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El diezmo y la ofrenda.

Una parte de la administración o mayordomía de los bienes y dones del Señor consiste en el
ofrendar en la iglesia, el hecho de ofrendar no es todo lo que abarca la mayordomía. Pero la
ofrenda y el diezmo sí son partes importantes de nuestra administración.

Por medio de la ofrenda y el diezmo podemos responder a la gracia divina con una muestra de
nuestra gratitud. También podemos corregir algunos abusos y ayudar en casos de gran dificultad. Y
así también, podemos sostener la obra de la iglesia.

En esta sección del estudio nosotros veremos el propósito del diezmo y de las ofrendas en la
iglesia. Ya sabemos que Dios es dos veces el Dueño de todo. ¿Por qué es necesario que su pueblo
le devuelva lo que ya le pertenece? Y si tenemos poco, ¿por qué quiere Dios que le demos de
esto?

Aclarando algunos términos importantes.

Diezmo. El diezmo es, sencillamente, la décima parte (10%) de lo que uno recibe o tiene. El diezmo
de 100 córdobas sería 10 córdobas. La práctica del diezmo ocurre por primera vez en Génesis
14:20. Abraham, después de derrotar a sus enemigos y libertar a Lot, le da al sacerdote
Melquisedec la décima parte de lo que había ganado en la batalla.

En el Antiguo Testamento el diezmo es parte de la ley. Dios exigía que los judíos dieran la décima
parte de sus bienes en reconocimiento de que Él era Dueño de todo. En el Nuevo Testamento
Jesús tiene que corregir la actitud de los Fariseos en cuanto al diezmo. Por esto Jesús critica la
práctica del diezmo en los evangelios (Mateo 23:23 y Lucas 11:42). En verdad lo que critica Jesús
es la actitud de los Fariseos, quienes creían que, habiendo cumplido con la ley del diez por ciento,
podían hacer lo que quisieran con el restante. Pero no es así.

El diez por ciento representa, en verdad, el cien por ciento y con el diezmo queremos decir que
todo pertenece a Dios, no solo la décima parte.

Ofrenda. La ofrenda es simplemente lo que uno da a Dios. El diezmo es un tipo o una clase de
ofrenda, y puede haber otros también. Así que el diezmo refiere específicamente al 10%, la
ofrenda llega a significar algo diferente al diezmo, o sea, lo que uno da por encima o por debajo
del diezmo.

Muestra de gratitud.

Génesis 8:18-22 y Lucas 7:36-50. ¡GRACIAS A DIOS POR SU DON INEFABLE! Nosotros, según el
apóstol Pablo, creemos que la fuente de toda generosidad debe ser la gratitud que sentimos por lo
que el Señor ha hecho por nosotros. Su ofrenda, su sacrificio no pudo haber sido más grande ni
más costosa. En verdad, Dios se ofreció sin tener en cuenta el sacrificio. Hizo todo lo necesario, sin
importar el costo, para salvarnos.

Algunos que respondieron a Dios de una manera semejante, sin calcular el costo. La pregunta:
¿puede, un buen mayordomo, olvidarse del costo en ciertas situaciones? ¿No fue muy
irresponsable el sacrificio de Noé? Hay que pensar en el contexto del sacrificio. ¿Qué había pasado
antes de que Noé hiciera este sacrificio? El diluvio. ¿Y qué pasó en el diluvio? Génesis nos cuenta
la historia en el capítulo 7:21 y 22, "Y murió toda carne que se mueve sobre la tierra, así de aves
como de ganado y de bestias, y de todo reptil que se arrastra sobre la tierra, y todo hombre. Todo
lo que tenía aliento de espíritu de vida en sus narices, todo lo que había en la tierra, murió."

Hoy día cuando hay pocos animales de cierta especie se establecen leyes o se hacen decretos para
proteger la vida de estos animalitos. Pero Noé tomó de lo poco que había, mató y sacrificó a
Jehová. ¿Irresponsable? Desde el punto de vista humano, sí, fue muy irresponsable. Había que
proteger la vida después de una crisis así. Pero desde el punto de vista cristiano, no; no fue
irresponsable. Para Noé fue una expresión de gratitud y de fe. El Dios que había dado la vida, y
luego se la había quitado, tenía todo bajo control. Con los animales sacrificados Noé expresaba
que todo animal y toda vida pertenecían al Señor, y le decía "gracias" al Señor por haberle
protegido su vida.

¿Por qué ungió a Jesús la mujer pecadora? En Lucas 7:36-50 tenemos otra ofrenda extravagante.
Jesús explica que ella hace esto por amor y gratitud. Habiendo sido perdonados sus muchos
pecados, ella quiere responder a la gracia de su Señor. Imagínese cómo reaccionaría usted si viera
a una prostituta lavando y ungiendo los pies de algún líder religioso con su cabello. "¡Pero ven acá,
esto es demasiado!" Así reaccionaron los discípulos en una situación semejante. Y aun se quejaron
en cuanto al precio del perfume. "¡Debemos ser más responsables que esta!" Pero Jesús, en las
dos ocasiones, dice que es una ofrenda apropiada. Lo más importante no era el valor del perfume,
sino la actitud de la persona que lo ofreció. "Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son
perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama."

¿Cuál fue el motivo de las ofrendas en los dos pasajes? El motivo fue la gratitud, y el propósito de
las ofrendas era hacer visible esta gratitud (acciones de gracias). En los dos casos hubo cierto
desperdicio. Los animales en el caso de Noé eran escasos y casi extintos. ¿Por qué había que
sacrificarlos? Y el perfume de la mujer probablemente tenía gran valor. ¿No hubiera sido mejor
venderlo y dar el dinero a los pobres? No. En ambos casos los ofertantes hicieron lo correcto. Los
dos reconocían que Dios era el dueño y dador de todo, y que no había ofrenda que fuera
demasiado grande.

Mantenimiento de la obra. Números 18:21-24 y I Corintios 9:7-14

Desde la primera vez que el pueblo de Dios comenzó a reunirse, ha habido algunos "gastos" que
tienen que cubrirse. Desde el tiempo del tabernáculo, el pueblo de Dios ha tenido que "levantar
fondos". La Biblia deja muy claro que esta participación le toca a cada miembro de su pueblo.

Nosotros ya sabemos y entendemos esto por experiencia. Los casos de emergencia, el


mantenimiento de la iglesia, proyectos especiales, apoyo para el pastor, viajes de evangelismo y
aun fiestas de cosecha - todo cuesta dinero. Siempre ha sido así.

El Señor nos da el privilegio de participar en todos los aspectos de su ministerio por medio de
nuestras ofrendas. Los levitas del Antiguo Testamento constituían la tribu que Dios había elegido
para servir en su tabernáculo y luego en el templo. Ellos no recibieron una porción de tierra como
heredad cuando llegaron a Canaán. En vez de recibir tierra, Dios quería que vivieran de Su mano y
Su provisión. Dios quería que la gente que guiaba la vida espiritual de su pueblo se dedicara
totalmente al ministerio. Dios quería que esta parte de su pueblo fuera diferente y especial. Ellos
se sostendrían, no de un empleo, ni por su propia tierra, sino por el diezmo dado por el pueblo. Lo
más importante en todo esto era el simbolismo.

Los levitas, dependiendo del pueblo de Dios para su sustento, eran un símbolo de la dependencia
de Israel de su Dios. El hecho de que el levita no tenía tierra, que no tenía con qué ganarse la vida,
representaba el hecho de que Israel, sin Dios, no tenía nada. Pero con Dios tenía de todo y no
tenía que preocuparse por nada. Y así vemos que nuestra heredad verdadera tampoco es de tierra
o de la riqueza de este mundo, sino el mismo Señor.

En el Nuevo Testamento encontramos estas palabras: Así también ordenó el Señor a los que
anuncian el evangelio, que vivan del evangelio. Esta es la regla bíblica. El caso de Pablo era una
excepción, pero la regla y el principio no cambian por esto. El mismo Pablo lo enseñó. Y así quiere
el Señor que sea. Lo más importante es que la obra del ministerio no sea la obra solamente del
pastor, sino la obra de toda la comunidad de fe.

Cuando el pastor lo hace todo y cuando la iglesia no le apoya, los miembros de la iglesia quedan
fuera del ministerio de Dios, no estamos funcionando como el cuerpo de Cristo. También, si los
pastores fueran pagados por una misión extranjera, sería el ministerio de los pastores y la misión,
pero no de la iglesia local. La única manera de incluir a la iglesia en todo el ministerio del Señor es
incluirla en esta responsabilidad.

Aunque no se habla de construcciones o templos en el Nuevo Testamento, vemos que en el


Antiguo Testamento Moisés pidió las ofrendas del mismo pueblo. Ellos, de lo poco que tenían,
tenían que proveer para esta obra. Lo interesante es que Moisés también tuvo que pedir que el
pueblo dejara de ofrendar, pues había ofrendado más de lo que se necesitaba (Éxodo 36:2-7). 15

La obra de misericordia. Levítico 19:9,10 y Santiago 2:14-17.

La Biblia está llena de mandatos divinos en cuanto al cuidado de los pobres y los necesitados. La
historia del éxodo de Israel de Egipto sirve como un patrón para el comportamiento del pueblo de
Dios. Dios, repetidamente, recuerda a su pueblo la manera en que Él le ayudó cuando tuvo
necesidad. Esta ayuda, esta salvación, se convirtió en la regla que gobernaba las relaciones entre
los israelitas y los necesitados, dentro y fuera de su comunidad. Como a un natural de vosotros
tendréis al extranjero que more entre vosotros, y lo amarás como a ti mismo; porque extranjeros
fuisteis en la tierra de Egipto. Yo Jehová vuestro Dios.... Balanzas justas, pesas justas y medidas
justas tendréis. Yo Jehová vuestro Dios que os saqué de Egipto.

Levítico 19:34 y 36 ¿Pensaba Dios en los pobres cuando dio a Israel su tierra prometida? ¡Claro que
sí! Aunque Canaán era una tierra que "fluye leche y miel", Dios sabía que por el pecado siempre
habría sufrimiento y siempre habría pobreza. Los padres de familias se enfermarían y se morirían.
Sequías y hambres pasarían; extranjeros vendrían en búsqueda de refugio, y siempre habría que
proveer para los pobres y necesitados.

Ahora bien, puesto que toda la tierra pertenece a Dios, mandó que se dejara siempre una parte
para los pobres y los extranjeros. Así también ellos podían comer. El libro de Rut nos enseña cómo
funcionaba este sistema en Israel y vemos cuánta ayuda brindó a Rut y Noemí. En aquellos días (y
hoy también) Dios no quería que se diera ayuda solamente cuando se presentara la necesidad,
sino que fuera una parte de la vida de todos. En esta forma el pueblo de Dios podía y puede
reflejar la misericordia y compasión de Dios a un mundo que lo necesita desesperadamente.

¿Le toca a la iglesia hacer algo con las necesidades físicas tanto como con las espirituales? ¡Claro
que sí! Nosotros vemos en Levítico que el pueblo de Dios tenía que proveer algo para los pobres y
extranjeros todo el tiempo. Vemos la misma preocupación divina en casi todas las partes de la
Biblia.

Dios siempre le recordó a su pueblo, Israel, que Él tuvo compasión para con ellos cuando eran
esclavos en Egipto, y que por esto ellos también debían tener compasión para con los pobres y
extranjeros dentro de su pueblo.

La misma historia se repite en el Nuevo Testamento: Mas Dios muestra su amor para con
nosotros, en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Romanos 5:8 ¿Que dice
Santiago del "cristiano" que puede ayudar pero que no quiere hacerlo? Santiago dice que no es
cristiano. Santiago no niega aquí lo que dice Pablo en cuanto a la salvación por fe, sino dice que
esta fe, si es una fe verdadera, debe producir fruto. Y si no produce, es porque está muerta.

Ahora cada uno de nosotros tiene que preguntarse, ¿Está viva la fe mía, o está muerta? Ya
sabemos cómo probarla. Solamente tenemos que medir nuestra actitud frente a la necesidad del
otro para saber cómo está la fe nuestra.

Reflexionar y responder.

1. ¿Criticó Jesús la práctica de diezmar?


2. ¿Es posible ofrendar demasiado a Dios?
3. ¿Cuál debe ser el motivo principal de nuestras ofrendas?
4. ¿Qué simbolizaba la relación entre los levitas y el pueblo de Israel?
5. ¿Cuáles de los gastos de la iglesia deben ser pagados por la misma iglesia?
6. ¿Qué debía hacer el pueblo de Israel para ayudar a los pobres, según el mandato de Dios?
7. ¿Qué podemos hacer nosotros semejante a lo que debía hacer Israel para los pobres?
8. ¿Qué dice Santiago del "cristiano" que rehúsa ayudar al necesitado?

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