Está en la página 1de 32

SEMANA SANTA

SÁBADO SANTO

VIGILIA
PASCUAL

SUBSIDIO
A
2 0

2 3

Vigilia Pascual

“En la noche santa” – VIGILIA PASCUAL


 Misa de Resurrección (Vigilia Pascual) a las _______ hrs.
Color litúrgico:
▪ Nota para el ceremoniero: Las rubricas del misal romano indican que “Toda la celebración
de la Vigilia pascual se debe hacer en la noche, de modo que no debe comenzar antes del
principio de la noche del sábado, ni terminar después del alba del domingo. La celebración
de la Vigilia se desarrolla de la siguiente manera: después de la breve liturgia de la luz o
"lucernario" y del Pregón pascual (primera parte de la Vigilia), la santa Iglesia, llena de
fe en las palabras y promesas del Señor, medita los portentos que él obró desde el principio
a favor de su pueblo (segunda parte o liturgia de la palabra), y cuando el día está por
llegar, encontrándose ya acompañada de sus nuevos miembros, renacidos en el Bautismo
(tercera parte), es invitada a la mesa que el Señor ha preparado para su pueblo, por medio
del memorial de su muerte y resurrección (cuarta parte).”
1. PREPARATIVOS NECESARIOS:
a. PREVIOS EN EL TEMPLO.
En general en la iglesia:
• Todo perfectamente limpio y • Lugares reservados para los lectores
ordenado. y ministros.
• Todo bellamente adornado, •
poniendo énfasis en los
elementos del presbiterio.
• Luces apagadas. •
• Cerradas las puertas de la iglesia. •
• Imágenes ya descubiertas. •

En la Sacristía:
• Ornamentos blancos para el • Identificar perfectamente los
presidente y los concelebrantes interruptores de la luz de la iglesia
(si los hay). Buscar las mejores para operarlos correctamente en el
Casullas, tenerlas limpias y listas. momento oportuno.
• Ciriales. • Una hostia grande (de las más
grandes) que vaya lista en la
Patena.
• Incensario, naveta. • Preparar _____ formas para la
consagración.
• Acetre e hisopo con suficiente • Vino suficiente en la vinajera para
agua. la comunión bajo las 2 especies.
• Recipiente con bastante agua •
para la aspersión.
• •

En el Presbiterio:
• Base o candelabro para el cirio. • Sillas para cada uno de los
monaguillos y para los ministros.
• El leccionario. •
• Atril para el Monitor. •

En la Credencia:
• Todo lo necesario para la Misa. • Campanillas.
• •
I. PARA EL LUCERNARIO Y PROCESIÓN.
En el punto de inicio:
• Hoguera encendida con leños que • Misal o Ritual para los Oficios de
produzcan muy buen fuego. Semana Santa.
• Una vela o un leño más delgado • Una lámpara para el Sacerdote y
y recto que sirva para encender el otra para el monitor.
Cirio.
• Sonido (bocina portátil con su • Mesita para colocar el Cirio, los
respectivo micrófono). granos de incienso, el punzón…
• Cirio Pascual previamente • 5 granos de incienso.
preparado.
• Incensario sin brazas, naveta con • Tenazas largas para tomar brazas.
incienso.
• Se puede colocar con la leña un •
poco de carbón para que se
encienda y se pueda usar luego
para el incensario.
GUÍA PARA LA CELEBRACIÓN

o Generales
• La celebración consta de cuatro partes bien determinadas en su estructura celebrativa y
en su contenido: Liturgia de la Luz o Lucernario; Liturgia de la Palabra; Liturgia
Bautismal y Liturgia Eucarística.
• La primera parte consiste en una serie de acciones y gestos simbólicos que conviene
realizar con tal dignidad y expresividad que su significado propio, sugerido por las
moniciones y las oraciones, pueda ser realmente percibido por los fieles. En un lugar
adecuado y fuera de la iglesia, en cuanto sea posible, se preparará la hoguera destinada a
la bendición del fuego nuevo, cuyo resplandor debe ser tal que disipe las tinieblas e ilumine
la noche. Prepárese el cirio pascual, que, para la veracidad del signo, ha de ser de cera,
nuevo cada año, único, relativamente grande, nunca ficticio, para que pueda evocar
realmente que Cristo es la luz del mundo. La bendición del cirio se hará con los signos y
las palabras propuestas por el Misal o con otras aprobadas por la Conferencia Episcopal.
(PCFP 82)
• La procesión con la que el pueblo entra a la iglesia, se ilumina únicamente con la llama del
cirio pascual. Del mismo modo que los hijos de Israel durante la noche eran guiados por
una columna de fuego, así los cristianos siguen a Cristo resucitado. La llama del cirio
pascual pasará poco a poco a las velas que los fieles tienen en sus manos, permaneciendo
apagadas las lámparas eléctricas. (PCFP 83)
• El pregón pascual, magnífico poema lírico presenta el misterio pascual en el conjunto de
la economía de la salvación. (cf PCFP 84). Concluido el Pregón, se dará la indicación de
que los fieles apaguen sus cirios, y se encenderán las luces de la iglesia.
• Las lecturas de la Sagrada escritura constituyen la segunda parte de la Vigilia. Describen
momentos culminantes de la historia de la salvación, cuya plácida meditación se facilita a
los fieles con el canto del Salmo responsorial, el silencio y la oración del celebrante. La
estructura restaurada de la Vigilia presenta siete lecturas del Antiguo Testamento,
entresacadas de los libros de la Ley y los Profetas, ya utilizadas frecuentemente en las
antiguas tradiciones litúrgicas de Oriente y Occidente, y dos del Nuevo Testamento, es
decir, la lectura del Apóstol y del Evangelio. De esta manera la Iglesia “comenzando por
Moisés y siguiendo por los Profetas”, interpreta el misterio pascual de Cristo. Por lo tanto,
en la medida en que sea posible, léanse todas las lecturas indicadas para conservar intacta
la índole propia de la Vigilia Pascual que exige una cierta duración. Sin embargo, si las
circunstancias pastorales aconsejan que se reduzca aún el número de lecturas, léanse al
menos tres lecturas del Antiguo Testamento, de manera que estén representadas la Ley y
los Profetas; nunca se puede omitir la lectura del capítulo 14 del Éxodo con su cántico
(PCFP 85).
• El significado de los textos del Antiguo Testamento tiene sus raíces en el Nuevo y aparece
sobre todo en las oraciones que el sacerdote celebrante pronuncia después de cada lectura;
podrá también ser útil para llamar la atención hacia este significado una breve monición
antes de cada lectura. Después de cada lectura se canta el Salmo con la respuesta del
pueblo. Evítese con todo cuidado que los Salmos responsoriales sean sustituidos por
cancioncillas populares. (PCFP 86)
• Terminada la lectura del Antiguo Testamento, se canta el himno “Gloria a Dios”, se hacen
sonar las campanas según las costumbres de cada lugar, se dice la oración colecta y de este
modo se pasa a las lecturas del Nuevo Testamento. Se lee la exhortación del apóstol sobre
el bautismo, entendido como inserción en el misterio pascual de Cristo. Después, todos se
levantan y el sacerdote, elevando gradualmente la voz, entona por tres veces, el “Aleluya”,
que repite la asamblea. Si fuese necesario, el salmista o el cantor entonan el “Aleluya”,
que el pueblo prosigue intercalando la aclamación entre los versículos del Salmo 117, tan
a menudo citado por los apóstoles en la predicación pascual. Sigue el anuncio de la
Resurrección del Señor con la lectura del Evangelio, culmen de toda la liturgia de la
Palabra. Terminada la proclamación del Evangelio, no se omita la homilía, aunque sea
breve. (PCFP 87)
• La liturgia bautismal es la tercera parte de la Vigilia. La Pascua de Cristo y nuestra se
celebra ahora en el Sacramento. Esto se manifiesta más plenamente en aquellas iglesias
que poseen la pila bautismal y más aún cuando tiene lugar la iniciación cristiana de adultos,
o al menos el bautismo de niños. Aun en el caso en que no haya bautizos, en las iglesias
parroquiales se hace la bendición del agua bautismal. Si esa bendición no se hace en la pila
bautismal, sino en el presbiterio, el agua bautismal debe ser trasladada después al
baptisterio, donde será conservada durante todo el tiempo pascual. Donde no haya bautizos
ni se deba bendecir el agua bautismal, hágase la bendición del agua para la aspersión de la
asamblea, a fin de recordar el bautismo. (PCFP 88)
• A continuación, tiene lugar la renovación de las promesas bautismales, introducida por la
monición que hace el sacerdote celebrante. Los fieles, de pie y con las velas encendidas en
sus manos, responden a las preguntas. Después tiene lugar la aspersión: de esta manera los
gestos y las palabras que los acompañan recuerdan a los fieles el bautismo que un día
recibieron. El sacerdote celebrante haga la aspersión pasando por toda la nave de la iglesia,
mientras la asamblea canta la antífona “Vidi aquam”, u otro canto de índole bautismal.
(PCFP 89)
• La celebración de la Eucaristía es la cuarta parte de la Vigilia, y su punto culminante,
porque es el Sacramento pascual por excelencia, memorial del sacrificio de la cruz,
presencia de Cristo resucitado, consumación de la iniciación cristiana y pregustación de la
Pascua eterna. (PCFP 90)
• Hay que poner mucho cuidado para que la liturgia eucarística no se haga con prisa; es muy
conveniente que todos los ritos y las palabras que los acompañan alcancen toda su fuerza
expresiva: la oración universal en la que los neófitos participan por primera vez como
fieles, ejercitando su sacerdocio real; la procesión de las ofrendas, en la que conviene que
participen los neófitos, si los hay; la plegaria eucarística primera, segunda o tercera, a ser
posible cantada, con sus embolismos propios; la comunión eucarística, que es el momento
de la plena participación en el misterio que se celebra. Durante la comunión, es oportuno
cantar el Salmo 117, con la antífona “Pascha nostrum”, o el Salmo 33 con la antífona
“Aleluya, aleluya, aleluya”, u otro canto que exprese la alegría de la Pascua. (PCFP 91)
• Es muy conveniente que en la comunión de la Vigilia Pascual se alcance la plenitud del
signo eucarístico, es decir, que se administre el sacramento bajo las especies del pan y del
vino. Los Ordinarios del lugar juzguen sobre la oportunidad de una tal concesión y de sus
modalidades (PCFP 92).
o Hay que tener todo listo en el lugar indicado para el comienzo de la celebración media hora
antes.
o Los ministros designados para la acogida o el orden, deben de invitar a las personas que
asisten a la celebración, a que se acerquen dando las indicaciones generales para el orden
y el desarrollo del rito.
o Si la procesión se hará ocupando la calle; esta se cerrará a las _______ hrs. (los encargados
de orden y seguridad estarán al pendiente).
o Ministros de orden y acogida, vigilar el movimiento de las personas para dar seguridad y
cuidar el orden necesario.
o Al entonar el Himno de Gloria, se tocan las campanillas de adentro y de igual manera
suenen las campanas de la torre.
o Habrá homilía.

o Ceremoniero
• Se les pedirá a los lectores que vengan con su uniforme de gala (si lo tienen), o
excelentemente presentados.
• Resérvense en la iglesia los lugares necesarios para los lectores y salmistas.
• Prepárense con anticipación a los lectores y salmistas, que deberán haber practicado con
anterioridad la lectura y, deberán saber cuál es su lugar y los movimientos que habrán de
hacer.
• Dispóngase cerca o junto al ambón de una persona bien preparada en el manejo del
leccionario para que auxilie a los lectores a encontrar la lectura o el salmo en caso
necesario.
• Es recomendable usar la Plegaria Universal que aparece en el Misal para este día, en caso
de que se use otra, las intenciones de la Plegaria estén apropiadamente hechas para la
ocasión. El sacerdote debe de tener una copia de ellas, debe haber otra copia en el ambón
y además el monitor debe de tener otra en su atril.
• Si hay procesión de presentación de dones, las ofrendas de los fieles se le presentarán al
sacerdote que, sentado en la sede, será auxiliado por los monaguillos o algunos miembros
del equipo de liturgia, para recibirlas. Téngase especial cuidado de observar lo prescrito
por las normas litúrgicas en cuanto al orden de presentación y contenido de los dones que
se ofrecen.
• Cuidar que el coro entone los cantos apropiados para cada momento.
o Monitor
• Esté atento el monitor para que, de ser necesario, en cualquier momento, pero en especial
durante la procesión, al ingresar a la iglesia, y al encender los cirios de los fieles, pida a la
asamblea orden y silencio.
• Por ser esta una celebración que en algunos momentos presenta muy importantes
diferencias respecto de las del resto del año, es muy conveniente que el monitor vaya
dirigiendo las intervenciones de los fieles, de tal manera que sea el portavoz de la
participación de la asamblea. Pero cuídese de no abusar en el uso del micrófono.
• Esté el monitor muy atento a las partes que hoy le corresponden pues son bastantes y en
muy diversos momentos, cuide de hacer cada monición con el tono adecuado pues, p.ej.,
no es lo mismo dar una indicación que introducir a alguna de las lecturas.
• Mientras el sacerdote comulga, al monitor le tocará indicar como se hará la distribución de
la Comunión (p.ej. 2 filas en el pasillo principal…)
o Monaguillos
• Monaguillos, llevar de la sacristía misal, ciriales, incensario sin carbón y naveta.
• Orden de la procesión:
1. Turiferario – Incensario
2. Cirio pascual
3. Ceroferarios - Ciriales.
4. Sacerdote.
5. Monaguillos restantes.
6. Coro.
• Los monaguillos estén muy atentos al sacerdote para servirlo a él y al altar en los momentos
indicados.
• Los ciriales se encienden hasta la segunda vez que el sacerdote canta “Cristo luz del
mundo”, al término de la procesión se colocan a un lado.
• Se lleva incienso para el pregón pascual.
• Terminada la oración de la última lectura del Antiguo Testamento, con el responsorio y la
oración correspondiente, se encienden las velas del altar, luego el sacerdote entona
solemnemente el Gloria, que todos prosiguen. Se tocan las campanas.
• Se lleva incienso para la lectura del Evangelio, pero NO se llevan ciriales.
• Después de la liturgia bautismal la Misa sigue como de ordinario, sírvase al altar de
conformidad con las celebraciones solemnes.
• Salida solemne.
o Sacristán
• Estar atento al momento del Gloria para que se toquen las campanas del campanario.
Oficios y ministerios en la celebración
Domingo de Pascua de la resurrección del Señor - Vigilia Pascual

Misa a las ________ hrs.


Notas:
PRESIDENTE:
 Concelebrante (s):

Ceremoniero:

Monitor:

Sacristán:

Monaguillos:
 Turiferario
 Naveta
 Misal
 Lámpara para el sacerdote
 Cirio Pascual
 Crucífero
 Ceroferario 1
 Ceroferario 2

Coro:

Lectores:
 1ª Lectura:
 1er. Salmo:
 2ª Lectura:
 2º Salmo
 3ª Lectura
 3er. Salmo
 4ª Lectura
 4º Salmo
 5ª Lectura
 5º Salmo

Notas:
 6ª Lectura
 6º Salmo
 7ª Lectura
 7º Salmo
 Epístola
 Aclamación:
 Oración de los fieles

Ofrendas:
 Pan (copón, hostias)
 Vino (Vinajeras)
 Otros dones
 Colecta:

M.E.S.C.:

Orden y otros ministerios:





Sábado Santo
Solemne Vigilia Pascual

V
SOLEMNE VIGILIA PASCUAL

LUCERNARIO

Cuando los fieles estén reunidos afuera de la iglesia, y antes de comenzar con la celebración, se les harán todas
las indicaciones relativas a su participación. Terminadas las indicaciones saldrá el sacerdote y saludará, en
seguida hará una exhortación, luego bendecirá el fuego, preparará y encenderá el cirio.
(Antes de la entrada del sacerdote)
Monición al lucernario:
Iniciamos nuestra Solemne Vigilia de Resurrección con símbolo de la Luz. El fuego nuevo
representa la vida nueva, Cristo que resurge de las tinieblas de la muerte e ilumina a todos los
hombres. El Cirio pascual se encenderá del fuego nuevo para representar así que hoy todo es
nuevo, todo ha sido recreado. Nosotros en vigilia solemne encenderemos también nuestras velas
y a ejemplo de las jóvenes prudentes del evangelio, esperamos a Cristo, el esposo de la Iglesia
que venciendo a la muerte nos da vida.
Saludo y exhortación: (Sacerdote)
Bendición del fuego: (Sacerdote)
Preparación y encendido del cirio: (Sacerdote)
Una vez encendido el cirio el sacerdote hará la procesión con el cirio seguido de todo el pueblo y cantará tres
veces "Luz de Cristo", durante la procesión, la gente enciende sus cirios de acuerdo a las indicaciones hechas
con anterioridad (El monitor debe estar atento a que se conserve el orden y el respeto). Luego de la tercera vez
que se cante “Luz de Cristo” y cuando todos los cirios han sido encendidos el Sacerdote canta el Pregón Pascual.
Al terminar el Pregón la gente apaga sus velas y comienza la Liturgia de la Palabra.
• Sacerdote: “Luz de Cristo”
• Coro- todos: “Demos gracias a Dios”
Para la proclamación del Pregón Pascual, el sacerdote, inciensa el libro y el cirio. No se llevan los ciriales.
Luego proclama el pregón pascual desde el ambón. Todos permanecen de pie, teniendo en sus manos las velas
encendidas. Terminado el pregón, todos apagan sus velas.
Pregón Pascual: (Sacerdote)
Monición después del Pregón Pascual:
El cirio pascual representa a Cristo, luz del mundo. La luz del cirio permanecerá encendida los
50 días de la pascua. Ahora escucharemos el Pregón pascual; este hermoso himno que la Iglesia
canta en esta noche santísima desde hace muchos siglos, que nos es otra cosa que una exaltación
al Resucitado que ahora proclamamos como luz para toda la humanidad. Escuchemos atentamente
y con devoción este hermoso canto.
LITURGIA DE LA PALABRA

Antes de comenzar las lecturas, el sacerdote exhorta a la asamblea mediante la monición y la oración que se
indican en el Misal. Se harán breves moniciones para cada una de las lecturas. Después de cada lectura se
proclamara el salmo en forma recitada y al terminar y estando todos de pie, se hace la oración correspondiente.
Monición: (Sacerdote)

Monición a las lecturas:


En esta noche santa, la liturgia nos presenta la historia del pueblo hebreo, es la historia de la
salvación que también es nuestra historia. Las lecturas que escucharemos nos llevaran a la
contemplación de los grandes prodigios que Dios Padre ha hecho por su pueblo, ha hecho por
nosotros. Escuchemos con devoción las lecturas y respondamos a los salmos con voz fuerte y
alegre.

Monición a la Epístola:
La participación en el misterio pascual de Cristo está reservada a los bautizados. Pablo nos
recuerda que la vida plena del cristiano se realiza al ser incorporados a Cristo por el bautismo,
por el cual participamos de su muerte y resurrección y por el cual somos muertos al pecado y
vivos para Dios.
Epístola: de la carta del apóstol san Pablo a los romanos (6, 3-11)
Terminada la epístola todos se ponen de pie, se hace la monición y, se canta la aclamación
alternando con el verso del salmo que indica el misal.

Monición al Evangelio (antes del Aleluya):


Ha llegado el momento de proclamar el gran anuncio de esta noche: la resurrección del Señor. Es
el anuncio que renueva toda la historia. Es el anuncio de la vida para todos. Por eso ahora, antes
de escucharlo, nos uniremos en el canto de la alabanza gozosa a Dios, el Padre, el Señor que ama
para siempre. De pie.
Aclamación: ( - Coro - Todos, alternando con el Salmo 117) “Aleluya”
Para el Evangelio no se llevan los ciriales. Solo se incensará el Evangeliario o el Leccionario.
Evangelio: del santo Evangelio según san Marcos (16, 1-7) (Sacerdote)
Aclamación: (Coro - Todos) “Aleluya”
Homilía: (Sacerdote)
Una vez terminada la homilía, se prosigue con la liturgia bautismal que comenzará con una
monición

.
LITURGIA BAUTISMAL

Monición a la liturgia bautismal:


Esta noche de la resurrección del Señor, es la noche de la vida nueva: es la noche en la que
celebramos y renovamos el Bautismo que nos hace hijos de Dios, hermanos de Jesucristo, fuertes
con la fuerza del Espíritu. Dispongámonos pues a celebrar, en la alegría de la Pascua, el don del
agua de la vida. De pie.
Oración inicial: (Sacerdote)
Bendición del agua: (Sacerdote)
Después de la bendición del agua, todos, de pie y teniendo en sus manos las velas encendidas
hacen la renovación de las promesas del bautismo.

Monición antes de la renovación de las promesas del bautismo:


Por favor las personas previamente designadas pasen a encender sus cirios del Cirio Pascual... los
demás con mucho orden y cuidado iremos tomando y luego pasando la luz a las personas más
cercanas a nosotros, hasta que todos tengan sus cirios encendidos.
Si fuera necesario el monitor debe estar atento para llamar al orden a la asamblea en el
encendido de los cirios.

Renovación de las promesas del bautismo: (Sacerdote - todos)


Aspersión del pueblo: (Sacerdote)
(Se canta mientras el Sacerdote hace la aspersión del pueblo).
Canto: (Coro - Todos) “ ”
Al terminar la aspersión del pueblo, todos apagan sus cirios y se procede a hacer la oración
universal.
Monición después de la aspersión:
De nuevo, con mucho cuidado, tratando no derramar cera en el piso o las bancas vamos a apagar
nuestros cirios.

Oración Universal:

LITURGIA EUCARÍSTICA

Antes de presentar las ofrendas se hará una breve monición luego se procederá con la procesión
de ofrendas mientras se canta el canto.
Monición antes de la presentación de dones:
Llegamos al momento culminante de nuestra celebración, de la fiesta de esta noche. Jesús
resucitado, se hará presente entre nosotros bajo las formas de pan y vino, que el mismo nos dejó.
Sí, es la eucaristía la forma más plena de manifestación del Cristo Vivo; todos los demás signos
quedan superadas ante la presencia real de Jesús entre nosotros. Con inmensa alegría celebremos
la Pascua del Señor.
Canto del Ofertorio: (Coro - Todos) “ ”
A partir de este momento, la Misa sigue el orden acostumbrado.
Santo: (Coro - Todos)
Padre Nuestro: (Coro - Todos)

Cordero de Dios: (Coro - Todos)


Cantos de comunión: (Coro - Todos)
Oración final y bendición
solemne: (Sacerdote)
Canto de salida: (Coro - Todos)

VIGILIA PASCUAL
de la Resurrección del Señor

ORACIÓN UNIVERSAL

Celebrante: El sepulcro está vacío y Cristo ha resucitado. Por eso, nuestra


esperanza no fallará. Oremos a Jesús, Dios de la vida que resucitó y digámosle:
Jesucristo resucitado, escúchanos.

1. Para que la fuerza que brota del triunfo de Cristo sobre la muerte, fortalezca
al Papa y a cuantos dirigen la Iglesia, de modo que proclamen con sabiduría
que la Pascua es el misterio total de Jesucristo, en el que todo alcanza su
culminación. Oremos al Señor.
Jesucristo resucitado, escúchanos.

2. Para que la victoria de Cristo nos confirme en la certeza de que nos amó y se
entregó por nosotros, que ha resucitado y vive; y que es perfecto su poder para
salvar y liberar a los que por Él se acercan a Dios. Oremos al Señor.
Jesucristo resucitado, escúchanos.

3. Para que nuestros hermanos que hoy serán incorporados a la Iglesia mediante
el Bautismo, sean iluminados con la luz del Resucitado, y Él los haga testigos
de la Vida, signos de esperanza y garantía de la fidelidad de Dios. Oremos al
Señor.
Jesucristo resucitado, escúchanos.

4. Para que todos los que han sufrido por causa de esta pandemia, en esta noche
acojan en su corazón el don del amor de Dios, y animados por la fuerza que
brota del sepulcro vacío, se comprometan en la construcción de la civilización
del amor. Oremos al Señor.
Jesucristo resucitado, escúchanos.
5. Para que la celebración de la Pascua nos haga proclamar con nuestras vidas la
pertenencia a Cristo, nos haga caminar juntos como Iglesia Sinodal y
Misionera y permanezca siempre en nosotros la esperanza en la vida nueva y
eterna. Oremos al Señor.
Jesucristo resucitado, escúchanos.
6. Para que cuantos han muerto esperando ver a Cristo glorioso, participen con
Él en la victoria de su Resurrección. Oremos al Señor.
Jesucristo resucitado, escúchanos.

Celebrante: Atiende, Jesús resucitado, nuestras oraciones, y haz que


prolonguemos en nuestras vidas lo que esta noche santa celebramos en la fe. Tú
Señor nuestro que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Vía Matris
SÁBADO SANTO
VÍA MATRIS

“El ejercicio de piedad del Vía Matris se armoniza bien con algunos temas propios
del itinerario cuaresmal. Como el dolor de la Virgen tiene su causa en el rechazo que
Cristo ha sufrido por parte de los hombres, el Vía Matris remite constante y
necesariamente al misterio de Cristo, siervo sufriente del Señor (cfr. Is 52,13-53,12),
rechazado por su propio pueblo (cfr. Jn 1,11; Lc 2,1-7; 2,34-35; 4,28-29; Mt 26,47-
56; Hech 12,1-5). Y remite también al misterio de la Iglesia: las estaciones del Vía
Matris son etapas del camino de fe y dolor en el que la Virgen ha precedido a la
Iglesia y que esta deberá recorrer hasta el final de los tiempos.
El Vía Matris tiene como máxima expresión la "Piedad", tema inagotable del arte
cristiano desde la Edad Media.” (DPP 137)
Via Matris Dolorosae

María acompaña la peregrinación sinodal de la Iglesia


Guía: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Todos: Amén.

Guía: Señor, te adoramos y te bendecimos.


Todos: Porque en la obra de la salvación asociaste a la Virgen Madre.

Guía: Contemplamos tu dolor, Santa María.


Todos: Para seguirte en el camino de la fe.

Monición inicial: La palabra ‘camino’ y la palabra ‘sínodo’ gozan del mismo


significado. La palabra sínodo indica el camino que recorren juntos los miembros
del Pueblo de Dios en su vida terrena. La palabra latina ‘via’ significa también
camino. Entonces podemos decir que: Via Matris, «Camino de la Madre», es
equivalente a decir: «sínodo de la Madre».
Y es que la metáfora de la vida como camino vale también para María de Nazaret; a
ella se le puede aplicar en modo inminente, porque la vida de la Virgen María fue
un camino de Madre, de discípula y de mujer inmersa en el dolor.
El sínodo es el camino que recorre la Iglesia de Cristo, que, imitando a la Virgen
María, recorre aquí en la tierra junto al Señor Jesús un camino de madre, de discípula
y de mujer inmersa en el dolor. Recordamos que, a los mismos cristianos seguidores
del Hijo de María, en su origen fueron llamados «los discípulos del camino» (cf.
Hch 9,2; 19,9.23; 22,4; 24,14.22).
Por eso, los cristianos durante su vida terrena, están llamados a imitar siempre a
María la modelo supereminente de la Iglesia en su papel de servidora de la obra de
la salvación.
Queremos unirnos hoy como Iglesia sinodal a los sufrimientos que vivió la Madre
de Dios en la calzada de la Cruz de su Hijo; en este gesto ritual del camino de retorno,
colocamos en sus manos maternales a todos los miembros de la Iglesia peregrina.

Oración introductoria
Todos:
Dios Padre Misericordioso,
Tú que quisiste que la vida de la Virgen Santísima
estuviera marcada por el misterio del dolor,
haz que como Iglesia sinodal caminemos juntos con ella por el camino de la fe
y unamos nuestros sufrimientos a la Pasión de Cristo
para que, se transformen en motivo de gracia
e instrumento de salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

XIV ESTACIÓN
MARÍA deja muerto en el sepulcro a su amado Hijo
Para María ya todo se había transformado. Sabía que la humanidad había sido
redimida por la muerte de Jesús. La fe en la redención del mundo la llevaba ahora
en su corazón y en él, tenía ya la maternidad de la Iglesia toda, esa con la que había
sido investida por Jesús en el Calvario.
María nos enseña aquí, junto al sepulcro, que la condición para seguir al Señor Jesús
y ser sus siervos en este tiempo en que se quiere sepultar la Vida, consiste en un paso
sinodal que revele lo que somos y el dinamismo de comunión que anima nuestras
decisiones. Solo en este horizonte podemos renovar realmente nuestra pastoral y
adecuarla a la misión de la Iglesia en el mundo de hoy; así podremos afrontar la
complejidad de este tiempo, agradecidos por el recorrido realizado por Cristo y
decididos a continuarlo con parresía.
Virgen María, que no tengamos miedo a morir, porque la muerte es un paso a
la Vida que es Cristo.

 Madre llena de dolores, acuérdate que en la Cruz te nombró Jesús Madre de


los pecadores. Dios te salve, María…

Dios te salve María…

XIII ESTACIÓN
MARIA recuerda cuando su Hijo es bajado de la Cruz y puesto en sus brazos
La Virgen María es la primera que ofrece su colaboración personal para completar
la Pasión de Cristo en favor de la Iglesia.
Recordamos aquí al Cordero inmolado, pero de pie (cf. Ap 5,6), y aunque está
dormido en los brazos de María está orientado hacia el Padre del cielo.
La sangre que emana de su costado herido nos recuerda que la sinodalidad es un don
que nace del Corazón de Cristo, de él nació el sacramento admirable de la Iglesia
entera, esa Iglesia que, como María, ha de abrazar a todo el Cuerpo de Cristo y sanar
las heridas de sus hijos con el aceite y vino de los sacramentos. Entonces, la Virgen
Madre con su Hijo es para la Iglesia signo de esperanza cierta. Por eso, María es
signo de la sinodalidad realizada.
Virgen María, que el dolor de quienes amamos nos lleve a comprender y amar
a aquellos que están lejos de nosotros, especialmente aquellos que se han alejado
de la Iglesia.

 Madre llena de dolores, acuérdate que en la Cruz te nombró Jesús Madre de


los pecadores. Dios te salve, María…
Dios te salve María…

XII ESTACIÓN
MARÍA al pie de la Cruz ve morir a su Hijo
La Hora de Jesús, es la hora de María.
La Hora de Jesús es la Hora de la Cruz, momento en que se realiza definitivamente
la obra para la cual fue enviado al mundo por el Padre eterno.
Al pie de la Cruz, en el Calvario está la Hija de Sión que gime y siente su alma
desfallecer a causa de los asesinos del Hijo amado del Padre. Y Jesús, que la ve
afligida, la consuela con el mayor consuelo que se puede dar a la que acaba de
alumbrar un hijo: mostrándoselo. «He ahí a tu hijo», le dice, mostrándole al
discípulo, al primogénito eclesial del nuevo Pueblo de Dios que Jesús adquirió con
su Sangre.
El discípulo amado es el primogénito de la Iglesia que permanece junto a su Madre
a los pies de la Cruz. Jesús revela así que su Hora es también la hora de su María; ha
iniciado al mismo tiempo la hora de la Iglesia, la hora de la sinodalidad.
Virgen María, enséñanos negarnos a nosotros mismos y ayúdanos también a
cargar la Cruz de Cristo en comunión contigo.

 Madre llena de dolores, acuérdate que en la Cruz te nombró Jesús Madre de


los pecadores. Dios te salve, María…
Dios te salve María…

XI ESTACIÓN
MARÍA experimenta el dolor de los clavos de Cristo
¿Dónde estaba María mientras crucificaban a su Hijo? Los evangelios no lo dicen.
Pero sabemos que María Virgen estaba cerca, en compañía de algunas mujeres y del
discípulo amado.
Tan cerca como estaba de su Hijo, y, sin embargo, se hallaba separada de Él. Ya no
le podía alcanzar sino por encima de la voluntad del Padre celestial. María tuvo que
ceder a la voluntad del Padre. Pero su alma se sostuvo en aquella hora dificilísima.
Y en aquél momento cruento una vez más pudo decir, como le había dicho al ángel:
«He aquí la esclava del Señor».
Caminar juntos –dice el Papa Francisco– es el camino constitutivo de la Iglesia; es
la condición para seguir al Señor Jesús y ser siervos de la Vida en este tiempo herido.
No basta la Cruz de Cristo si no llevamos resignadamente la nuestra, por eso, si
queremos seguir a Cristo es preciso clavarnos a su Cruz y ser uno con nuestra cruz.
Virgen María, que la Iglesia a imitación tuya esté siempre cerca de los que
sufren.

 Madre llena de dolores, acuérdate que en la Cruz te nombró Jesús Madre de


los pecadores. Dios te salve, María…
Dios te salve María…

X ESTACIÓN
MARÍA contempla cómo su Hijo es despojado de sus vestiduras
Los vestidos de un hijo que ha fallecido son algo santo para la madre. En cierto modo
se le hacen más familiares cuanto más lejos se ha ido el hijo; por eso, no hay madre
que no guarde alguna prenda del hijo muerto. El vestido es para la madre un tesoro
que le sirve para mantener vivo el recuerdo de quien se ha marchado.
No ha habido madre que haya ansiado tener tanto los vestidos de su hijo, como María
los del suyo en el Monte Calvario. Pero los soldados se repartieron las prendas del
Hijo de María sin parar, como debía ser, en las manos de su Madre.
El silencio de María en todo el camino no es ausencia, sino presencia; ella, al ver
que su Hijo es despojado de sus vestidos nos está hablando, nos invita al
discernimiento comunitario que implica la escucha atenta y valiente de aquellos que
están siendo despojados de lo que les pertenece: su paz, seguridad, sus mismos hijos,
su esperanza, su vida… Su voz se ha silenciado, se ha enmudecido y son voces de
los hijos de la Madre de Dios.
Virgen María, enséñanos a despojarnos de aquello que no nos permite
permanecer en comunión eclesial, que nos despojemos del egoísmo y el orgullo,
que sepamos llenarnos de tu amor.

 Madre llena de dolores, acuérdate que en la Cruz te nombró Jesús Madre de


los pecadores. Dios te salve, María…

Dios te salve María…


IX ESTACIÓN
MARÍA, tu Hijo Jesús cayó tres veces
Es difícil para nosotros medir el sacrificio que María tomó sobre sí. Ver caer a su
Hijo por tercera vez, significa que Él ya no puede más, no le quedaban reservas
físicas ni de ánimo.
María en su retorno, recuerda con dolor aquella tercera caída, experimenta cómo iba
palideciendo todo resplandor sobrenatural del Hijo de Dios; pero ella, superó todas
las pruebas de la manera más perfecta.
Las caídas de Cristo animan a su Iglesia a levantarse en comunión, pues “si un
miembro recibe algún honor, los demás se regocijan con él” (cfr 1Cor 12,26). Es
preciso levantarse en sinodalidad cada vez que un miembro sufre, pues en el ejercicio
de la sinodalidad se concretiza la unión con Dios, con los hermanos y hermanas en
Cristo. Así, la Iglesia a imitación de María ha de superar las horas tenebrosas de su
vida de madre.
Virgen María, sé nuestro auxilio, para no ser causa de tropiezo para los demás,
sino una mano amiga que alivia y levanta.

 Madre llena de dolores, acuérdate que en la Cruz te nombró Jesús Madre de


los pecadores. Dios te salve, María…
Dios te salve María…

VIII ESTACIÓN
MARÍA se une a las mujeres de Jerusalén que lloran por el Hijo de Dios
María, la mujer sin pecado, la llena de gracia, la bienaventurada, se unió al clamor
de las mujeres de Jerusalén, ella más que ninguna sentía particularmente el dolor del
peso de los crímenes que pasaban sobre la Ciudad de David. Todos sabían que la
situación de la casa de David dependía de la venida del Mesías. Por eso, María
procuró expiar todas las faltas en medio de la multitud a fin de que la Iglesia como
mujer que es, se hiciese digna de recibir al Mesías celestial.
La conversión de la Iglesia en la pastoral, para poner en práctica la sinodalidad, exige
también que se superen algunos paradigmas, todavía frecuentemente presentes en la
cultura eclesiástica: la concentración de la responsabilidad de la misión en el
ministerio de los Pastores; el insuficiente aprecio a la vida consagrada; la escasa
valoración del aporte específico cualificado, en su ámbito de competencia, de los
fieles laicos, y entre ellos, de las mujeres. No olvidemos, las mujeres son dentro de
la Iglesia valientes como María, decididas como la Verónica y sufrientes como las
hijas de Jerusalén.
Virgen María, ayúdanos a asumir una actitud de fe y esperanza frente al
sufrimiento; además que haya siempre en la Iglesia un signo de vida, un signo
de maternidad, un signo de feminidad.
 Madre llena de dolores, acuérdate que en la Cruz te nombró Jesús Madre de
los pecadores. Dios te salve, María…
Dios te salve María…

VII ESTACIÓN
MARÍA vio caer a Jesucristo por segunda vez
Lo profetizado por Isaías poco a poco se iba cumpliendo en el camino de la Cruz de
Cristo, Él llevaba sobre sí nuestras dolencias y cargaba con nuestros dolores (Is 53,
4).
Muy cerca le iba siguiendo su Madre, la Virgen María, reconfortada quizá por las
palabras del mismo profeta Isaías: «No temas, que yo estoy contigo; no desmayes,
que yo soy tu Dios. Yo te fortaleceré y vendré en tu ayuda y con la diestra victoriosa,
te sostendré» (Is 41, 10); porque yo, el Señor, tu Dios, te he tomado por la diestra y
yo te digo: no temas, yo voy en tu ayuda (cf. Is 41, 13).
El camino es la imagen que ilumina la inteligencia del misterio de Cristo como el
Camino que conduce al Padre. Jesús es el Camino de Dios hacia el hombre y de estos
hacia Dios. El acontecimiento de gracia con el que Él se hizo peregrino, plantando
su tienda en medio de nosotros (Jn 1,14), se prolonga en el camino sinodal de la
Iglesia. Camino lleno de obstáculos que quieren acabar con la comunión y misión
de la Iglesia. Al caminar juntos expresamos el estilo propio de la Iglesia que, a pesar
de los obstáculos y de las múltiples caídas, es Dios quien nos sostiene, anima y
ayuda.
Virgen María, queremos caminar juntos tras las huellas de Jesús, levantando a
los que hoy caen y quedan aplastados. Ayúdanos Madre de Dios a seguir a
Jesús, aunque nuestro rostro también caiga en tierra.

 Madre llena de dolores, acuérdate que en la Cruz te nombró Jesús Madre de


los pecadores. Dios te salve, María…
Dios te salve María…

VI ESTACIÓN
MARÍA conmemora cuando la Verónica limpia el rostro de Jesús
Una madre jamás olvida el día y la hora en que dio a luz a un hijo. María, tal vez
recuerde ahora aquél momento cuando vio en carne humana el rostro de Dios,
cuando envolvió en pañales al Niño. Ahora, no puede ni siquiera limpiar el rostro
ensangrentado de su Hijo Jesús.
María guardaba todas estas cosas en su corazón maternal, pero al ver que una mujer,
la Verónica se acerca a limpiar el rostro de su Hijo, sabe que no está sola en el dolor.
Al mismo tiempo que su Hijo es burlado y humillado, también están quienes de Él
se compadecen. En el camino de la Cruz, el trigo y la cizaña crecen juntos.
El rostro de Cristo, es el rostro de la Iglesia. Necesitamos a más Verónicas que
limpien el rostro de la Iglesia; respondiendo con generosidad el llamado de Cristo a
la conversión del corazón. Así, juntos seguiremos a Jesús ejerciendo una caridad
eficaz, limpiando también el rostro de nuestra Iglesia herida y tantas veces ensuciada
por el pecado.
Virgen María, que aprendamos a dejarnos limpiar el rostro; ayúdanos además
a ser como la Verónica: cristianos valerosos, para solidarizarnos con los que
sufren.

 Madre llena de dolores, acuérdate que en la Cruz te nombró Jesús Madre de


los pecadores. Dios te salve, María…
Dios te salve María…

V ESTACIÓN
MARÍA agradece al Cirineo haber ayudado a su Hijo a cargar la Cruz
Ayudar a cargar la cruz es un verdadero servicio al prójimo. María, desde un
principio se presentó como sierva del Siervo del Yahveh, cuando dijo: «Soy la
esclava del Señor» (Lc 1,38). El “sí” de María es para todos los cristianos una lección
y un ejemplo para convertir la obediencia a la voluntad del Padre, en el camino y en
medio de la santificación propia y común (cf. MC 21).
Asimismo, comprendemos mejor que, entre todos es posible alcanzar la salvación,
el concepto de sinodalidad cobra aquí un nuevo significado, se refiere a la
corresponsabilidad y a la participación de todo el Pueblo de Dios en la vida y la
misión de la Iglesia, como diaconía de la obra de la salvación.
Deseamos que nuestra confianza en la humilde Esclava del Señor, sea medio y punto
de encuentro entre todos los creyentes en Cristo, también de los hermanos separados
(cf. MC 33).
Virgen María, queremos también ayudar en la Iglesia a cargar la Cruz,
queremos seguir a Jesús desterrando todo tipo de autoritarismo, para ser
servidores como tú.

 Madre llena de dolores, acuérdate que en la Cruz te nombró Jesús Madre de


los pecadores. Dios te salve, María…
Dios te salve María…
IV ESTACIÓN
MARÍA recuerda con amor aquél encuentro con su Hijo camino de la Cruz
Aquél encuentro de la Madre con el Hijo encerraba en sí algo que ni uno ni otro
hubiera podido manifestar con palabras. En aquél momento se dieron cita, por
decirlo así, todos los recuerdos de su vida pasada. ¡Cuánto deseaban este momento!
María, la Madre del Varón de Dolores había aguardado este instante desde la
profecía de Simeón. El uno había esperado junto al otro; ambos sabían que esperaban
lo mismo, pero con la mirada fija en los designios del Padre Celestial. En aquél
momento se encontraron sus miradas y en las miradas, sus almas. ¿Qué podían allí
expresar las palabras? ¡Nada! El dolor se juntaba con el dolor, la compasión con la
compasión, el amor con el amor.
El Pueblo Santo de Dios vive su propia peregrinación en el mundo, y al igual que
Jesús, encuentra en su Madre un poco de consuelo en el camino del Calvario.
Caminamos todos hacia la santidad que es la vocación de los miembros del Pueblo
de Dios, acompañados por la fiel intercesión de María Santísima. Todos los fieles
deben sentirse Iglesia en peregrinación, esta es la clave de “su caminar juntos”.
Virgen María, queremos seguir a Jesús como lo hiciste tú. Queremos seguir a
Jesús de cerca en las personas que se sienten fracasadas, agobiadas y ser para
ellas como tú, Madre de consuelo y fortaleza.

 Madre llena de dolores, acuérdate que en la Cruz te nombró Jesús Madre de


los pecadores. Dios te salve, María…
Dios te salve María…

III ESTACIÓN
MARÍA sufre al ver caer a su Hijo por primera vez
Nos narra el Evangelista san Marcos que, en la noche de su agonía en el Huerto de
Getsemaní, Jesús cayó de rodillas y suplicó diciendo: «Padre, todo es posible para
ti; aparta de mi este cáliz; pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú» (cf.
Mc 14,35-36).
Aquella prueba revestía también en María un carácter singular por ser la Madre del
Hijo del hombre, Jesús. Siempre tenía ella algo que ver con la vida del Hijo de Dios.
La Virgen oferente siguió también la Pasión del Señor con dolores semejantes a los
de Jesús en el Huerto de los Olivos y ella, como su Hijo, se encontraba sola en su
aflicción.
Una Iglesia sinodal es una comunidad que ora siempre y se compromete sin
desfallecer, aunque a veces parezca que se queda sola, con muy pocos. En el camino
sinodal la comunicación con el Padre del Cielo ha de ser principalmente mediante la
escucha de la Palabra de Dios, para conocer así su voluntad.
Virgen María, danos la valentía de permanecer unidos a Cristo. Sabemos que
todo el que camina cae a causa del tropiezo, pero que juntos podemos llegar
contigo al Calvario que da la vida eterna.

 Madre llena de dolores, acuérdate que en la Cruz te nombró Jesús Madre de


los pecadores. Dios te salve, María…
Dios te salve María…

II ESTACIÓN
MARÍA tú estuviste presente cuando tu Hijo empezó a cargar la Cruz
Dice san Agustín que María es “colaboradora” en la obra de la Redención, este título
subraya la acción conjunta y subordinada de María a Cristo redentor. Pero, también
el Apóstol san Pablo afirma que todos «somos colaboradores de Dios» (1 Co 3,9).
De este modo, la cooperación de todos los creyentes en el anuncio del Evangelio
favorece para que se arraigue en el corazón de los seres humanos.
María la campeona en la fe, participó y cooperó en calidad de Madre en todo y hasta
el último momento con su Hijo en la obra salvífica. Solo ella fue asociada de este
modo maternal al sacrificio redentor. Sin embargo, la Iglesia como nuevo Pueblo de
Dios después de la salvación acontecida en el Calvario, coopera también con su
Esposo y se compromete a difundir con oración y sacrificios la Salvación, por medio
del camino de la Cruz que hace vivir en sinodalidad, en unidad.
Virgen María, nosotros tus hijos queremos seguir a Jesús, reconociendo las
propias fragilidades para poder así abandonar la vida de pecado y pedirnos
perdón.

 Madre llena de dolores, acuérdate que en la Cruz te nombró Jesús Madre de


los pecadores. Dios te salve, María…

Dios te salve María…

I ESTACIÓN
MARÍA contempla el injusto juicio ante Pilato
La Madre de Jesucristo, como la madre de los Macabeos, tuvo que resignarse al
martirio de su Hijo por amor de Dios. Ella fue la única que siguió fielmente a su Hijo
en sus dolores y muerte, convirtiéndose así en la perfecta discípula. No nos
imaginemos pues a una María inactiva por prudencia, que guardó silencio para no
provocar a los soldados, su silencio era el “sí” definitivo, era la ocasión perfecta para
manifestarse plenamente como la esclava del Señor.
Jesús iniciaba así su camino al Calvario, en el Horizonte se alzaría la Cruz; el mismo
horizonte donde se levanta la sinodalidad. Con fidelidad creativa y coherencia
avancemos juntos, bajo la sombra del Espíritu Santo, recorriendo todas las
estructuras de la Iglesia, con el fin de lograr la plena comunión con Cristo el Hijo de
la Virgen María.
Virgen María, bajo tu amparo no acogemos como los discípulos de tu Hijo el
día de Pentecostés. Acompáñanos en la peregrinación sinodal de esta nueva
etapa de la evangelización.

 Madre llena de dolores, acuérdate que en la Cruz te nombró Jesús Madre de


los pecadores. Dios te salve, María…

Dios te salve María…

ÚLTIMO DESEO

Estamos ante ti, Espíritu Santo, reunidos en tu nombre.


Tú que eres nuestro verdadero consejero: ven a nosotros, apóyanos, entra en
nuestros corazones.
Enséñanos el camino, muéstranos cómo alcanzar la meta.
Impide que perdamos el rumbo como personas débiles y pecadoras.
No permitas que la ignorancia nos lleve por falsos caminos.
Concédenos el don del discernimiento, para que no dejemos que nuestras
acciones se guíen por perjuicios y falsas consideraciones.
Condúcenos a la unidad en ti, para que no nos desviemos del camino de la verdad
y la justicia, sino que en nuestro peregrinaje terrenal nos esforcemos por alcanzar
la vida eterna.
Esto te lo pedimos a ti, que obras en todo tiempo y lugar, en comunión con el
Padre y el Hijo por los siglos de los siglos. Amén.

Se concluye con el rezo de la Salve: Dios te salve, Reina y madre de misericordia…

Guía: La cruz de Cristo sea consuelo en nuestro camino, para que siguiendo las
huellas de la Virgen Madre y compartiendo la pasión de su Hijo, lleguemos a la
gloria del Reino.
Todos: Amén.

Todos se santiguan mientras se dice:


Guía: Que el Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
Todos: Amén.

Guía: Nos proteja Santa María, y nos guíe benignamente por el camino de la vida.
Todos: Amén.

Pbro. Lic. José Alfredo Vázquez Fonseca.


Comisión Diocesana de Pastoral Litúrgica

También podría gustarte