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O’Donnell

Problema: relación entre la estructura socioeconómica de una sociedad y el tipo de


régimen político. Paradigma básico: la mayor parte de los países ricos son
democracias políticas, en tanto estas son raras en los países más pobres.
Crítica: es un estudio correlacional que provee una imagen estática, una fotografía
que nos dice dónde se ubican los actores pero no nos da información acerca de
cómo cada uno llegó a ocupar sus posiciones, ni acerca de en qué dirección es
probable que se muevan en el futuro. Necesitamos una película.
El paradigma básico se funda en una extrapolación desde una perspectiva
correlacional, ahistórica, emergente de la experiencia de los países actualmente
más ricos, y sobre esa base formulan 3 expectativas:
a. si otros países lograran ser tan ricos como los actualmente más
desarrollados, habría una gran probabilidad de que ellos también fueran
democracias políticas;
b. aunque esos países no alcancen los más altos niveles de desarrollo
económico, en la medida en que se desarrollen algo ya crece en ellos la
probabilidad de existencia de una democracia política;
c. dados dos países subdesarrollados, aquel que sea relativamente menos
pobre tendrá más probabilidades de llegar a ser una democracia política.
Mayor influencia al paradigma básico: Lipset (1960) con la ecuación optimista:
MÁS DESARROLLO SOCIOECONÓMICO
=
MÁS PROBABILIDAD DE DEMOCRACIA POLÍTICA
Desarrollo socioeconómico: alfabetismo, comunicaciones, expectativa de vida, etc.
Su efecto conjunto aumenta la probabilidad de existencia de democracia política.
Estructura lógica: simple modelo de análisis de regresión en el cual los valores
esperados en la dimensión política crecen como una función monotónica de
mayores valores en las variables independientes que define la dimensión
socioeconómica.

Críticas de O’Donnell:
1. Reformulan las esperanzas del Iluminismo que sostienen que el progreso
social tiene que generar formas políticas mejores: riqueza = democracia. En
la medida en que los otros países logren avanzar económicamente, la
probabilidad de emergencia y/o consolidación de la democracia política
debería crecer en ellos.
2. Suposición de que los procesos causales que operan actualmente son
similares a los que produjeron el resultado conjunto “desarrollo
socioeconómico-democracia” en los países contemporáneos más ricos.
3. Las incongruencias son tratadas como “desviaciones” o “regresiones”
debidas a “obstáculos”. El paradigma se defiende de toda evidencia contraria
sosteniendo que si fuera posible removerlos, los procesos causales podrían
ejercer sus efectos sobre lo político sin distorsiones.
4. Falacia universalista: se cree que la correlación desarrollo
socioeconómico-democracia política opera tanto a nivel conjunto como
regional entre los países en que se asienta el paradigma.
5. Postula una relación lineal entre desarrollo socioeconómico y probabilidad de
emergencia/consolidación de democracia política: si crecen los valores de la
primera, entonces crecen (a una tasa fijada por alguna función no explicada)
los valores de la segunda. Se busca así sustituir con datos horizontales (de
muchas unidades en un solo momento para cada una de ellas: sincrónico) la
necesidad de contar con datos longitudinales (a lo largo del tiempo y para
cada una de las unidades: diacrónicos).
6. Estiramiento conceptual: el lado derecho (democracia política) está
incorrectamente definido: el crecimiento socioeconómico se correlaciona en
realidad con pluralización política, número e interrelaciones entre actores
políticos dentro de un contexto nacional, diferente de la democracia política,
una expresión institucional de un conjunto de factores entre los que está la
pluralización. Nada permite creer a priori que esto tendrá que ocurrir
nuevamente en los países menos desarrollados.
El lado izquierdo también está mal definido y, por ende, sus indicadores no
miden lo que deberían medir.

Reformulación de la ecuación:
MÁS DESARROLLO SOCIOECONÓMICO
=
MÁS PLURALIZACIÓN POLÍTICA

MÁS PROBABILIDAD DE DEMOCRACIA POLÍTICA

Tesis de O’Donnell para Latinoamérica en los 60s: el autoritarismo político y no la


democracia es el concomitante más probable de los niveles más altos de
modernización.
Argentina supone una desviación/paradoja importante ya que su falta de democracia
política y sus continuas crisis políticas no se corresponden a lo que debería
esperarse según el paradigma básico de su nivel relativamente alto de desarrollo
socioeconómico.

Primero plantea enfocarse en menos casos para obtener un análisis y recolección


de datos más pertinentes y más detallados, útil para superar los errores de
conceptualización y para incorporar datos longitudinales/históricos de cada una de
las unidades estudiadas. Además la similitud de algunos factores contextuales
genera un grado de homogeneidad regional que permite superar la falacia
universalista (generalización).
Clasificación de los países latinoamericanos siguiendo los lineamientos del
paradigma básico, según su desarrollo socioeconómico. Criterio: ingresos per
cápita.
a. países más ricos: Argentina, Chile, Uruguay y en algunos casos Venezuela;
b. en el medio: Brasil, Colombia y Perú;
c. en el “fondo”: Bolivia, Ecuador y Paraguay.
Estos resultados se cruzan luego con la dimensión política, clasificada de acuerdo al
criterio de democracia política, competición política abierta, desarrollo político o no
intervención militar en política. En todos los casos la correspondencia entre la
dimensión socioeconómica y la política parece buena y similar a cuando se hace en
otras regiones:
a. más desarrollo democrático: Uruguay y Chile;
b. medio: Venezuela;
c. no son democráticos: figura Argentina.
La única posible explicación que se le da a Argentina es buscar factores u
obstáculos idiosincráticos/coyunturales desviaron el resultado universal.

Consecuencias del paradigma:


- se manipulan los datos: no existen datos en bruto o puros, sino que su propia
condición de datos, así como su interpretación y significación teórica
dependen del paradigma del observador;
- los estudios políticos latinoamericanos se hallan condicionados a priori por el
paradigma básico;
- paradigma dominante: resistencia a su revisión ante contraria evidencia;

Sobre datos y promedios


La mayoría de los utilizados son promedios nacionales, valores nacionales per
cápita o medias estadísticas nacionales. Estos promedios son obtenidos mediante la
división de un indicador agregado, por ejemplo el PBI, por el número de habitantes
del país de que se trate. Son medidas de la tendencia central de una distribución
que por sí mismas no dicen nada acerca de la forma real de la distribución y su
grado de dispersión alrededor de la media. Sería falaz afirmar que 3 distribuciones
son iguales/similares sólo porque sus medias son idénticas.

Usar medias en estudios comparados implica que:


a. la forma y grado de la distribución ha sido considerado irrelevante;
b. se conoce que ambos son aproximadamente similares (ambas erróneas).

Los países más desarrollados son más homogéneos internamente que la gran
mayoría de los países subdesarrollados, y tienen formas de distribución y grados de
dispersión más o menos similares en la mayor parte de las variables utilizadas. Ahí
si está justificado tomar el conjunto del país como la unidad de análisis para estudiar
efectos de estructura socioeconómica sobre la dimensión política, así como usar
medias para comparar entre países altamente desarrollados.
En el paradigma básico se usa el PBI que no considera la distribución ni la
dispersión, de manera que los países terminan siendo ubicados a lo largo de la
dimensión desarrollo socioeconómico sólo sobre la base de las medias nacionales y
encima de algunas variables.
Las medias son indicadores, y éstos sólo son útiles si logran captar o resumir las
características de la unidad de análisis que resultan fundamentales para los
propósitos de la investigación. Y si los indicadores presuponen una realidad social
diferente de la que efectivamente existe, es obvio que van a llevar a errores.
Aunque los indicadores son medias estadísticas, su referente empírico es el
conjunto de las distribuciones. Por lo tanto, es muy probable que el uso acrítico de
medias lleve a resultados erróneos si uno está estudiando comparativamente países
que tienen diferentes distribuciones y diferentes grados de dispersión de las
variables sobre la base de las cuales el estudio y la comparación se llevan a cabo.
- Argentina: relativamente homogéneo: es pequeña la proporción de personas
viviendo en el área periférica. Desde que esto implica una dispersión
comparativamente pequeña de diversas variables alrededor de sus medias
nacionales, se puede argumentar que los datos nacionales promediados
sirven para dar una primera impresión satisfactoria.
- Brasil: país grande en términos de población y territorio, altamente
heterogéneo: una importante proporción de su población vive en el área
periférica, donde los valores de la mayoría de las variables socioeconómicas
son muy bajos y su grado de dispersión alrededor de la media es muy
marcado. Dadas estas circunstancias, el uso de las medias es inútil.
- Perú: relativamente pequeño en población y territorio, heterogeneidad interna
similar a B: mismas conclusiones.
Las medias nacionales no son apropiadas para comparar estos 3 países. Pero
pueden hacerse modificaciones.
El uso acrítico de las medias nacionales implica también la adopción acrítica del
país en su conjunto como unidad de análisis natural de la política comparada.

Nuevas consideraciones:
a. la población de las áreas periféricas de estos 3 países tiene una ínfima
participación en la producción, consumo y transmisión de los bienes y
mensajes asociados con una mínima participación económico social;
b. los centros de cada país contienen una abrumadora proporción de los actores
y sectores que pueden ejercer influencia directa sobre el escenario político
nacional.
Mejor estrategia: comparar los centros o áreas modernas de cada uno de estos
países en lugar de continuar con las medias.
El análisis de las medias ubica a Argentina como superior en desarrollo
socioeconómico frente a Brasil y Perú, pero la comparación de los centros arroja
que las variables del centro brasilero exceden a las del centro peruano y se ubican
más cerca de los valores del centro argentino.
Sobre heterogeneidad intranacional: distinción centro-periferia
Periferia: área que presenta las siguientes características conjuntas:
a. región agraria con ingreso per cápita -200 dólares anuales;
b. productividad per cápita menor a la mitad del promedio urbano del país;
c. mínima producción y consumo de bienes industriales;
d. muy bajos niveles de organización sindical de sus obreros y empleados.

El centro contiene tanto los grandes centros urbanos como las regiones agrarias en
las que estas condiciones no se dan juntas. Centro-periferia ≠ urbano-rural.
No pudo dividir grandes centros urbanos en categoría única porque no hay datos:
los usos corrientes de análisis de datos están altamente correlacionados con los
usos corrientes en su recolección: hay muy pocos datos desagregados
latinoamericanos y no pueden desagregarse post recolección.
Argentina: casi excepcional para la región en la medida en que hay casi completa
ausencia de sector periférico.
La marginalidad socioeconómica en las periferias trae aparejada una mínima
exposición al impacto de la modernización que experimentan los centros de los
mismos países. Esto provoca que en las áreas periféricas sea mínimo el nivel de
actividad política orientada con permanencia hacia el escenario político nacional.
Excepto explosiones sociales de corta duración, la periferia contiene una alta
proporción de población que no cuenta para nada en la toma de decisiones en el
escenario político nacional.
Para comparar los efectos directos que sobre la dimensión política ejerce la
estructura socioeconómica de los países sudamericanos, es preferible una
estrategia de comparación de los centros de cada uno de estos países antes que el
uso de promedios nacionales.

Sobre definiciones e indicadores


Modernización: proceso consistente en la penetración de roles e instituciones
originadas en y alrededor de las actividades industriales en las sociedades
económicamente más avanzadas. Ventajas de la definición:
a. orientación clara y factible para la operacionalización de diversos aspectos
que implica (definición operativa);
b. abre acceso teórico a mucha información que existe sobre la estructura
productiva de los países sudamericanos y especialmente a sus sectores
industriales (hay fuentes de datos disponibles), los más afectados por el
trasplante de roles e instituciones;
c. permite evitar toda correspondencia entre modernización y desarrollo, en
cuya definición no caben los países sudamericanos, y evita también su
ubicación en un continuum a lo largo del cual se espera que progresen: la
modernización es una característica estructural de países dependientes y
sujetos a numerosas rigideces internas;
d. permite ver la articulación de esos trasplantes con otros factores que
expresan condiciones internas y autónomas: este concepto de modernización
obliga a especificar las particulares constelaciones que caracterizan a cada
unidad de análisis;
e. esto permite darle la importancia que merecen a los factores externos y a las
vinculaciones de poder extra y supranacionales;
f. esta concepción difiere al 100% del paradigma básico porque niega la
teleología según la cual todas las sociedades en última instancia se dirigen
necesariamente hacia la democracia, y porque ofrece ver diferentes tipos de
regímenes políticos en diferentes niveles de modernización.

Periferia: a parte de las condiciones de arriba, se define también por la penetración


sumamente limitada de la modernización: son mínimos en ella los roles e
instituciones asociados con la industria y con la tecnología avanzada.

Principal indicador para estudiar cada centro: penetración de roles e instituciones


asociados con la industria y la tecnología avanzada.

La dicotomía centro-periferia es útil para reflejar la falta de impacto político directo


de los sectores periféricos de la población sudamericana que habitualmente no
cuentan en el proceso de toma de decisiones al nivel político nacional.
Premisa fundamental: buena parte de los factores que se hallan en cercana
conexión causal con los fenómenos políticos en el nivel nacional puede ser ubicada
concentrando el análisis en el centro modernizado de cada país, y dentro de éste,
en demandas políticas formuladas por actores políticos activados y por quienes
desempeñan roles tecnocráticos.
- Demandas políticas: preferencias acerca de políticas o decisiones del
gobierno nacional sostenidas por actores políticos que tienen capacidad
suficiente para colocarlas dentro del campo de atención del gobierno
nacional.
- Actividad política/activación: propiedad de los sectores que viven en los
centros modernizados que les otorga capacidad suficiente para transformar
las preferencias políticas en demandas políticas.
Condiciones para que un sector sea políticamente activado: debe contar con
una base de organización permanente y no subordinada a otros sectores, y
debe hallarse ubicado dentro de una red de comunicaciones que permita el
intercambio entre los componentes del sector y sus dirigentes.
Amplitud de la activación: número de individuos que pertenecen a sectores
políticamente activados.
Intensidad de la activación: frecuencia y grado de apoyo organizacional de
las demandas políticas formuladas por los sectores políticamente activados.
- Actores políticos: sectores sociales cuya activación política permite a sus
dirigentes una participación constante en el proceso político nacional.
- Sector políticamente activado: cuando una proporción importante de los
individuos que lo componen participan activamente en la formulación de
demandas políticas.
- Roles tecnocráticos: posiciones en la estructura social que para su
desempeño requieren un contacto cercano con la tecnología moderna.
Condiciones: educación prolongada con capacitación técnica y atención
enfocada en sociedades industrializadas.
Amplitud de los roles tecnocráticos: número de sectores y actividades
sociales en el que ellos han penetrado en cada área modernizada.
Densidad de los roles tecnocráticos: grado en que han penetrado en cada
sector o actividad.
La activación política abarca a una parte cambiante de la población de las
áreas modernizadas. Los roles tecnocráticos y su penetración también son
cambiantes y pertenecientes a las zonas modernizadas, pero que se da a
nivel de grupos dirigentes. Quienes desempeñan roles tecnocráticos son un
subconjunto de la población políticamente activada y de los grupos dirigentes.
Los roles tecnocráticos son uno de los principales canales de transmisión, desde
afuera hacia adentro del contexto nacional, de la modernización: la amplitud y la
densidad de penetración de estos roles en algún momento llega a cambiar
profundamente las organizaciones que desempeñan las actividades que abarcan.

El grado de activación política y de penetración de roles tecnocráticos están


estrechamente relacionados con la estructura productiva de las áreas modernizadas
de cada país sudamericano y con el tipo de industrialización alcanzado. Y dado un
nivel más complejo de industrialización, tiende a darse una mayor diferenciación
social y una mayor pluralización política, así como una mayor activación política y
una mayor penetración de roles tecnocráticos.
Estos son los componentes que subyacen tras las afirmaciones del tipo el país X es
más modernizado que el país Y (se dan más altos en el país X).
El fenómeno de activación política es prácticamente monopolizado por la población
situada en su centro modernizado.

Indicadores: deben referirse a actividades abrumadoramente concentradas en las


áreas modernizadas: industria (producción, empleo y uso de tecnología moderna),
facilidades educacionales avanzadas, trabajadores y ejecutivos altamente
entrenados, ciertos tipos de comunicaciones y transportes, sindicalización de
obreros y empleados.

Verdaderos valores de los indicadores de modernización


Factor descuidado: el tamaño (del mercado interno y de las aglomeraciones
urbanas) de los países latinoamericanos.
Los países que tienen un mayor mercado interno son los que más han logrado
avanzar en su industrialización.
Sobre la población: una ciudad debe ser considerada como propiamente una ciudad
cuando la complejidad interna, la existencia de industria no artesanal, una alta tasa
de sindicalización, comunicabilidad y existencia de instituciones y servicios del
gobierno nacional la convierten en un centro urbano de activación política que se
orienta hacia y es capaz de ejercer una influencia efectiva sobre el escenario político
nacional. Alrededor de 300 mil habitantes para países sudamericanos en los 60s.

Sobre tamaño y tipos de industrialización: 5 etapas:


- quinta, no alcanzada por ningún país sudamericano: economías mundiales
más avanzadas;
- cuarta: Argentina, Brasil y México han comenzado: implica formas de
procesamiento más complejas, producción de equipo complejo, alto nivel
tecnológico requerido y uso de mano de obra calificada;
- tercera: intermedios, industrias básicas que producen equipos simples,
importante: industria del acero;
- primera y segunda: Bolivia, Ecuador y Paraguay, prevalencia de industrias
artesanales y de consumo tradicional.
En Sudamérica contemporánea, el mayor tamaño de los mercados internos y la
mayor concentración de población en unidades urbanas corresponden a parques
industriales más avanzados.
+ industria y + concentración de la población → + centro → + trabajadores
sindicalizados y obreros industriales → + posibilidades de activación política y
posibilidad de formular demandas políticas.
+ avanzados los parques industriales → + tasa de innovaciones científico
tecnológicas → + roles cuyo desempeño exige capacitación específica en procesos
productivos y más educación para llenar esos roles.

Hipótesis 1: dada su predominante concentración en los grandes centros urbanos,


mientras mayor sea el número de trabajadores industriales y sindicalizados, mayor
es la probabilidad de su activación política.

Patrón de clasificación propuesto por O’Donnell


Primer grupo: Argentina y Brasil:
- alta modernización del centro;
- todos los regímenes políticos son no democráticos.
Segundo grupo: Chile, Colombia, Perú, Uruguay y Venezuela:
- modernización intermedia del centro;
- todos los regímenes son democracias políticas (menos Perú).
Tercer grupo: Bolivia, Ecuador y Paraguay:
- baja modernización del centro;
- todos los regímenes políticos son no democráticos.
El producto final es otra fotografía

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