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LECTURA
LECTURA: Ficco, C. (2020). Una revisión del concepto de ‘capital intelectual’ y de las principales
alternativas para su identificación y medición. Revista Activos, issn: 0124-5805 e-issn: 2500-5278,
Vol. 18 N.º 1, enero-junio de 2020, pp. 161-203
ACTIVIDAD A REALIZAR: Lea el documento mencionado desde las páginas 163 a la 181 y conteste
de manera escrita e individual las siguientes preguntas:
En primer nivel, está el valor para la empresa. El CI contribuye directamente al valor de la empresa
al mejorar su eficiencia operativa, fomentar la innovación y optimizar la toma de decisiones. Esto
se traduce en una mayor rentabilidad y un incremento en el valor económico de la organización.
Además, la inversión en CI puede aumentar el valor de los activos intangibles de la empresa, que,
aunque no siempre se reflejan directamente en los estados financieros tradicionales, son
fundamentales para el valor de mercado y la sostenibilidad a largo plazo de la empresa. Por otra
parte, se crea Valor para los Clientes. El CI permite a las empresas ofrecer productos y servicios
innovadores, personalizados y de alta calidad, creando así un mayor valor para los clientes. Este
incremento en el valor percibido puede traducirse en una mayor lealtad del cliente, una mejor
reputación de marca y una mayor cuota de mercado.
En tercera medida, se crea valor para los empleados. El capital humano, un componente del CI,
incluye el conocimiento, las habilidades y las competencias de los empleados. Invertir en el
desarrollo del capital humano no solo mejora la satisfacción y retención del talento sino que
también aumenta el valor que los empleados aportan a la empresa, lo cual es fundamental para el
éxito y la innovación a largo plazo. También crea valor para los Stakeholders Externos. El capital
relacional, otro componente del CI, mejora las relaciones de la empresa con proveedores,
inversores y la comunidad. Esto puede aumentar el valor percibido de la empresa entre estos
grupos, facilitando el acceso a recursos externos, mejorando las condiciones de financiamiento y
potenciando el impacto social positivo.
Finalmente, a través del CI se crea valor sostenible. La integración efectiva y la gestión del CI
fomentan la sostenibilidad empresarial al permitir a las organizaciones adaptarse y responder
proactivamente a los cambios del entorno. Esta capacidad de adaptación asegura la generación
continua de valor económico, social y ambiental, lo cual es esencial para el éxito a largo plazo.
La literatura sugiere una clasificación del Capital Intelectual (CI) en tres dimensiones
principales: capital humano, capital estructural y capital relacional. El primero incluye los
conocimientos, habilidades, experiencias y competencias de los empleados de la
organización. Es el conocimiento tácito que reside en las personas y es crucial para la
innovación y la creación de valor, pero se va con ellos cuando abandonan la empresa. En
cuanto al capital estructural, este comprende la infraestructura interna que soporta al
capital humano, incluyendo procesos, patentes, bases de datos, y la cultura organizativa. Es
el conocimiento que queda dentro de la empresa incluso cuando las personas se van,
permitiendo la organización y la sistematización del conocimiento y la innovación. En
cuanto al capital relacional, este se refiere a todas las relaciones que la empresa establece
con el exterior, incluyendo clientes, proveedores, socios y otros stakeholders. Involucra el
valor derivado de las relaciones de la empresa y su capacidad para gestionar estas
interacciones externas de manera efectiva.
Los componentes del Capital Intelectual (CI) —capital humano, estructural y relacional—
mantienen una relación intrínseca con el concepto de "competencia", la cual permea a
todos los niveles de la organización. El capital humano, compuesto por las habilidades,
conocimientos y experiencias de los empleados, refleja directamente las competencias
individuales que son cruciales para la innovación y la eficiencia operativa. El capital
estructural, por otro lado, provee el soporte organizacional que permite aplicar y ampliar
estas competencias mediante la optimización de procesos y la cultura organizativa,
fortaleciendo así la competencia organizacional. En cuanto al capital relacional, este se
basa en competencias interpersonales y de gestión de relaciones, esenciales para el
desarrollo de relaciones fructíferas con clientes, proveedores y otros stakeholders,
influyendo positivamente en la competencia externa de la empresa.
Favor enviar el escrito con su nombre, al correo del profesor, a más tardar el domingo 17 de marzo
a las 10PM, con copia al Gerente