados determinados.
3.4.2 El elemento subjetivo o psicológico
El elemento material no sería suficiente por sí sólo para que una práctica internacional pase a ser
una norma consuetudinaria jurídicamente obligatoria, es necesario que los sujetos del derecho
internacional crean en dicha práctica y la acepten. Esta “aceptación”, –dice ROUSSEAU (1966)–,
“constituye la opinio juris u opinio necessitatis[5], el elemento subjetivo, único criterio válido de la
costumbre en el orden jurídico” (pág. 131).
Este elemento que consiste en la convicción de que la costumbre resulta jurídicamente
obligatoria, es decir, se refiere a la conciencia que tienen los Estados de actuar jurídicamente
obligados y por lo tanto se debe adecuar su conducta a la misma, caso contrario estaría violando
dicha norma consuetudinaria.
3.5 Los principios generales del derecho
Son aquellos conceptos fundamentales que aparecen como el conjunto de ideas y creencias que
forman el pensamiento jurídico de un pueblo y que están formados por aquellos principios
elementales de justicia y equidad que tienen aplicación universal. Entre dichos conceptos están la
libertad, igualdad, justicia, seguridad jurídica, equidad, bien común.
Estos conceptos jurídicos fundamentales se han conservado a través del tiempo y del espacio y

17
DEG

que como sirven de base para la creación de la norma jurídica, se han constituido en fuente del
derecho internacional.
Pero, además, los principios generales del derecho no solo sirven para crear y orientar normas
de derecho, sino que complementan un ordenamiento deficiente, fruto incompleto de la imaginación
del legislador, lo cual generalmente crea vacíos legales, los mismos que son completados por estos
principios.
Los principios del derecho están constituidos por normas en las que se fundamenta su estructura,
las cuales han sido partícipes en la historia del derecho internacional público. Estas normas o
principios son llamados Jus Cogens, lo que FERMÍN TORO[6] las define como: “Normas Jurídicas
Internacionales admitidas universalmente e imperativas que se dirigen por el alto grado de
generalización de los preceptos expresados en ellos y son fundamentales y rectores para todas las
demás normas jurídicas internacionales” (Toro, 1982). Es decir, son aquellas normas aceptadas y
reconocidas por la Comunidad Internacional de Estados en su conjunto como norma que no admite
acuerdo en contrario.
Algunos de los principios que forman el Jus Cogens, son los siguientes:

Prohibición de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza.


Obligación de arreglar las controversias por medios pacíficos.
No-intervención en los asuntos de la jurisdicción interna de los Estados.
Igualdad de derecho y libre determinación de los pueblos.
Igualdad soberana de los Estados.
Obligación de cumplir de buena fe las obligaciones contraídas.

3.6 Las decisiones judiciales y la doctrina


Las decisiones judiciales o conjunto de decisiones judiciales de los tribunales internacionales
que integran la jurisprudencia internacional constituyen fuente del derecho internacional. En tanto
en cuanto los diversos tribunales internacionales, son cuerpos de magistrados independientes, su
jurisprudencia constituye una valiosa aportación al corpus del derecho internacional que ha
contribuido a la evolución del ordenamiento.
Algunos de estos tribunales son:

Tribunal Internacional de Justicia, sede en La Haya, organismo principal de las Naciones


Unidas.
Tribunal Internacional del Mar, Hamburgo.
Tribunal Administrativo de la Organización Internacional del Trabajo.
Tribunal Europeo de Derecho Humanos, Estrasburgo.
Corte Interamericana de Derecho Humanos, Costa Rica.
Tribunal de Justicia de la Comunidad Andina.
Tribunal para el enjuiciamiento ex Yugoslavia–Haya.
Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas, Luxemburgo.

Cada Tribunal en su contexto ha contribuido decisivamente a la creación del derecho


internacional, aunque no genera derecho, sino que lo enuncia, determina su alcance y realiza su

18
DEG

evolución. Se conoce como doctrina la opinión de los jurisconsultos y de las asociaciones


especializadas. Como fuente de derecho internacional la doctrina puede ser de carácter filosófico,
sociológico o histórico.
Se la considera como fuente indirecta, por cuanto se debe recurrir a ella como complemento
para los estudios de los diversos casos que se plantean. Su importancia radica en que las opiniones
dadas por los jurisconsultos no tienen la intención de constituir o crear normas de derecho
internacional, sino que la cultura jurídica de los jueces internacionales, tratadistas y académicos
constituye la mejor guía para su aplicación.
Sin importar el valor que se le quiera dar a la doctrina, es cierto que ha ejercido una gran
influencia en las normas del ordenamiento jurídico.
MANUEL SIMÓN EGAÑA (1984), establece tres fines esenciales de la doctrina:

Un fin científico, que persigue el estudio de las normas del ordenamiento jurídico
vigente y las sistematiza a la vez, así como también a los principios generales del
derecho.
Un fin práctico, ofrece soluciones concretas donde la voluntad del legislador está
plasmada en las normas generales y se convierte en el principal auxiliar del abogado y
del juez en el estudio de los casos que se presenten.
Un fin crítico, trata de mejorar cada vez más al derecho procurando un contenido más
justo de las normas (Ciuro Caldani, 2001).

PARTE IV
LOS TRATADOS INTERNACIONALES

4.1 Concepto y clasificación


La Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados fue adoptada en esa ciudad en mayo
de 1969, entró en vigor en 1980, luego de cumplir con la condición señalada en el mismo
instrumento, es decir el trigésimo día a partir de la fecha en que haya sido depositado el trigésimo
quinto instrumento de ratificación o de adhesión lo cual sucedió en ese año. En el Ecuador está
vigente luego de su ratificación en el 2005.
Esta Convención en su artículo 2 define de la siguiente manera a los tratados internacionales:
“Tratado es un acuerdo internacional, celebrado por escrito entre Estados y regido por el
derecho internacional, ya conste en un instrumento único, o en dos o más instrumentos conexos y
cualquiera sea su denominación particular” (art. 2).
En esta definición encontramos algunos elementos:

“Acuerdo Internacional”, es decir trasciende la jurisdicción nacional, se trata de aquellos


acuerdos que van más allá de las fronteras del país.
“Celebrado por escrito”, por lo tanto, no estarían considerados en esta definición los
acuerdos orales.
“Entre Estados”, considerando que esta Convención regula solamente la celebración de
tratados celebrados entre Estados, sin embargo, hasta que entre en vigor la Convención
que regula la celebración de tratados entre Estados y organizaciones internacionales, se
aplica también en dichos casos.
“Ya conste en un instrumento único, o en dos más instrumentos conexos”, es muy
común encontrar acuerdos internacionales, contenidos en dos o más instrumentos,

19
DEG

principalmente se trata de los llamados “acuerdos marco” alguno de los cuales


constituyen verdaderos códigos especializados.
“Cualquiera sea su denominación particular” siempre se estará hablando de un tratado
internacional, sin importar el nombre con el que se adopta un instrumento (protocolo,
convenio, convención, etc.).
La Comisión de Derecho Internacional[7] decidió circunscribir la Convención de Viena
a los acuerdos celebrados entre Estados, excluyendo los concluidos entre Estados y
Organizaciones Internacionales. Por lo anterior, se decidió que los tratados celebrados
entre Organizaciones Internacionales, o entre Organizaciones Internacionales y Estados,
serían objeto de otra Convención, la cual fue adoptada el 21 de marzo de 1986, sin
embargo como el artículo 85 de la propia Convención establece que ésta entrará en vigor
al ser ratificada por treinta y cinco estados, actualmente sólo 31 países la han ratificado
por lo cual aún no tiene vigencia.

A través de los años, varios autores y tratadistas del derecho internacional, han ido definiendo al
tratado internacional, considerando los mismos elementos e incorporando los nuevos que fueron
dando forma a los acuerdos entre Estados y organismos internacionales, los que se han tornado,
cada vez más importantes en sus relaciones.
De esta manera, KELSEN (1965) definió al tratado internacional, de la siguiente manera: “Un
tratado es un acuerdo concertado normalmente entre dos o más Estados conforme al derecho
internacional general” (pág. 271).
ROUSSEAU (1966), lo hace con estos términos:
“Un acuerdo entre sujetos del derecho de gentes destinado a producir ciertos efectos de derecho.
En su sentido amplio debe reservarse la denominación de tratado a todo acuerdo celebrado entre
miembros de la comunidad internacional”.
En su obra de 1951, ÁNGEL MODESTO PAREDES, presenta la siguiente definición: “tratado
es todo acuerdo escrito entre dos o más potencias, para el arreglo de algunos aspectos de las
relaciones internacionales”.
En base y consideración de los elementos señalados en la definición de la Convención sobre el
Derecho de los Tratados y en las diferentes definiciones de los tratadistas, podemos decir que:
Tratado es un Acuerdo Internacional regido por el derecho internacional y celebrado por
escrito entre uno o varios Estados y una o varias organizaciones internacionales, o entre
organizaciones internacionales, el mismo puede constar de uno o varios instrumentos
jurídicos conexos, sea cual fuere su denominación particular.
En lo que respecta a la clasificación de los tratados internacionales no encontramos criterio
unánime respecto a su clasificación, ésta más bien responde al interés del sistema o del pensamiento
de cada tratadista.
Una de las clasificaciones en las que coinciden la mayoría de autores es la que responde al
número de partes que intervienen en la celebración del tratado. De esta forma tenemos a los tratados
bilaterales y a los multilaterales.
Tratados Bilaterales
Son aquellos que se celebran entre dos Estados, responden a materias propias o de interés
particular de esos Estados parte. El Ecuador ha suscrito una serie de tratados bilaterales; entre ellos,
los de cooperación económica, cultural, técnica; acuerdos comerciales; acuerdos de asistencia
recíproca de inversiones[8]; convenios para evitar la doble imposición fiscal, etc., y con diversos
países.
Tratados Multilaterales

20
DEG

Son aquellos que se celebran entre más de dos Estados. A éstos se les denomina también
Tratados–Leyes o Tratados Generales. Son los que más se asemejan a la Ley y de mayor
aplicabilidad en el derecho internacional.
La tendencia actual es la de adoptar tratados multilaterales que generalmente son el resultado de
reuniones internacionales especializadas, en las cuales se exponen el criterio y el interés de los
países, regiones o incluso del Orbe.
En atención a la materia sobre la cual versa el tratado, tenemos como ejemplo:

Tratados Políticos.
Tratados Económicos.
Tratados sobre Asuntos Especiales.

Los tratados políticos.- Comprenden aquellos sobre alianza, asistencia mutua, no intervención,
neutralidad, de paz, sobre cuestiones territoriales y de fronteras, sobre el establecimiento de
relaciones diplomáticas y otros. Como ejemplo podemos mencionar: la Carta de las Naciones
Unidas, los acuerdos de Yalta o de Potsdam. Para impartirle la fuerza estratégica propia de esta
materia política es preciso que se haga constar expresamente en el tratado.
Los tratados económicos.- Entre los que podríamos mencionar a los comerciales, los convenios
sobre suministros y circulación de mercancías, los convenios de prestación de asistencia técnica y
sobre cooperación científico–técnica, los convenios internacionales de pagos y sobre empréstitos,
tarifas aduaneras, aquellos de integración económica o comercial, etc.
Los tratados sobre asuntos especiales.- Abarcan numerosos acuerdos sobre las más diversas
cuestiones especiales: en la rama del transporte (ferroviario, marítimo, fluvial, aéreo, etc.), en la
esfera de las comunicaciones (correos, telégrafos, teléfonos, radiodifusión, etc.); acuerdos sobre
agricultura (profiláctica, epizootias, cuarentenas y lucha contra los parásitos de la agricultura, etc.);
convenios sobre cooperación científica, relaciones culturales, enseñanza, sanidad; tratados de
carácter jurídico (convenciones consulares, acuerdos sobre asistencia jurídica, acuerdos de
asistencia social). Entre los tratados de carácter jurídico ocupan especial lugar las convenciones
multilaterales sobre codificación de diferentes ramas del derecho internacional , como las
Convenciones de Ginebra de 1958 sobre Derecho Marítimo, las Convenciones de Viena de 1961
sobre Relaciones Diplomáticas y relaciones Consulares de 1969, la Convención de las Naciones
Unidas sobre el Derecho del Mar, la Convención de las Naciones Unidas sobre el Tráfico Ilícito de
los Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas de 1988, etc.
Otra clasificación de los tratados es la referente al fondo o esencia de los mismos, que SEARA
VÁSQUEZ (1981) los clasifica de la siguiente manera:
a) Tratados – Contratos, de finalidad limitada a crear una obligación jurídica que se extingue
con el cumplimiento del tratado; por ejemplo, si dos Estados celebran un tratado para fijar su
frontera común, una vez que este objetivo haya sido conseguido se agota el contenido del tratado.
b) Tratados – Leyes, destinados a crear una reglamentación jurídica permanentemente
obligatoria, como es el caso de la Convención firmada en Viena, en abril de 1961, sobre privilegios
e inmunidades de los agentes diplomáticos; en este caso se trata de crear una reglamentación
permanente.
En relación a la forma, la siguiente clasificación la realiza el Profesor chileno Llanos Mansilla
(1977) en el sentido de si el tratado permite o no la incorporación de otros Estados; así tenemos los
tratados abiertos que permiten la adhesión de otros Estados y los tratados cerrados que no admiten
dicha incorporación, a la vez que los primeros pueden ser en forma restringida o universal (pág.
61).
En forma universal los tratados generales son aquellos que por su naturaleza tienen vocación a

21
DEG

la universalidad; y restringidos, que son los que, también por su naturaleza, deben limitarse a un
número determinado de Estados.
4.2 Las partes en un tratado
Parte en un tratado es un Estado o una organización internacional que ha consentido en
obligarse por el mismo y con respecto al cual o a la cual el tratado entra en vigor.
Por lo que podemos deducir que son parte de un tratado: los Estados entre sí, o éstos con
organizaciones internacionales; las organizaciones internacionales con los Estados o ellas entre sí.
Lo más común suele ser que los acuerdos internacionales se suscriban entre Estados. Estas
celebraciones están regulados por la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de
1969; cuando son suscritos con un organismo internacional, estarían regulados por la Convención
de Viena sobre el Derecho de los Tratados celebrados entre Estados y Organizaciones
Internacionales o entre Organizaciones Internacionales de 1986, aunque como quedó señalado en
otra parte de este Manual, ésta última no ha entrado en vigencia plena.
4.3 Análisis del procedimiento para la conclusión de los tratados internacionales de acuerdo
con la Convención
de Viena sobre el Derecho de los Tratados
Cada Estado, cualquiera sea su régimen social o político, su extensión territorial, el número de
sus habitantes y el grado de desarrollo de su economía y cultura, posee capacidad jurídica para
suscribir tratados internacionales.
La conclusión[9] del tratado internacional constituye un proceso integrado por diversas fases
consecutivas principales:

1. La negociación de las cláusulas del tratado.


2. La adopción de su texto.
3. La autentificación del mismo.
4. La manifestación del consentimiento del Estado sobre la obligatoriedad del tratado con
respecto a él: firma o suscripción, adhesión, aprobación legislativa, aceptación o
ratificación.
5. Depósito o canje de los instrumentos de ratificación.
6. Publicación.

No es indispensable que cada tratado recorra todas estas fases, pero si debe pasar por los
períodos de la elaboración del texto, de su aceptación y de la manifestación del Estado sobre la
obligatoriedad del tratado con respecto a él.
Los Estados acuerdan los tratados internacionales a través de sus órganos supremos de poder y
de la administración del Estado. El procedimiento de la representación de los Estados para suscribir
y la determinación de los órganos sobre los que recae esta función de sus atribuciones corresponde
normar al derecho interno de cada Estado.
En lo que se refiere a las organizaciones internacionales, este procedimiento se encuentra
previsto en sus Estatutos. Debemos recordar que, en los últimos años, y cada vez con mayor fuerza,
las organizaciones internacionales celebran tratados internacionales, de tal importancia que obligan
regularmente a adecuar las legislaciones de los Estados.
4.4 La negociación
Es la fase inicial del tratado, en la que las partes exponen su punto de vista o de interés, a través
de plenipotenciarios, o aquellos funcionarios acreditados por el Gobierno que, portadores de la

22
DEG

Carta de Plenos Poderes, pueden actuar a nombre del gobierno de su país. En la negociación se va
elaborando el proyecto de trabajo conforme las partes van llegando a acuerdos.
4.4.1 ¿Quiénes negocian?
En la mayoría de los casos, los órganos del Estado, al suscribir los tratados internacionales,
obran a través de personas expresamente autorizadas para ello mediante la provisión de documentos
especiales denominados Plenos Poderes. En estos documentos se certifica el derecho a negociar,
adoptar el texto del tratado, establecer su autenticidad, firmarlo o manifestar de otro modo el
consentimiento sobre la obligatoriedad del tratado.
Los Plenos Poderes pueden emitirse también sólo para algunas fases de la conclusión del
tratado, como por ejemplo las negociaciones, la adopción del texto y la autentificación del mismo,
pero sin la debida autorización del Estado al que representa, no podrá firmar o suscribir el tratado.
Según el artículo 7, numeral 2 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de
1969, no necesitan de Plenos Poderes para negociar un tratado internacional: el Jefe de Estado, el
Jefe de Gobierno y los Ministros de Relaciones Exteriores. Los jefes de misión diplomática no
necesitan Plenos Poderes cuando negocian con el país o el organismo ante el cual están acreditados,
ni los representantes acreditados por los Estados ante una conferencia internacional o uno de sus
órganos.
De acuerdo al artículo 8 de la misma Convención de Viena, cualquier acto respectivo a la
conclusión de un tratado realizado por una persona facultada para ello o con infracción de los
Plenos Poderes no acarrea ninguna consecuencia jurídica para el Estado, siempre y cuando este acto
sea revalidado después por el órgano competente del Estado.
Además de Plenos Poderes, las personas que llevan a cabo las negociaciones reciben de sus
gobiernos instrucciones en las que se fija la posición que deberán mantener las delegaciones sobre
materia objeto del tratado. Estas instrucciones constituyen un documento interno de cada
delegación. El tratado concluido con infracción de las instrucciones no pierde su fuerza jurídica.
4.4.2 El idioma en los tratados
La negociación termina con la redacción del texto escrito, es decir lo que constituye el cuerpo
del tratado. Un problema que ha surgido por años y que aún hoy es materia de controversia, es la
que se refiere a idioma que se debe emplear en las negociaciones y en el texto mismo del tratado.
Cada Estado reivindicaba el uso de su idioma y se olvidaban otras consideraciones, sobre todo
prácticas, como las de determinar el idioma que mejor pueda servir para expresar claramente lo que
ha sido acordado.
Cuando los Estados que negocian hablan el mismo idioma no existe ningún problema, éste será
generalmente el que se utilice, tanto para negociar, como para el texto. El conflicto se da cuando los
Estados utilizan idiomas distintos, para lo cual se aplican algunas modalidades.
El sistema que se ha aplicado generalmente es el de redactar el tratado en un solo idioma. La
elección de este idioma único, que antiguamente era el latín, luego, a partir del siglo XVIII era
exclusivamente el francés en razón de las cualidades técnicas propias de este idioma. La mayoría de
los grandes tratados políticos celebrados en esa época fueron redactados exclusivamente en francés.
Pero este uso ha desaparecido casi completamente a contar de 1914.
Desde entonces se ha puesto en práctica algunas fórmulas:

Un primer sistema consiste en redactar el tratado en dos o varios idiomas, pero con
preeminencia de una sola versión.
Un segundo sistema consiste en escoger tantos idiomas como Estados contratantes hay.
Aplicada a los tratados bilaterales esta fórmula conduce a la redacción en dos idiomas, lo
que presentará el inconveniente de provocar dificultades si a los dos textos se asigna

23
DEG

igual valor (fue célebre, por ejemplo, lo que sucedió con el artículo 17 del Tratado Ítalo-
Etíope de Ucciali, de 25 de mayo de 1889, cuya interpretación divergente por ambas fue
una de las causas de la guerra de 1896).
Otro sistema y que se aplica muy comúnmente es el de redactar los textos en los idiomas
oficiales de la organización internacional. Un ejemplo práctico de este caso podría ser la
de los convenios que se adoptan en varios organismos de Naciones Unidas, donde los
idiomas oficiales son el inglés y el francés. Las traducciones a otros idiomas, incluyendo
al español son realizados por los Estados interesados o por la voluntaria contribución de
alguno de ellos.

4.5 La adopción del texto


El artículo 9 de la Convención de Viena, establece que la adopción del texto se efectúa por el
consentimiento de todos los Estados participantes en la negociación, una vez que ésta ha sido
terminada. Sin embargo, cuando las negociaciones han sido colectivas, mediante una conferencia
internacional, la adopción del texto se sujetará a lo que se establezca al respecto en el reglamento de
la respectiva conferencia.
Los textos de los tratados bilaterales y de los tratados concluidos por un número reducido de
partes se adoptan unánimemente por todos los Estados concertantes[10]. En el pasado, el principio
de la unanimidad se observaba en todos los casos. Después de la Segunda Guerra Mundial alcanzó
gran difusión una analogía a la cláusula establecida en la Carta de las Naciones Unidas para las
votaciones en la Asamblea General, esto es de los dos tercios de los votantes. En los últimos años se
viene aplicando el consenso, es decir, el acuerdo general, sin votación, sobre todo en la elaboración
de tratados que abordan problemas importantes. Así, por ejemplo, en la Tercera Conferencia de las
Naciones Unidas sobre Derecho del Mar, se dio preferencia al consenso, previéndose votaciones
sólo en casos extremos. Con la particularidad de que, si se recurría a la votación, la mayoría exigida
para aprobar los artículos del tratado (dos tercios de los votos) debía comprender no menos de la
mitad de los Estados asistentes a la conferencia.
La adopción del texto de un tratado por una organización internacional también se lo puede
realizar de acuerdo con las reglas de procedimiento aplicadas en el órgano que adopta el tratado.
4.6 Autenticación del texto
Es el procedimiento por el cual se establece como auténtico y definitivo el texto de un tratado.
Una vez que ha sucedido esto, sus preceptos no pueden modificarse, salvo una reforma de fondo. Si
no se ha acordado expresamente algún tipo de procedimiento para autenticar el texto del tratado o
convenio, éste será hecho mediante la firma o la rúbrica de los Estados parte. Este texto autenticado
es aquel que el depositario utiliza para constituir el texto original.
El artículo 10 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados (1969), dispone
sobre este asunto, lo siguiente:
Autenticación del texto. El texto de un tratado quedará establecido como auténtico y
definitivo:

1. Mediante el procedimiento que se prescriba en él o que convengan los Estados que


hayan participado en su elaboración; o
2. A falta de tal procedimiento, mediante la firma, la firma “ad referéndum” o la
rúbrica puesta por los representantes de esos Estados en el texto del tratado o en el
acta final de la conferencia en la que figure el texto.

4.7 El consentimiento del Estado en obligarse


La fase de conclusión más importante, luego de negociar y adoptar un texto de tratado es el

24
DEG

consentimiento del Estado en obligarse, con arreglo al derecho internacional, mediante algún acto
formal, es decir: la firma definitiva o suscripción, la aprobación, la ratificación, la aceptación o la
adhesión.
En el texto del tratado se especifican normalmente el acto o actos mediante los cuales un Estado
puede expresar su consentimiento en obligarse.
4.8 La firma o suscripción
Una vez convenido y adoptado el texto del tratado, debe establecerse que es definitivo y no
puede ser modificado por los mandatarios de los países. El procedimiento por el que se declara
definitivo el texto adoptado se llama autenticación y constituye una fase necesaria para concluir el
tratado internacional, ya que todo gobierno, antes de asumir las obligaciones emanadas del tratado,
debe conocer exactamente el contenido definitivo del mismo. Los representantes plenipotenciarios
de los Estados demostrarán que están dispuestos a obligarse por el tratado.
No es necesario que suscriba el tratado el representante que negoció o que adoptó el texto del
mismo.
La suscripción equivale a la firma del tratado y puede realizarse de dos formas:

Según la importancia o solemnidad que le quiera dar al tratado.


De acuerdo a la voluntad de las partes.

La suscripción puede ser en unidad de acto o diferido. En los acuerdos bilaterales todos los
tratados son suscritos en unidad de acto.
El procedimiento de autenticación del texto se determina en el propio texto o mediante acuerdo
entre los Estados concertantes.
Las formas de autenticar son las siguientes:

La firma.
La firma AD REFERÉNDUM (o condicional).
La rúbrica.
La inclusión del texto del tratado en la resolución de la organización internacional que la
adopto.

4.9 La Firma Ad-Referéndum


Firma ad referéndum o firma condicional, significa que la firma del mandatario está
condicionada y precisa de la subsiguiente aprobación de su gobierno o de otro órgano competente
del Estado.
La rúbrica es la confirmación de la concordancia definitiva del texto del tratado, expresada en la
puesta de sus iníciales sobre él por cada uno de los mandatarios de las partes tratantes.
La diferencia entre la firma condicional y la rúbrica consiste, en que el tratado se hace definitivo
después de ser aprobada la firma condicional. En cambio, después de la rúbrica es necesario, por lo
general, la firma completa o definitiva del texto.
4.10 La aprobación legislativa
La aprobación es el dictamen favorable que da un órgano interno del Estado, investido con
facultad para ello, sobre la pertinencia del contenido de un tratado concluido por el Estado.
Generalmente es el órgano legislativo quien tiene esta función. Si bien, para algunos tratadistas,

25
DEG

es solo un acto que le da solemnidad al tratado, es cierto que es un elemento de fondo, pues sin la
aprobación, el Ejecutivo o el Jefe de Estado no pueden ratificar el tratado y si no se ratifica no entra
en vigor, queda sin efecto. Es la manifestación de la influencia del régimen parlamentario.
En Estados Unidos la aprobación corresponde al Senado, en Colombia al Congreso bicameral,
en España a las Cortes Generales y en la ex Unión Soviética era al presidente del Soviet Supremo.
En México, los tratados que celebra el presidente requieren la aprobación del Senado.
En el Ecuador, esta atribución está otorgada por el artículo 120 de la Constitución de la
República (2008) a la Asamblea Nacional en los siguientes términos:
La Asamblea Nacional tendrá las siguientes atribuciones y deberes, además de las que
determine la ley:
(…)
8. Aprobar o improbar los tratados internacionales en los casos que corresponda.
Y los casos que le corresponde son los establecidos en el artículo 419 de la Constitución.
La ratificación o denuncia de los tratados internacionales requerirá la aprobación previa de
la Asamblea Nacional en los casos que:

1. Se refieran a materia territorial o de límites.


2. Establezcan alianzas políticas o militares.
3. Contengan el compromiso de expedir, modificar o derogar una ley.
4. Se refieran a los derechos y garantías establecidas en la Constitución.
5. Comprometan la política económica del Estado establecida en su Plan Nacional de
Desarrollo a condiciones de instituciones financieras internacionales o empresas
transnacionales.
6. Comprometan al país en acuerdos de integración y de comercio.
7. Atribuyan competencias propias de orden jurídico interno a un organismo
internacional o supranacional.
8. Comprometan el patrimonio natural y en especial el agua la biodiversidad y su
patrimonio genético.

4.11 La ratificación
La ratificación es la aprobación definitiva del tratado por el órgano supremo del poder del
Estado. Está contenida en dos instrumentos jurídicos distintos en una disposición normativa interna
(Ley, Decreto, etc.) y en un documento internacional (Carta de Ratificación). El procedimiento de
ratificación es de la competencia interna del Estado. En unos países el Jefe de Estado ratifica por sí
mismo los tratados, en otros, lo hace con el acuerdo del Parlamento.
De todas maneras, la ratificación se lo hace de acuerdo a la legislación interna de cada país.
Pero, son los poderes del Estado los que tienen la facultad de aprobar o ratificar el instrumento.
Depende también de las circunstancias políticas de los Estados. Por ejemplo, en el caso de un
Gobierno dictatorial quien aprueba o ratifica será el Jefe Supremo o el dictador. La ratificación se la
hace en un solo acto.
El derecho internacional no establece qué tratados internacionales están sujetos a ratificación.
Esto se determina en cada caso por las condiciones del tratado, ya que habrá instrumentos cuya
aprobación del Estado pueda hacerse de cualquier otra forma de las ya descritas anteriormente.
De ordinario, el derecho interno del Estado también contiene normas sobre la ratificación de los
tratados.

26
DEG

La Constitución del Ecuador (2008) reconoce a la acción de ratificación de un tratado


internacional como un acto único, dentro del cual se contempla la aprobación de la Asamblea
Nacional y la ratificación propiamente dicha por parte del Presidente de la República.
En este ámbito, además, se señala que la suscripción o ratificación de los tratados
internacionales le corresponde al Presidente de la República, no obstante, él mismo informará de
manera inmediata a la Asamblea nacional “de todos los tratados que suscriba, con indicación
precisa de su carácter y contenido” (art. 418).
Por lo demás, incluye este artículo que: “Un tratado solo podrá ser ratificado, para su posterior
canje o deposito, diez días después de que la Asamblea haya sido notificada sobre el mismo” (art.
418), confirmando de esta manera el íntegro conocimiento que debe tener el poder legislativo sobre
los compromisos internacionales que adopta el país.
La negativa a la ratificación no está considerada como una infracción del derecho internacional.
Sin embargo, se podría decir que, las numerosas negativas a ratificar los tratados quebrantando la
confianza en la firma del Estado respectivo. El número de tratados no ratificados abundan en la
práctica[11].
El documento que confirma la ratificación en el plano internacional se llama Carta o
Instrumento de Ratificación. Al concluir los tratados bilaterales se canjean estos instrumentos.
Cuando los tratados son multilaterales las Cartas se entregan a sus depositarios para que las
guarden.
Por lo general la ratificación es incondicional, aunque se dan casos en que se acuerda con alguna
condición. Como ejemplos de este caso podríamos nombrar: la ratificación por los Estados Unidos
del Tratado de 1930 sobre la Limitación y Reducción de Armamento Marítimo; la ratificación por
algunos Estados de las Convenciones de 1927 sobre la Prohibición de Importaciones y
Exportaciones y diversas Convenciones sobre Trabajo. En los dos últimos casos, la ratificación de
los tratados fue condicionada a la ratificación de ellos por otros Estados. Esto significa que la
acción de la ratificación queda en suspenso hasta que se cumpla la condición prevista. Otro ejemplo
es el de Italia, que al firmar el 8 de enero de 1969 el Tratado de No Proliferación de Armas
Nucleares, subordinó su ratificación a la celebración de un Acuerdo entre la Agencia Internacional
de Energía Atómica y el EURATOM, sobre Protección Nuclear.
Por lo anterior deducimos, que la ratificación tiene carácter discrecional. De ello se derivan dos
consecuencias: a) indeterminación del plazo para ratificar. El Estado es libre para otorgar la
ratificación cuando lo estime oportuno; b) falta de obligatoriedad de la ratificación. Los Estados no
están obligados a ratificar un tratado y su negativa a hacerlo no compromete su responsabilidad
internacional.
4.11.1 Depósito del Instrumento de Ratificación
La figura del depósito apareció con los tratados multilaterales. Con anterioridad al siglo XX, la
mayoría de los tratados eran bilaterales, no se hacía necesario un depositario pues, cuando se
celebraba un tratado entre dos Estados, éstos intercambiaban los instrumentos de ratificación, y se
lo sigue haciendo para ese tipo de tratados o convenios.
En el caso de los tratados multilaterales, es necesario el nombramiento de un Estado, una
organización internacional o un funcionario administrativo principal de tal organización, para que
se ocupe de recibir, salvaguardar y comunicar a las partes involucradas sobre los instrumentos de
ratificación. Esta entidad o Estado es el “depositario” y su designación se hace por acuerdo de las
partes.
El depositario cumple una función internacional y debe actuar con imparcialidad. Entre otras
cosas, la circunstancia de que no reconozca a uno u otro Estado no debe influir en el cumplimiento
de sus deberes. En los últimos años, a fin de superar las contradicciones políticas y asegurar la
posibilidad de la participación universal en los tratados se designa como depositarios a varios

27
DEG

Estados. Por ejemplo, el caso de la Convención Interamericana sobre el Tráfico Internacional de


Menores, se nombra depositario del mismo, al Secretario General de la Organización de los Estados
Americanos, en cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 29 de la Convención; o el caso del
Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares, firmado en Londres, Moscú y
Washington, el 1 de julio de 1968, se dispuso que los instrumentos de ratificación y los de adhesión
serán entregados para su depósito a los Gobiernos del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del
Norte, de los Estados Unidos de América y de la URSS, a quienes se les designa como depositarios.
En el caso de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, CONVEMAR, el
depósito de los instrumentos de ratificación y de confirmación formal, así como de adhesión se hace
ante el Secretario General de las Naciones Unidas, en concordancia con los artículos 306 y 307 de
la propia Convención.
En las últimas décadas ha sido una práctica casi común, que la Secretaría General de las
Naciones Unidas sea depositaria de los tratados internacionales multilaterales.
4.11.2 El canje del Instrumento de Ratificación
Para que un tratado bilateral formal entre en vigor, se requiere la ratificación de los Estados
contratantes y el canje de los instrumentos de ratificación. Los Estados, si así lo desean, pueden
señalar una determinada fecha para que el tratado entre en vigor, con posterioridad a dicho canje.
De la operación del canje se deja constancia en un acta.
La característica básica de este procedimiento es que las firmas de ambas partes no aparecen en
una carta o nota, sino en dos cartas o notas separadas. Por lo tanto, el acuerdo reside en el canje de
esas cartas o notas, reteniendo cada una de las partes una carta o nota firmada por el representante
de la otra parte. En el tratado bilateral las partes indicarán mediante el canje de notas que han
completado todos los procedimientos internos necesarios para aplicar el tratado.
4.12 El registro
El registro de los tratados internacionales se refiere a la función de la Secretaría de las Naciones
Unidas de efectuar la inscripción de los mismos, según la disposición del artículo 102 de la Carta de
las Naciones Unidas (1945):

1. Todo tratado y todo acuerdo internacional concertados por cualesquiera Miembros de las
Naciones Unidas después de entrar en vigor esta Carta, serán registrados en la Secretaría
y publicados por ésta a la mayor brevedad posible.
2. Ninguna de las partes en un tratado o acuerdo internacional que no haya sido registrado
conforme a las disposiciones del párrafo 1 de este Artículo, podrá invocar dicho tratado
o acuerdo ante órgano alguno de las Naciones Unidas.

Esta función está confirmada, además en el artículo 80 de la Convención de Viena sobre el


Derecho de los Tratados (1969), que dispone:
Los tratados, después de su entrada en vigor, se transmitirán a la Secretaria de las Naciones
Unidas para su registro o archivo e inscripción, según el caso, y para su publicación.
La designación de un depositario constituirá la autorización para que éste realice los actos
previstos en el párrafo; precedente.
De las disposiciones que se desprende del artículo 102, podemos precisar lo siguiente:

Para registrar un tratado o convenio, éste debe haber entrado en vigor.


Si las Naciones Unidas son parte del acuerdo, o el Secretario General es el depositario
del mismo, las Naciones Unidas registrarán o archivarán e inscribirán unilateralmente el
acuerdo.
Si una de las partes en el acuerdo es un Estado Miembro de las Naciones Unidas, el

28
DEG

tratado puede registrarse en Naciones Unidas, con el objeto de darle publicidad y de


poderlo invocar el momento que proceda en las negociaciones o reclamaciones
internacionales.
Si una de las partes no es un Estado miembro de las Naciones Unidas, o es un organismo
especializado de las Naciones Unidas o es una organización internacional con capacidad
para celebrar tratados, éstos pueden archivarse o inscribirse en Naciones Unidas.

4.12.1 Sanciones por falta de registro


La falta de registro no afecta en modo alguno a la fuerza vinculante de un tratado para las partes
que lo suscribieron, pero no podrán invocarlo ante los órganos de las Naciones Unidas en caso de
necesidad, lo cual le hace perder parte de su eficacia.
En ocasiones, la diplomacia sobre todo de los grandes países imperialistas utilizó los tratados
secretos, para alcanzar algunos objetivos poco notorios, a espaldas de los pueblos, fruto de lo cual y
bajo la presión de la opinión pública, el Pacto de la Sociedad de las Naciones incluyó el requisito
del registro de los tratados de sus miembros en la Secretaría con el fin de publicarlos.
El artículo 102 de la Carta de las Naciones Unidas (1945) en su segundo numeral, dispone:
2. Ninguna de las partes en un tratado o acuerdo internacional que no haya sido registrado
conforme a las disposiciones del párrafo 1 de este Artículo, podrá invocar dicho tratado o
acuerdo ante órgano alguno de las Naciones Unidas.
Consecuentemente, el registro, no la publicación, es el requisito previo para que un tratado o
acuerdo internacional pueda ser invocado ante la Corte Internacional de Justicia o ante cualquier
otro órgano de las Naciones Unidas.
Sin embargo, aparte de ésta, no existe otra norma que incluya sanción para quienes no registran
y tampoco estipula plazo para dicho registro.
4.13 La adhesión a un tratado internacional
La adhesión es la aceptación de las obligaciones convenidas en un tratado por un Estado que no
ha firmado previamente el instrumento.
La adhesión es una figura frecuente en tratados cuyos Estados signatarios los dejan “abiertos”
para que otros Estados se incorporen a ellos posteriormente.
La Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, en su artículo 15 dispone:
Consentimiento en obligarse por un tratado manifestado mediante la adhesión. El
consentimiento de un Estado en obligarse por un tratado se manifestara mediante la
adhesión:

1. Cuando el tratado disponga que ese Estado puede manifestar tal consentimiento
mediante la adhesión;
2. Cuando conste de otro modo que los Estados negociadores han convenido que ese
Estado puede manifestar tal consentimiento mediante la adhesión; o
3. Cuando todas las partes hayan consentido ulteriormente que ese Estado puede
manifestar tal consentimiento mediante la adhesión.

De lo cual podemos colegir que un Estado puede adherir a un tratado internacional, luego de que
este haya sido firmado por los miembros, haya entrado o no en vigor, siempre y cuando la adhesión
esté prevista en el texto del mismo; o, que haya manifestación por parte de los Estados parte de que
otros Estados pueden adherir al tratado; y, ante una solicitud del Estado que desea adherir al tratado,
los Estados miembros consientan en ello. Es decir, la intención de un Estado de adherirse a

29
DEG

determinado tratado debe estar siempre permitido por las partes del mismo.
La adhesión a un tratado internacional surte el mismo efecto jurídico que las otras formas de
manifestación de voluntad del Estado de comprometerse por el tratado y seguirá las mismas normas
que se aplica en la ratificación del mismo.
4.14 Las reservas
El artículo 2, literal d) de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados (1969)
define la reserva como:
(…) una declaración unilateral, cualquiera que sea su enunciado o denominación, hecha por
un Estado al firmar, ratificar, aceptar o aprobar un tratado o adherirse a él, con objeto de
excluir o modificar los efectos jurídicos de ciertas disposiciones del tratado en su aplicación
a ese Estado.
En esta definición existen varios elementos importantes que caracterizan a la reserva: en primer
lugar, se trata de una declaración unilateral, lo cual significa que no requiere ser hecha por acuerdo
entre las partes, es decir surge como una simple manifestación de la voluntad y la soberanía del
Estado, quien además pretende excluirse de los efectos que emane del tratado internacional, debido
a la aplicación de una norma jurídica interna. Por otro lado, las reservas pueden ser interpuestas en
cualquiera de las etapas de manifestación del Estado del consentimiento de obligarse por el tratado.
Una reserva puede permitir que un Estado participe en un tratado multilateral en el que de otro
modo ese Estado no querría o no podría participar, excluyendo tan solo una parte del mismo.
La Organización de las Naciones Unidas acepta como equivalentes cualesquiera de los
siguientes términos: “reserva”, “declaración”, “entendimiento”, “declaración interpretativa” o
“manifestación declarativa”, siempre y cuando sirva para modificar o excluir los efectos jurídicos
de ciertas disposiciones del tratado en su aplicación.
La Convención de Viena de 1969, solamente utiliza el término “reserva” y en su artículo 19
dispone los momentos en que puede ser introducida una reserva y las excepciones a esta facultad.
Formulación de reservas. Un Estado podrá formular una reserva en el momento de firmar,
ratificar, aceptar o aprobar un tratado o de adherirse al mismo, a menos:

1. Que la reserva esté prohibida por el tratado;


2. Que el tratado disponga que únicamente pueden hacerse determinadas reservas, entre
las cuales no figure la reserva de que se trate; o
3. Que, en los casos no previstos en los apartados a) y b), la reserva sea incompatible
con el objeto y el fin del tratado.

El texto de la reserva debe incluirse en el instrumento de ratificación, aceptación, aprobación o


adhesión o anexarse a él, y debe ser firmada separadamente por el Jefe de Estado, el Jefe de
Gobierno o el Ministro de Relaciones Exteriores, o la persona que tenga plenos poderes con tal fin
expedidos por una de las autoridades mencionadas.
Por otro lado, a menos que el tratado disponga otra cosa, un Estado puede en cualquier
momento retirar, completa o parcialmente su reserva u objeción a la reserva. En este caso el
consentimiento de los Estados interesados no es necesario para la validez del retiro (artículos 22 y
23 de la Convención de Viena de 1969). El retiro debe ser formulado por escrito y firmado por el
Jefe de Estado, Jefe de Gobierno, el Ministro de Relaciones Exteriores o el Plenipotenciario.
Una reserva vigente puede ser modificada como resultado de un retiro parcial o para crear
nuevas exenciones o modificaciones de los efectos jurídicos de ciertas disposiciones de un tratado.
Una modificación tiene el carácter de una nueva reserva, y ésta debe ser puesta en conocimiento de
las partes y dentro del plazo determinado se podrá hacer objeciones, caso contrario se dará paso a

30
DEG

las mismas.
En la práctica, existen algunos tratados internacionales que no admiten reservas, debido
principalmente a la delicadeza o importancia de los temas a ser aplicados. Como ejemplo de este
tipo de Instrumentos podemos señalar el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional de 1998,
dispone: “No se admitirán reservas al presente Estatuto” (art. 120). Existen algunos tratados
internacionales, especialmente los de defensa de los derechos humanos, o de asuntos humanitarios,
que, por su naturaleza, no admiten reservas. Otros tratados internacionales, en cambio, no admiten
reservas para ciertas partes o artículos determinados de su texto, solamente.
4.14.1 Las Declaraciones
No obstante, no estar contempladas en las disposiciones de la Convención de Viena sobre el
Derecho de los Tratados de 1969, la práctica de las Naciones Unidas reconoce plenamente las
declaraciones, sin embargo, éstas solamente son: interpretativas o facultativas u obligatorias, como
veremos más adelante.
Al igual que las reservas, las declaraciones se depositan generalmente en el momento de la
firma o en el momento del depósito del instrumento de ratificación, aceptación, aprobación o
adhesión. Algunas veces una declaración puede formularse posteriormente.
4.14.2 Las Declaraciones interpretativas
Un Estado parte de un tratado internacional puede hacer una declaración acerca de su
entendimiento de un asunto de una disposición particular de un tratado o de la interpretación de
ella. Estas declaraciones interpretativas, a diferencia de las reservas, no tienen por objeto excluir o
modificar los efectos jurídicos de un tratado, sino más bien aclarar el significado de ciertas
disposiciones o de todo el tratado.
Algunos tratados prevén expresamente las declaraciones interpretativas. Por ejemplo, al firmar o
ratificar la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, de 1982, o al adherirse a
ella, un Estado puede hacer declaraciones a fin de armonizar su derecho interno con las
disposiciones de esa Convención, siempre que tales declaraciones o manifestaciones no tengan por
objeto excluir o modificar los efectos jurídicos de las disposiciones de la Convención en su
aplicación a ese Estado (CONVEMAR, art. 310).
4.14.3 Las Declaraciones facultativas y obligatorias
Las disposiciones de un tratado pueden prever que los Estados parte hagan declaraciones
facultativas u obligatorias, las mismas que son jurídicamente vinculantes para los declarantes.
Declaraciones facultativas
Muchos tratados de derechos humanos prevén que los Estados hagan declaraciones facultativas
que sean jurídicamente vinculantes para ellos. Generalmente esas declaraciones se refieren a la
competencia de las comisiones o comités de derechos humanos. Un ejemplo de este caso es el del
artículo 41 del Pacto Internacional de Derecho Civiles y Políticos, de 1966, que dice:
Todo Estado Parte en el presente Pacto podrá declarar en cualquier momento que reconoce
la competencia del Comité para recibir y examinar las comunicaciones en que un Estado
Parte alegue que otro Estado Parte no cumple las obligaciones que le impone este Pacto.
Declaraciones obligatorias
Cuando un tratado requiera que los Estados que se hagan partes en él, formulen una declaración
obligatoria, el depositario tratará de asegurarse de que hagan tales declaraciones. Algunos tratados
de desarme y de derechos humanos prevén declaraciones obligatorias, como por ejemplo el artículo
3 de la Convención sobre la prohibición de armas químicas y sobre su destrucción, de 1993. En el
párrafo 2 del artículo 3 del Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derecho del Niño
relativo a la participación de niños en los conflictos armados, de 2000, se establece que:

31
DEG

Cada Estado Parte depositará, al ratificar el presente Protocolo o adherirse a él, una
declaración vinculante en la que se establezca la edad mínima en que permitirá el
reclutamiento voluntario en sus fuerzas armadas nacionales y se ofrezca una descripción de
las salvaguardias que haya adoptado para asegurarse de que no se realiza ese reclutamiento
por la fuerza o por coacción.
También aparecen declaraciones obligatorias en la Convención de las Naciones Unidas sobre el
Derecho del Mar y en el Acuerdo sobre la aplicación de las disposiciones de la Convención de las
Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 10 de diciembre de 1982 relativas a la conservación
y ordenación de las poblaciones de peces transzonales y las poblaciones de peces altamente
migratorios, de 1995, se debe hacer una declaración en la que especifique las cuestiones sobre las
que se ha conferido competencia a la organización, y la naturaleza y extensión de esa competencia.
4.15 La enmienda y la modificación de los tratados internacionales
En cuanto a los tratados bilaterales, estos sólo podrán enmendarse por acuerdo entre las partes.
En los multilaterales, las partes podrán ponerse de acuerdo para modificar el texto de un tratado,
en cuyo caso cualquier Estado parte puede proponer un proyecto de enmienda, el mismo que será
puesto a consideración de las demás partes y con su acuerdo, siempre y cuando no haya disposición
en contrario o prohibición en el mismo tratado se procederá a enmendar dicho tratado.
Como ejemplo de estos casos podemos mencionar el párrafo 4 del artículo 13 de la Convención
sobre la Prohibición del Empleo, Almacenamiento, Producción y Transferencia de Minas
Antipersonal y sobre su Destrucción, de 1997, que señala: “Toda enmienda a esta Convención será
adoptada por una mayoría de dos tercios de los Estados parte presentes y votantes en la conferencia
de enmienda. El Depositario comunicará toda enmienda así adoptada a los Estados Partes”.
Todo Estado que es parte de un tratado está también permitido para ser parte del texto
enmendado. Sin embargo, en las relaciones entre un Estado que sea parte del tratado original y del
enmendado y un Estado que sólo lo sea en uno de ellos, los derechos y obligaciones recíprocos se
regirán por el tratado en el que los dos Estados sean partes.
Los Estados que lleguen a ser parte en el tratado después de su entrada en vigor, se entenderá
que es parte del tratado en su forma enmendada y del tratado en la forma no enmendada, con
respecto a los Estados que no han sido parte del acuerdo de enmienda, salvo, claro, que no
manifieste decisión en contrario. El acuerdo de enmienda de un tratado no obligará a ningún Estado
que, aunque sea parte del tratado original, no sea del acuerdo de enmienda.
Dos o más partes en un tratado multilateral podrán celebrar un acuerdo que tenga por objeto
modificar el tratado únicamente en sus relaciones mutuas, siempre y cuando la posibilidad de tal
modificación está prevista por el tratado, o no está prohibida por el tratado, siempre que no afecte al
disfrute de los derecho y obligaciones de las demás partes; y que no se refiera a ninguna disposición
cuya modificación sea incompatible con el objeto y el fin del tratado (Ciuro Caldani, 2001).
Las partes interesadas deberán notificar a las demás partes su intención de celebrar el acuerdo y
la modificación del tratado que en ese acuerdo se disponga.
Los tratados especifican normalmente que una parte debe consentir formalmente en obligarse
por una enmienda, después de su aprobación, mediante el depósito de un instrumento de
ratificación, aceptación o aprobación de la enmienda. Como ejemplo de este mandato tenemos el
párrafo 3 del artículo 39 de la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia
Organizada Transnacional, de 2000.
Una enmienda puede entrar en vigor de varios modos diferentes, por ejemplo:

1. En el momento de la aprobación de la enmienda;


2. Cuando transcurra un período de tiempo determinado, 30 días, tres meses, etc.;

32
DEG

3. Cuando se suponga su aceptación por consenso si, en un plazo determinado después de


su distribución, ninguna de las partes en el tratado objeta; o
4. Una vez depositado un número determinado de instrumentos de ratificación, aceptación
o aprobación, etc.

Como ejemplo podemos señalar el párrafo 4 del artículo 20 del Protocolo de Kioto de la
Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, de 1997[12]:
Los instrumentos de aceptación de una enmienda se entregarán al Depositario. La enmienda
aprobada de conformidad con el párrafo 3 entrará en vigor para las Partes que la hayan
aceptado el nonagésimo día contado desde la fecha en que el Depositario haya recibido los
instrumentos de aceptación de por lo menos tres cuartos de las Partes en el presente
Protocolo.
En cuanto a los efectos de las enmiendas, éstas pueden obligar luego de entrar en vigor, sólo a
los Estados que hayan aceptado formalmente la enmienda (como el caso anterior) o en ciertos casos
especiales a todos los Estados partes en el tratado.
En el caso de los tratados que no han entrado en vigor, no será posible enmendarlos, salvo que
los Estados partes convengan en que el texto de un tratado necesita ser revisado; luego de ser
aprobado, los signatarios y las partes contratantes pueden reunirse para aprobar acuerdos conexos
que modifiquen el tratado principal.
PARTE V
LA INTERPRETACIÓN Y LOS EFECTOS
DE LOS TRATADOS INTERNACIONALES

5.1 La interpretación de los tratados internacionales.-


Los distintos sistemas
Interpretar un tratado es clarificar lo que las partes han acordado en él, o sea determinar el
sentido de lo expresado en sus cláusulas. El tratado debe interpretarse de buena fe, atendiéndose al
significado usual de los términos empleados en él.
A cualquier término del tratado sólo se le puede atribuir un sentido especial cuando tal fue el
propósito de las partes. En algunos casos, la práctica diplomática malintencionada ha utilizado la
interpretación para desfigurar el verdadero contenido de los tratados en conjunto o de algunas
normas de derecho internacional.
Cuando se trate de interpretar un tratado internacional, se debe tomar en cuenta el idioma en el
que está redactado, las circunstancias históricas en que fue concluido, el vínculo entre las partes y
que el texto, incluido el preámbulo y los anexos constituyen una unidad lógica y un conjunto
armónico de normas jurídicas. Los resultados de la interpretación no deben estar en pugna con los
principios básicos de derecho internacional, no han de violar la soberanía de los Estados, ni deben
acarrear sentido para la suspensión del tratado o la pérdida de su sentido. Los artículos especiales
del tratado poseen prioridad sobre sus disposiciones generales. La práctica de la aplicación del
tratado es un elemento importante a los efectos de la interpretación.
En cuanto a quien realiza la interpretación del tratado, ésta debe ser hecha por el órgano que lo
aplica. Cada parte tiene derecho a interpretar el tratado, pero su interpretación, como acto unilateral,
no es obligatoria para las demás partes, pues la interpretación interna del Estado, no puede
modificar el contenido del tratado.
La interpretación auténtica es aquella que es acordada por todas las partes de un tratado
internacional y es obligatoria para todos.

33
DEG

5.2 Normas de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados para la


interpretación de los mismos
Según el artículo 31 de la Convención de Viena de 1969, la interpretación se hará observando su
objeto y su fin. Además se tomará en cuenta como una sola unidad el texto, preámbulo y anexos.
Para interpretar el tratado deberá tenerse en cuenta los acuerdos ulteriores entre las partes para la
interpretación o la aplicación del mismo, y las prácticas sobre la materia.
En el artículo 32 la Convención (1969) determina los medios de interpretación
complementarios:
(…) en particular los trabajos preparatorios del tratado y las circunstancias de su
celebración, para confirmar el sentido resultante de la aplicación del artículo 31. Además en
los siguientes casos para determinar el sentido cuando la interpretación ha sido hecha de
conformidad con el artículo 31:

1. Cuando deje ambiguo u oscuro el sentido; o


2. Conduzca a un resultado manifiestamente absurdo o ilógico.

En el artículo 33 de la Convención se señala las siguientes normas para la interpretación de


tratados autenticados en dos o más idiomas:
Interpretación de tratados autenticados en dos o más idiomas:

1. Cuando un tratado haya sido autenticado en dos o más idiomas, el texto hará
igualmente fe en cada idioma, a menos que el tratado disponga o las partes
convengan que en caso de discrepancia prevalecerá uno de los textos.
2. Una versión del tratado en idioma distinto de aquel en que haya sido autenticado el
texto será considerada como texto auténtico únicamente si el tratado así lo dispone o
las partes así lo convienen.
3. Se presumirá que los términos del tratado tienen en cada texto auténtico igual
sentido.
4. Salvo en el caso en que prevalezca un texto determinado conforme a lo previsto en el
párrafo 1, cuando la comparación de los textos auténticos revele una diferencia de
sentido que no pueda resolverse con la aplicación de los artículos 31 y 39, se
adoptará el sentido que mejor concilie esos textos, habida cuenta del objeto y fin del
tratado.

5.3 Efectos de los tratados internacionales


Un tratado internacional impone una regla de conducta obligatoria para los Estados signatarios,
como principio reconocido por la práctica internacional.
Además, los tratados crean derechos y obligaciones, lo cual constituye el efecto general de los
mismos. Esto plantea un particular problema: el del fundamento y la razón de la obligatoriedad
entre las partes. La justificación al punto, se encuentra en el principio “pacta sunt servanda”
reconocido repetidamente por la Comunidad Internacional. Este principio implica una actitud de
buena fe que ha de prevalecer durante la ejecución de tratado en vigor, lo que se traduce en la
satisfacción de una necesidad de seguridad jurídica y que se ha transmitido en el tiempo como una
verdad universalmente aceptada, como veremos más adelante.
Los tratados internacionales producen efectos en el tiempo, en el espacio, respecto de otros
tratados, entre las partes y respecto de terceros Estados, según lo analizamos a continuación:
En el tiempo: La entrada en vigor de un tratado se produce en el momento que el Estado parte
admite su consentimiento, es decir, ratifica el texto.

34
DEG

El término final suele estar previsto en el propio tratado, de lo contrario, dejarán de surtir efecto
por nulidad, suspensión o terminación.
En el primer caso, la Convención de Viena de 1969, considera los vicios del consentimiento de
los Estados que acarrean nulidad, en los siguientes supuestos:
Absoluta: Si el consentimiento de una de las partes se ha conseguido mediante la coacción, o si
en el momento de la celebración del tratado, éste se encuentra en oposición a una norma imperativa
del derecho internacional.
Relativa: En caso de que el consentimiento se haya prestado con una violación manifiesta de
una norma interna fundamental sobre la competencia para celebrar tratados, o si existiera
corrupción del representante de un Estado, efectuada por otro Estado negociador.
En el espacio: El principio general que reconoce la Convención de Viena sobre cuál es el
espacio físico o territorial al que alcanzan los efectos del tratado, es el de la “obligatoriedad en todo
el territorio” de cada una de las partes, entendiéndose por esto, territorio terrestre, aguas interiores,
mar territorial y espacio aéreo.
Respecto de otros tratados: Se suscita otro cuestionamiento sobre los efectos de dos o más
tratados de la misma clase, que consiste en determinar la compatibilidad y la medida de los efectos
que cada uno ha de producir o limitarse.
Incluimos algunos ejemplos, que se encuentran de acuerdo al orden que refleja la Convención
de Viena en su artículo 30.
El supuesto excepcional del artículo 103 de la Carta de Naciones Unidas en el que se dice: “En
caso de conflicto entre las obligaciones contraídas por los Miembros de las Naciones Unidas en
virtud de la presente Carta, y sus obligaciones contraídas en virtud de cualquier otro convenio
internacional, prevalecerán las obligaciones impuestas por la presente Carta” (Naciones Unidas,
1945).
Esto es consecuente con la naturaleza propia de las Naciones Unidas, cuyo fin es el
mantenimiento de la paz y seguridad internacional, a cuya realización quedarán subordinados la
organización y sus Miembros.
Otro supuesto similar es el contemplado en el numeral 2 del artículo 30 de la Convención de
Viena sobre el Derecho de los Tratados: “Cuando un tratado especifique que está subordinado a un
tratado anterior o posterior o que no debe ser considerado incompatible con ese otro tratado,
prevalecerán las disposiciones de este último” (Naciones Unidas, 1969).
Un tercer caso es aquel en el que se encuentren dos tratados sucesivos sobre la misma materia
entre las mismas partes con contenidos disímiles, la manera de resolución es el principio romano
“Lex posteriori derogat priori”, lo que significa que la ley posterior deroga a la anterior de manera
contundente.
5.3.1 En relación a las partes contratantes: respecto
del territorio, de los gobernantes y de los gobernados
Por norma universal el tratado internacional extiende sus efectos en todo el territorio sobre el
cual el Estado ejerce soberanía. El Estado es un organismo que reúne tres elementos básicos: la
población, el territorio y las instituciones a través de las cuales ejerce el poder, o en criterio de
DUGUIT[13], “se caracteriza por la realización, sobre un territorio determinado, de una cierta
diferenciación entre los gobernantes y gobernados” (Duguit, 2003).
Con respecto a los gobernantes, debemos recordar que, en regímenes como el del Ecuador, es al
Ejecutivo a quien le corresponde dirigir la política internacional y las relaciones internacionales y
por ende celebrar y ratificar los tratados internacionales. Esos tratados internacionales, celebrados,
aprobados y ratificados de acuerdo a la Constitución y a la ley; constituyen fuente del derecho

35
DEG

interno y para que sean aplicados en forma obligatoria, el Estado ha adoptado los procedimientos
necesarios para que las normas del tratado sean incorporadas al derecho interno.
Con respecto al órgano legislativo, en algunos casos se requiere una ley para que el tratado
internacional pueda producir sus efectos, en el caso de la legislación mexicana, por ejemplo, los
tratados internacionales son una ley de orden federal, con igualdad de rango jerárquico a las leyes
emanadas del Congreso de la Unión y el tratamiento para su aprobación, es igual que para estas
leyes.
Otros parlamentos tienen mecanismos más simples para su aprobación e incorporación a la
legislación nacional, en el caso del Ecuador, la aprobación legislativa del tratado internacional,
requiere un solo debate (a diferencia de la ley que requiere dos) y el voto conforme de la mayoría
de todos los integrantes de la Asamblea Nacional y además sólo requieren de aprobación legislativa
los tratados internacionales de cuya materia que se trate están enumerados expresamente en el
artículo 419 de la Constitución.
La aprobación legislativa de los tratados conlleva la aceptación de los gobernados, del pueblo
directamente representado en esa legislatura, para comprometerse por ese tratado.
5.3.2 Con relación a terceros: tratados que benefician
y que crean obligaciones
En este punto la cuestión se sustrae a determinar cuáles son los sujetos internacionales respecto
de los que surten efecto los Tratados, o sea si crean obligaciones sólo para las partes o también para
Estados terceros. Los tratados producen efectos entre las partes y sólo éstas pueden limitarlos
mediante la estipulación en el propio tratado.
En el caso de los Estados terceros, la regla general está formulada de la siguiente manera: “Un
tratado no crea obligaciones ni derechos para un tercer Estado sin su consentimiento” (Convención
de Viena, 1969, Art. 34). Y la misma establece en los literales g) y h) del artículo 2, que se entiende
por “Parte” un Estado que ha consentido en obligarse por el tratado y con respecto al cual el mismo
está en vigor; y se entiende por “Tercer Estado” un Estado que no es parte en el tratado.
No obstante se debe tener en cuenta que la misma Convención de Viena sobre el Derecho de los
Tratados (1969) reconoce que hay acuerdos internacionales que no están comprendidos en el
ámbito de la misma, es decir aquellos celebrados entre Estados y otros sujetos de derecho
internacional o entre esos otros sujetos de derecho internacional, así como los acuerdos
internacionales no celebrados por escrito, pero que este hecho no afecta:

1. Al valor jurídico de tales acuerdos;


2. A la aplicación a los mismos de cualquiera de las normas enunciadas en la presente
Convención a que estuvieren sometidos en virtud del derecho internacional
independientemente de esta Convención;
3. A la aplicación de la Convención a las relaciones de los Estados entre sí en virtud de
acuerdos internacionales en los que fueren asimismo partes otros sujetos de derecho
internacional (art. 3).

PARTE VI
LA NULIDAD Y LA TERMINACIÓN DE LOS TRATADOS
INTERNACIONALES

6.1 La nulidad de los tratados internacionales de acuerdo con la Convención de Viena sobre el
Derecho de los Tratados
Siendo el consentimiento el fundamento de la celebración de los tratados internacionales, estos

36
DEG

pueden perder su fuerza jurídica por aparecimiento de algunos de los vicios que lesionan el
consentimiento: error, coacción y dolo. Pues para la firma del tratado se presume la voluntad del
Estado y su intención de proceder de acuerdo a la buena fe.
La Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969, en su artículo 46, se refiere
a las disposiciones de derecho interno concernientes a la competencia para celebrar tratados y lo
hace de la siguiente manera:

1. El hecho de que el consentimiento de un Estado en obligarse por un tratado haya sido


manifiesto en violación de una disposición de su derecho interno concerniente a la
competencia para celebrar tratados no podrá ser alegado por dicho Estado como vicio de
su consentimiento, a menos que esa violación sea manifiesta y afecte a una norma de
importancia fundamental de su derecho interno.
2. Una violación es manifiesta si resulta objetivamente evidente para cualquier Estado que
proceda en la materia conforme a la práctica usual y de buena fe.

En esta disposición concurren dos supuestos: el primero, que la voluntad y el consentimiento del
Estado para obligarse por un tratado, viole alguna disposición de su derecho interno; y, segundo, el
Estado no puede señalar este hecho como vicio del consentimiento para alegar anulación de un
tratado. La excepción en este caso es que la violación sea palpable, notoria, pero sobre todo, que
afecte a una norma de derecho constitucional, ya que generalmente estas son normas supremas de
los Estados.
6.1.1 La capacidad
Tienen capacidad para celebrar tratados internacionales los representantes de los Estados con
plenos poderes (artículo 7 de la Convención de Viena de 1969). Sin embargo, hay determinados
cargos estatales que tienen facultades para celebrar todos estos actos sin que sea necesario que
tenga un poder del Estado específico pues el derecho internacional les confiere facultades en virtud
de sus funciones. Estos son el Jefe de Estado, el Jefe de Gobierno y el Ministro de Relaciones
Exteriores. Los Jefes de Misión Diplomática también tienen determinadas competencias, cuando
actúan con el país ante el cual están acreditados, caso contrario requerirán, además, la carta de
plenos poderes
Las organizaciones internacionales también tienen capacidad para celebrar tratados
internacionales, se rigen por las normas de la Convención de Viena de 1986, pero esta capacidad
depende de lo establecido en sus cartas fundacionales o estatutos.
El artículo 6 de la Convención de Viena de 1969 dice que todo Estado tiene capacidad para
celebrar tratados.
El artículo 7, por otro lado, señala que:

1. Para la adopción, la autenticación del texto de un tratado, para manifestar el


consentimiento del Estado en obligarse por un tratado, se considerará que una persona
representa a un Estado:
a. Si se presentan los adecuados plenos poderes; o
b. Si se deduce de la práctica seguida por los Estados interesados, o de otras circunstancias,
que la intención de esos Estados ha sido considerar a esa persona representante del Estado
para esos efectos y prescindir de la presentación de plenos poderes.
2. En virtud de sus funciones, y sin tener que presentar plenos poderes, se considerará que
representan a su Estado:
a. Los Jefes de Estado, Jefes de Gobierno y Ministros de Relaciones Exteriores, para la
ejecución de todos los actos relativos a la celebración de un tratado;
b. Los Jefes de misión diplomáticas, para la adopción del texto de un tratado entre el
Estado acreditante y el Estado ante el cual se encuentran acreditados;

37
DEG

c. Los representantes acreditados por los Estados ante una conferencia internacional o ante
una organización internacional o uno de sus órganos, para la adopción del texto de un
tratado en tal conferencia, organización u órgano.

El artículo 8 por su parte se refiere a la confirmación ulterior de un acto ejecutado sin


autorización:
Un acto relativo a la celebración de un tratado, ejecutado por una persona que, conforme al
artículo 7 no pueda considerarse autorizada para representar con tal fin a un Estado, no
surtirá efectos jurídicos a menos que sea ulteriormente confirmado por ese Estado.
En todo caso, la falta de plenos poderes en un funcionario no investido de representación natural
del Estado, generalmente no anula el compromiso del Estado de obligarse, siempre será posible una
confirmación posterior por parte de las autoridades estatales.
6.1.2 El objeto lícito
Los tratados tienen como objeto una o más obligaciones que afectan a los Estados contratantes.
El objeto de un tratado puede ser una regulación sobre cualquier asunto de interés para los Estados.
El derecho internacional prohíbe la celebración de tratados que tengan como finalidad un objeto
ilícito; el objeto tiene que ser también posible, ya que la imposibilidad natural (por ejemplo la
inexistencia de un río fronterizo) conduce a la imposibilidad jurídica. Tampoco es lícito un tratado
que pretende imponer obligaciones a un tercer Estado, conforme al principio de pacta tertiis nec
nocent nec prosun[14].
6.1.3 Vicios del consentimiento
Los vicios del consentimiento: error, fuerza y dolo, anulan un tratado internacional, siempre que
se encuentren dentro de ciertas situaciones, que las analizaremos a continuación:
El Error
El artículo 48 de la Convención de Viena de 1969, señala:
1. Un Estado podrá alegar un error en un tratado como vicio de su consentimiento en
obligarse por el tratado si el error se refiere a un hecho o a una situación cuya existencia
diera por supuesta ese Estado en el momento de la celebración del tratado y constituyera
una base esencial de su consentimiento en obligarse por el tratado.
2. El párrafo I no se aplicará si el Estado de que se trate contribuyó con su conducta al error
o si las circunstancias fueron tales que hubiera quedado advertido de la posibilidad de error.
3. Un error que concierna sólo a la redacción del texto de un tratado no afectará a la validez
de éste: en tal caso se aplicará el artículo 79.
Un tratado obliga a las partes y solo a las partes, no crean obligaciones para un tercer Estado sin
su consentimiento. Es decir, el error no invalida “ipso-facto” el tratado. Sólo faculta al Estado para
alegarlo –nulidad relativa– como vicio de su consentimiento.
El error, en materia de tratados, es poco frecuente ya que éstos son concluidos en varias etapas,
lo que ofrece suficientes oportunidades para detectarlo a tiempo y evitarlo.
Para invalidad un tratado se requiere:

Que el error se refiera a un hecho o a una situación cuya existencia diera por supuesta
ese Estado en el momento de la celebración del tratado;
Que haya constituido una base esencial de su consentimiento en obligarse.

Si es evidente que el Estado contribuyó con su conducta al error o si puede advertirlo de acuerdo
a las circunstancias no podrá alegarlo como vicio de su consentimiento.

38
DEG

La Fuerza o Coacción
La fuerza o coacción está contemplada en la Convención de Viena de la siguiente manera:
Coacción sobre el representante de un Estado. La manifestación del consentimiento de
un Estado en obligarse por un tratado que haya sido obtenida por coacción sobre su
representante mediante actos o amenazas dirigidos contra él carecerá de todo efecto jurídico
(art. 51).
Coacción sobre un Estado por la amenaza o el uso de la fuerza. Es nulo todo tratado
cuya celebración se haya obtenido por la amenaza o el uso de la fuerza en violación de los
principios de derecho internacional incorporados en la Carta de las Naciones Unidas (art.
52).
La Carta de las Naciones Unidas por su parte, establece en su artículo 2, numeral 4, lo siguiente:
Los Miembros de la Organización, en sus relaciones internacionales, se abstendrán de
recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia
política de cualquier Estado, o en cualquier otra forma incompatible con los Propósitos de
las Naciones Unidas[15].
En consecuencia, la situación es la siguiente en virtud de lo establecido en la disposición citada
de la Carta de las Naciones Unidas, en relación al artículo 52, entre otros: si un Estado recurre a la
fuerza violando la Carta, el tratado de paz que se suscriba en término de las hostilidades, adolecería
de nulidad absoluta. Esta situación afectaría por consiguiente a los tratados celebrados después de la
entrada en vigor de la Carta, no afecta a la validez de los anteriores, en virtud del principio de
irretroactividad.
Ha habido decisiones sobre los tratados de paz emanada de los tribunales, sin que haya discutido
la nulidad de ellos a causa de la coacción aplicada. Como ejemplo, señalaré el caso de Bolivia, que
en noviembre de 1920, solicitó de la Sociedad de las Naciones la recomendación de ésta para que
Chile se allanara a la revisión del Tratado de 1904, suscrito por ambos países, aduciendo, entre
otras consideraciones, la coacción de que había sido víctima por parte de Chile al celebrar dicho
tratado. Chile argumentó por su parte, que dicho tratado había sido suscrito 24 años después de
haber cesado las hostilidades entre ambos países además de que la fuerza no viciaba los tratados de
paz.
La Sociedad de Naciones nombró a tres juristas para que determinaran el verdadero alcance de
la disposición legal invocada por Bolivia (artículo 19 del Tratado) ellos opinaron unánimemente
que la demanda era inadmisible, ya que el artículo citado se referiría a los tratados inaplicables o
inaplicados lo que no sucedía en el caso discutido[16].
El Dolo
El artículo 49 de la Convención de Viena, describe al dolo de la siguiente manera: “si un Estado
ha sido inducido a celebrar un tratado por la conducta fraudulenta de otro Estado negociador, podrá
alegar el dolo como vicio de su consentimiento en obligarse por el tratado” (Naciones Unidas,
1969).
Según algunos autores el dolo es el error debido al fraude de otro, esto es, toda especie de
maniobras o artificios dirigidos a inducir a una parte para la conclusión de un tratado, sea
provocado el error: dolo positivo, o aprovechando el error existente: dolo negativo.
La alegación del dolo es escasa en derecho internacional ya que los Estados, al concluir un
tratado, tomarán todos los medios para evitarlo.
Hay quienes señalan que el caso típico se da cuando una parte es víctima del error y la otra parte
conoce el error, pero no hace nada para desengañar a la primera.
El dolo en los tratados se manifestará en declaraciones falsas de los hechos, en la omisión de

39
DEG

actos, hechos o situaciones importantes, si son esenciales para el consentimiento de la otra parte y si
ésta por razones excusables, no puede obtener esa información. El Estado si lo desea, podrá alegar
la nulidad relativa del tratado.
Fraude o corrupción de un representante del Estado
Dice el artículo 50 de la Convención de Viena (1969) sobre el Derecho de los Tratados:
Corrupción del representante de un Estado. Si la manifestación del consentimiento de un
Estado en obligarse por un tratado ha sido obtenida mediante la corrupción de su
representante, efectuada directa o indirectamente por otro Estado negociador, aquel Estado
podrá alegar esa corrupción como vicio de su consentimiento en obligarse por el tratado.
Esta situación estaría prevista en el artículo referente al dolo, ya que plantea una forma de
conducta fraudulenta para obtener el consentimiento del representante del otro Estado.
Otro caso de corrupción de un representante del Estado, sucede cuando antes de expresar el
consentimiento de ese Estado para obligarse por un tratado, ha aceptado ofertas, promesas o regalos
realizados con la finalidad de inducirlo a expresar dicho consentimiento.
Deben ser actos que ejerzan una influencia decisiva en la conducta del representante, para que el
Estado pueda alegar, si lo desea, la nulidad del tratado. Así, un favor o una cortesía no serían
determinantes para alegar tal corrupción.
6.2 Consecuencias de la nulidad de los tratados internacionales
La Convención de Viena de 1969, se refiere en sus artículos 69 y 71 a dos situaciones diferentes
de nulidad:
La del artículo 69 que establece la norma general que acarrea la nulidad de todos los tratados
bilaterales o multilaterales. Este artículo, inicia estableciendo que declarado nulo un tratado carece
de toda fuerza jurídica (numeral 1).
El tratado es nulo ab-initio (“desde el principio”), y no solo a partir de la fecha en que la nulidad
es alegada.
La nulidad puede haber sido alegada después de que las partes realizaron actos de buena fe. En
estos casos, si bien la nulidad del tratado regirá a partir de su celebración, cada parte puede pedir a
cualquier otra de las partes que en la medida de lo posible establezca en sus relaciones mutuas la
situación que habría existido o no se hubieran ejecutado esos actos (art. 69, número 2, literal a). Se
establece, además, que “los actos ejecutados de buena fe antes de que se haya alegado la nulidad no
resultarán ilícitos por el solo hecho de la nulidad del tratado” (numeral 2, literal b).
Si no existe la buena fe como en casos de dolo, corrupción o coacción, no proceden las
situaciones señaladas en las disposiciones anteriores, esto es restauración del statu quo ante licitud
de los actos de buena fe, antes de declararse la nulidad.
La del artículo 71 de la Convención de Viena de 1969, se refiere al caso de tratados que están en
oposición a una norma de jus cogens (existente o emergente).
También se refiere este artículo a las consecuencias de la nulidad de los tratados que están en
oposición a una norma imperativa de derecho internacional general, sea un jus cogens existente
(artículo 53) o un jus cogens emergente (artículo 64).
Esta causal de nulidad ha sido tratada separadamente por la Convención, por cuanto ella no
depende de la voluntad de las partes, como ocurre con el error, corrupción o coacción, por ejemplo.
Señala el artículo 71, en su párrafo 1:
Cuando un tratado sea nulo en virtud del artículo 53 las partes deberán:

40
DEG

a. Eliminar en lo posible las consecuencias de todo acto que se haya ejecutado


basándose en una disposición que esté en oposición con la norma imperativa de
derecho internacional general; y,
b. Ajustar sus relaciones mutuas a la norma imperativa de derecho internacional
general.

El párrafo 2 se refiere a la aparición de una nueva norma de Jus cogens:


Cuando un tratado se convierte en nulo en virtud del artículo 64, la terminación del tratado:

a. Eximirá a las partes de toda obligación de seguir cumpliendo el tratado.


b. No afectará ningún derecho, obligación o situación jurídica de las partes creados
por la ejecución del tratado antes de su terminación; sin embargo, esos derechos,
obligaciones o situaciones podrán en adelante mantenerse únicamente en la medida
en que su mantenimiento no esté por sí mismo en oposición con la nueva norma
imperativa del derecho internacional general

Así, al ser nulo un tratado sus disposiciones carecen de fuerza jurídica y eximirá a las partes de
seguir cumpliendo los derechos y las obligaciones; éstos, si han sido creados antes de la
terminación del tratado, podrán mantenerse en tanto no se opongan a las normas de jus cogens.
6.3 La terminación de los tratados internacionales
por voluntad de las partes
La terminación del tratado internacional significa que ha perdido su obligatoriedad en las
relaciones entre las partes y ha dejado de crear derechos y deberes para ellas.
El tratadista CHARLES ROUSSEAU (1966), plantea cuatro formas de terminación de los
tratados internacionales: la derogación, la denuncia, el cambio de circunstancias y la revisión (pág.
84). Veamos algunas de ellas:
6.3.1 Por voluntad unánime de las partes
Las partes pueden establecer cláusulas que permiten terminar con el tratado o también pueden
no disponer nada. Las cláusulas de terminación del tratado pueden ser: cláusulas resolutivas y
cláusulas de denuncia o retiro.
La Derogación
Es la extinción de los tratados por la voluntad común de las Partes. Es el caso más simple, que
resulta de un acuerdo entre las partes y puede darse en cualquier momento.
ROUSSEAU señala que la derogación de un tratado, puede darse de tres formas: la primera,
cuando:
“la derogación nace tanto de un tratado especial como de una cláusula especial de un tratado
más amplio. La derogación de un tratado bilateral por medio de cláusula especial es
frecuente en los tratados con duración limitada (tratados de comercio, de arbitraje, de
amistad, de alianza, etc.). La de un tratado multilateral se encuentra especialmente en los
tratados de paz, las uniones internacionales, etc. (ROUSSEAU, Derecho Internacional
Público profundizado, 1966)”.
La segunda forma se da por una importante excepción al principio de la extinción por acuerdo
unánime entre las partes y consiste en que “un régimen convencional finalice o se vea modificado
por una decisión mayoritaria de los Estados parte en el tratado” (ROUSSEAU, Derecho
Internacional Público profundizado, 1966, págs. 84, 85).
6.3.2 Por voluntad unilateral

41
DEG

La Denuncia
Los tratados internacionales pueden finalizar como consecuencia de una manifestación de la
voluntad de una de las partes. Pero para que ésta tenga valor jurídico, debe haber sido permitida con
anterioridad, de preferencia en el mismo texto del tratado.
Hay tratados en los que se prohíbe su denuncia en determinadas circunstancias. Así, las
Convenciones de Ginebra de 1949 sobre la Protección de las Víctimas de Guerra, en la cual se
prohíbe su denuncia en períodos bélicos (art. 158).
En general son muy pocos los tratados que prohíben su denuncia, sin embargo ésta es la práctica
más extendida y más usada.
Corresponde a la ley interna de cada Estado, determinar el órgano estatal que tendrá la
competencia necesaria para poder denunciar los compromisos internacionales. En forma general, es
el Jefe de Estado, a través del Ministro de Relaciones Exteriores. En el caso del Ecuador, la
Asamblea Nacional debe aprobar la denuncia de los tratados señalados en el artículo 419 de la
Constitución.
A más de estar previsto en el tratado la posibilidad de la denuncia, debe constar también otras
condiciones como:

El órgano ante el cual se notificará la denuncia, lo cual conlleva la publicidad de la


denuncia.
La fecha a partir de la cual es posible la denuncia.
La adopción de un plazo de preaviso, es decir un término acordado, en el cual queda
suspendida la denuncia, antes de que esta sea aplicada.

En cuanto a los efectos de la denuncia es necesario distinguir entre los tratados bilaterales y los
tratados multilaterales:
En el caso de los tratados bilaterales, la denuncia pone fin al tratado. Es muy frecuente su
utilización en el caso de los tratados de naturaleza económica o de comercio, cuya duración es de
ordinario limitada. Cabe señalar, como ejemplo, que en los últimos años el Parlamento ecuatoriano
aprobó la denuncia unilateral de los tratados sobre protección de inversiones con varios países.
En los casos de tratados multilaterales, la denuncia no pone fin al tratado, sino que más bien
excluye al Estado denunciante de las disposiciones jurídicas establecidas en el tratado, el que sigue
vigente para el resto de los Estados parte.
Para referirse a la denuncia o retiro de un tratado, en el caso de que en su texto no existan
disposiciones sobre la terminación, la denuncia o el retiro, la Convención de Viena sobre el
Derecho de los Tratados de 1969, expresa:
Denuncia o retiro en el caso de que el tratado no contenga disposiciones sobre la
terminación, la denuncia o el retiro.

1. Un tratado que no contenga disposiciones sobre su terminación ni prevea la denuncia


o el retiro del mismo podrá ser objeto de denuncia o de retiro a menos:
2. Que conste que fue intención de las partes admitir la posibilidad de denuncia o de
retiro; o
3. Que el derecho de denuncia o de retiro pueda inferirse de la naturaleza del tratado.
4. Una parte deberá notificar con doce meses, por lo menos, de antelación su intención
de denunciar un tratado o de retirarse de él conforme al párrafo primero (art. 56).

42
DEG

6.3.3 Por cumplimiento de una condición resolutoria


Cuando una cláusula se ha cumplido, produce la revocatoria o ineficacia de la obligación o
disposición del tratado, lo cual trae como consecuencia reponer las cosas en el estado que tenía
antes de la celebración del tratado.
El cumplimiento de la condición resolutoria, se da, especialmente en dos situaciones, las que
dependen del cumplimiento del plazo que se señaló en la cláusula correspondiente y las que
dependen del hecho, el mismo que está también señalado en la cláusula resolutoria.
La terminación del tratado resulta de su texto en sí mismo, es decir, el tratado encara a título de
causa de extinción ciertos acontecimientos que al suceder provocan automáticamente su
desaparición: tal es la llegada del término final para los tratados con duración determinada,
concluyen, por ejemplo, en 5, 10, 50, 99 años. Y, porque se cumplió el objeto del mismo tratado, la
entrega, conclusión, o finalización de un hecho.
6.4 Terminación de los tratados por aplicación de normas de derecho internacional general
6.4.1 La norma “Rebus Sic Stantibus”
La norma “Rebus Sic Stantibus” es aquella según la cual un cambio esencial en las
circunstancias de hecho, en vista o en consideración de las que se celebró un tratado, puede
provocar la caducidad de ese tratado o por lo menos afectar su fuerza obligatoria. Es decir, el
supuesto de que los tratados se concluirían bajo la condición de que las cosas permanecieran en el
mismo estado, implica que un tratado puede dejar de ser obligatorio si las condiciones existentes en
el momento de su celebración sufrieron ulteriores modificaciones de una importancia esencial para
las relaciones entre las partes.
La Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados no reconoce de manera abierta la
Cláusula “Rebus Sic Stantibus”, sin embargo el cambio fundamental de las circunstancias, quedó
contemplada en el artículo 62 de la misma, de la siguiente manera:

1. Un cambio fundamental en las circunstancias ocurrido con respecto a las existentes


en el momento de la celebración de un tratado y que no fue previsto por las partes,
no podrá alegarse como causa para dar por terminado el tratado o retirarse de él, a
menos que:
a. La existencia de esas circunstancias constituyera una base esencial del
consentimiento de las partes en obligarse por el tratado; y,
b. Ese cambio tenga por efecto modificar radicalmente el alcance de las obligaciones
que todavía deban cumplirse en virtud del tratado.
2. Un cambio fundamental en las circunstancias no podrá alegarse como causa para dar
por terminado un tratado o retirarse de él:
a. Si el tratado establece frontera; o
b. Si el cambio fundamental resulta de una violación, por la parte que lo alega, de
una obligación nacida del tratado o de toda otra obligación internacional con
respecto a cualquier otra parte del tratado.
3. Cuando, con arreglo a lo dispuesto en los párrafos precedentes, una de las partes
pueda alegar un cambio fundamental en las circunstancias como causa para dar por
terminado un tratado o para retirarse de él, podrá también alegar ese cambio como
causa para suspender la aplicación del tratado.

6.4.2 La violación grave de un tratado


Se considera violación grave de un tratado, en concordancia con la Convención de Viena sobre
el Derecho de los Tratados: El rechazo a un tratado y la violación de una disposición fundamental

43
DEG

para el objeto del tratado.


En el caso de tratados bilaterales, si una de las partes comete una violación grave del tratado, la
otra parte estará facultada para dar por terminado o para suspender su aplicación total o
parcialmente.
En el caso de los tratados multilaterales, la violación grave del mismo, en el cual incurra una de
las partes, las otras partes podrán de común acuerdo, suspender la aplicación del tratado en forma
parcial o total, ya sea para todas las partes, incluyendo al infractor, o solamente excluyendo de la
aplicación al infractor solamente.
Aquella parte en el tratado, que se crea especialmente perjudicada por la violación de otra de las
partes, podrá alegar ésta como causa de terminación del tratado, en las relaciones entre ambas
partes solamente.
Cualquiera de las partes de un tratado, excepto el infractor, puede alegar la violación como
causa de terminación o suspensión temporal del tratado, con respecto a sí misma, siempre que la
violación modifique sustancialmente la situación de cada parte en relación con sus
responsabilidades futuras.
Algunos tratados internaciones, prevén disposiciones para caso de violación del mismo.
La excepción para este caso, es tratándose de normas de derecho humanitario, o de aquellas que
protegen a la persona.
6.4.3 La imposibilidad de cumplirlo
Se entenderá que es imposible cumplir un tratado internacional, cuando el objeto principal del
mismo ha desaparecido o ha sido destruido, por lo tanto las partes del mismo podrán alegar su
terminación.
La imposibilidad podría ser temporal, en cuyo caso lo que se alegue no será la terminación sino
la suspensión del tratado.
Pero si la pérdida o desaparición el objeto ha sido producida por la violación de una de las
partes, ésta no podrá alegar la terminación o suspensión del tratado o del cumplimiento de su
responsabilidad emanada del mismo.
6.4.4 El surgimiento de una nueva norma imperativa
El artículo 53 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, de 1969, establece
el llamado Jus cogens existente, esto es, una norma imperativa de derecho internacional aceptada y
reconocida por la Comunidad Internacional, norma que no admite acuerdo en contrario, salvo por
otra norma que tenga igual carácter.
Tratados que están en oposición con una norma imperativa de derecho internacional
general (“jus cogens”). Es nulo todo tratado que, en el momento de su celebración, esté en
oposición con una norma imperativa de derecho internacional general. Para los efectos de la
presente Convención, una norma imperativa de derecho internacional general es una norma
aceptada y reconocida por la comunidad internacional de Estados en su conjunto como
norma que no admite acuerdo en contrario y que sólo puede ser modificada por una norma
ulterior de derecho internacional general que tenga el mismo carácter.
El artículo 64 de la misma Convención, por su lado, consagra el llamado Jus Cogens emergente:
“Si surge una nueva norma imperativa de derecho internacional general, todo tratado existente que
esté en oposición con esa norma se convertirá en nulo y terminará”.
El mandato por lo tanto es claro y directo, todo tratado que se oponga a una norma imperativa,
de aplicabilidad obligatoria de derecho internacional y que pueda surgir en un momento dado,
mediante la aceptación y reconocimiento de la Comunidad Internacional, es nulo y perderá su

44
DEG

efecto jurídico.
Como ejemplo de las normas de derecho internacional, que sean de aplicación imperativa es
decir que tienen el carácter de jus cogens, podemos mencionar, entre otras los siguientes:
Normas fundamentales de derechos humanos que frenen:

Actos contrarios a la prohibición de la esclavitud.


Actos contrarios a ciertas normas de derecho humanitario en conflictos armados.
Violaciones de los derecho humanos en general.
Actos contrarios a la libre determinación de los pueblos.
Discriminación racial.

Normas fundamentales de la convivencia humana:

Actos contrarios a la prohibición de la piratería.


Agresión y uso ilícito de la fuerza.
Destrucción de la soberanía o independencia política de un Estado.

6.5 Consecuencias de la terminación de los tratados


La Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados señala en el artículo 70 las
consecuencias para las partes en el caso de la terminación de un tratado, siempre que las partes no
hayan acordado otra situación o consecuencia con anterioridad o que hayan acordado que conste en
el texto del tratado una disposición al respecto.
La consecuencia lógica que se deriva de la terminación de un tratado es, sin duda, la no
obligación de las partes para que sigan cumpliendo con el tratado y de seguir aplicándolo.
Sin embargo, las disposiciones de la Convención de Viena son directas en señalar que las partes
del tratado que se termina mantendrán sus derechos, obligaciones o situaciones jurídicas y sus
efectos que se hayan derivado o que hayan surgido por la aplicación del tratado.
Si es uno solo el Estado que denuncia o se retira de un tratado internacional, las disposiciones
mencionadas en los párrafos anteriores, se aplicarán en las relaciones de ese Estado con cada una de
las demás partes.
6.6 Trámite de controversias en los términos
de la Convención de Viena
La Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, señala el procedimiento que debe
seguir una de las partes de un tratado, cuando invoque que ha incurrido en uno de los vicios de su
consentimiento para celebrar un tratado, o que surja una causa para impugnar su validez, darlo por
terminado, retirarse o suspender su aplicación. En cuyo caso, notificará a las demás partes su
decisión, precisando las causas que le motivaron.
Si no hubiese objeción a esa decisión, pasados tres meses de haber sido notificada, la parte que
notificó podrá proceder a declarar la nulidad del tratado, darlo por terminado, retirarse o suspender
su aplicación siguiendo las formalidades del artículo 67 de la Convención de Viena.
Pero, en el caso de que alguna de las partes, objete dicha decisión, se entenderá que ha seguido
una controversia y que ésta debe ser solucionada en la forma que dispone la Carta de las Naciones
Unidas, en su artículo 33, es decir con uno de los métodos de solución pacífica, previsto para tal
caso. Estos métodos son: la negociación, la investigación, la mediación, la conciliación, el arbitraje,

45
DEG

el arreglo judicial, el recurso a organismos o acuerdos regionales. Además, podrá hacerlo


escogiendo otros medios pacíficos que crea conveniente.
Si el Estado notificante, luego de conocer los hechos que le motivarían a alegar una causa de
nulidad, terminación, retiro o suspensión de la aplicación del tratado, haya convenido expresamente
que el tratado sigue siendo válido y que sigue en vigor; o que, ese Estado parte haya dado muestras
o se ha comportado de forma que expresamente demuestre la validez y vigencia del tratado, perderá
su derecho a alegar la nulidad, terminación, retiro o suspensión.
El artículo 66 de la Convención de Viena, señala el procedimiento que debe continuar, en caso
de que no se haya llegado a ninguna solución, dentro de los doce meses siguientes y esos
procedimientos, podrán ser:

a. Someter el caso a decisión de la Corte Internacional de Justicia; y,


b. Presentar al Secretario General de las Naciones Unidas una solicitud de arreglo, en
cumplimiento de las disposiciones del anexo de la misma Convención.

Estos procedimientos son aplicados también para los casos de controversias derivadas del
surgimiento de una nueva norma imperativa de derecho internacional general o de “Jus Cogens”.
Por supuesto que las notificaciones y los instrumentos previstos en las disposiciones señaladas,
podrán ser revocados en cualquier momento.
PARTE VII
LOS SUJETOS DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO

7.1 Los sujetos del derecho internacional público


En derecho internacional público los individuos no son los sujetos inmediatos de sus normas
sino los Estados, éstos son los que gozan de personalidad jurídica internacional.
El Estado es la persona moral del derecho público, territorial y soberano, es decir la
organización política de un país, que se manifiesta por la coexistencia de tres elementos básicos: un
territorio determinado, una población asentada en ese territorio y una autoridad común o gobierno
que rige dentro de él de modo exclusivo. Algunos tratadistas incluyen en este tercer elemento, a las
instituciones del Estado que le representan.
Para el derecho internacional público, deben además de los anteriores, concurrir un elemento
más: la soberanía, ya que al derecho internacional le interesa un Estado soberano, porque sólo en
función de la autonomía e independencia, puede este sujeto contraer obligaciones y ejercitar
derecho.
Con estos elementos reunidos, existe lo que se llama un “Estado soberano”, o un “Estado
independiente” y mediante su reconocimiento por los demás, ese Estado entra a formar parte de la
comunidad internacional y asume el carácter de persona de derecho internacional[17].
Las organizaciones internacionales son las otras personas de derecho internacional. En realidad
en la doctrina una de las controversias más importantes, desde mucho antes de la adopción de la
Carta de las Naciones Unidas, fue la cuestión de la personalidad jurídica. Con el desarrollo de
dichas organizaciones internacionales el dilema se resolvió a favor del reconocimiento de la
personalidad internacional. En varios tratados constitutivos los Estados les otorgaron derechos y les
impusieron obligaciones. Con la Sociedad de las Naciones ya la doctrina se inclinó por reconocer
dicha personalidad.
Las organizaciones internacionales son entidades intergubernamentales, establecidas por un
acuerdo internacional, dotadas de órganos permanentes propios e independientes, encargados de
gestionar intereses colectivos y capaces de expresar una voluntad jurídica distinta de la de sus

46
DEG

miembros.
Los otros sujetos de menor jerarquía, que ejercen similares atribuciones y derechos en la
comunidad internacional, son:

Las comunidades beligerantes.


Movimientos de liberación nacional.
La persona humana.
La Santa Sede.
La Orden Soberana de Malta.

7.2 El nacimiento de los Estados


ÁLVAREZ LONDOÑO afirma que:
El Estado no es un fenómeno permanente ni en el tiempo (nacimiento en el siglo XVI) ni en
el espacio (nómadas, tribus); puede desaparecer: Por integración en un conjunto más
extenso (conquista, cesión), o por desintegración (casos de Austria, Hungría,
desmembramiento de Polonia en el Congreso de Viena 1815, República Checa- Eslovaquia.
(Álvarez Londoño, 1998, pág. 51).
Un Estado puede nacer sin que para ello sean necesarias acciones y decisiones específicas, sino
como producto de la historia, del desarrollo humano y de la vida política.
En realidad el Estado nace, se modifica y se extingue, pero siendo una entidad abstracta, su vida
es mucho más larga que la vida de las personas físicas, por eso se dice que su existencia es ilimitada
en el tiempo.
Algunas de las formas de nacimiento del Estado son: por fusión de varios Estados en uno sólo;
por separación resultante de un acuerdo; por división o fraccionamiento de un Estado en varios; y,
por fundación directa, es decir mediante el establecimiento de una población en un territorio res
nullius[18] y la consiguiente organización de un gobierno.
7.2.1 La fusión de varios Estados
Varios Estados anteriores se unen para formar uno nuevo, por lo cual, ellos desaparecen, pierden
su personalidad internacional y nace el nuevo Estado soberano, con nueva personalidad.
Cuando aquella fusión es violenta, se entiende que un Estado hace de centro, de matriz, y por la
fuerza va adhiriendo a los otros Estados.
En todo caso, los Estados fusionados y su matriz, adquieren una nueva personalidad, nace un
nuevo Estado.
Como ejemplos de fusión de Estados tenemos la unificación de Italia, en 1870 y del Imperio
alemán en 1871.
7.2.2 La separación por acuerdo
La separación de un Estado consiste básicamente, en que una parte de la población de un
Estado, ubicada en una sección de su territorio, decide separarse de la metrópoli y formar un Estado
independiente.
Esta separación puede realizarse por los canales pacíficos y de acuerdo con la metrópoli, en
cuyo caso, será reconocido por la metrópoli, caso contrario, una separación violenta, ocasionará lo
que se llama una guerra de secesión. Las causas pueden ser diversas, incluyendo la liberación de
sectores oprimidos, etc. Si triunfan los separatistas, ocasionarían el nacimiento de un nuevo Estado.

47
DEG

Tenemos muchos ejemplos de este tipo de casos, recordemos Estados Unidos de Norteamérica y
las Repúblicas hispanoamericanas que se independizaron en el siglo XIX y formaron nuevos
Estados[19].
7.2.3 Por división o fraccionamiento de un Estado en varios
En los años posteriores a la caída del muro de Berlín ocurrida en noviembre de 1989, el mundo
ha presenciado el fraccionamiento de varios Estados, algunos fusionados a la fuerza a raíz de la
Segunda Guerra Mundial.
Uno de los casos es la disolución de la antigua Yugoslavia por hechos de agitación política
acontecidos desde junio de 1991 hasta el 2006 que culminaros con el fraccionamiento y la
formación de seis nuevas repúblicas soberanas (Eslovenia, Croacia, Macedonia , Montenegro,
Bosnia – Herzegovina y Serbia). En el 2008 además, se independizó de Serbia la provincia de
Kosovo y Metohija, aunque esta independencia no ha sido reconocida por la Comunidad
Internacional (UN News Centre, 2016).
7.2.4 Fundación
La fundación de un Estado es una forma originaria de nacimiento de los Estados puesto que,
cuando un grupo de individuos o de instituciones deciden formar un Estado, sobre un territorio res
nullius, es decir territorio sin dueño, susceptible de apropiación por otro Estado mediante esta figura
jurídica y en el que no ejercen ningún derecho de soberanía.
Actualmente, es muy difícil encontrar este tipo de territorios nullius, por lo que también es muy
difícil la posibilidad de fundar un Estado, de esta manera.
Un ejemplo de este tipo de nacimiento de los Estados, es el caso de la actual República
Democrática del Congo, para lo cual, la corona Belga con Leopoldo II funda en 1878 la Asociación
Internacional del Congo financiada con inversiones privadas. En 1879 se establece en el norte de
Kinshasa un territorio francés que más tarde sería el Congo Francés o el Congo actual. De 1884 a
1885 se establece la Conferencia de Berlín, la cual intenta dar orden a las posiciones coloniales en
África durante el boom de la colonización de la misma. Se reconoció al Estado Libre del Congo
como un país, de propiedad del ciudadano privado Leopoldo II Esta región fue llamada “Estado
Libre del Congo”, tuvo vida independiente hasta 1909.
7.3 El reconocimiento de los Estados
Los Estados, desde el momento que nacen y se han desarrollado a través de sus instituciones,
tienen una vida, existen de hecho; pero en las relaciones internacionales, dependen de la actitud de
los demás, es decir, el nuevo Estado entra a formar parte de la comunidad internacional a medida
que es reconocido de acuerdo al derecho internacional[20].
El reconocimiento es: “(…) un acto unilateral por el cual uno o más Estados declaran o admiten
tácitamente que ellos consideran que un Estado, con los derechos y obligaciones de esta condición a
una unidad política que existe de hecho y se consideran a sí misma como Estado. (Sorensen, 1973,
pág. 277)”.
El reconocimiento de un nuevo Estado no significa necesariamente entablar relaciones
diplomáticas con el mismo solo indica el deseo de mantener relaciones normales con el Estado
reconocido.
El reconocimiento es una facultad discrecional del Estado que lo extiende y él mismo
determinará cuando debe otorgarlo para evitar un reconocimiento prematuro, lo que podría ser
considerado como una intervención ilícita en los asuntos internos de un Estado. Del mismo modo el
reconocimiento tardío traería consecuencias en las relaciones entre los Estados. Por lo tanto, el
reconocimiento debe otorgarse cuando el Estado reúna las condiciones de tal, ejerza una autoridad
efectiva sobre su territorio y población, tenga un territorio delimitado y sea independiente.

48
DEG

El reconocimiento es irrevocable e incondicional, no es retroactivo. Un Estado no reconocido no


queda eximido de acatar las normas de derecho internacional pues se lo aplica a toda la comunidad
internacional, compuesta tanto de Estados reconocidos como no reconocidos.
SEARA VÁSQUEZ, en su Derecho internacional público, reconoce la existencia de dos teorías
respecto al reconocimiento de los Estados:
Teoría constitutiva.- Según la cual antes del reconocimiento, la comunidad política en
cuestión no tiene la cualidad plena de Estado, de sujeto de derecho internacional, viniendo a
ser el reconocimiento de los otros Estados lo que le da tal cualidad.
Teoría declarativa.- Considera que la cualidad estatal la tiene la nueva comunidad aun
antes del reconocimiento, y el Estado que lo otorga no hace más que aceptar un hecho
(SEARA VÁSQUEZ, Derecho internacional público, 1979, pág. 97).
Si se acepta como válida la teoría constitutiva, este reconocimiento podría acarrear efectos
jurídicos negativos, pues el Estado quedaría al margen del derecho internacional y de la protección
que este derecho otorga a los sujetos, hasta ser reconocido y por lo tanto limitado del ejercicio de
derechos y obligaciones.
La teoría declarativa entraña una simple declaración de una situación jurídica preexistente en
virtud de la cual el Estado tiene derechos de tal, antes de su reconocimiento por los demás
miembros de la comunidad internacional.
Esta teoría está amparada por la Carta de la Organización de los Estados Americanos (1948),
que en su artículo 13 manifiesta:
La existencia política del Estado es independiente de su reconocimiento por los demás
Estados. Aun antes de ser reconocido, el Estado tiene el derecho de defender su integridad e
independencia, proveer a su conservación y prosperidad y, por consiguiente, de organizarse
como mejor lo entendiere, legislar sobre sus intereses, administrar sus servicios y
determinar la jurisdicción y competencia de sus tribunales. El ejercicio de estos derechos no
tiene otros límites que el ejercicio de los derechos de otros Estados conforme al derecho
internacional.
El reconocimiento puede ser hecho en forma expresa o tácita y en ambos casos pueden ser
individuales o colectivos.
El expreso individual se manifiesta mediante una nota diplomática o a través de tratados.
El reconocimiento expreso colectivo es muy poco frecuente.
El tácito individual se manifiesta mediante el envío o recepción de agentes diplomáticos o
consulares. Si terceros Estados envían o mantienen cónsules en el nuevo Estado no implica
necesariamente reconocimiento.
El reconocimiento tácito colectivo se realiza a través de la firma o adhesión de un tratado
multilateral por un nuevo Estado o por la admisión de un nuevo Estado en los organismos
internacionales.
7.4 Las colectividades estatales
Cuando cierto número de Estados se han reunido en asociación y persiguen un mismo fin,
hablamos de colectividades estatales y ésta como tal, puede ser sujeto de derecho internacional,
para lo cual el tratado constitutivo deberá permitirle realizar actos de alcance jurídico internacional.
Se presentan en la comunidad internacional como un solo ente, pero en realidad son consecuencia
de una estructura compuesta por la asociación de dos o más Estados que persiguen un fin común.
La característica principal consiste en que los Estados asociados establecen órganos colectivos
para atender los asuntos comunes.

49
DEG

Generalmente se asocian por acuerdo, pero hay casos en que estas asociaciones son creadas por
actos unilaterales.
Hay uniones internacionales de carácter político y de carácter apolítico y uniones
internacionales de carácter político organizadas y no organizadas.
Existen muchos ejemplos de este tipo de asociación de Estados, entre ellos podríamos
mencionar la Comunidad Británica de Naciones:
Las principales colonias que integraban el Imperio Británico en primer lugar las de
inmigración blanca, esto es, Canadá, Australia, Nueva Zelandia y Unión Sudafricana, y más
tarde la India y otras obtuvieron personalidad jurídica internacional. Los cinco países
mencionados concurrieron a la Conferencia de la Paz de 1919; allí firmaron conjuntamente
con Gran Bretaña los tratados respectivos y en consecuencia fueron admitidos en la
Sociedad de las Naciones como miembros originarios. En 1926, la Conferencia Imperial
efectuada en Londres declaró que esos países estaban unidos por un vínculo común, que es
la Corona, y que eran “comunidades autónomas” dentro del imperio Británico, no
subordinadas una a otra en sus asuntos interiores o exteriores, aunque unidas por un vínculo
común con la Corona y asociadas libremente como miembros de la British Commonwealth.
Con excepción de la India, los países arriba referidos fueron considerados “dominios
autónomos” (Self-governing Dominiors): poseían su propia Constitución, parlamento,
consejo de ministros y poder judicial; y como vínculo con la Corona británica, un
Gobernador General o Alto Comisionado designado por el Rey. Además, cada uno
legislaba, emitía moneda, imponía contribuciones, disponía de fuerzas armadas y poseía su
propia bandera (Ruda José María y Podestá Costa L. A. 1996).
7.5 Concepto de soberanía
“La soberanía es la función de regir al Estado, ejercida por el poder público dentro de su
respectivo territorio y con exclusión, en principio, de cualquier otro poder”[21] (Ruda José María y
Podestá Costa L. A. 1996).
Soberanía nacional, es el poder que tiene el Estado sobre su territorio donde ninguno es superior
a él, es decir la soberanía nacional le permite a un país ser un territorio independiente e inviolable.
La soberanía si bien se concentra en el poder público que rige al Estado sin subordinación a otro
poder no es indivisible: en lo interno, su ejercicio se distribuye en las funciones concurrentes de los
diversos órganos que entregan el gobierno; y no es tampoco absoluta, porque cuando trasciende al
exterior su ejercicio debe ser coordinado con la soberanía de los demás Estados. Por esto la doctrina
contemporánea afirma que: “El derecho internacional es un derecho de coordinación, mientras que
el derecho interno es un derecho de subordinación” (mencionado en otra parte de este trabajo); esto
último porque el derecho interno se caracteriza por la presencia de autoridades con fuerza
coercitiva.
Debemos tener siempre presente que la costumbre internacional ha ido introduciendo algunas
limitaciones importantes al concepto de soberanía. La celebración de tratados internacionales muy
frecuentes en los últimos años, lleva consigo obligaciones que restringe la soberanía. La
interdependencia es un fenómeno irreductible y universal que impone a la soberanía restricciones
cada vez mayores en el terreno económico, primero y luego en el político.
Las transformaciones que ha sufrido la idea de la soberanía ha llevado a que varios autores se
alejen de la noción de soberanía como característica de la cualidad del Estado persona del derecho
internacional, en su lugar utilizan la palabra competencia, porque entienden que en el campo
internacional el Estado no ejerce sino una atribución de competencias.
La soberanía tiene dos fases: una primera y esencial, que es la soberanía interior, ejercida dentro
del Estado y otra, la soberanía exterior, que aparece como reflejo de aquella en cuanto dos o más
Estados se ponen en contacto.

50
DEG

La soberanía conlleva el ejercicio de algunas facultades, entre ellas:

a. El derecho de jurisdicción, que consiste en la facultad de legislar y aplicar la ley;


b. El derecho de policía, en virtud del cual el derecho ejerce las funciones preventiva y
represiva indispensables para asegurar el cumplimiento de las leyes.

En principio, el derecho de jurisdicción del Estado es territorial: es decir, lo ejerce con respecto
a las personas y los bienes, sean nacionales o extranjeras, que se hallan en su territorio. En materia
penal la jurisdicción no es absolutamente territorial, la mayoría de los Estados incrimina ciertos
hechos que, iniciados o realizados en territorio extranjero, tienen efecto en el propio Estado o a la
inversa. Muchos incriminan igualmente determinados hechos producidos en territorio extranjero
cuando la víctima o el culpable son nacionales; como es obvio, tales incriminaciones pueden
hacerse efectivas solamente cuando el culpable se halla, ya sea de modo permanente o en tránsito,
dentro de la jurisdicción de esos Estados.
Recíprocamente, no rigen en el Estado las leyes extranjeras de carácter internacional. Pero las
leyes contenidas en el derecho privado pueden ser aplicadas, en los términos prescritos por la
legislación local o pactados en los tratados, y salvando principalmente el requisito de que no sean
contrarias al orden público. En iguales condiciones, las sentencias extranjeras sobre asuntos
referentes al derecho privado pueden ser ejecutadas otorgando el Estado a cada caso el
exequátur[22] correspondiente, y en cuanto a la sentencias penales hay Estados que admiten que
sean homologadas al sólo efecto de obtener la reparación civil del daño.
7.6 La independencia como atributo de los Estados.- Elementos
La independencia es una de las capacidades fundamentales del Estado, característica propia de
su existencia, de su personalidad e integridad en el orden internacional, es la facultad del Estado de
decidir libremente, sin intromisión de otros sujetos foráneos, sobre sus asuntos internos y externos,
tomar decisiones, dentro del marco de sus obligaciones internacionales.
Encontramos que el término independencia es utilizado, generalmente, como sinónimo de
soberanía.
La Carta de la Organización de Estados Americanos (1948), dentro de los principios, se refiere
en el literal b) a la independencia de los Estados:
Art 3.- Los Estados Americanos reafirman los siguientes principios:
b. El orden internacional está esencialmente constituido por el respeto a la personalidad,
soberanía e independencia de los Estados y por el fiel cumplimiento de las obligaciones
emanadas de los tratados y de otras fuentes del derecho internacional.
Para entender de manera precisa es necesario tener en cuenta que la independencia implica, a la
vez, exclusividad, autonomía y plenitud de competencia. Las dos primeras, se refieren a la calidad
de la independencia y la última tiene un carácter cuantitativo.
7.6.1 La exclusividad
El primer elemento de la independencia es la exclusividad de la competencia, lo cual quiere
decir que, en el territorio de un Estados la única competencia que se ejerce es la competencia
estatal.
La exclusividad tiene que ver con las tareas del Estado que le son propias, entre ellas:

Las relativas a la fuerza y seguridad;


El ejercicio de la competencia jurisdiccional; y,
De la organización de los servicios públicos.

51
DEG

De estas tareas, sólo la primera tiene un carácter absoluto, las dos últimas son relativas, ya que
puede ocurrir que la competencia jurisdiccional se ejerza en territorio extranjero, en cuyo supuesto
se da un caso de prevalencia sobre la competencia territorial del Estado.
Igual situación podría ocurrir en relación con la organización y funcionamiento de los servicios
públicos.
El único caso de exclusividad absoluta de la competencia del Estado, es el relativo al ejercicio
de la competencia coactiva.
El ejercicio, por un Estado, de cualquier competencia coactiva, en territorio extranjero, está
prohibido por el derecho internacional. En caso de requerirse una acción de presión se deberá
recurrir a la práctica diplomática, a los tratados internacionales, a la práctica arbitral y a la
jurisprudencia interna.
7.6.2 La autonomía
Un Estado independiente no solo actúa por sí mismo, sino que, para que su independencia sea
efectiva, debe ejercitarle, de acuerdo a sus propias iniciativas y modelos, sin que tenga que admitir,
las fórmulas, mandatos o directrices de otros Estados o sujetos del derecho internacional, situación
propia de la política de intervención.
La autonomía es un aspecto positivo de la independencia. Implica la existencia, para los órganos
estatales, de una competencia discrecional; o sea, del derecho que le asiste, con toda libertad, para
tomar decisiones oportunas, como lo considere adecuado.
A la competencia discrecional se opone la competencia reglada, por la cual, el órgano estatal, no
es árbitro de la oportunidad de su acción o de su abstención, sino que, por el contrario, se halla
jurídicamente obligado a actuar, a no actuar, o a hacerlo en determinada forma o momento.
7.6.3 La plenitud de su ejercicio
Por definición, la competencia del Estado es una competencia plena. Así como las competencias
de las demás colectividades públicas son competencias de atribución, necesariamente limitadas en
cuanto al objeto, la competencia estatal permanece indeterminada ratione materiae (competencia
por razón de la materia). Un Estado teocrático puede englobar en ella el control de la vida espiritual
y otro tipo de Estado puede extender su gestión a la vida económica. Estas extensiones de la
competencia pueden dar lugar al ejercicio de la responsabilidad internacional del Estado, en el caso
de que se produzca un perjuicio al derecho de terceros Estados o de sus súbditos.
7.7 Colectividades estatales de estructura compleja
Lo que al derecho internacional le interesa es el análisis de la Unión de Estados, pues éstas
tienen un poder único y centralizado y una sola personalidad internacional.
Las Uniones de Estados, en la actualidad, prácticamente han desaparecido, aunque las formas
clásicas más conocidas son la Uniones Personales, las Uniones Reales y las Confederaciones.
7.7.1 Unión de Estados: Unión personal y real
La Unión Personal de los Estados aparece cuando, por razones dinásticas, o históricas, dos o
más Estados pasan a tener un solo Jefe de Estado. Sin embargo, cada Estado mantiene su
personalidad internacional y su autonomía, no obstante que el Jefe de Estado actuaba a nombre de
cada uno de ellos en forma independiente. O sea si los órganos principales de gobierno de Estados
diferentes tienen un titular común. Cada Estado continúa siendo sujeto de derecho internacional.
Como ejemplo de casos de uniones personales, señalaremos a Gran Bretaña y Hannover (1714-
1837), Holanda y Luxemburgo (1815- 1890), Bélgica y el Congo (1885-1908). En los dos últimos
ejemplos hay unión personal por razones dinásticas.

52
DEG

El único caso que se considera unión personal, en la actualidad, es la del Papa que es Jefe de
la Santa Sede y del Estado de la ciudad del Vaticano. Una Unión que pretendió ser Unión
Personal fue la Ítalo-albanesa (1939-1943), la que fue impuesta por la fuerza mediante la
ocupación de Albania por tropas italianas. La Unión Personal radicaba en un solo Jefe de
Estado: Víctor Manuel (Llanos Mansilla, Teoría y Práctica del Derecho internacional
público, 1980).
La Unión Real existió al unirse voluntariamente dos Estados bajo un solo monarca, ello dio
origen a una persona internacional, lo que le diferenció de la Unión Personal en la que existieron
varios sujetos de derecho internacional. La unión real es diferente, no es el fruto de un acto casual
sino de una decisión deliberada y conscientemente adoptada. Se da siempre que dos o más Estados
se articulan entre sí con el propósito de cumplir determinadas finalidades comunes, que
ordinariamente se refieren a la defensa nacional y a la gestión de los asuntos exteriores bajo la
conducción de órganos de gobierno compartidos.
La unión real no entraña el nacimiento de un nuevo Estado sino la creación, a través de
correspondientes reformas constitucionales, de ciertas instituciones gubernativas comunes.
Los Estados por ella vinculados no pierden su soberanía por el hecho de la coalición sino que la
limitan en aquellos temas que, como el de la política exterior u otros, han decidido manejarlos de
común acuerdo y por medio de órganos compartidos.
La característica de la Unión Real es la voluntariedad en su constitución, sea interno o
internacional, lo cual provenía de la existencia de una cierta proximidad geográfica entre sus
miembros. Cada Estado seguía siendo soberano plenamente, excepto para los asuntos de defensa y
de relaciones exteriores.
Como ejemplo de las Uniones reales tenemos el caso de Holanda e Indonesia, según los
acuerdos de 1947 y de 1949. Una vez concluidas las guerras entre Holanda e Indonesia, el 23 de
agosto se inició en La Haya la mesa redonda para discutir el futuro de Indonesia. El 2 de
noviembre, se alcanzó el Acuerdo de La Haya: la República de Indonesia formaría parta de una
mancomunidad (incluyendo además los Países Bajos, Surinam y las Antillas Neerlandesas) con la
reina Juliana como Jefe de Estado. La propia Indonesia sería una federación de 16 estados. El 30 de
diciembre se llevó a cabo la transferencia de soberanía (Recuperado de http://historia-de-
holanda.blogspot.com/2013/04/reconstruccion-y-guerras-coloniales).
7.7.2 El Federalismo: la Confederación de Estados
y el Estado Federal
El federalismo es una asociación cerrada de varios Estados, que persiguen ciertos objetivos
comunes, existe una solidaridad de intereses entre todos los Estados que forman la asociación.
El federalismo se ha manifestado en la Confederación de Estados y en el Estado Federal.
La Confederación de Estados
Consiste en la unión de varios Estados independientes, mediante un tratado, para realizar fines
comunes, generalmente en materia de defensa, comercio o para mantener la paz entre los asociados.
La asociación es voluntaria y cada Estado mantiene su soberanía propia y personalidad
internacional. Se establecen órganos comunes colegiados. Algunos tienen un parlamento al cual
asisten representaciones, en ellos se votan por unanimidad o mayoría calificada. Los Estados se
someten a ciertas obligaciones, entre otras, aquellas que respetan la paz, y los principios del derecho
internacional, lo cual ha dado paso a la institución del arbitraje. Se comprometen a no participar en
alianzas antagónicas, etc.
Las Confederaciones de los Estados han dado lugar a la constitución de Estados Federales.
El Estado Federal

53
DEG

Consiste en la unión permanente de varios Estados soberanos, que tienen órganos propios con
poder sobre los Estados miembros y sobre sus ciudadanos. La soberanía se comparte entre el Estado
Federal y los Estados miembros, cada uno de los cuales tiene competencia para determinadas
materias, su competencia es independiente.
Precisamente, se caracteriza porque su competencia en asuntos internos, de acuerdo a su
Constitución, es compartida entre las autoridades federales y los Estados miembros que la
componen, mientras que los asuntos exteriores solo son competencia de ellos.
Para el derecho internacional lo que existe es el Estado federal, no sus Estados miembros. Solo
el Estado federal podrá declarar la guerra, celebrar tratados de alianza y políticos, enviar y recibir
representantes diplomáticos, tener responsabilidad internacional, participar en organismos
internacionales, en definitiva ser un Estado soberano ante el derecho internacional.
Algunas Constituciones permiten que los Estados celebren tratados y participen en organismos
internacionales, pero se considera que actúan a nombre del Estado federal.
El caso de Estado federal más representativo, fue en su momento, la Unión Soviética, cuya
Constitución autorizaba a las Repúblicas federadas a mantener relaciones diplomáticas, celebrar
tratados internacionales e intercambiar representantes diplomáticos y consulares (Ucrania y
Bielorrusia eran miembros de Naciones Unidas).
La Constitución Soviética describía al Estado como “Estado federal”, compuesto de una
República federal, 15 Repúblicas federadas, 16 Repúblicas autónomas, 6 territorios administrativos
y 134 regiones administrativas; y, una organización integrada por un Poder Ejecutivo: el Presidium
y el Consejo de Ministros; el Poder Legislativo, con dos órganos: el Consejo de las Nacionalidades
y el Consejo de la Unión y el Poder Judicial. Establecía además, que “cada República de la Unión
ejerce independientemente la autoridad estatal”. En 1944 se declaró que cada una de las Repúblicas
de la federación era independiente en la conducción de sus asuntos internos. De acuerdo con el
artículo 72 de la Constitución Soviética de 1977, cada república mantenía el derecho a la secesión.
Durante la crisis política de 1991 Rusia, Ucrania y Bielorrusia la utilizaron para disolver legalmente
la Unión.
Actualmente hay varias federaciones, entre ellas se encuentran: Alemania, Argentina, Australia,
Brasil, Canadá, Estados Unidos, India, México, Rusia, Suiza y Venezuela.
7.8 Colectividades no estatales
7.8.1 Estado Ciudad del Vaticano
Hasta 1870, los Estados Pontificios formaban parte de la Comunidad internacional, al igual que
otros Estados, con la sola diferencia de que su Soberano era, al mismo tiempo, Jefe Supremo de la
Iglesia Católica, lo cual le otorgaba ciertas prerrogativas, que no tenían los demás jefes de Estado.
La unidad de Italia, producida en 1870, terminó con los Estados Pontificios, reduciéndoles a los
límites de la Ciudad del Vaticano. El Papa protestó firmemente contra el despojo territorial del que
había sido objeto, y lo hicieron sus sucesores hasta conseguir la firma de los Acuerdos de Letrán.
En 1871 Italia otorgó a la Santa Sede la llamada “Ley de Garantías”, por la cual reconocía el
carácter especial del Papa y aseguraba su independencia absoluta respeto al Jefe de Estado italiano.
Esta ley no fue reconocida nunca por los Papas, pero utilizaron los privilegios que allí se le
otorgaban.
Considerar que la Ciudad del Vaticano es un Estado en sentido estricto de la palabra no es tan
real, en realidad posee los siguientes elementos constitutivos de un Estado, pero en forma inexacta:

Territorio, enclavado en Italia, esparcido y muy pequeño: 40 hectáreas.


Población, de dignatarios de la Iglesia y funcionarios: 350 aproximadamente.

54
DEG

Gobierno, de la Iglesia y se beneficia de los servicios públicos de Italia.

En el campo internacional, la ciudad del Vaticano, como Estado soberano, ejerce el derecho de
legación activa a través de los nuncios apostólicos y pasiva; y el de celebrar tratados internacionales
(Concordatos). Posee una política de neutralidad perpetua y se beneficia de libertad de
comunicación absoluta a través de todo el territorio italiano.
Los Tratados de Letrán
El reconocimiento de la Iglesia Católica como sujeto de derecho internacional tuvo solemne
confirmación bajo el pontificado de Pío XI y el gobierno de Mussolini, quienes llegaron a una
solución conciliadora con los Acuerdos de Letrán del 11 de febrero de 1929.
Los Acuerdos de Letrán son tres: un Tratado Político, un Concordato y una Convención
Financiera.
Por el inicio del artículo 3 del tratado político: “Italia reconoce a la Santa Sede la plena
propiedad y el poder exclusivo y absoluta potestad y jurisdicción soberana sobre El Vaticano (…)”
(www.vaticanstate.va/content/dam/vaticanstate/documenti/leggi-e-
decreti/TratadoentrelaSantaSedeeItalia.pdf).
Por otro lado, en atención con el artículo 26 del Tratado (misma fuente), Italia “reconoce el
Estado de la Ciudad del Vaticano, bajo la soberanía del Pontífice”. Desde entonces se ha discutido
en torno a la cuestión de si se le puede considerar a la Ciudad del Vaticano como un Estado. La
mayor parte de los tratadistas niega el carácter de Estado, pero le reconocen al mismo tiempo que
tiene cierta personalidad internacional, que se manifiesta por ejemplo en el derecho de legación ya
mencionado, celebrar tratados, etc.
7.9 Estados en situación particular
La mayor parte de los tratadistas señalan que el derecho internacional reconoce la existencia de
Estados en situación particular, entre ellos están los protectorados, los Estados diminutos o exiguos,
los Estados neutralizados y el Estado Libre Asociado de Puerto Rico.
En todos estos casos no se tienen los atributos suficientes como para ser considerados Estados
soberanos en la más amplia acepción del término (Llanos Mansilla, 1980).
a) Los protectorados: Incluyen algunos casos con características propias otorgados por el
tratado que los crea. Un Estado llamado Estado Protector asume el manejo de las relaciones
internacionales de otro Estado llamado Estado Protegido, lo representa internacionalmente, es decir
el protector celebra los tratados del protegido y responde internacionalmente por los actos de éste.
El Estado protegido cede su soberanía externa, no pierde totalmente su independencia ya que posee
libertad de acción en los asuntos internos. La historia nos señala algunos casos de protectorados, en
los cuales protector y protegido comparten la soberanía.
En 1912 se estableció, mediante un tratado, el protectorado de la República Francesa sobre
Marruecos. Este régimen terminó por la declaración conjunta PINEAU -BEKKAI (franco-
marroquí), del 2 de marzo de 1956, mediante la cual Francia reconocía la independencia de
Marruecos, en mayo del mismo año se abolió formalmente el protectorado, aunque con algunas
relaciones especiales.
Estos protectorados no deben confundirse con los protectorados coloniales ya que éstos últimos
no son sujetos de derecho por carecer totalmente de independencia.
Están también los protectorados financieros, como el caso de aquellos emanados de los
convenios subscritos por los Estados Unidos de Norteamérica con algunos países del Caribe y
América Central que le permitían el derecho a intervenir en los asuntos internos y externos de
dichos países.

55
DEG

b) Como Estados exiguos: Califica LLANOS MANSILLA a aquellos Estados que, no obstante
reunir los requisitos para tal, tienen un territorio muy pequeño y una población muy escasa lo cual
les impide ejercer plenamente sus derechos y obligaciones, por lo cual da a cargo de un tercer
Estado la conducción de sus relaciones exteriores. No son miembros de Naciones Unidas aunque
algunos forman parte de los organismos especializados de ella.
Existe el protectorado de la República Francesa sobre el Principado de Mónaco, el tratado que
rige sus relaciones es de Julio de 1918 y en cuyo artículo primero dice lo siguiente:
El gobierno de la República Francesa garantiza al Principado de Mónaco la defensa de su
independencia y de su soberanía y garantiza la integridad de su territorio como si este
formara parte de Francia.
Por su parte, el gobierno de Su Alteza serenísima el Príncipe de Mónaco se compromete a
ejercer sus derechos de soberanía en perfecta conformidad con los interese políticos,
militares, navales y económicos de Francia.
c) El Estado Libre Asociado de Puerto Rico: Esta isla fue cedida por España a los Estados
Unidos de América, en 1898, como consecuencia de la guerra entre ambos Estados.
El Acta Foraker, primera ley dictada para la administración de Puerto Rico, señalaba que el
Presidente de los Estados Unidos, designaría un Gobernador para la Isla previa la autorización del
Senado. Se creaba también una función legislativa compuesta de dos cámaras, en la Cámara baja a
más de los representantes elegidos por el pueblo, estaban cinco ciudadanos designados por el
Presidente de los Estados Unidos, quien además, con autorización del Senado, designaba a los
miembros de la Corte Suprema de Justicia.
En 1952, un plebiscito sancionó la Constitución de Puerto Rico, la que luego era aprobada por el
Senado de Estados Unidos, y en ella se declara “Estado Libre Asociado dentro de los Estados
Unidos de América” y que el Gobernador sería elegido mediante sufragio universal y directo al
igual que los miembros de la Función Legislativa.
Estado libre asociado, es aquel que es libre de toda autoridad superior para el manejo de sus
asuntos internos unidos a los Estados Unidos de Norteamérica y forma parte de su sistema político,
de una manera compatible con su estructura federal, no teniendo una existencia independiente y
separada de aquel.
En 2007, un comité de trabajo de Casa Blanca concluyó que Puerto Rico continúa totalmente
sujeto a la autoridad del Congreso de EE. UU., bajo las cláusulas territoriales [ ]. El Partido Popular
Democrático, fundador del “Estado Libre Asociado”, protesta esta opinión de la Casa Blanca. Sin
embargo, son los únicos que protestan por este informe y continúan defendiendo el estatus político
actual.
En 2012 Puerto Rico realizó un referéndum, pero el mandato fue algo confuso, porque si bien
ganó la opción de que sea el Estado 51 de Estados Unidos, ésta no completó el cincuenta por ciento
de votos, aún con los votos blancos, lo cual no llevó a ningún resultado real, además Estados
Unidos ha mostrado muy poco interés en resolver esta situación que se ha mantenido sin ningún
cambio.
El 11 de junio de 2017, los puertorriqueños nuevamente fueron convocados a un referéndum,
caracterizada por una altísima abstención (solo participó un 22% de votantes) y con el carácter de
no vinculante. En ella nuevamente ganó la tesis de la anexión a EE.UU. como uno más de sus
Estados, en búsqueda de solucionar la profunda crisis económica que atraviesa por hoy Puerto Rico.
Este resultado del referéndum no tiene ningún efecto inmediato, porque cualquier modificación a la
relación entre EE.UU. y Puerto Rico debe ser aprobada por el Congreso estadounidense, que no ha
mostrado la más mínima intención de tramitar cambio alguno en el vínculo con esta isla caribeña.
Por lo tanto, su estatus de Libre Asociado, seguirá por ahora (De Llano, Diario El País, 2017).
7.10 Territorios sometidos al régimen de mandato

56
DEG

y al régimen de fideicomiso
Los mandatos
Eran territorios puestos bajo la administración de otro Estado. La denominación mandato era
totalmente inadecuada desde un punto de vista del derecho privado, ya que carece de varios de los
elementos básicos del mandato civil, desde luego, no podría ser revocado por no existir
procedimiento alguno para ello.
El artículo 22 del Pacto de la Sociedad de Naciones, estableció tres categorías de mandato:
Mandato A: A éstos, se les conocía como verdaderas comunidades con un trato preferencial a
las otras categorías por considerarlas mayormente aptas, o con mejores posibilidades de obtener su
total independencia.
Mandato B: El artículo 22 los denomina como “pueblos”. Todos ellos estaban en el Continente
Africano.
Mandato C: Esta se aplica en aquellos territorios que eran considerados los menos aptos para
obtener su independencia, teniendo en consecuencia las potencias mandatarias muchos más deberes
y responsabilidades.
Los mandatos podrían extinguirse cuando los territorios llegan a tener:

1. Un gobierno legítimo constituido.


2. Capacidad para mantener el orden y la seguridad del territorio sobre el cual se ejercía el
mandato.
3. Autonomía financiera.
4. Tener un poder legislativo y judicial que funcionen normalmente.

Los fideicomisos
Este sistema muy parecido al de los mandatos, en algunos casos lo sustituyó, fue creado por la
Carta de las Naciones Unidas, y ejerce bajo la autoridad de la Asamblea General de las Naciones
Unidas, en virtud de acuerdos especiales.
Se basa igualmente en el deseo que una potencia administradora ejerciera su administración
durante un cierto tiempo sobre un territorio llamado fideicometido, hasta que éste estuviera en su
total capacidad para poder desenvolverse en la comunidad internacional como un miembro libre y
soberano.
Los territorios fideicometidos tienen capacidad jurídica, pero son representados por la autoridad
administradora frente a terceros Estados, la única que puede ejercer el derecho de protección sobre
los ciudadanos del fideicometido. La protección fiduciaria se aplica sobre los siguientes territorios:

1. Territorios bajo mandatos.


2. Territorios que pueden ser segregados de Estados enemigos a raíz de la Segunda Guerra
Mundial.
3. Territorios voluntariamente colocados bajo este régimen por los Estados responsables de
su administración.

Inicialmente se creó el fideicomiso por un acto unilateral que viene a ser la propuesta de la
posible administradora que deberá aprobar ya sea la Asamblea General o el Consejo de Seguridad
de las Naciones Unidas.
El fideicomiso sobre un determinado territorio finaliza por su reconocimiento como Estado
independiente o la renuncia del fideicomisario a la administración del fideicomiso, plantea dudas la

57
DEG

posibilidad de privación del fideicomiso por la Organización de las Naciones Unidas.


La administración fiduciaria está contemplada en los artículos del 75 al 91, de la Carta de las
Naciones Unidas.
A la fecha casi todos los territorios fideicometidos han logrado su independencia o han
cambiado su status. Como ejemplos de los abundantes casos que se dieron mencionaremos a
Camerún (Camerún septentrional se unió a Nigeria, y Camerún meridional se unió a Camerún–
1961). Togo se unió a Costa de Oro para formar Ghana – 1957. África Sudoccidental (mandato
concluido por la Asamblea General–1966), actualmente Namibia que logró su independencia en
1990. En 1986 la Asamblea General determinó que Nueva Caledonia es un territorio no autónomo.
Timor Oriental alcanzó la independencia en mayo de 2002 y entró en las Naciones Unidas en
septiembre de 2002 como Timor-Leste. En 1963 la Federación Malaya pasó a ser Malasia, tras la
admisión de la nueva Federación de Singapur, Sabah (Borneo septentrional) y Sarawak. Singapur se
convirtió en Estado independiente en 1965. Tras la ratificación en 1964 de los Artículos de Unión
entre Tanganyika y Zanzíbar, se estableció la República Unida de Tanganyika y Zanzíbar, que
posteriormente pasó a denominarse República Unida de Tanzanía, etc
(http://www.un.org/es/decolonization/).
PARTE VIII
LAS COMPETENCIAS

8.1 Determinación de las competencias


El derecho en general y particularmente el derecho público tienen por función determinar las
competencias. Y no solamente lo hace en derecho interno, sino también en el derecho internacional
público. En las últimas décadas muchos autores han sostenido que la función esencial del derecho
internacional es delimitar el poder de un Estado, en los ámbitos que se los quiera señalar.
De esta manera, si el derecho internacional público se ocupa de las relaciones entre sus sujetos,
se le puede asignar tres funciones:

a. Determinación de la competencia entre los Estados, ya que cada Estado tiene una
esfera de acción con base geográfica fuera de la cual no posee, en principio, y salvo
excepciones, ningún título valedero para actuar.
b. Determinación de las obligaciones, negativas (abstenciones) o positivas (deberes de
colaboración, de asistencias, etc.) que se imponen a los Estados en el ejercicio de su
competencia y que tienen como efecto sustituir la competencia discrecional por un
régimen de competencia regulada y aún limitada.
c. Reglamentación de la competencia de las instituciones internacionales, tarea que
alcanzó un gran desarrollo en la época contemporánea.

La Constitución de la República del Ecuador, aprobada en 2008, se refiere al “Régimen de


Competencias”, en el Título V “ORGANIZACIÓN TERRITORIAL DEL ESTADO”, artículos del
260 al 269. “El ejercicio de las competencias exclusivas no excluirá el ejercicio concurrente de la
gestión en la prestación de servicios públicos y actividades de colaboración y complementariedad
entre los distintos niveles de gobierno (Constitución del Ecuador, 2008, art. 260)”.
El artículo 261 de la Constitución de la República del Ecuador describe las competencias
exclusivas del Estado, entre las que señala: la defensa nacional; relaciones internacionales;
planificación nacional; política económica, tributaria, aduanera, arancelaria, fiscal, monetaria,
comercio exterior y endeudamiento y otras. En este ámbito, además, es necesario señalar que el
Ejecutivo tiene entre sus deberes constitucionales delinear políticas públicas.
El art. 262 del mismo cuerpo legal se refiere a las competencias de los gobiernos regionales[23];

58
DEG

el art. 263 a las de los gobiernos provinciales; el art. 264 a las de los gobiernos municipales y el art.
267 a las de los gobiernos parroquiales.
Señala además la Constitución, que el sistema público de registro de propiedad será compartido
entre el Ejecutivo y las municipalidades y otros casos especiales de competencias que serán
normados por la ley, según los casos.
El art. 156, del Código Orgánico de la Función Judicial del Ecuador, en cuanto al poder de
administrar justicia, define esa competencia de la siguiente manera:
Competencia es la medida dentro de la cual la potestad jurisdiccional está distribuida entre
las diversas cortes, tribunales y juzgados, en razón de las personas, del territorio, de la
materia, y de los grados.
El derecho internacional reconoce en los Estados tres competencias distintas: la personal, la
relativa a los servicios públicos y la territorial.
La competencia personal
El Estado está investido de una competencia particular con respecto a ciertas personas,
independientemente del hecho de que esas personas se encuentren en su territorio y de que
participen en el funcionamiento de un servicio público.
La competencia personal de un Estado se ejerce primera y principalmente en relación con sus
nacionales. El poder discrecional de establecer las normas sobre adquisición y pérdida de la
nacionalidad de los individuos sometidos a la jurisdicción de ese Estado, es de competencia
exclusiva y no puede inmiscuirse otro sujeto, aunque existan ciertas delimitaciones o normas
generales en la práctica del derecho internacional.
La competencia personal la ejerce también con respecto a ciertas sociedades u organizaciones,
para lo cual se determina la nacionalidad en base a la sede de las mismas.
Además, se encuentran sometidos a la competencia personal las naves y las aeronaves, en las
condiciones que ha establecido cada Estado, o que se encuentra normado por los tratados
internacionales.
El efecto principal de la competencia personal es la posibilidad para el Estado de legislar con
respecto a sus nacionales que se encuentran en el extranjero, en lo que se refiere por ejemplo a los
temas de familia, servicio militar, ejercicio de la competencia penal, etc.
La competencia relativa a los servicios públicos
En cuanto a las competencias con respecto a los servicios públicos y sus instituciones, el Estado
se manifiesta de tres modos:

1. El Estado tiene ante todo competencia para reglamentar la organización de sus servicios
públicos, es decir, para darse su propia Constitución, organizar libremente su gobierno y
el sistema que prefiere aplicar en su normativa interna.
2. El Estado tiene competencia para regular el funcionamiento de sus servicios públicos y
obrar sobre ellos.
3. Tiene además, competencia para asegurar la defensa y seguridad de sus servicios
públicos.

En el Ecuador, disposiciones sobre la competencia para administrar los servicios públicos, se


encuentra en la Ley de Modernización del Estado y, además, por decreto ejecutivo que otorga “… a
la Secretaría Nacional de la Administración Pública, además de las competencias señaladas en el
Estatuto de Régimen Jurídico y Administrativo de la función ejecutiva, ejercerá la rectoría en
materia de: calidad de servicio y excelencia; denuncias y quejas en la prestación de los servicios

59
DEG

públicos; atención al usuario; estatutos orgánicos y estructuras institucionales en la administración


pública central institucional y dependiente de la Función Ejecutiva”.[24]
8.2 La competencia territorial
Competencia territorial es aquella que tiene el Estado con respecto a los pobladores sobre una
base física que constituye su territorio, sobre las cosas que en él se encuentran y sobre los hechos
que en él ocurren. Esta competencia está comprendida entre un máximo que vendría a ser la
soberanía territorial y un mínimo, las competencias territoriales limitadas.
El territorio es uno de los elementos esenciales para la existencia del Estado y establecer sus
competencias resulta vital para su desenvolvimiento interno y fundamental en las relaciones
internacionales.
El territorio del Estado Ecuatoriano está formado por “(…) el espacio continental y marítimo,
las islas adyacentes, el mar territorial, el Archipiélago de Galápagos, el suelo, la plataforma
submarina, el subsuelo y el espacio suprayacente continental, insular y marítimo” (Constitución del
Ecuador, 2008, art. 4).
Modos de adquisición de la competencia territorial
La doctrina ha reconocido dos modos de adquirir la competencia territorial:

a. Modos originarios: Es decir aquellos que se utilizan cuando el territorio sobre el que
se establece la competencia no está sometido a la de otro Estado, tratándose de una terra
nullius (tierra de nadie). De este modo: la ocupación y la accesión.
b. Modos derivativos: Aquellos que cuando el territorio sobre el que se establece la
competencia está sometida a la de otro Estado. De este modo: la cesión.

1. La ocupación
Es el modo más común de los originarios, tomando posesión del mismo y adquiriendo sobre él
la competencia territorial. Para que la ocupación tenga consecuencias internacionales es necesario
que se den dos elementos: el elemento psicológico o animus occupandi y el elemento material de la
efectividad de la ocupación.
2. La accesión
Consiste en extender la competencia a aquellas formaciones terrestres que hayan acrecido al
propio territorio del Estado, ya sea por causas naturales o por la acción del hombre.
3. La cesión
Está basada en un acuerdo entre dos o más Estados para llevar a cabo una transferencia
territorial, la cesión se perfecciona jurídicamente cuando se produce la ocupación efectiva del
territorio y el ejercicio de las competencias por el Estado beneficiario de la cesión.
Este modo, ha sido reprobado en los últimos años, debido a que era el modo de transferir
territorios del Estado vencido al vencedor de una guerra, cuando ésta finalizaba, utilizando el uso de
la fuerza y las conquistas de los fuertes.
CHARLES ROUSSEAU reconoce competencias territoriales limitadas y las categoriza bajo tres
supuestos: El protectorado, el mandato y la tutela (ROUSSEAU, Derecho internacional público
profundizado, 1966, pág. 165).
El Protectorado: Cuya naturaleza jurídica fue muy discutida en doctrina. En el territorio del
protectorado se encuentra un territorio del Estado protegido, sobre el cual el Estado protector ejerce
ciertas competencias limitadas. “La jurisprudencia francesa que calificaba hasta 1955 el territorio
tunecino como “territorio no integrado al territorio francés, sometido simplemente a la protección

60
DEG

de Francia, no contradice esta posición, que excluye toda soberanía territorial del Estado protector”
(ROUSSEAU, 1966, pág. 166).
Territorios bajo Mandato: Respecto de los territorios que estaban a su cargo, la potencia
mandataria no poseía una competencia originaria e incondicional, sino competencias territoriales
limitadas. Esto es así tanto para los mandatos C, como para los demás.
Como consecuencia los tratados celebrados por el Estado mandatario por su propia cuenta no
podían ser aplicados; la inaplicabilidad del derecho interno del Estado mandatario, bajo reserva de
la extensión de los principios fundamentales del orden jurídico de la potencia mandataria y de la
facultad para esta última de administrar los territorios bajo mandato B y C como parte integrante de
su propio territorio; la obligación para el mandatario de respetar la integridad del territorio bajo
mandato, lo que implicaba la prohibición de toda anexión por el Estado mandatario y la interdicción
de toda cesión territorial por este último a otros Estados (Analizados en el punto 7.10)
Territorios bajo Tutela: El mismo análisis cabe para los territorios que fueron colocados bajo
el régimen de tutela en 1945.
El régimen de tutela se ha aplicado a los territorios que se hallaban bajo mandato todavía al
final de la segunda guerra mundial y a Somalia (separada de un Estado vencido en 1945)
Todos los territorios bajo tutela han pasado a ser Estados independientes, menos las Islas del
Pacífico (Carolinas, Marshall, Marianas) que están bajo la tutela de Estados Unidos de
Norteamérica (http://www.enciclopedia-juridica.biz14.com/inicio-enciclopediajuridico.html
2014).
8.2.1 La Soberanía Territorial
Soberanía territorial es el poder exclusivo que ejerce un Estado sobre su territorio, sin perjuicio
de los límites que señala el derecho internacional.
La soberanía territorial concede a los Estados dos derechos: el dominio internacional y la
competencia territorial. El dominio internacional que es la pertenencia de un territorio a un Estado
determinado y la competencia o supremacía territorial que es el ejercicio pleno y exclusivo de la
autoridad o poder público del Estado sobre las personas y bienes situados en su territorio.
JUAN ANTONIO CARRILLO SALCEDO manifiesta que:
Jurídicamente, la noción de soberanía expresa en derecho internacional el conjunto de
competencias y derechos de que cada Estado independiente es titular en sus relaciones con
otros Estados. Así entendida, la soberanía se nos muestra como un principio constitucional
del derecho internacional, símbolo del hecho de que este último opera sobre la base de la
coordinación entre los Estados y no de subordinación entre los mismos, y su esencia
consiste en el derecho a ejercer las funciones del Estado en un plano de independencia e
igualdad respecto de otros Estados (Carrillo Salcedo, 1969).
La competencia territorial exclusiva y plenaria, denominada soberanía territorial, se ejerce
esencialmente sobre el espacio terrestre nacional que forma el territorio estatal, incluidos el mar
territorial y el espacio aéreo.
Para ROUSSEAU la soberanía territorial tiene un doble aspecto: positivo y negativo.
El aspecto positivo, es que la soberanía territorial se funda en dos ideas esenciales: es un poder
jurídico y es una noción funcional.
Un conjunto de poderes jurídicos reconocidos a un Estado para permitirle ejercer las funciones
estatales dentro de un espacio determinado, es decir, cumplir los actos destinados a producir un
efecto de derecho (actos legislativos, administrativos y jurisdiccionales).
La soberanía territorial es, por otra parte, una noción funcional: positiva, acorde con la noción
misma del Estado, que solo existe para cumplir ciertas funciones y realizar ciertas finalidades que le

61
DEG

son exteriores ya que no existe sino en interés de sus ciudadanos.


En el aspecto negativo, la soberanía territorial comporta, el exclusivismo, es decir, la facultad de
excluir toda competencia de otro Estado en el interior del territorio sobre el cual se ejerce. Hemos
visto que ese exclusivismo se afirma sobre todo, en lo que concierne al monopolio de la obligación
(poder coercitivo), del ejercicio del poder jurisdiccional y de la organización de los servicios
públicos.
Otros autores, completan esta idea del aspecto negativo de la soberanía territorial, analizando la
igualdad jurídica de los Estados ante el derecho internacional, y que, sus principios son el referente
de las relaciones de amistad y cooperación entre los ellos.
8.3 El reconocimiento de gobiernos: doctrinas
Cuando se produce un rompimiento del orden constitucional en el gobierno de un Estado, éste
no afecta su personalidad internacional, pero el nuevo régimen o gobierno que nazca de esa
transformación, necesita ser reconocido por los gobiernos extranjeros, con la finalidad de que las
relaciones diplomáticas y de otro tipo, se mantengan y vuelvan a la normalidad.
La necesidad de este procedimiento surge porque, se altera el sistema político del Estado,
debido a las acciones de hecho que se han producido y queda en duda o espera, ante los demás
Estados, la legitimidad o legalidad de la autoridad efectiva y suprema en el Estado que surja de ese
cambio violento, pues es con esa autoridad con la cual habrá de mantener relaciones.
La práctica diplomática general ha sido la de proceder al reconocimiento del nuevo gobierno.
Ecuador no se ha inclinado por esta práctica sino ha propugnado una automática continuación de
relaciones diplomáticas.
El reconocimiento del nuevo gobierno no implica la aprobación de su política o testimonio de su
legalidad, es solamente la confirmación de un hecho.
Quienes consideran necesario el reconocimiento del gobierno emergente, lo consideran también
como mecanismo de garantía del respeto de las obligaciones internacionales por parte de éste. Pero
quienes propugnan la supresión del reconocimiento, lo hacen por el temor de que su aplicación
pueda conducir a casos de intervención foránea en los asuntos internos de un Estado.
El reconocimiento de gobiernos puede ser expreso o tácito, ya sea que se lo haga, a través de
una declaración formal reconociendo al nuevo gobierno o por actos internacionales dirigidos a
admitir que el nuevo gobierno detenta el poder interno y representa al Estado en lo internacional
(por ejemplo la celebración de un tratado internacional).
Puede también reconocerse “de jure” (de derecho) cuando el nuevo gobierno se hubiere
consolidado y se le reconoce sin reservas; o, “de facto” (de hecho) cuando surgen dudas sobre la
estabilidad del nuevo gobierno y se espera para la reanudación de las relaciones diplomáticas. El
reconocimiento prematuro de un gobierno, se podría catalogar como una intervención ilícita en
asuntos internos del Estado.
Será indispensable para el reconocimiento que el nuevo gobierno demuestre efectividad y
responsabilidad, la primera, con el control del aparato administrativo y la aceptación de la
población; y la segunda, con la capacidad y voluntad de cumplir las obligaciones internacionales.
No es requisito para el reconocimiento que el gobierno goce de legitimidad, ésta podría ser
posterior.
El reconocimiento es generalmente individual, es decir que cada Estado reconoce al nuevo
gobierno, pero también se han presentado ocasionalmente otras formas de reconocimiento: el
colectivo (realizan colectivamente varios Estados), el consultado (procedimiento de llamar a
consulta a varios países para otorgar el reconocimiento), el concertado (nacido de un acuerdo), el
conjunto o simultáneo (realizado simultáneamente por varios países).

62
DEG

Doctrina Tobar: El 15 de marzo de 1907, el Canciller ecuatoriano Doctor CARLOS R.


TOBAR, propuso esta doctrina, con la finalidad de defender el sistema democrático y los principios
constitucionales en América Latina. La doctrina propugna el “no reconocimiento de los gobiernos
de hecho surgidos de revoluciones contra la Constitución”. Como dicha actitud implica
injerencia en los asuntos internos de un Estado, el doctor TOBAR sostenía que “una intervención
convenida no es propiamente una intervención”, sobre todo si “los autores mismos que no
aceptan las intervenciones aisladas las aceptan cuando son hechas por varios países en
colectividad (…)”. Esta doctrina fue aplicada especialmente por el Presidente WILSON, de los
Estados Unidos, en algunos casos como los regímenes revolucionarios de los generales HUERTA
en México y TINOCO en Costa Rica. A esta doctrina se la conoce también como de la legitimidad
democrática.
Doctrina Estrada: Propuesta por el Ministro de Relaciones Exteriores de México, señor
GENARO ESTRADA, en 1930, según la cual el reconocimiento constituye intromisión en los
asuntos internos de otro Estado. Por lo tanto, su país “no se pronuncia en sentido de otorgar
reconocimiento, sino que limitase a mantener o retirar, cuando lo crea procedente, a sus
agentes diplomáticos, y a continuar aceptando, cuando también lo considere procedente, a
similares agentes diplomáticos que las naciones respectivas tengan acreditados en México”.
Doctrina Betancourt: El Presidente de Venezuela, RÓMULO BETANCOURT, en 1963,
proclamó que su país “(…) sostiene y practica la tesis del no reconocimiento diplomático a los
gobiernos de hecho cuando resulten del derrocamiento de regímenes de legítimo origen
comicial”. Venezuela había adoptado la modalidad generada por la Doctrina TOBAR. Tal posición
sin embargo, fue gradualmente abandonada.
8.4 Principios que rigen el ejercicio de las competencias
Entre los principios que rigen el ejercicio de las competencias del Estado se encuentran el
principio de la independencia, con sus tres manifestaciones, las mismas que las hemos analizado en
páginas anteriores; el principio de la igualdad de los Estados ante el derecho internacional, y el
principio de la abstención o de la no intervención.
8.4.1 Principio de la igualdad
Hemos afirmado repetidas veces que todos los Estados son jurídicamente iguales y ese es un
principio fundamental de las relaciones entre ellos.
La carta de las Naciones Unidas (1945), proclama este principio: “La Organización está basada
en el principio de la igualdad soberana de todos sus Miembros” (art. 2).
De igual manera, la Declaración de Principios Referentes a las Relaciones Amistosas y a la
Cooperación entre los Estados de Conformidad con la carta de las N.U., dice: “Todos los Estados
gozan de igualdad soberana. Tienen iguales derechos e iguales deberes y son por igual miembros de
la comunidad internacional, pese a las diferencias de orden económico, social, político o de otra
índole”.
El artículo 10 de la Carta de la OEA, manifiesta:
Los Estados son jurídicamente iguales, disfrutan de iguales derechos e igual capacidad para
ejercerlos y tienen iguales deberes. Los derechos de cada uno no dependen del poder de que
disponga para asegurar su ejercicio, sino del simple hecho de su existencia como persona de
derecho internacional.
Como vemos, es un principio reconocido y promocionado por las organizaciones
internacionales, principio del cual emana una serie de derechos y obligaciones en el campo de las
relaciones de los Estados y ante los organismos internacionales, que se manifiesta en la práctica
diaria de dichas relaciones.
8.4.2 Principio de la abstención

63
DEG

Este principio rector de las relaciones internacionales denominado abstención o de no


intervención, tiene como fundamento que cada Estado debe evitar inmiscuirse en los asuntos
internos de los demás, pues tiene su zona de competencia propia más allá de la cual ha de privarse
de obrar, es un deber que se le impone en el ejercicio de sus competencias.
Las grandes potencias emplearon el “derecho de intervención”, durante los siglos XIX y
comienzos del XX, alegando el derecho de la autodefensa, para interferirse en los asuntos de otros
Estados. Han utilizado argucias como los “motivos humanitarios”, con la finalidad de proteger
intereses de sus nacionales o para mantener o implantar regímenes gubernativos, etc.
La intervención, ha merecido un rechazo general, en cualquiera de las formas que la presenten,
especialmente en nuestra región, la “no intervención” es uno de los principios esenciales del
sistema interamericano.
La Carta de las Naciones Unidas, en su artículo 2, numeral 7 manifiesta:
Ninguna disposición de esta Carta autoriza a las Naciones Unidas a intervenir en los asuntos
que son esencialmente de la jurisdicción interna de los Estados, ni obligará a los Miembros
a someter dichos asuntos a procedimientos de arreglo conforme a la presente Carta; pero
este principio no se opone a la aplicación de las medidas coercitivas prescritas en el capítulo
VII.
La Carta de la OEA, tiene disposición similar, en su artículo 19:
Ningún Estado o grupo de Estados tiene derecho de intervenir directa o indirectamente, y
sea cual fuere el motivo, en los asuntos internos o externos de cualquier otro. El principio
anterior excluye no solamente la fuerza armada, sino también cualquier otra forma de
injerencia o de tendencia atentatoria de la personalidad del Estado, de los elementos
políticos, económicos y culturales que los constituyen.
La Constitución de la República del Ecuador (2008), reconoce con bastante amplitud los
principios para el ejercicio de las competencias en la convivencia con otros Estados:
Las relaciones del Ecuador con la comunidad internacional responderán a los intereses del
pueblo ecuatoriano, al que le rendirán cuenta sus responsables y ejecutores y en
consecuencia:

1. Proclama la independencia e igualdad jurídica de los Estados, la convivencia


pacífica y la autodeterminación de los pueblos, así como la cooperación, la
integración y la solidaridad.
2. Propugna la solución pacífica de las controversias y los conflictos internacionales y
rechaza la amenaza o uso de la fuerza para resolverlos.
3. Condena la injerencia de los Estados en los asuntos internos de otros Estados y
cualquier forma de incursión, sea armada, agresión, ocupación o bloqueo económico
o militar.
4. Promueve la paz, el desarme universal, condena el de destrucción masiva y la
imposición de bases o instalaciones con propósitos militares de unos Estados en los
territorios de otros.
5. Reconoce los derechos de los distintos pueblos que coexisten dentro de los Estados
(…) rechaza el racismo, la xenofobia y toda forma de discriminación.
6. Propugna el principio de ciudadanía universal, la libre movilidad de todos los
habitantes del planeta.
7. Exige el respeto de los derechos humanos, en particular de los derechos de las
personas migrantes.
8. Condena toda forma de imperialismo, colonialismo, neocolonialismo, y reconoce el

64
DEG

derecho de los pueblos a la resistencia y liberación de toda forma de opresión.


9. Reconoce el derecho internacional como norma de conducta, y demanda la
democratización de los organismos internacionales.
10. Promueve la conformación de un orden global multipolar con la participación de
bloques económicos, políticos regionales, y el fortalecimiento de las relaciones
horizontales para la construcción de un mundo justo, democrático, solidario, diverso
e intercultural.
11. Impulsa prioritariamente la integración política, cultural y económica de la región
andina, de América del Sur y de Latinoamérica.
12. Fomenta un nuevo sistema de comercio e inversión entre los Estados que se
sustenten en la justicia, la solidaridad, la complementariedad, la creación de
mecanismo de control internacional a las corporaciones multinacionales y el
establecimiento de un sistema financiero internacional, justo, transparente y
equitativo. Rechaza que controversias con empresas privadas extranjeras se
conviertan en conflictos entre Estados.
13. Impulsa la creación, ratificación y vigencia de instrumentos internacionales para la
conservación y regeneración de los ciclos vitales del planeta y la biosfera.

(Constitución del Ecuador, 2008, art. 416).


8.5 Doctrina Monroe: los principios de la no colonización, no intervención y del aislamiento
El 2 de diciembre de 1823, el Presidente de los Estados Unidos, JAMES MONROE, formuló en su
mensaje anual al Congreso ciertas declaraciones que luego vinieron a constituir, con el nombre de
Doctrina Monroe, una de las piedras angulares de la política exterior de ese país.
La causa de tales declaraciones, era como respuesta a los hechos que mostraban el propósito de
las grandes potencias europeas de extender su dominación en América: principalmente la
penetración rusa en las costas americanas del Pacífico septentrional, al atribuirse derechos
exclusivos de pesca; y sobre todo los planes de la Santa Alianza de auxiliar a España para
reconquistar las colonias de América, lo que hubiera significado entronizar el absolutismo en gran
parte del continente.
Esta doctrina fue invocada y utilizada durante más de un siglo con criterio y alcance diversos, ha
tenido éxito y tropiezos, así como ha sido objeto de apologías y de críticas duras.
La Doctrina MONROE puede ser resumida en tres principios:

No colonización futura por Estados europeos en América. “Los continentes americanos,


dada la condición libre e independiente que han asumido y mantienen, no deben ser
considerados en adelante como sujetos a colonización futura por ninguna potencia
europea”, decía MONROE.
No intervención por Estados europeos en el continente americano.

El sistema político de las potencias aliadas es esencialmente distinto al de América (…).


Corresponde, pues, a la lealtad y a las amistosas relaciones que existen entre los Estados
Unidos y aquellas potencias declarar que hemos de considerar toda tentativa de su parte
para extender su sistema a cualquier porción de este hemisferio como peligrosa para nuestra
paz y seguridad. En las colonias o dependencias existentes de potencias europeas no hemos
intervenido ni hemos de intervenir. Pero, con respecto a los gobiernos que han declarado su
independencia y la han mantenido, y cuya independencia nosotros hemos reconocido
teniendo en cuenta elevadas consideraciones y principios de justicia, no podríamos ver
ninguna interposición por una potencia europea con el propósito de oprimirlos o controlar
de cualquier manera sus destinos, sino como manifestación de una disposición inamistosa

65
DEG

hacia los Estados Unidos.


Y más adelante manifiesta:

Desinterés de los Estados Unidos en las cuestiones europeas: Nuestra política con
relación a Europa, que ha sido adoptada desde el comienzo de las guerras que durante
largo tiempo han agitado a esa parte del globo, se mantiene igual y consiste en no injerir
en los asuntos que sólo conciernen a esas potencias.

Para las nuevas repúblicas americanas estas declaraciones fueron tomadas como un anuncio de
liberación definitiva, en los países europeos causó sorpresa y enojo. Sin embargo dio resultado.
Sobre todo frustró la pretendida intervención de la Santa Alianza en América.
La Doctrina MONROE, no fue siempre aplicada por los Estados Unidos, hay varios ejemplos de
ello, ni tampoco se la usó de inmediato. Luego a través de los años, se la ha ido transformando, por
medio de “interpretaciones” o “conclusiones”, por algunos presidentes, que cambiaron la idea
originaria, e incluso en ciertos casos sirvió de instrumento de la política imperialista (Doctrina
Monroe, 1823, Senado de los Estados Unidos de América. Anales del Congreso).
8.6 Doctrina Drago
El antecedente fue una operación naval realizada frente a las costas de Venezuela, en diciembre
de 1902, por fuerzas de Alemania, Gran Bretaña e Italia, para obligar al gobierno venezolano al
pago de créditos adeudados a nacionales de esos países, el canciller de la República Argentina,
LUÍS MARÍA DRAGO, propugnó el repudio al cobro compulsivo de las deudas públicas. DRAGO
envió al Ministro argentino en Washington, una nota para el Gobierno de los Estados Unidos, en la
que, entre otras cosas, decía:
El principio que quisiéramos ver reconocido es el que la deuda pública no puede provocar
jamás la intervención armada, ni mucho menos la ocupación material del suelo de las
naciones americanas por parte de potencias europeas (…). El reconocimiento de la deuda y
la liquidación de su monto pueden y deben ser hechos por la Nación, sin detrimento de sus
derechos primordiales como entidad soberana; pero el cobro compulsivo, inmediato en un
momento dado, por medio de la fuerza, entrañaría la ruina de las naciones débiles y la
absorción de un Gobierno por los poderosos de la tierra (…).
La II Conferencia de Paz de La Haya (1907), no acogió la Doctrina Drago y más bien aprobó
una propuesta del delegado americano, que se transformó en la “Convención relativa al empleo de
la fuerza para el cobro de las deudas contractuales”. Actualmente tanto, la Carta de las Naciones
Unidas, como la Carta de la OEA, proscriben el uso de la fuerza y promueven la solución pacífica
de las controversias internacionales.
PARTE IX
LAS RELACIONES INTERNACIONALES

9.1 Los órganos de las relaciones internacionales: el Jefe de Estado, los ministros de relaciones
exteriores
Los Estados, al igual que las personas jurídicas son representados por individuos en la práctica
de sus relaciones. Estas personas o grupo de personas que lo representan son los órganos del Estado
en las relaciones internacionales. Está representación, es decir la medida en la cual los órganos
deben y pueden representar al Estado frente a otros Estados o frente a otros sujetos, está
determinado por el derecho internacional; y él mismo señala los privilegios e inmunidades
necesarios para el ejercicio de sus funciones internacionales. El derecho interno reglamenta las
competencias.
Los órganos estatales encargados de las relaciones exteriores del Estado, han sido

66
DEG

tradicionalmente, el Jefe de Estado o el Jefe de Gobierno, el Ministro de Relaciones Exteriores, los


agentes diplomáticos y los agentes consulares.
Sin embargo, en la actualidad, dado el incremento de actividades por la mayor interdependencia
entre los Estados, ha requerido utilizar una gran cantidad de agentes ad-hoc [25], encargados de
asuntos políticos determinados, de negociadores o de técnicos, e igualmente el desarrollo de
organizaciones internacionales, lo que ha dado lugar a una activa diplomacia multilateral, pues, ante
las organizaciones los Estados se encuentran representados por misiones permanentes, diplomáticas
o de observación, o delegados ante órganos o conferencias convocados por la organización u
observadores ante la misma.
En el caso de Jefe de Estado, Jefe de Gobierno y Ministro de Relaciones Exteriores, el derecho
internacional dispone que puedan representar ipso facto a su Estado, sin necesidad de tener que
probar su autoridad. Los agentes diplomáticos requieren presentar las credenciales para probar su
representación, igual que corresponde con la representación ad-hoc. Los agentes consulares, no
representan al Estado en la totalidad de las relaciones internacionales, como lo hacen los agentes
diplomáticos permanentes, realizan funciones más bien de servicio, no políticas, y con el objeto
principal de proteger los intereses del Estado y de sus nacionales en el exterior.
Jefes de Estado
El Jefe de Estado es la persona que ejerce y representa con carácter supremo al poder público
que gobierna en un Estado. Le corresponde la formulación de la política exterior. No requiere de
plenos poderes para negociar y suscribir tratados, ratificarlos, reconocer a los Estados y a los
gobiernos extranjeros y, declarar la guerra. Ante él es ante quien se acreditan los Jefes de misiones
diplomáticas y él los acredita en el exterior, conceden exequátur[26] a los cónsules extranjeros, etc.
El Jefe de Estado posee la representación exterior del Estado, pero normalmente delega su
ejercicio en su Ministro de Relaciones Exteriores o en el representante diplomático que ha
acreditado en el respectivo Estado extranjero. En realidad la mayor parte de funciones en materia de
política internacional delega en el Ministro de Relaciones Exteriores.
Algunas de estas funciones son compartidas con otras funciones u órganos del Estado, en el
orden interno.
El Jefe de Estado, su familia y su séquito, gozan de completa inmunidad cuando se encuentran
en territorio extranjero, lo cual tiene como fundamento la igualdad de los Estados y tiene que ver
con la inviolabilidad de su persona (no puede ser arrestado, ni citado ante un tribunal, ni ser objeto
de multas) y en la exención de determinados impuestos. Gozan de la misma inmunidad de
jurisdicción civil y penal que los agentes diplomáticos. Puede, eso sí, ejercer en el extranjero las
funciones propias de su cargo: firmar decretos, leyes, etc.
El ministro de relaciones exteriores
Ejecuta la política exterior del país, bajo la dirección del Jefe de Estado o Jefe de Gobierno o del
Parlamento, según sea el caso, de acuerdo con la Constitución de cada Estado.
En su calidad de órgano del Estado en las relaciones exteriores, sus actos pueden acarrear la
responsabilidad internacional del Estado que representa.
Cuando el Ministro de Relaciones Exteriores se encuentra en el extranjero, tiene las mismas
inmunidades y privilegios conferidos al personal diplomático: inviolabilidad e inmunidades de
jurisdicción civil y penal, que se extienden también a su familia.
Las comunicaciones de representantes extranjeros, salvo circunstancias excepcionales, deben ser
dirigidas al Ministro de Relaciones Exteriores. La Convención de Viena sobre las Relaciones
Diplomáticas, establece en el artículo 41, inciso 2º que: “Todos los asuntos oficiales de que la
misión está encargada por el Estado acreditante han de ser tratados con el Ministro de Relaciones
Exteriores de ese Estado o por conducto de él, o con el ministerio que se haya convenido”.

67
DEG

9.2 Sistema Ecuatoriano


Por disposición de la Constitución de la República del Ecuador le corresponde al Presidente de
la República definir la política exterior, suscribir y ratificar los tratados internacionales, nombrar y
remover a embajadores y jefes de misión.
El Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana (MREMH) es el rector de la
política internacional y es responsable de la gestión y coordinación de la misma, la
integración latinoamericana y la movilidad humana, respondiendo a los intereses del pueblo
ecuatoriano, al que le rendirá cuentas de sus decisiones y acciones en cumplimiento de los
principios constitucionales y de las normas del derecho internacional, en el marco de los
planes nacionales de desarrollo (Cancillería, 2017).
La ley que rige su funcionamiento es la Ley Orgánica del Servicio Exterior, cuyo texto fue
aprobado y publicado en el RO 75: 28-Dic-1935. Su última codificación se llevó a cabo en el 2006
y ha sufrido algunas reformas.
El artículo primero, inciso segundo de dicha Ley Orgánica establece que:
El Servicio Exterior, bajo la inmediata dirección del Ministro de Relaciones Exteriores,
ejecuta la política internacional, vela por el respeto de la personalidad, soberanía,
independencia, dignidad e integridad territorial de la República y asegura la defensa de sus
derechos y la protección de sus intereses.
De manera que, los órganos del servicio exterior en el Estado ecuatoriano son: el Jefe de Estado,
el Ministro de Relaciones Exteriores, y el servicio exterior, el mismo que está Integrado por el
Ministerio de Relaciones Exteriores; las misiones diplomáticas; y, las oficinas consulares.
El Ministerio de Relaciones Exteriores, bajo la dirección directa del Ministro, es el órgano
central que orienta, dirige y coordina el trabajo de las misiones diplomáticas y de las oficinas
consulares.
9.3 Los agentes diplomáticos: funciones, designación, inmunidades
Los agentes diplomáticos son las personas que ejercen la representación oficial de un Estado en
otro Estado, ya sea de modo general y permanente, o bien con carácter ad hoc, esto es, para
determinado asunto solamente.
El derecho de legación es aquel que tienen los Estados para enviar (activo) o recibir (pasivo)
agentes diplomáticos.
Los primeros agentes diplomáticos permanentes fueron instituidos en el siglo XV por las
Repúblicas italianas. La paz de Wesfalia (1648) al establecer en los Estados europeos un sistema de
equilibrio político, indujo a mantener entre ellos representaciones diplomáticas permanentes. Esta
práctica se generalizó, especialmente desde mediados del siglo XIX.
La Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas[27], de 1961, en su artículo 14,
estableció tres categorías de Jefes de Misión:
Art. 14.- 1. Los jefes de misión se dividen en tres clases:

a. Embajadores o Nuncios acreditados ante los Jefes de Estado y otros jefes de


misión de rango equivalente;
b. Enviados, ministros o internuncios acreditados ante los Jefes de Estado;
c. Encargados de negocios acreditados ante los Ministros de Relaciones Exteriores.

La realización de reuniones o conferencias internacionales ha sido cada vez más frecuente, y


aunque a algunas muy importantes han concurrido los jefes de Estado o sus ministros, ha sido
necesario acreditar en ellos agentes diplomáticos ad hoc como delegados plenipotenciarios.

68
DEG

Con la finalidad de cumplir el derecho de legación, los Estados han organizado su “servicio
exterior”, que comprende actualmente todo lo relativo al funcionamiento del Ministerio de
Relaciones Exteriores, como también a los agentes diplomáticos y a los funcionarios consulares en
el exterior.
El Cuerpo diplomático lo componen el conjunto de los jefes de misión acreditados ante un
gobierno, que tienen al frente, un Decano, que es generalmente, el Nuncio, o el jefe de misión más
antiguo en el lugar dentro de los de mayor jerarquía.
Funciones
El agente diplomático tiene cuatro funciones básicas:

Misión de representación.
Misión de negociación.
Misión de observación e información.
Misión de protección.

En La Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, de 1961, en el artículo 3, inciso 1,


además se establece:

Representar al Estado acreditante ante el Estado receptor.


Proteger en el Estado receptor los intereses del Estado acreditante y la de sus nacionales,
dentro de los límites permitidos por el derecho internacional.
Negociar con el gobierno del Estado receptor.
Enterarse por todos los medios lícitos de las condiciones y de la evolución de los
acontecimientos en el Estado receptor e informar sobre ello al gobierno del Estado
acreditante.
Fomentar las relaciones amistosas y desarrollar las relaciones económicas, culturales y
científicas entre el Estado acreditante y el Estado receptor.

Las misiones diplomáticas podrán además, de acuerdo con el inciso segundo, ejercer funciones
consulares.
Puede haber otras, como por ejemplo ejercer la representación de un tercer Estado que ocurre en
el caso de ruptura de relaciones diplomáticas, o en forma permanente.
En la actualidad, las funciones diplomáticas han tomado un carácter moderno de posicionar a los
Estados en el concierto internacional, se trabaja por la imagen, por agrandar el comercio de las
exportaciones, por aprovechar los espacios de los organismos internacionales y por reforzar las
buenas relaciones entre los Estados, principalmente.
Designación
La costumbre internacional ha establecido que requisito previo para la designación de un jefe de
misión diplomática, consultar confidencialmente al gobierno ante el cual ha de ser acreditado si el
candidato es “persona grata”. El gobierno consultado puede responder en sentido negativo, sin que
tenga obligación de expresar los motivos en el que se funda, así lo tiene establecido el artículo
cuarto de la Convención de 1961.
No se requiere consultar, para la designación de los demás funcionarios que integran el personal
oficial de la misión diplomática o del resto del personal de la misión diplomática permanente, que
el Estado acreditante podrá nombrar libremente (artículo 7 de la Convención).

69
DEG

La Convención de 1961 también establece en el artículo 8, inciso primero, que los miembros del
personal diplomático deberán tener la nacionalidad del Estado acreditante, pero podrán designarse
conforme con el inciso segundo, personas que tengan la nacionalidad del Estado receptor, con el
consentimiento de este Estado, que podrá retirarlo en cualquier momento en el caso de nacionales
de un tercer Estado, el Estado receptor podrá reservarse el mismo derecho de objetar su
nombramiento según el inciso tercero.
En casos de Estados que no tienen suficientes recursos financieros, puedan acreditar agentes
diplomáticos ante dos o más Estados y organismos internacionales (artículo 5 de la Convención)
salvo que los Estados receptores se opongan expresamente.
Inmunidades
En cuanto a las inmunidades de los agentes diplomáticos, las reglas de derecho internacional
consuetudinario han sido incorporadas a la legislación interna.
Entre los privilegios e inmunidades que tienen los agentes diplomáticos podemos mencionar:
1. La inviolabilidad: Según la Convención de 1961, el agente diplomático gozará de
inviolabilidad y no podrá ser objeto de detención ni arresto. El Estado receptor adoptará todas las
medidas adecuadas para impedir cualquier atropello contra su persona.
Los locales de la misión son inviolables, al igual que los bienes, los archivos y la
correspondencia. La inviolabilidad de los locales de la misión es el fundamento para el derecho de
asilo diplomático, ya que este existe cuando una persona busca refugio en la sede de una Misión
extranjera, o también puede ser en los buques de guerra y aeronaves. Este derecho de asilo, es más
bien una práctica de los países latinoamericanos y para delitos políticos.
Goza de la misma inviolabilidad la residencia particular del agente diplomático, y se extiende a
los correos que lleva la valija diplomática.
2. Inmunidad de Jurisdicción: En cuanto a la jurisdicción penal, la inmunidad de jurisdicción
es total. En cuanto a la jurisdicción civil y administrativa, también gozan de inmunidad, excepto:
jurisdicción civil en casos de acciones reales, sobre bienes inmuebles, sucesiones y las relativas a
actividades comerciales o profesionales privadas. No puede ser citado como testigo, aunque puede
hacerlo por escrito y sus bienes no serán embargados ni objeto de medidas ejecutivas.
El Estado acreditante puede renunciar expresamente a la inmunidad de jurisdicción de sus
agentes diplomáticos y demás personal de la misión, lo cual no significa renuncia a la inmunidad de
ejecución.
3. Exención de Impuestos: El agente diplomático está exento en el Estado receptor del pago de
todo tipo de impuestos o gravámenes personales o reales, excepto los impuestos directos que se
incluye en los precios de las mercaderías, sobre sucesiones o sobre utilidades de las inversiones en
empresas en el Estado receptor. También está exento del pago de impuestos de aduana sobre los
objetos para su uso personal o de su familia, incluidos los de instalación.
9.4 Los agentes consulares: funciones, clases, alcance
de sus inmunidades
9.4.1 Funciones
Los cónsules son funcionarios oficiales de un Estado, que actúan en territorio de otro Estado,
con previo conocimiento de éste, ejerciendo en forma general las funciones de prestar información
y ayuda a sus nacionales, y en forma específica, actúa de Ministro de fe, desempeña funciones
notariales: poderes, escrituras comerciales, etc. Llevan además los libros de un oficial de registro
civil, pudiendo incluso celebrar matrimonios; trabajan, además, por los intercambios entre los
Estados, informan sobre ellos a sus gobiernos y auxilian a dichos nacionales en ciertas
circunstancias personales extraordinarias.

70
DEG

Lo referente a la institución consular se rige por la costumbre y por tratados. El 24 de abril de


1963, se pone en vigencia la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares[28].
Los cónsules no son agentes diplomáticos y es una institución más antigua que la misión
diplomática permanente, se desarrolló como un medio de protección del comercio.
Como no tienen carácter representativo, su nombramiento no requiere del reconocimiento de un
gobierno, ni están acreditados frente al mismo. El artículo 2, inciso 1 de la Convención de Viena
dispone que: “el establecimiento de relaciones consulares entre Estados se efectuará por
consentimiento mutuo” (Naciones Unidas, 1969). Pero como el establecimiento de relaciones
consulares no trae consigo consecuencias políticas, se podría mantener consulados en territorios de
Estados no reconocidos o bajo el control de regímenes no reconocidos o en territorios no
autónomos o en protectorados.
9.4.2 Clases
Se clasifican en Cónsules de Carrera (denominados Cónsules Missi) y en Cónsules Honorarios
(denominados Cónsules Electi).
Los cónsules de carrera, pueden ser o no miembros del servicio exterior. Y aunque lo sean,
gozan únicamente de las prerrogativas consulares. En los casos en que funcionarios diplomáticos
asuman las funciones de cónsules continúan gozando de los privilegios e inmunidades diplomáticas.
En la práctica, los consulados generales, donde existe mayor representación de ciudadanos
nacionales del país acreditante, se destina un cónsul general, el que corresponde a un diplomático
de carrera con rango de ministro o consejero, e incluso en algunos casos, se estila destinar un
embajador.
Los cónsules honorarios, pueden ser nacionales del Estado donde ejercen sus funciones, están
autorizados a desempeñar otras actividades fuera de las consulares y no cobran sueldos por su
gestión.
Los cónsules de carrera tienen más privilegios e inmunidades que los honorarios así como
funciones más amplias.
Otra clasificación es la de cónsul general, cónsul y vicecónsul; clasificación en relación a la
jerarquía y a las designaciones de los distintos cónsules en las capitales o en las ciudades de mayor
o menor importancia del país receptor.
La Ley Orgánica del Servicio Exterior ecuatoriana, en su artículo 62 manifiesta que:
Las Oficinas Consulares son:

Consulados generales;
Consulados;
Viceconsulados; y,
Agencias consulares.

9.4.3 Alcance de sus inmunidades


La Convención sobre Relaciones Consulares contiene disposiciones para otorgar facilidades,
privilegios e inmunidades a la oficina consular y a los funcionarios consulares.
Según el artículo 28, el Estado receptor deberá conceder “todas las facilidades” para el ejercicio
de sus funciones. En el artículo 30 dispone, además, que dicho Estado deberá facilitar la adquisición
de los locales necesarios para su funcionamiento o ayudar a obtenerlos de alguna manera, así como
conseguir alojamiento para sus miembros.
Por el artículo 32, inciso primero, los locales consulares y la residencia del jefe de la oficina

71
DEG

consular de carrera están exentos de impuestos y gravámenes, ya sean propiedad o alquilados por el
Estado que envía. Por el artículo 50, inciso primero, están exentos de los derechos de aduana los
objetos destinados al uso oficial de la oficina consular.
La Convención de 1963, reconoce la libertad de tránsito a los miembros de la oficina consular,
salvo las zonas de acceso prohibidas por razones de seguridad nacional, es decir, en las mismas
condiciones que a los agentes diplomáticos. Reconoce la libertad de comunicación, para fines
oficiales y la facultad que tienen las oficinas consulares de percibir derechos y aranceles por sus
actuaciones, que estarán exentos de todo impuesto y gravamen.
En lo que se refiere a las inmunidades de la oficina consular, el artículo 31 establece la
inviolabilidad de los locales consulares, pero sus disposiciones son más restringidas que de los
locales de las misiones diplomáticas. Por ejemplo, las oficinas consulares no podrán ser utilizadas
como lugar de asilo (aunque la Convención de Viena no lo dice expresamente).
Lo que si manifiesta la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares es que, los archivos y
documentos consulares son siempre inviolables donde quiera que se encuentren (artículo 33).
Los miembros de la oficina consular, a diferencia de los diplomáticos, si pueden ser llamados a
comparecer como testigos, aunque sin aplicación de medida coercitiva o sanción.
9.5 Derecho de asilo: generalidades
El asilo es una institución por la cual una persona elude la jurisdicción local, para ir a otro país
(asilo territorial), o refugiándose en la embajada (asilo diplomático), o en un barco (asilo naval), o
avión (asilo aéreo) de un país extranjero.
Esta institución es muy antigua y tiene sus orígenes en el campo religioso.
La Constitución ecuatoriana (2008) en el artículo 41, manifiesta con relación al asilo:
Se reconocen los derechos de asilo y refugio, de acuerdo con la ley y los instrumentos
internacionales de derechos humanos. Las personas que se encuentren en condición de asilo
o refugio gozarán de protección especial que garantice el pleno ejercicio de sus derechos. El
Estado respetará y garantizará el principio de no devolución, además de la asistencia
humanitaria y jurídica de emergencia.
No se aplicará a las personas solicitantes de asilo o refugio sanciones penales por el hecho
de su ingreso o de su permanencia en situación de irregularidad.
El Estado, de manera excepcional y cuando las circunstancias lo ameriten reconocerá a un
colectivo el estatuto de refugio, de acuerdo con la Ley.
Este artículo de la Constitución se refiere no solo al derecho de asilo, como un derecho que se
otorga individualmente a perseguidos políticos, bajo las circunstancias contenidas en la ley, sino
también al refugio para conglomerados, lo cual tiene un significado especial al haberse tornado el
Ecuador como país de desplazados obligados por razones políticas, sociales o de violencia generada
en otros países.
La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del hombre, de 1948, en su artículo
XXVII determina: “Toda persona tiene el derecho de buscar y recibir asilo en territorio extranjero,
en caso de persecución que no sea motivada por delitos de derecho común y de acuerdo con la
legislación de cada país y con los convenios internacionales (CIDH, 1948)”.
De la misma manera, la Convención Interamericana sobre los Derechos Humanos (1969)[29],
establece en su artículo 22, numeral 7: “Toda persona tiene el derecho de buscar y recibir asilo en
territorio extranjero en caso de persecución por delitos políticos o comunes conexos con los
políticos y de acuerdo con la legislación de cada Estado y los convenios internacionales”.
La condición en todos estos casos es que la motivación del asilo sea la persecución por delitos

72
DEG

políticos o conexos. Además, el derecho de asilo es considerado como un derecho humano que debe
ser precautelado[30].
9.5.1 El asilo territorial
En este caso el perseguido extranjero se refugia en el territorio de otro Estado y la concesión del
asilo territorial por dicho Estado obedece a la práctica de la soberanía territorial y el Estado
territorial tiene la facultad discrecional de otorgarlo o no. Habría la posibilidad, sin embargo, que
esta facultad se encuentre limitada por un tratado de extradición para el caso de ciertos delincuentes
políticos.
Según la Convención sobre asilo territorial (Caracas: 28 de marzo de 1954): “Todo Estado tiene
derecho, en ejercicio de su soberanía, a admitir dentro de su territorio a las personas que juzgue
conveniente, sin que por el ejercicio de este derecho ningún otro Estado pueda hacer reclamo
alguno” (art. 1).
Además, a ningún Estado se le podrá obligar a entregar a otro Estado o a expulsar de su
territorio a personas perseguidas por delitos políticos, ni en el caso de que hubiese ingresado a su
territorio de forma furtiva o secreta.
9.5.2 El asilo diplomático
En el caso de asilo diplomático el perseguido busca refugio en una embajada de país extranjero.
No puede otorgárselo en consulados y tampoco se le concederá por delitos comunes.
Como ha sido muy utilizado en nuestros países latinoamericanos, cuando se han encontrado
muy convulsionados, se ha transformado en una institución característica de los países de la región.
En Europa perduró hasta finales del siglo XVII, pero fue cuestionada por la mayoría de Estados. Ha
tenido sin embargo, aplicación ocasional en algunos países.
Existen instrumentos internacionales concertados entre países americanos sobre asilo:
Convención sobre Asilo (Adoptada en la VI Conferencia Interamericana de la Habana, 1928). Esta
fue reemplazada por la “Convención sobre Asilo Político” adoptada en Montevideo, Uruguay, el 26
de diciembre de 1933, y las Convenciones sobre asilo diplomático y sobre asilo territorial (ambas
adoptadas en la X Conferencia Interamericana de Caracas, 1954)[31].
Entre los varios casos suscitados en los últimos años, el más sonado ha sido, sin duda, el del
australiano Julián Assange, fundador de WikiLeaks, asilado en la Embajada de Ecuador en Londres,
desde 2012, por motivos de defensa de sus derechos humanos, considerando que su vida estaba en
peligro, en caso de extradición a Estados Unidos, donde está vigente la pena de muerte, según
señaló el gobierno ecuatoriano.
PARTE X
EL DOMINIO MARÍTIMO

10.1 La Convención de las Naciones Unidas sobre


el Derecho del Mar
En diciembre de 1970, la Asamblea General de las Naciones Unidas convocó a la Tercera
Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, que se realizaría desde diciembre de
1973 hasta 1982.
Esta Conferencia se desarrolló en once períodos de sesiones. El primero se realizó en Caracas,
Venezuela y el último en Nueva York, Estados Unidos. En esta última se aprobó, el 30 de abril de
1982, la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar por 130 votos a favor, 4 en
contra y 17 abstenciones.
El 10 de diciembre de ese mismo año, en Montego Bay, Jamaica, se realizó la ceremonia de la

73
DEG

firma tanto del Acta final de la Tercera Conferencia, como de la Convención del Derecho del Mar.
El mismo día que se abrió a la firma, suscribieron la Convención 119 Estados.
La CONVEMAR entró en pleno vigor el 16 de noviembre de 1994, una vez que el sexagésimo
país (Guayana) se adhirió a ella, de conformidad con el artículo 308 de la Convención, quedando
abierta, desde entonces, la posibilidad de adhesión por parte de los otros Estados. En un período de
13 años, 155 países ratificaron o adhirieron a la Convención[32].
Existen dos instrumentos complementarios de la Convención: el primero, es el Acuerdo relativo
a la aplicación de la Parte XI de la Convención, aprobado por la Asamblea General de las Naciones
Unidas, el 28 de julio de 1994 y que entró en vigencia el 28 de julio de 1996; el segundo, es el
Acuerdo sobre la aplicación de las disposiciones de la Convención relativas a la Conservación y
Ordenación de las Poblaciones de Peces Transzonales y las Poblaciones de Peces Altamente
Migratorios, aprobado el 4 de agosto de 1995. Este instrumento fue abierto a la firma de los Estados
a partir del 4 de diciembre de 1995 por 12 meses. Quedó también abierto a la adhesión de los
Estados.
El Acuerdo relativo a la aplicación de la Parte XI, debe ser interpretado y aplicado en forma
conjunta con la Convención como un solo instrumento y, en caso de discrepancia entre la
Convención y el Acuerdo, prevalecerán las disposiciones del primero. A partir del 28 de julio de
1994 el instrumento de ratificación de la Convención o de adhesión a ella constituirá también
consentimiento en obligarse por el Acuerdo. Además, ningún Estado o entidad podrá manifestar su
consentimiento en obligarse por el Acuerdo a menos que haya manifestado previamente o
manifieste al mismo tiempo su consentimiento en obligarse por la Convención.
La Convención sobre el Derecho del Mar constituye uno de los acontecimientos más
importantes en el ámbito del derecho internacional contemporáneo. La vigencia de la CONVEMAR
representa la conquista de la igualdad de derechos entre todas las naciones para el uso y el
aprovechamiento del mar, como medio de transporte y comunicación y como fuente de recursos
biológicos y minerales para toda la humanidad.
10.1.1 Líneas de base
El artículo 5 de la Convención dice:
Línea de base normal. Salvo disposición en contrario de esta Convención, la línea de base
normal para medir la anchura del mar territorial es la línea de bajamar a lo largo de la costa,
tal como aparece marcada mediante el signo apropiado en cartas a gran escala reconocidas
oficialmente por el Estado ribereño (Naciones Unidas, 1982).
Pero la CONVEMAR se refiere también a las líneas de base en caso de islas situadas en
atolones o bordeadas por arrecifes, en cuyo caso se utilizará como línea de base la de bajamar del
lado del arrecife que da al mar.
Las líneas de base rectas, en cambio, se utilizan en los lugares donde la costa tenga “profundas
aberturas y escotaduras”, o en las que haya una franja de islas a lo largo de la costa. La línea recta
va uniendo los puntos más salientes de esa costa.
El Ecuador por Decreto Supremo 959-A determinó las líneas de base rectas para la medición del
mar territorial ecuatoriano, Decreto publicado en el RO 265: 13 Jun-1971.
El artículo 1 de dicho Decreto Supremo dice:
Las líneas de base recta desde las que debe medirse la anchura del mar territorial de la
República estarán constituidas por las poligonales que a continuación se describe:
EN EL CONTINENTE:
La línea partirá del punto de intersección de la frontera marítima con Colombia, con la recta
Punta manglares (Colombia) – Punta Galera (Ecuador);

74
DEG

De este punto, una recta que pasando por Punta Galera vaya a encontrar el punto más
septentrional de la Isla de la Plata;
De éste punto una recta a la Puntilla de Santa Elena;
Recta desde la Puntilla de Santa Elena en dirección a Cabo Blanco (Perú), hasta la
intersección con el paralelo geográfico que constituye la frontera marítima con el Perú.
EN EL ARCHIPIÉLAGO DE COLÓN:
Del Islote Darwin, una recta al extremo nororiental de la Isla Pinta;
Recta al punto más septentrional de la Isla Genovesa;
Recta que pasando por Punta Valdizán, Isla San Cristóbal, corte la prolongación norte de la
recta que une al extremo sur oriental de la Isla Española con Punta Pitt, Isla San Cristóbal;
Recta desde esta intersección al extremo sur oriental de la Isla Española;
Recta a Punta Sur, Isla Santa María;
Recta que pasando por el extremo sur oriental de la Isla Isabela, cerca de Punta Esex, vaya a
corta la prolongación sur de la línea que una al punto más saliente de la costa occidental de
la Isla Fernandina, aproximadamente en el centro de la misma, con el extremo occidental
del sector sur de la Isla Isabela, en las proximidades de Punta Cristóbal;
De este punto de intersección una línea que pasando por el extremo occidental del sector sur
de la Isla Isabela, en las proximidades de Punta Cristóbal, vaya al punto más saliente de la
costa occidental de la Isla Fernandina, aproximadamente en el centro de la misma; h) Recta
a la Isla Darwin.
10.1.2 Aguas interiores
Son aguas interiores las situadas en el interior de la línea de base del mar territorial. Es decir, si
se ha trazado líneas de base rectas, las aguas que van quedando dentro o encerradas por esas líneas,
son las llamadas aguas interiores.
Existe derecho de paso inocente por las aguas interiores, reconocido por la CONVEMAR.
El artículo 2 del citado decreto Supremo Ecuatoriano 959-A, dice: “Las zonas de mar
comprendidas entre las líneas descritas en el artículo 1º (I) y la línea de costa, en el Continente, y
dentro de las líneas descritas en el artículo 1º (II), en el Archipiélago de Colón, constituyen aguas
interiores”.
10.1.3 Mar territorial
El artículo 2 de la CONVEMAR determina:
La soberanía del Estado ribereño se extiende más allá de su territorio y de sus aguas
interiores y, en el caso del Estado archipiélago, de sus aguas archipelágicas, a la franja de
mar adyacente designada con el nombre de mar territorial.
Esta soberanía se extiende al espacio aéreo sobre el mar territorial, así como al lecho y al
subsuelo de ese mar (Naciones Unidas, 1982).
Es decir mar territorial es la franja de mar que se encuentra a continuación de las aguas
interiores, y sobre la cual el Estado ejerce soberanía absoluta.
La CONVEMAR, reconoce que aún en esta franja de mar territorial existe derecho de paso
inocente para naves de todos los Estados sean ribereños o no.
10.1.3.1 La delimitación del mar territorial
El artículo 3 de la Convención dice: “Todo Estado tiene derecho a establecer la anchura de su
mar territorial hasta un límite que no exceda de 12 millas marinas medidas a partir de líneas de base

75
DEG

determinadas de conformidad con esta Convención”.


En esta disposición es claro que prevalece un criterio de seguridad y defensa de los Estados
ribereños, ampliando los criterios económicos a las áreas de la zona económica exclusiva y de la
plataforma continental. Podríamos afirmar, que existe un reconocimiento internacional a través de
las Naciones Unidas y con este Instrumento Internacional, de que a más del espacio terrestre donde
ejerce soberanía el Estado se incluya el espacio marítimo llamado mar territorial y su espacio aéreo
respectivo y, por otro lado, se estaría superando la situación desordenada en la cual los Estados,
unilateralmente, se auto determinaban su mar territorial sin el debido reconocimiento internacional.
Quedaría por tanto unificada la anchura del mar territorial, a una franja que no vaya más allá de
las 12 millas marinas y que en esa franja el Estado tendría todos los derechos y deberes que le
otorga el ejercicio de su plena soberanía.
10.1.3.2 El paso inocente
El artículo 17 de la Convención señala: “Derecho de paso inocente. Con sujeción a esta
Convención, los buques de todos los Estados, sean ribereños o sin litoral, gozan del derecho de paso
inocente a través del mar territorial”.
En el artículo 18 se determina el significado de paso inocente y entre otras características señala:
“Atravesar dicho mar sin penetrar en las aguas interiores ni hacer escala en una rada o una
instalación portuaria fuera de las aguas interiores; el paso sea rápido e ininterrumpido”.
Igualmente el artículo 19 establece: “El paso es inocente mientras no sea perjudicial para la paz,
el buen orden y la seguridad del Estado ribereño. Señala también las acciones que permiten
determinar cuando el paso de un buque extranjero es perjudicial para la paz, el buen orden y la
seguridad del Estado ribereño”.
El artículo 20 dispone que: “En el mar territorial, los submarinos y cualesquiera otros vehículos
sumergibles deberán navegar en la superficie y enarbolar su pabellón”.
El artículo 21 dispone que el Estado ribereño podrá dictar leyes y reglamentos relativos al paso
inocente por el mar territorial; el artículo 22 le da la atribución para determinar vías marítimas y
dispositivos de separación del tráfico en el mar territorial; y el artículo 25 le otorga derechos de
protección del Estado ribereño: “El Estado ribereño podrá tomar en su mar territorial las medidas
necesarias para impedir todo paso que no sea inocente”.
En el caso ecuatoriano, estas disposiciones de la Convención son concordantes con el espíritu de
nuestra legislación nacional contenida en el Código Civil ecuatoriano, artículo 609 (codificado) que
hace relación al régimen de libre navegación marítima o al de transito inocente para naves
extranjeras, texto que es concordante con la disposición V de la Declaración de Santiago que dice:
“La presente Declaración no significa desconocimiento de las necesarias limitaciones al ejercicio de
la soberanía y jurisdicción establecidas por el derecho internacional a favor del paso inocente e
inofensivo, a través de la zona señalada para las naves de todas las naciones”.
10.1.4 La zona contigua
El artículo 33 de la Convención establece la zona contigua como aquella franja de mar
inmediatamente adyacente al mar territorial cuya anchura no podrá extenderse más allá de las 24
millas marinas contadas desde las líneas de base, a partir de las cuales se mide la anchura del mar
territorial. El Estado ribereño podrá tomar las medidas de fiscalización necesarias para prevenir y
sancionar las infracciones a sus leyes aduaneras, fiscales, de inmigración o sanitarias que se
cometan en su territorio o en su mar territorial.
Los Estados de Chile, Ecuador y Perú, en la Declaración de Santiago de 1952, en el numeral I)
decidieron que:
Los factores geológicos y biológicos que condicionan la existencia, conservación y

76
DEG

desarrollo de la fauna y flora marítimas en las aguas que bañan las costas de los países
declarantes, hacen que la antigua extensión de mar territorial y de la zona contigua sean
insuficientes para la conservación, desarrollo y aprovechamiento de esas riquezas a que
tienen derecho los países costeros.
Con esta disposición la Convención institucionaliza internacionalmente la figura de “zona
contigua” en la cual reconoce la atribución del Estado ribereño para poder tomar las medidas de
fiscalización necesarias para prevenir las infracciones de sus leyes y reglamentos aduaneros,
fiscales, de inmigración o sanitarios; igualmente, para sancionar las infracciones de esas leyes y
reglamentos.
La Convención, con la determinación de la zona contigua, llena un vacío que existía con
respecto a la extensión de la zona contigua.
10.1.5 La zona económica exclusiva
En la Parte V de la Convención se desarrolla la figura de Zona Económica Exclusiva y el
artículo 55 dice:
Régimen Jurídico específico de la zona Económica Exclusiva. La Zona Económica
Exclusiva es un área situada más allá del mar territorial y adyacente a éste, sujeta al régimen
jurídico específico establecido en esta Parte, de acuerdo con el cual los derechos y la
jurisdicción del Estado ribereño y los derechos y libertades de los demás Estados se rigen
por las disposiciones pertinentes de esta Convención.
La Convención con este artículo busca determinar el área correspondiente a la Zona Económica
Exclusiva; y, establecer el régimen jurídico específico al cual se someterán, por una parte, los
derechos y la jurisdicción del Estado ribereño y por otra parte, los derechos y las libertades de los
demás Estados.
El artículo 56 determina los derechos, jurisdicción y deberes del Estado ribereño en la Zona
Económica Exclusiva:

1. En la zona económica exclusiva, el Estado ribereño tiene:


a. Derechos de soberanía para los fines de exploración y explotación, conservación y
administración de los recursos naturales, tanto vivos como no vivos, de las aguas
suprayacentes al lecho y del lecho y subsuelo del mar, y con respecto a otras
actividades con miras a la exploración y explotación económicas de la zona, tal
como la producción de energía derivada del agua, de las corrientes y de los vientos.
b. Jurisdicción, con arreglo a las dispociciones pertinentes de esta Convención, con
respecto a:
i) El establecimiento y la utilización de las islas artificiales, instalaciones y
estructuras;
ii) La investigación científica marina;
iii) La protección y preservación del medio marino”.
“Entre los deberes del Estado ribereño la Convención determina que tendrá
debidamente en cuenta los derechos y deberes de los demás Estados”.

El artículo 57 determina: “Anchura de la Zona Económica Exclusiva. La Zona económica


Exclusiva no se extenderá más allá de 200 millas marinas, contadas desde las líneas de base a partir
de las cuales se mide la anchura del mar territorial”.
Con la Zona Económica Exclusiva determinada en los artículos anteriores, la CONVEMAR
establece un área sustentada en razones económicas y sociales, con derecho de soberanía del Estado
ribereño y que se extiende hasta las 200 millas del mar contadas desde las líneas de base a partir de

77
DEG

las cuales se mide la anchura del mar territorial. Ésta es la segunda área que establece la
Convención con Derecho de soberanía y jurisdicción del Estado ribereño.
De los artículos 55, 56 y 57 se desprende con claridad que el acuerdo mundial radica en el
reconocimiento de una zona económica exclusiva de 200 millas en las cuales el Estado ribereño
tiene derechos de soberanía y jurisdicción. Estos derechos de soberanía y jurisdicción están
vinculados a lo económico y social.
De estas disposiciones y de otras de la Convención los Estados tienen los siguientes derechos y
facultades:
Derecho para determinar la captura permisible de recursos vivos, su capacidad para explotarlos
y facultad para asegurarse de que la preservación de esos recursos no se vea amenazada por un
exceso de explotación. Los nacionales de otros Estados –a quienes el Estado ribereño permita la
explotación de tales recursos en las condiciones que determine– deberán observar las medidas de
conservación y demás modalidades y condiciones establecidas en los reglamentos dictados por
dicho Estado (artículos 61 y 62).
En el caso de las especies altamente migratorias (atún principalmente), el Estado ribereño y los
demás Estados cuyos nacionales pesquen en la región dichas especies cooperarán directamente o
por conducto de las organizaciones internacionales competentes con miras a asegurar la
conservación y promover la conservación óptima de dichas especies en toda la región tanto dentro
como fuera de la zona económica exclusiva. Pero esta cooperación es sin perjuicio del derecho
exclusivo del Estado ribereño, antes señalado, en cuanto a la determinación de la captura permisible
y de su propia capacidad de explotación (artículos 63, 64).
La facultad para adoptar las medidas necesarias contra buques extranjeros que violen la zona
económica exclusiva, incluso la visita, registro, inspección, apresamiento e iniciación de
procedimientos judiciales, a fin de garantizar el cumplimiento de sus leyes y reglamentos dictados
para proteger sus derechos en dicha zona se encuentra recogida en el artículo 73.
Derecho exclusivo de construir así como de autorizar y reglamentar la construcción, explotación
y utilización de islas artificiales, instalaciones y estructuras para fines de explotación y exploración
de los recursos (artículo 60).
Derecho a dictar sus propias leyes y reglamentos para la prevención, reducción y control de la
contaminación del medio marino (art. 210) y derecho para establecer leyes y reglamentos tendientes
a prevenir, reducir y controlar la contaminación causada por buques (art. 211). El vertimiento
dentro de su zona económica exclusiva o su plataforma continental no se realizará sin el previo
consentimiento expreso del Estado ribereño, el cual tendrá derecho a permitir, regular y controlar
dicho vertimiento.
Con estos derechos de soberanía, jurisdicción y facultades del Estado ribereño en la zona
económica exclusiva bien podríamos afirmar que en este caso se trata de un mar territorial sui
géneris, es decir una nueva concepción de mar territorial en un mundo globalizado y con
características económico sociales.
10.1.5.1 Derechos y Deberes de otros Estados en la Zona Económica Exclusiva
En el artículo 58 se establecen los derechos y deberes de otros Estados en la zona económica
exclusiva: “En la Zona Económica Exclusiva, todos los Estados, sean ribereños o sin litoral, gozan
con sujeción a las disposiciones pertinentes de esta Convención, de las libertades de navegación y
sobre vuelo y de tendido de cables y tuberías submarinos (…)”.
En esta disposición, en la cual se otorga derechos a otros Estados de gozar de las libertades de
navegación y sobre vuelo y de tendidos de cables y tuberías submarinos, radica la diferencia
fundamental entre mar territorial y zona económica exclusiva.
Mientras en el mar territorial el Estado ribereño ejerce la totalidad de la soberanía, lo que

78
DEG

significa la jurisdicción civil, penal, fiscal y administrativa con las únicas limitaciones establecidas
por el derecho internacional en cuanto al paso inocente para todos los buques extranjeros y las
obligaciones que por tal motivo debe asumir dicho Estado; en la zona económica exclusiva, el
Estado ribereño ejerce “derechos de soberanía para los fines de exploración y explotación,
conservación y administración de los recursos naturales, tanto vivos como no vivos, del lecho y el
subsuelo del mar y las aguas supra yacentes” (artículo 56, 1, a).
Estos derechos de otros Estados están limitados tal como dispone el numeral 3 del artículo 58,
que dice:
En el ejercicio de sus derechos y en el cumplimiento de sus deberes en la zona económica
exclusiva en virtud de esta Convención, los Estados tendrán debidamente en cuenta los
derechos y deberes del Estado ribereño y cumplirán las leyes y reglamentos dictados por el
Estado ribereño de conformidad con las disposiciones de esta Convención y otras normas de
Derecho internacional en la medida en que no sean incompatibles con esta parte.
Es decir, otros Estados tienen el derecho de participar mediante la pesca, en los excedentes que
no aprovecha el Estado ribereño en la zona económica exclusiva, luego de utilizar su capacidad de
captura de los recursos vivos y él también establecerá cuál es la captura permisible que no afecte la
conservación de las especies.
El Estado ribereño tiene la facultad de fijar todas las condiciones y reglamentaciones que juzgue
conveniente a las cuales se tienen que ajustar otros Estados que deseen pescar en la zona económica
exclusiva del Estado ribereño, a través de la concesión de licencias a pescadores, buques y equipos
de pesca incluidos el pago de derechos; la determinación de las especies que pueden capturarse y la
fijación de las cuotas de captura; la reglamentación de las temporadas y áreas de pesca, así como el
tipo, tamaño y cantidad de aparejos y buques que pueden utilizarse; la fijación de la edad y tamaño
de peces que pueden capturarse; la determinación de la información que deben proporcionar los
buques pesqueros; y la descarga por tales buques de toda la captura o de parte de ella en los puertos
del Estado ribereño, entre otras condiciones que expresamente establece la Convención.
10.1.6 Régimen jurídico de la alta mar*
La Parte séptima de la Convención trata sobre alta mar y el artículo 86 manifiesta lo siguiente:
“Las disposiciones de esta Parte se aplican a todas las partes del mar no incluidas en la zona
económica exclusiva, en el mar territorial o en las aguas interiores de un Estado (…)”.
Igualmente la Convención dispone en el artículo 87:

1. La alta mar está abierta a todos los Estados, sean ribereños o sin litoral (…):
a. Libertad de navegación;
b. Libertad de sobrevuelo;
c. Libertad de tender cables y tuberías submarinos con sujeción a las disposiciones
de la Parte VI;
d. Libertad de construir islas artificiales y otras instalaciones permitidas por el
derecho internacional, con sujeción a las disposiciones de la Parte VI;
e. Libertad de pesca, con sujeción a las condiciones establecidas en la Sección 2;
f. La libertad de investigación científica, con sujeción a las disposiciones de las
Partes VI y XIII (…).

Estas disposiciones del artículo 86 y siguientes son muy importantes para todo Estado ribereño
ya que sus intereses pesqueros no terminan en las 200 millas, sino que van más allá, pues ciertas
actividades de pesca realizadas fuera del mar territorial pueden afectar la conservación y posterior
explotación de los recursos vivos dentro de las 200 millas, teniendo en cuenta que los recursos
vivos no son inmóviles y que más bien circulan por los océanos, sin tener fronteras, en especial en

79
DEG

el caso de ciertas especies.


La Convención establece normas para proteger a las especies transfronterizas cuyos cardúmenes
entran y salen de las 200 millas.
10.1.7 Régimen jurídico de la plataforma continental
La Parte VI de la Convención trata sobre la plataforma continental y al respecto reconoce al
Estado ribereño el derecho de soberanía no solo de 200 millas sino, en algunos casos específicos,
hasta 350 millas marinas (artículo 76). Este derecho de soberanía es para los efectos de la
exploración y explotación de todos los recursos naturales que ahí se encuentran, incluyendo dentro
de éstos los recursos mineros, los hidrocarburos, otros recursos no vivos del lecho del mar y su
suelo, y los organismos vivos pertenecientes a especies sedentarias.
El artículo 77 establece los derechos de soberanía del Estado ribereño sobre la plataforma
continental independientemente de su exploración o explotación o de su ocupación real o ficticia,
así como de toda declaración expresa. Igualmente dispone que nadie pueda emprender actividades
de exploración y explotación de los recursos naturales de ésta sin expreso reconocimiento del
Estado ribereño.
Y sobre la jurisdicción del Estado ribereño en relación a actividades en la plataforma continental
el artículo 81 dispone que: “El Estado ribereño tendrá el derecho exclusivo a autorizar y regular las
perforaciones que con cualquier fin se realicen en la plataforma continental”.
10.1.8 La zona
La Parte XI de la Convención trata sobre La Zona y el artículo 133 dice: “Por recursos se
entiende todos los recursos mineros, sólidos, líquidos o gaseosos in situ en la zona, situados en los
fondos marinos o en su subsuelo incluidos los nódulos polimetálicos”.
La Convención tiene el acierto de determinar en el artículo 136: “La Zona y sus recursos son
patrimonio común de la humanidad”.
Considerando que existe una gran riqueza en los fondos marinos más allá de las 200 millas, en
la Convención del Mar se declara que los fondos marinos y sus recursos son patrimonio común de
la humanidad. Bajo este concepto se entiende que ningún Estado o persona natural o jurídica podrá
apropiarse de parte alguna de la Zona o de sus recursos (artículo 137). Se entiende, que los derechos
sobre los recursos de la Zona pertenecen a toda la humanidad, en cuyo nombre actuará la Autoridad
Internacional de los Fondos Marinos que ha sido creada en la misma Convención (artículo 156).
Estos recursos son inalienables.
Es necesario anotar que sobre la aplicación de la Parte XI de la Convención existe un Acuerdo
que reglamenta su aplicación expedido por las Naciones Unidas y que forma parte de la
Convención como anexo.
10.2 La Declaración de Santiago de 1952 y la convemar
El artículo 15 de la CONVEMAR dice:
Delimitación del mar territorial entre Estados con costas adyacentes o situadas frente a
frente. Cuando las costas de dos Estados sean adyacentes o se hallen situadas frente a frente,
ninguno de dichos Estados tendrá derecho, salvo acuerdo en contrario, a extender su mar
territorial más allá de una línea media cuyos puntos sean equidistantes de los puntos más
próximos de las líneas de base a partir de las cuales se mide la anchura del mar territorial de
cada uno de esos Estados. No obstante, esta disposición no será aplicable cuando, por la
existencia de derechos históricos o por otras circunstancias especiales, sea necesario
delimitar el mar territorial de ambos Estados en otra forma.
Este artículo 15 que busca determinar la delimitación del mar territorial entre Estados con costas
adyacentes o situados frente a frente, concuerda con el hecho de que el Ecuador posee acuerdo en

80
DEG

contrario con las disposiciones de la Declaración sobre Zona Marítima (Declaración de Santiago
1952) y un Convenio sobre Zona Especial Fronteriza Marítima (Lima 1954) suscritos por Chile,
Ecuador y Perú, que son Acuerdos que recogen derechos históricos y circunstancias especiales, que
determinan el límite marítimo de los Estados Partes.
La Declaración de Santiago de 1952 en su Parte IV dice:
En el caso de territorio insular la zona de 200 millas marinas se aplicará en todo el contorno
de la isla o grupo de islas. Si una isla o grupo de islas pertenecientes a uno de los países
declarantes estuviere a menos de 200 millas marinas de la zona marítima general que
corresponde a otro de ellos, la zona marítima de esta isla o grupo de islas quedará limitada
por el paralelo del punto en que llega al mar la frontera terrestre de los Estados respectivos.
La existencia de las islas de La Plata, Puná y Santa Clara conduce a determinar el límite
marítimo por el Paralelo del punto en que llega al mar la frontera terrestre de los Estados
correspondientes.
Igualmente, el Convenio sobre Zona Especial Fronteriza Marítima de Lima 1954, en su
disposición primera señala: “Establécese una zona especial a partir de las 12 millas marinas de la
costa, de 10 millas marinas de ancho a cada lado del paralelo que constituye el límite marítimo
entre los dos países”.
El artículo 74 de la Convención establece la delimitación de la zona económica exclusiva entre
Estados con costas adyacentes o situadas frente a frente y en su numeral 4 dice: “Cuando exista un
acuerdo en vigor entre los Estados interesados, las cuestiones relativas a la delimitación de la zona
económica exclusiva se resolverán con las disposiciones de este acuerdo”.
De igual manera le artículo 83 de la Convención establece la delimitación de la plataforma
continental entre Estados con costas adyacentes o situados frente a frente y en su numeral 4 dice:
“Cuando exista un acuerdo en vigor entre los Estados interesados, las cuestiones relativas a la
delimitación de la plataforma continentales determinarán de conformidad con las disposiciones de
ese acuerdo”.
Por lo tanto, al existir un acuerdo en vigor previo, es decir la Declaración de Santiago de 1952 y
el Convenio sobre Zona Especial Fronteriza Marítima de 1954, la delimitación del mar territorial,
de la zona económica exclusiva y de la plataforma continental está contemplada en dichos acuerdos
y la Convención expresamente reconoce dicha delimitación.
PARTE XI
EL DOMINIO AÉREO Y DEL ESPACIO EXTERIOR

11.1 Delimitación del espacio aéreo, régimen jurídico


El territorio del Estado incluye el espacio aéreo que cubre la tierra firme, las aguas interiores y
el mar territorial.
Cuando hablamos del espacio aéreo, en sentido jurídico, decimos que es el espacio susceptible
de apropiación y sobre el cual el hombre y los Estados pueden ejercer derechos. En este espacio se
desarrolla principalmente la actividad aeronáutica, sigue la suerte de la superficie subyacente.
Al mismo tiempo que aparecen las primeras manifestaciones de la actividad aeronáutica, surge
la inquietud de determinar cuál va a ser la condición jurídica a que se someta el espacio aéreo.
Existen varias posiciones y son extremas: Hay quienes sostienen la libertad absoluta del espacio
aéreo y que los Estados no pueden ejercer su soberanía, ni hacer valer su autoridad, por cuanto éste
no es susceptible de apropiación. En contraposición se presenta la teoría de la soberanía absoluta, lo
cual implicaba el derecho de cerrar sus fronteras a las aeronaves cuando lo consideren conveniente.
La conclusión fue el artículo 1 de la Convención de París de 1919, que expresa: “Las altas

81
DEG

partes contratantes reconocen que cada potencia tiene soberanía completa y exclusiva sobre el
espacio atmosférico de encima de su territorio”.
Desde inicios del siglo XX, ya fue reglamentada la aeronavegación en el derecho interno de
cada Estado, pero pronto resultó insuficiente esta legislación, puesto que el transporte aéreo se llegó
a utilizar en forma masificada e internacionalmente. Los Estados, entonces comenzaron a celebrar
acuerdos bilaterales en dicha materia, lo cual también a la larga resultó limitado para esas
necesidades.
En la actualidad existen normas de derecho positivo que rigen la aeronavegación.
La primera Convención Multilateral sobre Navegación Aérea se celebró en París, en 1919 como
ya dijimos, reconoció la plena y exclusiva soberanía del Estado sobre su espacio aéreo,
estableciéndose algunas limitaciones al transporte aéreo civil. Otros principios reconocidos que
también se reconocieron tienen que ver con las reglamentaciones sobre aeronaves y los pilotos,
equipos de comunicación, certificados y diplomas de los pilotos, la distinción de las aeronaves
públicas de las privadas y la creación de la Comisión Internacional de Navegación Aérea de
carácter permanente.
Esta convención fue sustituida por el Convenio sobre Aviación Civil Internacional de 1944,
conocido como el Convenio de Chicago.
11.1.1 El Convenio de Chicago de 1944
El Convenio de Chicago sobre Aviación Civil Internacional fue suscrita el 7 de diciembre 1944
y entró en vigencia en 1949, cuyo objetivo era actualizar las normas sobre aviación civil
internacional, es en la actualidad el tratado más importante relacionado al derecho público
internacional aeronáutico.
En el año 1944, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos promovió la realización
de una Conferencia con el objeto de actualizar los acuerdos internacionales sobre aviación civil.
Está se realizó en Chicago desde el 1 de noviembre al 7 de diciembre de 1944, con la presencia de
delegados de 52 países. El resultado de esta Conferencia fue la adopción del Convenio sobre
Aviación Civil Internacional.
En su primer artículo este Convenio establece: “Los Estados contratantes reconocen que cada
uno de los Estados tiene la soberanía completa y exclusiva sobre el espacio aéreo situado encima de
su territorio”.
Estableció además las llamadas cinco libertades del aire (art. 5 del Convenio):

1. Derecho de sobrevuelo sobre el territorio de los Estados contratantes sin aterrizar;


2. Derecho a aterrizar sin fines comerciales, escalas técnicas;
3. Derecho a desembarcar pasajeros, carga y correo, tomados en el Estado cuya
nacionalidad posee la nave;
4. Derecho a tomar pasajeros, carga y correos destinados al territorio cuya nacionalidad
posee la nave;
5. Derecho a tomar pasajeros, carga y correos destinados al territorio de cualquier Estado
contratante y poder desembarcar los procedentes de cualquiera de dichos territorios.

Las dos primeras son libertades elementales, mientras que las otras tres son libertades
comerciales, sobre las cuales los Estados contratantes pueden conceder alguna de las libertades y
otras no, para lo cual requieren un acuerdo de tráfico entre los interesados.
Existen otras libertades que han sido definidas por la doctrina:
Derecho a efectuar transportes entre dos Estados distintos de aquél en que esté matriculada la

82
DEG

aeronave, sobrevolando el territorio de este país.


Derecho para operar completamente fuera del Estado de matriculación y a embarcar y
desembarcar pasajeros, correo o carga provenientes de o con destino a un Estado tercero, que no es
el de matriculación.
Derecho a transportar pasajeros, correo o carga de un punto a otro del mismo Estado, distinto a
aquél en que está matriculada la aeronave.
Esta libertad, que habitualmente se denomina de “cabotaje”, constituye fundamentalmente el
objetivo que debe alcanzarse para realizar el mercado interior del transporte aéreo, como ha venido
haciendo la Unión Europea.
Del texto del Convenio se deriva que: “Las aeronaves tendrán la nacionalidad del Estado en que
están matriculadas”, y no pueden matricularse en más de un Estado (art. 17).
Según el artículo 3, son aeronaves estatales las que se emplean para servicios militares,
aduaneros o policiales y todas las demás son civiles.
El Ecuador participó activamente en la Conferencia Internacional de Aviación Civil y es parte
del Convenio de Chicago.
El texto del Convenio de la OACI consta de un preámbulo y 96 artículos divididos en cuatro
partes:
Parte I: Navegación Aérea.
Parte II: Organismo Internacional de Aviación Civil (OACI).
Parte III: Transporte Aéreo Internacional.
Parte IV: Disposiciones Finales.
Comprende todos los aspectos de la Aviación Civil, establece obligaciones y privilegios que han
de observar los Estados contratantes. Establece las normas y métodos internacionales
recomendados, para regular los procedimientos de operaciones aéreas, de navegación y cualquier
otra actividad aérea, instando a los Estados participantes a que adecuen las instalaciones y servicios
que posibiliten el mejor desarrollo del transporte aéreo.
A parte de los 96 artículos que conforman el Convenio, este cuenta además con 18 Anexos:
Anexo 1: Licencias al Personal.
Anexo 2: Reglamento del aire.
Anexo 3: Meteorología.
Anexo 4. Cartas aeronáuticas.
Anexo 5: Unidades de medida que se emplearán en las comunicaciones aeroterrestres.
Anexo 6: Operación de aeronaves en el transporte aéreo comercial internacional.
Anexo 7: Marcas de nacionalidad y de matrícula de las aeronaves.
Anexo 8: Aeronavegabilidad.
Anexo 9: Facilitación: son requisitos uniformes para la entrada y salida de las aeronaves, la
entrada y salida de personas y sus equipajes, la entrada y salida de mercaderías y otros artículos,
tráfico que atraviesa el territorio de un Estado contratante, aeropuertos internacionales,
instalaciones y servicios para el tráfico, aterrizaje fuera del aeropuerto internacional y otras
disposiciones.

83
DEG

Anexo 10: Telecomunicaciones aeronáuticas.


Anexo 11: Servicios de Tránsito Aéreo.
En el año de 1944, cuando se firmó el convenio, los servicios de tránsito aéreo eran
prácticamente desconocidos. Precisamente este anexo contiene las normas y practicas
recomendadas para posibilitar estos servicios con la máxima seguridad.
Anexo 12: Búsqueda y Salvamento.
Detalla los procedimientos internacionales a seguir para rescatar a las víctimas de un accidente
aéreo o localizar lo más rápidamente posible a los supervivientes a fin de prestarles, con la máxima
urgencia, la ayuda necesaria.
Anexo 13: Investigación de Accidentes Aéreos.
Es necesario señalar que los procedimientos a seguir en una investigación de accidentes en lo
que a la OACI se refiere, es puramente técnica y no jurídica, ya que el objetivo fundamental de una
investigación es la prevención de futuros, accidentes, pero de ninguna manera es de su competencia
el determinar las posibles culpas, errores o responsabilidades.
Anexo 14: Aeródromos.
Anexo 15: Servicios de información aeronáutica.
Anexo 16: Protección al medio ambiente.
Anexo 17: Seguridad. Protección de la Aviación Civil Internacional contra los actos de
interferencia ilícita.
Anexo 18: Transporte de mercaderías peligrosas. Los principios generales aplicables en el
transporte aéreo internacional sobre mercancías peligrosas.
El Convenio de Chicago creó la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), con sede
en Montreal, Canadá, con la finalidad de promover los principios y técnicas de la navegación
internacional. Para ello establece normas internacionales y regulaciones necesarias para la
seguridad, la eficiencia y la regularidad del transporte aéreo.
La OACI es también un medio de cooperación en todos los campos de la aviación civil entre los
países socios, y proporciona asistencia técnica a los países que necesitan ayuda para mantener
instalaciones de aviación civil o para alcanzar las normas establecidas por la OACI, la misma que
también realiza ediciones técnicas y estudios especiales. Su función es regularizar el transporte
aéreo internacional para hacerlo seguro, eficaz y económico.
En la OACI están representados 191 países que se reúnen una vez cada tres años en una
asamblea. Su órgano ejecutivo provisional es un consejo constituido por 33 socios que son elegidos
por la asamblea a partir de su importancia relativa en el transporte aéreo internacional y su
distribución geográfica. La OACI tiene su propia secretaría, dirigida por un secretario general
designado por el consejo, y varios comités técnicos permanentes.
Los objetivos de la OACI, de conformidad con el Capítulo VII, Artículo 44, de su instrumento
constitutivo son: desarrollar los principios y las técnicas de la navegación aérea internacional y
fomentar el establecimiento y desenvolvimiento del transporte aéreo internacional, con el propósito
de:

Lograr el progreso seguro y sistemático de la aviación civil internacional en todo el


mundo.
Fomentar la técnica de la construcción y utilización de aeronaves para fines pacíficos.
Estimular el desarrollo de aerovías, aeropuertos e instalaciones y servicios para la

84
DEG

navegación aérea empleados en la aviación civil internacional.


Facilitar los transportes aéreos seguros, regulares, eficaces y económicos que necesiten
los pueblos del mundo.
Evitar el despilfarro económico producido por la competencia excesiva.
Asegurar que se respeten plenamente los derechos de los Estados contratantes y que cada
Estado miembro tenga la oportunidad equitativa de explotar los servicios de transportes
aéreos internacionales.
Evitar que se den preferencias a ciertos Estados contratantes.
Aumentar la seguridad de los vuelos en la navegación aérea internacional.
Fomentar en general el desarrollo de la aeronáutica civil internacional en todos sus
aspectos.

11.1.2 La Legislación Ecuatoriana


El 11 de enero de 2007, fue publicado en el RO 435, la última codificación del Código
Aeronáutico del Ecuador, que recoge una serie de reformas establecidas en los últimos tiempos y,
según establece el artículo primero de dicho Código, en lo referente a los principios:
La aeronáutica civil en la República del Ecuador se rige por la Constitución Política de la
República, los tratados y convenios internacionales ratificados por la República del
Ecuador, así como por este Código, sus leyes especiales y reglamentos. En los Casos no
previstos en este Código se aplicarán las demás leyes de la República y los principios
generales del Derecho Aeronáutico.
El artículo 2 define: “Aeronáutica civil es el conjunto de actividades directa o indirectamente
vinculadas con la circulación y utilización de aeronaves privadas. Las aeronaves públicas estarán
sujetas a las disposiciones de este Código solamente cuando normas expresas así lo preceptúen”.
Dispone el Código en el siguiente artículo, que la República del Ecuador ejerce soberanía plena
y exclusiva sobre el espacio aéreo que cubre su territorio y aguas jurisdiccionales.
El Código Aeronáutico tiene quince Títulos, en los cuales establece todas las actividades y
temas que son materia de la aeronavegación en el país; a saber:
Título I De la aeronáutica civil
Título II De la infraestructura de los aeródromos y aeropuertos
Título III De las aeronaves
Título IV Del personal aeronáutico
Título V Del explotador
Título VI De los servicios aéreos
Título VII De las actividades conexas
Título VIII Del otorgamiento de las concesiones y permisos de operación.
Título IX De los contratos y obligaciones
Título X De los privilegios
Título XI De la responsabilidad
Título XII De los seguros aéreos

85
DEG

Título XIII De la prevención e investigación de accidentes


Título XIV De la búsqueda, asistencia, salvamento y desaparición de aeronaves.
Título XV De las infracciones y sanciones.
Las normas del Convenio de Chicago de 1944 han sido incorporadas a la legislación nacional y
son aplicadas por el Ecuador. El Convenio de Aviación Civil Internacional o Convenio de Chicago,
fue firmado en esa ciudad el 7 de diciembre de 1944. El Ecuador lo ratifica mediante Decreto
Ejecutivo 1110, publicado en el Registro Oficial 675 de 25 de noviembre de 1954.
Este texto fue reformado más tarde, el 23 de marzo de 1965, mediante Decreto Supremo 1455,
con un texto publicado en el RO 463, que dice:
El Ecuador acepta las enmiendas introducidas al texto del Convenio de la Organización de
Aviación Civil Internacional, de 7 de diciembre de 1944, OACI, firmados en Chicago el 27
de mayo de 1947, el 14 de junio de 1954, el 21 de junio de 1961 y el 15 de septiembre de
1962. Se ratifica los mismos. Inserta los textos.
Además, rige en materia de aeronavegación la Ley de Aviación Civil, la misma que en su
artículo primero dispone que le corresponde al Estado, entre otras funciones, la planificación,
regulación y control aeroportuario y de la aeronavegación civil en territorio ecuatoriano; y, que esta
ley, el Código Aeronáutico, reglamentos y regulaciones técnicas deberán estar conforme a las
normas vigentes de la Organización de Aviación Civil Internacional, OACI, de la cual el Ecuador
es signatario.
El órgano ejecutor de las políticas de aeronavegación es el Consejo Nacional de Aviación Civil,
y la Dirección General de Aviación Civil (DGAC) y sus dependencias, como ente controlador, que
mantendrán el control técnico–operativo de la actividad aeronáutica nacional.
El Consejo Nacional de Aviación Civil está integrado por: Un delegado nombrado por el
Presidente de la República, quien lo preside; el Comandante General de la Fuerza Aérea o su
delegado; el Ministro de Finanzas, o su delegado; el Ministro de Relaciones Exteriores, Comercio e
Integración o su delegado; Ministerio de Industrias y Competitividad o su delegado; el Ministro de
Turismo o su delegado; un representante de la Federación de las Cámaras de Turismo; y, un
representante de las cámaras de la producción.
Entre las funciones del Consejo de Aviación Civil esta: Aprobar, reformar y expedir las
regulaciones técnicas y normas de operación, basadas en los anexos al Convenio de Aviación Civil
Internacional de Chicago; Aprobar el Plan de Desarrollo Aeronáutico formulado por la Dirección
General de Aviación Civil y velar por su cumplimiento, a la vez que apoyar y estimular las
actividades aeronáuticas; Otorgar las concesiones y los permisos de operación a las compañías
nacionales y extranjeras de transporte aéreo público y revocarlos, suspenderlos, modificarlos o
cancelarlos; A pedido de la Dirección General de Aviación Civil, aprobar la creación y regulación
de tasas y derechos por servicios aeroportuarios, tasas y derechos por facilidades aeronáuticas y
utilización de la infraestructura aeronáutica, de los aeropuertos que estén bajo su operación y
administración.
En la Asamblea de la OACI de 2016, fueron elegidos los 36 miembros del Consejo de la OACI,
para el período de 2016 al 2019. Para esta elección, se toman en cuenta tres categorías de socios: los
Estados de mayor importancia en el transporte aéreo, los que contribuyen en mayor medida al
suministro de instalaciones y servicios para la navegación aérea y, los Estados que garantizan la
representación geográfica. En el primer grupo se encuentran: Alemania, Australia, Brasil, Canadá,
China, Estados Unidos, Federación de Rusia, Francia, Italia, Japón, y el Reino Unido. En el
segundo: Arabia Saudita, Argentina, Colombia, Egipto, España, India, Irlanda, México, Nigeria,
Singapur, Sudáfrica y Suecia. Y en el tercero: Argelia, Cabo Verde, Congo, Cuba, Ecuador,
Emiratos Árabes Unidos, Kenya, Malasia, Panamá, República de Corea, República Unida de
Tanzanía, Turquía y Uruguay.

86
DEG

11.2 El espacio exterior


En octubre de 1959, se lanza el primer Sputnik, al espacio ultraterrestre, con lo cual se inició la
incorporación, a la jurisdicción de los Estados, de las normas de un nuevo derecho: el Espacial,
llamado también ultraterrestre, derecho cósmico o interplanetario. El nombre de derecho del
espacio exterior le otorga VERPLAETSE, aunque JAIME MERCHÁN[33], dice que este nombre
resulta impreciso, como lo es también “la delimitación entre espacio aéreo y espacio exterior”.
Junto a la soberanía del espacio aéreo, se admitía la libertad del espacio exterior. Este hecho se
institucionalizó a través del Tratado sobre los Principios que deben regir las Actividades de los
Estados en la Explotación y Utilización de Espacio Ultraterrestre, en el cual se manifiesta que el
espacio exterior, incluso la luna y otros cuerpos celestes son de libre acceso por parte de todos los
Estados, sin discriminación, en condiciones de igualdad y conforme al derecho internacional.
Pero es necesario establecer, en realidad, ¿cuál es el límite del espacio aéreo y dónde comienza
el espacio ultraterrestre? Es decir, hasta dónde alcanza el límite vertical de la soberanía del Estado?
Los criterios son diversos, hay quienes piensan que el Estado tiene soberanía hasta el infinito.
KOVALEV y CHEPROV (Kovalev, F.N y Cheprov, I.I., 1962), afirman que la soberanía del
Estado se extiende hasta el límite donde puede ejercer un poder efectivo. Hay quienes opinan que la
soberanía del Estado alcanza hasta donde llega la gravedad de la tierra, otros autores hablan de
hasta donde alcanza el vuelo de un avión y otros entre 50 y 100 millas.
Los soviéticos y los norteamericanos llegaron a un acuerdo, en 1960, en el Congreso de la
Federación Internacional Aeronáutica, y concluyeron que será considerada como nave espacial,
aquella que sobrepase una altura de 62 millas.
En 1961, en la llamada Carta Magna del Espacio Interplanetario, bajo el auspicio de Naciones
Unidas, se dividió el espacio sideral en espacio aéreo y espacio interplanetario y se refirieron a este
último como “patrimonio común de la humanidad”.
En 1970, las Naciones Unidas solicitaron a los Estados opinión sobre el límite entre el espacio
aéreo y el espacio exterior. En el 45° Período de Sesiones de la Subcomisión de Asuntos Jurídicos
de la Comisión sobre la Utilización del Espacio Ultraterrestre con Fines Pacíficos, celebrado en
2006, el Grupo de Trabajo encargado de examinar los asuntos relativos a la definición y
delimitación del espacio ultraterrestre convino en plantear a los Estados Miembros de N.U. las
siguientes preguntas:
¿Considera necesario su gobierno definir el espacio ultraterrestre o delimitar el espacio
aéreo y el espacio ultraterrestre, dado el nivel actual de las actividades aeronáuticas y
espaciales y el nivel de desarrollo de las tecnologías aeronáuticas y espaciales?
¿Considera su gobierno que es necesario aplicar otro enfoque para resolver esta cuestión?
En el 2007, en el 46° Período insisten en obtener las respuestas, pero hasta el 21 de enero de
2008, solamente Belarús, Dinamarca, Jordania, Nicaragua, República Checa y Ucrania, enviaron
respuesta. Todos ellos consideran necesario delimitar el espacio aéreo y ultraterrestre, excepto
Dinamarca que no cree oportuno ni necesario. No existe hasta el momento tal delimitación.
En junio de 2013, la Comisión sobre la Utilización del Espacio Ultraterrestre con Fines
Pacíficos presenta un amplio informe al 56º período de sesiones de las Naciones Unidas. En este
documento, entre el amplio número de “Declaraciones” ahí formuladas, se felicita “al Ecuador por
la puesta en órbita de su primer satélite, el NEE-01 Pegaso, que se lanzó el 25 de abril de 2013
desde Jiuquan (China)”. Este proyecto no tuvo feliz término y se concluyó anticipadamente cuando
en mayo de 2013 la agencia notificó que la señal de Pegaso se había perdido.
(http://www.elcomercio.com/afull/satelite-pegasoecuador-investigacion-ronnienader.html).
11.2.1 Régimen Jurídico: Principios básicos

87
DEG

Los principios que regulan las actividades de los Estados en el espacio ultraterrestre fueron
establecidos en la: “Declaración de los principios jurídicos que deben regir las actividades de los
Estados en la exploración y utilización del espacio ultraterrestre”[34], que fueron recogidos luego,
en el Tratado sobre los Principios Jurídicos que deben regir las actividades de los Estados en la
exploración y utilización del espacio ultraterrestre, los que podríamos resumirlos así:

Libertad de exploración y utilización del espacio ultraterrestre a todos los Estados sin
discriminación.
Igualdad en la exploración y utilización en provecho y en interés de todos los países, sea
cual fuere el grado de desarrollo económico y científico.
No apropiación: el espacio ultraterrestre, inclusive la luna y otros cuerpos celestes, no
podrá ser objeto de apropiación nacional por reivindicación de soberanía, uso u
ocupación, ni de ninguna otra manera.
Utilización para fines pacíficos: se prohíbe expresamente la colocación en órbita de
armas nucleares u otro medio de destrucción masiva, emplazarlas o colocarlas en el
espacio ultraterrestre, y establecer bases, instalaciones o fortificaciones militares o
efectuar ensayos militares.
Imputabilidad de responsabilidad a los Estados por actividades que se realicen en el
espacio ultraterrestre sus organismos gubernamentales o no gubernamentales. Si los
realiza una organización internacional le será imputable a ella y a sus Estados parte
(Llanos Mansilla, Teoría y Práctica del Derecho internacional público, 1980).

El 10 de octubre de 1967 entró en vigor el Tratado sobre el Espacio Ultraterrestre o Tratado


sobre el Espacio Exterior, cuyo nombre completo es “Tratado sobre los principios que deben regir
las actividades de los Estados en la exploración y utilización del espacio ultraterrestre, incluso la
Luna y otros cuerpos celestes”, instrumento que constituye la base del derecho internacional sobre
del espacio. En 2015, ciento tres países son partes del tratado, mientras que 24 han firmado el
acuerdo pero todavía no lo han ratificado. Ecuador lo ratificó el 7 de marzo de 1969.
El 22 de diciembre de 2007, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Resolución
62-217, sobre la “Cooperación Internacional para la utilización del espacio ultraterrestre con fines
pacíficos”, mediante la cual aprueba el informe de la Comisión sobre la Utilización del Espacio
Ultraterrestre con Fines Pacíficos, sobre la labor realizada en su 50° período de sesiones y en base
al mismo recomienda que la Subcomisión de Asuntos Jurídicos que, “teniendo en cuenta las
preocupaciones de todos los países y en particular, las de los países en desarrollo” examine entre
otras, las siguientes cuestiones:

a. Situación y aplicación de los cinco tratados de las Naciones Unidas relativos al


espacio ultraterrestre;

Tratado sobre el espacio ultraterrestre, de 1966.


El Acuerdo sobre el salvamento y la devolución de astronautas y la restitución de
objetos lanzados al espacio ultraterrestre, de 22 de abril de 1968.
El Convenio sobre la responsabilidad internacional por daños causados por objetos
espaciales, de 29 de abril de 1972.
El Convenio sobre el registro de objetos lanzados al espacio ultraterrestre, de 14 de
enero de 1975.
El Acuerdo que debe regir las actividades de los Estados en la Luna y otros cuerpos
celestes, de 18 de diciembre de 1979.

b. La definición y delimitación del espacio ultraterrestre;

88
DEG

c. El carácter y la utilización de la órbita geoestacionaria, incluida la consideración de


medios y arbitrios para asegurar la utilización racional y equitativa de la órbita
geoestacionaria, sin desconocer el papel de la Unión Internacional de
Telecomunicaciones.

Así, también hace una serie de recomendaciones a los Estados, para que actúen con equidad y
responsabilidad en la utilización de ese espacio.
11.3 La órbita geoestacionaria
La órbita geoestacionaria es una órbita sincrónica con la rotación de la Tierra, situada a 35.900
km., más o menos por encima de la línea ecuatorial. A esa distancia, un objeto geoestacionario
parece inmóvil por cuanto orbita alrededor de la tierra en 24 horas, período que se le conoce como
el día sideral.
Esta órbita fue divulgada por el escritor de ciencia ficción ARTHUR C. CLARKE, en 1945,
como una órbita útil para quienes operan satélites artificiales, incluyendo los de comunicaciones,
televisión digital, meteorológicos, etc.
La ocupación de este espacio ha sido total, de forma que comienza a ser saturado por los
satélites de comunicaciones especialmente.
Entre el 29 de noviembre y 3 de diciembre de 1976, Colombia, Ecuador, Brasil, Gabón, Congo,
Indonesia, Kenia, Somalia, Uganda y Zaire, países ecuatoriales que gozan del privilegio de poseer
una órbita geoestacionaria, se reunieron en Bogotá con el objetivo de fijar los derechos a los que
habría lugar por la situación con respecto a la órbita geoestacionaria, que corresponde a su territorio
terrestre, marítimo e insular y los aspectos del ejercicio de la soberanía de los Estados, con respecto
a ella.
Entre las conclusiones a las que llegaron estos países en la reunión podemos mencionar:
La órbita geoestacionaria constituye un hecho físico vinculado a la realidad de nuestro planeta,
por cuanto su existencia depende, en forma exclusiva, de su relación con los fenómenos
gravitacionales generados por la tierra, de allí que sea parte del territorio, sobre el cual los Estados
ejercen soberanía nacional. Es por tanto un recurso natural.
Al ser un recurso natural, los Estados ecuatoriales reafirman “el derecho de los pueblos y de las
naciones a la soberanía permanente sobre sus riquezas y recursos naturales, que deben ejercer, en
interés de su desarrollo nacional y del bienestar del pueblo” (Resolución de Naciones Unidas 2692 -
XXV).
La existencia de derechos soberanos sobre los segmentos
de la órbita geoestacionaria
Los países ecuatoriales consideran que el régimen jurídico aplicable debe estar encaminado a
prestar beneficio a los pueblos y a la comunidad internacional y no sólo a los países más
desarrollados; debe ser considerado patrimonio común de la humanidad; reconocen el libre tránsito
orbital y el de las comunicaciones, autorizadas en la Convención Internacional de
Telecomunicaciones; los artefactos que se pretendan ubicar fijamente sobre el segmento de la órbita
geoestacionaria de un Estado ecuatorial, requerirá la autorización de ese Estado; la utilización de
los segmentos para colocar satélites no otorga ningún derecho de soberanía en dicho segmento.
Lamentablemente, esta declaración no pasó de ser aquello y en la actualidad la Unión
Internacional de Telecomunicaciones (UIT), organización del sistema de las Naciones Unidas, es el
que se encarga de administrar y de adjudicar las posiciones orbitales. Las grandes potencias,
poseedoras de la tecnología y recursos están obteniendo la capacidad de la órbita y dejando sin
espacios a los países en vías de desarrollo, que no cuentan con los recursos para hacerlo[35].
En el marco del 44 Período de Sesiones de la Subcomisión de Asuntos Científicos y Técnicos de

89
DEG

la Comisión sobre Utilización del Espacio Ultraterrestre con Fines Pacíficos, de las Naciones
Unidas (COPUOS), realizado en Viena, en febrero de 2007, la Delegación del Ecuador realizó una
declaración sobre la posición nacional en relación con la órbita geoestacionaria.
Algunos de los puntos expresados en dicha declaración son los siguientes:

1. Los atributos técnicos de la Órbita Geoestacionaria, su utilización y aplicaciones,


constituyen un recurso natural limitado que debe ser accesible a todos los países,
especialmente aquellos en desarrollo y con determinada posición geográfica y que
requieren hacer uso del espacio ultraterrestre, para asuntos de interés común y de su
desarrollo económico y social.
2. Es necesario que la COPUOS, quién mantiene la competencia para el examen de los
aspectos técnicos, jurídicos y políticos, con el “fin de lograr una normatividad que
intente asegurar equidad en el acceso y utilización de este recurso natural limitado, sin
descartar la adopción de un régimen internacional “sui generis” aplicable a esta órbita.
3. Demanda que los aspectos que engloban la situación del manejo de la órbita, sean
abordados adecuadamente, para evitar prácticas discriminatorias que salvaguarden
únicamente intereses de los países con tecnología más avanzada.
4. Exhortó a la comunidad internacional a asumir el compromiso de que los países
industrializados faciliten sus medios y condiciones tecnológicas para que los países en
desarrollo puedan acceder en forma equitativa a la órbita geoestacionaria, para lo cual se
requiere la voluntad política de todos los Estados.

La Constitución de la República del Ecuador de 2008, vigente a la fecha, por primera vez
declara, en el último inciso del artículo cuarto, su derecho sobre la órbita geoestacionaria, en los
siguientes términos: “El Estado ecuatoriano ejercerá derechos sobre los segmentos correspondientes
de la órbita sincrónica geoestacionaria, los espacios marítimos y la Antártida”.
11.4 Régimen jurídico de las cosas y las personas
en el espacio exterior
Para el propósito de establecer un régimen jurídico adecuado en la administración de las cosas
que se lanzan o se encuentran en el espacio exterior, debemos establecer el alcance de la palabra, es
decir, el término “cosa”, dentro de este análisis, tiene una vinculación muy amplia, ya que no sólo
se aplica a los cohetes, satélites, vehículos o naves espaciales, sino a todos los artefactos lanzados
por el hombre al espacio, o construidas en él y sus componentes.
No se consideran como tal a los cuerpos celestes, gases o polvo cósmico y recursos naturales,
que se encuentren en el espacio no por acción del hombre.
Para que el hombre acceda al espacio exterior es necesario que existan objetos espaciales
inventados o creados por el mismo hombre como instrumentos de tal actividad, por lo tanto, su
utilización genera consecuencias jurídicas que deben ser consideradas por el derecho.
En 1957, fue lanzado con éxito al espacio el Sputnik soviético, constituyéndose en el primer
objeto espacial de fabricación del hombre, que orbitó la Tierra. En 1961, el soviético YURI
GAGARIN, protagoniza el primer viaje espacial humano. En 1966, fue lanzada la primera estación
automática a la Luna, desde donde se transmitió las primeras imágenes de televisión e información
a la Tierra. Posteriormente, se produce el viaje de varias naves aéreas estadounidenses, los
GÉMINI, y los SOYUZ que construyeron en el espacio, en 1969 la primera plataforma espacial y
ese mismo año, el Apollo 11, norteamericano, descendió a la superficie lunar, con lo cual se inicia
una nueva carrera espacial.
Los autores de esta disciplina jurídica coinciden en señalar que para determinar el status jurídico
de los objetos espaciales, es necesario primero, establecer una definición acertada que facilite la
aplicación de las normas del derecho adecuadas a su naturaleza y en la categoría de objetos que

90
DEG

debe ser ubicada cada uno de los elementos que se describa. No se ha podido establecer una
definición común, más bien existen infinidad de criterios al respecto:
La denominación “Objeto Espacial” ha sido utilizada por numerosas resoluciones de las
Naciones Unidas (resoluciones 1721, 1802, 1963, 2345, etc.), por el Instituto de Derecho
Internacional, por la Comisión sobre la utilización del espacio ultraterrestre con fines pacíficos, por
el Convenio sobre responsabilidad internacional por daños causados por objetos espaciales, por el
Convenio sobre Registro de objetos lanzados al espacio ultraterrestre, etc.
La Comisión sobre la Utilización del Espacio Ultraterrestre con fines pacíficos se manifestó
que:
La expresión objeto espacial designará a las astronaves, los satélites, los laboratorios
orbitales, las cápsulas y cualesquiera otros artefactos que hayan de moverse en el espacio
ultraterrestre y se sostengan en él por distintos medios de la reacción del aire, así como los
dispositivos de envío de tales objetos y cualquier parte de los mismos.
En cambio la denominación “vehículo espacial” fue utilizada por la National Aeronautic and
Spacial Act de Estados Unidos (1968) que manifiesta: “Vehículos astronáuticos y espaciales
significa máquinas de volar, misiles, satélites y otros vehículos espaciales, tripulados o no,
juntamente con el equipo conexo, artefactos, componentes y partes”.
Esta denominación también la encontramos en uso por Resoluciones de las Naciones Unidas
(Resol. 1963 y 2130), en la Sub-Comisión de Asuntos Jurídicos de las Naciones Unidas, en la
Convención de Eldo (Londres 1962), etc.
La denominación “artefacto espacial” la encontramos utilizada en el proyecto Belga para el
Convenio sobre Responsabilidad Internacional que definía al “artefacto espacial” como “todo
artefacto destinado a moverse en el espacio y sostenerse en él por medios distintos de la reacción
del aire, así como el material utilizado para el lanzamiento y la propulsión del aparato”.
La Declaración de principios jurídicos que deben regir las actividades de los Estados en el
espacio de 1962, estableció en el número 7 el criterio de que el estado de registro del objeto
retendrá su jurisdicción y control sobre él, y el personal a bordo, mientras se encuentre en el espacio
exterior. Esta norma fue recogida luego en el artículo VIII del Tratado del Espacio de 1967, pero es
considerada no completa pues se presenta el caso de que un Estado sea el propietario de una nave
espacial y si no tiene facilidades para su lanzamiento pide a otro que lo haga, en este caso, si se
aplicaría la disposición del Artículo VIII del Tratado del Espacio de 1967, el Estado de Registro
tendría jurisdicción y control sobre el objeto espacial; pero si se aplicaría el Acuerdo sobre Retorno
y Rescate, el Estado que lo lanzó tendría dicha jurisdicción y control.
CSABAFI[36] sostiene que el caso puede ser solucionado desde una perspectiva pragmática y
no jurídica, “(…) parecería permisible -dice- que el Estado que realizó la recuperación del objeto
espacial o el Estado en cuyo territorio han descendido la nave espacial o los astronautas extranjeros
se comunique optativamente con la autoridad de lanzamiento, o con el Estado en cuyo registro
consta el objeto o con ambos”.
Esta practicidad de los hechos, conduciría a buscar en el derecho interno de cada Estado las
condiciones y situaciones de dicha propiedad.
En cuanto a las personas, en abril de 1978 se adoptó el Acuerdo sobre el Salvamento y la
Devolución de Astronautas y la restitución de Objetos Lanzados al Espacio Ultraterrestre, el mismo
que no ha sido ratificado, sino por pocos Estados, debido a que la mayoría de ellos no participan en
actividades de lanzamiento de objetos espaciales. Este Acuerdo consta de diez artículos, referidos
en su mayoría a la tripulación a bordo, otro a los objetos espaciales que retornan; y, a la autoridad
de lanzamiento.
11.5 Régimen jurídico de la luna y de los cuerpos celestes

91
DEG

El Tratado del Espacio Exterior conocido formalmente como el “Tratado sobre los Principios
que deben regir las Actividades de los Estados en la Exploración y Utilización del Espacio
Ultraterrestre, incluyendo a la Luna y otros Cuerpos Celestes”, es un tratado considerado la Carta
Magna del Derecho del Espacio. Fue suscrito por Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión
Soviética, el 27 de enero de 1967 y entró en vigencia el 10 de octubre de 1967. En la actualidad 105
países son parte del tratado mientras otros 24 han firmado el acuerdo pero todavía no lo han
ratificado (Ecuador lo ratificó en marzo de 1969).
En su artículo II este Tratado menciona la prohibición de apropiación de la Luna y otros cuerpos
celestes: “El espacio ultraterrestre incluso la Luna y otros cuerpos celestes, no podrán ser objeto de
apropiación nacional por reivindicación de soberanía, uso u ocupación, ni de ninguna otra manera”.
El Tratado sobre el Espacio Exterior representa el marco jurídico básico del derecho
internacional del espacio. Entre sus principios, prohíbe a los Estados partes del Tratado la
colocación de armas nucleares u otras armas de destrucción masiva en la órbita de la Tierra, la
instalación de ellos en la Luna o cualquier otro cuerpo celeste, o de otra estación en el espacio
exterior. Se limita exclusivamente a la utilización de la Luna y otros cuerpos celestes con fines
pacíficos y prohíbe expresamente su uso para la realización de pruebas de armas de cualquier tipo,
la realización de maniobras militares, o el establecimiento de bases militares, instalaciones y
fortificaciones (artículo IV del Tratado).
La Luna ha sido declarada patrimonio común de la humanidad, por lo que ningún Estado podrá
reivindicarla como recurso propio.
El artículo VI del Tratado sobre el espacio exterior dispone que los Estados parte serán
responsables internacionalmente por las actividades en el espacio que lleven a cabo los organismos
gubernamentales o no gubernamentales, por lo que, constantemente deben autorizar las actividades
a realizarse y fiscalizar el cumplimiento de las mismas.
Los tratadistas del derecho internacional del espacio, le otorgan a la Luna, el concepto jurídico
de la res communis, que significa que es un espacio común no susceptible de apropiación.
El 5 de diciembre de 1979, se suscribió en Nueva York el “Acuerdo que debe regir las
actividades de los Estados en la Luna y otros cuerpos celestes”, el mismo que tiene como propósito
favorecer, sobre la base de la igualdad, el desarrollo colaboración entre los Estados, a efectos de la
exploración y utilización de la Luna y otros cuerpos celestes, a fin de evitar que la Luna se
convierta en zona de conflicto internacional.
En este Acuerdo se establece que la exploración y uso de la Luna incumbirá a toda la
humanidad y se efectuará en provecho e interés de todos los países, sea cual fuere su grado de
desarrollo económico y científico. Se tendrán debidamente en cuenta los intereses de las
generaciones actuales y venideras.
El régimen internacional que establece el Acuerdo, toma en consideración lo siguiente:

a. El desarrollo ordenado y seguro de los recursos naturales de la Luna;


b. El ordenamiento racional de esos recursos;
c. La ampliación de las oportunidades sobre el uso de los recursos;
d. Una participación equitativa de todos los Estados partes en los beneficios de esos
recursos, teniéndose especialmente en cuenta los intereses y necesidades de los países en
desarrollo, así como los esfuerzos de los países que hayan contribuido directa o
indirectamente a la exploración de la luna.

PARTE XII
ORGANISMOS INTERNACIONALES

92
DEG

12.1 Las organizaciones internacionales: naturaleza


SEARA VÁSQUEZ afirma que la idea de organización internacional está vinculada con la
finalidad de la misma, y que ésta se encuentra en un propósito de dos aspectos: (SEARA
VÁSQUEZ, 1979, págs. 131, ss).

Negativo: prevención de los conflictos que pueden surgir entre los grupos;
Positivos: desarrollo de los contactos entre los grupos y de su mutua cooperación para
aumentar el bienestar.

Por tal consideración, ‒afirma‒ “si la necesidad de prevenir los conflictos y de desarrollar la
cooperación es tan antigua como la humanidad “debemos encontrar los orígenes de la organización
internacional en el comienzo de la historia” (SEARA VÁSQUEZ, 1979). Pero como la idea de
organización internacional requiere, además, cierto grado de institucionalización, el antecedente
más lejano no lo encontramos sino en 1815, con el Congreso de Viena y la Santa Alianza.
En el siglo XIX, se produjeron una serie de intentos de organización internacional, pero, según
continúa SEARA, no hubo resultados prácticos. No obstante a la mitad del siglo, comienzan a
producirse organizaciones, sobre todo, para determinadas materias como correos, transporte,
telégrafo, servicios de sanidad en tiempos de guerra, etc.
Sin embargo, en las últimas décadas, se ha producido una proliferación de organismos
internacionales.
El modelo de organización global, con agrupación de la mayor parte de los Estados del mundo,
es la Sociedad de las Naciones que nace a raíz de la Primera Guerra Mundial, la misma que luego
de la Segunda Guerra Mundial decae y fue sustituida por la Organización de las Naciones Unidas.
Las organizaciones internacionales si bien son sujetos plenos del derecho internacional público,
no son Estados, no tienen los elementos para serlo, son creadas por ellos, quienes les fijan su
finalidad, poderes, estructura orgánica, estatuto, etc. Al país sede le compete garantizar el
funcionamiento de la organización, sin presiones locales, para lo cual otorgan a sus funcionarios, a
los representantes de los Estados miembros y a los observadores de los Estados no miembros,
determinadas facilidades, privilegios e inmunidades necesarias para que ejerzan sus funciones y
necesidades.
Este otorgamiento se lo ha realizado en aplicación de normas tanto de carácter consuetudinario
como convencionales. La mayoría de ellas constantes en tratados internacionales, principalmente en
los siguientes:

a. La Convención de Viena Sobre la Representación de los Estados en sus Relaciones


con las Organizaciones Internacionales de Carácter Universal, adoptada en 1975, en
cuyo preámbulo afirma la validez, precisamente, de las normas de derecho internacional
consuetudinario, para aquello que no está regulado en la Convención.
b. El Acuerdo sobre Privilegios e Inmunidades de las Naciones Unidas, aprobado en
1946.
c. La Convención sobre Privilegios e Inmunidades de los Organismos Especializados, de
1947.
d. Una serie de acuerdos bilaterales, entre Estados, o de éstos con organismos
internacionales.

La Carta de la Organización de las Naciones Unidas, en su artículo 105, inciso primero,


dispone: “La Organización gozará en el territorio de cada uno de sus miembros, de los privilegios e
inmunidades necesarios para la realización de sus propósitos”.

93
DEG

Las organizaciones internacionales funcionan y expresan su voluntad a través de sus órganos.


12.2 Clasificación de las organizaciones internacionales
Una clasificación elemental y común de las organizaciones internacionales es la siguiente:
Organizaciones Intergubernamentales
Son creadas por los gobiernos de los Estados, que acuerdan unir sus esfuerzos y voluntades para
lograr ciertos objetivos que beneficien a sus ciudadanos.
Estas organizaciones pueden ser:
Regionales: Son las que tienen un carácter regional, por ejemplo, la Organización de los
Estados Americanos (OEA), ésta tiene como objetivo preservar la paz y la seguridad internacional a
nivel continental.
Universales: Son aquellas que tienen como objetivo preservar valores esenciales en beneficio
de la sociedad internacional en su conjunto, por ejemplo la Organización de las Naciones Unidas.
Organizaciones No Gubernamentales (O.N.G.s)
Son las organizaciones que no dependen de los gobiernos, gozan de estatuto propio, si bien no
persiguen fines de lucro su objetivo es promover y desarrollar actividades en beneficio de la
sociedad internacional en su conjunto. Hay quienes entienden que estas organizaciones gozan de
cierta personería jurídica internacional, serían sujetos reflejo del sistema internacional (porque
poseen personería limitada, se les reconoce estatuto jurídico especial), por ejemplo la Cruz Roja.
Organizaciones comunitarias: Son aquellas comunidades creadas por un grupo de Estados,
que cuentan con órganos supranacionales, por ejemplo la Unión Europea, la Comunidad Andina.
12.3 La Sociedad de las Naciones: estructura, funciones, disolución
El Pacto fue el documento que dio origen a la Sociedad de las Naciones, inspirado por el
Presidente norteamericano Wilson y adoptado por la Conferencia de Paz, el 28 de abril de 1919.
El artículo primero del Pacto de la Sociedad de las Naciones se refería a los miembros de la
misma y les reconocía categorías:

1. Miembros originarios los signatarios (cuyos nombres figuraban en el anexo


correspondiente del Pacto, Ecuador entre ellos), que hayan accedido sin ninguna reserva
u obtenido una declaración depositada en la Secretaría dentro de los dos meses de la
entrada en vigor del Pacto. Estados Unidos, pese a ser el proponente, nunca ratificó los
acuerdos, puesto que el Senado negó su aprobación. Alemania fue excluida ya que según
el artículo 231, Alemania (y sus aliados) fueron los únicos responsable de la guerra.
2. Miembros admitidos, a los que se refería el párrafo 2 del artículo primero. Es decir, todo
Estado, dominio o colonia que se gobernara libremente. Esa admisión debía:
a. Ser aprobada por la mayoría de los dos tercios;
b. Que diese garantías sobre su intención sincera de respetar los compromisos
internacionales;
c. Que aceptase la reglamentación establecida por la Sociedad en lo que respecta a
sus fuerzas y sus armamentos militares, navales y aéreos.

Los órganos de la Sociedad de las Naciones eran: la Asamblea, el Consejo y la Secretaría


Permanente.
La Asamblea: Estaba compuesta por los representantes de los Estados miembros; un máximo
de tres por cada Estado, pero con derecho a un solo voto. Se reunía una vez al año, generalmente en

94
DEG

septiembre, pero podía hacerlo en cualquier otro momento en forma extraordinaria. El lugar de la
reunión era la sede (Ginebra), aunque se dejaba abierta la posibilidad de hacerlo en cualquier otro
lugar.
Las atribuciones de la Asamblea solo se las mencionaba de forma general: todas las cuestiones
relativas a las actividades de la Sociedad o que afectasen a la paz mundial. Las decisiones se las
tomaba por unanimidad, aunque para cuestiones de procedimiento bastaba la mayoría. El presidente
y seis vicepresidentes eran elegidos por la Asamblea.
Funcionaba con seis comisiones a las que se sumaban las denominadas: Comisión del orden del
día, la Comisión verificadora de poderes y la Séptima Comisión “de higiene, opio y cooperación
intelectual”.
El Consejo: Disponía el Pacto que el Consejo esté integrado por un representante de las
“principales potencias aliadas y asociadas” (Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino
Unido), así como por representantes de otros cuatro miembros de la Sociedad, libremente elegidos
por la Asamblea y hasta que éstos fueran elegidos, se designaba a los representantes de: Bélgica,
Brasil, España y Grecia.
El Consejo conocía, al igual que la Asamblea de todas las cuestiones sometidas a la Sociedad,
de ahí que hubiera una serie de competencias comunes al Consejo y a la Asamblea. Exclusivamente
le competían, entre otras funciones:

La aprobación de nombramientos del personal de la Secretaría, hechos por el Secretario


General;
Preparación de planes de desarme;
Dar opiniones sobre las medidas que se tomarían en caso de agresión exterior contra la
integridad territorial y la independencia política de los miembros de la Sociedad;
Proponer medidas para asegurar el cumplimiento de las sentencias arbítrales o judiciales;
Recomendar sanciones militares;
Pronunciarse sobre la exclusión de miembros culpables de la violación de un
compromiso del Pacto;
Todas las cuestiones relativas a los mandatarios, etc.

Tenía cuatro sesiones ordinarias anuales, luego se redujeron a tres y extraordinarias, cada vez
que se lo requiriera. Las decisiones se las tomaba por unanimidad.
La Secretaría Permanente: Establecida en la sede de la Sociedad, comprendía un Secretario
General, los secretarios y el personal necesario que era nombrado por el Secretario General, con
aprobación del Consejo.
El 18 de abril de 1946, la Asamblea de la Sociedad de las Naciones celebró su última reunión;
desde el comienzo de la Segunda Guerra Mundial se presumía que la Sociedad de las Naciones
estaba condenada a desaparecer y la necesidad de reemplazarla. El 31 de julio de 1947, dejaba de
existir jurídicamente y todos sus bienes fueron transferidos a la Organización de las Naciones
Unidas, según lo acordado entre las dos organizaciones, en los meses de abril, julio y agosto de
1946.
La Sociedad de las Naciones fracasó, sin duda, por la actitud negativa de las grandes potencias,
la poca efectividad en las sanciones por agresión, la ineficacia en la defensa de los Estados
pequeños, etc.
12.4 Importancia de los organismos internacionales

95
DEG

en la actualidad
En las últimas décadas se ha producido una proliferación de organismos multilaterales, en la
comunidad internacional, cada uno de ellos con finalidades específicas, pero que en definitiva han
sido creados para promover el desarrollo económico y social y la lucha contra la pobreza,
preocupación suprema de la humanidad en la actualidad. Especialmente desde el final de la guerra
fría, el estudio de los alcances y propósitos de estos organismos internacionales, ha adquirido un
nuevo significado, ya que el objetivo y finalidad de éstos se tornaron más bien canalizadores de la
cooperación y por ende fortalecedores de la paz y el desarrollo.
Existen organismos cuyas finalidades son de carácter financiero, es decir creados para otorgar
préstamos, asistencia y cooperación internacional a sectores o Estados que lo requieren. Estos son
llamados “instituciones financieras multilaterales”. Existen también los llamados “bancos
multilaterales de desarrollo”, como el Banco Mundial, el Banco Asiático, etc., cuyo objetivo es
constituirse en organismos financieros de apoyo al desarrollo, a través de la generación de
oportunidades de negocios, cuyos beneficiarios, son principalmente los organismos que otorgan
dichos financiamientos.
Por ejemplo, los fondos que los gobiernos de los países de la Organización para la Cooperación
al Desarrollo (OCD) distribuyen como donaciones y préstamos o créditos a los países emergentes y
en vías de desarrollo para financiar proyectos que contribuyan al desarrollo y mejoramiento de la
calidad de vida de los países beneficiarios.
Los Organismos Internacionales, destinan su asistencia a los siguientes sectores principalmente:
desarrollo rural y agricultura, transporte, medio ambiente, salud y equipamiento médico, energía,
educación y formación, competitividad, comercio y PYMES, infraestructuras, agua y saneamientos,
finanzas, modernización del Estado, macroeconomía, desarrollo urbano y turismo.
Las Naciones Unidas, en el 2000 adoptaron la Declaración del Milenio, en la cual se marcó
como una de las prioridades: reducir la pobreza a la mitad, hasta el año 2015, para lo cual se
impusieron los siguientes objetivos:

Educación primaria a nivel universal.


Promover la igualdad de género.
Reducir la mortalidad infantil.
Mejorar la salud.
Combatir el SIDA, la malaria y otras enfermedades.
Desarrollo medioambiental sostenible.
Acuerdo global para el desarrollo.
Reducir la pobreza y el hambre.

Lo cual implica programas y proyectos en los diferentes sectores y países.


Según la apreciación de sectores de análisis de la cooperación de los organismos
internacionales, en el pasado estos organismos financiaban casi exclusivamente proyectos de
instituciones públicas de los países beneficiarios. En los últimos años, y en paralelo en lo que
constituye una tendencia general hacia el fortalecimiento de las economías de mercado, los
organismos internacionales están incrementando sus actividades con el sector privado.
Otorgan cooperación y ayuda financiera, pero sobre todo “asistencia técnica”, es decir
asesoramiento, pues cuentan con importantes servicios de estudios y análisis que asesoran a los
Estados sobre políticas económicas, reformas estructurales, privatizaciones, etc.

96
DEG

Algunos ejemplos de organismos internacionales que otorgan cooperación y asistencia a los


Estados, son los siguientes:

El Banco Mundial, que opera en todo el mundo. Organismo especializado del sistema de
las Naciones Unidas, presta asistencia financiera y técnica a los países en desarrollo.
Tiene como objetivos reducir la pobreza extrema y promover la prosperidad compartida
de manera sostenible. Otorga créditos con facilidades a los países que acuden.
La Unión Europea, a través de la Oficina de Cooperación Europea, la misma que tiene
una serie de programas de cooperación con terceros países.
El Banco Europeo de Inversiones, Institución financiera de la Unión Europea, creado en
el Tratado de Roma (Constitutivo de la Comunidad Económica Europea), para favorecer
en general a la integración europea.
Banco Interamericano de Desarrollo, para América Latina y el Caribe, creado en 1959,
como una innovadora institución financiera multilateral para el desarrollo económico y
social, tiene actualmente 47 miembros.

En el Sistema de las Naciones Unidas existe una buena cantidad de organismos, desde el PNUD,
hasta la Organización Mundial de la Salud, pasando por la FAO, UNICEF, y muchas otras.
Las de cooperación generalmente denominadas agencias, facilitan la ayuda para el desarrollo y
otras iniciativas a través de donaciones y financiamiento, como por ejemplo:

La GTZ de Alemania, ejecuta proyectos de la cooperación técnica por mandato del


Gobierno Federal.
La Agencia Española de Cooperación, con una gran cantidad de proyectos encaminados,
especialmente para América Latina y otras regiones pobres.

PARTE XIII
LA ORGANIZACIÓN DE LAS
NACIONES UNIDAS

13.1 Antecedentes
Podemos mencionar que quizá el antecedente de las Naciones Unidas constituyan los siguientes
instrumentos: la Carta del Atlántico, suscrita el 14 de agosto de 1941; la Declaración de las
Naciones Unidas, del 1 de enero de 1942; la Conferencia de Moscú, realizada entre el 19 y 30 de
octubre de 1943. Como resultado de esta última Conferencia, las cuatro potencias participantes
(Estados Unidos, la URSS, Gran Bretaña y China) publicaron el 1 de noviembre de ese año la
siguiente llamada Declaración de Moscú, en la que se habla de la “necesidad de establecer en la
fecha más temprana posible una organización internacional general basada en la igualdad soberana
de todos los Estados amantes de la paz”.
Entre agosto y septiembre de 1944, en Dumbarton Oaks (Washington), tuvo lugar las reuniones
entre Estados Unidos, Gran Bretaña y la URSS, la primera, y en la segunda la URSS fue sustituida
por China. Fruto de estas reuniones se emitió las llamadas Propuestas de Dumbarton Oaks, que
contenían los lineamientos generales de lo que sería la Organización de las Naciones Unidas.
Posteriormente fue necesario concretar nuevas reuniones, en las que se iban adoptando algunos
aspectos como votaciones en el Consejo de Seguridad y otros sobre la postguerra.
Finalmente, entre el 25 de abril al 26 de junio de 1945 se reúne en San Francisco la Conferencia
de las Naciones Unidas sobre la organización internacional, en la cual los 50 Estados participantes
más Polonia, suscribieron la Carta de las Naciones Unidas y el Estatuto de la Corte Internacional de

97
DEG

Justicia, que sustituía a la Corte Permanente de Justicia Internacional y que fue adoptada como
anexo de la Carta.
La Carta entró en vigor el 24 de octubre de 1945. Algunos de sus artículos han sido reformados,
otros no se los ha aplicado nunca y algunos de ellos han sido derogados de hecho, por su
inaplicabilidad.
La enmienda al artículo 23 aumentó el número de miembros del Consejo de Seguridad de once a
quince. El artículo 27 enmendado estipula que las decisiones del Consejo de Seguridad sobre
cuestiones de procedimiento serán tomadas por el voto afirmativo de nueve miembros
(anteriormente siete) y sobre todas las demás cuestiones por el voto afirmativo de nueve miembros
(anteriormente siete) incluso los votos afirmativos de los cinco miembros permanentes del Consejo
de Seguridad.
La enmienda al artículo 61 que entró en vigor el 31 de agosto de 1965, aumentó el número de
miembros del Consejo Económico y Social de dieciocho a veintisiete. Con la otra enmienda a dicho
artículo, que entro en vigor el 24 de septiembre de 1973, se volvió a aumentar el número de
miembros del Consejo de veintisiete a cincuenta y cuatro.
La enmienda al artículo 109, que corresponde al párrafo 1 de dicho artículo, dispone que se
podrá celebrar una Conferencia General de los Estados Miembros con el propósito de revisar la
Carta, en la fecha y lugar que se determinen por el voto de las dos terceras partes de los Miembros
de la Asamblea General y por el voto de cualesquiera nueve miembros (anteriormente siete) del
Consejo de Seguridad. El párrafo 3 del mismo artículo, que se refiere al examen de la cuestión de
una posible conferencia de revisión en el décimo período ordinario de sesiones de la Asamblea
General, ha sido conservado en su forma primitiva por lo que toca a una decisión de “siete
miembros cualesquiera del Consejo de Seguridad”, dado que en 1955 la Asamblea General, en su
décimo período ordinario de sesiones, y el Consejo de Seguridad tomaron medidas acerca de dicho
párrafo.
La sede permanente de la Organización se encuentra en Nueva York, por resolución tomada por
la Asamblea General, aprobada en diciembre de 1946; y su Estatuto fue establecido mediante
acuerdo entre la Organización y los Estados Unidos, en junio de 1947.
13.2 Principios y finalidades
La Organización ha reconocido algunos principios que se encuentran en el artículo 2 de la Carta,
entre ellos:

Igualdad soberana de todos sus miembros;


Obligación de cumplir de buena fe los compromisos contraídos;
Solución pacífica de las controversias internacionales;
Prohibición de utilizar el recurso a la amenaza o uso de la fuerza;
Obligación de prestar ayuda a la Organización de conformidad con la propia Carta;
La Organización procurará que los Estados no miembros respeten los principios de la
Carta, en la medida que ello sea necesario para mantener la paz y la seguridad
internacionales;
Prohibición a las Naciones Unidas de intervenir en los asuntos internos de los Estados
miembros, excepto en los casos señalados en el Capítulo VII (Amenaza a la paz,
quebrantamientos de la paz o actos de agresión).

Las finalidades o propósitos de las Naciones Unidas son:

98
DEG

1. Mantener la paz y la seguridad internacionales, y con tal fin: tomar medidas colectivas
eficaces para prevenir y eliminar amenazas a la paz, y para suprimir actos de agresión u
otros quebrantamientos de la paz; y lograr por medios pacíficos, y de conformidad con
los principios de la justicia y del derecho internacional, el ajuste o arreglo de
controversias o situaciones internacionales susceptibles de conducir a quebrantamientos
de la paz;
2. Fomentar entre las naciones relaciones de amistad basadas en el respeto al principio de
la igualdad de derechos y al de la libre determinación de los pueblos, y tomar otros
medidas adecuadas para fortalecer la paz universal;
3. Realizar la cooperación internacional en la solución de problemas internacionales de
carácter económico, social, cultural o humanitario, y en el desarrollo y estímulo del
respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de todos, sin hacer
distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión; y
4. Servir de centro que armonice los esfuerzos de las naciones por alcanzar estos propósitos
comunes[37].

Pilar Pozo Serrano, Profesora de derecho internacional de la Universidad de Valencia, prologa


su trabajo sobre los problemas actuales de interpretación de la Carta de las Naciones Unidas y el
régimen jurídico del uso de la fuerza a los siguientes:
La admisibilidad de la legítima defensa frente a amenazas latentes o una respuesta militar
frente a los atentados terroristas de cierta magnitud. En segundo lugar, el debate sobre la
emergencia de una responsabilidad colectiva de proteger a la población civil frente a
genocidio, crímenes de guerra, depuración étnica y crímenes de lesa humanidad y su
eventual consagración como norma jurídica (Pozo Serrano, 2013).
13.3 Composición de la ONU: miembros originarios y admitidos
Con la adhesión de Sudán del Sur, en el 2011 el número de Estados miembros de las Naciones
Unidas subió a 193.
De acuerdo a la fecha en que tales miembros ingresaron a la Organización, se han establecido
diversas categorías, lo cual no les otorga ningún efecto jurídico y más bien este hecho sirve para
otorgarles el carácter de permanencia en el Consejo de Seguridad y a los privilegios inherentes a esa
calidad.
Como miembros observadores, sin derecho a voto, actúan: El Estado de la Ciudad del Vaticano;
la Orden de Malta; el Estado de Palestina, cuya Autoridad Nacional Palestina ejerce como miembro
observador; la República de China-Taiwán, cuyo asiento en la ONU fue transferido a la República
Popular China en 1971; el Sahara Occidental, de jure, territorio no autónomo de administración
española, como indica el documento S/2002/161 de las N.U.
Miembros originarios
El artículo 3, párrafo I, define como miembros originarios a aquellos Estados que habiendo
participado en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Organización Internacional, celebrada
en San Francisco, o que habiendo firmado previamente la Declaración de las Naciones Unidas, el 1
de enero de 1942, hayan firmado y ratificado la Carta. De tal manera que miembros originarios son
los cincuenta Estados que participaron en la Conferencia de San Francisco, más Polonia, que
aunque no firmó la Carta el 15 de octubre de 1945, le otorgaron ese privilegio.
Miembros admitidos
La admisión de nuevos miembros en la Organización tiene lugar por decisión de la Asamblea
General a recomendación del Consejo de Seguridad. La Asamblea decide por la mayoría de los dos
tercios, mientras que el Consejo lo hace por mayoría calificada de nueve miembros, incluido el voto
afirmativo de los miembros permanentes, cada uno de los cuales tiene así la posibilidad de bloquear

99
DEG

la entrada de cualquier Estado. Por lo que su recomendación no es solo un trámite, sino que es una
condición sin la cual la Asamblea no podría proceder a admitir un nuevo miembro, según declaró la
Corte Internacional de Justicia en una consulta realizada, sobre la “Competencia de la Asamblea
General para la admisión de un Estado a las Naciones Unidas”.
El artículo 4 de la Carta, menciona los requisitos para que un Estado sea admitido como
miembros de la Organización:

Que sea amante de la paz;


Que acepte las obligaciones consignadas en la Carta;
Que a juicio de la Organización esté capacitado para cumplir dichas obligaciones; y,
Que se halle dispuesto hacerlo.

En algunas ocasiones ha existido oposición al ingreso de un nuevo miembro, como sucedió por
ejemplo, durante la “guerra fría”, que se les negó el ingreso algunos Estados considerados no
amantes de la paz y seguridad mundial.
13.4 El retiro voluntario y la expulsión
Los miembros de las Naciones Unidas pueden salir voluntariamente de la Organización. La
Carta no dice nada al respecto, pero una interpretación de la Conferencia de San Francisco, lo
permite. Podemos mencionar como ejemplo el caso de Indonesia: “Por carta de fecha 20 de enero
de 1965, Indonesia anunció su decisión de retirarse de las Naciones Unidas “en esta etapa y bajo
las presentes circunstancias”. Luego, por medio de un telegrama, el 19 de septiembre de 1966,
Indonesia comunicó su decisión de reasumir su cooperación plena con las Naciones Unidas y su
participación en las actividades de la Organización. El 28 de septiembre de 1966, la Asamblea
General tomó nota de esa decisión y el Presidente de la Asamblea invitó a los representantes de
Indonesia a “ocupar sus lugares correspondientes en la Asamblea”. En este caso, los miembros de la
Asamblea no consideraron que se había retirado, sino que había dejado de cooperar con ella
momentáneamente (datos resumidos de http://www.un.org/es/member-states).
Los miembros además, pueden ser suspendidos del ejercicio de sus derechos y privilegios de
miembros, y también pueden ser expulsados por decisión de la Asamblea a recomendación del
Consejo de Seguridad, cuando hayan violado repetidamente los principios contenidos en la Carta.
13.5 Organización de las Naciones Unidas: órganos
En el artículo 7 de la Carta, la Organización manifiesta que son los órganos principales de las
Naciones Unidas los siguientes:
La Asamblea General
El Consejo de Seguridad
El Consejo Económico y Social
El Consejo de Administración Fiduciaria
La Corte Internacional de Justicia
La Secretaría.
Pero, además el mismo artículo 7 prevé la posibilidad de que, atendiendo a las disposiciones que
sobre los asuntos contenga la propia Carta, se podrá establecer los órganos subsidiarios que sean
necesarios.
13.5.1 La Asamblea General

100
DEG

Conformación, modos de votación, atribuciones


La Asamblea General está conformada por todos los miembros de las Naciones Unidas
(actualmente 193 países). Cada uno de ellos podrá tener un máximo de cinco representantes cada
uno (artículo 9 de la Carta).
Cada miembro de la Asamblea tendrá un solo voto (artículo 18.1).
Para el modo de votar se distingue:
Para las cuestiones importantes, es necesaria la mayoría de los dos tercios de los miembros
presentes y votantes. Son importantes, por ejemplo las recomendaciones relativas al mantenimiento
de la paz y seguridad internacionales; la elección de miembros no permanentes al Consejo de
Seguridad o de miembros del Consejo Económico y Social y del Consejo de Administración
Fiduciaria; la admisión de nuevos miembros; la adopción de sanciones contra los miembros
(suspensión de derechos y privilegios o expulsión); las cuestiones relativas al funcionamiento de la
administración fiduciaria y las cuestiones presupuestarias.
Para las otras cuestiones es suficiente la simple mayoría de los presentes y votantes. Dentro de
esta última categoría se incluye la determinación de la importancia de una cuestión.
Para ejercer el derecho al voto, los Estados deben estar al día en los pagos de sus cuotas
correspondiente de aportes a la Organización.
Atribuciones
En cuanto a sus atribuciones, el artículo 10 establece, de manera general, que la Asamblea
General podrá analizar todos los asuntos o cuestiones que se encuentren dentro de los límites de la
Carta o que se refieran a los poderes o funciones de cualquier órgano creado por la Carta, excepto
cuando el Consejo de Seguridad se está ocupando en un caso, la Asamblea no hará ninguna
recomendación, salvo que lo solicite el Consejo de Seguridad (artículo 12, párrafo I).
Puede también hacer recomendaciones o discutir sobre cooperación internacional o sobre el
mantenimiento de la paz y la seguridad internacional. Pero si ésta requiere de una acción, luego de
discutida en la Asamblea pasará al Consejo de Seguridad.
La Asamblea puede llamar la atención del Consejo de Seguridad sobre aquellas situaciones que
puedan poner en peligro la paz y podrá además, hacer recomendaciones respecto a las medidas que
deben tomarse para evitarlas, o para solucionar pacíficamente, las situaciones que pueden perjudicar
el bienestar general o las relaciones amistosas entre las Naciones.
La Asamblea tiene, además, las siguientes atribuciones (art. 17 de la Carta):

a. Aprobar el presupuesto de la Organización;


b. Fijar la proporción de los gastos comunes que deba pagar cada miembro;
c. Aprobar los acuerdos presupuestarios y financieros celebrados con los organismos
especializados;
d. Fiscalizar los presupuestos administrativos de los organismos especializados,
haciendo las recomendaciones que crea conveniente.

Otras atribuciones de la Asamblea son:

a. Aprobación de los acuerdos de administración fiduciarias, de zonas no designadas


como estratégicas (artículo 16).
b. Elección de los miembros del Consejo Económico y Social (artículo 61).
c. Autorización a los otros órganos de las Naciones Unidas (excepto el Consejo de

101
DEG

Seguridad) y los órganos especializados para pedir opiniones consultivas a la Corte


Internacional de Justicia.

13.5.2 El Consejo de Seguridad


Composición: miembros permanentes y no permanentes
El Consejo de Seguridad está compuesto por 15 de los miembros de las Naciones Unidas. La
República de China, Francia, la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas, el Reino Unido de
la Gran Bretaña e Irlanda del Norte y los Estados Unidos de América, son miembros permanentes.
La Asamblea General elige otros diez miembros que son no permanentes del Consejo de Seguridad,
prestando especial atención, en primer término, a la contribución de los Miembros de las Naciones
Unidas al mantenimiento de la paz y la seguridad internacional y a los demás propósitos de la
Organización, como también a una distribución geográfica equitativa (art. 23 de la Carta).
Atribuciones
Según el artículo 24 de la Carta, el Consejo de Seguridad tiene la responsabilidad primordial de
mantener la paz y la seguridad internacional, reconociendo que en el desempeño de estas funciones
actúa en el nombre de cada uno de los miembros. Con esta disposición se asegura la acción rápida y
eficaz de las Naciones Unidas. Las decisiones que toma el Consejo de Seguridad, en cumplimiento
de la Carta, serán aceptadas y cumplidas por los miembros de la Organización.
El Consejo de Seguridad siempre actúa acorde con los propósitos y principios de las Naciones
Unidas.
En materia de seguridad y paz internacional, trabaja en la resolución de conflictos entre las
partes, con aplicación de métodos pacíficos, con la intención de que los conflictos que surjan entre
los Estados no prosperen y se conserve la paz en las regiones y en el mundo.
Tiene también a su cargo elaborar, con ayuda del Comité del Estado Mayor, planes para un
sistema de reglamentación de los armamentos (artículo 47 de la Carta).
Forma de tomar resoluciones
Cada miembro del Consejo de Seguridad tiene un voto. El procedimiento de la votación es el
siguiente:
Para las cuestiones de procedimiento es suficiente el voto afirmativo de nueve miembros.
Para todas las demás cuestiones es necesario el voto afirmativo de nueve miembros incluidos los
miembros permanentes. No se distingue cuestiones importantes ni de fondo.
El Derecho al Veto
El artículo 27, numeral 3 de la Carta de las Naciones Unidas establece que la parte en una
controversia se abstendrá de votar en dos casos:

a. En las decisiones tomadas en virtud del capítulo VI (arreglo pacífico de


controversias);
b. Cuando en las controversias de carácter local el Consejo de Seguridad promueve su
arreglo pacífico por medio de acuerdos u organismos regionales (artículo 52.3).

Pero además, cuando los asuntos no son de procedimiento, se exige la unanimidad de los
miembros permanentes lo cual resulta un problema grave, que muchas veces paralizar la acción del
Consejo de Seguridad, lo cual se ha convertido en una posibilidad para los miembros permanentes
de paralizar intencionalmente con su voto negativo la acción del Consejo.
A esta acción se la conoces con el nombre de “derecho de veto”.

102
DEG

Sobran los ejemplos de la aplicación del derecho al veto por lo que se ha considerado que este
fue el precio que debieron pagar los Estados pequeños a los grandes para que la ONU pudiese
seguir existiendo. En general se ha cometido una serie de abusos con la aplicación del veto por lo
que en muchas ocasiones ha sido promovido introducir modificaciones a la Carta para limitar el uso
de dicho derecho.
Arreglo pacífico de las controversias
La misma Corte Permanente de Justicia Internacional (hoy Corte Internacional de Justicia),
definió, a propósito de unos de los casos que conoció en 1924, “la controversia internacional como
“un desacuerdo sobre una cuestión de derecho o de hecho, una oposición de punto de vista legal o
de interés entre las partes”.
En tal sentido podríamos definir a los conflictos internacionales en dos tipos:

Los de orden jurídico, por el cual se mantiene un desacuerdo sobre una cuestión de
derecho, sean en su aplicación o en su interpretación;
Los de orden político, es decir la disputa entre las partes se basa en una modificación del
derecho existente. Las demandas de las partes no se encuentran apoyadas por
argumentos de tipo legal.

Es importante esta determinación puesto que la naturaleza del conflicto determinará el medio de
solución pacífica para resolverlo.
El artículo 33 de la Carta establece que: “Las partes en una controversia, cuya continuación
pudiera poner en peligro el mantenimiento de las paz y la seguridad internacionales, tratarán de
buscarle solución”.
En aplicación a los diversos métodos pacíficos, enumerados en el mismo artículo mencionado.
Estos son: la negociación, la investigación, la mediación, la conciliación, el arbitraje, el arreglo
judicial, recurso a organismos o acuerdos regionales u otros medios pacíficos de elección. El
Consejo de Seguridad puede intentar que las partes arreglen sus conflictos utilizando los medios
señalados, si no llegaran hacerlo deberán someter su conflicto al Consejo de Seguridad.
De esta manera podemos clasificar los medios de solución pacífica de las controversias
internacionales en dos grupos, los medios políticos y diplomáticos y los medios jurídicos.
I. Son medios políticos y diplomáticos los siguientes:
a) La negociación directa: Es el medio ordinario para la solución de un conflicto internacional
y se lo utiliza en aquellos casos menos graves. Se los hace a través de los Ministerios de Relaciones
Exteriores, de los agentes o funcionarios diplomáticos o de personalidades especiales designadas
para ello, o mediante la celebración de una reunión internacional, convocada con ese fin. La
negociación no supone categóricamente la obligación de llegar a un acuerdo. Cuando el conflicto es
más grave, se complican las negociaciones, puesto que están comprometidos, generalmente, asuntos
de interés nacional.
b) Los buenos oficios: En caso de conflicto entre las partes, un tercero interpone su voluntad
para reunir a las partes para negociar. Esta intervención responde más bien a gestiones amistosas,
espontáneas o de buena voluntad que hace un Estado o una personalidad relevante, o un ambiente
propicio para que se realice esta negociación.
Según establece el Pacto de Bogotá, de 1948[38]:
“ARTICULO IX. El procedimiento de los Buenos Oficios consiste en la gestión de uno o
más Gobiernos Americanos o de uno o más ciudadanos eminentes de cualquier Estado
Americano, ajenos a la controversia, en el sentido de aproximar a las partes,
proporcionándoles la posibilidad de que encuentren directamente una solución adecuada”.

103
DEG

Y completa la disposición con el siguiente artículo:


“Una vez que se haya logrado el acercamiento de las partes y que éstas hayan reanudado las
negociaciones directas quedará terminada la gestión del Estado o del ciudadano que hubiere
ofrecido sus buenos oficios o aceptado la invitación a interponerlos; sin embargo, por
acuerdo de las partes, podrán aquéllos estar presentes en las negociaciones”.
Los buenos oficios pueden ser ofrecidos espontáneamente o pueden haber sido solicitados por
las partes en conflicto.
La Comisión Interamericana de Soluciones Pacíficas podrá ofrecer sus buenos oficios a las
partes, según lo dispone el artículo 86 del Pacto.
c) La investigación: Tiene por objeto aclarar los hechos motivo de la controversia mediante la
designación de una Comisión que estudia la situación producida y emite un informe que servirá de
base para la solución de ella.
La investigación ha sido muy utilizada, desde hace muchos años, en la historia de las relaciones
internacionales, puesto que el objetivo es aclarar los hechos y aliviar las tensiones entre las partes.
El artículo 34 de la Carta de las Naciones Unidas, dispones que: “El Consejo de Seguridad
podrá investigar toda situación susceptible de conducir a fricción internacional o dar origen a una
controversia, a fin de determinar si la prolongación de tal controversia o situación puede poner en
peligro el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales”.
d) La mediación: En su artículo XI el Pacto de Bogotá la define como: “El procedimiento de
mediación consiste en someter la controversia a uno o más gobiernos americanos, o a uno o más
ciudadanos eminentes, quien interviene en la negociación y propone una solución al litigio”.
La diferencia con los buenos oficios es que el tercero (Estado o ciudadano) interviene en las
negociaciones y propone una solución al litigio. Su papel es más activo.
e) La conciliación: Una comisión designada por las partes, es la encargada de examinar todos
los aspectos de la situación producida, proponiendo una solución sobre la base de concesiones
recíprocas que las partes están libres de aceptar o rechazar.
Es un procedimiento distinto y más avanzado que la investigación, ya que la comisión además
de investigar, sugiere una solución al respecto.
II. Son medios jurídicos los siguientes:
1. El arbitraje: En este caso, las partes designan un tribunal de su propia elección y acuerdan
los principios de derecho aplicables al caso sometido a solución.
“El arbitraje internacional tiene por objeto resolver los conflictos entre los Estados mediante
jueces elegidos por ellos y sobre la base del respeto al derecho” (Artículo 37 del I Convenio
de La Haya de 1907).
Puede ser árbitro un Jefe de Estado, una personalidad relevante, un Tribunal Arbitral. El Pacto
de Bogotá, en su artículo XLI, establece que: “Las partes podrán de común acuerdo constituir el
Tribunal en la forma que considere más conveniente y aun elegir un árbitro único, designando en tal
caso al Jefe de un Estado, a un jurista eminente o a cualquier Tribunal de Justicia en quien tengan
mutua confianza”.
En la actualidad existen constituidos algunos tribunales, cortes y otros organismos de arbitraje, y
para las diferentes materias. La mayoría de ellas han sido constituidas por medio de tratados
internacionales.
Algunos organismos Internacionales de Arbitraje son los siguientes:

Corte Permanente de Arbitraje–La Haya.

104
DEG

Organización Mundial del Comercio–Solución de controversias.


Corte Internacional de Arbitraje (Es parte de la Cámara de Comercio Internacional
C.C.I).
Centro Internacional para la Resolución de Disputas relativas a Inversiones CIADI
(Banco Mundial).
Corte Europea de Arbitraje.
Centro de Arbitraje y Mediación de la Organización–Mundial de la Propiedad Intelectual
(O.M.P.I).
Corte Internacional de Arbitraje y Conciliación Medioambiental.
Tribunal de Arbitraje Deportivo.
Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional (CNUDMI).
Organización Mundial del Comercio (OMC).
Centro de Arbitraje y Mediación Comercial para las Américas (CAMCA).
Comisión Interamericana de Arbitraje Comercial (CIAC).

2. El arreglo judicial: En el procedimiento judicial las partes no tienen elección: deben


concurrir necesariamente a un Tribunal Permanente que resolverá el conflicto mediante la
aplicación de normas generales de derecho.
El más alto Tribunal de Justicia de Naciones Unidas es la Corte Internacional de Justicia, lo cual
quedó así establecido, en el artículo 92 de la Carta de las Naciones Unidas: “La Corte Internacional
será el órgano judicial principal de las Naciones Unidas (…)”.
Y en el siguiente artículo (artículo 93), manifiesta que:

1. Todos los miembros de las Naciones Unidas son ipso facto partes en el Estatuto de la
Corte Internacional de Justicia, y
2. Un Estado que no sea miembro de las Naciones Unidas podrá llegar a ser parte en el
Estatuto de la Corte Internacional de Justicia de acuerdo con las condiciones que
determina en cada caso la Asamblea General a recomendación del Consejo de
Seguridad.

Acciones en caso de amenazas a la paz


El Consejo de Seguridad determinará si existe amenaza a la paz, quebrantamiento de la paz o
acto de agresión y hará recomendaciones o decidirá qué medidas deben tomarse para mantener o
restablecer la paz y la seguridad internacional (artículo 39). Puede pedir a las partes que cumplan
ciertas medidas provisionales para evitar que se agrave la situación, cuidando que no perjudique sus
derechos, las reclamaciones o la posición de las partes interesadas tomará debida nota si dichas
medidas provisionales no fueran cumplidas el Consejo de Seguridad. Puede también pedir a los
Estados miembros que apliquen las medidas diferentes del uso de la fuerza armada que hayan
decidido, como por ejemplo la interrupción total o parcial de las relaciones económicas, de las
comunicaciones y la ruptura de relaciones diplomáticas.
Si estas medidas no fueran las adecuadas, el Consejo de Seguridad puede usar la fuerza armada
en la forma que crea conveniente con la ayuda de los países miembros, quienes otorgarán la ayuda y
las facilidades, incluso el derecho de paso que fuese necesario. La prestación de las Fuerzas
Armadas se determinará mediante acuerdos especiales en los que se determinará además los
contingentes de fuerzas nacionales que los Estados miembros deben mantener disponibles para el

105
DEG

caso de que fuese necesario ejecutar de modo urgente una acciones coercitiva internacional.
Es decir la acción del Consejo de Seguridad tiene como objetivo, más bien, prevenir y reprimir
la guerra que solucionar los conflictos.
13.5.3 El Consejo Económico y Social
El Consejo Económico y Social, está integrado por cincuenta y cuatro miembros de las
Naciones Unidas, elegidos por la Asamblea General, dieciocho de los cuales son elegidos cada año,
para un período de tres años. Nueve miembros son reemplazados en un año y los otros nueve, luego
de transcurridos dos años.
Cada Estado miembro del Consejo Económico y Social tiene un representante.
Entre sus funciones están:

1. Adelantar estudios e informes de carácter económico, social, cultural, educativo y


sanitario y otros asuntos conexos, con las respectivas recomendaciones para la Asamblea
General o para los Miembros de las Naciones Unidas u otros organismos especializados
interesados.
2. Realizar recomendaciones con el objeto de promover el respeto a los derechos humanos
y a las libertades fundamentales de todos.
3. Formular proyectos de convención con respecto a cuestiones de su competencia para
someterlos a la Asamblea General.
4. Podrá convocar conferencias internacionales sobre asuntos de su competencia (art. 62
Carta).

Además, de acuerdo con el artículo 63 de la Carta, el Consejo Económico y Social podrá


concertar con cualquiera de los organismos especializados acuerdos por medio de los cuales se
establezcan las condiciones en que dichos organismos se vincularán con la Organización. Tales
acuerdos estarán sujetos a la aprobación de la Asamblea General.
El Consejo Económico y Social podrá coordinar las actividades de los organismos
especializados mediante consultas con ellos y haciéndoles recomendaciones, al igual que a la
Asamblea General y a los Miembros de las Naciones Unidas.
Los organismos especializados rendirán informes periódicos al Consejo Económico y Social, y
éste deberá realizar las correspondientes observaciones a los mismos.
El Consejo Económico y Social, además, desempeñará las funciones de su competencia para
cumplir con las recomendaciones de la Asamblea General. Puede además prestar la asistencia
técnica que le soliciten los miembros y los organismos especializados, con autorización de la
Asamblea.
Cada miembro del Consejo Económico y Social tendrá un voto y las decisiones se toman por la
mayoría de los miembros presentes y votantes.
13.5.4 El Consejo de Administración Fiduciaria
El Consejo de Administración Fiduciaria está integrado por los siguientes Miembros de las
Naciones Unidas:

Los Miembros que administren territorios fideicometidos;


Los Miembros mencionados por su nombre en el Artículo 23 que no estén administrando
territorios fideicometidos; y
Tantos otros Miembros elegidos por períodos de tres años por la Asamblea General

106
DEG

cuantos sean necesarios para asegurar que el número total de miembros del Consejo de
Administración Fiduciaria se divida por igual entre los Miembros de las Naciones
Unidas administradores de tales territorios y los no administradores (art. 86 Carta).

Entre las funciones del Consejo de Administración Fiduciaria están:

Aprobar los informes que les haya presentado la autoridad administradora;


Aceptar peticiones y examinarlas en consulta con la autoridad administradora;
Disponer visitas periódicas a los territorios fideicometidos en fechas convenidas con la
autoridad administradora; y,
Tomar éstas y otras medidas de conformidad con los términos de los acuerdos sobre
administración fiduciaria (art. 87 Carta).

El artículo 75 de la Carta establece la existencia de un régimen internacional de Administración


Fiduciaria con la finalidad de tener bajo su autoridad la administración y la vigilancia de los
territorios que deban colocarse bajo ese régimen. Estos territorios son conocidos como “territorios
fideicometidos”.
Los objetivos básicos del régimen de Administración Fiduciaria inicia por el fomento de la paz
y la seguridad; la promoción del desarrollo político, económico, social y educativo de los habitantes
de dichos territorios, con la finalidad de que logren su independencia y su gobierno propio; el
respecto de los derechos humanos; asegurar el trato semejante a la de los Miembros de Naciones
Unidas, para los nacionales, en todos los aspectos, incluyendo la administración de justicia.
El régimen de Administración Fiduciaria se aplicará a:

Territorios actualmente bajo mandato;


Territorios que, como resultado de la segunda guerra mundial, fueron segregados de
Estados enemigos; y,
Territorios voluntariamente colocados bajo este régimen por los Estados responsables de
su administración.

El régimen de Administración Fiduciaria no se aplica a territorios que hayan adquirido la


calidad de Miembros de las Naciones Unidas.
Cada miembro del Consejo de Administración Fiduciaria tiene un voto y las decisiones se
toman por el voto de la mayoría de los miembros presentes y votantes.
13.5.5 La Secretaría General
La Secretaría General está a cargo de un Secretario General nombrado por la Asamblea General,
a recomendación del Consejo de Seguridad, es el funcionario administrativo de más alto rango en la
Organización. Actúa como tal en todas las sesiones de la Asamblea General, del Consejo de
Seguridad, del Consejo Económico y Social y del Consejo de Administración Fiduciaria, y
desempeña las demás funciones que le encomienden dichos órganos. El Secretario General entrega
a la Asamblea General un informe anual sobre las actividades de la Organización.
El Secretario General podrá atraer la atención del Consejo de Seguridad sobre asuntos que en su
opinión pueda poner en peligro el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales.
En el cumplimiento de sus deberes, el Secretario General y el personal de la Secretaría no
solicitarán ni recibirán instrucciones de ningún Gobierno o autoridad ajena a la Organización. El
Secretario General nombrará al personal de la Secretaría de acuerdo con las reglas establecidas por
la Asamblea General.

107
DEG

13.5.6 La Corte Internacional de Justicia, integración


y competencias
Integración y competencias
La Corte Internacional de Justicia (Art. 92 y ss. de la Carta) es el órgano judicial principal de las
Naciones Unidas; funciona de conformidad con el Estatuto. Todos los Miembros de las Naciones
Unidas son ipso facto partes en el Estatuto de la Corte Internacional de Justicia. Un Estado que no
sea Miembro de las Naciones Unidas podrá llegar a ser parte en el Estatuto de la Corte
Internacional de Justicia, de acuerdo con las condiciones que determine en cada caso la Asamblea
General a recomendación del Consejo de Seguridad.
La sede de la Corte está en La Haya, Países Bajos, está integrada por 15 magistrados elegidos
por la Asamblea General y el Consejo de Seguridad, en votaciones independientes. Se los elige por
sus méritos y no por su nacionalidad, y se intenta que estén representados en la Corte los principales
sistemas jurídicos del mundo. No puede haber dos magistrados que sean nacionales de un mismo
Estado. Los magistrados cumplen mandatos de nueve años y pueden ser reelegidos. No pueden
dedicarse a ninguna otra ocupación mientras dure su mandato.
Los Miembros de las Naciones Unidas se hallan comprometidos a cumplir la decisión de la
Corte Internacional de Justicia en todo litigio en que sea parte. Si una de las partes en un litigio
dejare de cumplir las obligaciones que le imponga un fallo de la Corte, la otra parte podrá recurrir al
Consejo de Seguridad, el cual podrá, si lo cree necesario, hacer recomendaciones o dictar medidas
con el objeto de que se lleve a efecto la ejecución del fallo.
PARTE XIV
EL SISTEMA INTERAMERICANO

14.1 El congreso de Panamá de 1826 y las conferencias panamericanas


El Congreso de Panamá, celebrado entre el 22 de junio y el 15 de julio de 1826 y que tuvo como
resultado el Tratado de la Unión, Liga y Confederación Perpetua, es el antecedente del movimiento
de integración y organización en América Latina, aunque el Tratado nunca entró en vigor, ya que
solo recibió la ratificación de un país. A partir de entonces y hasta 1889, período que se lo ha
denominado como del hispanoamericanismo, se destinó a la búsqueda de la unión entre todos los
Estados hispanoamericanos, para lo cual se realizaron varias reuniones, con muy pobres resultados.
Entre ellas: los Congresos de Lima (1847-1848; 1864-1865), Santiago (1856) y Washington (1856).
A partir de 1889 tuvo lugar el período del Panamericanismo[39], en el cual los eventos más
importantes fueron:
La I Conferencia Panamericana, realizada en Washington entre 1889 y 1890, en la cual se
decidió la creación de una “Oficina Comercial de las Repúblicas Americanas”, con el objeto
casi exclusivo de otorgar información en materia comercial. Al inicio funcionó bajo la
dirección y control del Secretario de Estado de los Estados Unidos, lo cual causó malestar y
críticas que provocaron la creación de un Comité Ejecutivo de cinco miembros: cuatro
elegidos por votación en los Estados hispanoamericanos y el Secretario de Estado, que era
el presidente del Comité.
La II Conferencia se desarrolló en México, entre 1901 y 1902, en la cual, a la Oficina
Comercial se le cambia por la “Oficina Internacional de las Repúblicas Americanas”, el
Comité Ejecutivo es sustituido por el “Consejo Director”, bajo la presidencia del Secretario
de Estado y compuesto por los representantes de los países hispanoamericanos en
Washington.
La III Conferencia se llevó a cabo en Río de Janeiro, en 1906, con el objetivo de ampliar las
funciones de la organización. En ésta se acordó que el Consejo Director pasaría a ser el

108
DEG

Comité Ejecutivo de las conferencias panamericanas. Se creó el puesto de Director General.


La IV Conferencia, se realizó en Buenos Aires, en 1910, en ella se acordó que ya no sería
considerado como presidente de jure del Consejo Director el Secretario de Estado de los
Estados Unidos, aunque le otorgan esa designación por última vez. Entre otras resoluciones
aprobadas en esta Conferencia figura la adopción del nombre de Unión Panamericana para
la organización y que, cuando una República americana no tenga representación en
Washington, podrá delegar en cualquier otro miembro del Consejo Director su
representación.
La V Conferencia se llevó a cabo en Santiago de Chile, en 1923, donde se trataron en forma
directa dos puntos: la presidencia del Consejo Director, para lo cual se resolvió que sea un
cargo de elección y se creó la vicepresidencia; y el carácter de representantes diplomáticos
ante el gobierno de Washington que se exigía a los miembros del Consejo Director. Los
asuntos graves que se expusieron era la necesidad del agreement (beneplácito) del gobierno
de Washington, puesto que, los Estados Unidos tenían un derecho de veto sobre las
personas que las repúblicas hispanoamericanas quisieran designar como representantes en el
Consejo Director. Se acordó que si alguna República hispanoamericana, por cualquier
motivo no tenía representación en Washington, podría enviar al Consejo Director un agente
especial que gozaría de todas las prerrogativas e inmunidades diplomáticas, con ello se
resolvían en parte las dificultades.
La VI Conferencia se realizó en La Habana, en 1928, en ella se adoptó una convención que
debía convertirse en la Carta Fundamental de la Organización, pero igual ésta no tuvo las
ratificaciones necesarias y no entró en vigor. En esta Conferencia también se analizaron y se
aprobaron normas sobre los siguientes temas:

a. Condición de los extranjeros.


b. Asilo.
c. Agentes consulares.
d. Funcionarios diplomáticos.
e. Neutralidad marítima.
f. Deberes y derechos de los Estados en caso de luchas civiles.
g. Tratados.
h. Aviación comercial.
i. Derecho internacional privado (Código Sánchez de Bustamante).
j. Además se revisó la Convención de Buenos Aires sobre protección a la propiedad
literaria y artística.

La VII Conferencia se realizó en Montevideo en 1933 y la VIII en Lima en 1938, no otorgaron


ningún cambio a la organización de la Unión, considerada ya en un grado superior de su evolución,
lo que significaba más bien una transición hacia una nueva organización, pues tenía la siguiente
estructura:

a. El Consejo Director, con sede en Washington y compuesto de los representantes


de los países americanos.
b. La Conferencia Panamericana, que se reunía en períodos regulares, cada vez en
una capital distinta.

Había también reuniones extraordinarias, cuando era preciso.


La Unión Panamericana propiamente dicha, u oficina que era el órgano administrativo

109
DEG

permanente, con sede en Washington, regido por un director general y un subdirector nombrados
por el Consejo.
Desde 1938 existió otro órgano: la Reunión de Consulta de los Ministros de Relaciones
Exteriores.

Conferencia Interamericana sobre Problemas de la Guerra y de la Paz se reunió en la


Ciudad de México del 21 de febrero al 8 de marzo de 1945, por invitación del Gobierno
de México. Esta Conferencia no correspondió a ninguna de las series de Conferencias
Interamericanas, sino que fue más bien una reunión especial con el objeto de
proporcionar a los gobiernos americanos la oportunidad de considerar conjuntamente “la
forma de intensificar su colaboración, así como la participación de América en la futura
organización mundial y el impulso que debería darse tanto al sistema interamericano
como a la solidaridad económica del continente”.
Conferencia Interamericana para el Mantenimiento de la Paz y la Seguridad del
Continente realizada en Río de Janeiro en 1947. Se establecen las bases del Tratado
Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) o Tratado de Río.
IX Conferencia Panamericana de 1948 en Bogotá. Esta se convierte en la conferencia
panamericana más importante ya que se crea la OEA por medio de la Carta de la
Organización de los Estados Americanos en sustitución de la Unión Panamericana y
además se aprueban el Tratado Americano de Soluciones Pacíficas y la Declaración
Americana de los Derechos y Deberes del Hombre.

14.2 La Organización de los Estados Americanos (OEA)


14.2.1 Origen, principios y propósitos
La Novena Conferencia Internacional Americana, reunida en Bogotá el 30 de abril de 1948,
creó una nueva Organización, con base en los principios establecidos ya en el Acta de Chapultepec
y adopta la Carta de la Organización de los Estados Americanos, suscrita en esa ciudad, el 2 de
mayo de 1948, entra en vigor el 13 de diciembre de 1951 conforme al artículo 140 de la misma.
En la década de los 60 la Organización sufrió un estancamiento, lo cual hizo necesario
introducir reformas a la Carta, que en la Segunda Conferencia Extraordinaria Interamericana, de
Río de Janeiro, en 1965, dio dinamismo al sistema interamericano, a favor del desarrollo económico
y social del continente, así como al proceso de integración económica.
Luego de esto, este instrumento ha sido enmendado en diversas ocasiones por los siguientes
instrumentos: Protocolo de Reformas a la Carta de la Organización de los Estados Americanos,
Protocolo de Buenos Aires, de 27 de febrero de 1967, en vigor desde febrero de 1970; Protocolo de
Reformas a la Carta de la Organización de los Estados Americanos, Protocolo de Cartagena de
Indias, aprobado el 5 de diciembre de 1985 en el decimocuarto período extraordinario de sesiones
de la Asamblea General; Protocolo de Reformas a la Carta de la Organización de los Estados
Americanos, Protocolo de Washington, aprobado el 14 de diciembre de 1992 en el decimosexto
período extraordinario de sesiones de la Asamblea General, entró en vigencia en septiembre de
1997; y, por el Protocolo de Reformas a la Carta de la Organización de los Estados Americanos,
Protocolo de Managua, adoptado el 10 de junio de 1993, en el decimonoveno período
extraordinario de sesiones de la Asamblea General, entró en vigencia en enero de 1996.
La Carta Democrática Interamericana, fue aprobada el 11 de septiembre de 2001, en sesión
especial de la Asamblea de la Organización de los Estados Americanos en Lima, Perú, con la
esperanza de fortalecer y preservar la institucionalidad democrática, al establecer que la ruptura del
orden democrático o su alteración, que afecte gravemente el orden democrático en un Estado
miembro, constituye “un obstáculo insuperable” para la participación de su gobierno en las diversas
instancias de la OEA (recuperado de

110
DEG

http://www.oas.org/OASpage/esp/Documentos/Carta_Democratica.htm).
A través de la Carta de la OEA, los Estados Americanos declaran que se han organizado para el
logro de un orden de paz y de justicia, fomentar la solidaridad, robustecer su colaboración y
defender su soberanía, su integridad territorial y su independencia. Del mismo modo la Carta
prohíbe expresamente intervenir en asuntos de la jurisdicción interna de los Estados miembros.
Los principios que rigen la convivencia de los Estados Americanos, y que se encuentran
contenidos en el artículo tercero de la Carta y son los siguientes:

a. El derecho internacional es norma de conducta de los Estados en sus relaciones


recíprocas.
b. El orden internacional está esencialmente constituido por el respeto a la personalidad,
soberanía e independencia de los Estados y por el fiel cumplimiento de las obligaciones
emanadas de los tratados y de otras fuentes del derecho internacional.
c. La buena fe debe regir las relaciones de los Estados entre sí.
d. La solidaridad de los Estados americanos y los altos fines que con ella se persiguen,
requieren la organización política de los mismos sobre la base del ejercicio efectivo de la
democracia representativa.
e. Todo Estado tiene derecho a elegir, sin injerencias externas, su sistema político,
económico y social, y a organizarse en la forma que más le convenga, y tiene el deber de
no intervenir en los asuntos de otro Estado. Con sujeción a lo arriba dispuesto, los
Estados americanos cooperarán ampliamente entre sí y con independencia de la
naturaleza de sus sistemas políticos, económicos y sociales.
f. La eliminación de la pobreza crítica es parte esencial de la promoción y consolidación
de la democracia representativa y constituye responsabilidad común y compartida de los
Estados americanos.
g. Los Estados americanos condenan la guerra de agresión: la victoria no da derecho.
h. La agresión a un Estado americano constituye una agresión a todos los demás Estados
americanos.
i. Las controversias de carácter internacional que surjan entre dos o más Estados
americanos deben ser resueltas por medio de procedimientos pacíficos.
j. La justicia y la seguridad sociales son bases de una paz duradera.
k. La cooperación económica es esencial para el bienestar y la prosperidad comunes de
los pueblos del Continente.
l. Los Estados americanos proclaman los derechos fundamentales de la persona humana
sin hacer distinción de raza, nacionalidad, credo o sexo.
m. La unidad espiritual del Continente se basa en el respeto de la personalidad cultural
de los países americanos y demanda su estrecha cooperación en las altas finalidades de
la cultura humana.
n. La educación de los pueblos debe orientarse hacia la justicia, la libertad y la paz.

Los propósitos esenciales, de los Estados Americanos están descritos en el artículo 2 de la Carta
y son los siguientes:

a. Afianzar la paz y la seguridad del Continente;


b. Promover y consolidar la democracia representativa dentro del respeto al principio de
no intervención;
c. Prevenir las posibles causas de dificultades y asegurar la solución pacífica de

111
DEG

controversias que surjan entre los Estados miembros;


d. Organizar la acción solidaria de éstos en caso de agresión;
e. Procurar la solución de los problemas políticos, jurídicos y económicos que se
susciten entre ellos;
f. Promover, por medio de la acción cooperativa, su desarrollo económico, social y
cultural;
g. Erradicar la pobreza crítica, que constituye un obstáculo al pleno desarrollo
democrático de los pueblos del hemisferio, y
h. Alcanzar una efectiva limitación de armamentos convencionales que permita dedicar
el mayor número de recursos al desarrollo económico y social de los Estados miembros.

Para alcanzar sus propósitos la OEA se fundamenta básicamente en la democracia, los derechos
humanos, la seguridad y el desarrollo.
14.2.2 Miembros
En la actualidad son miembros plenos de la OEA los 35 Estados independientes de las
Américas. Además, ha otorgado el estatus de observador permanente a 69 Estados, así como a la
Unión Europea (UE).
Para ser miembro de la OEA se requiere que sea un Estado independiente, basta con que
ratifique la Carta y que se comprometa a cumplir con las obligaciones que se derivan de ella.
Además, pueden ser aquellos Estados que al 10 de diciembre de 1985 fueron miembros de las
Naciones Unidas, y aquellos territorios no autónomos, que alcancen la independencia.
El artículo 5 de la Carta, reconoce el ingreso del nuevo Estado, que resultare de la fusión de
Estados. Para lo cual prevé la posibilidad del ingreso de la nueva entidad y la pérdida de calidad de
miembros de cada uno de los Estados que se fusionaren.
La Asamblea General es la que autoriza el ingreso de un nuevo miembro, pero lo hace con la
recomendación del Consejo Permanente, ambos organismos requieren el voto favorable de los dos
tercios de los Estados miembros.
Cuando un gobierno democrático de un Estado miembro, ha sido derrocado por la fuerza, se
suspenderá el derecho a participar, tanto en las sesiones de la Asamblea, como de los demás
órganos y reuniones de la Organización, cuando han sido infructuosas todas las gestiones del
restablecimiento del orden democrático, que esta decisión de suspenderlo se lo haya tomado en
período extraordinario de sesiones y con el voto afirmativo de los dos tercios de los Estados
miembros. Del mismo modo podrá levantar esa sanción con el mismo número de votos. Luego de
dicha suspensión la Organización reiniciará sus esfuerzos para lograr el restablecimiento de la
democracia.
14.2.3 Órganos
En el artículo 53 de la Carta de la OEA, están establecidos los órganos con los cuales la
Organización de los Estados Americanos realiza sus fines:
La Asamblea General;
La Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores;
Los Consejos;
El Comité Jurídico Interamericano;
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos;

112
DEG

La Secretaría General;
Las Conferencias Especializadas; y,
Los Organismos Especializados.
Se podrán establecer, además de los previstos en la Carta y de acuerdo con sus disposiciones,
los órganos subsidiarios, organismos y las otras entidades que se estimen necesarios.
14.2.4 La Asamblea General
Es el órgano supremo de la Organización, está integrada por los representantes de los Estados
miembros, cada uno de los cuales tiene derecho a un voto.
Entre sus atribuciones están las de decidir y diseñar la política general de la Organización,
determinar su estructura y coordinar las actividades de los órganos y entidades de la Organización
entre sí y con otras instituciones del Sistema Interamericano, robustecer las relaciones con las
Naciones Unidas y sus organismos Le corresponde también las decisiones presupuestarias de la
organización y fijar las cuotas de los Estados miembros, así como, considerar los informes de la
Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores y adoptar normas generales que deben
regir el funcionamiento de la Secretaría General (art. 54 de la Carta).
Se reúne en períodos ordinarios, una vez al año, en el lugar que se determine, conforme al
principio de rotación, o en la Secretaría General. Pueden reunirse también en períodos
extraordinarios, con el voto conforme de dos tercios de los miembros de la Organización.
14.2.5 La reunión de Consulta de Ministros
de Relaciones Exteriores
Esta reunión de Consulta de los Ministros de Relaciones Exteriores, es convocada para
considerar problemas de carácter urgente y de interés común para todos los Estados, a pedido de
cualquiera de ellos, dirigido al Consejo Permanente, el que decidirá con la mayoría absoluta de
votos.
A estas reuniones pueden asistir, delegados especiales de los Ministros de Relaciones
Exteriores, en ausencia de ellos. Tratándose de ataque armado al territorio de un Estado miembro,
inmediatamente se reunirá el Consejo Permanente para determinar la convocatoria de la reunión de
Consulta, “sin perjuicio de lo dispuesto en el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca”.
Se encuentra establecido el Consejo Consultivo de Defensa, para asesorar al Órgano en materia
de seguridad.
14.2.6 Los consejos
Son consejos de la organización:

El Consejo Permanente, con una Comisión Interamericana de Soluciones Pacíficas como


órgano subsidiario.
El Consejo Interamericano Económico y Social, que debe reunirse al menos una vez al
año y tiene una Comisión Ejecutiva Permanente.
El Consejo Interamericano para la Educación la Ciencia y la Cultura se reúne una vez al
año.

En los consejos deben estar representados todos los miembros de la Organización.


14.2.7 El Comité Jurídico Interamericano
El Comité Jurídico sirve de cuerpo consultivo de la OEA en asuntos jurídicos de carácter
internacional y promueve el desarrollo progresivo y la codificación del derecho internacional en la

113
DEG

región.
Está formado por once juristas, nacionales de los Estados miembros, elegidos por la Asamblea
para cuatro años, con renovación parcial; no puede haber más de un miembro con la misma
nacionalidad. Su sede está en Río de Janeiro.
Además tiene por finalidad el estudio de los problemas jurídicos referentes a la integración de
los países en desarrollo del continente y la posibilidad de uniformar sus legislaciones en cuanto
parezca conveniente.
14.2.8 La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, es un órgano principal de la Organización
de los Estados Americanos creado para promover la observancia y la defensa de los derechos
humanos y servir como órgano consultivo de la Organización en esta materia. La Comisión se
compone de siete miembros, quienes deben ser personas de alta autoridad moral y de reconocida
idoneidad en materia de derechos humanos, se desempeñan en forma personal y tiene su sede en
Washington, D.C. Fue creada por la OEA en 1959 y, en forma conjunta con la Corte Interamericana
de Derechos Humanos, instalada en 1979, es una institución del Sistema Interamericano de
protección de los derechos humanos (SIDH).
En mayo de 2017, la CIDH presentó el Plan Estratégico 2017-2020, cuya agenda se resume en
las siguientes prioridades: Defensores y defensoras de los derechos humanos; pueblos indígenas;
afrodescendientes; mujeres; migración, refugio, protección complementaria, apatridia, trata de
personas y desplazamiento interno; niños, niñas y adolescentes; libertad de expresión; personas
privadas de libertad; derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, DESCA; LGTBI;
personas con discapacidad; personas mayores. “Este Plan será el principal instrumento de gestión
institucional de la CIDH, y establecerá los mecanismos prioritarios para cumplir exitosamente su
misión, a fin de enfrentar los desafíos actuales y futuros que exige la atención y protección de los
derechos humanos en el continente”.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos es una institución judicial autónoma cuyo
objetivo es la aplicación e interpretación de la Convención Americana sobre Derechos Humanos,
ejerce sus funciones de conformidad con las disposiciones de la Convención y de su Estatuto.
La Corte tiene su sede en San José, Costa Rica pero puede reunirse en cualquier Estado
miembro de la Organización de los Estados Americanos (OEA), en que lo considere conveniente
por mayoría de sus miembros y previa la aceptación del Estado respectivo.
14.2.9 La Secretaría General
Es el órgano administrativo de la Organización, a su cargo se encuentra un Secretario General,
elegido por la asamblea para un periodo de cinco años, pudiendo ser reelegido por una sola vez;
existe también el Secretario General adjunto. Sus funciones se encuentran determinadas en el
artículo 112 de la Carta.
14.2.10 Las conferencias especializadas
Son reuniones intergubernamentales para tratar asuntos técnicos especiales o para desarrollar
determinados aspectos de la cooperación interamericana. Son convocados por la Asamblea General
o por la reunión de consulta, por iniciativa propia o de los Consejos u Organismos Especializados.
Las agendas y más aspectos técnicos de estas conferencias están a cargo, generalmente, de los
Consejos o de los Organismos Especializados.
14.2.11 Organismos especializados
Se encuentran definidos en el artículo 124, como: “Organismos Intergubernamentales
establecidos por acuerdos multilaterales, que tengan determinadas funciones en materias técnicas de
interés común para los Estados Americanos”.

114
DEG

Entre los organismos especializados tenemos:

La Organización Panamericana de la Salud (OPS 1902, organismo especializado de la


OEA desde 1950).
El Instituto Interamericano del Niño (IIN 1927, organismo especializado 1949).
El Instituto Panamericano de Geografía e Historia (IPGH 1928, organismo especializado
1949).
Comisión Interamericana de Mujeres (CIM 1928, organismo especializado 1953).
Instituto Indigenista Interamericano (III 1940, organismo especializado 1953).
Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA 1942, organismo
especializado 1949).

Otras Entidades y Organismos[40]:

Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (CICAD).


Comisión Interamericana de Telecomunicaciones (CITEL).
Comité Interamericano Contra el Terrorismo (CICTE).
Comité Interamericano para la Reducción de Desastres Naturales.
Centro de Estudios de Justicia de las Américas.
Tribunal Administrativo.
Fundación Panamericana para el Desarrollo.
Junta Interamericana de Defensa (JID).
Comité Interamericano de Puertos.
Junta de Auditores Externos.

Trabajan con una amplia autonomía técnica pero están sujetos a las recomendaciones que les
hagan la Asamblea General y los Consejos. Se relacionan con la OEA mediante acuerdos
celebrados con la Secretaria General, autorizados por la Asamblea.
14.3 El Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca
de Río de Janeiro (TIAR): antecedentes, finalidades
Al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) se le conoce también como Tratado
de Río, por haber sido suscrito en Río de Janeiro, el 2 de septiembre de 1947. Fue el primer
instrumento que suscribieron los Estados miembros de la OEA después que entró en vigencia la
Carta de las Naciones Unidas en 1945, puesto que resultaba inevitable y necesario que las
organizaciones regionales tuvieran que acogerse al nuevo sistema previsto en esa Carta, para
asegurar su supervivencia jurídica. El objetivo era constituirse en un organismo regional, con el fin
de garantizar el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional, susceptible de acción
regional, siempre que dichos acuerdos u organismos sean compatibles con los principios y
propósitos de las Naciones Unidas.
El Tratado entró en vigencia en 1948, no obstante que no todos los Estados miembros de la
OEA se han hecho parte de él.
El TIAR fue el primer Tratado con el que los Estados Americanos dieron vida jurídica a un
sistema de seguridad colectiva, que acogió lo dispuesto por la Carta de las Naciones Unidas, por un

115
DEG

lado y a la Resolución VIII de la Conferencia Interamericana sobre problemas de la Guerra y de la


Paz, reunida en la ciudad de México en 1945, por otra.
Lamentablemente ha existido en función de las circunstancias políticas lo que le ha tornado
controvertido, no obstante lo cual es el instrumento al que más han recurrido los Estados,
especialmente latinoamericanos no solamente para afianzar la seguridad sino además como medio
para la solución pacífica de sus controversias. De 1948 a 1978 se registraron 17 casos en los que los
Estados miembros de la OEA recurrieron al TIAR.
El Tratado tiene como finalidad asegurar la paz por todos los medios posibles, proveer ayuda
recíproca efectiva para hacer frente a los ataques armados contra cualquier Estado Americano y
conjurar las amenazas de agresión contra cualquiera de ellos. Lamentablemente durante la guerra de
las Malvinas este tratado no fue aplicado ni cumplido, por lo que se le consideró que perdió su
efectividad en el sistema.
Ecuador suscribió este Tratado en 1949, el Presidente de la República firmó el decreto
confirmando la salida del mismo el 5 de junio de 2012, luego de la aprobación parlamentaria y
ratificó su retiro el 4 de febrero de 2014, por considerarlo “anacrónico”.[41]
14.3.1 Amenazas de agresión a la paz, zona de seguridad
La OEA ha tratado el tema de la agresión en varias de sus conferencias, en instrumentos
multilaterales y en su propia Carta.
En la Primera Conferencia Latinoamericana celebrada en Washington en 1990 condenó a la
agresión, mediante la resolución relacionada con el “Derecho de Conquista” en virtud de la cual “el
principio de conquista queda eliminado del Derecho Público Americano” y son nulas las cesiones
de territorio efectuadas “bajo la amenaza de la guerra o la presión de las Fuerzas Armadas”.
En el Acta de Chapultepec (México 1945), se manifiesta:
Que todo atentado de un Estado contra la integridad o la inviolabilidad del territorio o
contra la soberanía o independencia política de un Estado americano, será considerado
como un acto de agresión contra los demás Estados que la firme. En todo caso, se
considerará como acto de agresión la invasión por fuerzas armadas de un Estado al territorio
de otro, traspasando las fronteras establecidas por tratados y demarcados de conformidad
con ellos.
El TIAR es más explícito cuando define la agresión. En su artículo primero la condena y luego
pone de relieve las dos formas en que puede producirse. “Los casos de ataque armado” (artículo 3)
o “una agresión que no sea ataque armado” (artículo 6).
La Carta de la OEA en el artículo 2 señala entre los propósitos esenciales de la OEA: “d)
Organizar la acción solidaria de los Estados miembros en caso de agresión”.
El artículo 3 consigna los principios de la Organización y entre ellos proclama que: “Los
Estados americanos condenan la guerra de agresión, la victoria no da derechos”, a la par que “la
agresión a un Estado americano constituye una agresión a todos los demás Estados americanos”.
Por ello advierte que “las controversias de carácter internacional que surgen entre dos o más
Estados americanos deben ser resueltos por medio de procedimientos pacíficos”.
El artículo 21 de la Carta de la OEA, al hablar de la inviolabilidad del territorio de los Estados
miembros, expresa que: “(…) no se reconocerán las adquisiciones territoriales o las ventajas
especiales que se obtengan por la fuerza o por cualquier otro medio de coacción”.
Con arreglo al artículo 22, los Estados americanos se obligan a no recurrir al uso de la fuerza,
salvo el caso de legítima defensa.
En el capítulo relativo a la seguridad colectiva, el artículo 28 de la Carta, proclama que: “Toda
agresión a un Estado contra la integridad o la inviolabilidad del territorio o contra la soberanía o la

116
DEG

independencia política de un Estado americano será considerado como un acto de agresión contra
los demás Estados americanos”.
En la primera Reunión de Consulta de los Ministros de Relaciones Exteriores de las Repúblicas
Americanas, (Panamá 1939) se adoptó la “Declaración de Panamá”, orientada a obtener de los
países beligerantes no americanos involucrados en la Segunda Guerra Mundial, que eviten cometer
actos hostiles en las aguas adyacentes a sus costas, dentro de zona definida en dicha declaración.
Los gobiernos signatarios se esforzaron por tener el respeto a esa zona de seguridad por parte de los
beligerantes. Realizaban incluso patrullajes dentro de la misma. A la larga los países beligerantes no
aceptaron la zona de seguridad, y en la práctica fue inaplicable.
Años más tarde el TIAR instituyó también una zona de seguridad, en la cual opera un
mecanismo inspirado en el principio de solidaridad continental, en el cual un ataque armado a
alguno de los países americanos será un ataque contra todos.
14.3.2 Conflictos Interamericanos
A vísperas de la I Conferencia Internacional Americana (1889-1890), la situación en
Latinoamérica era preocupante: los conflictos interamericanos amenazaban con romper el sueño de
unión que se había venido fraguando desde el Congreso de Panamá, convocado por Simón Bolívar.
Europa, además, ejercía una doble presencia en todo el continente por la amenaza de que se vuelva
a intentar una intervención militar o una reconquista.
Las relaciones interamericanas, hacia principios de 1880 atravesaban momentos muy difíciles.
Casi todos los países estaban involucrados en conflictos de tipo diplomático o militar. Chile, Perú y
Bolivia se encontraban en guerra; Venezuela continuaba peleando con Gran Bretaña por el control
del Orinoco; Colombia y Costa Rica estaban envueltos en pleitos de carácter limítrofe; México y
Guatemala se encontraban al borde de la guerra por el Soconusco, y el resto de los países,
incluyendo Brasil, Argentina y Estados Unidos estaban involucrados de una u otra manera con los
países beligerantes, ya fuera intentando una solución diplomática o como aliados. El Secretario de
Estado norteamericano Blaine, participaba fundamentalmente como árbitro en el conflicto entre
Chile y Perú, y en el de México con Guatemala.
En ese contexto el panamericanismo parecía ser un recurso diplomático práctico para solucionar
algunos de estos conflictos.
Durante el primer tercio del siglo XX, diversos Estados latinoamericanos experimentaron un
notable crecimiento económico, basado en las exportaciones agrícolas y mineras, lo cual no
modificó sustancialmente su estructura social y política. Las dificultades de los años treinta dieron
lugar a que en varios países cobrara fuerza un nacionalismo económico, orientado a reducir la
dependencia del exterior. La creciente influencia de los Estados Unidos originó sentimientos de
rechazo tanto en sectores de derecha como de izquierda.
Para los primeros años del siglo XX el trazado de las fronteras latinoamericanas era casi
idéntico al actual. El último cambio importante se produjo en 1903, cuando Panamá se separó de
Colombia. El conflicto acerca de las antiguas provincias de Arica y Tacna, entre Perú y Chile, se
había resuelto pacíficamente en 1929 por el Tratado Rada-Figueroa, que atribuyó Arica a Chile y
Tacna a Perú. El conflicto entre Colombia y Perú por la región de Leticia quedó resuelto por el
Protocolo de Río de 1934 que le atribuyó a Colombia. Mucho más grave fue el conflicto de El
Chaco, que dio lugar a una guerra entre Bolivia y Paraguay entre 1932 y 1935. El conflicto entre
Ecuador y Perú dio lugar a una guerra entre ambos países en 1941, pero fue resuelto en desmedro
de Ecuador, en la Conferencia de Río de Janeiro de 1942. Claro que comparación con los conflictos
europeos, los interamericanos eran mínimos.
Tras la Segunda Guerra Mundial hubo en América Latina un avance de la democracia, que
culminó hacia 1960, cuando sólo se mantenían cinco dictaduras tradicionales, en la República
Dominicana, Haití, El Salvador, Nicaragua y Paraguay y una revolucionaria en Cuba. A partir de
entonces, la tendencia se invirtió y en la mayoría de países se establecieron dictaduras, que a su vez

117
DEG

desaparecerían entre 1979 (Ecuador) y 1990 (Chile).


El conflicto que se inició en Colombia en 1948 puede considerarse la última guerra civil entre
conservadores y liberales. Tras la revolución cubana, los principales conflictos internos han
enfrentado al ejército con guerrillas de orientación marxista, con violentas ofensivas desencadenada
por los narcotraficantes colombianos como la acaecida en 1986.
En el presente siglo, el conflicto interno de Colombia ha continuado causando graves estragos,
la llamada narco guerrilla, agravó la situación, lo cual obligó al gobierno colombiano a desarrollar
el llamado Plan Colombia, como una estrategia integrada para enfrentar los desafíos más
apremiantes que se le plantean actualmente: promover el proceso de paz, combatir la industria del
narcotráfico, revivir la economía colombiana y fortalecer los pilares democráticos de la sociedad
colombiana. Este Plan cuenta con la asistencia económica y el respaldo del gobierno de los Estados
Unidos de América.
En las últimas décadas, América Latina ha presentado graves imperfecciones en su desarrollo
económico de mediano y largo plazo, en comparación con otras regiones del mundo, bajo
crecimiento y recursos mal distribuidos. Se caracterizó por endeudamientos notables de algunos
países, golpeados por la caída del precio del petróleo y otros problemas económicos. Se ha
mantenido la pobreza, aunque algunos países disminuyeron la pobreza extrema en un porcentaje
importante. Surgieron nuevas amenazas, degradación del medio ambiente, pandemias, aumento
incontrolable del narcotráfico. Por otro lado, ha crecido la cooperación internacional y se ha
manifestado de diferentes maneras, llegando a un mayor número de población necesitada. Los
habitantes de la región han ido incorporándose a la tecnología cada vez más creciente y a la era
digital más avanzada, acercando a los países y regiones, de tal forma que las fronteras solo
constituyen en la actualidad solo un referente físico.
[1]JELLINEK, GEORG, (Leipzig, 1851-Heidelberg, 1911) Jurisconsulto alemán. Profesor en las universidades de Basilea y
de Heidelberg, publicó varias obras sobre filosofía del derecho y ciencia jurídica, entre las que destaca Teoría General
del Estado, donde sostiene que la soberanía recae en el Estado y no en la nación, que es un simple órgano de aquel.
[2]Pacta sunt servanda es una locución latina, que se traduce como «lo pactado obliga» y debe ser cumplido de buena
fe.
[3] La Corte Internacional de Justicia, con sede en La Haya (Países Bajos), es el principal órgano judicial de las
Naciones Unidas. La Corte resuelve controversias jurídicas entre los Estados partes y emite opiniones consultivas para
las Naciones Unidas y sus organismos especializados. Su Estatuto forma parte de la Carta de las Naciones Unidas.
[4] Como amigable componedor (correcto y bueno).
[5] Deber jurídico.
[6] Humanista, político, diplomático y docente venezolano del siglo XIX.
[7] La Comisión de Derecho Internacional fue establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1947
para promover el desarrollo progresivo del derecho internacional y su codificación. Está compuesta por 34 miembros
que son elegidos por la Asamblea General para cubrir un período de cinco años. Fuente recuperada de:
http://www.cinu.org.mx/onu/estructura/ag.html.
[8]Sobre estos acuerdos o tratados sobre protección de inversiones el Ecuador había suscrito alrededor de 30
instrumentos de este tipo de los cuales 26 entraron en vigencia a partir 1990, su objetivo principal consiste en ser “un
mecanismo impulsado por los países exportadores de capital para proteger la inversión extranjera de sus nacionales en
un tercer Estado”. En el marco de estos tratados, el Ecuador ha sido sometido 36 veces a procesos arbitrales, en la
mayoría de casos el CIADI ha sido la instancia encargada de resolver los conflictos. En el año 2009 se creó una
Comisión internacional para auditar los 26 tratados. A partir de los cual el Gobierno solicitó a la Asamblea Nacional
tramite la denuncia de dichos tratados. El 3 de mayo de 2017, la Asamblea aprobó la denuncia de doce convenios para
la Promoción y Protección Recíproca de Inversiones con China, Chile, Venezuela, Países Bajos, Suiza, Canadá,
Argentina, Estados Unidos, España, Perú, Bolivia e Italia, según comunicado emitido por la misma Asamblea Nacional.
Recuperado de http://www.asambleanacional.gob.ec/es/noticia/48966-pleno-aprobo-la-denuncia-de-12-tratados-de-
inversion.
[9] Conclusión o celebración son términos equivalentes en la política internacional.
[10] Así se adoptó, por ejemplo, el Tratado de la Antártica, en la Conferencia de 1959 en la que participaron 12
Estados.
[11] Por ejemplo, en el caso de los Estados Unidos de América, en el período transcurrido desde la aprobación de su
Constitución, hasta 1945 se negó la ratificación de más de 100 tratados y otro número importantes ratificaciones fueron
demoradas por tiempo indefinido. Entre otros, la Convención sobre la eliminación de todas las formas de
discriminación contra la Mujer, firmó en julio de 1980, no lo ha ratificado. Convención sobre los Derechos del Niño,
firmó en febrero de 1995, no lo ha ratificado. Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, firmó

118
DEG

en octubre de 1997, no lo ha ratificado. Tratado de prohibición completa de Ensayos Nucleares, firmó en septiembre de
1996, no lo ratificó. Entre otros muy importantes. Estos datos han sido recuperados de la web, principalmente de
www.mujereshoy.com, en la cual se menciona como fuente de este artículo www.wedo.org.
[12] La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático incorporó una línea muy importante de
uno de los tratados multilaterales sobre medio ambiente que más éxito han tenido en toda la historia: el Protocolo de
Montreal de 1987, en virtud de la cual los estados miembros están obligados a actuar en interés de la seguridad humana
incluso a falta de certeza científica. La Convención entró en vigor el 21 de marzo de 1994. Hoy en día cuenta con un
número de miembros que la hace casi universal, son 197 Estados que la han ratificado. La decimoctava Conferencia de
las Partes sobre cambio climático ratificó el segundo periodo de vigencia del Protocolo de Kioto desde el 1 de enero de
2013. Durante la Vigésima Primera Conferencia sobre cambio climático en diciembre de 2015 fue adoptado el Acuerdo
de París, con la aprobación de 195 Estados, dentro del marco de la Convención, que establece medidas para la
reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Su aplicabilidad sería para el año 2020, cuando finaliza la
vigencia del Protocolo de Kioto y ya cumplió con el número de Estados adherentes para su puesta en vigor.
EE.UU anunció el 1 de junio de 2017 su retiro del Acuerdo (http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-
40124921).
[13]DUGUIT, LEÓN, célebre, y en su época controvertido jurista francés, autor de Las transformaciones del derecho
público, del cual llama la atención la actualidad de su obra, no obstante haya sido escrita en 1913. Critica duramente el
concepto de soberanía y sostiene que ya cumplió la función para la cual fue creada.
[14] Un tratado obliga a las partes y solas las partes, no crean obligaciones para un tercer Estado sin su consentimiento.
[15] Este artículo constituye una verdadera disposición de Jus Cogens sobre la materia. El Pacto de la Sociedad de las
Naciones prohibió el recurso a la guerra antes de agotarse todos los medios pacíficos sobre la materia. Luego el Pacto
de París, de 1928, hizo que los Estados renunciaran a la guerra como instrumento de su política nacional que se
perdieron en la Segunda Guerra Mundial, los mismos que se perfeccionaron en este artículo de la Carta de las Naciones
Unidas.
[16] Otro ejemplo en el caso de error y fuerza en la firma de un tratado es la referente al Protocolo de Río de Janeiro
suscrito entre Ecuador y Perú, pues en 1960, el presidente ecuatoriano Dr. José María Velasco Ibarra declaró, que dicho
instrumento no sólo era inejecutable sino que era “nulo de nulidad absoluta”, porque había sido impuesto bajo coerción
y con presencia de fuerzas militares peruanas en suelo ecuatoriano.
[17] La Constitución de la República del Ecuador de 2008, en su artículo 1, dice que el Ecuador “es un Estado
constitucional de derechos y justicia, social, democrático, soberano, independiente, unitario, intercultural, plurinacional
y laico. Se organiza en forma de República y se gobierna de manera descentralizada. La soberanía radica en el pueblo,
cuya voluntad es el fundamento de la autoridad y se ejerce a través de los órganos del poder público y de las formas de
participación directa previstas en la Constitución. Los recursos naturales no renovables del territorio del Estado
pertenecen a su patrimonio inalienable, irrenunciable e imprescriptible”.
[18] “Cosa de nadie”. Dícese de todo lo que no pertenece a nadie en particular.
[19] Otro ejemplo importante de este caso es el de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, las políticas de
GORBACHOV no siguieron el rumbo esperado y en 1991 la Unión Soviética se disolvió ante la secesión de sus repúblicas.
GORBACHOV, llegó a proponer la creación de un nuevo Tratado de la Unión que dejaría al gobierno central sólo los
asuntos de defensa y política exterior con tal de mantener unidas a las repúblicas, pero no tuvo éxito ante la negativa de
los gobiernos locales. Cada una de las repúblicas se convirtió en estado independiente, aunque 12 de las 15 existentes al
momento del desmembramiento de la Unión conformaron la Comunidad de Estados Independientes.
[20] La Carta de la Organización de los Estados Americanos, en su artículo 13 manifiesta: “La existencia política del
Estado es independiente de su reconocimiento por los demás Estados. Aun antes de ser reconocido, el Estado tiene el
derecho de defender su integridad e independencia, proveer a su conservación y prosperidad y, por consiguiente, de
organizarse como mejor lo entendiere, legislar sobre sus intereses, administrar sus servicios y determinar la jurisdicción
y competencia de sus tribunales. El ejercicio de estos derechos no tiene otros límites que el ejercicio de los derechos de
otros Estados conforme al derecho internacional”.
[21] Noción presentada por Podestá Costa y Ruda en su libro de Derecho internacional público, en el que mencionan
que la misma ha sido introducida en la filosofía política por JEAN BODÍN en 1577.
[22]Exequátur es la autorización que concede el Estado receptor a un agente consular extranjero para que pueda ejercer
funciones en su territorio.
[23] Concepto que todavía no ha sido desarrollado.
[24] Decreto Ejecutivo 106, de 11 de septiembre de 2013. Art. 1. Los siguientes artículos se refieren más ampliamente a
estas facultades.
[25] Locución latina que literalmente significa “para esto”, en derecho quiere decir “para un fin específico”, es decir
son agentes designados para que representen al gobierno en determinadas reuniones o conferencias.
[26] Autorización que otorga el Estado receptor al agente consular extranjero para que pueda ejercer sus funciones.
[27] Fue adoptada el 18 de abril de 1961 en Viena (Austria) y entró en vigor el 24 de abril de 1964. Ecuador lo suscribe
el 18 de abril de 1961 y ratifica el 21 de septiembre de 1964.
[28] El Ecuador otorga la ratificación mediante Decreto Supremo 2830, publicado en el Registro Oficial 472 de 05-abr-
1965.
[29] Convención Interamericana Sobre Derechos Humanos, llamada también Pacto de San José, fue suscrita en la
Conferencia Especializada Interamericana Sobre Derechos Humanos en San José, Costa Rica entre el 7 y el 22 de
Noviembre de 1969.

119
DEG

[30] “El pedido de asilo a Ecuador del fundador de WikiLeaks, Julian Assange, se inscribe en una larga tradición
latinoamericana, con casos emblemáticos como el del político peruano Víctor Raúl Haya de la Torre, quien vivió cinco
años en la embajada de Colombia en Lima. Presidentes, dictadores, políticos y guerrilleros han hallado amparo en este
recurso que norma la Convención de Caracas de 1954, surgida a raíz del episodio de Haya de la Torre, a quien Bogotá
otorgó asilo en 1949.
Fundador de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), el dirigente fue acusado de liderar un fallido golpe
de Estado contra la dictadura militar de Manuel Odría, que gobernó Perú entre 1948 y 1956.
Odría se negó a entregar un salvoconducto para que Haya de la Torre pudiera salir del país, por lo que la embajada
colombiana fue su hogar durante cinco años.
……………..
Assange, un ex hacker de 40 años, se refugió el martes en la embajada de Quito en Londres alegando ser un perseguido
político por la filtración de miles de documentos secretos de Estados Unidos, lo que según él lo expone a la pena de
muerte en ese país por espionaje.
En Ecuador la lista incluye a decenas de opositores de las dictaduras que gobernaron entre 1963 y 1966 y de 1972 a
1976, así como a los ex mandatarios José Velasco Ibarra, Gustavo Noboa, Abdalá Bucáram y Lucio Gutiérrez, que se
asilaron en Colombia, República Dominicana, Panamá y Brasil, respectivamente” (Redacción El Comercio, 2012).
[31] Ecuador suscribió y ratificó todos estos instrumentos.
[32] Ecuador adhirió a la CONVEMAR el 24 de octubre de 2012, luego de que la Asamblea Nacional aprobara dicha
adhesión el 22 de mayo del mismo año.
[33] MERCHÁN, JAIME en su obra menciona a VERPLETSE, Derecho Internacional Aéreo y del Espacio, pág. 29.
[34] Estos principios están resumidos en el libro de LLANOS MANSILLA, JORGE, op. cit., págs. 282 y 283.
[35] En 1972 en la Órbita Geoestacionaria se desplazaban el 7.5% de los aparatos espaciales, en 1993 ya alcazaba el
42% y hoy en día supera el 80%.
[36] Referido por JAIME MERCHÁN en Derecho Internacional del Espacio, op. cit., pág. 512.
[37] Artículo 1 de la Carta de las Naciones Unidas.
[38] El Pacto de Bogotá o Tratado Americano de Soluciones Pacíficas fue suscrito en Bogotá el 30 de abril de 1948,
durante la IX Conferencia Internacional Americana.
[39] Unión, asociación, integración de las naciones del continente americano, incluyendo las de origen anglosajón.
[40] OEA, “Nuestra Estructura” Información recuperada de http://www.oas.org/es/acerca/nuestra_estructura.asp.
[41] Dato recuperado de http://www.eluniverso.com/noticias/2014/02/05/nota/2141826/presidente-correa-firmo-
decreto-retiro-ecuador-tiar.
* “El 13 de agosto de 2017, la Armada del Ecuador realizó la captura del buque de bandera china Fu Yuan Yu Long, el
mismo que transitaba ilegalmente por aguas interiores y área de reserva marina de Galápagos, al noreste del Puerto
Baquerizo Moreno. En las bodegas del buque se encontró especies de fauna marina vulnerables y protegida por el
Estado ecuatoriano, entre ellos tiburones martillo y tiburón silki. Los 20 tripulantes fueron judicializados y el barco
incautado”. (Tomado del boletín de prensa DIRNEA 054, de la Armada del Ecuador, del lunes 14 de agosto de 2017).

120
DEG

BIBLIOGRAFÍA

Álvarez Londoño, L. F. (1998). Derecho Internacional Público (Segunda ed.). Bogotá: CEJA.
Asamblea Consituyente Ecuador. (2008). Constitución del Ecuador.
Cancillería. (2017). Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana. Obtenido de
Misión: http://www.cancilleria.gob.ec/valores-mision-vision.
Carrillo Salcedo, J. A. (1969). Soberanía del Estado y Derecho Internacional. Madrid.
CIDH. (1948). Declaración Americana de los Derechos y Deberes del hombre. Bogotá:
Novena Conferencia Internacional Americana.
Ciuro Caldani, M. Á. (2001). El Derecho Universal. Perspectiva para la ciencia jurídica de
una nueva era. Argentina.
Congreso del Ecuador. (2006). Ley Orgánica del Servicio Exterior. Ecuador.
Constitución de la República del Ecuador. (2008).
Corte Internacional de Justicia. (s.f.). Estatuto de la Corte Internacional de Justicia.
De Llano, P. (12 de Junio de 2017). Diario EL PAÍS. Obtenido de Puerto Rico vota por la
anexión a EE UU en una consulta no vinculante lastrada por la abstención:
https://internacional.elpais.com/internacional/2017/06/11/estados_unidos/1497205333_216772.html.
D'Estéfano, M. A. (1974). Casos en Derecho Internacional Público. La Habana: Ciencias
Sociales.
Duguit, L. (2003). Las transformaciones del derecho público.
Egaña, M. S. (1984). Normas de Introducción al Derecho. Caracas.
Enciclopedia Jurídica Biz 14. (2014). Obtenido de http://www.enciclopedia-jurídica.biz14.com.
Jellinek, G. (2002). Teoría General del Estado. (F. d. Ríos, Trad.) México.
Kelsen, H. (1965). Principios de Derecho internacional público. Buenos Aires: El Ateneo.
Kovalev, F. N. y Cheprov, I. I. (1962). Towards the law of Outer Space. Moscú.
Leoro Franco, G. (1986). El Tratado de Asistencia Recíproca y su protocolo de reformas.
Comité Jurídico Interamericano. Washington: Ediciones Jurídicas de las Américas–OEA.
Llanos Mansilla, H. (1977). Teoría y Práctica del Derecho Internacional Público. Santiago:
Jurídica de Chile.
Llanos Mansilla, H. (1980). Teoría y Práctica del Derecho internacional público (Vol. II).
Santiago de Chile: Editorial Jurídica de Chile.
Merchán, J. (1984). Derecho Internacional del Espacio, Teoría Política. Quito.
Naciones Unidas. (1945). Carta de las Naciones Unidas.
Naciones Unidas. (1969). Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados.
Naciones Unidas. (1982). CONVEMAR: Declaraciones y Manifestaciones. Nueva York.
OEA. (1948). Carta de la Organización de los Estados Americanos.
Paredes, Á. M. (1951). Manual de Derecho internacional público. Buenos Aires: Desalma.
Pozo Serrano, P. (2013). La Carta de las Naciones Unidas y el Régimen Jurídico del Uso de la
Fuerza: Algunos Problemas de interpretación. Revista del Instituto Español de estudios
estratégicos, 72–98.

121
DEG

Redacción El Comercio. (21 de Junio de 2012). Diario el Comercio. Obtenido de Los pedidos
de asilo político más famosos de América Latina:
http://www.elcomercio.com/actualidad/politica/pedidos-de-asilo-politico-mas.html.
Rousseau, C. (1966). Derecho internacional público profundizado. Buenos Aires: La Ley.
Rousseau, C. (1966). Derecho Internacional Público profundizado. Buenos Aires: La Ley.
Ruda, José María y Podestá Costa, L. A. (1996). Derecho Internacional Público. Buenos Aires:
Tipográfica Editora Argentina.
Seara Vásquez, M. (1979). Derecho internacional público. México: Porrúa.
Seara Vásquez, M. (1981). Derecho internacional público. México: Porrúa.
Senado EEUU. (1823). Anales del Congreso: Doctrina Monroe.
Sorensen, M. (1973). Manual de Derecho Internacional Público. México.
Toro, F. (1982). Manual de Derecho Internacional Público. Caracas: Imprenta Universitaria.
Vasco, M. (1986). Diccionario de Derecho Internacional. Quito: Casa de la Cultura
Ecuatoriana.
Verdross, A. (1955). Derecho internacional público. (A. Truyol y Serra, Trad.) Madrid:
Aguilar.
Normas legales e instrumentos internacionales consultados
Acta de Chapultepec, acuerdo panamericano firmado en 1945 con ocasión de la Conferencia de
Chapultepec, celebrada en la Ciudad de México.
Carta de la Organización de las Naciones Unidas, firmada el 26 de junio de 1945 en San
Francisco, California.
Carta de la Organización de los Estados Americanos, suscrita en Bogotá en 1948. Reformada
por el Protocolo de Buenos Aires en 1967, Protocolo de Cartagena de Indias en diciembre de
1985, Protocolo de Washington en 1982 y Protocolo de Managua en 1993.
Código Civil, Editorial Corporación de Estudios y Publicaciones, Quito, 2006.
Código de Procedimiento Civil, Editorial Corporación de Estudios y Publicaciones, Quito,
2006.
Constitución de la República del Ecuador 2008, Gaceta Constituyente, publicación Oficial de la
Asamblea Constituyente, Quito, 2008.
Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, suscrita en Jamaica en diciembre de
1982, entró en vigencia en noviembre de 1994.
Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, suscrita en Viena (Austria) el 23 de
mayo de 1969 y entró en vigencia 27 de enero de 1980.
Convención de Viena sobre la representación de los estados en sus relaciones con las
organizaciones internacionales de carácter universal. Adoptada en Viena el 14 de marzo de
1975.
Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, adoptada el 24 de abril de 1963. Entró en
vigor el 19 de marzo de 1967.
Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, suscrita en Viena el 18 de abril de 1961,
entró en vigor el 24 de abril de 1964.
Convención Interamericana sobre los Derechos Humanos, o Pacto de San José. Suscrita en la
Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos. Suscrita en San José de

122
DEG

Costa Rica, entre el 7 y 22 de noviembre de 1969.


Declaración Universal de los derechos y deberes del hombre adoptada por Resolución de la
Asamblea General 217 A del 10 de diciembre de 1948.
Estatuto de la Corte Internacional de Justicia.
Ley Orgánica del Servicio Exterior del Ecuador (RO 344: 29-Ago-2006).
Pacto de la Sociedad de Naciones (junio 1919), tuvo vigencia hasta abril de 1946.
Tratado Americano de Soluciones Pacíficas. Pacto de Bogotá, suscrito en Bogotá el 30 de abril
de 1948, durante la IX Conferencia Internacional Americana.
Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), también llamado Tratado de Río,
firmado el 2 de septiembre de 1947 en Río de Janeiro.
Tratado sobre los Principios que deben regir las actividades de los Estados en la Exploración y
utilización del Espacio Ultraterrestre, incluso la Luna y otros Cuerpos Celestes. Hecho en
Londres, Moscú y Washington, el 27 de enero de 1967.

123

También podría gustarte